Inca Garcilaso de la Vega, príncipe de los escritores del Nuevo Mundo
- Mestizaje e
identidad - La
gesta de Túpac Amaru la embrionó el Inca
Garcilaso de la Vega - El Inca
Garcilaso de la Vega, iniciador de un campo
promisorio - Pedro
Serrano - Fuente
Significado del Inca Garcilaso de la Vega
(Se incluye el relato Pedro Serrano al final de este texto)
1. Mestizaje e
identidad
El Inca Garcilaso de la Vega nació el 12 de abril
de 1539 en el Cuzco, Perú, y murió el 23 de abril
de 1616 en Córdova, España. En
vida fue admirado unánimemente y se dijo de él:
"Príncipe de los escritores del nuevo mundo". Y
después: "El americano más insigne de la colonia".
Alternó con Luis de Góngora y con don Miguel de
Cervantes.
El significado actual de su vida y su obra es inmenso
–no solo porque hace viva la grandeza del
Tahuantinsuyo– sino porque es reclamo de una humanidad al
borde del colapso y que se debate en una
encrucijada hacer que los principios que en
él se pusieran en uso vuelvan a tener vigencia, en
aspectos como la fraternidad, la solidaridad, el
cuidado del medio
ambiente, la sana cultura
alimentaria, la previsión social, el cuidado y respeto del bien
común.
Y es que, con la irrupción española,
consecuencia del proceso de
conquista, se destruyó un orden admirable que Garcilaso
revive, no exento de tristeza al decir: "Trocose el reinar en
vasallaje". Con él, además, se da inicio a una
nueva etapa en el proceso de la identidad en
nuestro continente, considerándose en este proceso al Inca
Garcilaso de la Vega como el primer mestizo espiritual de
América.
Garcilaso nos plantea el problema vasto y hondo de la
identidad; y del mestizaje, tan visible y conturbado. Y otro
más, tan palmario hasta el punto del desgarramiento ahora,
cual es el del migrante, quien se aleja de su tierra para
vivir en otra y la nostalgia que lo oprime.
Su obra es clave para tener presente y obrar sobre
aquella realidad con valores que
sólo el Perú alcanzó a realizar en el mundo:
el de una sociedad
solidaria y fraterna. Tan es así que en el testamento
subrepticio de uno de los soldados de la conquista del
Perú encontramos este apunte que debe ser un ideario de lo
que hay que restituir, así como preceptos para una
autoridad o un
gobernante del presente, cuando aquel soldado al hacer una
reflexión sobre la cultura y la sociedad que ellos
lamentablemente destruyeron, anota:
"los incas
gobernaron a sus pueblos de tal manera que no había ni
un ladrón, ni un hombre
vicioso, ni una mujer
adúltera o de mala vida".
También, jamás los ejércitos del
inca hicieron pillaje, incendiaron aldeas, violaron mujeres,
remataron heridos, impusieron cupos a las poblaciones vencidas.
Jamás hubo el "repaso" con los hombres caídos en
batalla y las mujeres que los socorrían, que ni siquiera
eran militares sino civiles.
Los ejércitos del inca persuadían,
enviaban ofrendas de
paz y cuando era inevitable la utilización de la fuerza estaban
atentos a cualquier gesto de dar paso al entendimiento. Y en vez
de arrasar, quemar, hacer esclavos, enaltecían a los
jefes, rendían pleitesía a los dioses del lugar,
celebraban fiestas en honor de los pueblos anexados al imperio y
trazaban un plan de obras
públicas para dotar de agua, caminos,
edificios y templos a las poblaciones que encontraban a su
paso.
"Es tan afortunado por naturaleza
este nuevo mundo que no tiene cosa mala, porque su cielo es
benévolo, su aire apacible,
su agua saludable y su tierra fértil… La tierra
del Perú es la más rica y feliz que conoce el
mundo".
En la Capilla de las Ánimas en la Catedral de
Córdoba donde descansan los restos del Inca Garcilaso de
la Vega, yace grabada esta lápida:
El Inca Garcilaso de la Vega, varón
insigne, digno de perpetua memoria.
Ilustre en sangre. Perito
en letras. Valiente en armas. Hijo de
Garcilaso de la Vega. De las Casas de los duques de Feria e
Infantado y de Elisabeth Palla, hermana de Huayna Capac,
último emperador de las Indias. Comentó La
Florida. Tradujo a León Hebreo y compuso los Comentarios
reales. Vivió en Córdoba con mucha religión.
Murió ejemplar: dotó esta capilla.
Enterróse en ella. Vinculó sus bienes al
sufragio de
las ánimas del purgatorio. Son patronos perpetuos los
señores Deán y Cabildo de esta santa iglesia.
Falleció a 23 de abril de MDCXVI.
En Capulí, Vallejo y su Tierra buscamos concretar
la utopía andina que Garcilaso rememora, cual es que toda
nuestra ilusión y esperanza, sueños y anhelos lo
instalemos aquí. Que modelemos una escultura aquí,
que una obra literaria la insertemos aquí, que un modelo social
lo concibamos aquí, no importando sino haciendo que las
cosas surjan auténticamente, por lo cual propugnamos los
principios incaicos de amar la verdad, amar la honradez y amar
el
trabajo.
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