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Leer y escribir en la Red /Novedades, desafíos, fortalezas, fragilidades (página 2)



Partes: 1, 2

 

El crecimiento en el uso de otras lenguas ha reducido la
presencia relativa del español
que actualmente, se calcula, es el idioma principal del 7.5% de
los usuarios de Internet. Ese avance de
otras lenguas ha dejado al inglés,
aun mayoritario, en algo menos del 30% de los usuarios de la
Red.
También el japonés ha descendido, hasta menos del
8%. Y el chino sigue creciendo, con algo más del 13%. Hoy
en día cerca de 322 millones de personas utilizan Internet
acudiendo fundamentalmente al inglés; 144 millones lo
hacen en chino; 86 millones en japonés y casi 82 millones
en español.

Es altamente posible que en poco tiempo el
español pase a ser la tercera lengua en
Internet, especialmente porque tiene un campo más vasto en
donde crecer. Actualmente el 67% de quienes hablan japonés
ya gozan de acceso regular a la Red de redes. En cambio
solamente el 18.7% de quienes hablan español disfrutan de
ese beneficio.

Conforme más gente se incorpore al uso de
Internet, la variedad lingüística de la Red será
más representativa de la variedad de idiomas que hay en el
mundo. Esa será una de las expresiones que tendrá
el lento aunque constante abatimiento de la brecha digital. Hacia
septiembre de 2006, de acuerdo con el servicio
Internet World Stats que abreva de varias fuentes
estadísticas, de los casi 6 mil 500
millones de habitantes del planeta solamente el 16.7% –mil
86 millones– tenían la posibilidad de utilizar
Internet (2).

Insuficientes contenidos en
español

Entre los usuarios de la Red hay cada vez más
gente que habla, vive y piensa fundamentalmente en
español. Pero eso no significa que la presencia de nuestra
lengua en Internet sea proporcional a las preferencias
idiomáticas de esos usuarios. El cuarto sitio que el
español tiene entre las lenguas predominantes entre los
usuarios de la Red se modifica drásticamente cuando nos
asomamos a los idiomas en los cuales se desarrollan los
contenidos en esa vasta colección de espacios
digitales.

No hay una estadística completa acerca de las lenguas
en las cuales se distribuyen sitios y páginas en Internet
aunque todas las estimaciones coinciden en señalar que el
inglés sigue siendo el idioma con más presencia en
tales contenidos (3). Algunas aproximaciones a las dimensiones de
esa y otras lenguas pueden encontrarse en los inventarios que
hay acerca de información específica en algunos de
los sitios más consultados en la Red. Wikipedia por
ejemplo, es la enciclopedia en línea cuyo método de
trabajo
sustentado en la colaboración anónima –cada
quien puede colocar la información que considere
pertinente y cada quien puede enmendar cualquier
información– ha significado lo mismo una fuerte
discusión acerca de la escrupulosidad de sus contenidos
que un constante auge tanto en la cantidad de información
como en las consultas que recibe cada día.

Hacia comienzos de octubre de 2006, el español
ocupaba el décimo sitio entre las 229 lenguas y dialectos
en los cuales hay información en Wikipedia. De algo
más de 5 millones 300 mil entradas, las que se encontraban
redactadas en nuestro idioma alcanzaban apenas 157 mil. Cabe
señalar que los internautas de lengua española
interesados en colaborar con Wikipedia se han incorporado a ese
proyecto
más tarde que aquellos que escriben en otras de las
lenguas más utilizadas en el mundo. Por eso, de las algo
más de 157 mil definiciones que había en
español en octubre de 2006 más de la mitad
–89 mil– habían sido puestas en línea
en el año más reciente.

Las entradas en inglés, en Wikipedia, sumaban
algo más de un millón 412 mil y constituían
el 26%. Las definiciones en español eran algo menos del
3%.

Ese dato contrasta con el 7.5% que alcanza el
español como lengua principal entre los internautas. Sin
que pueda establecerse una relación mecánica entre ambos porcentajes, no es
aventurado considerar que muchos de quienes exploran Internet y
tienen a nuestro idioma como lengua cotidiana buscan
información en otras lenguas –con certeza se puede
decir que fundamentalmente el inglés– y no
encuentran la información o los contenidos que requieren
en sitios y páginas en castellano.
También se puede considerar que hay una utilización
pasiva de la Red por parte de un segmento importante de los
internautas de lengua española.

Otra manera de asomarnos a la proporción de
contenidos que la Internet ofrece en español, en
comparación con distintas lenguas, es la
cuantificación de resultados que ofrece la búsqueda
de palabras emblemáticas de cada idioma. Por ejemplo,
cuando buscamos la palabra amor en la nuestra y otras
lenguas encontramos los siguientes resultados (4).

love 1, 380 000 000

amor 153 000 000

amour 94 300 000

amore 53 300 000

Dicho rastreo informal permite constatar que en la Red
hay nueve veces más referencias al amor en
inglés que en español. Eso no significa que las mil
380 millones de páginas indexadas por Google se
encuentren en inglés. Si alguien escribe el término
love en una página en cualquier otro idioma esa
página formará parte de las que reporte el motor de
búsqueda.

