El comienzo de la nueva era democrática
argentina, al menos en lo que respecta a su hacienda, tuvo a
Bernardo Grinspun como Ministro de Economía. Fiel a las ideas que lo
habían formado como economista y militante radical,
pregonó por un crecimiento a toda costa de la
economía nacional. Afirma la nota de diario Clarín
adjunta:
Grinspun siempre fue de la vieja guardia. Rígido en sus
esquemas, nunca cambió. Para bien o para mal, decía
que la ética y
la moral eran
valores
supremos para defender la soberanía nacional. Tenía la
visión de los viejos fundadores de la
CEPAL…
Concretamente, basada estas premisas en el desarrollo
nacional, fomentando el modelo de
sustitución de importaciones
-propio al desarrollado por la CEPAL- contra la
valorización financiera y la destrucción productiva
llevada a cabo por el predecesor gobierno de
facto.
Pues bien, sus conceptos madre pueden verse plasmados en
los objetivos de
su política
económica para los primeros años del gobierno
radical:
- Aumento significativo de los niveles de eficiencia en
el sector publico; - Delimitación de las actividades y servicios
que debe realizar y presta el sector
público; - Incremento del nivel de ahorro y
canalización del mismo hacia la inversión productiva; - Reestructuración del sistema
financiero y reducción del numero de entidades y
sucursales; - Orientación del crédito hacia las actividades
prioritarias, con plazos suficientes para financiar la
inversión; - Moderación del fenómeno
inflacionario, teniendo presente que "política
anti-inflacionaria y política de largo plazo son
complementarias en la dirección global de la política
económica"; - Definición de los alcances del papel
empresarial del estado e
implementación de una política de privatizaciones; - Reformulación de la política
tributaria a efectos de obtener una mayor equidad
distributiva y de facilitar la formación de capital de
las empresas; - Crecimiento del P.B.I en un 20% entre 1984 y
1989; - Aumento de la tasa de inversión hasta
llevarla al 20% del P.B.I.; - Incorporación significativa de equipo
importado para contar con los últimos adelantos
tecnológicos que permiten aumentar la eficiencia de la
producción nacional; - Moderación del consumo para
facilitar la formación de capital, aunque sin recurrir a
una fuerte caída del salario real
mediante acuerdos que resulten políticamente
aceptables; - Aumento de las exportaciones de bienes y
servicios a una tasa promedio del 7,2% anual durante 1984/89,
considerando los precios de
1985; - Aumento de las exportaciones de origen industrial
a una tasa promedio del 11,9% llevándolas del 14,3% del
P.B.I., en 1984, al 16,6% en 1989; - Expansión de la exportaciones de productos
energéticos (gas, petróleo y derivados) a un ritmo del
16,7% anual, duplicando las ventas al
exterior, en términos reales, en un periodo de cinco
años; - Incremento de la importación de bienes y servicios a una
tasa del 9,3% anual en el lapso 1984/89; - Fomento de la actividad y producción
agropecuaria en todos sus aspectos y alcances;
modernización y reestructuración de la industria
existente e incorporación de nuevos desarrollos
tecnológicos; - Sustitución selectiva de importaciones,
desechando la sustitución irrestricta valida para otras
épocas; - Fortalecimiento del empresario
nacional a través del fomento selectivo de la
pequeña y mediana empresa
industrial.
Como puede observarse, considerando las distintas
variables
macroeconómicas, desde el Ministerio de Economía se
intentó ajustarlas gradualmente.
Ante la conflictiva realidad social, Grinspun
intentó conciliar los distintos clamores sectoriales
-claramente disímiles unos de otros- y armonizarlos,
llegando por este medio a saldar y lograr,
simultáneamente, la estabilidad de precios.
En cuanto a sus medidas efectivamente materializadas
pueden contarse:
1. Aumento de salarios de suma
fija en diciembre de 1983.
2. Incremento de las tarifas de los
servicios
públicos.
3. Fijación de pautas para el
incremento futuro de precios, salarios y tarifas
públicas.
4. La determinación de cambio para el
mes de enero.
5. Establecimiento de un sistema de
control de los
precios industriales.
6. Reducción de las tasas de
interés reguladas.
Ante los incrementos nominales de salarios otorgados por el
gobierno para paliar los aumentos inflacionarios e incentivar la
demanda
interna, podría decirse que la respuesta empresaria tuvo
matices de cautela. En cuanto al control del nivel de precios,
los agentes externos al Estado hicieron caso omiso a las
directivas establecidas desde la cartera económica.
Consecuentemente a esto, una nueva alzada de salarios
debió establecerse para así poder
equiparar los ingresos
argentinos a la suba de precios (intentando mantener el salario
real).
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