La mayor parte de las filosofías han sido
inventadas
para acomodar nuestros sentimientos a las circunstancias
adversas; pero tanto las circunstancias adversas
como nuestros sentimientos son efímeros.
Friedrich Nietzsche
La Dictadura de
la velocidad al
límite
chocará en forma creciente con la Democracia
Representativa.
Paul Virilio
En Los fragmentos póstumos (1887), Friedrich
Nietzsche
define al "nihilismo"
como aquello que significa la desvalorización de los
supremos valores y
representa un estado
intermediario patológico, en tanto que concluye en una
ausencia total de sentido.
Si hablamos de los signos de
evanescencia de la democracia representativa, tomando como un
primer punto de reflexión a la noción nihilista
nietzscheana, estaremos diciendo que se han desvalorizado los
supremos valores en los que se sostenía la democracia
representativa, lo que hace que ese soporte pierda su
sentido.
Otro aporte, para desandar este tramo del camino que
hemos propuesto, es el que hace Marshall Berman en su libro Todo lo
sólido se desvanece en el aire (1982)
retomando la frase de Karl Marx en la
que hacía referencia a las transformaciones continuas de
la economía capitalista y de la sociedad
moderna en general, en la que parece que nada pueda consolidarse
y permanecer.
Siguiendo este segundo punto de reflexión, la
"representación" de la democracia, propia del mundo
moderno, se desvanece en sus continuas transformaciones y
multiplicidades. Sobretodo en los últimos tiempos, con la
sustitución de lo político por lo
económico.
Estos dos puntos señalados en la introducción del presente trabajo, nos
llevan a plantear la pérdida de sentido, la crisis
axiológica y la disolución de los soportes que
hacen a la democracia en -por lo menos- tres de sus
características constitutivas: representación,
pluralismo y participación. Esta última ligada al
debate actual
acerca de la necesidad o imposibilidad de llegar a un
consenso.
Haremos referencia, entonces, a la democracia como
manifestación de un derrotero histórico por llegar
a una forma de organización política de lo
social, en el que se juegan las pretensiones de igualdad y
libertad en
diferentes momentos y situaciones.
El término democracia pertenece en líneas
generales al vocabulario ideológico, pero también
cuenta con un contenido analítico atestiguado por el lugar
que ocupa en el vocabulario filosófico, político y
sociológico.
No tiene el mismo sentido la democracia en Atenas del
siglo V (antes de Cristo) que en las democracias occidentales
contemporáneas. En el régimen ateniense se
definía por el carácter directo del gobierno popular;
era la Asamblea de los Ciudadanos, cuyo número nunca
sobrepasó las 20.000 personas, la que decidía
directamente, por pluralidad de sufragios. Acerca de los asuntos
políticos. Dicha ciudadanía estaba limitada a los hombres
libres, excluyéndose a esclavos y metecos. Atenas era una
democracia directa y soberana por una minoría de la
población.
Nuestras democracias son representativas y pluralistas.
Se consideran más apropiadas para que los gobernados
puedan disponer de mecanismos de control sobre sus
gobernantes, que para establecer el reinado de una
hipotética voluntad general. Benjamin Constant diferencia
la democracia directa de la democracia representativa,
descalificando el absolutismo
que entreveía en la concepción de la democracia
radical de Rousseau, con
sus reminiscencias romanas o espartanas; Constant hace valer
contra ella una concepción práctica, razonable,
conocida como democracia liberal, que toma como referencia los
modelos
inglés
y norteamericano.
Desde el punto de vista de la jerarquía de
los valores,
las democracias son llevadas a arbitrar entre los tres
términos de la divisa francesa: Libertad, Igualdad,
Fraternidad. La democracia liberal da prioridad a la libertad,
interpretada como independencia
respecto de la autoridad y su
no interferencia en la esfera de los intereses privados. La
igualdad, entendida como ausencia de privilegios, es valorada
como condición favorable para la realización de la
independencia y de la autonomía personal. La
fraternidad como existencia de una comunidad
políticamente solidaria, se valoriza en la medida que es
resultante del respeto y de la
consideración que se dispensan los individuos iguales y
libres.
Según la jerarquía de valores
característicos de la democracia radical, la prioridad
corresponde a la igualdad. Se sospecha de la libertad debido a
sus orígenes aristocráticos. A la fraternidad, en
vez de asimilación a la cooperación y al contrato, se la
acepta como sinónimo de civismo. Para expresarlo al estilo
de Montesquieu,
podría decirse que el resorte de la democracia liberal es
la moderación, mientras que en la democracia radical, lo
es la virtud, que asegura el predominio de las obligaciones
colectivas sobre todo interés
privado y particular.
Las sociedades
democráticas dependen, a la vez, de tradiciones nacionales
más o menos intensamente individualizadas en que las
inspiraciones religiosas revisten particular importancia. Cada
tradición nacional es de por sí compleja y combina,
de manera más o menos afortunada, la orientación
liberal y la orientación radical.
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