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Los veneros que escrituro el diablo. La guerra sangrienta del petroleo (página 2)




Enviado por leoescorpio



Partes: 1, 2

Algunos ejemplos de lo anterior van desde el tono usado
por los negociadores hasta ofertas de capacitación y
empleo a ingenieros locales o hacer obras de infraestructura,
como plantas desalinizadoras, aunque ello no esté
directamente relacionado con el proyecto.

Los ejecutivos de las petroleras internacionales hacen
estas concesiones porque piensan que la actual correlación
de fuerzas difícilmente cambiará en el corto plazo.
Christophe de Margerie, el director ejecutivo de Total que
destacó por cerrar tratos con petroleras nacionales en
Medio Oriente y Africa, señala: "Creo que este nuevo orden
seguirá aunque los precios del petróleo caigan un
poco. La gente se quedará con la idea de que tiene el
poder y pasará un tiempo para que eso cambie".

Sin embargo, también es optimista y cree que
eventualmente las petroleras nacionales, muchas de las cuales
tienen yacimientos en decadencia y otros problemas
técnicos y administrativos, "podrían verse
obligadas a decir: 'Como sea, vale la pena trabajar con esta
gente porque los necesitamos para desarrollar nuestras
reservas'."

El deseo expresado por De Margerie no podría
estar más lejos de la posición confiada de CFP (el
antecesor de Total) hace 60 años. Pero esto no sólo
le preocupa a De Margerie y a sus pares. Si las nuevas Siete
Hermanas
no alcanzan todo su potencial, nada
garantizará el crecimiento sostenido de la economía
mundial, el desarrollo de China ni la comodidad y riqueza de los
países desarrollados.

Saudi Aramco

Poseedora de 25 por ciento de las reservas mundiales de
crudo y capaz de casi triplicar la producción de cualquier
otro grupo, Saudi Aramco es la compañía petrolera
estatal más exitosa del mundo. La Casa de Saud (la familia
real) dicta la política energética de Arabia
Saudita, pero deja la estrategia diaria en manos de
tecnócratas. Saudi Aramco invertirá 50 mil millones
de dólares en los próximos 15 o 20 años,
pero sus yacimientos más grandes han empezado a
decaer.

CNPC

Las tres principales petroleras chinas han realizado
audaces maniobras en el extranjero, pero China National Petroleum
Corporation, que tiene una participación de 88 por ciento
en su subsidiaria, PetroChina, es la más grande y la que
ha tenido mayor proyección internacional. PetroChina tiene
la mayor parte de sus activos foráneos en
asociación con su empresa matriz y opera en cerca de 20
países, desde Azerbaiján hasta Ecuador. CNPC
mantiene el control sobre las controversiales inversiones en
Sudán.

PDVSA

Este año el presidente Hugo Chávez
aprobó una ley que permite a Pdvsa tomar el control de los
proyectos para extracción de crudos pesados en la franja
del Orinoco, donde se invertirán 30 mil millones de
dólares. Aunque la producción de Pdvsa está
disminuyendo, sigue siendo importante para el futuro de diversos
grupos energéticos internacionales; sin embargo, muchos de
los contratos están siendo modificados.

PETRONAS

La petrolera nacional de Malasia ha sido descrita
como el modelo que otros quisieran seguir y figura entre los tres
primeros exportadores de gas natural; sin embargo, está en
riesgo de quedar a la zaga de los consorcios petroleros de Qatar,
Nigeria e Indonesia.

PETROBRAS

La fortaleza de la brasileña Petrobras
consiste en hallar y extraer petróleo en aguas profundas.
Esta empresa utiliza la experiencia obtenida en su país
para realizar proyectos en la costa occidental de Africa y en el
Golfo de México, donde opera el yacimiento de
Cottonwood.

GAZPROM

Esta compañía tiene a Europa y a cada
vez más países asiáticos con el alma en un
hilo. Gazprom, uno de los brazos económicos del Kremlin,
ha estado involucrada en una disputa por precios del gas con
Ucrania y en un debate con China y Japón sobre la
instalación de ductos en Siberia. Asimismo, se
quedó con la participación mayoritaria de Royal
Dutch Shell en el proyecto de gas natural Sajalín II.
Gazprom ha incrementado su influencia mediante acuerdos en Asia
central, Irán incluido. En cambio, ha enfrentado
obstáculos que limitan su acceso al mercado
europeo.

