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Los siete saberes necesarios para la educación del futuro (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Los siglos anteriores siempre creyeron en un futuro
repetido o progresivo. El siglo XX ha descubierto la
pérdida del futuro, es decir su impredecibilidad. Esta
toma de conciencia debe estar acompañada de otra
retroactiva y correlativa: la de la historia humana que ha sido y
sigue siendo una aventura desconocida. Una gran conquista de la
inteligencia sería poder, al fin, deshacerse de la
ilusión de predecir el destino humano. El avenir queda
abierto e impredecible. A través de la Historia, ha habido
determinaciones económicas, sociológicas, entre
otras, pero éstas están en relación
inestable e incierta con accidentes y riesgos innumerables que
hacen bifurcar o desviar su curso. Las civilizaciones
tradicionales vivían con la certeza de un
tiempo cíclico cuyo funcionamiento debía asegurarse
por medio de sacrificios, a veces humanos. La civilización
moderna ha vivido con la certeza del progreso histórico.
La toma de conciencia de la incertidumbre histórica se
hace hoy en día con el derrumbamiento del mito del
Progreso. Un progreso es ciertamente posible, pero incierto. A
esto se suman todas las incertidumbres debidas a la velocidad y a
la aceleración de los procesos complejos y aleatorios de
nuestra era planetaria que ni la mente humana ni un
supercomputador ni ningún demonio de Laplace
podrían abarcar.

1. LA INCERTIDUMBRE HISTÓRICA

¿Quién hubiera pensado en la primavera de
1914 que un atentado cometido en Sarajevo desencadenaría
una guerra mundial que duraría cuatro años y que
provocaría millones de víctimas?

¿Quién hubiera pensado en 1916 que el
ejército ruso se disgregaría y que un partido
marxista marginal provocaría, contrario a su propia
doctrina, una revolución comunista en octubre de
1917?

¿Quién hubiera pensado en 1918 que el
tratado de paz que se firmó llevaba en sí mismo los
gérmenes de una segunda guerra mundial que
estallaría en 1939?

¿Quién hubiera pensado en la prosperidad
de 1927 que una catástrofe económica, que se
inició en Wall Street en 1929, se desencadenaría en
todo el planeta?

¿Quién hubiera pensado en 1930 que Hitler
llegaría legalmente al poder en 1933?

¿Quién hubiera pensado en 1940-1941, a
parte de algunos irrealistas, que a la formidable
dominación nazi sobre Europa y luego a los progresos
impresionantes de la Wehrmacht en la URSS hasta las puertas de
Leningrado y Moscú les sucedería un vuelco total de
la situación?

¿Quién hubiera pensado en 1943, en plena
alianza entre soviéticos y occidentales, que
sobrevendría la guerra fría entre estos mismos
aliados tres años después?

¿Quién hubiera pensado en 1980, a parte de
algunos iluminados, que el imperio Soviético
implosionaría en 1989?

¿Quién hubiera imaginado en 1989 la guerra
del Golfo y la guerra que desintegraría a
Yugoslavia?

¿Quién, en enero de 1999, hubiera
soñado con los ataques aéreos sobre Serbia en marzo
del mismo año, y quién, en el momento en que son
escritas estas líneas, podría medir las
consecuencias?

Nadie puede responder a estas preguntas al momento de
escribir estas líneas y tal vez permanezcan sin respuesta
aún en el siglo XXI. Como decía Patocka:
«El devenir es ahora cuestionado y lo será para
siempre
». El futuro se llama incertidumbre.

2. LA HISTORIA CREADORA Y DESTRUCTIVA

El surgimiento de lo nuevo no se puede predecir, sino no
sería nuevo. El surgimiento de una creación no se
puede conocer por anticipado, sino no habría
creación.

La historia avanza, no de manera frontal como un
río, sino por desviaciones que proceden de innovaciones o
creaciones internas, o de acontecimientos o accidentes externos.
La transformación interna comienza a partir de creaciones,
primero locales y casi microscópicas que se
efectúan en un medio restringido, primero a algunos
individuos, y que aparecen como desviaciones con relación
a la normalidad. Si no se atrofia la desviación, entonces,
en condiciones favorables formadas generalmente por crisis, puede
paralizar la regulación que la frenaba o la
reprimía y luego proliferarse de manera epidémica,
desarrollarse, propagarse y volverse una tendencia cada vez
más potente que produce una nueva normalidad.

Así ha sucedido con todos los inventos
técnicos, el de la yunta, el de la brújula, la
imprenta, la máquina de vapor, el cine, hasta el
computador; así fue con el capitalismo en las
ciudades-Estado del Renacimiento; igualmente, con todas las
grandes religiones universales que nacieron de una
predicación singular con Sidharta, Moisés,
Jesús, Mohamed, Luther; también con todas las
grandes ideologías universales provenientes de algunas
mentes marginales.

Los despotismos y totalitarismos saben que los
individuos portadores de diferencia constituyen una
desviación potencial; ellos eliminan y aniquilan los micro
focos de desviación. Sin embargo, los despotismos terminan
por ablandarse y la desviación surge, incluso al
más alto nivel del Estado, de manera inesperada en la
mente de un nuevo soberano o de un nuevo secretario
general.

Toda evolución es el logro de una
desviación cuyo desarrollo transforma el sistema donde
ella misma ha nacido: ella desorganiza el sistema
reorganizándolo.

Las grandes transformaciones son morfogénesis,
creadoras de formas nuevas que pueden constituir verdaderas
metamorfosis. De todas formas, no hay evolución que no sea
desorganizadora / reorganizadora en su proceso de
transformación o de metamorfosis.

No existen solamente las innovaciones y las creaciones.
También existen las destrucciones. Estas pueden traer
nuevos desarrollos: así como los desarrollos de la
técnica, la industria y el capitalismo han arrastrado la
destrucción de las civilizaciones tradicionales. Las
destrucciones masivas y brutales llegan del exterior
por la conquista y la exterminación que aniquilaron
los imperios y ciudades de la Antigüedad. En el siglo XVI,
la conquista española constituye una catástrofe
total para los imperios y civilizaciones de los Aztecas y de los
Incas. El siglo XX ha visto el hundimiento del Imperio Otomano,
el del Imperio Austro-Húngaro y la implosión del
Imperio Soviético. Además, muchas adquisiciones se
perdieron para siempre después de estos cataclismos
históricos. Muchos saberes, obras de pensamiento,
muchas obras maestras literarias, inscriptos en los libros,
fueron destruidos con estos. Hay una muy débil
integración de la experiencia humana adquirida y un muy
fuerte desperdicio de esta experiencia en gran parte derrochada
por cada generación. Sin duda alguna, hay un enorme
desperdicio de la adquisición en la historia;
muchas buenas ideas no han sido integradas, por el contrario han
sido rechazadas por las normas, los tabúes y las
prohibiciones.

La historia nos muestra también sorprendentes
creaciones como la de Atenas cinco siglos antes de nuestra era,
donde aparecen tanto la democracia y la filosofía como
terribles destrucciones no solamente de sociedades sino de
civilizaciones.

La historia no constituye entonces, una evolución
lineal. Ella, conoce turbulencias, bifurcaciones, desviaciones,
fases inmóviles, estadios, períodos de latencia
seguidos de virulencias como en el cristianismo, el cual se
incubó dos siglos antes de sumergir el Imperio Romano;
procesos epidémicos extremadamente rápidos como la
difusión del Islam. Es un enjambre de devenires
enfrentados con riesgos, incertidumbres que involucran
evoluciones, enredos, progresiones, regresiones, rupturas. Y,
cuando se ha constituido una historia planetaria, ésta
acarrea como lo hemos visto en este siglo dos guerras mundiales y
erupciones totalitarias. La Historia es un complejo de orden, de
desorden y de organización.

Obedece a determinismos y azares donde surgen sin cesar
el «ruido y el furor».

Tiene siempre dos caras opuestas: civilización y
barbarie, creación y destrucción, génesis y
muerte

3. UN MUNDO INCIERTO

La aventura incierta de la humanidad no hace más
que perseguir en su esfera la aventura incierta del cosmos que
nació de un accidente impensable para nosotros y que
continúa en un devenir de creaciones y de
destrucciones.

