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Las Facultades de Comunicación en el umbral de la era Internet (2000) (página 2)



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La experiencia, ya de muchos años, de las
Facultades de Comunicación ha puesto en evidencia que, a
largo plazo, los mejores profesionales de la
comunicación no acostumbran a ser aquellos y aquellas
que se destacaron haciendo prácticas en las aulas de
periodismo,
sino aquellos y aquellas que supieron aprovechar su paso por la
Universidad para
adquirir una formación humanística y social que
terminaría dándoles la capacidad de aprender a
saber, aprender a interpretar y aprender a comunicar. éste
debería ser el objetivo
prioritario de la formación universitaria en
comunicación. Hoy, más que nunca, cuando algunas
técnicas, formatos y géneros de la
comunicación cambian más rápidamente que la
propia duración de los estudios
universitarios. 

No hacerlo así sería suponer que la
transformación de la comunicación es una
cuestión únicamente de tecnologías y no una
cuestión de cómo saber usarlas para la producción y distribución de contenidos.

Internet: ¿a
qué Departamento le corresponde? 

En los últimos meses numerosas Facultades de
Comunicación han debido enfrentarse a un dilema
significativo y que pone en evidencia la necesidad de reorganizar
a fondo los estudios de comunicación: ¿a qué
Departamento le corresponde la enseñanza y la
investigación sobre Internet?, ¿es una
cuestión de periodismo, de comunicación
audiovisual, de publicidad, de
documentación, de informática?

Se trata de un dilema que pone en jaque a las estructuras
tradicionales de nuestras instituciones
académicas y les exige una mayor flexibilidad. La
pregunta, obviamente, admite más de una respuesta y exige
una nueva forma de organización transversal, pluridisciplinar
de los estudios y de la formación sobre
comunicación. El reto de Internet y, más en
general, el reto de las nuevas formas de comunicación
multimedia y en
red, corresponden
y afectan a todos los departamentos.

Ante ello, la respuesta académica más
razonable apunta hacia tres direcciones: un incremento de la
optatividad de los alumnos, la
organización de esta optatividad en algunos grandes
itinerarios especializados, y la reestructuración de las
titulaciones clásicas (Periodismo, Publicidad,
Audiovisuales, etc.) por nuevas formas que den cabida a una
formación para unas aplicaciones todavía inciertas
y ante las cuales la necesidad de aprender a aprender se impone
sobre la práctica de saber hacer. 

Finalmente : Internet como instrumento
educativo

Los retos de Internet para los estudios de
comunicación van más allá de la
problemática del objeto de estudio y de las
prácticas profesionales y afectan también, muy
directamente, a los métodos y
a las formas de educación.

Así, por ejemplo, búsquese en algunos de
los grandes motores de
búsqueda de Internet la palabra Lazarsfeld. Ante los
resultados que se obtienen se comprenderá
fácilmente que la enseñanza del futuro no se
dará únicamente en las aulas, sino que se
dará simultáneamente en las aulas y en la red. Por
esto, en el futuro, no podrá distinguirse entre
Universidades presenciales y Universidades on line, sino que
todas las Universidades deberán ser, al mismo tiempo,
presenciales y on line. Esto implica una profunda
transformación de las formas de trabajar de los alumnos,
pero también, o aún más, de los profesores.
¿Qué sentido tendrá dictar y tomar apuntes
en la era digital? Toda la estructura
docente universitaria deberá cambiar su sistema de
trabajo para
facilitar la digitalización del conocimiento,
la creación de una gran memoria digital
educativa, al servicio de
los estudiantes y de acceso gratuito para todos, como servicio
público de información educativa. 

Este proceso no ha
de excluir el debate y la
crítica, más bien todo lo contrario,
ha de permitir la distinción entre la transmisión
de información, cada vez más fácil
vía Internet, y la formación, cada vez más
vinculada al diálogo y
a la discusión en la clase.

Comunicación: ¿cambios en el objeto
o cambio de
paradigma?

En la revisión de los planes de estudio debemos
considerar otro problema ciertamente importante: los cambios en
el objeto, los cambios en la comunicación.

Debemos empezar considerando un hecho determinante:
estamos en una etapa de tránsito, de la era de la
comunicación de masas a una nueva era de la
información multimedia y en red. Por lo que respecta a
la
televisión, por ejemplo, estamos ante el fin de lo que
podríamos denominar la "era broadcasting", para entrar en
el umbral de la nueva "era digital". Debemos, desde luego,
matizar e interpretar críticamente estos cambios,
identificar los desequilibrios, pero ya podemos empezar a
concluir que es necesario cambiar el enfoque de nuestra docencia e
investigación: no estamos en la sociedad de
los "mass media" sino en la sociedad "de la información".
Nuestro objeto de estudio, y nuestro referente para la
formación profesional, transciende ahora a los "mass
media" en todas sus direcciones, desde la comunicación
interpersonal, hasta la comunicación interactiva, "on
line", por Internet. 

Aún más, es la misma definición de
sociedad lo que está ahora en juego. Un
ejemplo: ¿cómo hemos de interpretar y explicar en
clase la vieja polémica entre "apocalípticos e
integrados" en la cultura de
masas?, ¿qué lugar debe ocupar en nuestros programas la
transformación de la sociedad industrial en una sociedad
de la información?, ¿quién debe explicar y
dónde deben explicarse estos nuevos
fenómenos?

Como ejemplo de los desfases que hemos de superar,
podemos citar el caso de la existencia en nuestros planes de
estudio de asignaturas con títulos como "Estructura de la
Comunicación de Masas", denominada coloquialmente "masas"
por los estudiantes. Este título responde exactamente a lo
que era nuestro objeto de estudio hace veinte o treinta
años, pero ya no responde a lo que será nuestro
objeto de estudio en los próximos años.