NIOC Irán es uno de los pocos países
de Medio Oriente con enorme riqueza en hidrocarburos que
está abierto a inversiones de compañías
extranjeras. La National Iranian Oil Company está asociada
con compañías italianas, francesas, holandesas y
noruegas y colabora con grupos chinos y rusos. Sin embargo, South
Pars, el yacimiento gasífero más grande del mundo,
no ha sido aprovechado e Irán es un importador neto de
gas.

Historia quinta._En un momento histórico,
10 millones de personas expresaron su rechazo a la guerra contra
Irak. Las manifestaciones que tuvieron lugar en más de 620
ciudades del mundo no fueron para solidarizarse con Saddam
Hussein, el dictador y déspota, sino con el pueblo
iraquí, además de constituir una protesta contra un
orden mundial que conlleva guerras y tensiones. Se trata de un
orden mundial que incrementa la pobreza y vuelve más
profunda la brecha entre ricos y pobres, generando una
patología social que alimenta al terrorismo y a los
movimientos violentos.

El mundo atraviesa el período
más crítico de la época moderna debido a que
Estados Unidos se inclinó por una guerra para solucionar
la crisis de Irak a pesar de la oposición popular
generalizada que se refleja en la postura de países
centrales como Francia, Alemania, Rusia y China. Por su parte, el
mundo árabe ha dado muestras de incapacidad para adoptar
oficialmente una posición en bloque. Esto se pudo ver en
el fracaso de la Liga Árabe a la hora de enfrentar las
consecuencias de la guerra, debido a que la población
tiene prohibido expresar su opinión. Suenan los tambores
de guerra en un momento en que los portavoces del gobierno de
Estados Unidos y sus aliados confirman la inminencia e
inexorabilidad del ataque militar contra Irak, más
allá de la decisión que tome el Consejo de
Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),
y sin importar lo que haga el gobierno iraquí o los
resultados de las investigaciones de los expertos de la ONU. A
pesar de las apariencias, es muy claro que se está
elaborando un plan para establecer un sistema de vigilancia
directa sobre Irak, aunque Saddam Hussein renuncie a su cargo en
forma pacífica. Esto significa que la presencia militar
estadounidense se mantendrá mientras Washington y sus
aliados estén seguros de que las armas de
destrucción masiva hayan sido destruidas. Los planes del
actual gobierno estadounidense para Irak están inspirados
en el sistema de vigilancia directa que se estableció en
Afganistán. Un plan propuesto por el gobierno
estadounidense durante la conferencia organizada en Londres el
año pasado por opositores iraquíes a Saddam Hussein
describe claramente los pasos a dar durante el período de
transición. El plan fue adoptado por la conferencia con
ligeras modificaciones, pero los intereses estadounidenses sobre
el petróleo de Irak no quedaron fuera de la agenda.

Los pretextos de Estados
Unidos

Los
informes presentados por el primer ministro de Gran
Bretaña, Tony Blair, y por el secretario de Estados de
Estados Unidos, Collin Powell, intentan convencer al mundo de la
necesidad de bombardear Irak. Pero los informes de los expertos
no confirman la existencia de armas de destrucción masiva
en Irak. Esto lleva a Estados Unidos a buscar pretextos. Para
justificar la guerra en Irak, Washington alega que dicho
país utilizó una cantidad de armas químicas
durante la guerra contra Irán y que las mismas se
mantienen intactas. El gobierno estadounidense se apoya
también en los registros de voz de los líderes
militares iraquíes y de Osama Bin Laden. En una entrevista
con la televisión sueca, Robert Fisk, el principal
corresponsal de la publicación británica The
Independent, que se encuentra en Beirut, afirmó que la
guerra contra las armas de destrucción masiva
debería llevarse a cabo en Corea del Norte y no en Irak.
Fisk agregó que, cuando Irak usó ese tipo de armas
contra Irán o contra la población kurda (en
Halabja), Estados Unidos dio su aprobación. Está
claro, entonces, que la guerra contra Irak no es para eliminar el
armamento de destrucción masiva ni para defender los
derechos humanos, sino por un motivo que no existe en Corea del
Norte: el petróleo.