Hemos aprendido a finales del siglo XX que hay que
substituir la visión de un universo que obedece a un orden
impecable por una visión donde el universo sea el juego y
lo que está en juego es una dialógica
(relación – antagónica, competente y
complementaria) entre el orden, el desorden y la
organización.

La Tierra, probablemente en sus inicios un montón
de desperdicios cósmicos procedentes de una
explosión solar, se organizó así misma en
una dialógica entre orden <->
desorden <-> organización,
sufriendo no sólo erupciones y temblores sino
también el choque violento de aerolitos de los cuales tal
vez uno suscitó el desprendimiento de la
luna10.

10 Ver supra Capítulo III
"Enseñar la condición humana", 1.3 "La
condición terrestre".

4. ENFRENTAR LAS INCERTIDUMBRES

Una nueva conciencia empieza a surgir: el hombre,
enfrentado a las incertidumbres por todos los lados, es
arrastrado hacia una nueva aventura. Hay que aprender a enfrentar
la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante
donde los valores son ambivalentes, donde todo está
ligado. Es por eso que la educación del futuro debe volver
sobre las incertidumbres ligadas al conocimiento (cf.
Capítulo II) ya que existe:

??Un principio de incertidumbre cerebro-mental
que se deriva del proceso de traducción /
reconstrucción propio a todo conocimiento.

??Un principio de incertidumbre lógica.
Como decía Pascal muy claramente: «ni la
contradicción es señal de falsedad ni la no
contradicción es señal de
verdad
».

??Un principio de incertidumbre racional ya que
la racionalidad, si no mantiene su vigilancia autocrítica,
cae en la racionalización.

??Un principio de incertidumbre
psicológica:
No existe la posibilidad de ser
totalmente consciente de lo que pasa en la maquinaria de nuestra
mente, la cual siempre conserva algo fundamentalmente
inconsciente. Existe pues, la dificultad de un auto-examen
crítico por medio del cual nuestra sinceridad no garantiza
certidumbre; existen límites para cualquier
auto-conocimiento.

Tantos problemas dramáticamente ligados hacen
pensar que el mundo no sólo está en crisis,
está en este estado violento donde se enfrentan las
fuerzas de muerte y las fuerzas de vida que bien podemos llamar
agonía. Aunque solidarios, los humanos siguen
siendo enemigos entre sí y el desencadenamiento de
odios entre razas, religiones, ideologías
siempre acarrea guerras, masacres, torturas, odios, desprecios.
Los procesos son destructores de un mundo antiguo, multimilenario
por un lado, multisecular por el otro. La humanidad no acaba de
explicarse la Humanidad. Aún no sabemos si sólo se
trata de la agonía de un viejo mundo que
anuncia un nuevo nacimiento o de una agonía mortal. Una
conciencia nueva empieza a surgir: la Humanidad es llevada hacia
una aventura desconocida.

4.1 La incertidumbre de lo real

La realidad no es evidentemente legible. Las ideas y
teorías no reflejan sino que traducen la realidad a la
cual pueden traducir de manera errónea. Nuestra realidad
no es otra que nuestra idea de la realidad.

Igualmente, que importa no ser realista en sentido
trivial (adaptarse a lo inmediato), ni irrealista en el mismo
sentido (sustraerse de las coacciones de la realidad), lo que
importa es ser realista en el sentido complejo: comprender la
incertidumbre de lo real, saber que hay un posible aún
invisible en lo real.

Esto nos muestra que hay que saber interpretar la
realidad antes de reconocer donde está el
realismo.

Una vez más nos llegan incertidumbres sobre la
realidad que impregnan de incertidumbre los realismos y revelan,
de pronto, que aparentes irrealismos eran realistas.

4.2 La incertidumbre del conocimiento

El conocimiento es una aventura incierta que conlleva en
sí mismo y permanentemente el riesgo de ilusión y
de error.

Ahora bien, es en las incertidumbres doctrinales,
dogmáticas e intolerantes donde se encuentran las peores
ilusiones; en cambio, la conciencia del carácter incierto
del acto cognitivo constituye la oportunidad para llegar a un
conocimiento pertinente, el cual necesita exámenes,
verificaciones y convergencia de indicios;

así, en los crucigramas, se llega a la
precisión por cada palabra adecuada según su
definición y su congruencia con las otras palabras que
abarcan letras comunes; la concordancia general que se establece
entre todas las palabras constituye una verificación de
conjunto que confirma la legitimidad de las diferentes palabras
inscriptas. Pero la vida, a diferencia de los crucigramas,
comprende casos sin definición, casos con falsas
definiciones y especialmente la ausencia de un marco general
cerrado; es sólo allí, donde se puede aislar un
marco y se pueden manejar elementos clasificables, como en el
cuadro de Mendeleïev, que se pueden lograr certezas. Una vez
más repitámoslo: el conocimiento es navegar en un
océano de incertidumbres a través de
archipiélagos de certezas.

4.3 Las incertidumbres y la ecología de la
acción

Se tiene, a veces, la impresión de que la
acción simplifica debido a que en una alternativa se
decide, se elige. Ahora bien, la acción es
decisión, elección y también es apuesta. En
la noción de apuesta existe la conciencia de riesgo y de
incertidumbre.

Aquí interviene la noción de
ecología de la acción. Tan pronto como un
individuo emprende una acción sea cual fuere, ésta
empieza a escapar a sus intenciones. Dicha acción entra en
un universo de interacciones y finalmente es el entorno el que la
toma en uno u otro sentido que puede contrariar la
intención inicial. A menudo, la acción se nos
devuelve como un boomerang, lo que nos obliga a seguirla, a
intentar corregirla (si hay tiempo) y, en ocasiones a destruirla,
como hacen los responsables de la NASA cuando explotan un cohete
porque se desvía de su trayectoria.

La ecología de la acción es, en suma,
tener en cuenta su propia complejidad, es decir, riesgo, azar,
iniciativa, decisión, inesperado, imprevisto, conciencia
de desviaciones y transformaciones11.

Una de las más grandes adquisiciones del siglo XX
ha sido el establecimiento de teoremas que limitan el
conocimiento, tanto en el razonamiento (teorema de Gödel,
teorema de Chaitin) como en la acción.

En este campo, señalemos el teorema de Arrow que
constituye la imposibilidad de asociar un interés
colectivo a partir de intereses individuales como, definir un
éxito colectivo a partir de la colección de
éxitos individuales. En otras palabras, no existe la
posibilidad de plantear un algoritmo de optimización en
los problemas humanos: la búsqueda de la
optimización sobrepasa cualquier capacidad de
búsqueda disponible, y finalmente se vuelve no
óptima, incluso pésima, la búsqueda de un
optimum. Se nos lleva a una nueva incertidumbre entre la
búsqueda del mayor bien y la del menor mal.

Por otra parte, la teoría de los juegos de Von
Neumann nos muestra que más allá de un duelo entre
dos actores racionales, no se puede decidir la mejor estrategia
con certeza. Ahora bien, los juegos de la vida raramente
comportan dos actores y mucho menos racionales.

11 Cf. E. Morin. « Introducción al
Pensamiento Complejo". Ediciones ESF, París,
1990.

En resumen, la gran incertidumbre que hay que afrontar
viene de lo que llamamos la ecología de la acción
que comprende cuatro principios.

4.3.1 El bucle riesgo <->
precaución

El principio de incertidumbre proviene de la doble
necesidad del riesgo y de la precaución. Para cualquier
acción que se emprenda en un medio incierto hay
contradicción entre el principio de riesgo y el principio
de precaución, siendo ambos necesarios; se trata de poder
ligarlos a pesar de su oposición según el dicho
de

Pericles: «Nosotros sabemos a la vez probar
una audacia extrema y no emprender nada sin una reflexión
detenida. En los demás el atrevimiento es un efecto de la
ignorancia mientras que la reflexión implica
indecisión
», (en Thucydide, Guerra del
Peloponeso
).