El ejemplo anterior es muy simple. A partir de
búsquedas como esa pero realizadas de manera
sistemática y con un extenso inventario de
términos, el grupo Funredes
ha realizado desde varios años una evaluación
de la presencia de varias lenguas en Internet. Allí se
advierte un descenso porcentual en la utilización del
español por lo menos en el primer lustro del nuevo siglo
(5).

En la tabla se aprecia la ya conocida y muy intuida
disminución en la presencia del inglés como lengua
predominante en la Red. Sin embargo el 45% de contenidos en ese
idioma registrados en 2005 es mayor al porcentaje (30%) de
usuarios anglófonos de la Red que había un
año después. Y el 7.5% de usuarios que tienen al
español como lengua materna es inferior al 4.6% de
páginas en las cuales pudieron identificarse contenidos en
nuestro idioma.

Además, aunque leve, se puede reconocer un
descenso en la utilización del español que en 5
años pasó de ocupar algo más del 5% al 4.6%
identificable en 2005. También disminuyeron, siempre en
términos porcentuales, las páginas en
portugués. En cambio lenguas como el francés y
especialmente el alemán tuvieron un incremento en los
contenidos en la Red aunque el porcentaje de usuarios que hablan
esas lenguas se haya mantenido idéntico (alrededor del
4.6% el francés) o incluso haya descendido como
sucedió con el alemán (que pasó de ser la
lengua del 6.5% al terminar el siglo XX a ser utilizado por el
5.4% un sexenio más tarde, de acuerdo con los datos que
presentamos en la primera tabla incluida en este
trabajo).

Esas y otras indagaciones permiten considerar que si
bien ha consolidado una presencia relevante, el español
podría retroceder respecto de otras lenguas en los
contenidos que se encuentran disponibles en Internet. Ante esa
constatación, o a partir de la para algunos insuficiente
cobertura de nuestra lengua en la Red, hay quienes consideran que
lo que hace falta es diseñar mejores recursos para que
los usuarios de lengua española identifiquen más
fácilmente y con mayor rapidez los contenidos en este
idioma. Sin embargo la colocación en línea de
distintos motores de
búsqueda especializados en sitios en español no ha
tenido la relevancia que esperaban sus promotores
(6).

La cobertura de muchos de esos buscadores ha
resultado menor a la que alcanzan los servicios
más conocidos internacionalmente. Por otra parte, cuando
inquieren por alguna información a muchos usuarios no les
resulta especialmente relevante que sea en español o en
inglés. Por otro lado los buscadores internacionales
más conocidos –como Google, Yahoo y Altavista–
han habilitado sus propios servicios en castellano.

Pretender que haya servicios de rastreo de contenidos
exclusivamente en español puede expresar una
concepción fragmentaria de la Red, como si se pudiera
delimitar un territorio virtual en nuestra lengua al margen de
todos los demás. La naturaleza
reticular de Internet es todo lo contrario de esa por lo
demás imposible segmentación. Sustentadas en protocolos de
hipertexto, las páginas
web se enlazan unas con otras, llevan al usuario de un sitio
a otro, de uno a otro contenidos, independientemente del idioma
en que hayan sido escritos. Por eso, más que pensar en
buscadores que al rastrear en una sola lengua ofrecen una
dimensión parcelada y empobrecida de Internet,
habría que hacer todo lo posible para que en los motores
de búsqueda más utilizados esté presente la
mayor cantidad posible de sitios en español. Y desde
luego, la prioridad para impulsar el uso de nuestra lengua en la
Red y de esa manera en el globalizado mundo contemporáneo,
tendría que ser la promoción de contenidos de cada vez mayor
cantidad y calidad y, desde
luego, en castellano.

Paradojas de los traductores
automáticos

Otros recursos tecnológicos de reciente desarrollo
contribuyen a paliar la desventaja que, para la
comprensión y la
comunicación entre sus usuarios, significa la
diversidad lingüística que hay en Internet. Los
servicios de traducción automática han venido
perfeccionándose y son cada vez más sensibles a los
usos específicos del idioma. La investigación tecnológica para
lograr que el español resulte accesible a quienes no
dominan nuestra lengua y, viceversa, para que los internautas de
habla hispana comprendan contenidos en otros idiomas, se ha
desarrollado de manera considerable. Esos avances en ocasiones
están relacionados con la utilización de
tecnologías para suplir alguna limitación
comunicativa en personas discapacitadas. En otro terreno, para la
mayoría de los usuarios pueden ser útiles como
referencia general especialmente cuando se acude a fuentes de
consulta en donde la traducción plenamente literal no es
necesaria.