Los objetivos del ataque a
Irak

Estados Unidos pretende reponerse de su
fracaso en la guerra declarada contra el terrorismo atacando a
Irak. Los líderes del
movimiento Talibán y de Al
Qaeda siguen libres y su capacidad para derribar objetivos
estadounidenses de operaciones militares de alto alcance se
mantiene intacta. A esto se suma el hecho de que el actual
presidente de Afganistán, Kardai, sólo controla la
provincia de Kabul. Fisk alega que las Fuerzas Aliadas no han
logrado desarmar el sistema de Al Qaeda y que sus operaciones han
estado sujetas a pérdidas diarias no declaradas. El
semanario alemán Der Spiegel afirma que Estados Unidos ha
dado por finalizada su operación de rastreo de Bin Laden,
que figura en su lista de personas más buscadas desde el
11 de setiembre de 2001. Además, Estados Unidos no ha
conseguido aliviar la tensión de sus relaciones con
Irán, que se opone a las acciones de Washington en la
región. Las políticas estadounidenses fracasaron
también en su intento de dominar la situación de
Irak, a pesar del embargo impuesto sobre la población
durante más de 12 años. Por el contrario, el
gobierno iraquí aprovechó la oportunidad para
restituir sus relaciones con algunos países árabes
y europeos donde crece la oposición al embargo. El segundo
objetivo es ejercer un control absoluto sobre los recursos
petroleros del Golfo, a la sombra de un gobierno estadounidense
cuyas políticas sufren fuertes presiones del grupo de
empresas petroleras nacionales. El presidente, el vicepresidente
y la directora de Seguridad Nacional han estado muy activos en la
industria petrolera nacional y están impresionados por el
potencial iraquí para la extracción de
petróleo, ya que allí se encuentran las segundas
reservas petroleras del mundo, con miles de millones de barriles
sin explotar. El tercer objetivo es derrocar al gobierno
iraquí, considerado como un posible aliado de Al Qaeda. A
pesar de las diferencias ideológicas entre ambos, tan
claras en las acciones de Al Qaeda y sus aliados en cuanto a que
son "defensores del Islam" y de los kurdos, es bastante probable
que Saddam Hussein y Al Qaeda colaboren entre sí para
realizar actividades terroristas contra intereses
estadounidenses. Esto quedó confirmado en el último
video de Bin Laden. Algunos objetivos inmediatos consisten en
obtener un control militar directo sobre una región
estratégica por motivos económicos y
políticos, ya que allí hay reservas naturales e
intereses de inversión vitales, aunque todavía
inestables. Esto se debe a que, para Estados Unidos, el hecho de
que haya ganado la oposición islámica en las
elecciones de Turquía y la posibilidad de que ese
país se integre a la Unión Europea supone una
amenaza a sus intereses en la región. La
preocupación de Washington se centra también en la
debilidad de su principal aliado en la zona, Israel, que no ha
logrado llevar adelante las negociaciones para la paz ni ha
podido contener –mucho menos suprimir- la Intifada de los
palestinos. Estos hechos se completan con una fuerte
objeción respecto de la presencia militar estadounidense
en el área del Golfo.

Los intereses petroleros de Estados
Unidos

Las
reservas petroleras del Golfo, y de Arabia Saudita, Irak, Kuwait
e Irán, en particular, constituyen cerca de 70 por ciento
del total de las reservas mundiales. Los informes de los
geólogos confirman que los yacimientos petroleros del Mar
del Norte y de Estados Unidos se agotarán en los
próximos 10 a 20 años. Además, mientras que
el
costo de extraer un barril de petróleo por día
en Irak es de menos de un dólar y de 2,5 en Arabia
Saudita, en el Mar del Norte y en Estados Unidos asciende a
cuatro dólares, sin tener en cuenta que el petróleo
iraquí es conocido por su excelente calidad, superior a
los demás. Según los informes, la necesidad de
petróleo de Estados Unidos aumentará en los
próximos 20 años, generando así una
dependencia de la importación. En 2001, ese país
importó 52 por ciento de petróleo para consumo
general; en 2020 importará 66 por ciento, lo cual lo
obligará a aumentar 60 por ciento las importaciones
respecto de la tasa actual. Eso significa un incremento de
más de seis millones de barriles por día, es decir,
de 10,4 millones a 16,7 millones hacia fines de 202010. Es sabido
que las reservas de petróleo de Arabia Saudita e Irak
pueden cubrir las necesidades de consumo del mundo entero. Y
debido a las tensiones y golpes militares que ha sufrido Irak
desde el descubrimiento del petróleo hasta estos
últimos tiempos, pasando por la Guerra del Golfo y el
embargo impuesto por la ONU, sus reservas petroleras siguen
siendo considerables y se calcula que pueden producir más
de 300.000 barriles diarios.

Consecuencias de la guerra sobre el
sistema mundial

La
Liga de Naciones fue creada luego de la
Primera Guerra Mundial
para evitar el surgimiento de una nueva guerra. La clara derrota
y la división de una nación llevaron al estallido
de una Segunda Guerra Mundial. Hay que decir que la Liga de
Naciones socavó su propio poder al desestimar la
ocupación de Abisinia por parte de Benito Mussolini, y la
de Austria y Checoslovaquia por parte de Adolf Hitler. Con la
caída de Varsovia en Polonia, ya no quedaba tiempo para
que la Liga reaccionase y así estalló la Segunda
Guerra Mundial. La ONU fue creada después de la Segunda
Guerra Mundial para impedir el estallido de una Tercera Guerra
Mundial. Muy pronto, el Consejo tuvo una fuerte sacudida con los
hechos de la Guerra Fría, cuando el mundo se volvió
bipolar. Ese período mantuvo cierto equilibrio hasta el
colapso del bloque soviético, que permite a Estados Unidos
ejercer su control sobre todo el mundo. La ONU sufrió
luego varias crisis, sobre todo en Medio Oriente, debido al doble
discurso que adoptó en sus convenciones internacionales.
Si bien era evidente que Israel violaba todas las leyes y
resoluciones internacionales con el apoyo político de
Estados Unidos, el sistema mundial no tenía la capacidad
para aplicar resoluciones internacionales a fin de proteger a los
civiles e impedir que se violaran los derechos humanos. Sin
embargo, el sistema mundial utilizó todas las medidas
posibles en Irak, Libia, Sudán e incluso en Europa -en la
ex Yugoslavia-, a fin de implementar resoluciones
internacionales. Una de las mayores derrotas de la ONU fue su
incapacidad para enviar una comisión a investigar las
masacres de Jenin, en Cisjordania, el año pasado. La
decisión de mandar un Comité de
Investigación fue cambiada por la de enviar un
comité de inspección de la verdad con la
participación de funcionarios israelíes. Las
acciones del comité quedaron suspendidas cuando el
gobierno de Israel le prohibió operar en Cisjordania, a
menos que cumpliera con condiciones preestablecidas. El
comité fue disuelto, el secretario general renunció
y la decisión de investigar fue cancelada. El silencio de
la ONU respecto de las recurrentes violaciones de los derechos
humanos que se producen en Israel con el apoyo incondicional de
Estados Unidos, por un lado, y la insistencia del gobierno
estadounidense de iniciar una guerra contra Irak sin el apoyo de
la ONU, por otro lado, pueden provocar un colapso en el orden
internacional y, por consiguiente, en todo el sistema mundial.
Las consecuencias de algo así son inconcebibles.
Además, hay que mencionar la ausencia de consenso respecto
de la guerra que tiene un impacto crítico sobre
organizaciones como la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea, cuya
unidad y operatividad están siendo sometidas a prueba.
Esto fue expresado por el secretario de Defensa, Donald
Rumsfield, según el cual Europa occidental es la "vieja
Europa" que lucha por mantener sus antiguas
colonias.

