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Sistema de acciones de autoevaluación de la Filial Universitaria Mártires de Chile



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Antecedentes y
    referentes teóricos del proceso de evaluación y
    autoevaluación
  4. Fundamentos
    filosóficos, psicológicos, pedagógicos y
    sociológicos que sustentan la
    propuesta
  5. Teorías
    sobre sistemas de acciones
  6. Análisis de
    los resultados del diagnóstico
  7. Evaluación
    de la viabilidad de la propuesta mediante su
    aplicación parcial
  8. Conclusiones
  9. Recomendaciones
  10. Bibliografía

Resumen

El tema que se propone parte de considerar la enorme
importancia que tiene para cada Institución Educativa
poseer las herramientas que le posibiliten la
autoevaluación de los procesos sustantivos que en ella
acontecen, lo cual le permitirá autorregular el proceso de
dirección que en ella ocurre para proyectar el desarrollo
institucional. El trabajo investigativo que se presenta es el
resultado de un estudio realizado desde el curso escolar
2009-2010 en la Filial Universitaria "Mártires de Chile" y
tiene como objetivo proponer un sistema de acciones de
autoevaluación para contribuir al perfeccionamiento de los
Planes de Tiempo de Guerra y de Contingencia de dicha Filial, en
función del desarrollo institucional. La propuesta
está sustentada en fundamentos filosóficos,
pedagógicos, sociológicos y psicológicos. La
metodología utilizada constituye una integración de
métodos teóricos y empíricos, se sistematiza
la información a partir de distintas concepciones y
experiencias, se realiza el análisis de los resultados
obtenidos por la aplicación de los diferentes
métodos, se diseña el sistema de acciones que
constituye la respuesta científica al problema planteado y
el principal resultado de este trabajo y se valida mediante su
aplicación parcial.

Introducción

El siglo XXI se presenta lleno de complejidades; la
brecha entre los países ricos y pobres se hace cada vez
mayor, se agudizan los problemas globales y aumentan los
porcentajes de población que viven en extrema pobreza.
Aparejado a ello, el vertiginoso desarrollo de la ciencia y la
tecnología y las crecientes exigencias sociales, demandan
de los países, el desarrollo de lo mejor de las
potencialidades humanas, el crecimiento de la capacidad e
inteligencia de hombres y mujeres, como la única
vía para la sobrevivencia y el desarrollo sostenible. Se
evidencia con marcado énfasis, que el progreso
científico – técnico es la base del progreso
material, humano y axiológico.

En estas circunstancias la situación de Cuba,
caracterizada por el recrudecimiento del bloqueo, se presenta
como difícil y compleja. El desafío que enfrenta el
país es muy grande, porque lucha ante todo, por preservar
las principales conquistas de una formación
económica social que sitúa al hombre en el centro
de todos sus procesos.

El Sistema Nacional de Educación no ha estado
ajeno a las dificultades que en el orden material enfrenta el
país y la ausencia de insumos necesarios ha afectado,
sobre todo, al Subsistema de la Educación Técnica y
Profesional (ETP), al Proceso Pedagógico para la
Educación Técnica y Profesional que tiene lugar en
estas Instituciones Educativas y al proceso de
Universalización de la Educación Superior
Pedagógica de la Universidad de Ciencias
Pedagógicas "Héctor Alfredo Pineda Zaldívar"
que tiene por base la escuela como Microuniversidad.

En este contexto, los procesos educativos que se
desarrollan en la Filial Universitaria, de la citada Universidad,
adquieren una singular trascendencia y un gran compromiso con
implicaciones hacia el futuro.

Esta Institución Social, (Filial Universitaria),
que está conformada por un sistema de procesos
conscientes: el académico, el investigativo, el de
extensión y el de dirección, a través de los
cuales se garantiza la función de preservar, desarrollar y
promover la cultura de la sociedad, fundamentalmente, mediante la
formación de profesionales, en un contexto más
estrecho que posibilita la masividad; no es más que la
extensión de la Universidad a los territorios, lo cual
responde a condiciones, posibilidades y necesidades objetivas,
generadas por la sociedad, en un momento histórico
determinado; esta Institución debe formar al profesorado
capaz de asimilar con creatividad y dinamismo todos los impactos
de los cambios que se reciben con singular fuerza producto del
desarrollo acelerado de la ciencia y las tecnologías y que
repercuten en la economía del país.

Lo anterior plantea nuevas y elevadas exigencias a las
personas que dirigen los procesos educativos de la
formación de esos profesionales, que deben convertirse en
gestores de transformaciones y promotores de innovaciones
pedagógicas, tecnológicas y de dirección, de
forma tal, que los comprometan con la sociedad que los forma y a
la cual contribuyen desde su propio desarrollo y extensión
de la cultura que le ha antecedido. Los comprometa a hacer
ciencia para la sociedad y desde la sociedad.

