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La nueva alfabetización. El e-learning en la lógica reticular y abierta de Internet (página 2)



Partes: 1, 2

 

La
construcción  de un
concepto

   En tales diferencias podríamos
advertir alguna luz amarilla que
nos está señalando, por lo menos, una insuficiente
socialización, en nuestros mismos espacios
educativos, de las reflexiones y los hallazgos que se
intercambian en reuniones como ésta. Pero quizá
también asistimos a una evolución tan dinámica en la creatividad y
la apropiación de las nuevas
tecnologías que, cuando apenas nos preguntamos por su
alcance social, estas deliberaciones y los temas de los que se
ocupan ya están cambiando de ejes articuladores. Hasta
ahora al e-learning se
le ha entendido como "la utilización de tecnologías
para incrementar la efectividad y accesibilidad al aprendizaje" [2]

   Una buena cantidad de definiciones sobre
este concepto
incorpora la utilización de la Red de redes como espacio
primordial, o característico:

   -"Con Internet se ha dado un nuevo
paso en el tema de la educación a
distancia convirtiéndola en una experiencia virtual.
e-Learning es la forma de designar a este tipo
de educación
que se brinda a través de Internet" [3].

   -"El e-learning permite ofrecer información, capacitación y entrenamiento a
todas aquellas personas que lo necesiten, en línea, en el
momento y lugar más conveniente" [4]

   -"e-Learning es el suministro de programas
educacionales y sistemas de
aprendizaje a través de medios
electrónicos…" [5]

   Y desde luego en esta búsqueda de
acepciones no podíamos dejar de consultar en Wikipedia, la
enciclopedia en línea que en su versión en español
ofrece la siguiente definición: "El e-learning…
puede definirse como el uso de las ventajas del aprendizaje a
través de Internet" [6].

   Ese ha sido, al menos en los acotados
espacios en donde se le menciona y practica, un término de
moda. Hace apenas
un lustro Alfons Cornella, uno de los más acreditados
conocedores de los usos prácticos de la Internet,
escribía: "Del e-learning todo el mundo habla. Parece que
es ‘lo que viene’ con fuerza. Se
trata de un conjunto de métodos,
tecnologías, aplicaciones y servicios,
orientados a facilitar el aprendizaje a
distancia a través de Internet…
[7]". Ese especialista
catalán recordaba que el empleo de la
Red con propósitos didácticos tenía que ser
acompañado de formas específicas de evaluación
de los conocimientos, así como de "un esfuerzo
pedagógico superior" para que el material de enseñanza sea comprensible.

Arquitectura en Red

   Tan variadas como las posibilidades de
extensión, cobertura y utilización
diacrónica que ofrece, las exigencias específicas
del e-learning han propiciado una ancha reflexión desde
campos como los de la pedagogía y la
comunicación educativa. La tentación inicial
para considerar al e-learning como simple extensión de la
enseñanza tradicional ha sido sustituida por
diagnósticos y propuestas cada vez más puntuales,
que toman en cuenta las situaciones específicas de los
destinatarios de la educación por esta
vía así como las capacidades de interactividad,
formatos multimedia,
lenguaje
hipertextual y ubicuidad que ofrece la comunicación en Internet.

   Es inevitable tomar en cuenta todos esos
rasgos cuando se examinan las posibilidades y la eficacia de la
educación que se apoya en Internet. Pero en no pocas
ocasiones el análisis de esos atributos, así como
de los proyectos
educativos específicos que se propagan en sitios
web, conduce a soslayar la naturaleza
intrínseca de esa que es, como sabemos, una Red de redes. Dicho
carácter reticular  implica
que Internet no tiene un centro controlador ni fiscalizador y
permite, además, que los sitios de naturaleza y
orígenes más diversos se encuentren, unos de otros,
solamente a la distancia de un clic en el
ratón de nuestro ordenador.

   Las posibilidades que esa arquitectura en
Red ofrece a la propagación del conocimiento
son vastísimas. Sin embargo a menudo, cuando se discuten o
se planean iniciativas de educación en Internet, se
construyen espacios virtuales confinados a los archivos o a los
servidores de
un solo proyecto o de una
sola institución. Cursos, asignaturas y talleres asentados
en infraestructura de e-learning, suelen proponer lecturas,
ejercicios y espacios de discusión restringidos
exclusivamente al o a los sitios web de esos
proyectos específicos. Incluso es frecuente que a los
alumnos de tales programas se les exhorte a evitar la
búsqueda de materiales o
la indagación en espacios abiertos de Internet.