Según Rumsfield, sólo quedan
esperanzas en el futuro de Europa oriental. La Liga Árabe
también sufrirá consecuencias graves debido a su
incapacidad para asumir una postura clara contra la guerra, en
armonía con la posición política de los
pueblos que la componen. Un
informe de la agencia Associated
Press (AP) del 6 de diciembre de 2002 que tuvo amplia
difusión indica que los costos de la guerra para Estados
Unidos oscilan entre 99.000 millones de dólares, en caso
de un rápido éxito militar, y 1,9 billones de
dólares en caso de una guerra que dure 10 años. La
ofensiva podría causar un impacto también en los
mercados petroleros, lo cual afectará, a su vez, los
intereses económicos de otros países árabes
y europeos. Los costos militares oscilarán entre 50.000 y
140.000 millones de dólares. Los costos de la
ocupación y el mantenimiento de la paz se estiman entre
75.000 y 500.000 millones de dólares.

El
costo de la reconstrucción de Irak oscilará entre
30.000 y 105.000 millones de dólares y los de la ayuda
humanitaria entre 1.000 y 10.000 millones de dólares. La
posibilidad de la guerra significa para Israel una excelente
oportunidad para fortalecer su ilimitado control sobre la
región, luego de la destrucción del sistema que ha
constituido desde siempre una amenaza a su existencia. El
gobierno israelí necesita que estalle la guerra contra
Irak y pide a Estados Unidos que derrote a todos los gobiernos
árabes que apoyan el terrorismo. De modo que los hechos
confirman que habrá guerra a pesar de las protestas
generalizadas y de la incapacidad del Consejo de Seguridad de la
ONU para asumir una posición clara respecto de este
asunto. Israel ha expresado constantemente su deseo de una guerra
intensiva, rápida y destructiva, insistiendo en que, por
su parte, adoptará medidas defensivas. El fracaso de los
sucesivos gobiernos de Israel a la hora de terminar con la
Intifada y la imposibilidad de encontrar
soluciones que evitaran
la ocupación israelí de la mayor parte de la Franja
de Gaza y Cisjordania pondrán en jaque su propia
existencia. El enfrentamiento con un pueblo que lucha por su
liberación como nación no será tan exitosa
como se espera. Ariel Sharon lanzó su primera
campaña electoral con la promesa de derrotar a la Intifada
en 100 días y luego crear un Estado Palestino que responda
a sus propias leyes. En el punto muerto en el cual se encuentra
hoy, para Israel es cada vez más importante alterar la
naturaleza de su guerra con los palestinos convirtiéndola
en una lucha de religiones y aprovechando así lo ocurrido
el 11 de setiembre como pretexto. El gobierno de Estados Unidos
intentó encontrar soluciones al conflicto entre palestinos
e israelíes.