El desarrollo tecnológico sigue progresando en
ese campo. Pero hasta ahora no existen traductores capaces de
trasladar de una lengua a otra la riqueza de matices,
connotaciones y alegorías que puede haber en un idioma
como el nuestro. Igual que hemos hecho en alguna otra
ocasión, vale la pena comparar qué ocurre con un
texto en
castellano cuando es sometido a una traducción
digital.

Tomemos, solamente como ejemplo, un párrafo
de la más reciente novela de
Mario Vargas
Llosa:

"Cuando vine a vivir en Lavapiés, el barrio
había cambiado de tal manera que a ratos me preguntaba si
en esa Babel quedaba todavía algún madrileño
de cepa o todos los vecinos éramos, como Marcella y yo,
madrileños importados. Los españoles del barrio
procedían de todos los rincones de España y
con sus acentos y su variedad de tipos físicos
contribuían a dar a esa mazamorra de razas, lenguas,
dejes, costumbres, atuendos y nostalgias de Lavapiés el
semblante de un microcosmos. La geografía humana del
planeta parecía representada en su puñado de
manzanas (7).

Ese mismo texto, sometido a un traductor
instantáneo en Internet, aparece así cuando se
convierte al inglés:

"When I came to live in Lavapiés, the district
had changed in such a way that short whiles some Madrilenian of
stock or all the éramos neighbors asked to me if in that
Babel still had left, like Marcella and I, Madrilenian concerned.
The Spaniards of the district came from all the corners of Spain
and with its accents and their variety of physical types they
contributed to give that mazamorra of races, languages, you
leave, customs, atuendos and nostalgia of Lavapiés the
semblante of a microcosm. The human geography of the planet
seemed represented in its handful of apples" (8).

La traducción automática ofrece una
razonablemente útil conversión de casi todo ese
párrafo pero algunas frases resultan incomprensibles. Los
madrileños de cepa se transformaron en mercancías
de almacén,
los personajes importados se convirtieron en preocupados,
términos como "éramos", "mazamorra" y "atuendos"
quedaron sin traducir, el deje alusivo al acento quedó
como expresión de abandono y las manzanas callejeras
fueron tomadas como frutas. La versión es todavía
más incomprensible cuando tratamos de convertirla
nuevamente al español (9).

Las tecnologías de traducción siguen
desarrollándose y serán cada vez más
meticulosas. Sin embargo todavía no se ve cercano el
momento en el que puedan sustituir la intervención humana.
El mundo, ni modo, sigue padeciendo las consecuencias de la
maldición de Babel. Para comprender gran parte de los
contenidos que abundan en Internet y, de manera más
amplia, para comunicarse con eficacia en
distintos espacios de la vida contemporánea, la gente
tiene que aprender inglés.

Otros recursos tecnológicos colocados en
línea pueden ayudar a la comprensión de nuestra
lengua y eventualmente ser útiles para esclarecer alguna
duda de gramática o vocabulario, pero no sustituyen
la necesidad de que el español, sus reglas y los
significados de sus palabras, sean enseñados en las
escuelas de nuestros países. En Ecuador, por
ejemplo, la empresa
Signum, que es proveedora de Microsoft,
mantiene un silabeador y guionizador en línea (10). En
opinión de la Oficina de
Español en la Sociedad de la
Información del Instituto Cervantes, "se
trata de una herramienta que separa las palabras por
sílabas o que muestra la
posición correcta de los posibles guiones que queramos
introducir. Basta con introducir el término en el
área correspondiente y pulsar en el botón
<Guionizar silabear>. Las dos operaciones
estarán listas en pocos segundos" (11).

La misma empresa ofrece
también un "conjugador" en línea. Esos recursos
pueden ayudar en casos de apuro pero lo más conveniente es
que las escuelas básicas enseñen a dividir en
sílabas y a conjugar verbos a todos sus alumnos. La
empresa catalana Thera, del Centre de Llenguatge i
Computació (CLiC) de la Universidad de
Barcelona, ofrece un servicio similar (12).

Al mismo tiempo, en la Red hay esfuerzos individuales, o
casi, que apoyan a los usuarios que tienen dudas acerca de usos
específicos de nuestra lengua. Entre ellos se encuentra el
diccionario de
términos informáticos inglés –
español colocado en línea y actualizado
constantemente por José Luis Prieto (13).

Libros en línea, rezago del
español

Con o sin Internet –pero en realidad ese dilema no
existe porque la Red, a querer o no, forma parte del mundo
contemporáneo de manera irreversible– se puede
reconocer que el camino más sólido para propagar y
perfeccionar el uso del español se encuentra en la
promoción de la lectura. No
hay mejor manera para enfatizar el atractivo y la versatilidad de
nuestra lengua. Y como es sabido, los buenos lectores suelen ser
buenos usuarios del idioma.

