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Géneros periodísticos en las agencias de prensa (página 2)



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Hay, sin embargo, un medio específico,
fundamental en la producción de información que, quizás por su
circunstancia de fuente interna y por ello de uso directo en la
práctica de los medios, no
suele ser analizado ni estudiado en este aspecto de generador
–habría que decir, supergenerador por el volumen– de
información.

Me refiero a las agencias de prensa, y en
especial a su producción noticiosa. Para el estudio que
planteamos aquí, prescindimos de la parte distribuidora de
géneros de opinión que ofrecen algunas de estas
agencias o sindicatos,
entre otras razones porque esos textos son de uso más
restringido, no abiertos a todos los posibles abonados. Las
columnas de los comentaristas que distribuyen esos medios
sólo se hacen llegar a periódicos del grupo o
asociados, pero resulta impensable la difusión de una
columna, de la misma columna del mismo autor, en todos los
periódicos de una misma ciudad o nacionales, salvo que se
resuma en texto
informativo y, por tanto, para ser publicada como
información.

Nos limitamos, en consecuencia, al análisis y clasificación de la
producción informativa enviada por las agencias de prensa
a sus abonados, la facilitada con carácter general y simultáneo
mediante los medios técnicos del momento. En la
actualidad, ya no son los clásicos teletipos con
línea telefónica de punto a punto y uso exclusivo
por cada agencia, sino computadores que pueden recibir
simultáneamente los servicios de
las diversas agencias.

Por su volumen informativo y por la atención que vienen prestando, dentro de su
rutina profesional, plasmada en los libros que
editan sobre ello, únicamente son analizables en este
aspecto las grandes agencias EFE, Associated Press (AP), Reuters
y France Press (AFP).

Lo que nos interesa investigar es si la
producción informativa de estas agencias diferencia sus
textos conforme a algunos criterios -como prioridades de distribución o visión personal del
reportero o datos
complementarios-.

En ese supuesto, sólo nos resta debatir si el
tratamiento de los textos de agencia, los clásicos
cables o despachos, pueden ser clasificados y, en
concreto, como
géneros periodísticos.

Una primera aproximación a la producción
de cualquier día muestra que,
efectivamente, las grandes agencias coinciden actualmente en
ofrecer su información con diversas especificaciones, unas
implícitas y otras explícitas.

Considero especificación explícita la
indicación de flash, boletín,
avance, urgente, ampliación,
previsión, análisis, resumen,
corrección, análisis,
panorámica, crónica y otras que estos
medios ofrecen a sus abonados.

Implícita es la característica de la
información que no requiere una advertencia expresa de la
agencia, como fuente, a sus receptores. Por ejemplo, la prioridad
Urgente o Rutina es competencia de
quien envía y, por tanto, jerarquiza la
información. Pero, sin que se oculte al destinatario ese
dato, quien reciba en una pantalla las primeras palabras de un
texto informativo –como es lo habitual- ignora esa
prioridad.

El receptor sólo es consciente de la prioridad de
esa noticia si la redacción de la agencia la ha enviado con
la indicación explícita de Flash o
Boletín o Urgente o Avance.

Precisamente, la necesidad de que esta advertencia de
importancia deba ser expresa es una de las razones por las que
creo que debe ser considerado ese aspecto como género
periodístico, y no como asunto de mero formato.

Al formato pertenece la corrección o cualquier
aviso que se envíe por línea, pero en cuanto ese
formato sea requisito para conseguir una unidad informativa con
características independientes (Martínez de Sousa,
1991 y López de Zuazo, 1977), deberemos hablar de
género, y no de mero aspecto complementario.

¿Exigen las agencias características
propias para enviar informaciones con una jerarquización
similar a las que los demás medios ofrecen a sus
abonados?

EFE, por ejemplo, en la primera edición
de sus Normas
Básicas para los Servicios Informativos (1988), distingue
perfectamente entre formatos y lo que no es formato.

Por formato alude a la indicación de una palabra
como antetítulo o guía en las informaciones
más importantes del día, que deberá ser "un
nombre propio o geográfico, o el referente a una
ocupación"

Alude, asimismo, a la obligatoriedad de fechar toda
información, incluyendo entre paréntesis el
país (la provincia, en España) al
que pertenece salvo que se trate de la capital.