El
presidente de Estados Unidos mandó un enviado tras otro,
empezando por George Mitchell y siguiendo con George Tennet
(director de la CIA) y Anthony Zenni, el general del
Ejército que también fracasó a la hora de
establecer un acuerdo. Por último, Bush intentó
presentar "el mapa de ruta", un proyecto que fracasó
estrepitosamente ya que sólo podía ofrecer un
territorio palestino despedazado y diseminado entre zonas de
seguridad y puestos de vigilancia, sin brindar ninguna
garantía de que se terminaría la ocupación
israelí, se crearía un Estado independiente y se
organizaría el regreso de los refugiados y desplazados.
Israel también tiene
interés en resolver de una vez
por todas el problema de Siria y Líbano, que siguen
negándose a llegar a un acuerdo. Con las amenazas que
pesan ahora sobre la región, Siria y Líbano
están sujetos a una amenaza militar creciente por parte
del gobierno israelí, que probablemente ampliará el
alcance de sus ataques ahora que el mundo está
distraído con los sucesos de Irak. Washington ha incluido
a Hezbollah, la organización fundamentalista
islámica que opera en el sur de Líbano, en la lista
de organizaciones terroristas, lo cual incrementó la
presión diplomática sobre Siria y Líbano por
patrocinar al terrorismo. La contradicción es tan grande
que Estados Unidos, antes, había reconocido la legitimidad
de las acciones defensivas de Hezbollah en los territorios
libaneses ocupados, en el acuerdo al que se llegó en abril
de 1996, luego de la debacle de las políticas de
ocupación israelíes y las masacres de Qana.
Hezbollah fue entonces invitada a participar en el comité
que supervisaría la aplicación del acuerdo. Esto
confirma la falta de fundamento con la cual Estados Unidos e
Israel acusan a Hezbollah de ser una organización
terrorista. De hecho, se trata de una forma de resistencia
legítima contra la ocupación extrajera, que cuenta
con el consentimiento de Estados Unidos. De modo que Israel
enfrenta un verdadero dilema debido a la actual Intifada y sus
consecuencias, ya que el déficit presupuestario
alcanzó los 2.700 millones de dólares en enero de
2003. Además, Israel está recibiendo cada vez
más inmigrantes. Si bien el gobierno israelí ha
hecho considerables esfuerzos para atraer a los judíos del
mundo, las encuestas indican que muchos jóvenes sienten
que no tienen futuro en ese país, al punto que 50 por
ciento supone que no seguirán siendo ciudadanos
israelíes dentro de 10 años. La prestigiosa
institución militar israelí también se
está resquebrajando: 2.500 soldados se negaron a hacer el
servicio militar en Cisjordania y en la Franja de
Gaza.

Por
otra parte, 20,6 por ciento de los depósitos bancarios
(25.000 millones de dólares) salieron del país
desde que, hace dos años, el gobierno le pidió una
ayuda de 12.000 millones de dólares al gobierno de Estados
Unidos para evitar un colapso inevitable. Washington exige la
creación de una coalición nacional como
condición para entregar la ayuda, pero el
líder del
Partido Laborista, Haim Metznaa, se niega a integrar el gobierno
de Sharon para no cometer un nuevo error histórico, ya que
en su opinión, la anterior coalición se
convirtió en una pantalla política para encubrir
las actividades del Likud y los partidos fundamentalistas
judíos. En este contexto, los palestinos y los
árabes están inquietos ante la posibilidad de que
el gobierno de Israel y sus integrantes de línea dura
cometan masacres y desplacen a más palestinos. El
desplazamiento de palestinos ha estado siempre en la agenda
israelí, como manera de prevenir el peligro
demográfico palestino. En caso de producirse
desplazamientos palestinos, entraría en juego el status
quo militar de las fronteras con Siria y Líbano, lo cual
comprometería aún más el delicado equilibrio
de la región. En una ponencia presentada durante el Tercer
Foro Social Mundial que se llevó a cabo en enero en Porto
Alegre, Noam Chomsky alegó que los republicanos
están acostumbrados a distraer a la opinión
pública estadounidense durante las elecciones
presidenciales. Así, en lugar de tratar asuntos esenciales
como la seguridad social, la salud y la educación, hablan
del aumento de los impuestos que implica cumplir con dichos
servicios. Debido a esas políticas, los republicanos
siempre han llevado el déficit económico al
máximo, lanzando sucesivas guerras contra el terror. Eso
fue lo que trató de hacer Ronald Reagan en 1981, cuando
atacó a Libia, Nicaragua y Granada. La misma
política fue adoptada por Bush padre cuando lanzó
una guerra contra el terror en aquella Tormenta del Desierto, y
eso es exactamente lo que está haciendo Bush hijo,
además de su primera guerra "contra las drogas" que
resultó desastrosa, sobre todo en cuanto a las constantes
intervenciones militares no declaradas en América Latina,
sobre todo en Colombia. Los ataques del 11 de setiembre sirvieron
como pretexto para llevar a cabo el sueño histórico
concebido por quien era secretario de Estado de Estados Unidos
durante la Segunda Guerra Mundial. El sueño consiste en
controlar el petróleo del Golfo, considerado "la fuente
del poder estratégico y uno de los recursos más
valiosos del mundo". Por otra parte, es importante destacar la
referencia de Chomsky a las encuestas de opinión
realizadas en Europa Canadá. Las encuestas en este
último país revelan que un tercio de los
canadienses cree que la principal amenaza para el mundo es
Estados Unidos. Quienes creen eso son el doble de quienes piensan
que Irak o Al Qaeda constituyen el mayor peligro. La otra
encuesta realizada por la revista Time indica que 80 por ciento
de los europeos opina que Estados Unidos representa la mayor
amenaza mundial, mientras que 10 por ciento supone que el peor
peligro son Irak y Corea del Norte. Una representante del partido
laborista de Gran Bretaña, Alice Mahone, declaró
que la oligarquía internacional no tiene derecho a
obligarnos a aceptar una aventura de consecuencias inconcebibles
ni a planear un ataque contra Irak, obligando a la mayoría
del planeta a participar en una guerra a la cual se opone con
todas sus fuerzas. ¿Será escuchada nuestra protesta
conjunta