4.3.2 El bucle fines <->
medios

El principio de incertidumbre del fin y de los medios.
Como los medios y los fines inter-retro-actúan los unos
con los otros, es casi inevitable que medios innobles al servicio
de fines nobles los alteren y terminen por sustituirlos. Los
medios dominantes empleados para un fin liberador pueden no
solamente contaminar este fin sino también
auto-finalizarse. Por ejemplo, la Tcheka, después de haber
pervertido el proyecto socialista, se autofinalizó
convirtiéndose, bajo los nombres sucesivos de
Guépéou, NKVD, KGB, en una potencia
policíaca suprema destinada a autoperpetuarse. Sin
embargo, la astucia, la mentira y la fuerza al servicio de una
justa causa pueden salvarla sin contaminarla, a condición
de haber utilizado medios excepcionales y provisionales. En
cambio, es posible que acciones perversas conduzcan a resultados
excelentes, justamente por las acciones que provocan. Entonces,
no es absolutamente cierto que la pureza de los medios conduzca a
los fines deseados, ni tampoco que su impureza sea necesariamente
nefasta.

4.3.3 El bucle acción <->
contexto

Toda acción escapa a la voluntad de su autor
cuando entra en el juego de las inter-retro-acciones del medio
donde interviene. Tal es el principio propio de la
ecología de la acción. La acción no
sólo arriesga el fracaso sino también la
desviación o la perversión de su sentido inicial o
puede incluso volverse contra sus iniciadores. Así, el
inicio de la Revolución de Octubre de 1917, no
suscitó una dictadura del proletariado sino una dictadura
sobre el proletariado. En un sentido más amplio, las dos
vías hacia el Socialismo, la reformista
socialdemócrata y la revolucionaria leninista terminaron
ambas en cualquier cosa distinta a sus finalidades.
La instalación del rey Juan Carlos en España,
según la intención del general Franco de consolidar
su orden despótico, contribuyó por el contrario a
llevar a España hacia la democracia.

La acción puede tener tres tipos de consecuencias
insospechadas como lo ha reseñado Hirschman:

??El efecto perverso (el efecto nefasto inesperado es
más importante que el efecto benéfico
esperado).

??La inanidad de la innovación (entre más
cambia más es la misma cosa).

??La puesta en peligro de las adquisiciones obtenidas
(se ha querido mejorar la sociedad pero no se ha logrado otra
cosa que suprimir libertades o seguridades).

Los efectos perversos, vanos, nocivos de la
Revolución de Octubre de 1917 se manifestaron en la
experiencia soviética.

5. LA IMPREDECIBILIDAD A LARGO PLAZO

En realidad, se pueden considerar o calcular a corto
plazo los efectos de una acción, pero sus efectos a largo
plazo son impredecibles. Así, las consecuencias en cadena
de la Revolución Francesa (1789) fueron todas inesperadas:
el Terror, el Termidor, el Imperio, y más adelante el
restablecimiento de los reyes Borbones, y aún más,
las consecuencias europeas y mundiales hasta octubre de 1917
fueron impredecibles, como lo fueron enseguida también las
del mismo Octubre de 1917, desde la formación del imperio
totalitario hasta su caída.

De esta manera, ninguna acción está segura
de obrar en el sentido de su intención.

La ecología de la acción nos invita, sin
embargo, no a la inacción sino a la apuesta que reconoce
sus riesgos y a la estrategia que permite modificar incluso
anular la acción emprendida.

5.1 La apuesta y la estrategia

En efecto, hay dos vías para enfrentar la
incertidumbre de la acción. La primera es la plena
conciencia de la apuesta que conlleva la decisión; la
segunda el recurso a la estrategia.

Una vez bien tomada la decisión, la plena
conciencia de la incertidumbre se vuelve la plena conciencia de
una apuesta. Pascal había reconocido que su fe
provenía de una apuesta. La noción de apuesta se
debe generalizar para cualquier fe; la fe en un mundo mejor, la
fe en la fraternidad o en la justicia, así como en toda
decisión ética.

La estrategia debe prevalecer sobre el programa. El
programa establece una secuencia de acciones que deben ser
ejecutadas sin variación en un entorno estable; pero desde
el momento en que se establece una modificación de las
condiciones exteriores el programa se bloquea. En cambio, la
estrategia elabora un escenario de acción examinando las
certezas y las incertidumbres de la situación, las
probabilidades, las improbabilidades. El escenario puede y debe
ser modificado según las informaciones recogidas, los
azares, contratiempos u oportunidades encontradas en el curso del
camino. Podemos, dentro de nuestras estrategias, utilizar
secuencias cortas programadas, pero para todo aquello que se
efectúe en un entorno inestable e incierto, se impone la
estrategia; ésta debe privilegiar tanto la prudencia como
la audacia y si es posible las dos a la vez. La estrategia puede
y debe efectuar compromisos con frecuencia. ¿Hasta
dónde? No hay respuesta general para esta pregunta, es
más, hay un riesgo que puede ser el de la intransigencia
que conduce a la derrota o el de la transigencia que conduce a la
abdicación. Es en la estrategia que siempre se plantea, de
manera singular en función del contexto y en virtud de su
propio desarrollo, el problema de la dialógica entre fines
y medios.

Finalmente, tenemos que considerar las dificultades de
una estrategia al servicio de una finalidad compleja como la que
indica el lema «libertad, igualdad, fraternidad».
Estos tres términos complementarios son al mismo tiempo
antagónicos; la libertad tiende a destruir la igualdad;
ésta, si es impuesta, tiende a destruir la libertad; por
último, la fraternidad no puede ser ni decretada ni
impuesta sino incitada. Según las condiciones
históricas, una estrategia deberá favorecer la
libertad o la igualdad o la fraternidad sin oponerse nunca a los
otros dos términos.

De esta forma, la respuesta a las incertidumbres de la
acción está constituida por la buena
elección de una decisión, por la conciencia de la
apuesta, la elaboración de una estrategia que tenga en
cuenta las complejidades inherentes a sus propias finalidades,
que en el transcurso de la acción pueda modificarse
en función de los riesgos, informaciones,
cambios de contexto y que pueda considerar un eventual torpedeo
de la acción que hubiese tomado un curso nocivo. Por esto,
se puede y se debe luchar contra las incertidumbres de la
acción; se puede incluso superarlas a corto o mediano
plazo, pero nadie pretendería eliminarlas a largo plazo.
La estrategia, como el conocimiento, sigue siendo la
navegación en un océano de incertidumbres a
través de archipiélagos de certezas.

El deseo de aniquilar la Incertidumbre puede parecernos
como la enfermedad misma de nuestras mentes y toda
dirección hacia la gran Certeza no podría ser
más que un embarazo psicológico.

El pensamiento, entonces, debe encaminarse para afrontar
la incertidumbre.

Todo aquello que implica oportunidad implica riesgo y el
pensamiento debe diferenciar las oportunidades de los riesgos,
así como los riesgos de las oportunidades.

El abandono del progreso garantizado por las
«leyes de la Historia» no es el abandono del progreso
sino el reconocimiento de su carácter incierto y
frágil. La renuncia al mejor de los mundos no es de
ninguna manera la renuncia a un mundo mejor.

En la historia, hemos visto permanente y
desafortunadamente que lo posible se vuelve imposible y podemos
presentir que las más ricas posibilidades humanas siguen
siendo imposibles de realizar. Pero también hemos visto
que lo inesperado llega a ser posible y se realiza; hemos visto a
menudo que lo improbable se realiza más que lo probable;
sepamos, entonces, confiar en lo inesperado y trabajar para lo
improbable.

CAPÍTULO VI

Enseñar la
comprensión

La situación sobre nuestra Tierra es
paradójica. Las interdependencias se han multiplicado. La
conciencia de ser solidarios con su vida y con su muerte liga
desde ahora a los humanos. La comunicación triunfa; el
planeta está atravesado por redes, faxes, teléfonos
celulares, modems, Internet. Y sin embargo, la
incomprensión sigue siendo general. Sin duda, hay grandes
y múltiples progresos de la comprensión, pero los
progresos de la incomprensión parecen aún
más grandes.

El problema de la comprensión se ha vuelto
crucial para los humanos. Y por esta razón debe ser una de
las finalidades de la educación para el futuro.

Recordemos que ninguna técnica de
comunicación, del teléfono a Internet, aporta por
sí misma la comprensión. La comprensión no
puede digitarse. Educar para comprender las matemáticas o
cualquier disciplina es una cosa, educar para la
comprensión humana es otra; ahí se encuentra
justamente la misión espiritual de la educación:
enseñar la comprensión entre las personas como
condición y garantía de la solidaridad intelectual
y moral de la humanidad.