En este sentido, es de vital importancia que la Filial
Universitaria sea capaz de desarrollar procesos de
autoevaluación de sus potencialidades. "Un proceso
pedagógico eficientemente dirigido implica procesos de
evaluación y autoevaluación caracterizados, al
menos, por su organización, objetividad, multilateralidad,
capacidad de retroalimentación estimuladora,
dirección hacia el perfeccionamiento constante, su
dimensión ética, y su enfoque hacia el desarrollo
personal"[1]. Lo cual corrobora la relevancia y
pertinencia de desarrollar el proceso de autoevaluación
institucional de la Filial Universitaria, de manera que se
promueva la cultura autoevaluativa en función del
desarrollo institucional.

Esta Institución Social requiere de un desarrollo
institucional en ascenso, que se promueva a partir del cambio
educativo, por lo que se asume la concepción concebida por
el Departamento de Dirección Científica de la
Universidad de Ciencias Pedagógicas "Héctor Alfredo
Pineda Zaldívar", la cual plantea que para que una
institución educativa se desarrolle, por su propia
dinámica y la de su entorno, debe estar sometida a
permanentes transformaciones, por tanto, la filosofía del
cambio es la base en que se sustentan los tres pilares del
Desarrollo Institucional, estos pilares son:

  • 1- El desarrollo de los recursos
    humanos.

  • 2- La dirección
    participativa.

  • 3- La autoevaluación
    institucional.

El análisis del tercer pilar da lugar a esta
investigación, que parte de reconocer la filosofía
del cambio. Conocer el estado actual de la institución y
proyectar el estado deseado; este cambio debe ser planificado,
previsto, participativo, en beneficio del desarrollo de la
institución.

Luego de un diagnóstico preliminar que
consistió en entrevistas a los directivos de la filial, se
pudo determinar que la confección y seguimiento a los
Planes de Tiempo de Guerra y de Contingencia, constituyen
momentos marcados por desconocimiento y desinterés, lo
cual no denota una evolución ascendente, en muchos casos
no son caracterizadores de la institución. En el
análisis que se efectúa para autoevaluar su
concreción, existen discrepancias, que vienen dadas, entre
otras razones, por la no existencia de una cultura
autoevaluativa; por la tendencia a rechazar el proceso de
autoevaluación de estos planes, por su poca
implicación en otros procesos que acontecen, que se
consideran de mayor relevancia en función del objeto
social de la institución.

Todo lo anteriormente expuesto, permite constatar una
situación real, caracterizada por la presencia de
directivos insuficientemente preparados para llevar a cabo un
proceso de autoevaluación de los Planes de Tiempo de
Guerra y de Contingencia como profesionales de la
educación. Por la consideración de las
problemáticas expuestas se asume el siguiente problema
científico: ¿cómo contribuir al
perfeccionamiento del proceso de autoevaluación de los
Planes de Tiempo de Guerra y de Contingencia en la Filial
Universitaria "Mártires de Chile", en función del
desarrollo institucional?

El objetivo de la investigación es proponer un
sistema de acciones de autoevaluación para contribuir al
perfeccionamiento del Plan de Tiempo de Guerra y de Contingencia
de dicha Filial, en función del desarrollo
institucional.

La investigación tiene como sustento
filosófico la concepción marxista-leninista y su
método general del conocimiento: el
dialéctico-materialista. La aplicación del sistema
de métodos seleccionados y su interrelación, se
apoyan en esa concepción. Los métodos del nivel
teórico utilizados fueron: el
Histórico–lógico, para determinar los
antecedentes y referentes teóricos que sustentan el
proceso de evaluación y autoevaluación
institucional; el Enfoque sistémico que fue utilizado en
el estudio integral del objeto, las interrelaciones entre sus
partes, así como el campo de investigación,
además en la elaboración de la propuesta de
solución al problema; el Análisis –
síntesis que permitió establecer la relación
parte – todo en el objeto y el campo y formular ideas que
den una explicación de los procesos, para interpretar la
información obtenida con la aplicación de los
métodos; el Inductivo – deductivo utilizado para
precisar características y relaciones que permitieron
llegar a determinado nivel de generalización, lo cual
posibilitará tratar de predecir su comportamiento en
condiciones específicas y el Análisis documental
que posibilitó recoger información sobre el
comportamiento de la evaluación institucional de cursos
anteriores, así como los principales señalamientos
y recomendaciones contenidos en las mismas y su correspondencia
con las autoevaluaciones realizadas.