Mexico. La disputa por el petroleo. "El
nacionalismo se quita viajando", decía un inteligente
trasterrado español —si no recuerdo mal Julio
álvarez del Vayo— haciendo alusión a las
limitaciones y estrecheces de un cierto tipo de patrioterismo
agresivo, chato y ramplón, al mismo tiempo que
despreciativo o temeroso de lo extranjero.  Y, desde luego,
en estos remedios no se refería sólo a los
desplazamientos físicos, sino sobre todo a los
intelectuales, a los viajes por los idiomas y las culturas. De
este esperpento de nacionalismo, componente básico de las
guerras europeas y mundiales durante las dos últimas
centurias, emergieron los hitlers, musolinis y francos de todas
las épocas y lugares. Pero hay otro nacionalismo, aquel
que identifica al individuo aislado con una colectividad y sus
grandes causas, que posibilita su inserción en el mundo
sin dejar de ser mexicano o español, también la
elevación de su carácter al rango de hombre o mujer
universales, a la vez que brasileños, colombianos o
venezolanos. Es el nacionalismo que late en la literatura de
Gabriel García Márquez o de Alejo Carpentier,
espíritus cosmopolitas si los hay, cuya fuente de
inspiración son, sin embargo, aldeas y pueblos conocidos
apenas por los lugareños. También es el
nacionalismo que no comparte la ingenuidad —criminal cuando
la padece un estadista— de suponer que en el mundo actual
no juegan ya los intereses de los estados y de los países
y que por tanto los pueblos deben sumarse sin más a la
imparable globalización. Es el mismo nacionalismo que ha
denunciado la devastación de los recursos naturales
de los pueblos latinoamericanos por los imperios europeos y de
los Estados Unidos.Desde luego, la polémica en derredor
del nacionalismo tiene implicaciones terriblemente reales,
vinculadas a la vida cotidiana y a la suerte de millones de
personas. Este es el caso del debate sobre el petróleo
mexicano. Unos suponen que aquellos ubicados en la defensa de
PEMEX como empresa pública y exclusivamente mexicana,
cargarían con un nacionalismo trasnochado, premoderno y
obsoleto. En un mundo de "yuppies" gobernando y ejecutivos sin
ideología, de intelectuales comodinos, aparece como fuera
de lugar el reclamo de evitar la captura de la empresa petrolera
por los empresarios privados, ya sea mexicanos o extranjeros.
Así que veamos los números descarnados:  
Petróleos Mexicanos obtuvo el año pasado utilidades
por 660 mil 152 millones de pesos. Las treinta mayores
compañías que cotizan en la Bolsa Mexicana de
Valores, entre ellas Cementos Mexicanos, América
Móvil, Teléfonos de México, Wal-Mart, Grupo
México, Alfa, Televisa, Grupo Modelo, Elektra, Fomento
Económico Mexicano, Kimberly Clark, Inbursa, Bimbo, Sigma
Alimentos, Liverpool, Geo, Soriana, Grupo Aeroportuario del
Pacífico y Axtel, reportaron ganancias por 221 mil 500
millones de pesos. ¿Cuánto pagaron de impuestos
estos gigantes? No lo sabemos a ciencia cierta, pero sí
sabemos según los informes de la paraestatal, que
ésta entregó al fisco federal en ese período
676 mil 278 millones de pesos, por lo cual en la contabilidad
figuran pérdidas mayores a 16,000 millones. Estas macro
cifras revelan los hechos que se encuentran atrás de los
proyectos para privatizar la empresa petrolera. Se
trataría del negocio del siglo para los empresarios
mexicanos y extranjeros, ante el cual la venta de
Teléfonos de México y del resto de empresas
estatales, que ha significado la formación de las mayores