El problema de la comprensión está
doblemente polarizado:

??Un polo, ahora planetario, es el de la
comprensión entre humanos: los encuentros y relaciones se
multiplican entre personas, culturas, pueblos que representan
culturas diferentes.

??Un polo individual, es el de las relaciones
particulares entre familiares. Estas están cada vez
más amenazadas por la incomprensión (como se
indicará más adelante). El axioma «entre
más allegados, más comprensión
»
sólo es una verdad relativa y se ' le puede oponer al
axioma contrario «entre más allegados menos
comprensión
» puesto que la proximidad puede
alimentar malos entendidos, celos, agresividades, incluso en los
medios intelectuales aparentemente más
evolucionados.

1. LAS DOS COMPRENSIONES

La comunicación no conlleva
comprensión.

La información, si es bien transmitida y
comprendida, conlleva inteligibilidad, primera condición
necesaria para la comprensión, pero no
suficiente.

Hay dos comprensiones: la comprensión intelectual
u objetiva y la comprensión humana intersubjetiva.
Comprender significa intelectualmente aprehender en conjunto,
com-prehendere, asir en conjunto (el texto y su
contexto, las partes y el todo, lo múltiple y lo
individual). La comprensión intelectual pasa por la
inteligibilidad.

Explicar, es considerar lo que hay que conocer como un
objeto y aplicarle todos los medios objetivos de conocimiento. La
explicación es obviamente necesaria para la
comprensión intelectual u objetiva.

La comprensión humana sobrepasa la
explicación. La explicación es suficiente para la
comprensión intelectual u objetiva de las cosas
anónimas o materiales. Es insuficiente para la
comprensión humana.

Esta comporta un conocimiento de sujeto a sujeto. Si veo
un niño llorando lo voy a comprender sin medir el grado de
salinidad de sus lágrimas y, encontrando en mí mis
angustias infantiles, lo identifico conmigo y me identifico con
él. Las demás personas se perciben no sólo
objetivamente, sino como otro sujeto con el

cual uno se identifica y que uno identifica en sí
mismo, un ego alter que se vuelve alter ego.
Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía,
de identificación y de proyección. Siempre
intersubjetiva, la comprensión necesita apertura,
simpatía, generosidad.

2. UNA EDUCACIÓN PARA LOS 0BSTÁCULOS A
LA COMPRENSIÓN

Los obstáculos externos a la comprensión
intelectual u objetiva son múltiples.

La comprensión del sentido de las palabras del
otro, de sus ideas, de su visión del mundo siempre
está amenazada por todos los lados:

??Hay «ruido» que parasita la
transmisión de la información, crea el malentendido
o el no-entendimiento.

??Hay polisemia de una noción que, enunciada en
un sentido, se entiende en otro; así, la palabra
«cultura», verdadero camaleón conceptual,
puede significar todo lo que no siendo naturalmente innato debe
ser aprendido y adquirido; puede significar los usos, valores,
creencias de una etnia o de una nación; puede

significar todo lo que aportan las humanidades, la
literatura, el arte, la filosofía.

??Existe la ignorancia de los ritos y costumbres del
otro, especialmente los ritos de cortesía que pueden
conducir a ofender inconscientemente o a auto descalificarse con
respecto del otro.

??Existe la incomprensión de los Valores
imperativos expandidos en el seno de otra cultura como lo son en
las sociedades tradicionales el respeto hacia los ancianos, la
obediencia incondicional de los niños, la creencia
religiosa o, al contrario, en nuestras sociedades
democráticas contemporáneas, el culto al individuo
y el respeto a las libertades.

??Existe la incomprensión de los imperativos
éticos propios de una cultura, el imperativo de la
venganza en las sociedades de tribus, y el imperativo de la ley
en las sociedades evolucionadas.

??Existe a menudo la imposibilidad, dentro de una
visión del mundo, de comprender las ideas o argumentos de
otra visión del mundo, o dentro de una filosofía
comprender otra filosofía.

??Por último, y más importante, existe la
imposibilidad de comprensión de una estructura mental a
otra.

Los obstáculos interiores a las dos comprensiones
son enormes; no solamente existe la indiferencia sino
también el egocentrismo, el etnocentrismo, el
sociocentrismo, cuya característica común es
considerarse el centro del mundo y considerar como secundario,
insignificante u hostil todo lo extraño o
lejano.

2.1 El egocentrismo

El egocentrismo cultiva la self-deception,
traición a sí mismo engendrada por la
autojustificación, la autoglorificación y la
tendencia a adjudicar a los demás, extraños o no,
la causa de todos los males. La self-deception es un
juego rotativo complejo de mentira, sinceridad,
convicción, duplicidad, que nos conduce a percibir, de
manera peyorativa, las palabras o actos de los demás, a
seleccionar lo que es desfavorable, a eliminar lo que es
favorable, a seleccionar nuestros recuerdos gratificantes, a
eliminar o transformar los deshonrosos.

El Círculo de la Cruz, de lain Pears,
muestra bien, a través de cuatro relatos diferentes de
eventos iguales y de un mismo homicidio, la incompatibilidad
entre los relatos debido no solamente al disimulo y a la mentira
sino a las ideas preconcebidas, a las racionalizaciones, al
egocentrismo o a la creencia religiosa. La fiesta una
vez
más, de Louis-Ferdinand Céline, es un
testimonio único de la autojustificación
frenética del autor, de su incapacidad de autocriticarse,
de su razonamiento paranoico.

En realidad, la incomprensión de sí mismo
es una fuente muy importante de la incomprensión de los
demás. Uno se cubre a sí mismo sus carencias y
debilidades, lo que nos vuelve despiadados con las carencias y
debilidades de los demás.

El egocentrismo se amplía con el abandono de la
disciplina y las obligaciones que anteriormente hacian renunciar
a los deseos individuales cuando se oponían a los de
parientes o cónyuges. Hoy en día, la
incomprensión destroza las relaciones padres-hijos,
esposos-esposas; ésta se expande como un cáncer en
la vida cotidiana suscitando calumnias, agresiones, homicidios
psíquicos (deseos de muerte). El mundo de los
intelectuales, escritores o universitarios, que debería
ser el más comprensivo, es el más
gangrenado bajo el efecto de una hipertrofia del yo asumido por
una necesidad de consagración y de gloria.

2.2 Etnocentrismo y sociocentrismo

Etnocentrismo y egocentrismo nutren las xenofobias y
racismos hasta el punto de llegar a quitarle al extranjero su
calidad de humano. Por esto, la verdadera lucha contra los
racismos se operaría más contra sus raíces
ego-sociocéntricas que contra sus
síntomas.

Las ideas preconcebidas, las racionalizaciones a partir
de premisas arbitrarias, la autojustificación
frenética, la incapacidad de autocriticarse, el
razonamiento paranoico, la arrogancia, la negación, el
desprecio, la fabricación y condena de culpables son las
causas y consecuencias de las peores incomprensiones provenientes
tanto del egocentrismo como del etnocentrismo.

La incomprensión produce tanto embrutecimiento
que éste a su vez produce incomprensión la
indignación economiza examen y análisis. Como dice
Clément Rosset: "La descalificación por razones
de orden moral evita cualquier esfuerzo de inteligencia del
objeto descalificado de manera que un juicio moral traduce
siempre un rechazo al análisis e incluso al
pensamiento"
12. Como señalaba Westermarck: "El
carácter distintivo de la indignación moral sigue
siendo el instintivo deseo de devolver pena por
pena
".

La incapacidad de concebir lo complejo y la
reducción del conocimiento de un conjunto al de una de sus
partes provocan consecuencias aún más funestas en
el mundo de las relaciones humanas que en el del conocimiento del
mundo físico.

12 C. Rosset, Le démon de la tautologie,
suivi de cinq pièces morales
, ed. Minuit,
París, 1997, p. 68.

2.3 El espíritu reductor

Reducir el conocimiento de lo complejo al de uno de sus
elementos, considerado como el más significativo, tiene
consecuencias peores en ética que en estudios de
física. Ahora bien, es también el modo de pensar
dominante, reductor y simplificador aliado a los mecanismos de
incomprensión el que determina la reducción de una
personalidad múltiple por naturaleza a uno solo de sus
rasgos. Si el rasgo es favorable, habrá desconocimiento de
los aspectos negativos de esta personalidad. Si es desfavorable,
habrá desconocimiento de sus rasgos positivos.

