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Día mundial del folclor. Folclor y literatura infantil (página 2)



Partes: 1, 2

3. Afianzamiento
de valores como
el de la identidad

Frente a todo esto, se constata con alarma que la
literatura
infantil que consumen nuestros niños,
más se refiere a ambientes, personajes situaciones que
nada tienen que ver con su realidad. No conocen aquello que les
rodea. Y allí justamente tiene una gran tarea el folclor
en todas sus formas y manifestaciones, dentro de las que reviste
especial importancia la poesía
familiar tradicional.

Di que

con los
ojos,

di que

con la
nariz,

di que

con la
boca,

que me
quieres

mucho a
mí.

Se comprueba, con gran pesar, que desconocemos aquellos
textos que nos den una imagen de nuestro
ser. Así, nuestros niños jamás
aprenderán a valorar lo que es suyo, desde pequeños
ellos pensarán en un paisaje, en una realidad y en un
mundo que no corresponde a aquel en el cual viven, actúan
y estén dispuestos a luchar, aplicando en todo su aporte
renovador.

Es sumamente peligroso que el niño para
incursionar en cualquier campo del conocimiento
tenga que hacerlo con materiales,
versiones y contenidos extraños a su realidad. He
allí un fin práctico de la literatura infantil
folclórica, en apoyo de la educación y
formación del niño.
Y no debe sorprendernos considerarlo así, a pesar de
quienes conceptúan que la literatura sólo persigue
el goce estético. La literatura infantil –y
más la de origen folclórico– si bien tiene un
compromiso con la belleza también lo tiene con la educación, la
formación de la persona humana y
el afianzamiento de valores.

 4.
Coincidencias entre folclor y edad infantil

Las primeras formas de literatura con las cuales
el hombre toma
contacto en su vida son las manifestaciones del folclor literario
como las nanas, arrullos, canciones de cuna; las rondas,
trabalenguas, cantilenas y, posteriormente, los mitos,
leyendas y
cuentos
populares.

Con cuatro
llamitas

me voy a
Belén,

al
lado del
niño,

María
y
José.

Cruzando
los andes,

la
selva y el
mar,

por muchos
caminos

tendré
que pasar.

La
llama más
linda

la llevo al
Señor,

un
poncho de lana

de
todo color.

Frazadas
tejidas,

pañales
y ojotas,

un
chullo con
borlas

blanquitas
y
rojas.

Pendientes
de plata

y lliclla
bonita,

le llevo a
la Virgen

en otra
llamita.

Dos
guantes de
alpaca

al buen San
José,

alfalfa
a la mula

forrajes
al buey.

Las otras
dos
llamas

cargadas
están

con
ricas cositas

que
van a
probar.

Pastores y
reyes,

amigos y
hermanos,

que
quieren
servirse

manjares
peruanos.

El folclor, por estar más vinculado a la cultura
tradicional, es decir, a aquella que conserva y usa la interpretación del mundo que dieron
nuestros antepasados –expresada en formas tan primigenias
como las creencias, pensamientos e ideas
cosmogónicas– encuentra en el niño un enorme
asidero, tanto que se podría postular una plena
coincidencia entre literatura para la infancia y la
infancia de la civilización y del hombre.

El niño hace interpretaciones originales del
mundo, anima lo inanimado, cree y diviniza, corroborando la
analogía entre la mentalidad del hombre en los
orígenes de la humanidad y la mentalidad del niño
de hoy y mañana, razón por la cual la mejor forma
de iniciar a éste en el desarrollo de
ideas y en la expresión artística es con el
folclor, expresión ancestral con la cual tiene enormes
afinidades y coincidencias.

Hacia el
canto

dormirás.
Media
noche

yo
vendré.

5. Cabal asidero
al don supremo de la poesía

El mito y la
poesía, –que corresponden a la primera edad de la
humanidad y civilización–, también, y con
toda legitimidad, corresponden a la infancia, de allí que
se haya dicho con muchas razón que el niño es el
padre del hombre, en contraposición a la postura inversa
en la cual el adulto –con toda arrogancia, autoritarismo e
impositiva suficiencia– se irroga ser padre del
niño.

Pero, un atributo aparentemente formal resulta
básico en esta identidad
entre infancia y arte popular. Es
el que radica en el carácter oral del folclor literario,
ofreciendo al niño la experiencia lingüística más vívida y
plena en relación con el habla concreta y real, distinta a
la del texto escrito
en el cual se dan las otras literaturas, resultando ser tanto
más distantes y artificiales.

¿Quién es ella que en la
rosa

bella sus
colores
posa?

¿Quién
es la guapa
doncella

que entre
el sol, luna y
estrellas

vaga y
vaga… vagorosa?

Las imágenes,
figuras y metáforas de las culturas tradicionales son
representaciones tanto del mundo real y objetivo como
del universo de lo
abstracto; imaginación que es la misma que se renueva en
cada mente infantil, en donde se plasman las intuiciones
simbólicas del subconsciente colectivo y halla su cabal
asidero el don supremo de la poesía, el acto creador por
excelencia y el gesto más alto de que es capaz el alma humana,
cual es avizorar mundos ideales, nuevos, posibles y eternos, que
luego intentamos alcanzar con nuestro esfuerzo y actitud
decidida y heroica tendiendo las alas, mudos y convencidos, yendo
hacia ellos.

6. Folclor e
identidad

El folclor, representado en los mitos, leyendas y.
narraciones populares nos dicen lo que hemos sido y lo que nunca
debemos dejar de ser, porque ello constituye nuestra esencia y
nuestra forma de situamos en el mundo. De allí que
él tenga el sello de lo que ha llegado a ser perenne y
probablemente imperecedero. Siempre y cuando no haya una acción
de destrucción despiadada, la misma que cuando ocurre
siempre está dirigida desde el exterior como un atentado
de genocidio cultural y un acto de lesa barbarie.

La pérdida de la memoria
colectiva puede tener efectos desastrosos para un pueblo. Por
eso, rescatar la literatura folclórica es tarea
trascendental, pues es contribuir a afianzar nuestra identidad
sistemáticamente destruida por los siempre presentes
"extirpadores de idolatrías".

El hombre en su búsqueda de un humanismo, que
se producirá como consecuencia de la saturación
tecnológica y científica, tiene que volver la
mirada a las fuentes
primigenias del ser para encontrar la luz y la verdad
que lo guíe en el camino. Y allí debe estar
esperándolo aquel manantial.

El folclor literario contribuye a formar una conciencia
propia, predispone a mirar lo que tenemos más cerca de
nosotros mismos y más valioso; nos enriquece y está
a nuestro alrededor. Y todo ello es una buena base y un buen
punto de partida, porque es sentando bien los pies sobre la tierra que
se puede proyectar y luego volar hacia otros rumbos, pretendiendo
acceder a posarse y poner los pies incluso en las
estrellas.

7. El cauce por
donde la historia se
desliza

El relato o la poesía folclórica se
constituyen así en el vínculo más
sólido que puede establecer el niño con su cultura,
cordón umbilical que lo une a su raíz y a su
ancestro, línea de continuidad con las generaciones
anteriores que hace posible no perder identidad y exorcizar el
desarraigo y el exilio que es el drama de una gran mayoría
de los hombres de nuestro tiempo.

En la punta de débil
hierba

he visto
temblar un
rocío.

En
un cristal tan
pequeño

caben
el Sol, el cielo y el río.

¡Cuántos se han visto obligados a emigrar
de las provincias a las capitales y de estas al exterior de sus
países corren el serio peligro de quedarse sin memoria y sin
raíces! Niños, jóvenes y adultos tenemos la
experiencia de una flor cuando se transplanta: se agosta y muere
o bien florece y se arraiga delineando su imagen en la tierra
adoptiva, pero sin olvidar la flor que se es y su fragancia
primigenia.

A nadie sin embargo –salvo casos muy raros–
se le ocurriría transplantar un árbol. Sin embargo,
socialmente eso ocurre en nuestro sistema social
cuando familias enteras se trasladan de los campos a las
ciudades, de las ciudades pequeñas a las ciudades grandes
siendo los fenómenos migratorios un drama universal en el
mundo de hoy. A remediar, en parte, ese mal contribuye el
folclor.

Por eso es importante remitirnos a las fuentes de la
tradición y de la cultura popular. Y qué mejor si
ello empieza con la literatura que se hace y ofrece para los
niños, quienes pueden dar los primeros pasos desde ahora y
enderezar así el cauce por donde la historia se
desliza.

8. Los
muertos que viven

Una característica del folclor que es importante
destacar, entre otras, como es su índole popular,
funcional y anónima, radica en su carácter
colectivo.

¿Y qué valor es
más extraordinario que este?: ¡que el niño
participe, a través del folclor literario, de algo que lo
integre y enlace a su colectividad!, ¡que lo haga solidario
con sus semejantes! Porque del folclor participa no sólo
un grupo, una
capilla o un clan, sino el común de las personas, el
colectivo social, todos los hombres juntos, enlazados por esta
hebra que aunque no estén contiguos físicamente
¡sí están hermanados por este cordón
de oro!

Y ¡qué bien que ello sea así!, en
contraposición al otro arte, que se ha convertido en una
expresión afectada por un vil individualismo y una postura
egoísta, incluso en cuanto significa logros y
éxitos que no significa otra cosa que una cosecha personal.

Pues bien, allí está el folclor literario,
como una fuente viva del ser colectivo, como un conjunto de
representaciones que forman parte de la estructura
ideológica de una sociedad.
¡Y que tiene un rol importante que cumplir en lo que
significa afianzar el ser colectivo!

