Globalización, Derechos Humanos
y Solidaridad
Así y todo, cedemos,
en el inicio, la voz a Hecatón , filósofo estoico
del siglo II antes de nuestra era. Hecatón enseñaba
que, entre la salvación de uno mismo y la de un
extraño, debe optarse …
Unos gobiernan el mundo, otros son el mundo
Fernando Pessoa
Al final, será una preposición la que signe este
trabajo, al
establecer la inflexión, el matiz propio, de quien lo
expresa.
Así y todo, cedemos, en el inicio, la voz a Hecatón
, filósofo estoico del siglo II antes de nuestra era.
Hecatón enseñaba que, entre la salvación de
uno mismo y la de un extraño, debe optarse por la propia,
dando el siguiente ejemplo:
En caso de hambruna, ¿hay que alimentar primero a los
esclavos, a riesgo de poner
en peligro los ingresos del amo,
sus medios de
producción, como así también
el número de sus bienes?
¿O bien, hay que hacer lo contrario? Luego, y si por
ventura un barco está a punto de hundirse por estar
demasiado cargado, y hay que elegir entre sacrificar el caballo
de raza o un esclavo de poco valor,
¿a cuál de los dos debe arrojarse por la borda?
Hecatón responde que hay que preferir el interés
personal
frente al de la humanidad.
Coincidimos con el filósofo francés Michel Onfray,
cuando establece que el síndrome de Hecatón
atañe a los que practican la economía como una
actividad separada y la entienden como la ciencia de
los bienes y las riquezas, excluyendo al hombre y a la
humanidad de sus preocupaciones. Primado generalizado, recordando
a Erich Fromm , del tener sobre el ser.
Onfray advierte que el síndrome de Hecatón muestra que en lo
esencial de una civilización, lo inaugural se basa en el
sacrificio, y la permanencia se asegura mediante el holocausto
incesantemente reiterado, al anteponer la economía a todo
y por sobre todo, y la política, muy
después, a su servicio. O
sea, primero el dinero y
después lo demás, o nada más.
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