En ambos casos habrá incomprensión. La
comprensión nos pide, por ejemplo, no encerrar, no reducir
un ser humano a su crimen, ni siquiera reducirlo a su
criminalidad así haya cometido varios crímenes.
Como decía Hegel: «el pensamiento abstracto no
ve en el asesino más que esta cualidad abstracta (sacada
fuera de su contexto) y (destruye) en él, con la ayuda de
esta única cualidad, el resto de su
humanidad».

Recordemos también que la enajenación por
una idea, una fe, que da la convicción absoluta de su
verdad, anula cualquier posibilidad de comprensión de la
otra idea, de la otra fe, de la otra persona.

Los obstáculos a la comprensión son
múltiples y multiformes: los más graves
están constituidos por el bucle egocentrismo
<-> autojustificación <->
selfdeception, por las posesiones y las reducciones,
así como por el talión y la venganza; estructuras
éstas arraigadas de manera indeleble en el espíritu
humano que no se pueden arrancar pero que se pueden y se deben
superar.

La conjunción de las incomprensiones, la
intelectual y la humana, la individual y la colectiva, constituye
obstáculos mayores para el mejoramiento de las relaciones
entre los individuos, grupos, pueblos y naciones.

No son solamente las vías económicas,
jurídicas, sociales, culturales las que facilitarán
las vías de la comprensión, también son
necesarias vías intelectuales y éticas, las cuales
podrán desarrollar la doble comprensión intelectual
y humana.

3. LA ÉTICA DE LA
COMPRENSIÓN

La ética de la comprensión es un arte de
vivir que nos pide, en primer lugar, comprender de manera
desinteresada. Pide un gran esfuerzo ya que no puede esperar
ninguna reciprocidad: aquel que está amenazado de muerte
por un fanático comprende por qué el
fanático quiere matarlo, sabiendo que éste no lo
comprenderá jamás. Comprender al fanático
que es incapaz de comprendernos, es comprender las raíces,
las formas y las manifestaciones del fanatismo humano. Es
comprender por qué y cómo se odia o se desprecia.
La ética de la comprensión nos pide comprender la
incomprensión.

La ética de la comprensión pide argumentar
y refutar en vez de excomulgar y anatematizar. Encerrar en la
noción de traidor aquello que proviene de una
inteligibilidad más amplia impide reconocer el error, el
extravío, las ideologías, los
desvíos.

La comprensión no excusa ni acusa: ella nos pide
evitar la condena perentoria, irremediable, como si uno mismo no
hubiera conocido nunca la flaqueza ni hubiera cometido errores.
Si sabemos comprender antes de condenar estaremos en la
vía de la humanización de las relaciones
humanas
.

Lo que favorece la comprensión es:

3.1 El «bien pensar»

Este es el modo de pensar que permite aprehender en
conjunto el texto y el contexto, el ser y su entorno, lo local y
lo global, lo multidimensional, en resumen lo complejo, es decir
las condiciones del comportamiento humano. Él nos permite
comprender igualmente las condiciones objetivas y subjetivas
(self-deception, enajenación por fe, delirios e
histerias).

3.2 La introspección

La práctica mental del auto-examen permanente de
sí mismo es necesaria, ya que la comprensión de
nuestras propias debilidades o faltas, es la vía para la
comprensión de las de los demás. Si descubrimos que
somos seres débiles, frágiles, insuficientes,
carentes, entonces podemos descubrir que todos tenemos una
necesidad mutua de comprensión.

El auto-examen crítico nos permite descentrarnos
relativamente con respecto de nosotros mismos, y por consiguiente
reconocer y juzgar nuestro egocentrismo.

Nos permite dejar de asumir la posición de juez
en todas las cosas13.

4. LA CONCIENCIA DE LA COMPLEJIDAD
HUMANA

La comprensión hacia los demás necesita la
conciencia de la complejidad humana.

Así, podemos extraer de la literatura novelesca y
del cine la conciencia de que no se debe reducir un ser a la
mínima parte de sí mismo, ni al peor fragmento de
su pasado. Mientras que en la vida ordinaria nos apresuramos a
encerrar en la noción de criminal a aquel que ha cometido
un crimen, reduciendo los demás aspectos de
su vida y de su persona a ese único rasgo, descubrimos los
múltiples aspectos en los reyes gángsters de
Shakespeare y en los gángsters reales de las
películas policíacas. Podemos ver cómo un
criminal se puede transformar y redimir como Jean Valjean y
Raskoinikov.

Ahí podemos, finalmente, aprender las más
grandes lecciones de la vida, la compasión por el
sufrimiento de todos los humillados y la verdadera
comprensión.

4.1 La apertura subjetiva (simpática) hacia
los demás

Somos abiertos para ciertos allegados privilegiados,
pero la mayor parte del tiempo permanecemos cerrados a los
demás. El cine, que favorece el pleno empleo de nuestra
subjetividad, por proyección e identificación, nos
hace simpatizar y comprender a aquellos que nos serían
extraños o antipáticos en un momento cualquiera.
Aquel que siente repugnancia por el vagabundo que encuentra en la
calle, simpatiza de todo corazón en el cine con el
vagabundo Charlot. Siendo que en la vida cotidiana somos casi
indiferentes a las miserias físicas y morales,
experimentamos con la lectura de una novela o en una
película: la compasión y la
conmiseración.

13 «C'est un con» (es un estúpido),
«c'est un salaud» (es un cabrón), son dos
expresiones que expresan tanto la incomprensión como la
pretensión de la soberanía intelectual y
moral.

4.2 La interiorización de la
tolerancia

La verdadera tolerancia no es indiferente a las ideas o
escepticismos generalizados; ésta supone una
convicción, una fe, una elección ética y al
mismo tiempo la aceptación de la expresión de las
ideas, convicciones, elecciones contrarias a las nuestras. La
tolerancia supone un sufrimiento al soportar la expresión
de ideas negativas o, según nosotros, nefastas, y una
voluntad de asumir este sufrimiento.

Existen cuatro grados de tolerancia: El primero,
expresado por Voltaire, nos obliga a respetar el derecho de
proferir un propósito que nos parece innoble; no se trata
de respetar lo innoble, se trata de evitar que impongamos nuestra
propia concepción de lo innoble para prohibir una palabra.
El segundo grado es inseparable de la opción
democrática: lo justo de la democracia es nutrirse de
opiniones diversas y antagónicas; así, el principio
democrático ordena a cada uno respetar la expresión
de las ideas antagónicas a las suyas. El tercer grado
obedece al concepto de Niels Bohr, para quien el contrario de una
idea profunda es otra idea profunda; dicho de otra manera, hay
una verdad en la idea antagónica a la nuestra, y es
esta verdad la que hay que respetar. El cuarto grado
proviene de la conciencia de las enajenaciones humanas por los
mitos, ideologías, ideas o dioses así como de la
conciencia de los desvíos que llevan a los individuos
mucho más lejos y a un lugar diferente de donde quieren
ir. La tolerancia vale, claro está, para las ideas no para
los insultos, agresiones o actos homicidas.

5. COMPRENSIÓN, ÉTICA Y CULTURA
PLANETARIAS

Debemos ligar la ética de la comprensión
entre las personas con la ética de la era
planetaria
que no cesa de mundializar la comprensión.
La única y verdadera mundialización que
estarían al servicio del género humano es la de la
comprensión, de la solidaridad intelectual y moral de la
humanidad.

Las culturas deben aprender las unas de las otras y la
orgullosa cultura occidental que se estableció como
cultura formadora debe también volverse una cultura que
aprenda. Comprender es también aprender y re-aprender de
manera permanente.

¿Cómo pueden comunicar las culturas?
Magoroh Maruyama nos da una indicación útil14. En
cada cultura, las mentalidades dominantes son etno o socio
céntricas, es decir más o menos cerradas con
respecto de las otras culturas. Pero también hay dentro de
cada cultura mentalidades abiertas, curiosas no ortodoxas,
marginadas, y también existen los mestizos, frutos
de matrimonios mixtos que constituyen puentes naturales entre las
culturas. A menudo, los marginados son escritores o poetas cuyo
mensaje puede irradiarse en su propio país y en el mundo
exterior.