Educar en una cultura de las
redes

   La existencia de sitios de confiabilidad
dudosa o francamente repletos de embustes y vulgaridades ha
imbuido, en no pocos docentes y
especialistas, una suerte de aprensión catastrofista
respecto de Internet. Y en efecto, en el espacio abierto,
versátil y contradictorio de la Red de redes podemos
encontrar muchas fuentes de
confusión y engaño. Pero además de ellas y
en cantidad mucho mayor, Internet constituye el reservorio de
información y conocimientos más grande en la
historia de la
humanidad. Privar a quienes aprenden en programas de e-learning
de la consulta y la búsqueda de materiales en la Red
abierta equivale a poner a un alumno a estudiar dentro de una
enorme biblioteca y
permitirle que consulte solamente unas docenas de entre los
centenares de miles de libros que hay
en ella. Si ese alumno tiene un mínimo de curiosidad (la
cual, como sabemos, es un atributo deseable y que resulta
pertinente estimular en todo proceso de
aprendizaje) hará lo posible para consultar,
también, los libros que le han sido vedados. Lo mismo
sucede en Internet. El solo hecho de encontrarse en línea
coloca al estudiante a distancia en un entorno de ofertas y
desafíos informativos y culturales del que resulta
imposible desentenderse.

   De la misma manera que, como saben los
pedagogos, para entender y mejorar a la educación
escolarizada es preciso entender al entorno en el que está
ubicada la escuela, el
aprovechamiento del e-learning implica reconocer que el ambiente y el
contexto del aula en línea están constituidos por
el inagotable universo de
Internet. Saber encontrar e identificar y desde luego validar la
información en línea tendría que ser un
aprendizaje tan o más importante que los conocimientos
específicos que se imparten en los cursos virtuales.
Sería preciso que alumnos y docentes de la
enseñanza en esta modalidad formasen parte de la
construcción, deliberada y planeada, de una
auténtica cultura de Internet capaz de propiciar
el aprovechamiento y, desde luego, el desarrollo de
contenidos confiables.

   Enseñar en el entorno de la Red
implica, deliberadamente o no, comprender a la nueva
educación como parte de la cultura de las Redes. En tal
sentido el e-learning, si se le asume de manera cabal, ha de
involucrar el reconocimiento de la diversidad y opciones que
existen en la Red y desde luego, la enseñanza capaz de
permitir un fructífero aprovechamiento de tales recursos.
Bancos de
datos de todas
las especialidades, espacios de discusión e intercambio
acerca de los más variados temas, forman parte de los
espacios contemporáneos en donde el aprendizaje se recrea,
propaga y, en ocasiones, adquiere interactividad.

Colaboración, imaginación,
conocimiento

   Los educandos del e-learning no tienen que
desplazarse físicamente, ni almacenar pesados
volúmenes, para tener acceso a las enciclopedias
más completas que hayan existido jamás. Algunas,
como la Britannica, hace rato entendieron la importancia de estar
presentes en la Red aunque las limitaciones comerciales que les
imponen sus modelos de
negocio siguen dificultando el acceso de todos los interesados a
todos sus contenidos. Otras, como la ya bien conocida Wikipedia,
ofrecen de manera libre el registro de una
cambiante y creciente acumulación de datos y
conocimientos.

   Como todo proyecto abierto, en Wikipedia
existe la posibilidad de errores o engaños. Pero ese mismo
carácter contiene los mecanismos para que la
información allí disponible sea verificada y
enmendada constantemente. En tan solo seis años Wikipedia
se ha convertido en referencia indispensable de la cultura
contemporánea y es el proyecto intelectual más
concurrido que haya existido jamás. Su diseño
básico reproduce la estructura
colaborativa en la que se desarrolla la creación del
conocimiento. Vale la pena no marginar a la educación a
distancia, y a la educación en todas sus modalidades, de
experiencias como esa.

   Imaginación y colaboración,
desde luego a menudo acicateadas por el afán mercantil
aunque ese no ha sido su motor principal,
conducen a diversos y, para muchos, sorprendentes espacios de
información y conocimiento en la Red de redes. Hoy en
día por ejemplo, los mapas satelitales
que han sido puestos en línea por Google son un
instrumento muy útil para la enseñanza de
disciplinas como la geografía. Estos
recursos comienzan a difuminar algunas de las fronteras entre la
educación a distancia y la de carácter
escolarizado. El aula expande sus horizontes con la
utilización de facilidades que antes se pensaban
exclusivas de la educación no escolarizada y el e-learning
aprovecha las experiencias de un entorno versátil que va y
viene de las Redes, retroalimentándose fuera de
línea y con instrumentos que pueden utilizarse con o sin
conexión a Internet.

