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El concepto de libertad en Erich Fromm (página 2)



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El ascenso del movimiento
nazi en Alemania, en 1933 lo lleva a emigrar a tierras
americanas, primero a Nueva York donde conoce a grandes figuras
refugiadas allí, como Karen Horney con quien tuvo un
romance. Se desempeña como profesor en
las Universidades de Columbia, Michigan, New York y Yale, el
Bemmington College de Vermont y en el Instituto Americano de
Psicoanálisis. A menudo se vería envuelto en
asuntos socio-políticos por los que sentía un
verdadero interés

En 1941 publica su célebre obra El miedo a la libertad,
que le dio realmente a conocer, siendo muy traducida y divulgada,
en la que trataba al movimiento nazi en lo que algunos han venido
a denominar como una interpretación socio-psicoanalítica.
En esa obra se revelaría un alejamiento definitivo de
Freud

En 1949 se traslada a Cuernavaca, México, de
cuya Universidad
sería profesor. Por
entonces fue desarrollando una teoría
política
acorde con sus ideas anteriores, que llamó "Socialismo
humanista comunitario", cuya finalidad apuntaría a
devolverle al ser humano aquellas capacidades que no puede
desplegar por causa de la enajenación a la que está
sometido. 

En 1955 publica La sociedad sana
y en 1956 El arte de amar,
estas dos obras afianzarán su prestigio, sobre todo en los
ambientes universitarios. En estos textos escribirá acerca
de su teoría del "amor maduro"
como ingrediente para una realización individual que
permitiera escapar a la enajenación producida por la
sociedad por la sociedad del consumo o la
omnipotencia del propio estado

Se empeñará en armonizar el marxismo con
el psicoanálisis, al mismo tiempo que
abrazaría a su pensamiento
aportes de la cultura de
Oriente, siendo fruto de esta reflexión su obra Budismo, zen y
psicoanálisis. Otras de sus obras son: El hombre para
sí mismo, El lenguaje
olvidado, Psicoanálisis de la sociedad
contemporánea, Más allá de las cadenas de la
ilusión, ¿Tener o ser?, La anatomía de la
destructividad humana, escritas entre los años 1947 a
1973. 

Falleció en Murallo, Suiza, en 1980. Es considerado uno
de los líderes y principales exponentes del movimiento
psicoanalítico del Siglo XX. 

ACERCA DEL CONCEPTO DE
LIBERTAD

Para comprender el sentido en el que Fromm dirige la
problemática acerca de la libertad,
resulta necesario ubicar su pensamiento en las influencias que
recibe del Marxismo y del Psicoanálisis, esto significa
comprender al ser humano como un sujeto que trabaja y que
está determinado por su situación de clase y, como
un sujeto de deseo que debe reprimir el principio del placer por
la exigencia del principio de realidad. 

Su pertenencia a la Escuela de
Frankfurt lo lleva a recorrer el siguiente trayecto
teórico: un marcado interés
teórico-práctico por el marxismo; un concepto de
filosofía como teoría crítica
de la sociedad, más que como creación de sistemas
filosóficos o meras descripciones de la realidad; un
rechazo de la pura especulación filosófica,
dedicándose al conocimiento
de lo que estos filósofos llaman "el mundo de la vida";
oposición a los planteamientos del Neopositivismo y
oposición al concepto de razón como razón
ilustrada y a la idea de progreso que surge en el Siglo
XIX. 

En su primera etapa de formación la Escuela de
Frankfurt en la década de 1920 se encuentra centrada en el
análisis de la teoría marxista;
hacia el período de entreguerras se produce una crisis de
valores que
desemboca en los años '60 a un replanteo acerca de la
pérdida de libertad en los países que habían
adoptado el sistema
comunista, que se había transformado en
totalitarismo. 

La experiencia de Fromm en un país capitalista como
Estados Unidos
lo conduce a plantearse con mucho énfasis la
categoría de alienación que estará presente
en varias de sus obras.  El sujeto debe liberarse de las
formas alienadas propias de la sociedad de consumo que centran su
existencia en el tener y no en el ser. Es así que
hablará del hombre nuevo
como aquel que puede vivir en la esencia de su humanismo
dejando la apropiación de los objetos en un segundo
plano. 