fortunas conocidas en nuestra historia, quedaría como una
compra en la tienda de la esquina. Esta masa de riqueza generada
en el territorio nacional por los mexicanos es la que se
encuentra en disputa. El asunto es decidir quién la
administra y a dónde van a parar sus beneficios. Hasta
ahora y pese a la rapiña de las corruptas camarillas
políticas y sindicales, PEMEX ha sido el indiscutible
motor del desarrollo económico del país. ¿Lo
seguiría siendo si transfiere sus utilidades a los
privados? ¿Cuánto regresarán éstos
por la vía de los impuestos? ¿Estarían
dispuestos a subordinar la obtención de las ganancias a
intereses colectivos como el empleo estratégico de las
reservas y de la producción petroleras o la salvaguarda
del medio ambiente?    El gobierno federal ha
emprendido una costosa campaña en los medios para
convencer a los mexicanos que debemos ir por el petróleo
en aguas profundas, necesidad imposible de satisfacer si no se
permite la participación de los empresarios privados. No
se explica la relación, se pretende convencer a la
ciudadanía que debe consentir la entrada en PEMEX de los
intereses privados a partir de proyectos ambiciosos y no se le
informa de las consecuencias. Desde hace tres décadas, la
política oficial ha sido la de privilegiar la
extracción de crudo y la exportación. Se
abandonaron la petroquímica básica y otros procesos
de industrialización y ahora se nos dice subliminalmente,
hay que vender PEMEX para dejar de importar gasolina.En el
acuerdo para privatizar la producción del petróleo
mexicano, están las empresas extranjeras, los grupos de
capitalistas nacionales, el gobierno actual y desde luego las
camarillas sindicales enriquecidas y solapadas por el Estado. De
los dientes para afuera, los dirigentes del PRI han manifestado
su oposición al proyecto. Al final, ya veremos a sus
líderes parlamentarios cabildeando privilegios y
aplaudiendo la ley de los panistas. ¿Y cómo
sería la nueva empresa? Pues por las vísperas se
saca el santo: Camilo Mouriño, hoy secretario de
Gobernación, hace cinco años era el Jefe de
Asesores del Secretario de Energía y Presidente del
Consejo de Administración de PEMEX (Actual Presidente de
la República) y simultáneamente representante de la
empresa propiedad de su familia que celebraba contratos sin
licitación con PEMEX, cuyo abogado era César Nava
el actual secretario de Felipe Calderón. Todos las puntas
en una sola mano. Nadie pierde, excepto el pueblo mexicano. No
firmó los papeles algún líder charro porque
no era necesario, pero ya sabemos cómo se
comportarían: hace unos días que sellaron el pacto
con el gobierno panista en la asamblea de la CTM, donde su
multimillonario líder formal, representativo del viejo y
degradado modelo de control estatal del movimiento obrero, le
rindió pleitesía a Felipe Calderón. A su
vez, el gobierno federal mantiene una indestructible alianza de
corruptelas y repartos de canonjías con el grupo de Elba
Esther Gordillo. Décadas de denuncias del viejo PAN y
reclamos de un "sindicalismo libre" ¿Dónde
quedaron?Así que, la polémica no es entre un
nacionalismo superado y una moderna élite globalizadora,
sino entre las mismas viejas corrientes de siempre, aunque
renovadas: aquellos que defienden los intereses nacionales y
aquellos que buscan someterlos a las
oligarquías.

 

 

Autor:

Joel Hurtado Ramón

Enviado por:

Leo Escorpio

 

Partes: 1, 2
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