Se utilizaron métodos del nivel empíricos
tales como: la observación la cual se le realizó a
actividades de dirección, mediante ella se obtuvo
información primaria del problema de investigación
y sirvió de punto de partida para la utilización
posterior de otros métodos empíricos; la encuesta
que se le realizó a directivos, permitió
enriquecer, completar y constatar la información obtenida
por otros métodos y corroborar los problemas existentes en
la utilización de la autoevaluación como
herramienta en función del desarrollo institucional; la
entrevista que se le realizó a docentes, se utilizó
para explorar y diagnosticar el conocimiento que se posee de la
autoevaluación, de cómo debe desarrollarse el
proceso autoevaluativo en sí y las acciones que puedan
contribuir a la calidad de este proceso, en función del
desarrollo institucional. Dentro de los métodos
estadísticos se utilizó el cálculo
porcentual para el procesamiento de la información
obtenida tanto en el diagnóstico como en la
validación de la propuesta.

Pertinencia de la
Investigación:

Está dada porque ofrece una solución
científica al problema planteado, la cual consiste en un
sistema de acciones de autoevaluación para contribuir al
perfeccionamiento del Plan de Tiempo de Guerra y de Contingencia
de dicha Filial, en función del desarrollo institucional.
Con este trabajo se fomenta el desarrollo de la
autoevaluación, aplicando métodos
científicos a la labor diaria del personal directivo y
docente del centro y se puede obtener una caracterización
objetiva de sus necesidades.

DESARROLLO

Antecedentes y
referentes teóricos del proceso de evaluación y
autoevaluación

El ser humano en el accionar diario constantemente
realiza valoraciones y enjuiciamientos de sus actos y de los que
realizan los demás, por lo que la evaluación es un
término conocido, generalizado y un proceso complejo y
multifactorial. Es, además, un proceso social necesario,
en el que se realizan valoraciones sobre objetos,
fenómenos, interacciones, del propio hombre con la
realidad objetiva. "La esencia humana es el conjunto de sus
relaciones sociales y por tanto la historia de los hombres es la
historia de su propia actividad en la interacción con el
mundo material y social"[2].

El Diccionario Cervantes de la Lengua Española
plantea que evaluar es valorar. / Fijar valor a una cosa. /
Estimar, apreciar el valor de las cosas no
materiales[3]La actividad valorativa permite
apreciar el mundo no tal y como es, sino como se desea que sea,
en correspondencia con las necesidades, intereses, cultura,
profesión, etc.

Desde épocas remotas se pueden encontrar
referencias a términos semejantes a evaluación, lo
cual demuestra que el hombre de alguna forma ha ido valorando
cada actividad por él realizada. Se reafirma esta idea con
lo planteado por Torres Fernández, P. y Galdós
Sotolongo, S. A.:"No son pocas las referencias que al respecto
(se refieren al término evaluación) se hacen en
documentos tan antiguos como los papiros egipcios, escritos de la
mitología griega y romana, la Biblia judaico-cristiana o
el Corán."[4]

Por otra parte, en la Tesis de Doctorado "Propuesta
metodológica de autoevaluación institucional para
la Secundaria Básica cubana actual", la autora plantea que
"…se ha podido encontrar en estudios realizados sobre las
antiguas civilizaciones orientales, referencias a exámenes
escritos y orales en la antigua China, sobre todo a la
selección de funcionarios de la administración
imperial."[5]. Lo cual también expresan
Torres Fernández, P. y Galdós Sotolongo, S. A.,
refiriéndose al mismo término, al plantear que:"Los
historiadores sitúan su origen en la China Imperial del
siglo III a.n.e., cuando se introdujeron varias pruebas de
habilidades prácticas y académicas parar combatir
(como el manejo del arco), en la selección de los
funcionarios del Estado y la batalla por reducir la influencia de
la burocracia."[6]

Con la creación de la escuela como
institución se organiza el proceso mediante una serie de
reglamentaciones e indicaciones a cumplir. En la
"Didáctica Magna" de Juan Amus Comenius (1592-1670) en el
capitulo XXVI se plantea: "no hay que inferir tampoco de esto que
la escuela debe estar siempre llena de gritos, golpes y
cardenales, sino por el contrario, colmada de vigilancia y
atención, tanto por parte de los que aprenden como de los
que enseñan."[7]

José Agustín Caballero publicaba en el
Papel Periódico de La Habana (creado en 1790): "…no es
suficiente instruir, es preciso fomentar y animar las acciones
loables por los ejemplos, los elogios y las
recompensas."[8]

El Informe sobre la Escuela Náutica, creada el 24
de febrero de 1812, presentado por José de la Luz y
Caballero (1800-1862) a la Real Junta de Fomento de Agricultura y
Comercio, el 11 de diciembre de 1833, se retoma el papel del
ejemplo del maestro como método por excelencia para educar
y evaluar, cuando se es consecuente con la palabra y la
acción, tal y como lo realzará su maestro
José Agustín Caballero, en él se plantea:
"…ni hay otro medio eficaz de predicar costumbres que el
ejemplo, ni los mejores planes de enseñanza pasan de meros
pliegos de papel sin honrados y hábiles preceptores."
"Háganse respetables y serán respetados los
maestros."[9]