Cuando se trata de arte, música, literatura,
pensamiento, la mundialización cultural no es
homogeneizante. Constituye grandes olas transnacionales que
favorecen, al mismo tiempo, la expresión de las
originalidades nacionales en su seno. Así ocurrió
en Europa con el Clasicismo, las Luces, el Romanticismo, el
Realismo, el Surrealismo. Hoy en día, las novelas
japonesas, latinoamericanas, africanas son publicadas en las
grandes lenguas europeas y las novelas europeas son publicadas en
Asia, en Oriente, en Africa y en las Américas.

14 Mindiscapes, individuals and culturas in
management
, en Journal of Management lnquiry, Vol. 2, N°
2, junio 1993, p. 138-154. Sage Publication.

Las traducciones de una lengua a otra de las novelas,
ensayos, libros filosóficos, permiten a cada país
acceder a las obras de los otros países, y alimentarse de
las culturas del mundo nutriendo con sus propias obras un caldo
de cultura planetario. Este, que recoge los aportes originales de
múltiples culturas, está aún limitado a
esferas restringidas en cada nación; pero su desarrollo es
una característica de la segunda parte del siglo XX y se
debería extender hacia el siglo XXI lo cual sería
un triunfo para la comprensión entre los
humanos.

Paralelamente, las culturas orientales suscitan en
Occidente diversas curiosidades e interrogaciones. Occidente ya
había traducido el Avesta y las
Upanishads en el siglo XVIII, Confusio y Lao Tsé
en el siglo XIX pero los mensajes de Asia permanecían
solamente como objeto de estudios eruditos. Es sólo en
el siglo XX cuando el arte africano, las
filosofías y místicas del Islam, los textos
sagrados de la India, el pensamiento de Tao, el del Budismo se
vuelven fuentes vivas para el alma occidental llevada/encadenada
en el mundo del activismo, del productivismo, de la eficacia, del
divertimento y que aspira a la paz interior y a la
relación armoniosa con el cuerpo.

La apertura de la cultura occidental puede parecer para
algunos incomprensiva e incomprensible a la vez. Pero la
racionalidad abierta y autocrítica proveniente de la
cultura europea permite la comprensión y la
integración de lo que otras culturas han desarrollado y
que ella ha atrofiado. Occidente también debe integrar en
él las virtudes de las otras culturas con el fin de
corregir el activismo, el pragmatismo, el cuantitativismo, el
consumismo desenfrenado que ha desencadenado dentro y fuera de
él. Pero también debe salvaguardar, regenerar y
propagar lo mejor de su cultura que ha producido la democracia,
los derechos humanos, la protección de la esfera privada
del ciudadano.

La comprensión entre sociedades supone sociedades
democráticas abiertas, lo que quiere decir que el camino
de la Comprensión entre culturas, pueblos y naciones pasa
por la generalización de las sociedades
democráticas abiertas.

Pero no olvidemos que incluso en las sociedades
democráticas abiertas reside el problema
epistemológico de la comprensión: para que pueda
haber comprensión entre estructuras de pensamiento, se
necesita poder pasar a una meta-estructura de pensamiento que
comprenda las causas de la incomprensión de las unas con
respecto de las otras y que pueda superarlas.

La comprensión es a la vez medio y fin de la
comunicación humana. El planeta necesita comprensiones
mutuas en todos los sentidos. Dada la importancia de la
educación en la comprensión a todos los niveles
educativos y en todas las edades, el desarrollo de la
comprensión necesita una reforma planetaria de las
mentalidades; esa debe ser la labor de la educación
del futuro.

CAPÍTULO VII

La ética
del género humano

Como lo vimos en el capítulo III, la
concepción compleja del género humano comprende la
tríada individuo <-> sociedad
<-> especie. Los individuos son más que el
producto del proceso reproductor de la especie humana, pero este
mismo proceso es producido por los individuos de cada
generación. Las interacciones entre individuos producen la
sociedad y ésta retroactúa sobre los individuos. La
cultura, en sentido genérico, emerge de estas
interacciones, las religa y les da un valor.

Individuo <-> sociedad <->
especie se conservan en sentido completo se sostienen,
se retroalimentan y se religan.

Así, individuo <->
sociedad <-> especie son no solamente
inseparables sino coproductores el uno del otro. Cada uno de
estos términos es a la vez medio y fin de los otros. No se
puede absolutizar a ninguno y hacer de uno solo el fin supremo de
la tríada; ésta es en sí misma, de manera
rotativa, su propio fin. Estos elementos no se podrían
comprender de manera disociada: toda concepción del
género humano significa desarrollo conjunto de las
autonomías individuales, de las participaciones
comunitarias y del sentido de pertenencia a la especie humana. En
medio de esta tríada compleja emerge la
conciencia.

Desde ahora, una ética propiamente humana, es
decir una antropo-ética debe considerarse como una
ética del bucle de los tres términos
individuo <-> sociedad <->
especie, de donde surge nuestra conciencia y nuestro
espíritu propiamente humano. Esa es la base para
enseñar la ética venidera.

La antropo-ética supone la decisión
consciente y clara:

??De asumir la humana condición
individuo <-> sociedad <->
especie en la complejidad de nuestra era.

??De lograr la humanidad en nosotros mismos en nuestra
conciencia personal.

??De asumir el destino humano en sus antinomias y su
plenitud.

??La antropo-ética nos pide asumir la
misión antropológica del milenio:

??Trabajar para la humanización de la
humanidad.

??Efectuar el doble pilotaje del planeta: obedecer a la
vida, guiar la vida.

??Lograr la unidad planetaria en la
diversidad.

??Respetar en el otro, a la vez, tanto la diferencia
como la identidad consigo mismo.

??Desarrollar la ética de la
solidaridad.

??Desarrollar la ética de la
comprensión.

??Enseñar la ética del género
humano.

La antropo-ética conlleva, entonces, la esperanza
de lograr la humanidad como conciencia y ciudadanía
planetaria. Comprende, por consiguiente, como toda ética,
una aspiración y una voluntad pero también una
apuesta a lo incierto. Ella es conciencia individual más
allá de la individualidad.

1. EL BUCLE INDIVIDUO <–> SOCIEDAD:
ENSEÑAR LA DEMOCRACIA

Individuo y Sociedad existen mutuamente. La democracia
permite la relación rica y compleja individuo <->
sociedad donde los individuos y la sociedad pueden entre
sí ayudarse, desarrollarse, regularse y
controlarse.

La democracia se funda sobre el control del aparato del
poder por los controlados y así reduce la esclavitud (que
determina un poder que no sufre la autorregulación de
aquellos que somete); en este sentido la democracia es,
más que un régimen político, la
regeneración continua de un bucle complejo y retroactivo:
los ciudadanos producen la democracia que produce los
ciudadanos.

A diferencia de las sociedades democráticas, que
funcionan gracias a las libertades individuales y a la
responsabilidad de los individuos, las sociedades autoritarias o
totalitarias colonizan los individuos que no son más que
súbditos; en la democracia el individuo es ciudadano,
persona jurídica y responsable que, por un lado, expresa
sus deseos e intereses y, por el otro, es responsable y solidario
con su ciudad.

1.1 Democracia y complejidad

La democracia no se puede definir de manera simple. La
soberanía del pueblo ciudadano comprende al mismo tiempo
la autolimitación de esta soberanía por la
obediencia a las leyes y el traspaso de soberanía a los
elegidos. La democracia comprende al mismo tiempo la
autolimitación del poder estatal por la separación
de los poderes, la garantía de los derechos individuales y
la protección de la vida privada.

Evidentemente, la democracia necesita del consenso de la
mayoría de los ciudadanos y del respeto de las reglas
democráticas. Necesita que un gran número de
ciudadanos crea en la democracia. Pero, al igual que el consenso,
la democracia necesita diversidades y antagonismos.

La experiencia del totalitarismo ha relevado un
carácter fundamental de la democracia: su vínculo
vital con la diversidad.

