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Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad



  1. Características de los niños que
    presentan el trastorno
  2. Causas
  3. Diagnóstico
  4. Tratamiento
  5. Consejos útiles a los
    padres
  6. Al
    maestro
  7. Bibliografía

El Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad, conocido por sus siglas como TDAH y
también nombrado en Cuba como hiperkinesis es una
patología que está afectando a muchos niños
y niñas de 3-7 % (DSM-IV). Este trastorno es una etiqueta
diagnóstica que identifica a menores que presentan
problemas en la atención voluntaria, impulsividad, escaso
autocontrol y marcada sobre actividad motora, desde los primeros
años de vida (3-4 años) y de manera generalizada,
en todo lugar (hogar familiar, casa de otras personas, en la
calle, en la escuela y sea cual sea la época del
año, momento del día o día de la semana, se
observa como comportamiento habitual y frecuente. Es más
común en varones que en hembras (3 – 4 varones por
cada hembra). Haciéndose recurrente en las consultas de
psiquiatría Infanto-juvenil, convirtiéndose en
constante preocupación para las familias de estos
tiempos.

El déficit de atención es el
síntoma más duradero e incapacitante a nivel
académico, laboral y social, mientras que la
hiperactividad y la impulsividad tiende a disminuir con el paso
de los años. Por tanto, si se desea que el impacto
negativo de las capacidades atencionales deficientes sea
mínimo, es necesario profundizar en el estudio de los
mecanismos atencionales de las personas con TDAH. El
déficit de atención se ha empleado con ligereza
entre los educadores y clínicos. El desarrollo de la
atención es un proceso gradual, evolutivo y que depende
básicamente de la edad, es decir, que se trata de un
mecanismo relativamente innato que se va consolidando hasta la
adolescencia, se trata de una capacidad susceptible de mejora con
la práctica.

Existen en este trastorno diferentes subtipos pues,
aunque la mayor parte de los individuos tienen síntomas
tanto de desatención como de hiperactividad- impulsividad,
en algunos predomina uno u otro de estos patrones. El subtipo
apropiado (para un diagnóstico actual) debe indicarse en
función del patrón sintomático predominante
durante los últimos 6 meses. La mayor parte de los
niños y adolescentes con TDAH se incluyen en el tipo
combinado, es decir donde existe una combinación de los
síntomas de desatención y los de hiperactividad
– impulsividad. El tipo con predominio del déficit
de atención deben haber persistido por lo menos durante 6
meses o más, síntomas de desatención (pero
menos de 6 síntomas de hiperactividad- impulsividad) y en
el Trastorno por déficit de atención con
hiperactividad, tipo con predominio hiperactivo-impulsivo ocurre
lo contrario, la hiperactividad – impulsividad debe ser
significativamente notable con relación a la
desatención.

Algunos sujetos que en un primer estadio del trastorno
presentaban el tipo con predominio de déficit de
atención o el tipo con predominio hiperactivo-impulsivo
pueden llegar a desarrollar el tipo combinado y
viceversa.

Características de los niños
que presentan el trastorno

La característica esencial del trastorno por
déficit de atención con hiperactividad es un
patrón persistente de desatención y/o
hiperactividad-impulsividad, que es más frecuente y grave
que el observado habitualmente en menores de un nivel de
desarrollo similar. Es un trastorno neurobiológico que se
expresa en la conducta y el menor no puede controlar
voluntariamente. Aunque el TDAH tiene un origen orgánico
el entorno puede hacer mucho en la mejora de los problemas que
van surgiendo en la evolución de la persona afectada,
previniendo la aparición de otros problemas o trastornos
más graves. De ahí la importancia de la
formación a padres y educadores.