Por su parte, José Martí Pérez
(1853-1895) en el artículo "Sobre los oficios de la
alabanza" escribía:"El elogio oportuno fomenta el
mérito; y la falta del elogio oportuno lo desanima.
Sólo el corazón heroico puede prescindir de la
aprobación humana; y la falta de aprobación mina el
mismo corazón heroico." "La adulación es vil, y es
necesaria la alabanza." "La alabanza injusta daña quien la
recibe: daña más a quien la
hace."[10]

En una sistematización más actual, se
reconoce a Henry Farol como el pionero de la
conceptualización teórica de la Evaluación
con la obra "Administración General e Industrial" en 1916,
en la que se establecen los principios básicos de la
administración. Estos principios fueron utilizados en las
ciencias de la educación, de forma tal, que en los
momentos iniciales, el control empresarial y la evaluación
escolar tuvieron un desarrollo
paralelo.[11]

Durante los primeros años de la década del
30´ del siglo XX se propone el término de
Evaluación Educacional por Ralph W. Tyler. En 1942, Tyler,
citado por Valiente-Álvarez, plantea una definición
de evaluación vista como, "…proceso que permite
determinar en qué grado han sido alcanzados los objetivos
educativos propuestos"[12]. En la citada obra,
(Valiente-Álvarez) se señala que evaluación
para Achig "….es un juicio de valor de la misión y
los objetivos de una determinada institución, en
perspectiva de cambio, con amplia participación de sus
integrantes, que se sustenta en una rigurosa y sistematizada
información, con la finalidad de ayudar para que
comprendan su realidad, reflexione y se proyecte hacia niveles de
calidad y pertinencia"[13].

A mediados del siglo XX se renuevan las concepciones
sobre evaluación existentes hasta el momento, esto estuvo
liderado por importantes estudiosos del tema, tales como:
Crombrach y Glaser, Eisner, Screven, Stufflebeam y Stake, Pohpam
y el Join Comité of Standards for Educational Evaluation,
los que proponen reconceptualizar el concepto de
evaluación, desarrollando nuevas propuestas y modelos
evaluativos. En el ámbito internacional se destacan los
trabajos de R. Tyler (1942), L. Cronbach (1973), Stufflebeam
(1971), M. Scriven (1977), Parlett y Hamilton (1972), Stake
(1975) y E. Eisner (1979), T. Tenbrink (1984). En el año
2003 se publican en INTERNET los estudios de L. V. Toranzos, E.
Castaño y colaboradores, P. Arregui, J. Pavez, N. Lima
Santos, Ch. Páez, D. F. Andrade y Torres
Sambrano.

El término evaluación ha sido trabajado y
precisado por varias autores Stufflebeam, 1971; Albiu, 1972;
definen la evaluación como un "proceso orientado a
delimitar, recoger, analizar y valorar informaciones en
función de las necesidades de quienes toman
decisiones."[14]

No se puede dejar de mencionar en la vinculación
ciencia y técnica, teoría y práctica, todo
el legado que Ernesto Guevara y Fidel Castro han dejado en el
plano económico y político. El estilo de trabajo
del Che, en ese sentido, marcó pautas importantes en el
desarrollo de las empresas, la organización, la
planificación y el control, la utilización del
ejemplo como herramienta de formación de los hombres,
respondieron a las necesidades del perfeccionamiento, como actos
de conciencia, mediante una actitud disciplinada, la
superación sistemática y el amor al
trabajo.

Fidel Castro ha desempeñado un papel
trascendental que ha devenido culminación de todo un
proceso en el que se hace explícito el recuento de algunos
de los presupuestos filosóficos sociales y
políticos filosóficos que le aportaron Marx, Engels
y Lenin, entre los que se destaca:

"El socialismo es la ciencia de llevar al pueblo al
desarrollo del país, llevar a las masas a su
participación directa en el desarrollo de la patria, ganar
a las masas para la gran causa (…) la ciencia de crear,
preservar, desarrollar el más amplio vínculo (…)
del partido con las masas, el socialismo es la ciencia de dirigir
con métodos correctos (…) la ciencia del
ejemplo."[15]

Por su parte, Arango Hoyos (2006), plantea que: "Evaluar
constituye un proceso orientado a efectuar juicios de valor que
iluminen los procesos de toma de
decisiones…"[16]. Esta definición es
asumida por los autores del presente trabajo, ya que en ella se
evidencian los propósitos de la
investigación.

Las definiciones que anteceden y sustentan el presente
trabajo, emiten el término juicios de valor, visto el
valor como categoría que capta el ser de las cosas, lo que
significan las cosas para el hombre, así como los
resultados de la actividad anterior en un momento dado y la
valoración como reflejo subjetivo en la conciencia de los
hombres de la significación que para él posean los
objetos de la realidad. "Fuera de las relaciones activas del
sujeto con el objeto es imposible concebir el valor; y la
relación valorativa consiste en uno de los modos en que el
hombre asimila la realidad"[17]. Por consiguiente,
es imposible considerar la actividad práctica social
desvinculada de los valores. La concepción de cualquier
problema teórico presupone el análisis de cualquier
aspecto valorativo de la conducta humana. La filosofía
marxista – leninista permite transformar el valor en
conocimiento.