   Algunos de esos instrumentos han sido
creados inicialmente para funciones de
entretenimiento, o de simple información, pero pueden
tener aplicaciones de carácter educativo. El libro
electrónico, en sus diversas modalidades, suele ser
abominado por quienes nos formamos en la cultura de la tinta y el
papel pero, gústenos o no, ofrece ventajas que
sería una barbaridad no aprovechar en todas las
modalidades del aprendizaje. O miremos hacia el Ipod, ese
pequeño disco duro y
portátil que almacena una gran cantidad de
información digital y que ha sido fundamentalmente
empleado, con enorme éxito
entre los jóvenes, para transportar y escuchar música y, ahora,
videos. ¿Cuántos usos no podríamos imaginar
para cargar al Ipod –o cualquiera que sea su
denominación comercial– además de los
contenidos que ahora lo singularizan, con materiales de
enseñanza a distancia?

   Si hace varios años el e-learning
significó una transformación respecto de la
enseñanza tradicional, quizá es hora de que expanda
sus instrumentos y, de esa manera, sus horizontes. Después
de todo no hay que olvidar que el e-learning, de la misma manera
que todo proceso de intercambio de conocimientos y experiencias,
tiene hoy y seguirá teniendo como entorno a la Sociedad de la
Información cuyos recursos reticulares, dispositivos
tecnológicos y alcances sociales y  culturales
todavía están por llegar.

   Recursos como el podcasting, la
televisión en línea, la creación de
blogs, el
etiquetado de contenidos, forman parte de los nuevos perfiles de
ese entorno sin cuyo conocimiento es imposible pretender educar
hoy en día. Los profesores no tienen por qué ser,
todos ellos, creadores de contenidos audiovisuales. Pero
sí resulta indispensable que entiendan la nueva lógica
en la que se desarrollan la propagación de la
información y la creación del conocimiento. La
Sociedad de la Información no entraña soluciones
súbitas, ni providenciales, a los rezagos de nuestros
países. Pero constituye un contexto que sería
insensato, o inclusive un tanto autista, tratar de
ignorar.

   Del e-learning, como se anunciaba hace un
lustro, ya no puede decirse que es lo que viene.
Posiblemente es hora de discutir no sólo en qué
entorno se desarrollará sino, también, de
qué manera subsistirá en el ambiente colmado de
enseñanzas, tentaciones, promesas y laberintos que, con
todo y sus actuales insuficiencias, ofrecen desde ahora Internet
y la Sociedad de la Información.

NOTAS

[2]Observatorio
Tecnológico de Elearning:

[3] Maestros del
Web: http://www.maestrosdelweb.com/editorial/elearning/

[4]Cisco Systems,
"¿Qué es el E-Learning?":

http://www.cisco.com/global/LA/LATAM/ee/el/que_es.shtml

 [5]
Informática Milenium, "e-Learning, el
futuro de la educación
a distancia":
http://www.informaticamilenium.com.mx/paginas/mn/articulo78.htm

[6] http://es.wikipedia.org

[7] 
Alfons Cornella, "e-Learning: de la formación de los
empleados al conocimiento en toda la cadena de
valor". Ke! Revista de
Infonomía
. Recopilado en Revista CTS+I.
20 de
noviembre de 2001.
http://www.campus-oei.org/revistactsi/numero1/debate1f.htm

Cornella explicaba: "La industria del
e-learning está formada por cuatro tipos de agentes: los
desarrolladores de software para la
creación y gestión
de contenidos educativos, los desarrolladores de plataformas de
distribución, los generadores de contenidos
y los portales generalistas de formación…. Las
ventajas del e-learning son bien aparentes, puesto que permite:
1) la personalización (cada estudiante puede definir su
"trayectoria de aprendizaje", y puede ser monitorizado en su
desarrollo
personal), 2) la interactividad (una relación directa
con profesores y compañeros de aprendizaje), 3) la
actualización de contenidos (especialmente importante
cuando estos se hacen rápidamente obsoletos), 4)
así como un amplio abanico de actividades de apoyo
(material didáctico complementario, acontecimientos
virtuales, etc)".

 

Raúl Trejo Delarbre

Investigador en el Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM.

URL: http://raultrejo.tripod.com

Artículo extraído del blog Viviendo en
El Aleph
http://lared.wordpress.com/
, del autor.

Participación para el panel Los retos del
e-learning en la sociedad de la información y el
conocimiento
. Foro e-learning del Instituto
Latinoamericano de la Comunicación Educativa. Bilbao, 22
de junio de 2006.

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