Los niños con dificultades en la
atención, tienen problemas para controlar su
comportamiento y su rendimiento escolar suele ser bajo. Los
problemas en la escuela son comunes, no prestan atención
suficiente a los detalles o cometen errores por descuido en las
tareas escolares o en otros trabajos. El trabajo suele ser sucio,
descuidado y realizado sin reflexión, resultándoles
difícil persistir en una tarea hasta finalizarla. A menudo
parecen tener la mente en otro lugar, como si no escucharan o no
oyeran lo que se está diciendo. Pueden proceder a cambios
frecuentes de una actividad no finalizada a otra, es decir,
pueden iniciar una tarea, pasar a otra y luego dedicarse a una
tercera, sin llegar a completar ninguna de ellas. A menudo no
siguen instrucciones ni órdenes. Estos sujetos suelen
tener dificultades para organizar tareas y actividades. Las
tareas que exigen un esfuerzo mental sostenido son experimentadas
como desagradables. Una de las modalidades atencionales
más analizadas en niños con TDAH ha sido la de la
atención sostenida, cuando el organismo es capaz de
mantener el foco atencional y permanecer alerta en tareas
monótonas durante períodos de tiempo relativamente
prolongados. La mayoría de las actividades que llevamos a
cabo exigen el esfuerzo de permanecer atentos durante un cierto
período de tiempo, y en múltiples investigaciones
se ha encontrado que los niños con TDAH presentan una
capacidad de atención sostenida peor que la de los
niños normales o incluso que la de los niños con
otro diagnóstico clínico. Cuando esto sucede
estamos en presencia de un déficit de la
atención.

La hiperactividad puede manifestarse por estar
inquieto o retorciéndose en el asiento, no permaneciendo
sentado cuando se espera que lo haga así, por un exceso de
correr o saltar en situaciones en que resulta inadecuado hacerlo,
experimentando dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente
a actividades sedentarias, como escuchar un cuento. Además
hablan excesivamente y varían en función de la edad
y el nivel de desarrollo del menor. Los niños
pequeños y preescolares con este trastorno difieren de los
niños pequeños normalmente activos. Tienen
dificultades para permanecer sentados, se levantan a menudo, se
retuercen en el asiento o permanecen sentados en su borde,
manipulando innecesariamente los objetos, y moviendo sus pies o
piernas excesivamente. A menudo se levantan de la mesa durante
las comidas, mientras miran la televisión o durante la
realización de tareas escolares y producen demasiado ruido
durante actividades tranquilas.

La impulsividad se manifiesta por impaciencia,
dificultad para aplazar respuestas, dar respuestas precipitadas
antes de que las preguntas hayan sido completadas, dificultad
para esperar un turno, e interrumpir frecuentemente a otros hasta
el punto de provocar problemas en situaciones sociales y
académicas. Los sujetos afectados de este trastorno
típicamente hacen comentarios fuera de lugar, no atienden
las normas que se les dan, inician conversaciones en momentos
inadecuados, interrumpen a los demás excesivamente, se
inmiscuyen en los asuntos de los demás, se apropian de
objetos de otros, tocan objetos que no debieran o hacen
payasadas. La impulsividad puede dar lugar frecuentemente a
accidentes, entre los más comunes se destacan por ejemplo:
golpearse con objetos, golpear a otras personas, agarrar un
objeto caliente sin reparar en su temperatura y también a
incurrir en actividades potencialmente peligrosas sin considerar
sus posibles consecuencias.

El trastorno se mantiene relativamente estable a lo
largo de los primeros años de la adolescencia. En muchos
sujetos los síntomas se atenúan a medida que avanza
la adolescencia y durante la vida adulta, aunque una
minoría experimenta el cuadro sintomático completo
del trastorno en plena edad adulta.

Causas

Su origen es fundamentalmente genético,
demostrándose factores hereditarios (80%), aunque
también existen factores ambientales que influyen en la
aparición del trastorno, como el sufrimiento fetal, el
maltrato Infantil, la presencia de hábitos tóxicos
durante la gestación, entre otros. Por lo que se plantea
que sus causas son multifactoriales.