En el país numerosos autores han analizado e
investigado la problemática de la evaluación
educativa en general y la del desempeño profesional en
particular, así como el mejoramiento del desempeño
del docente como acto formativo, ese es el caso de los
investigadores Castro Pimienta (1999), Valdés Veloz
(2000), Rico Montero y colaboradores (2001), Añorga
Morales (2001), Roca Serrano (2001), Piñón
González (2001), González González y
Valcárcel Izquierdo (2001), Parra Vigo (2002),
López López y López Hurtado (2002), Ferrer
Madrazo (2003), entre otros.

Por otra parte, la investigación "La
autoevaluación institucional como factor de
transformación de la dirección educacional en los
centros politécnicos" (Arango Hoyos, 2006) define cuatro
grandes tendencias en los patrones de comportamiento de la
evaluación a nivel mundial, las cuales recogen en cada
una, la preferencia hacia el aspecto interno de la
evaluación (autoevaluación).

Las relaciones entre evaluación y
autoevaluación constituyen un tema polémico en el
orden teórico y práctico. Para un enfoque
teórico la autoevaluación forma parte de la
evaluación como proceso general, pero la experiencia
demuestra que si bien para autoevaluarse se requiere del
conocimiento amplio sobre la evaluación, también la
autoevaluación debe ser fase previa y necesaria para los
procesos de evaluación
externa.[18]

Riaño Valle, F. señala en su Tesis de
Doctorado (1999) que: "la autoevaluación es el
análisis permanente, crítico y autocrítico,
sistemático y participativo de las etapas de las
diferentes funciones que les son reconocidas a un
centro"[19]

Conde Fernández, B. D. en su Tesis de
Maestría (2002) refiere que la autoevaluación
"…resulta el procedimiento evaluativo ideal para dar
respuesta a las necesidades de autoconocimiento e
identificación de los factores que intervienen favorable o
negativamente para la toma de decisiones en la formulación
de las acciones pedagógicas y administrativas con vista a
la reconstrucción
académica"[20]

En esta investigación se asume la
definición planteada por Arango Hoyos (2006), "la
autoevaluación es aquella que se realiza por los propios
actores o miembros de la institución que se evalúa,
vinculado directamente a los procesos objetos de
evaluación"[21], que considera la
autoevaluación institucional como proceso que educa a los
actores de la institución y contribuye con su desarrollo a
transformar la dirección
educacional.[22]

En el artículo "La autoevaluación en la
formación profesional pedagógica", Mena Camacho, E.
(2004) plantea: "Las relaciones entre los conceptos de
autorregulación, autoconciencia y autovaloración,
sirven de base para acercarse al concepto autoevaluación
(…). En estudios realizados por diferentes autores, el
concepto autoevaluación se abre paso considerada como
vía, instrumento, técnica, objetivo en sí
misma, mecanismo de autoeducación, acción
dinámica, momento esencial del proceso de
evaluación, entre otras. Desde esta perspectiva la
autoevaluación va convirtiéndose en una necesidad
impostergable del proceso formativo de la
personalidad"[23] Estos planteamientos resultan
importantes para esta investigación por cuanto expresa
elementos que resultan coherentes con la propuesta que se
presenta.

Se parte de la consideración de que la
autoevaluación está constituida por un conjunto de
procesos de naturaleza esencialmente pedagógica y
psicológica, que en sus bases teóricas, se
encuentran teorías y conceptos pedagógicos,
sociológicos, psicológicos, metodológicos y
de dirección.

Fundamentos
filosóficos, psicológicos, pedagógicos y
sociológicos que sustentan la propuesta

La fundamentación filosófica del sistema
de acciones que se propone tiene su base teórica y
metodológica en el método materialista
dialéctico, el cual permite el análisis y la
interpretación de los sucesos que tienen lugar en el
proceso de autoevaluación que acontece en las
instituciones educativas, donde desempeñan un papel
preponderante las relaciones de comunicación que se
establecen entre todos los participantes en el mismo. El sistema
de acciones trata de dar solución a las carencias que
presentan dichas personas para el desempeño de sus
funciones desde una perspectiva marxista, aplicando
métodos científicos, tratando de analizar las
problemáticas en sentido general y particular, donde la
relación del ser y el pensar se desarrollen y proyecten en
un ambiente histórico concreto, atendiendo a las
características de las mismas, a fin de lograr los
objetivos propuestos.