Día y mes, tras el nombre de la localidad, entre
comas; las siglas EFE, seguidas de punto y guión; la
conclusión con las mismas siglas y las iniciales de
quienes participaron en esa producción
informativa.

Todo esto es lo que entiende EFE por formato. En
términos similares se expresa también el Manuel de
AP, y lo mismo se puede constatar en el servicio
diario de AFP y Reuters.

No hay, por tanto, confusión en la fuente en lo
que podría ser un mero formato desde una concepción
clásica de los géneros.

Creo que la cuestión se debe plantear en torno a
cómo consideran los teóricos qué son y para
qué sirven los géneros, y en un segundo caso,
cómo se definen los mensajes informativos de agencias,
para ver si son de aplicación esos
cánones.

Una de las definiciones foráneas define a los
géneros como formas que busca el periodista para
expresarse, debiendo hacerlo de modo diferente, según la
circunstancia de la noticia, su interés y,
sobre todo, el objetivo de su
publicación" (Gargurevich, 1982:11)

Más cerca, Martínez de Sousa (1991) los
define como "las pequeñas unidades literarias con
características propias, bien sea por la forma de
redactarlas, por el orden de exposición
o por el estilo periodístico empleado".

López de Zuazo (1977) lo simplifica en unidad
informativa con características independientes.

Onda Cero Radio especifica
como géneros en esa cadena la entrevista,
los boletines, la crónica, el recuadro y el avance
informativo.

Arturo Merayo (1992), en su tesis
doctoral, insiste en contemplar los géneros como
reglas de juego, con
unos rasgos constructivos específicos.

Es decir, es evidente que en la teoría
y en la práctica periodística hay coincidencia en
que según el destino concreto de cada texto informativo
–incluso en radio- debe redactarse de un modo u
otro.

El instrumento pedagógico, a que atendía
Gomis, o la adaptación a las nuevas realidades, que tiene
en cuenta Casasús, junto con la consecuencia eminentemente
práctica –hay que redactar según criterios
ajustados a cada caso, no todo por igual aunque sea un mensaje no
intencional-, parecen ser los elementos que se requieren para una
primera aproximación a su presunta clasificación en
géneros.

AP, cuando instruye a su personal cómo debe
enviar la información, se refiere al boletín o
urgente como story. Admite inequívocamente una story
bulletin or urgent. No es, pues, una cuestión de mero
formato, sino una noticia considerada en sí, una clara
unidad

Informativa, con unas características
peculiares.

Es lo que hace EFE también. Flash es la
información más breve y urgente que lanza la
Agencia. Consta de una sola línea de texto, sin fecha, y
va precedida de ocho campanillazos. Un flash no lleva
título.

La visión que los agencieros tienen, por tanto,
del flash, en este supuesto, es que se trata, como mínimo
de un tipo de información, y por ello diferente a otros
textos igualmente informativos.

En las radios o en las televisiones, los responsables de
sus informativos saben que determinados acontecimientos, al
convertirse en noticias,
deben interrumpir la programación, en unos casos mediante una
cinta que pueda ser leída por quien sigue la cadena y en
otros mediante un corte total. Y el oyente o televidente sabe que
eso tiene una trascendencia especial, capta la importancia que ha
decidido darle el responsable de la emisión. ¿Se le
va a negar esa misma consideración a una
información similar de agencia, por el mero hecho de que
no llega directamente al público, sino mediante su
reproducción por otros medios que sí
tienen acceso directo al público?

En la concepción dinámica que sugiere Casasús, y que
creo que late en la mayor parte de los defensores de la
permanencia de los géneros como instrumento clasificador,
los diferentes tipos de información de agencia funcionan
con las características que hemos visto que se reclaman
para los géneros.

No se trata sólo de un asunto de formato, ni
siquiera de un orden de prioridades. El flash, dice EFE, debe
reservarse para acontecimientos de extraordinaria importancia. El
de UPI con los disparos sobre el presidente John Fitgerald
Kennedy es un texto ejemplar en ese sentido. Y creo que nadie
puede discutir su estilo peculiar, un algo no fácilmente
definible, pero que hace que no pueda ser considerado en
sí ni titular ni lid ni noticia, implicando de hecho algo
de cada aspecto mencionado. Creo que, por ello, lo
científico es reconocer su peculiaridad y admitir que el
flash es un género informativo propio.