Diagnóstico

Es especialmente difícil establecer este
diagnóstico en niños de edad inferior a los 4 o 5
años, porque su comportamiento característico es
mucho más variable que el de los niños de
más edad, pudiendo incluir características
similares a los síntomas presentes en el TDAH. Los
problemas relacionados con los síntomas deben producirse
en dos situaciones por lo menos, (por ejemplo en la casa y en la
escuela). Solamente en caso de dudas sobre la presencia de
algún otro problema se remitirá al
neurólogo.

Para establecer este diagnóstico, la incapacidad
para completar tareas sólo debe tenerse en cuenta si se
debe a problemas de atención y no a otras posibles razones
como la incapacidad para comprender
instrucción.

Debe haber además pruebas claras de interferencia
en la actividad social y académica propia del nivel de
desarrollo y no debe aparecer en el transcurso un trastorno
generalizado del desarrollo como esquizofrenia u otro trastorno
sicótico.

Tratamiento

Los padres deben buscar ayuda profesional, quien
deberá pedir información a los padres y los
profesores sobre el comportamiento del menor, además
deberá aplicar algún test de inteligencia y varios
cuestionarios para valorar el rendimiento y poder diagnosticar.
El diagnóstico lo puede establecer un conocedor del tema,
bien desde el campo de la medicina como psiquiatras,
neuropediatras, psicólogos clínico o
neuropsicologos, pues requiere tratamiento farmacológico
personalizado, ya que los menores que padecen esta
patología responden bien a los medicamentos, se ha
comprobado que permiten al niño participar en actividades
que antes le eran inaccesibles por su falta de atención y
su impulsividad. Los medicamentos suelen interrumpir el ciclo
vicioso de la conducta inapropiada, facilitando las
intervenciones educativas y de comportamiento, mejorando la
autoestima y la motivación. El uso prudente y moderado del
metilfenidato (solamente durante las horas o días de
colegio) no ha sido causa de problemas relevantes durante los
últimos años. Sin embargo, la aparición de
nuevos compuestos que mantienen durante más de 10 horas la
concentración en sangre de esta sustancia y la
prescripción ininterrumpida de la misma amparada en
razones nunca justificadas, ha conllevado la aparición de
algunos efectos secundarios indeseables, tales como la
pérdida de peso o una reducción del crecimiento,
por ello no es aconsejable su administración a
niños menores de seis años. Las intervenciones
terapéuticas y psicopedagógicas son un aporte
decisivo para mejorar la calidad de vida de los afectados,
siempre como complemento del tratamiento farmacológico.
Los niños con TDAH tienden a mejorar cuando se establecen
estructuras, técnicas de educación constantes,
límites y horarios bien definidos en el hogar.

Consejos
útiles a los padres

Hablen con su hijo y muéstrenle apoyo y
comprensión si ha sido tratado injustamente, pero
háganle ver la necesidad de aprender a "evitar
provocaciones" y a resolver situaciones de manera exitosa. No
traten de proteger excesivamente a su hijo, mejor
enséñenle a cuidar de sí mismo.

Nunca busquen excusas para justificar comportamientos
inadecuados de su hijo con profesores y compañeros. Una
cosa es comprender y otra bien diferente excusar. Se puede
comprender que un niño hable, pero no se puede tolerar que
insulte. Se puede comprender que tenga que moverse cada cierto
tiempo, pero no se puede permitir que golpee a los demás,
los empuje o les rompa sus materiales o juguetes. Ser Hiperactivo
nunca puede ser una excusa para comportarse de forma
desconsiderada, agresiva, violenta, desordenada, etc.

Tenga siempre presente que los Psicólogos hacemos
siempre un diagnóstico doble sobre estos niños:
hiperactivo y mal educado o hiperactivo y bien
educado.

