Monografias.com > Periodismo
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El afán y el esnobismo de la publicidad. Conversando con Tarzán


Partes: 1, 2

    1. "Déjame
      masticarlo"
    2. "Pague
      dos y lleve tres"
    3. Puros
      indios

     "Yo preocupado, idioma herirse,
    gente hablar errores, personas escribir descuido, periodistas no
    preocuparse, palabras feas empobrecer idioma"

    "El lenguaje
    reducido estrecha el pensamiento":
    George Orwell

    Tarzán, el legendario personaje de las tiras
    cómicas, fruto de la imaginación de Edgar Rice
    Burroughs, parece reencarnar en las expresiones verbales y
    escritas de estos tiempos, la mayoría difundidas por el
    efecto de la publicidad.
    Cuando se pensaba en esos recursos de los
    doblajes mexicanos para las producciones estadounidenses del
    cine, se
    creyó que alguna verosimilitud debía de albergar
    cierto tipo de traducción para evocar los diálogos
    de comanches y apaches, a fin de comunicarse con las tropas
    federales antes de "fumar la pipa de la paz". Estas
    constituían las tramas de las películas del Oeste
    y, en otro escenario, las aventuras del Hombre de los
    Monos. ésas formaban las maneras simpáticas de
    establecer similitudes en la lengua inglesa
    al verterse al español.
    Los espectadores de estas series de la
    televisión asociaban el precario léxico de los
    aborígenes con la condición de incivilidad que
    representaban. Por lo regular, se aplicaba el uso del infinitivo,
    sin considerar el tiempo verbal:
    "Yo llegar a pueblo pacífico, ustedes atacar aldea,
    éstas tierras ser nuestras; por eso, arrancar
    cabelleras…".

    Uno de los aspectos más curiosos de este
    fenómeno consiste en descubrir que si participaran en una
    de estas producciones quienes presumen de una civilidad a toda
    prueba, cumplirían con mucho acierto el papel de
    primitivos, pues el mecánico (casi instintivo) trato al
    idioma los capacita para ello. Entonces, con tan inconmensurables
    despropósitos, arrancan cabellera, cabello, lengua y,
    también, unas expresiones de asombro a los defensores del
    idioma. Y en estos ámbitos yacen algunos (por fortuna,
    poquitos) administradores, lustradores de zapatos, presentadores
    de televisión, damas del servicio
    doméstico (ellas ven y escuchan por la televisión), creativos, mercadotecnistas,
    expendedores de lotería, economistas, conductores de
    bus urbano
    (sí: también intermunicipal) y, claro,
    publicistas.

    El proceso
    creativo de la publicidad establece, dentro de sus fases, la
    conducción persuasiva del mensaje. Con ello, la
    intención se respalda en un término acuñado
    por los mismos publicistas: posicionamiento. Y ello
    consiste en "ocupar un lugar en la mente del consumidor"
    (Beltrán y Cruces, 2001: 83), como si quedara algún
    espacio en ésta ante la saturación desmedida de
    tales cargas de información. Pero, a qué vienen esos
    preámbulos con dosis de teoría
    magistral. Dos enfoques permitirán descubrir el
    porqué de los afanes de cada lector, relacionados con el
    manejo del español. Uno: se ataca la verdad, y he
    aquí a su paladín. Dos: la cultura,
    soporte del desarrollo,
    está en cautiverio; y acá gime su
    doliente.

    "Déjame
    masticarlo"

    La majestuosa dama de la verdad cede el lugar, y
    aparecerá con contundencia más adelante. Con ello
    demuestra, una vez más, que al final de cuentas se
    impone. Demos paso, por ahora, a la dama de la
    cultura.

    El uso indiscriminado, errado, instintivo y
    genérico de la palabra representa el peligro de la
    cultura, entendida ésta como el cúmulo de
    manifestaciones tradicionales y propias de un grupo humano.
    Una comunidad,
    poco a poco, reduce la identidad
    donde soporta su desarrollo debido a la distorsión gradual
    de la lengua, porque en ella se manifiesta el pensamiento. Y los
    hombres piensan en conformidad con los términos emitidos
    por su boca o transcritos por su mano. "Toda deformación
    del lenguaje, toda
    adopción
    de extranjerismos y de modismos vulgares distorsiona la
    cultura… y modifica la
    personalidad de los pueblos" (Beltrán y Cruces, 19).
    ¡Oh, palabra, linterna de las ideas¡

    La lucidez intelectual en estos tiempos se confunde con
    la manía de masticar cauchos azucarados. Todo aquel que en
    repetidos movimientos acerca y separa los maxilares con la ayuda
    del látex supone que su presencia le otorga una licencia
    para opinar sobre cualquier asunto, con tono de conferencista,
    omitiendo (esa es la distinción) alguna sílaba o
    cambiando, por ejemplo, la "s" por la "j", cual encantadora
    ministra: "éje projeso ejtá jiendo ejtudiado por
    el jecretario del dejpacho".
    Claro: la impresión de
    sabiduría anonada; quien escucha tales maneras y observa
    el masticatorio estilo abre su boca. Y así la mantiene,
    porque le cuesta entender, pero se impresiona con esa
    excentricidad. Y cual loritos desplumados (de las propias
    decisiones) adoptan esos puntuales modelos.
    Convocan, sin saberlo, al esnobismo y a la cursilería, y
    los contratan de escoltas. Por supuesto, la publicidad marca esta
    prerrogativa.

    Expresiones enteras y recursos gramaticales de otros
    idiomas se crían en nuestro medio bajo la potestad de
    displicentes padres. Las traducciones en algunas áreas del
    conocimiento
    (sobre todo del inglés)
    se plasman en español, muchas veces atendiendo más
    a la cercanía fonética que a la traslación
    semántica. Tal vez, ciertos hablantes
    consideran los términos de origen anglo como una
    característica de elegancia, de estrato exclusivo, de
    clase, pero
    sería de mala clase. La lucha entre liquid paper y
    corrector líquido, entonces, anunciaría la
    derrota de éste último. Break, frente a
    receso, descanso, interrupción, suspensión o
    pausa, triunfa, a pesar de las múltiples opciones
    en lengua española. Pero cómo evitar que las
    lágrimas inunden el próximo destino del mundo
    hispano cuando se escucha "Está frisando" (por
    hace frío), "voy de shopping" (por voy de
    compras
    ), "lo caché" (por lo
    descubrí
    ). Y, sobre ello, Fernando Lázaro
    Carreter, ex director de la Real Academia Española de la
    Lengua, pronostica el futuro y las circunstancias de cada esnob
    de turno: "Hablando y escribiendo como los extranjeros se
    constituyen los simios con documento de identidad" (Carreter,
    1997: 307). Veamos algunas píldoras para el dolor de
    cabeza (aquí sí la preposición para
    se usa con toda la intención real):

    Partes: 1, 2

    Página siguiente 

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter