Quien pretenda acercarse a la astrología debiera hacerlo como en
sí lo requiere una ciencia
sagrada, pues tal es. Y si en modo alguno desechamos el
término astronómico, dado que en sus métodos y
cálculos la astrología tiene su ser, elegimos el
términos astrológico porque en él se
encuentra incluido un aspecto que la astronomía no abarca, cual es el aspecto
espiritual.
Sin embargo, no podemos dejar de resaltar la utilidad
astrológica tanto para fijar hechos históricos
lejanos como para hacer de ella una senda de vida o, mismamente,
como instrumento de altísima ayuda para conseguir la
sanación.
Así, aparte de los resultados obtenidos por medio
del carbono 14, no
obstante, cuando los acontecimientos nos relegan a un tiempo
demasiado antiguo, sólo el clarividente elevado, el
debidamente educado, se encontrará capacitado para la
observación buscada. En cambio, si
éste no pudiera recurrir a la astrología, con
seguridad que
sería incapaz de poder fijar
con precisión y rigor el tiempo de los eventos objeto de
su estudio. Piénsese que, en casos ordinarios, estaremos
tratando normalmente de cuestiones referentes a nuestro planeta
en el actual Período Terrestre, pero bien podríamos
desear indagar respecto a otros períodos anteriores con
sus millones de años, o la posibilidad de hacerlo respecto
de otros planetas de
nuestro sistema, y por
qué no, y de otro lado, acerca de otros sistemas
planetarios.
Si alguna duda puede albergar lo que aquí se indica, no
olvidemos que, puesto que la evolución se mueve en espiral y
continuamente nos encontramos con brazos de espirales dentro de
espirales, es decir, con situaciones cíclicas semejantes
pero bajo circunstancias diferentes (siempre más elevadas)
únicamente apreciando la situación relativa de los
astros en el firmamento, ello podrá permitir volver a
atrás con el horóscopo sobre la mesa y determinar
con gran exactitud el tiempo de lo observado o acontecido.
De otro lado, a modo de intersticio argumental, y de acuerdo con
Max Heindel, pasamos a desgranar una síntesis
de opiniones y datos que
ayudarán en la comprensión de determinadas
cuestiones que puedan resultar planteadas respecto del hecho
astrológico en sí:
"… las enseñanzas místicas acerca de la
formación de un sistema solar,
armonizan con la teoría
nebular que dice que los planetas fueron expulsados desde la masa
central del Sol a intervalos, formando cada uno de ellos parte de
esa masa en anillos, siendo los primeros arrojados los que se
hallan más distantes del centro, mientras que Venus y
Mercurio, que son los más cercanos, han sido expulsados
los últimos.
Detrás de cada acto hay un pensamiento,
por lo que detrás de cada fenómeno visible hay una
causa invisible. De la misma manera, hay una razón
espiritual para la existencia y formación de los planetas
en un sistema solar y, también, una explicación
material.
El fuego nebuloso central puede considerarse por nosotros como la
primera manifestación de un Dios Triuno y Señor de
las Huestes, el cual contiene dentro de su Ser una multitud de
otros seres en diferentes etapas de desarrollo y
sus diversas necesidades requieren diferentes condiciones
externas. Para proveer a tales necesidades, varios planetas
fueron lanzados de la masa central, estando cada uno de ellos
constituido diferentemente y variando asimismo las condiciones
climáticas para cada uno. Sin embargo, todos pertenecen al
Reino de Dios, nuestro sistema solar. En "Él se mueven,
viven y tienen su ser" en el sentido más lato de la
palabra, pues la totalidad de este sistema puede ser considerado
como el cuerpo de Dios, y los planetas como órganos del
mismo cuerpo vivificados por su Vida, moviéndose por su
Fuerza y de
acuerdo con su Voluntad sostenedora.
Cada planeta es el vehículo físico de un exaltado
espíritu de una inteligencia
espiritual elevadísima, el cual no sólo representa
en calidad de
ministro al Supremo Ser en tal departamento de Su Reino, sino que
se esfuerza por cumplir la voluntad suprema, la que tiene como
finalidad el bien más elevado sin tener en cuenta el mal
proporcionado y momentáneo.
Estos Espíritus Planetarios ejercen influencia particular
sobre los habitantes en el planeta que cada uno preside, pero
también la tienen sobre los seres evolucionantes de los
demás planetas, en función
del desarrollo alcanzado por tales seres.
Cuanto más atrasado en la escala evolutiva,
cuanto más ignorante es un ser, tanto mayor influencia y
poder ejercen sobre él los planetas, llegándose a
dar casos en los que habrá quien responda de una manera
total y absoluta hasta en los más débiles aspectos;
en cambio no será así en el consciente, en el
elevado, el ser que lucha por dominar sus pasiones y alrededor
ambiente, el
que lanza pensamientos constructivos y amorosos, el que
sonríe a la adversidad, domina las influencias estelares y
se construye un porvenir risueño por este solo objeto.
Así es cómo la Astrología nos ilustra y
auxilia en nuestra vida diaria y nos da a la vez un conocimiento
de nuestras debilidades y malas tendencias de nuestra naturaleza,
señalándonos también nuestras fortalezas
así como los momentos propicios para el desarrollo de la
potencia precisa
para fortalecer el bien.
En todas las religiones oímos
hablar de los siete genios planetarios: así, los indios,
dicen los Siete Rishi; los persas, los Siete Ameshaspentas; los
mahometanos, los Siete Arcángeles, y los cristianos los
Siete Espíritus delante del Trono.
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