- Algunas
confusiones - Pero,
¿qué es la depresión? - Causas
- ¿Es la
depresión una enfermedad? - Tratamiento
- ¿Qué
psicoterapia?
"La verdad, no sé por qué
estoy tan triste. Me cansa esta tristeza, os cansa a vosotros;
Pero ¿cómo me ha dado o venido?, ¿En
qué consiste?, ¿de dónde salió?, Lo
ignoro. Y tan torpe me vuelve este desánimo, Que me cuesta
trabajo
conocerme." (William Shakespeare, "El
mercader de Venecia")
"La depresión
es, probablemente, la enfermedad más difundida, grave y
costosa de las que afectan actualmente a la humanidad" (H. Kaplan
y B. Sadock, "Tratado de Psiquiatría")
En el año 2020, la depresión será
la primera causa de baja laboral en los
países desarrollados y la segunda enfermedad más
frecuente en el mundo. (Organización Mundial de la Salud – OMS)
"El sufrimiento mental se presenta de muchas maneras, la
Depresión es la más común. (…). En
general la depresión es el "resfrío común"
de la psiquiatría. Es el estado que
provoca más consultas al médico, incluidos los
virus, la
hipertensión arterial, el dolor de cabeza
y, por cierto, el resfrío común" (Consultoría Internacional sobre
Depresión para las Comunidades de Habla Hispana –
CISD).
"La depresión es la enfermedad mental más
común. Durante el curso de su vida, una de cada cuatro
personas tendrá suficientes síntomas de
depresión como para merecer una diagnosis".(Silvia
Bigatti, William Hillix y Terry Cronan, "Mentesana").
ALGUNAS
CONFUSIONES
Shakespeare le hacía decir a su mercader de
Venecia: "Me cansa esta tristeza, os cansa a vosotros". Las
personas que rodean al deprimido, siendo testigo de su falta de
voluntad, de su rechazo a los buenos consejos, de su falta de
respuesta a los estímulos que intentan ofertarle, terminan
por cansarse y pueden llegar a culparlo de su malestar. El mismo
depresivo puede fácilmente culparse a sí mismo por
ello, sentimiento de culpabilidad
que no hace más que agravar su estado. Y esto
ocurre porque la depresión no es una enfermedad como las
otras (habría que ver en qué sentido es una
enfermedad).
Lo que es importante comprender es que la persona
deprimida, contra toda apariencia, no puede modificar su estado a
voluntad, no puede decirse "Bueno, ¡basta!. Ahora me
levanto, me pongo bien y recomienzo mi vida normal" (y, si lo
hace, puede fracasar en su intento y sufrir una recaída,
que suele ser peor que el estado inicial por la nueva
frustración experimentada).Es decir que no hay que
confundir la depresión con una simple falta de voluntad,
mala fe o mala disposición.
Otra cosa que debemos diferenciar es la depresión
de la tristeza que forma parte de la vida. La vida nos enfrenta
frecuentemente a situaciones potencialmente depresivas
(decepciones, pérdidas, cambios). En estas situaciones lo
normal es deprimirse (muchos autores sostienen que la falta de
reacciones depresivas a estas pérdidas es potencialmente
patógena y puede dar lugar a trastornos psíquicos
futuros, sobre todo, pero no solamente, en los niños).
Una pérdida o frustración significativa
para el sujeto que la padece puede producir un estado depresivo
que cumpla con los requisitos diagnósticos enumerados por
el DSM y el IEC, y si la pérdida es importante (por
ejemplo, enfermedad prolongada o muerte de un
ser querido) esta depresión puede durar meses, superando
en mucho las 2 semanas mínimas exigidas para el diagnóstico.
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