La democracia supone y alimenta la diversidad de los
intereses así como la diversidad de las ideas. El respeto
de la diversidad significa que la democracia no se puede
identificar con la dictadura de la mayoría sobre las
minorías; ella debe incluir el derecho de las
minorías y contestatarios a la existencia y a la
expresión, y debe permitir la expresión de las
ideas heréticas y marginadas. Así, como hay que
proteger la diversidad de las especies para salvar la
biósfera, hay que proteger la de las ideas y opiniones y
también la diversidad de las fuentes de información
y de los medios de información (prensa y demás
medios de comunicación), para salvar la vida
democrática.

La democracia necesita tanto conflictos de ideas como de
opiniones que le den vitalidad y productividad. Pero la vitalidad
y la productividad de los conflictos sólo se pueden
expandir en la obediencia a la norma democrática que
regula los antagonismos reemplazando las batallas físicas
por las batallas de ideas, y determina por la vía de los
debates y las elecciones un vencedor provisional de las ideas en
conflicto, el cual, a cambio, tiene la responsabilidad de dar
cuenta de la realización de sus ideas.

Exigiendo a la vez, consenso, diversidad y conflicto, la
democracia es un sistema complejo de organización y de
civilización política que alimenta y se alimenta de
la autonomía de espíritu de los individuos, de su
libertad de opinión y de expresión, de su civismo
que alimenta y se alimenta del ideal, Libertad <->
Igualdad <-> Fraternidad, el cual
comporta un conflicto creador entre estos tres términos
inseparables.

La democracia constituye por consiguiente un sistema
político complejo en cuanto vive de pluralidades,
competencias y antagonismos permaneciendo como una
comunidad.

Así, la democracia constituye la unión de
la unión y de la desunión; tolera y se alimenta
endémicamente, a veces explosivamente, de conflictos que
le dan vitalidad. Ella vive de pluralidad hasta en la cima del
Estado (división de los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial) y debe conservar esta pluralidad para
conservarse ella misma.

El desarrollo de las complejidades políticas,
económicas y sociales nutre los desarrollos de la
individualidad y ésta se afirma en sus derechos (humano y
del ciudadano); adquiere libertades existenciales
(elección autónoma del cónyuge, de la
residencia, de los placeres…).

1.2 La dialógica
democrática

Todas las características importantes de la
democracia tienen un carácter dialógico que une de
manera complementaria términos antagónicos:
consenso / conflicto, libertad <-> Igualdad <->
fraternidad, comunidad nacional / antagonismos sociales e
ideológicos.
En resumen, la democracia depende de las
condiciones que dependen de su ejercicio (espíritu
vico, aceptación de la regla del juego
democrático).

Las democracias son frágiles, viven de
conflictos, pero éstos las pueden sumergir. La democracia
aún no está generalizada en todo el planeta que
incluye dictaduras y residuos del totalitarismo del siglo XX o
gérmenes de nuevos totalitarismos. Ella seguirá
amenazada en el siglo XXI; además, las democracias
existentes no es que no se hayan logrado sino que están
incompletas o inacabadas.

La democratización de las sociedades occidentales
ha sido un proceso largo que se ha continuado irregularmente en
ciertos campos como el acceso de las mujeres a la igualdad con
los hombres en la pareja, el trabajo, el acceso a las carreras
públicas. El socialismo occidental no ha podido
democratizar la organización
económico-social de nuestras sociedades. Las empresas
siguen siendo sistemas autoritarios jerárquicos,
democratizados muy parcialmente en su base por consejos o
sindicatos. Es cierto que la democratización tiene
límites en organizaciones cuya eficacia esta basada en la
obediencia, como en el ejército. Pero nos podemos
cuestionar si, como lo hacen ver ciertas empresas, no se puede
lograr otra eficacia apelando a la iniciativa y responsabilidad
de individuos o grupos. De todas formas, nuestras democracias
comportan carencias y lagunas. Por ejemplo, los ciudadanos
implicados no son consultados sobre las alternativas en materia,
por ejemplo, de transporte (TGV -tren de gran velocidad-, aviones
cargueros, autopistas, etc.).

No existen solamente las incapacidades
democráticas. Hay procesos de regresión
democrática que tienden a marginar a los ciudadanos de las
grandes decisiones políticas (bajo el pretexto de que
éstas son muy «complicadas» y deben ser
tomadas por «expertos» tecnócratas); a
atrofiar sus habilidades, a amenazar la diversidad, a degradar el
civismo.

Estos procesos de regresión están ligados
al crecimiento de la complejidad de los problemas y al modo
mutilador de tratarlos. La política se fragmenta en
diversos campos y la posibilidad de concebirlos juntos disminuye
o desaparece.

Del mismo modo, hay despolitización de la
política que se auto-disuelve en la administración,
la técnica (el expertismo), la economía, el
pensamiento cuantificador (sondeos, estadísticas). La
política en trizas pierde la comprensión de la
vida, de los sufrimientos, de los desamparos, de las soledades,
de las necesidades no cuantificables. Todo esto contribuye a una
gigantesca regresión democrática: los ciudadanos
desposeídos de los problemas fundamentales de la
ciudad.

1.3 El futuro de la democracia

Las democracias del siglo XXI estarán cada vez
más enfrentadas a un problema gigantesco que nació
con el desarrollo de la enorme máquina donde ciencia,
técnica y burocracia están íntimamente
asociadas. Esta enorme máquina no produce sólo
conocimiento y elucidación, también produce
ignorancia y ceguera.

Los desarrollos disciplinarios de las ciencias no han
aportado solamente las ventajas de la división del
trabajo; también han aportado los inconvenientes de la
súper especialización, la separación y la
parcelación del saber. Este último se ha vuelto
cada vez más esotérico (accesible sólo para
especialistas) y anónimo (concentrado en bancos de datos y
utilizado por instancias anónimas, empezando por el
Estado).

Igualmente, el conocimiento técnico se reserva a
los expertos, cuya habilidad en un campo cerrado se
acompaña de una incompetencia, cuando este campo es
parasitado por influencias externas o modificado por un evento
nuevo.

En tales condiciones el ciudadano pierde el derecho al
conocimiento; tiene el derecho de adquirir un saber especializado
haciendo estudios ad hoc, pero está desprovisto
como ciudadano de cualquier punto de vista global y pertinente.
El arma atómica, por ejemplo, ha desposeído por
completo al ciudadano de la posibilidad de pensarla y de
controlarla; su utilización depende generalmente de la
decisión personal y única de un jefe de Estado sin
consultar ninguna instancia democrática regular. Entre
más técnica se vuelve la política,
más retrocede la competencia
democrática.

El problema no se plantea solamente por la crisis o la
guerra. Es un problema de la vida cotidiana: el desarrollo de la
tecnoburocracia instala el reino de los expertos en todos los
campos que hasta ahora dependían de discusiones y
decisiones políticas y suplanta a los ciudadanos en los
campos abiertos a las manipulaciones
biológicas de la paternidad, de la maternidad, del
nacimiento, de la muerte. Estos problemas no han entrado en la
conciencia política ni en el debate democrático del
siglo XX, a excepción de algunos casos.

En el fondo, la fosa que se agranda entre una
tecnociencia esotérica, hiper especializada y los
ciudadanos crea una dualidad entre los cognoscentes cuyo
conocimiento es parcelado, incapaz de contextualizar y
globalizar- y los ignorantes, es decir el conjunto de los
ciudadanos. Así se crea una nueva fractura de la
sociedad entre una "nueva clase" y los ciudadanos. El mismo
proceso está en marcha en el acceso a las nuevas
tecnologías de comunicación entre los países
ricos y los países pobres.

Los ciudadanos son rechazados de los asuntos
políticos cada vez más acaparados por los
«expertos» y, la dominación de la «nueva
clase» impide, en realidad, la democratización del
conocimiento.

De esta manera, la reducción de lo
político a lo técnico y a lo económico, la
reducción de lo económico al crecimiento, la
pérdida de los referentes y de los horizontes, todo ello
produce debilitamiento del civismo, escape y refugio en la vida
privada, alteración entre apatía y revoluciones
violentas; así, a pesar de que se mantengan
las instituciones democráticas, la vida democrática
se debilita.