La mala educación es el resultado de la
tolerancia excesiva, no de la comprensión y el amor a los
hijos. Cada vez que le encarguen una tarea, pídanle que
les repita en voz alta lo que tiene que hacer. Sólo
así ustedes se aseguran de que les ha entendido bien (y
que, por supuesto, les ha escuchado cuando le hablaban). Nunca le
hagan recriminaciones justo inmediatamente después de
haber cometido una falta. Hagan partícipes a sus hijos de
sus pensamientos, sus ideas y sus valores, expresen sus emociones
y sentimientos en voz alta y permítanles que observen sus
estilos de vida, sus hábitos de comportamiento.

Muestren aprobación de la mayoría de las
cosas que les dicen y reserven las críticas para lo que
pueda ser realmente importante. Feliciten a sus hijos cuando
muestren actitudes y valores que ustedes desean inculcarles.
Guarden silencio cuando no compartan algo y expresen su
disconformidad con lo que no les parezca bien.

Al
maestro

Sentar en las aulas y demás locales con una
disposición que garantice el control del maestro de la
atención y la disciplina, se recomienda
organización de los pupitres en forma de herradura o
similares que garantizan estos fines. Permitir cierta movilidad
dentro de los locales sin infringir la disciplina a través
de actividades que por su contenido o forma de
organización posibiliten esto en los escolares. Propiciar
cambios de actividad cuando se aprecien signos de fatiga o
intranquilidad motora. Motivar a los estudiantes luego de la
pausa como al comienzo de la tarea. Organizar las actividades
docentes y extra docentes de modo tal que no se prolonguen
innecesariamente, es preciso estructurar las tareas de forma tal
que con la combinación de actividades breves relacionadas
entre sí se logren los mismos objetivos, se deben evitar
tareas prolongadas y monótonas. Definir para las
actividades docentes objetivos parciales en función de un
objetivo general que permitan dar respuesta al currículo
del grado, dentro de los límites que impone el horario
docente. Organizar los horarios docentes de modo que las tareas
estén correctamente estructuradas y dispuestas de manera
que resulten de fácil cumplimiento por los escolares.
Incrementar las actividades que suponen mayor movilidad velando
porque se desarrollen de modo organizado y coherente con el
programa del grado. Estos escolares requieren no solo tareas
activas es más importante su organización y el
establecimiento de reglas y metas. Estos estudiantes se deben
mantener incorporación de modo sistemático a
terapia grupal y definir con claridad las estrategias
cognitivo-conductuales, para elevar rendimiento docente y mejorar
su comportamiento. Buscar un acercamiento por parte de la escuela
con estas familias. Además se debe motivar el acercamiento
de los padres de los niños con mayores dificultades al
centro pedagógico, invitándolos no solo a las
actividades formales, sino también a las informales como,
encuentros de conocimientos, concursos, fiestas, etc.

Para lograr una Mejora de la Capacidad de
Atención Sostenida los entrenamientos en
Focalización y Mantenimiento de la Atención son
estrategias útiles para conseguir que los niños
hiperactivos adquieran habilidades de regulación de la
atención. Debe tenerse en cuenta que la atención es
una capacidad con la que se nace pero que es preciso desarrollar
en forma de habilidades atencionales. Mediante un entrenamiento
sistemático, de algunas sesiones semanales a lo largo de
varios meses (seis o más), los niños consiguen
mejorar su capacidad atencional, aprendiendo estrategias para
regular y limitar las distracciones. Durante la
realización de estos entrenamientos sería
preferible que el niño no estuviese bajo los efectos de
medicación estimulante ya que ello reduce la eficacia del
procedimiento. El niño debería recibir este
entrenamiento de manera individual o formando parte de un grupo
máximo de cuatro niños por educador. La
mejoría de estos síntomas en los afectados depende
del desarrollo del sistema nervioso, el diagnóstico
temprano y el tratamiento oportuno.

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Autor:

Lic. en Psicología. Yenny
González Figueredo.

 

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