La promoción de la lectura
requiere de muy variados apoyos y sobre todo de recursos
financieros y decisiones políticas
que no siempre existen en la medida de las necesidades en ese
campo. Cabe decir que, también en ese ámbito,
Internet puede ofrecer un respaldo fundamental. La
propagación de bibliotecas
digitales, ya sea con materiales
expresamente digitalizadas para la Red o a partir de la
conversión de colecciones que ya existen en tinta y papel,
está significando el aprovechamiento, para difundir la
cultura
escrita, de la hasta ahora ilimitada capacidad de almacenamiento
pero, sobre todo, de la casi completa ubicuidad de
Internet.

En ese campo el modelo pionero
es el Proyecto Gutenberg, creado en 1971 por el especialista
informático Michael Hart y que constituye la biblioteca
digital más antigua. En el otoño de 2006, ya con
varios años en línea, reunía cerca de 20 mil
libros en 50
lenguas. Cada mes, de manera gratuita, son descargados más
de 2 millones de libros de ese sitio. Entre el 12 de septiembre y
el 11 de octubre de 2006 los 25 libros más descargados de
ese sitio fueron los siguientes.

Los 25 libros más descargados del
Proyecto Gutenberg

1. Fifteen Thousand
Useful Phrases by Grenville Kleiser (8596)

2. The Adventures of
Sherlock Holmes by Sir Arthur Conan Doyle (8528)

3. The Notebooks of
Leonardo Da Vinci — Complete by Leonardo da Vinci
(5987)

4. Kamasutra by
Vatsyayana (5812)

5. Pride and Prejudice
by Jane Austen (5541)

6. How to Speak and
Write Correctly by Joseph Devlin (5323)

7. Treasure Island by
Robert Louis Stevenson (5259)

8. Ulysses by James
Joyce (4978)

9. The Hound of the
Baskervilles by Sir Arthur Conan Doyle (4354)

10. The Devil’s
Dictionary by Ambrose Bierce (4272)

11. The Art of War by
6th cent. B.C. Sunzi (4239)

12. The Time Machine
by H. G. Wells (4087)

13. Roget’s
Thesaurus of English Words and Phrases by Peter Mark Roget
(4070)

14. The Adventures of
Sherlock Holmes by Sir Arthur Conan Doyle (3995)

15. The Prince by
Niccolò Machiavelli (3379)

16. The Best American
Humorous Short Stories (3346)

17. Meyers
Konversationslexikon Band 15 by Various (3279)

18. Metamorphosis by
Franz Kafka (3256)

19. Aesop’s
Fables by Aesop (3239)

20. Modern Spanish
Lyrics by Various (3082)

21. Grimm’s Fairy
Tales by Jacob Grimm and Wilhelm Grimm (3045)

22. The Adventures of
Huckleberry Finn by Mark Twain (3020)

23. The Valley of Fear
by Sir Arthur Conan Doyle (2979)

24. Jane Eyre by
Charlotte Brontë (2948)

25. Alice’s
Adventures in Wonderland by Lewis Carroll (2849)

Las cifras indican la cantidad de veces que fue
descargado cada texto.

Fuente: http://www.gutenberg.org/browse/scores/top#books-last30
Consultado el 11 de octubre de 2006.

El Proyecto Gutenberg forma parte de la Feria del
Libro
Electrónico, World eBook Fair, (http://worldebookfair.com)
integrada por 112 colecciones nacionales y/o temáticas. En
octubre de 2006 esa red aseguraba que reunía más de
500 mil libros en formato PDF en más de 100
idiomas

(14). Seguramente algunos de esos volúmenes se
encuentran en español pero de las 112 colecciones que los
contienen ninguna está dedicada a libros en nuestra
lengua. La escasa atención que recibe nuestro idioma en
proyectos como
ese resulta correlativa al poco interés
que ellos suscitan en nuestros países. Allí se
encuentra una debilidad de los esfuerzos para propagar y
solidificar el uso del español. La ausencia de iniciativas
para incrementar la bibliografía en castellano
dentro de espacios que promueven la lectura de archivos
digitales en diversas lenguas se advierte en la raquítica
presencia del español en colecciones como la del Proyecto
Gutenberg.

Principales idiomas en los cuales se
distribuyen

los libros del Proyecto Gutenberg / Octubre de
2006

Inglés 16910

Francés 939

Alemán 386

Finlandés 327

Holandés 226

Español 133

Portugués 61

Chino 69

Tagalo 51

Latín 41

Sueco 34

Fuente: A partir de información disponible en
http://www.gutenberg.org

Otros proyectos, en cambio, están
específicamente destinados a digitalizar y catalogar
libros y documentos en
español. Uno de los más exitosos es la Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes. Creada en julio de 1999 a iniciativa
de la Universidad de Alicante y el Grupo Santander, tiene
"más de 21 mil registros
bibliográficos" que se encuentran disponibles en
línea. Cada día, de los servidores de la
Biblioteca son enviadas 126 mil 500 páginas web
En el año más reciente esos materiales
habían recibido más de 110 millones de consultas
con lo cual, en siete años, la Biblioteca había
servido más de 300 millones de páginas
(15).