Es, pues, un recurso, hasta de un valor
geopolítico estratégico, respecto al cual el amauta
Ernesto More, en un artículo titulado "Patria y folklore",
publicado en la revista Runa
Nº 4, expresa explicando el triunfo del Vietnam, un pueblo
aparentemente indefenso, en guerra contra
el ejército y la nación
más poderosa del planeta:

"Los países que han tenido la suerte de ser
fieles a sus tradiciones, al verse en peligro, ponen en
juego el
recurso inagotable de su profundidad y se hacen invencibles,
porque nadie puede batir a los muertos que viven…" y en el
cual "…cada generación es un peldaño. La patria
es una escalera que no tiene principio ni fin en el tiempo,
cuyos auxiliares son el mito, la leyenda, el folclor y la
historia".

Por eso, es correcto postular que el primer encuentro
que deben tener los niños con su patria verdadera es a
través de la literatura folclórica.

9.
Folclor y universalidad

Los cuentos, hoy universales y de los cuales fueron
recopiladores los hermanos Grimm, son expresiones del folclor
alemán, no habiendo confín en el universo en
donde ahora no se lo conozca y se identifiquen todos los pueblos
con ellos.

El folclor alemán, atesorado por los hermanos
Grimm, se ha hecho tan universal, que "Los músicos de la
aldea", "El burro y el perro" y "El gato y el caballo" se han
hecho tan nuestros y tan peruanos, que grupos de
"teatro popular"
como Yuyashkani lo adoptan para transmitir a través de
ellos sus mensajes sociales imbuidos de una gran carga de
naturalismo e identidad andina.

El universal Cisne de Avon, el gran William Shakespeare,
¿qué es sino todo folclor? Sus grandes dramas se
basaron en la tradición oral. Eran leyendas, relatos e
historias populares muchos de sus sainetes, farsas y
tragedias.

Cuando se enfatiza en el folclor, hay la
aprehensión de que tal vez se esté actuando en
contra de un lenguaje
universal, de que se acentúe el problema de las
nacionalidades, de que se particularicen y fragmenten a los
pueblos. Ello no ocurre así, porque es a base de la
identidad como se alcanza la universalidad, porque es principio
dialéctico que no se puede integrar lo que no tiene
identidad, siendo pues éste el camino para alcanzar la
unidad.

El mundo debe ser una integración feliz de nacionalidades. El
folclor, al dar no una sino muchísimas interpretaciones
del mundo –pues cada pueblo y grupo humano, culturalmente
distinto, tiene la suya–, afianza la identidad y se empina
hacia la universalidad.

10. Experiencias
culturales contradictorias

En nuestras sociedades, el
folclor o arte popular mantiene una situación de conflicto con
el sistema ideológico imperante el que por las condiciones
históricas que lo favorecen es quien goza de los mayores
recursos para
imponerse. Por eso, todo lo que se gane en una presencia cada vez
más intensa de aquél es vía para alcanzar la
transformación cultural que anhelamos, reivindicando la
expresión genuina de los pueblos.

Integran el folclor los hechos culturales propios en los
cuales se contienen factores de resistencia,
protesta y apelación a una actitud de cambio y
transformación cultural y social. En el terreno de las
ideologías, un entrecruzamiento de experiencias culturales
contradictorias, entre el folclor y las tendencias del arte que
imponen los grupos de poder
dará lugar al cotejo y a oposición de unas y otras
manifestaciones, pudiendo ser las que prevaleces aquellas que
mayor relación establezcan con la realidad concreta y la
vida circundante, como lo tiene y es el caso esencialmente del
folclor.

Hay que contrastar, pero esto no sucede. Porque ocurre
en la cultura lo mismo que en la sociedad, se oculta, se
apaña y se niega. Quienes detentan privilegios y han
capturado para sí el dictado de las normas y los
gustos aplican y hacen funcionar muy bien la receta que indica:
"¡Miente, miente que algo queda!". Y se miente
también con el gusto, campo en el cual se imponen
contenidos, tendencias, formas, estilos, que alcanzan a tener un
predominio y hasta cierto absolutismo en
determinada época.

11. Arma poderosa
para transformar la cultura y la sociedad

Para dichos grupos dominantes, el folclor es un género
menor y tienen ante esta manifestación una actitud
condescendiente y hasta de velado o descubierto menosprecio. Sin
embargo, ¿qué composiciones podrían igualar
a la de los bellísimos cuentos populares que no tienen
parangón y superan en sabiduría, profundidad y
refinamiento a todos los otros que gozan de reconocimiento, pese
a su dudosa calidad, pero
consagrados únicamente porque sus autores son los
favoritos del sistema?