Se tiene en cuenta la unidad de la teoría con la
práctica; el perfeccionamiento del sujeto en el desarrollo
de su actividad práctica y transformadora como resultado
de sus interacciones sociales, así como la influencia de
la interrelación entre las diferentes agencias
socializadoras, fundamentalmente la institución escolar,
la empresa y la comunidad en la educación y desarrollo del
hombre. Se concibe también la unidad entre la actividad
cognoscitiva, práctica y valorativa, lo cual debe
manifestarse en el desempeño profesional de directivos y
docente y concretarse en sus relaciones de
comunicación.

La autoevaluación se debe concebir con
carácter proactivo, sistémico, continuo,
planificado, como proceso, atendiendo a necesidades
específicas, individuales e institucionales, para lo cual
se requiere que todos los implicados estén motivados y que
asuman la responsabilidad y el compromiso que tienen con su
formación y con la de los demás, ya que cumplen una
función primordial, pues son los encargados de fomentar
personalidades capaces de recibir, impulsar el progreso
científico-técnico, el desarrollo cultural, la
actitud ante la vida, es decir, fortalecer al hombre en toda su
humanidad como capital básico de la sociedad, lo cual se
debe evidenciar en su propio desempeño
profesional.

Para la determinación de qué entender por
desempeño profesional, se tomó como referencia el
estudio teórico realizado por los investigadores del
departamento de Dirección Científica de la
Universidad de Ciencias Pedagógicas "Héctor A.
Pineda Zaldívar" y que están contenidos en el
Informe de presentación de resultados de proyecto de
investigación: sistematización acerca del
desempeño profesional pedagógico. Alternativa
pedagógica para su mejoramiento; perteneciente al programa
ramal no. 2. La Educación Técnica y Profesional.
Transformaciones actuales y futuras, y se asume la
definición de desempeño profesional
pedagógico allí planteada: "El proceso
sistémico y complejo de actividad – comunicación
que desarrolla el docente o directivo en la realización de
las funciones y tareas inherentes a las dimensiones de trabajo de
su rol profesional, a partir del despliegue de sus competencias,
y que se expresa en un resultado, que atiende a las demandas
sociales de la escuela, en un contexto históricamente
determinado"[24]

Los individuos se convierten en personalidades que
entablan por medio de sus actividades y de la
comunicación, relaciones histórico-concretas, entre
sí y con los objetos y sujetos de la cultura. La Cultura
es el conjunto de valores materiales y espirituales obtenidos por
el hombre en el proceso de la práctica histórico
social. Constituye un índice del nivel de desarrollo
social. Está indisolublemente ligada al progreso social.
"La Cultura es el resultado de la actividad de toda la humanidad
y en su desarrollo intervienen todos los hombres. Es por eso que
todo hombre es digno de elevarse a los niveles más altos
de la cultura universal"[25]

La Ciencia, en virtud de su conexión con el
quehacer práctico, tiene una relación directa y
estrecha con el destino de los hombres, de ahí su papel
creciente en la sociedad, reconociendo al individuo, con
personalidad propia, como su valor supremo y promoviendo que
sobre ese mismo individuo, se revierta lo mejor de los resultados
que se obtienen a través de ella, obteniendo un ser social
superior, capaz de transformar su realidad y a sí mismo,
en función de hacer ciencia para todos, incrementando la
cultura que le ha antecedido.

El proceso de autoevaluación institucional tiene
como base un enfoque dialéctico y humanista, centrado en
el desarrollo integral de la personalidad, considerando la unidad
de lo afectivo y lo cognitivo, lo instructivo y lo educativo. En
el trabajo se asume una concepción filosófica
general del hombre y la educación, que parte del
materialismo dialéctico e histórico,
concretándose fundamentalmente en el enfoque
histórico cultural de L. S. Vigotsky (1896-1934), acerca
de la formación y desarrollo de los procesos
psíquicos y la personalidad, clásico exponente de
la psicología de orientación
marxista.[26] Se asumen la concepción del
enfoque histórico cultural, encaminada a resaltar,
diagnosticar y resignificar el papel activo del hombre y la
compresión sistemática del comportamiento humano,
en tanto hay que reconocer "…que todos los recursos
humanos de una sociedad son imprescindibles para su
funcionamiento y desarrollo".[27] En este caso se
hace énfasis en el papel activo del sujeto y todo lo que
su presencia involucra. Se referencian los aportes Vigostkianos
porque se asume la zona de desarrollo actual y la zona de
desarrollo próximo, tomando como punto de partida las
vivencias y experiencias acumuladas que poseen los sujetos,
desarrollando el sistema de acciones a través de la
interacción con las personas de más potencialidades
demostradas en su desempeño y la atención a la
diversidad que las mismas presentan.