De esos más de 300 millones de páginas,
más de la tercera parte fueron solicitadas desde dominios
de Internet ubicados en España. Más del 23% desde
Estados Unidos
y más del 10% desde México
(16). Cinco países sudamericanos ocupan los siguientes
sitios –Argentina, Perú, Chile, Colombia,
Venezuela– y, luego, destaca el
interés en naciones no hispanohablantes como Francia,
Brasil e
Italia para
requerir textos de esa biblioteca digital en nuestra
lengua.

Los 30 dominios desde donde se solicitan
más páginas

a la Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes

(cantidad de servicios por dominios y
países 1999 – 2006)

País Dominio No. de
páginas servidas

1

España

.es

112 795 737

2

Estados Unidos

.us

71 643 534

3

México

.mx

32 594 665

4

Argentina

.ar

16 338 651

5

Perú

.pe

13 882 943

6

Chile

.cl

13 394 625

7

Colombia

.co

8 329 874

8

Venezuela

.ve

6 782 279

9

Dominio desconocido

—-

6 346 955

10

Dominio comercial

.com

5 700 021

11

Francia

.fr

4 209 734

12

Brasil

.br

3 954 036

13

Italia

.it

3 368 920

14

Direcciones numéricas sin resolver

—–

2 755 624

15

Bolivia

.bo

2 068 314

16

Alemania

.de

2 034 965

17

Red

.net

1 787 810

18

Uruguay

.uy

1 583 895

19

Ecuador

.ec

1 571 094

20

Reino Unido

.uk

1 458 316

21

El Salvador

.sv

1 426 679

22

Rep. Dominicana

.do

1 267 431

23

Canadá

.ca

1 260 694

24

China

.cn

1 177 094

25

Portugal

.pt

1 080 387

26

Guatemala

.gt

1 039 773

27

Panamá

.pa

944 444

28

Corea del Sur

.kr

934 407

29

Costa Rica

.cr

913 465

30

Japón

.jp

873 470

Fuente: Cuadro elaborado a partir de Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes. Estadísticas. "Páginas
web servidas
con éxito
por dominios".
http://www.cervantesvirtual.com/informacion/estadisticas.jsp.
Consultado en octubre de 2006.

Y sin duda el proyecto más ambicioso para colocar
e inventariar libros en línea es Google Print
que, a partir de convenios con editoriales, autores y
bibliotecas, está digitalizando y abriendo el acceso a
decenas de miles de volúmenes de todos los temas y todos
los tiempos. El de Google será seguramente el
catálogo bibliográfico más completo de la
historia.
Anunciado formalmente a fines de 2004, el programa ha
establecido acuerdos con las bibliotecas de universidades como
las de Michigan, Oxford, Stanford y la Biblioteca Pública
de Nueva York cuyas colecciones completas se estima que
reúnen más de 15 millones de volúmenes (17).
Sin embargo no todas las obras resguardadas en esas colecciones
pueden ser digitalizadas. Solamente aquellas cuyos derechos de
autor hayan dejado de estar vigentes, o los libros cuyos
editores o autores estén de acuerdo en que formen parte
del catálogo electrónico, son sometidos al proceso de
digitalización. Los libros son localizables a
través de Google Book Search (18).

que es una extensión del conocido motor de
búsqueda que se ha convertido en instrumento indispensable
para recorrer Internet.

La principal y nada menor limitación de ese
proyecto es que no todas las obras de su catálogo se
pueden consultar completas. En muchos casos el interesado
solamente tiene acceso a unas cuantas páginas
–habitualmente aquellas en donde se encuentra la
información específica que requirió a
través del Google para libros–. Todo depende del
tipo de autorización que hayan extendido el autor o el
editor de la obra en cuestión. Si el libro no está
disponible para su consulta completa, Google Book Search ofrece
enlaces a librerías electrónicas en donde se puede
comprar y, en muchas ocasiones, a bibliotecas en las que se
encuentran ejemplares de ese volumen.

En septiembre de 2006 la biblioteca de la Universidad
Complutense, en Madrid, se
adhirió al programa de Google Book Search. Su director,
José Antonio Magán, estimó que un 10% de los
más de 3 millones de libros que hay en esa
institución podrían ser susceptibles de entrar al
proceso de digitalización (19). Así que, con todo y
la indudable importancia que tiene y acrecentará, es
preciso no sobredimensionar al proyecto de Google. No se trata,
todavía al menos, de una formidable biblioteca digital
sino, fundamentalmente, de un catálogo de los libros
asequibles no en línea sino en librerías y
bibliotecas de todo el mundo. En parte debido a las taxativas que
imponen los derechos de autor y
además a causa del afán para ofrecer y obtener un
rendimiento económico por la consulta en línea, los
libros se encuentran más en un escaparate en donde se
pueden conocer sus rasgos principales que en un anaquel de donde
se les pueda tomar para hojear o incluso leer a
cabalidad.