"La función de
la sociedad nueva es alentar el surgimiento de un Hombre nuevo,
ser cuya estructura de
carácter tendrá las siguientes
cualidades: 

  • Disposición a renunciar a todas las formas de tener,
    para poder ser
    plenamente.
  • Sentir seguridad,
    tener un sentimiento de identidad y
    confianza basados en la fe en lo que uno es, en la necesidad de
    relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse, con el mundo
    que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer,
    dominar el mundo, y así volverse esclavo de sus
    posesiones.
  • Aceptar el hecho de que nadie ni nada exterior al individuo le
    da significado a su vida, sino que esta independencia radical y la no cosidad pueden
    llegar a ser la condición de la actividad plena dedicada
    a compartir e interesarse por sus semejantes. (…) " 
    1. 

En este sentido, el hombre nuevo es aquel que se libera de la
alienación de los objetos para constituirse como un sujeto
pleno en su condición humana trascendental. Pero el hombre
no trasciende a través de la racionalidad, sino por medio
del amor. En este sentido Fromm define su postura como un
Humanismo, para destacar que el sujeto no está
condicionado o determinado por su naturaleza
(ello) o por las condiciones económicas propias de la
sociedad capitalista (lucha de clases); dado que él puede
liberarse trascendiendo sus pulsiones y su interés
egoísta por poseer, a través de la relación
amorosa con los otros. 

En el psicoanálisis el sujeto quiere conseguir la
felicidad y mantenerla; Freud
señala que esto significa tanto acrecentar el placer como
evitar el dolor, que el programa mismo
del principio del placer: uno de los principios que
rige la vida psíquica. La consecución del placer
puede verse impedida por el sufrimiento proveniente de tres
fuentes
diversas: la naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y las
normas que
regulan los vínculos recíprocos entre los seres
humanos. 

El principal conflicto  está entre el frágil
equilibrio
entre el principio de placer (ello) y el principio de realidad
(super yo). Tal estado de cosas genera un intenso sentimiento de
frustración ante la cultura, ya que esta nos pide grandes
esfuerzos y renuncias sin retribuirnos con la recompensa
esperada. La cultura se edifica sobre la renuncia de lo
pulsional, y hay que explicar por qué mecanismos esto se
logra y por qué esa renuncia desemboca en un
fracaso.  

Para comprender el esquema explicativo de Freud a este
problema del malestar en la cultura, lo primero que hay que
apreciar es lo que podemos denominar el modelo
pulsional. El primer modelo pulsional distingue una dualidad
entre autoconservación y sexualidad. Un
segundo modelo también dualista muestra los polos
entre eros y thánatos: pulsiones de vida y pulsiones de
muerte

La conclusión de la interpretación freudiana es que el malestar
es un rasgo esencial de la cultura, no uno que obedezca a tal o
cual coyuntura histórica, ni a algún aspecto
particular, sea de orden económico, social o
político. Esto no lleva necesariamente a pensar que
entonces no hay salida; y que las esperanzas de una vida
más dichosas deban sumarse a causas perdidas de la
humanidad. Pero sí indica que no puede desconocerse la
naturaleza de ese malestar, pues eso nos llevaría a
acrecentar nuestro sufrimiento. 

" A mi juicio, el destino de la especie humana será
decidido por la circunstancia de sí – y hasta qué
punto – el desarrollo
cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la
vida colectiva emanadas del instinto de agresión y de
autodestrucción. En este sentido la época actual
quizá merezca nuestro particular interés. 
Nuestros contemporáneos han llegado a tal extremo en el
dominio de las
fuerzas elementales que con su ayuda les sería
fácil exterminarse mutuamente hasta el último
hombre. Bien lo saben, y de ahí buena parte de su
infelicidad y su angustia. Sólo nos queda esperar que la
otra de ambas 'potencias celestes', el eterno Eros, despliegue
sus fuerzas para vencer la lucha con su no menos inmortal
adversario. Mas, ¿quién podría augurar el
desenlace final?."  2. 

Para que exista civilización resulta necesaria la
represión. A mayor presión
superyoica, mayor será el malestar.  Pero ¿es
posible concebir una civilización sin
malestar?.  

En definitiva, la cultura es para Freud un proceso al
servicio del
Eros, cuya finalidad es reunir en el círculo más
grande de la humanidad a todos los individuos. La pulsión
agresiva se constituye en obvio obstáculo para el éxito
de este programa.

Fromm vincula las categorías del marxismo y del
psicoanálisis para dar cuenta de la paradoja que vive el
sujeto en sociedad. Este debe reprimir sus deseos para convivir
con otros en armonía, pero también se encuentra
enajenado en un mundo de objetos que lo limita en su 
elección libre de un estilo de vida.  