Y no vale para negarlo advertir que es exclusivo de una
agencia. Es evidente en la práctica periodística
que un flash es suficiente para romper la rutina de cualquier
programación de radio o televisión
y sugerir incluso una edición especial en un diario, el
medio que se va quedando más rezagado en cuanto a la
inmediatez de su contacto con el público.

Para quienes defiendan el reduccionismo de los textos de
agencia como fuente únicamente para otros medios, la
aparición de la red Internet invalida esos
argumentos.

Ya no son sólo las propias agencias las que
aportan algunas de sus noticias a la red, con lo que sus mensajes
informativos pueden llegar a cualquier abonado sin
mediación, sino que algunos diarios en línea, como
un remedo de actualización, reproducen frecuentemente
textos de agencia.

Así que, en cuanto texto específico, que
sería reproducido probablemente textual en una primera
lectura en un
avance en radio o televisión, y en cuanto texto de acceso
directo merced a las nuevas
tecnologías, creo haber demostrado que el flash de una
agencia de prensa no es una mera prioridad o un formato, sino un
género periodístico.

Sería, de algún modo, ese acontecimiento
importante e inesperado el que generaría esa
modificación de lo real, esa construcción de la realidad social, esa
eclosión de los eventos como
referente exterior a la institución periodística, a
que alude Marques de Melo (1987:17)

En esa misma línea se sitúa
Armañanzas (1996) cuando sostiene que los géneros
dejan de ser simples clasificaciones y categorías técnicas y
se convierten en intentos de captar mejor la complejidad de lo
real y ofrecerlo al público, es decir, de dar a entender o
persuadir introduciendo certidumbre, previsibilidad y
orden.

Es lo que buscan los demás textos de agencia, que
aquí consideramos ya como géneros.

Estos son, desde esta perspectiva, los
siguientes:

1.- Géneros
informativos:

1.1.- Flash

1.2.- Boletín

1.3.- Urgente

1.4.- Avance

1.5.- Noticia

2.- Géneros
interpretativos

2.1.- Panorámica

2.2.- Análisis

2.3.- Crónica

Esta clasificación, que no pretende ser
rígida, tiene en cuenta lo específico del periodismo de
agencia, pero no incluye lo que es mera cuestión de
organización o presentación de los
textos.

Ignora, por ejemplo, lo que es un previo
(información de un hecho que todavía no ha
sucedido, pero que se difunde a modo de recordatorio, en espera
de información más completa, generalmente por mera
razón de hora).

Tampoco se consideran las series previas
(informaciones de apoyo que se envían ante hechos
relevantes, como elecciones, para explicar sus antecedentes y
situar el contexto).

Otro material excluido como género son las
previsiones, informaciones que al comienzo de un ciclo
horario se consideran en la redacción central como las
más relevantes del día y que, como tales, se
anuncian para determinada hora, con una extensión amplia,
generalmente de 600 palabras, y que representan la
jerarquización de la información de una
agencia.

Tampoco se incluyen los resúmenes,
informaciones que recogen material ya enviado pero que son
actualizaciones periódicas, que deben contener los datos
principales de la información puesto que su emisión
anula las informaciones anteriores.

Otros aspectos del formato textual de agencias, como
reacciones, cronología, etc. implican el mismo tratamiento
informativo que en los demás medios, y, por ello, tampoco
le dedicaremos más espacio aquí.

Definido, pues, el flash como género informativo,
resta ahora seguir el mismo paso con los que consideramos
igualmente géneros.

El flash, recordemos, consta de una sola línea de
texto, sin fecha.

Lo precede en la línea anterior la palabra flash
con siete u ocho campanillazos (con función
sonora en los antiguos teletipos, hoy meramente visual en las
pantallas de ordenador).

El boletín es la información de mayor
urgencia después del flash, y consta de un párrafo. Lleva título y fecha, y se
identifica con la palabra Boletín en la línea
anterior y cinco campanillas.

Una vez más, su especificidad radica en la
importancia que se asigna a ese breve texto que, aunque siempre
vaya seguido de otros, debe considerarse como noticia en
sí misma.