Los cambios en la
comunicación y los retos teóricos

En el congreso de FELAFACS celebrado en Lima (octubre de
1997) desarrollé mis primeros puntos de vista sobre estas
cuestiones. Unos años después estos puntos de vista
parecen confirmarse ante la consolidación de algunas
tendencias, especialmente las siguientes:

En primer lugar es necesario definir y contextualizar
históricamente el nuevo modelo de
sociedad. De la "sociedad de los mass media" a la "sociedad de la
información", como contexto básico para interpretar
las nuevas formas de comunicación, pero también las
nuevas funciones y los
nuevos usos de los medios de
comunicación.

La formación y la investigación en
comunicación deberá considerar los nuevos modelos de
comunicación, especialmente el fenómeno Internet,
pero al mismo tiempo deberá ser capaz de analizar los
efectos de las transformaciones tecnológicas sobre los
media convencionales (prensa, cine, radio, televisión), que mantienen muchas de sus
funciones básicas, pero pierden o comparten algunas de
ellas con las nuevas formas de comunicación.

También es necesario analizar el tránsito
de la centralidad de la "mass communication" a la
proliferación de los procesos de
comunicación sectorial e individualizada, a las nuevas
formas de recepción de comunicación y a la segmentación de las audiencias en un nuevo
contexto de globalización.

El análisis teórico debe también
esforzarse en la prospectiva, comenzando por identificar las
características básicas de la
digitalización, interpretando los nuevos procesos y,
especialmente, la convergencia de factores (cultura,
comunicación, telecomunicaciones, desarrollo
económico, etc.).

Esto significa el advenimiento de una nueva frontera para
las políticas
de comunicación, cada vez más integradas en
políticas globales de sociedad de la información.
Especialmente significativa para las ciencias de la
comunicación, es la actual convergencia de las
políticas de comunicación con las políticas
culturales, las políticas de telecomunicaciones y las
políticas de desarrollo
económico, lo que las obliga a un nuevo planteamiento
integrado, en la misma dirección que, hace ya muchos años,
señalaron los más destacados investigadores
latinoamericanos cuando definieron las políticas de
comunicación en las conferencias de Bogotá y
Costa Rica en
los años 60. 

Esta misma convergencia de factores hace necesario
interpretar, desde el punto de vista de la comunicación,
los grandes fenómenos sociales: ocio, salud, bienestar social,
educación, pero también fenómenos como
la pobreza, el
subdesarrollo,
los desequilibrios internacionales, los riesgos del
medio ambiente,
etc., cada vez más implicados en los procesos
comunicacionales.

En la nueva era digital pueden repetirse los mismos
errores y desviaciones ya acaecidos con la exportación ideológica de la mass
communication research funcionalista en los años 50 y 60,
cuando se aplicaron los resultados de la investigación
norteamericana a todos los países de la tierra, sin
distinciones de desarrollo y de autonomía de sus
economías. También ahora será necesario
evitar este tipo de extrapolaciones, porque el mundo, como
parecen suponer algunos libros
promocionales, no es "California". Será función
básica de la teoría
de la comunicación interpretar los nuevos procesos y la
implantación de las tecnologías de la
comunicación en términos comparativos,
interpretando los desequilibrios, no sólo cuantitativos
sino también estructurales derivados de los niveles de
desarrollo, procurando así una nueva versión de
"Voces
múltiples, un único mundo en la era
Internet".

Las teorías
de la comunicación han centrado hasta ahora su atención preferente en los medios y en
los contenidos, pero han prestado una escasa atención a
los procesos y a las tecnologías de transmisión de
la información. En el nuevo contexto de la sociedad red
los estudios de comunicación deberán corregir este
enfoque, prestando una mayor atención a la nueva
centralidad de las telecomunicaciones, no solamente como canales de
distribución, sino también como nuevos actores
que condicionan la distribución pero también, y muy
especialmente, la producción de contenidos.

Entre los retos teóricos que afectan directamente
a la comprensión de las políticas de
comunicación, también debemos mencionar la
necesidad de reinterpretar los espacios de comunicación,
en una nueva dialéctica global-local, que está
determinando una nueva dimensión de estos espacios. La
influencia de la transnacionalización se ve compensada, en
parte, con la emergencia de nuevos modelos de comunicación
descentralizados (de proximidad) que pugnan por su supervivencia,
entre la escala limitada
de sus mercados y la
fuerza de
identificación con las tradiciones culturales.

Finalmente será necesario revisar a fondo los
paradigmas de
la comunicación, en parte por la multiplicación de
flujos entre los emisores, los mediadores y los receptores; en
parte por fenómenos como la superabundancia de
información en Internet, o por la aparición de
nuevas formas de distribución de las señales. Pero los cambios en el paradigma
serán necesarios, sobre todo, por la nueva centralidad de
un factor clave en la comunicación del futuro: la
producción de contenidos e, indirectamente, las formas de
acceso y la mediación entre los usuarios y la nueva
memoria digital. En estos aspectos se concentrará el
poder, y
también los desequilibrios, de la comunicación. En
estos aspectos también se centrará la responsabilidad intelectual y moral de los
investigadores de la comunicación ante el reto de
construir una sociedad de la información que sea para
todos y no sólo para algunos. 

 

 

 

 

 

Autor:

Miquel de Moragas Spá

Español, Director del Instituto de la
Comunicación de la Universidad Autónoma de
Barcelona

Revista Chasqui
Centro Internacional de Estudios Superiores de
Comunicación para

América Latina (CIESPAL)
Email: chasqui[arroba]ciespal.net     
info[arroba]ciespal.net
Weblog: www.revistachasqui.blogspot.com
Web:
www.chasqui.comunica.org
Web institucional: www.ciespal.net
Quito –
ECUADOR

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