"La persona enajenada
(…) no puede ser sana. Puesto que se siente a sí misma
como una cosa, como una inversión que puede ser manipulada por
él mismo y por otros, carece del sentido del yo, carencia
que crea honda ansiedad.  (…) Si la edad
contemporánea ha sido llamada con razón la
época de la ansiedad, se debe primordialmente a esta
ansiedad engendrada por la falta de un sentimiento del 'yo'. En
la medida en que 'yo soy como usted me desea', 'yo' no soy: estoy
angustiado, dependo de la aprobación de los demás,
procuro constantemente agradar. La persona enajenada se siente
inferior siempre que se cree en desacuerdo con los
demás."  3. 

El sujeto enajenado deja de verse a sí mismo, para
verse a través de los demás; cuando su aspecto o
presencia no coincide con la expectativa de los otros siente
culpa. Esta culpalibilidad no es otra cosa más que el
sentimiento de abandono, el no sentirse amado, la falta de
correspondencia de su sentimiento amoroso le genera culpabilidad

Es preciso, para Fromm, recuperar la visión humanista,
que todavía no ha desaparecido en la sociedad capitalista
de consumo, para no reducir el amor a la
búsqueda de placer físico y para no confundir la
plenitud de la vida espiritual con la adquisición de
bienes. No se
es mejor persona por tener muchas cosas, sino por la forma en que
comulgamos con los otros a través del sentimiento amoroso,
sea cual fuere la relación o vínculo que nos une a
los demás. En El arte de amar, Fromm nos habla de las
diferentes relaciones amorosas y de qué manera es preciso
entregarse al otro sin dejar de ser uno mismo. 

EL MIEDO A LA
LIBERTAD

Al comienzo de su obra El miedo a la libertad, Fromm hace
referencia a la libertad como una conquista o
lucha de los oprimidos por emanciparse de la dependencia que
sufrían respecto de aquellos que gozaban de
privilegios. 

Como apuntamos en los capítulos anteriores la impronta
del marxismo y del psicoanálisis llevan a su enfoque a
retomar categorías propias de estas posturas; pero pronto
observamos que Fromm las orienta a lo que él llama
"Socialismo humanista comunitario". 

En el libro citado
hace una crítica a la noción de progreso de la
modernidad que
definía un sujeto capaz de vencer las fuerzas de la
naturaleza a través de la ciencia, y
que había "…sacudido la dominación de la Iglesia y del
estado Absolutista". 

Pero el siglo XX mostró el lado oscuro de la libertad
de dominación del hombre: la guerra mundial,
los campos de exterminio nazis, la amenaza de la bomba
atómica, sacudieron el ego del hombre moderno y llevaron a
replantearse sus posibilidades existenciales. 

Plantea, entonces, unas cuantas cuestiones fundamentales
acerca del problema de la libertad, que resumiremos en
cuatro:  

  • Si el deseo de libertad es inherente a la naturaleza
    humana.
  • Si la libertad es solamente ausencia de presión
    exterior o es también presencia de algo.
  • Si junto al deseo innato de libertad no existe a la vez un
    anhelo instintivo de sumisión.
  • Si el sometimiento se da siempre en relación con una
    autoridad
    exterior o existe conforme a autoridades que se han
    internalizado. 

Al abordar entonces estas cuestiones centrales respecto de la
cuestión de la libertad, Fromm advierte que las
condiciones de posibilidad del sometimiento y la consecuente
falta de libertad son psicológicas. El fascismo pudo
desarrollarse gracias a una fuerte acción
psicológica sobre los sujetos. 

Hace referencia a los aspectos que destaca Freud en
relación con el concepto de naturaleza
humana y la posibilidad de la creación de un mundo
civilizado.

La pregunta pertinente aquí es la de pensar los motivos
por los cuales surgió el nazismo en el
apogeo de la cultura europea contemporánea. 

"La concepción de la naturaleza humana
consistía, sobre todo, en un reflejo de los impulsos
más importantes observables en el hombre moderno,
análogos a los llamados instintos básicos que
habían sido aceptados por psicólogos anteriores.
Para Freud, el individuo perteneciente a su cultura representaba
el 'hombre' en general, y aquellas pasiones y angustias que son
características del hombre en la sociedad moderna eran
consideradas como fuerzas eternas arraigadas en la constitución biológica humana.
(…)

(…) El campo de las relaciones humanas, en el sentido de
Freud, es similar al mercado: es un
intercambio de satisfacciones de necesidades
biológicamente dadas, en el cual la relación con
los otros individuos es un medio para un fin y nunca un fin en
sí mismo."  4. 