Proyectos como el que con un crecimiento constante pero
pausado mantiene la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, o el
Google Book Search que se desarrolla de manera exponencial,
apuntan en la dirección del futuro del libro. Parece
inevitable el hecho de que tanto por motivos de producción como de distribución, los libros serán cada
vez más editados y leídos en formatos digitales y
con una creciente disponibilidad a través de
Internet.

En proyectos como los antes mencionados se puede
identificar el inicio de una nueva manera para la
propagación del conocimiento.
Por eso es muy importante que, si se quiere que mantenga su
vigencia, el idioma español no deje de estar presente en
esos y muchos otros esfuerzos similares. Seguramente la
incorporación de la biblioteca de la Complutense al Google
Book Search es la punta de lanza de la participación de
otras colecciones bibliográficas en castellano. Pero aun
así, no exageramos si advertimos que en nuestros
países se mantiene una importante reticencia a admitir la
propagación de la cultura escrita por medios
digitales y muy especialmente a considerar que el futuro del
libro se encuentra en formatos distintos a los que hasta ahora
hemos conocido, aherrojados a la tinta y el papel.

Sería importante que la cultura en español
pudiera propagarse de manera intencional e intensa por los
laberintos de la red de redes pero no solamente con más
libros digitales sino, al mismo tiempo, con mejores obras. La
cantidad es relevante, pero la calidad de la oferta
bibliográfica en español también será
determinante para la existencia y vigencia de nuestra lengua en
Internet, que es el espacio de intercambio cultural más
extenso que se haya creado jamás.

Hasta ahora los libros más requeridos a
través de la Búsqueda de Libros de Google son obras
de consulta, diccionarios y
manuales. No
existe un inventario permanente pero en octubre de 2006 los
organizadores de ese servicio dieron a conocer la lista de los 10
libros más consultados en inglés en la semana del
17 al 23 de septiembre (20). Entre

ellos hay lo mismo un texto de botánica y un manual para
construir un robot, que dos diccionarios y una traducción
del Corán. Junto a textos clásicos hay algunos de
actualidad lo cual, según los responsables del Google Book
Search, "refleja la amplia diversidad de intereses de los
lectores".

Los libros en inglés más
consultados en Google Book Search

Semana del 17 al 23 de septiembre de
2006

1. Peter K. Endress, Diversity and Evolutionary
Biology of Tropical Flowers
. Cambridge University Press,
2003, 525 pp.

2. Merriam Webster’s Dictionary of
Synonyms
. Merriam Webster’s, 1984, 944 pp.

3. Frank J. Fabozzi, et. al., Measuring and
Controlling Interest Rate and Credit Risk
. John Wiley and
Sons eds., 2003, 533 pp.

4. Ailsa Cameron, editor, et. al., Ultimate Healing:
The Power of Compassion
. Wisdom Publications, 2001, 271
pp.

5. The Holy Qur’an. Abdullah Yusuf Ali, traductor.
Wordsworth Editions, 1999.

6. Peterson’s Study Abroad 2006. Thomas
Peterson, ed., 2005. 616 pp.

7. Noam Chomsky, Hegemony Or Survival:
America’s Quest for Global Dominance
. Henry Hold and
Company, 2003, 302 pp. (*)

8. Merriam-Webster’s Dictionary of English
Usage
. Merriam Webster, 1994, 978 pp. (*)

9. Greg Johnson y Thomas R. Arp, Perrine’s
Literature: Structure, Sound, and Sense
. Thomson Wadsworth,
2005, 1700 pp.

10. Brad Graham y Kathy McGowan, Build Your Own
All-Terrain Robot.
McGraw-Hill Professional, 2004, 298
pp.

(*) Estos libros fueron retirados del catálogo de
Google pocos días después.

Fuente: a partir de la lista publicada en

http://booksearch.blogspot.com/ Los datos de cada libro
fueron identificados en búsquedas en Internet.

No disponemos de una relación similar con los
libros más consultados en nuestra lengua pero sí
con un dato en extremo sugerente. Durante la Feria del Libro que
se realizó en octubre de 2006 en Francfort, la empresa
Google informó que el libro en español que
había sido más buscado en el servicio Book Search
es Veinte poemas de amor
y una canción desesperada
de Pablo Neruda
(21). No deja de ser significativo que mientras entre los libros
digitales más buscados en inglés se encuentren un
estudio sobre la morfología
de las flores, un diccionario y una guía finanzas
personales, el libro más requerido en español sea
uno de los más emotivos poemarios en esta
lengua.

Mejor y más lectura, mejor y más
idioma

Para que nuestra lengua se desarrolle en Internet no
basta con que sea utilizada por una cantidad significativa de
personas. La capacidad, posibilidad y el interés de esos
usuarios para no solamente consultar páginas en otros
idiomas sino para hacerlo también en español y
colocar sus propios contenidos en esta lengua es la clave de ese
desarrollo. De otra manera tendríamos amplias comunidades
nacionales de cibernautas anclados, fundamentalmente, en el uso
del inglés o de otros idiomas.