Desde el punto de vista sociológico se asume la
concepción de la educación como fenómeno
social basada en la preparación del hombre para la vida,
para interactuar comunicativamente con el medio,
transformándolo y transformándose a sí
mismo, de ahí su función social. Tiene su punto de
partida en los estudios relacionados con el comportamiento del
sujeto en el medio social, o sea, lo relativo a la
socialización, entendiendo esta como algo que no ocurre de
modo abstracto para dar lugar al desarrollo del individuo, sino
que es la condición material que caracteriza el entorno
social que envuelve al sujeto, resultando imprescindible para
transformarse como ser humano, distinguiéndose su papel
activo. En la propuesta se precisa el tratamiento a la
educabilidad del sujeto, la educación como
categoría más general y el porqué y el para
qué es necesaria. Las relaciones sociales que establece la
escuela como sistema abierto, deben quedar armónicamente
conjugadas, ya que son de distinta naturaleza y muy complejas. El
hombre necesita poseer nuevos conocimientos y habilidades
según los cambios tecnológicos que van sucediendo
en el mundo de hoy, de manera que su perfil tiene que ir
encaminado a ampliar las vías posibles para lograrlo, la
educación tiene que enseñarlo a aprender, a pensar,
a investigar, a estudiar, en relación con la sociedad en
que vive. Por su contenido tiene un marcado carácter
histórico y clasista, mientras que su esencia se
manifiesta en la socialización del individuo, mediante el
desarrollo armónico y multifacético de la
personalidad.

La Personalidad es un conjunto concatenado de rasgos y
particularidades internas del hombre como reflejo de las
condiciones objetivas en que el mismo se desenvuelve. Cualidades
socialmente condicionadas e individualmente expresadas, que
tienen su nivel de desarrollo dependiendo del punto en que sean
progresivas sus relaciones con el mundo circundante. "…
pero la esencia humana no es algo abstracto e inmanente a cada
individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones
sociales"[28] El Individuo es el hombre concreto
con características propias y portador de relaciones
sociales. Es producto de una Formación Económica
Social específica, de la cual logra asimilar y reproducir
la cultura que ha formado, que le va a ser brindada a partir de
las condiciones históricas y objetivas y respondiendo a
los intereses de la clase en el poder. El individuo podrá
ser más completo mientras más completa sea su
asimilación de los contenidos sociales. Por tanto, un
elemento muy importante para el funcionamiento adecuado de la
Sociedad, lo constituye la asimilación y
reproducción (como acción transformadora)
individualizada de sus contenidos socialmente valiosos, los
cuales están sujetos a un fuerte condicionamiento
histórico y clasista. La socialización es una
vía de la individualización.

Teorías
sobre
sistemas de acciones

El objetivo del trabajo es presentar un sistema de
acciones, por lo que es importante plantear las definiciones que
al respecto se asumen.

Sistema: "es un conjunto de componentes
interrelacionados entre sí, desde el punto de vista
estático y dinámico, cuyo funcionamiento
está dirigido al logro de determinado
objetivo".[29]

Acción:"es el resultado de una actividad
práctica, cuyo fin es el conocimiento, la
producción de una cosa, u obrar bien. Así puede ser
considerada como la unidad mínima de la actuación o
de la conducta humana".[30]

Sistema de acciones: "son las actividades
interrelacionadas que se planifican, organizan, ejecutan y
controlan para alcanzar un objetivo determinado y que se
desarrolla teniendo en cuenta la concepción
teórica-metodológica y práctica de un
proceso educativo".[31]

Análisis
de los resultados del diagnóstico

El análisis de los instrumentos aplicados permite
arribar a las siguientes valoraciones:

  • La confección de los Planes de Tiempo de
    Guerra y de Contingencia, constituyen momentos marcados por
    desconocimiento y desinterés, lo cual no denota una
    evolución ascendente, en muchos casos no son
    caracterizadores de la institución.

  • Los Planes de Tiempo de Guerra y de Contingencia son
    considerados instrumentos de trabajo necesarios en la
    realización de los ejercicios que se convocan como
    parte de la preparación para la defensa a diferentes
    niveles, pero solo en esos momentos son analizados y
    valorados.

  • En el análisis que se efectúa para
    autoevaluar su concreción, existen discrepancias, que
    vienen dadas, entre otras razones, por la no existencia de
    una cultura autoevaluativa y por la tendencia a rechazar el
    proceso de autoevaluación de estos planes, por su poca
    implicación en otros procesos que acontecen, que se
    consideran de mayor relevancia en función del objeto
    social de la institución.

  • Los directivos están insuficientemente
    preparados para llevar a cabo un proceso de
    autoevaluación de los Planes de Tiempo de Guerra y de
    Contingencia como profesionales de la
    educación.

  • El proceso de autoevaluación no es parte de
    los métodos y estilos de dirección, ya que no
    lo consideran importante para mejorar su quehacer diario, ni
    existen incentivos que promuevan el desarrollo de este
    proceso.