Es en este punto que Fromm va a disentir con Freud asegurando
que el modo de relación del individuo con la sociedad no
es estático (satisfacción pulsional), sino
dinámico (histórico). El hombre es producto de la
historia y la
historia es producto del hombre. Las pasiones, los deseos y las
angustias son resultados de un proceso social; pero la sociedad
no sólo ejerce una función de represión,
también ejerce una función
creadora.  

El individuo debe adaptarse al medio social, pero esa
adaptación no es estática,
la cual implica la adquisición de un nuevo hábito;
es fundamentalmente una adaptación dinámica. La forma en que un individuo
satisface sus necesidades vitales está vinculada al
proceso histórico que marca la forma
peculiar -epocal- de respuesta y de satisfacción de un
deseo. 

Las necesidades fisiológicamente condicionadas pueden
resumirse en la noción de una necesidad de
AUTOCONSERVACION. Pero el hombre trasciende la mera necesidad de
autoconservación de la especie y del individuo, en lo que
Fromm denomina diversas formas de COOPERACION.

En este punto esboza una relación entre el miedo al
aislamiento y el miedo a la libertad. Vivir con otros es una
necesidad, el hombre es un animal social, necesita de los
demás para autoconstituírse como
sujeto.  

El dilema de la libertad es que cuando más gana el
individuo en márgenes de autonomía, la posibilidad
cada vez más cercana a la soledad y sobretodo a la soledad
moral que es
la más grave; lo conduce a tener que decidir cuánto
de su libertad está dispuesto a resignar para poder
convivir con los demás individuos. 

La ambigüedad de la libertad radica en este juego
dialéctico entre libertad positiva y libertad negativa,
entendiendo la segunda como autolimitación a favor de la
posibilidad del encuentro con los otros. Fromm distingue la
libertad para de la libertad de, la segunda es la
liberación de una rasgo instintivo que nos ata a una
necesidad determinada. 

Desde el comienzo de su vida el hombre está obligado a
elegir el curso de su acción y esa exigencia provoca
incertidumbre y angustia; toda elección implica un
riesgo, la
posibilidad de equivocarse. Estas elecciones no son del orden
natural, sino del orden social, político y
económico.  Liberarse para significa en sentido
positivo, el desatarse de condicionamientos externos para lograr
una finalidad en nuestra vida. Es la libertad del proyecto. Tener
un proyecto de vida requiere de esta libertad para elegir un
camino, para realizarnos en nuestro particular manera de
proyectarnos en el mundo cultural. 

Fromm nos ofrece el ejemplo del mito
bíblico de la expulsión del hombre del
paraíso. 

"El mito identifica el comienzo de la historia humana con un
acto de elección, pero acentúa singularmente el
carácter pecaminoso de ese primer acto libre y el
sufrimiento que éste origina. Hombre y mujer viven en el
jardín edénico en completa armonía entre
sí y con la naturaleza. Hay paz y no existe necesidad de
trabajar; tampoco la de elegir entre alternativas; no hay
libertad, ni tampoco pensamiento. Le está prohibido al
hombre comer del árbol del conocimiento del bien y del
mal: pero obra contra la orden divina, rompe y supera el estado de
armonía con la naturaleza de la que forma parte sin
trascenderla."  5.

 La libertad es un acto de desobediencia, es el comienzo
de la razón. El mito resalta el sufrimiento de este acto
de libertad; la angustia que produce tomar una decisión,
correr un riesgo, perder la otra oportunidad: la de no haber
elegido o la de equivocarnos al tomar la
decisión. 

Cada vez que rompemos los lazos con aquello que nos ataba a
una tradición nos encontramos solos y atemorizados; al
decidir ha perdido momentáneamente la identidad que fue
construida al hilo de una vieja atadura. Lo mismo ocurrió
con el paso de la sociedad feudal a la burguesa, el hombre rompe
los lazos con una época y queda despojado de la manta de
seguridad que lo cubría. Debe construir una nueva
subjetividad, una nueva identidad histórica. 

"Para  superar el terror resultante de esa pérdida
se ve obligado a la conformidad más estricta, a buscar su
identidad en el reconocimiento y la incesante aprobación
por parte de los demás. Puesto que él no sabe
quién es, por lo menos los demás individuos lo
sabrán, … siempre que él obre de acuerdo con las
expectativas de la gente; y si los demás lo saben,
él también lo sabrá …tan sólo con
que acepte el juicio de aquellos."  6. 