En este punto es pertinente guarecernos de un posible
chovinismo lingüístico. La defensa del español
no debería conducirnos a rechazar, intemperantemente, el
uso y aun el predominio del inglés. Por motivos
económicos, pero también culturales e incluso
políticos, el inglés ha sido adoptado como el
idioma común más empleado en intercambios de toda
índole. Sería un tanto pueril oponernos a la
utilización del inglés y resultaría
negligente no estimular su enseñanza para que cada vez más
jóvenes y niños,
en nuestros países, sean capaces de comunicarse en ese
idioma.

Al mismo tiempo, desde luego, necesitamos de una
enseñanza y sobre todo de una práctica extensas,
intensas, ambiciosa y creativas del idioma español. Ello
requiere de una conciencia muy
clara acerca de la importancia de nuestra lengua que es parte de
la identidad, la
cultura y el sustrato común de nuestros países. Y
ese reconocimiento tendría que conducir al diseño
y sostenimiento, con todos los recursos necesarios, de
políticas para impulsar y mejorar el uso del
español en los más variados ámbitos del
espacio público en nuestros países. Contenido y
continente se encuentran estrechamente relacionados en esa
utilización. El idioma puede ser el vehículo de los
más variados pensamientos y propósitos. Un mensaje
elemental no necesita de un lenguaje
especialmente rico. Pero la expresión de ideas,
sentimientos o mensajes complejos requiere de y tiende a
desarrollar una lengua más plena, con términos e
inflexiones capaces de comunicar los matices y la diversidad de
tales pensamientos. De allí que las políticas para
promover una utilización creativa e íntegra del
español tengan que reparar en los contenidos y no
solamente en el uso, sin más, del idioma.

El continente, sin embargo, a veces resulta propicio
para una simplificación casi irremediable del contenido.
Algunas de las nuevas tecnologías que facilitan la
comunicación entre las personas son
utilizadas con ritmos tan rápidos y para enviar mensajes
tan breves que, con frecuencia, en ellas se practica, y se recrea
incluso, un lenguaje comprimido y empobrecido. El correo
electrónico y especialmente los mensajes de texto que
se intercambian a través de teléfonos celulares,
igual que los salones de chat y el intercambio por
servicios de mensajería electrónica, son recursos de enorme
utilidad para
transmitir avisos cortos pero a menudo con un patente
empobrecimiento del idioma. No tiene caso satanizar esos usos que
desmejoran la lengua. Lo que resulta preciso es entenderlos y
tratar de crear un contexto en donde el idioma pueda florecer e
incluso transformarse, de acuerdo con las nuevas necesidades de
la sociedad pero sin perder el caudal de tonalidades que tienen
las palabras en español.

Auspiciar una utilización extensa e intensa del
español en Internet tendría que conducir a medidas
prácticas como la creación de portales y la
diversificación de sitios en esta lengua, así como
el impulso a su utilización en nuestros países.
Pero ese propósito también debería favorecer
la capacitación para navegar y especialmente
colocar contenidos en la Red, el patrocinio directo o indirecto
de sitios en nuestra lengua y el estímulo al uso del
español a través de muy variados recursos. Por
ejemplo, ¿por qué no convocar a concursos en donde
sean premiadas las páginas y/o los blogs en donde
se manifieste un uso más creativo, o sobresaliente, del
idioma español?

Gracias a la Red hoy muchos jóvenes y
niños de nuestros países están leyendo
más que la generación anterior. El solo hecho de
navegar y buscar los lleva a utilizar con más asiduidad
los instrumentos de la palabra escrita. El gran problema,
allí radica en la a menudo discutible calidad y en la
siempre insuficiente oferta de los contenidos, especialmente en
castellano, que encuentran en sus recorridos por Internet. El
español, como cualquier lengua y para estrujar un adecuado
lugar común, se ejercita en la medida en que se le
practica. Para fortalecerlo es necesario leerlo y escribirlo. Hay
que hacerlo en las escuelas y en muchos otros ámbitos de
nuestras sociedades. Y
es fundamental crear espacios y solidificar recursos para que
cada vez más gente lea y escriba en Internet.

Para sintetizar algunos de estos puntos de vista
ciñéndonos al esquema sugerido para este encuentro
podemos apuntar cuatro consideraciones acerca de la lengua
española en la Red.

Debilidades: las que plantea una
apropiación tecnológica que todavía
requiere, esencialmente, del idioma inglés para entender
los nuevos dispositivos de comunicación y para aprovechar
los contenidos que hoy circulan en la Red y en otros espacios. El
escaso interés que suscitan iniciativas internacionales
para colocar en línea libros o contenidos de otra
índole.

