- Superado lo
postmoderno - El videoclip
y las nomenclaturas tradicionales - Audio +
Video: una amalgama particular
Quito –
ECUADOR
Desde 1980 se generan varias megatendencias, como el
paso de la sociedad
industrial a la de información, de la tecnología forzosa a
la alta tecnología, de la economía nacional a la mundial, del apoyo
institucional a valerse por sí mismo, de lo uno o lo otro
a la opción múltiple. Los noventas se dirigieron
hacia una economía global, al mercado libre y a
los estilos de vida mundializados (Naisbitt y Arburdene; 1992:
12), situación que se consolida en el siglo
XXI.
A mediados del siglo XX se dan importantes cambios en la
escena del entretenimiento mundial. Para la década del
sesenta, la
televisión es uno de los medios
más importantes como fuente informativa y de
entretenimiento. Paralelamente evolucionan las
tecnologías: aparece el video como
soporte de grabación, esto abarata costos y da la
posibilidad a las televisoras de realizar programas
pregrabados.
En esos años también la concepción
de arte
varía, nacen nuevos criterios y movimientos como el pop
art, op art y el happening; formas de hacer arte que acogen
elementos no tradicionales para crear sus obras, acercando el
arte a las masas, abriendo las fronteras creativas y de consumo.
Unificando estos dos fenómenos -el nacimiento del
video y la deslimitación del arte- surge la vertiente
denominada videoarte. El videoarte hizo que el uso del video no
fuera exclusivo de la televisión: los videoartistas tomaron las
cámaras y salieron a la calle, llevaron el video a otros
campos para experimentar.
El ambiente
musical no estuvo exento de cambios. La aparición del
rock and roll
fue uno de los grandes impulsos para esta industria, y
las nuevas estrellas como Elvis Presley y Los Beatles -con sus
maquinarias creadoras- lo aprovecharon para ingresar a la
pantalla grande. Se hacen entonces diversos musicales para el
cine,
películas que funcionaron como promocionales, y aportaron
nuevos elementos narrativos al cine tradicional.
Fuera de las salas de proyección también
surgen cortos musicales; por ejemplo, en los bares
existían rocolas que permitían observar imágenes
del artista o cortas historias mientras se escuchaban las piezas.
Una de ellas fue la rocola visual Scopitone, la creación
de la primera se remonta a la década de 1930 con el
invento del Panoram de la Mills Novelty Company de Chicago
(Saldana; 2001).
En este contexto, ya las cartas estaban
echadas para que el video clip musical naciera, y fue así;
las disqueras no desaprovecharon unir a la industria de la
música con
el poder de la
televisión: "El video serviría
nuevamente y con los mismos principios del
cine musical: el poder llegar a una mayor cantidad de personas y
salvar una industria que caía, el disco." (Saldana; 2001);
por esto se dice que el video clip tiene en el marketing su
marca de
origen (Leguizamón; 1998).
En 1975 sale al aire Rapsodia
Bohemia del grupo Queen.
Este video, realizado por Bruce Gowers, tuvo un gran éxito y
causó altos niveles de ventas de su
álbum; además fue transmitido en diversos programas
televisivos, esto, más su carácter comercial, son los puntos
principales por lo que es considerado el primer video
clip.
El boom definitivo de estos productos se
da con la creación de MTV en 1981, cadena dedicada a la
transmisión de videos musicales, y a la que le siguieron
otras iniciativas, creando así los espacios necesarios
para incentivar la producción.
Actualmente, con los nuevos modelos de
vida, donde la rapidez en los procesos es lo
cotidiano, el video musical se establece con facilidad; su corta
duración y la atractiva unión
imágenes-música hace que sea consumible en los
ratos de ocio sin ser considerablemente afectado por el zapping,
ya que esta forma de ver televisión beneficia a los
productos cortos, a los audiovisuales que ahora también
son vistos y consumidos como fast food.
Superado lo
postmoderno
A los videos se les suele ubicar como postmodernos,
porque elaboran un concepto o
estética general a partir de la
unión de recursos. Pero en
su evolución, el video ha retomado diversas
tendencias para su construcción, deconstrucción y
reconstrucción; por lo que no pertenece exclusivamente a
un solo movimiento.
Si revisamos ciertos pasajes del quehacer
cinematográfico, podemos encontrar acercamientos a la
experimentación que supone un video clip, como lo menciona
Fernand Léger: "El porvenir del cine y del cuadro se
encuentra en el interés
que otorgue a los objetos, a los fragmentos de estos objetos o a
las invenciones puramente fantásticas e imaginativas. El
error pictórico es el tema. El error del cine es el
guión" (Mitry).
Iniciando el siglo XX se impone en la producción
cinematográfica lo que Noël Burch llama "Modo de
Representación Institucional", apoyado en el desarrollo del
montaje según los planteamientos de Griffith, e
influenciado por la narrativa literaria y la puesta en escena
teatral. Lo que pretende es crear lo que Burch define como
"espacio habitable", donde el espectador no necesite hacer
ningún esfuerzo de interpretación.
Al mismo tiempo,
algunos creadores se acercaron al cine pero buscando un lenguaje
propio. Uno de los primeros es Sinfonía diagonal (1924),
del pintor Vicking Eggelink. Por la misma época, Antonin
Artaud escribe el primer guión de una película
surrealista La concha y el reverendo, realizado por Germaine
Dulac en 1927. Sobre el lenguaje
cinematográfico escribe Artaud: "No se trata de encontrar
en el lenguaje visual un equivalente del lenguaje escrito, en que
el lenguaje visual no sería más que una mala
traducción, sino antes bien de hacer
patente la esencia misma del lenguaje…"
(Artaud).
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