  • La autoevaluación no es objetiva ni precisa,
    no toma en cuenta las potencialidades y limitaciones que se
    deben fortalecer en los directivos y docentes en
    función del desarrollo institucional.

Estructura del sistema de acciones

Monografias.com

Objetivo general: Proponer un sistema de acciones
de autoevaluación para contribuir al perfeccionamiento de
los Planes de Tiempo de Guerra y de Contingencia de la Filial
Universitaria "Mártires de Chile", en función del
desarrollo institucional.

Etapa I: Planificación y
organización del trabajo.

Acción I: Creación de la
comisión de autoevaluación.

Objetivo: Crear la comisión de
autoevaluación de la Filial Universitaria "Mártires
de Chile", que dirigirá el desarrollo del proceso, para
contribuir al perfeccionamiento de los Planes de Tiempo de Guerra
y de Contingencia, en función del desarrollo
institucional.

Acciones específicas:

  • 1. Selección de los miembros de la
    comisión, teniendo en cuenta las responsabilidades que
    ocupan dentro de la institución, el balance entre los
    años de experiencias y la calidad que han tenido las
    autoevaluaciones realizadas por ellos con
    anterioridad.

  • 2. Planificación y organización
    de la preparación previa de la comisión de
    autoevaluación.

3. Presentación de los miembros de la
comisión de autoevaluación de la
institución.

Etapa I: Planificación y
organización del trabajo.

Acción II: Diseño de instrumentos
para la caracterización de los planes.

Objetivo: Elaborar las técnicas e
instrumentos que permitirán diagnosticar los conocimientos
que los directivos y docentes poseen sobre la
autoevaluación; su utilización en las actividades
planificadas en la institución educativa, así como
de las carencias que presentan sobre como instrumentarla como
método y estilo de trabajo, en función del
desarrollo institucional.

Acciones específicas

  • 1. Diseño de los instrumentos para el
    diagnóstico que permitirá conocer en qué
    contenidos presentan déficit los directivos y docentes
    a partir de las necesidades del trabajo que
    desempeñan, atendiendo a sus características y
    el objetivo a alcanzar en este sistema de
    acciones.

Los instrumentos aplicados fueron los mismos que se
utilizaron en la etapa de diagnóstico de la
investigación.

Etapa II: Desarrollo del trabajo.

Acción III: Aplicación de
instrumentos para la caracterización de los
planes.

Objetivo: Diagnosticar los conocimientos que los
directivos y docentes poseen sobre la autoevaluación; su
utilización en las actividades planificadas en la
institución educativa, así como de las carencias
que presentan sobre como instrumentarla como método y
estilo de trabajo, en función del desarrollo
institucional.

Acciones específicas:

  • 1. Aplicación de los
    instrumentos.

  • 2. Calificación y procesamiento de la
    información obtenida con los instrumentos
    aplicados.

  • 3. Valoración de los resultados en la
    comisión y determinación de las decisiones
    necesarias a adoptar.

Etapa II: Desarrollo del trabajo.

Acción IV: Acciones que contribuyan a la
autoevaluación.

Objetivo: Aplicar las acciones para contribuir al
perfeccionamiento de los Planes de Tiempo de Guerra y de
Contingencia de la Filial Universitaria "Mártires de
Chile", a partir del diseño de las mismas, teniendo en
cuenta las carencias detectadas por la aplicación de las
técnicas e instrumentos y ofreciendo el tratamiento
metodológico necesario, en función del desarrollo
institucional.

Acciones específicas:

1. Desarrollo de las acciones de preparación
sobre el tema.

  • Estudio de los antecedentes y referentes
    teóricos que sustentan el proceso de evaluación
    y autoevaluación.

  • Consulta de los documentos rectores establecidos
    para el desarrollo del proceso.

  • Trabajo de mesa para el estudio del sistema de
    acciones propuesto, por parte de los miembros de la
    comisión.

  • Debate acerca del sistema de acciones propuesto y
    las condiciones objetivas que favorecen o entorpecen su
    puesta en práctica. (en varias sesiones).

  • Realización de una reunión
    metodológica dirigida por la comisión de
    autoevaluación, sobre los antecedentes y referentes
    teóricos que sustentan el proceso de evaluación
    y autoevaluación como tipo de trabajo
    docente–metodológico que viabiliza el
    análisis, debate y toma de decisiones acerca de temas
    vinculados al proceso pedagógico para su mejor
    desarrollo.

  • Realización de un taller metodológico
    con el objetivo de debatir acerca del proceso de
    autoevaluación y en el cual los profesores presentan
    experiencias relacionadas con el tema tratado. Se proyectan
    alternativas de solución a dicho problema a partir del
    conocimiento y la experiencia de los
    participantes.

  • Elaboración de estudios de casos que se
    producen en el desarrollo del proceso pedagógico,
    donde intervienen conocimientos del tema.

  • Partes: 1, 2

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