Urgente, indican las Normas de EFE, es la siguiente
categoría dentro de esta gradación de síntesis e
instantaneidad. La información urgente debe tener, al
menos, dos párrafos y ser completa. Le preceden tres
campanillazos.

Aunque en la edición publicada de las Normas no
figura el avance, éste se ha ido imponiendo en los
últimos años en las diversas agencias como una
información, de la que se adelantan dos o tres
párrafos, para resaltar noticias importantes pero que no
merecen la clasificación de urgentes, y que anuncian una
rápida ampliación.

La noticia, sin más, no necesita ser definida y
figura como género indiscutible en todos los manuales. No
merece, por tanto, más atención
aquí.

En cuanto a los géneros interpretativos, hay que
explicar que, aunque las agencias transmiten fundamentalmente
información, la tendencia es general en todas las grandes
a aumentar el porcentaje de informaciones con firma, lo que
implica un nivel más profundo de información, en
cuanto crónicas o análisis. Se trata del periodismo
interpretativo o de explicación, que los teóricos
sitúan en su primera fase en el estilo Time.

En las agencias, estos géneros son la
panorámica, el análisis y la crónica, que en
las Normas de Efe se definen así.

La panorámica es una visión de conjunto,
con material de diversas fuentes y
procedencias, para acontecimientos relacionados entre sí
en diversos lugares. Debe sintetizar lo ocurrido, incorporar sus
antecedentes, reflejar su repercusión y evaluar las
distintas reacciones que haya provocado en el mundo.

El análisis informativo, que lleva siempre firma,
debe centrarse en la interpretación o análisis,
más que en la valoración, por lo que no debe
incluir opiniones subjetivas. Su autor debe limitarse a presentar
todos los elementos, los antecedentes y la documentación adecuada, para que el lector
pueda formar su propia opinión o componer las predicciones
que correspondan.

Siempre debe estar fundado en fuentes u observaciones
del corresponsal que deben ser citadas o apoyadas en opiniones o
comentarios de expertos. Sirve también para resaltar
informaciones de calidad escritas
por expertos o por alguien relevante en el asunto al que se
refieran.

La crónica en una agencia permite más
libertad de
estilo al autor, pero ha de seguir siendo informativa, y no
ideológica, aunque lleve la firma del autor.

La tendencia más reciente es que la
crónica de agencia se reserva para información de
color, no
necesariamente actual.

La permanente adaptación de las agencias a las
nuevas realidades informativas -¿o puede llamarse medio,
por ejemplo, a Internet?- podrán hacer replantear a corto
plazo la clasificación aquí propuesta. Pero, en ese
supuesto, sería para ampliar. No parece que la tendencia
sea a suprimir modalidades de información, sino,
más bien, la contraria.

Bibliografía

Agencia EFE (1988): Normas básicas para los
servicios informativos
. Madrid

Aguilera, Octavio (1991): "Géneros
periodísticos informativos", en Angel Benito (director):
Diccionario de Ciencias y
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Paulinas.

Armañanzas, Emy y Díaz Noci, Javier
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Servicio Editorial de la Universidad del
País Vasco.

The Associated press (1998): Stylebook and libel
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Goldstein,
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Casasús, Josep María, y
Núñez Ladevéze, Luis (1991): Estilo y
géneros periodísticos.
Barcelona:
Ariel.

Gargurevich, Juan (1982): Géneros
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. Quito.

Gomis, Llorenc (1989): Teoría des generes
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. Barcelona: Centre
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. Madrid: Pirámide.

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Martínez Albertos, José Luis (1983):
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Barcelona: Mitre.

M. Hernando, Bernardino (1998): "Alicia en el
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Martínez de Sousa, José (1991):
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Merayo, Arturo (1992): Estructura del proceso
informativo radiofónico
. Madrid: Editorial
Complutense.

Onda Cero Radio (sin fecha): Guía de
estilo
.

Santamaría, Luisa (1990): El comentario.
Madrid: Pirámide

 

José Manuel Rivas Troitiño
Profesor
Asociado de Periodismo UCM

Estudios del Mensaje Periodístico,
núm.5, 1999.

Partes: 1, 2
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