Amenazas: la todavía vigente
preponderancia del inglés no resulta especialmente
riesgosa. En cambio sí hay una fuente de debilitamiento e
incluso de regresión de nuestra lengua en el uso
apresurado y descuidado que con frecuencia se hace del idioma en
numerosos sitios en la Red e incluso la utilización
fragmentaria del idioma en dispositivos o protocolos de
comunicación instantánea como los mensajes de texto
por teléfono y el correo electrónico. El
riesgo
principal radica en la escasa exigencia cultural y social
respecto del uso cotidiano de nuestra lengua.

Fortalezas: la capacidad expresiva que
tiene el español y que no existe en otras lenguas forma
parte del patrimonio
inherente a este idioma. Quizá su principal riqueza se
encuentra en los más de 437 millones de personas que viven
y se comunican en español como primera lengua. Proyectos
como las bibliotecas digitales que propagan contenidos en
español constituyen el cimiento para iniciativas
más audaces y que, sobre todo, incluyan la difusión
de libros recientes y no solamente de joyas literarias de la
antigüedad.

Oportunidades: el desarrollo
tecnológico ofrece la posibilidad de propagar, como nunca
antes, la cultura, el
conocimiento, las propuestas y las singularidades regionales
y nacionales en todas las lenguas. Una utilización
virtuosa de esos recursos requiere de proyectos, infraestructura
y decisiones políticas suficientes. Allí se
encuentra la oportunidad central, pero también el reto a
menudo incumplido, que tiene el español para un cabal
desarrollo.

Octubre de 2006

*******

1 Búsquedas
realizadas en Google durante la última semana de febrero
de 2005 y el 19 de octubre de 2006.

2 Internet World
Stats, consultado en:
http://www.internetworldstats.com/stats7.htm

3 Ted
Smalley Bowen, "English could snowball on Net". TRN, The Latest
Technology News. Consultado en:

http://www.trnmag.com/Stories/2001/112101/English_could_snowball_on_Net_112101.html

4 Búsquedas
en Google realizadas el 20 de octubre de 2006.

5 Funredes,
"Presencia relativa de las lenguas neolatinas, y del
alemán, con respecto al inglés en la Red". 2005.
Disponible en:

http://funredes.org/lc/espanol/medidas/sintesis.htm|

6 Algunos servicios
de búsqueda en español como www.elindice.com,
www.buscopio.net, www.enlaweb.com y www.yoencuentro.com han
desaparecido. Otros, como www.sol.es funcionan de manera muy
deficiente. Otros más como www.ozu.com y www.ya.com se han
desarrollado más como portales temáticos que como
motores de búsqueda.

7 Mario
Vargas Llosa, Travesuras de la niña mala.
Alfaguara, 2006.

8 Texto convertido
por el traductor automático de Google:
http://www.google.com/language_tools

9 El
texto traducido del español al inglés, colocado tal
cual en el traductor ahora al español, ofreció el
siguiente y embrollado resultado: "Cuando vine vivir en
Lavapiés, el districto había cambiado de una manera
tal que es corto pase algún Madrilenian de la acción
o de todos los vecinos de los éramos invitados a mí
si en esa Babel todavía se había ido, como Marcella
e I, Madrilenian referido. Los españoles del districto
vinieron de todas las esquinas de España y con sus acentos
y su variedad de tipos físicos contribuyeron a la elasticidad que
el mazamorra de las razas, idiomas, tú deja, a los
costumbres, a los atuendos y a la nostalgia de Lavapiés el
semblante de un microcosm. La geografía humana del planeta
se parecía representada en su puñado de
manzanas".

10
http://www.lenguaje.com/herramientas/silabeador.php

11
http://oesi.cervantes.es/TLTODOS/tecnologias_del_texto_3.htm

12
http://www.thera-clic.com/

13
http://www.tugurium.com/gti/

14
http://worldebookfair.com/Collections.htm

15 Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, "21.000 registros
bibliográficos de libre acceso". Disponible en:

http://www.cervantesvirtual.com/noticias/noticias.jsp?anyo=2006&mes=7

16 Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, "Estadísticas".

http://www.cervantesvirtual.com/informacion/estadisticas.jsp
Consultado en

octubre de 2006.

17 "History
of Google Book Search". Consultado en:

http://books.google.com/googlebooks/newsviews/history.html

18 La versión
general de ese buscador se encuentra en:
http://books.google.com

El buscador para libros en español está
en: http://books.google.es

19 M.C.
Belaza, "La Complutense ‘volcará’ su
biblioteca en la Red de Google". El País, Madrid,
27 de septiembre de 2006.

20 Tom Turvey,
director de Google Book Search Partnerships, "Top ten books: a
Google Book Search zeitgeist". Viernes 6 de octubre de 2006.
Consultado en: http://booksearch.blogspot.com

21 Yaotzin
Botello, "Toma vuelo libro digital". Reforma,
México, 13 de octubre de 2006.

 

Raúl Trejo Delarbre

Investigador en el Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM.

URL: http://raultrejo.tripod.com

Partes: 1, 2
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