En estas condiciones, se plantea a las sociedades
conocidas como democráticas la necesidad de regenerar la
democracia, mientras que, en una gran parte del mundo, se plantea
el problema de generar democracia y que las necesidades
planetarias nos piden engendrar a su nivel una nueva posibilidad
democrática.

La regeneración democrática supone la
regeneración del civismo, la regeneración del
civismo supone la regeneración de la solidaridad y de la
responsabilidad, es decir el desarrollo de la
antropo-ética.15

2. EL BUCLE INDIVIDUO <-> ESPECIE:
ENSEÑAR LA CIUDADANÍA TERRESTRE

El vínculo ético del individuo con la
especie humana ha sido afirmado desde las más antiguas
civilizaciones. Fue el autor latino Terence quien, en el siglo II
antes de la era cristiana, hacia decir a uno de los personajes
del Bourreau de soimême: «homo sum nihil a me
alienum puto» («soy humano, nada de lo que es humano
me es extraño»).

Esta antropo-ética ha sido cubierta, oscurecida,
minimizada por las éticas diversas y cerradas, pero no ha
dejado de conservarse en las grandes religiones universalistas ni
de resurgir en las éticas universalistas, en el humanismo,
en los derechos humanos, en el imperativo kantiano.

Ya decía Kant que la finitud geográfica de
nuestra tierra impone a sus habitantes un principio de
hospitalidad universal, reconociendo al otro el derecho de no ser
tratado como enemigo. A partir del siglo XX, la comunidad de
destino terrestre nos impone de manera vital la
solidaridad.

3. LA HUMANIDAD COMO DESTINO
PLANETARIO

La comunidad de destino planetario permite asumir y
cumplir esta parte de la antropo-ética que concierne a la
relación entre el individuo singular y la especie humana
como un todo.

15 Podríamos preguntarnos finalmente si la
escuela no podría ser práctica y concretamente un
laboratorio de vida democrática. Obviamente, se
trataría de una democracia limitada en el sentido que un
profesor no sería elegido por sus estudiantes. Una
necesaria autodisciplina colectiva no podría eliminar una
disciplina impuesta, en el sentido de que la desigualdad de
principio entre los que saben y los que aprenden no se
podría abolir. Sin embargo, la autonomía adquirida,
que el adolescente requiere no podrá ser incondicional, y
de esta manera se podrían instaurar reglas de
cuestionamiento de las decisiones consideradas como arbitrarias,
especialmente con la institución de un consejo de grupo
elegido por los estudiantes o incluso por instancias de
arbitramento externos. La reforma francesa de los liceos que se
realizó en 1999 instaura este tipo de mecanismo. Pero
sobre todo, la clase debe ser el lugar de aprendizaje del debate
argumentado, de las reglas necesarias para la discusión,
de la toma de conciencia de las necesidades y de los procesos de
comprensión del pensamiento de los demás, de la
escucha y del respeto de las voces minoritarias y marginadas.
Así, el aprendizaje de la comprensión debe jugar un
papel fundamental en el aprendizaje
democrático.

Esta debe trabajar para que la especie humana, sin dejar
de ser la instancia biológico-reproductora del
humano, se desarrolle con la participación de los
individuos y de las sociedades dando al fin, nacimiento a la
Humanidad como conciencia común y solidaridad planetaria
del género humano.

La Humanidad dejó de ser una noción
meramente biológica debiendo ser plenamente reconocida con
su inclusión indisociable en la biósfera; la
Humanidad dejó de ser una noción sin raíces;
ella se enraizó en una "Patria", la Tierra, y la
Tierra es una Patria en peligro.
La Humanidad dejó de
ser una noción abstracta: es una realidad vital ya que
desde ahora está amenazada de muerte por primera
vez.

La Humanidad ha dejado de ser una noción
solamente ideal, se ha vuelto una comunidad de destino y
sólo la conciencia de esta comunidad la puede conducir a
una comunidad de vida; la Humanidad, de ahora en adelante, es una
noción ética: ella es lo que debe ser realizado por
todos y en cada uno.

Mientras que la especie humana continúa su
aventura bajo la amenaza de la autodestrucción, el
imperativo es: salvar a la Humanidad
realizándola.

En realidad, la dominación, la opresión,
las barbaries humanas permanecen en el planeta y se agravan. Es
un problema antropo-histórico fundamental para el cual no
hay solución a priori, pero sobre el cual hay
mejoras posibles, y el cual únicamente podría
tratar el proceso multidimensional que nos civilizaría a
cada uno de nosotros, a nuestras sociedades, a la
Tierra.

Como tales y conjuntamente, una política del
hombre16, una política de civilización17, una
reforma de pensamiento, la antropo-ética, el verdadero
humanismo, la conciencia de Tierra-Patria
reducirían la ignominia en el mundo.

Aún por más tiempo (cf. capítulo
III) la expansión y la libre expresión de los
individuos constituyen nuestro propósito ético y
político para el planeta; ello supone a la vez el
desarrollo de la relación individuo <-> sociedad en
el sentido democrático, y el desarrollo de la
relación individuo <-> especie en
el sentido de la

realización de la Humanidad; es decir que los
individuos permanecen integrados en el desarrollo mutuo de los
términos de la tríada individuo <->
sociedad <-> especie. No tenemos las
llaves que abran las puertas de un futuro mejor. No conocemos un
camino trazado. "El camino se hace al andar" (Antonio
Machado).

Pero podemos emprender nuestras finalidades: la
continuación de la hominización en
humanización, vía ascenso a la ciudadanía
terrestre. Para una comunidad planetaria organizada: ¿no
sería esa la misión de una verdadera
Organización de las Naciones Unidas?

16 Cf. Edgar Morin, Introduction à une
politique de l´homme
, nueva edición, Le Seuil
Points, 1999.

17 Cf. Edgar Morin, Sami Naïr, Politique de
civilisation
, Arlea, 1997.

Agradecimientos

Me complace inmensamente la comprensión y el
apoyo de la UNESCO y de manera particular el de Gustavo
López Ospina, Director del Proyecto transdisciplinario
"Educación para un futuro sostenible", quien me indujo a
expresar mis propuestas de la manera más completa como me
fuera posible.

Este texto ha sido puesto a consideración de
personalidades universitarias y de funcionarios internacionales
del Este y del Oeste, del Norte y del Sur. Entre los cuales
están: Andras Biro (Hungría, experto en desarrollo
en la ONU), Mauro Ceruti (Italia, Universidad de Milán),
Emilio Roger Ciurana (España, Universidad de

Valladolid), Eduardo Domínguez Gómez
(Colombia, Universidad Pontificia Bolivariana), María de
C. de Almeida (Brasil, Universidad Federal del Río Grande
del Norte), Nadir Aziza (Marruecos, Cátedra de estudios
euro-mediterráneos), Edgar de A. Carvalho (Brasil,
Universidad Católica de Sao Paulo), Carlos Garza Falla
(México, UNAM), Rigoberto Lanz (Venezuela, Universidad
Central), Carlos Mato Fernández (Uruguay, Universidad de
la República), Raúl D. Motta (Argentina, Instituto
Internacional para el Pensamiento Complejo, Universidad del
Salvador), Darío Múnera Vélez (Colombia,
ex-Rector Universidad Pontificia Bolivariana), Sean M. Keliy
(Canadá, Universidad de Ottawa), Alfonso Montuori (USA,
Instituto Californiano de Estudios Integrales), Helena Knyazeva
(Rusia, Instituto de Filosofía, Academia de Ciencias),
Chobei Nemoto (Japón, Fundación para el apoyo de
las artes), lonna Kuçuradi (Turquía, Universidad
Beytepe, Ankara), Shengli Ma (China, Instituto de Estudios de
Europa del Oeste, Academia China de Ciencias Sociales), Marius
Mukungu-Kakangu (Zaire, Universidad de Kinshasa), Peter Westbroek
(Holanda, Universidad de Leiden).

Nelson Vallejo-Gómez fue el encargado por la
UNESCO de retomar e integrar las propuestas y de formular sus
propios aportes. El texto resultante contó con mi
aprobación.

A todas estas personas, mis más sinceros
agradecimientos.

 

 

Autor:

Reyna Ruth Cano Mamani

 

Partes: 1, 2, 3
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