En este libro Fromm marca sus diferencias con el enfoque de
Freud respecto a la relación del individuo y la sociedad
con relación al problema de la libertad. 

En primer término destaca que el individuo no es
solamente un sujeto atado a los condicionamientos internos de la
libido (pulsiones); en segundo lugar la libertad de desligarse
momentáneamente o no de esas necesidades pulsionales hacen
del individuo un sujeto que lucha por reprimir su deseo a la vez
que busca gratificarse; en tercer lugar la psicología no debe
ser individual sino social o interpersonal, porque no existe un
individuo que pueda autocomprenderse aislado. 

La libertad para un proyecto de vida en comunidad; la
constitución de una subjetividad con otros y la cultura
como función creadora son las tesis que
Fromm defiende en esta obra.  

CONCLUSIONES

El problema de la libertad es un problema dialéctico
entre la negación y la afirmación, que son
necesarias ante cada elección y decisión en
nuestras vidas. La relación con nosotros mismos y la
relación con los otros traza límites
difusos entre el ser para mí y el ser para o por los
otros. Cuánto de lo que soy depende de mi
autoafirmación y  cuánto depende de la
negación que me impone la cultura y la sociedad para dejar
de ser lo que soy y pasar a ser otro. 

Como señala Jaques Lacan, ser un sujeto significa estar
sujetado. Sujetado al deseo, a la necesidad, al pasado, a la
exigencia de proyectarme al futuro; cómo liberarnos de lo
que nos sujeta, porque lo que sujeta también nos sostiene:
esta es la ambigüedad de la libertad. 

Fromm resignifica los conceptos de pulsión y
represión en Freud. La relación con la cultura
produce el malestar de resignar mis deseos, pero también
nos ofrece la dimensión creadora que trasciende lo
pulsional, que sublima y nos confirma como seres
humanos. 

Somos sujetos históricos. La historia nos muestra ese
movimiento dialéctico entre un momento que deja de ser y
otro nuevo que aparece. El horizonte de la libertad es esa
inquietante búsqueda por ser nosotros mismos en
relación con otros en un mundo social, económico,
político que debe dejar de ser para dar nacimiento a un
hombre nuevo y a un mundo nuevo. 

En Fromm este acontecimiento revolucionario está
expresado en el acto de amar a los demás creciendo en
identidades nuevas y en tiempos que tratan de dar cuenta del
malestar de esta cultura. Cultura  que algunos comprenden
como postmoderna. 

Pero no es el fin de la historia, sino el fin de un modo de
ser históricamente delimitado entre los sueños de
una época pasada y las aspiraciones de un nuevo tiempo, de
un porvenir.

CITAS

1. FROMM, Erich. ¿Tener o ser?. México. Fondo de
cultura económica. 1976. Página 162.

2. FREUD, Sigmund. Obras Completas. Vol. 17. Ensayos
CLIII-CLXV. El malestar en la cultura. Argentina.
Hyspamérica. 1993. Página  3067.

3. FROMM, Erich. Psicoanálisis de la sociedad
contemporánea. México. Fondo de cultura
económica. 1976. Página 172.

4. FROMM, Erich. El miedo a la libertad. Buenos Aires.
Paidós. 1989. Páginas 30/31

5. FROMM, Erich. Obra citada. Página 51.

6.  FROMM, Erich. Obra citada. Página
200. 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA: 

DELACAMPAGNE, Christian. Historia de la filosofía en el
siglo XX. Barcelona. Península. 1999. 

FERRATER MORA, José. Diccionario de
Filosofía. México. Atlante, 1944. 

FREUD, Sigmund. Obras Completas. Buenos Aires.
Hyspamérica. 1993. 

FROMM, Erich. El miedo a la libertad. Buenos Aires.
Paidós. 1989. 

FROMM, Erich. La condición humana actual. Madrid.
Paidós. 1989. 

FROMM, Erich. La revolución
de la esperanza. México. Fondo de cultura
económica. 1985. 

FROMM, Erich. Psicoanáilisis de la sociedad
contemporánea. México. Fondo de cultura
económica. 1976. 

FROMM; Erich. ¿ Tener o ser ? . México. Fondo de
cultura económica. 1981. 

HERNÁNDEZ-PACHECO, Javier. Corrientes actuales de la
filosofía. La Escuela de Francfort y la Filosofía
hermenéutica. Madrid. Tecnos.
1996.  

ROBERT, François. Diccionario de términos
filosóficos.  Madrid. Acento. 1991. 

SCAVINO, Dardo. La filosofía actual. Buenos Aires.
Paidós. 1999.

 

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