Creemos más bien, con César Vallejo,
que:

"Todo acto o voz genial viene del
pueblo

y va hacia
él, de frente o
transmitidos

por
incesantes briznas, por el humo
rosado

de amargas
contraseñas… "

Esta es la naturaleza del
arte popular. En cambio, se identifica mañosamente folclor
con provincianismo, con arte menor, con expresión
marginal. El arte más intenso, la expresión
más acrisolada de las culturas, que felizmente perviven y
que son la única esperanza de redención para
modificar este infame orden social, son las del folclor, que
evidencian su fuerza y
verdad en el hecho de que subsisten y perviven.

Claro está, hay una estrategia de la
cultura dominante para destruirlo y una de sus tácticas
consiste en una aparente defensa del mismo, para lo cual recurren
a la adulteración, a falsearlo y fabricarlo para el
consumo. Levy
Strauss advirtió que mientras el orden instituido trafica
con las ideas, el indígena las ama y atesora.

Folclor es arte del pueblo. Pero no del pueblo
engañado, devaluado y falseado. Es arte del pueblo
verdadero y no está en el color local ni en la
superficialidad de la anécdota, sino en el espíritu
y en la lucha de cada día, de allí que debemos
considerarlo un arma poderosa para transformar la cultura y la
sociedad alienadas y erigir nuestra esperanza.

12.
Folclor y actualidad

Folclor es saber tradicional del pueblo, pero al decir
tradicional no se quiere connotar una visión pasadista. De
nada valdría el folclor si él no sirve para actuar
en el presente, si no es funcional y eficaz en la solución
de problemas
actuales y sirve para iluminar perspectivas aquí y
ahora.

No puede mantenerse en una actitud arcaizante, ser
expresión únicamente de cómo fueron las
cosas en el tiempo antiguo. Su valor es poder dar
expresión a una serie de problemas, alternativas y anhelos
del presente; es ser agente e impulsor de los procesos de
cambio y liberación, factor que ayuda a superar las
situaciones injustas en que todavía se debaten las
sociedades.

En todas las manifestaciones folclóricas que el
presente asume, se trasuntan de manera sublimada los problemas
más álgidos que sufre el pueblo: la
opresión, la injusticia, la migración
y el exilio. O bien se representan simbólicamente
dimensiones profundas que alberga el alma humana, o aquellos
problemas eternos del ser humano.

El folclor es algo que se va haciendo cada día,
que se crea y se recrea a cada instante. Es algo vivo, como el
habla y el lenguaje,
por eso es difícil desbrozar en él lo que es
sustrato indígena, hechura precolombina o agregado de la
actualidad.

13. Recreación
del folclor

El folclor es una veta, un rico filón que hay que
mantener vivo, recreándolo con alegría, libertad y
heroicidad. Inalterado en su esencia, en sus formas debe
renovarse cada día, el folclor, entre cuyas virtudes
está ser expresión de los problemas del presente y
sentimiento profundamente nuestro, del cual somos dueños
absolutos y con el cual debemos sentimos totalmente
libres.

Así, es menester que muchos de los relatos
folclóricos sean adaptados para la lectura de
niños y jóvenes –sin adulterar, por supuesto,
su sentido esencial– enfocando los temas del momento. Y
deben hacerlo los artistas y personas compenetradas profundamente
con el destino de su comunidad.

Si es así, la expresión genuina de un
pueblo vivo, hay que aceptar que ello se esté
transformando cada día; traduciendo o expresando los
más caros intereses, valores y proyecciones de las
poblaciones a las cuales dichas manifestaciones
pertenecen.

La recreación del folclor es legítima
cuando se hace desde dentro, por generación natural,
cuando es reverente a la cultura que lo ha creado. Como, a la
inversa, es una mascarada, una impostura y hasta una
traición cuando se lo hace desde afuera, con el
afán de comercializar, alienar o domeñar los
destinos de los pueblos.

14. Lo
único que nos justifica en la historia: ser nosotros
mismos

Contra esta última postura arremetía
José María Arguedas cuando reclamaba que se aplique
un castigo de delincuentes a quienes alteren la esencia de una
obra popular, anatemizando de que ellos "no tendrán
perdón de dios". Es comprensible, puesto que hay
tráfico con relación al folclor; hay quienes con
afán comercial –y en el fondo de sometimiento a
patrones culturales foráneos– lo adulteran para
hacerlo más fácil al consumo.

Felizmente hay muchos maestros, promotores y artistas
que han sabido atender, escarbar y, luego, proyectar el torrente
vital de nuestra sangre contenida
en el folclor y allí alzar su grito trazando la
perspectiva del futuro. A ellos nuestro homenaje, puesto que al
final coadyuvan a lograr lo único que nos justifica en la
historia: ser nosotros mismos. 

Fuente:

Instituto del Libro y la
Lectura del
Perú

 

Danilo Sánchez Lihón

Partes: 1, 2
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