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El reportaje, ¿decadencia o apogeo? (página 2)



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Esta situación parece influir cualitativamente.
Destacan la escasa variedad temática y la elección
de temas poco "serios" o ideológicamente comprometedores,
como sociedad (45
por ciento), históricos (15 por ciento),
biográficos (13 por ciento) o de costumbres (7 por
ciento). La mayoría de los reportajes son
difícilmente diferenciables de otros géneros debido
a su brevedad (87 por ciento). El predominio del tratamiento
informativo en ellos (97 por ciento) no deja lugar para la
interpretación y formalmente utilizan la
descripción (92 por ciento) con un lenguaje
formal (98 por ciento).

En líneas generales, puede decirse que los
reportajes de la década de los 60 son escasos y carentes
de creatividad,
tanto en la forma como en contenidos. Y si bien cuentan con
ciertas características propias, todavía distan
considerablemente de los actuales. Los pocos que se publican
suelen destacarse bajo el epígrafe denominado Reportaje en
secciones especiales -es el caso de El Correo
Gallego
, Faro de Vigo o
La Región -, que son casi la
única muestra de la
singularidad de este género con
respecto al resto.

Década de los 70: la
transición

En esa década comienzan a percibirse algunos
cambios en las rutinas profesionales, de ahí que se
denomine etapa de transición – coincidente con la
transición política de España-.
Novedades como el incremento de la producción propia por parte de las
redacciones de los diarios se traducen en un número
relativamente mayor de reportajes, algo que se deja notar
particularmente en Faro de Vigo , que publica la nada
despreciable cifra de 559, seguido de los 250 de La Voz de
Galicia y los 117, 90, 24 y cinco de El Progreso , La
Región , El Progreso y El Ideal Gallego,
respectivamente.

La Voz de Galicia incorpora en estos
años la sección Reportaje, siguiendo la iniciativa
marcada por El Correo Gallego , Faro
de Vigo
y La Región . Si
bien se conserva la tendencia a publicar textos de poca
extensión (79 por ciento), llama especialmente la atención el aumento de la cantidad de
reportajes seriados -publicados en varios días y referidos
a distintos aspectos de un mismo asunto, o por partes, es decir,
un mismo reportaje dividido en capítulos que se publican
en varios días- (12 por ciento), lo que supone que las
redacciones cuentan ya con profesionales dedicados en exclusiva a
trabajar como reporteros.

Aunque siguen predominando los informativos (90 por
ciento) y la descripción (75 por ciento), empieza a
hacerse un hueco la interpretación (6 por ciento) con
recursos como la
narración (19 por ciento) o la explicación (6 por
ciento). El lenguaje formal se algo utiliza menos (82 por ciento)
y también se perciben tímidas variaciones en las
estructuras
tradicionales. Temáticamente, se introducen cuestiones que
reflejan nuevas preocupaciones en la sociedad (economía, 12 por ciento; enseñanza, 7 por ciento; o cultura, 5 por
ciento) y en general hay un mayor interés de
los profesionales por el reportaje como medio para hacer llegar
la realidad al lector.

Década de los 80: la
consolidación

En esa década se produce el aumento cuantitativo
más significativo, especialmente en La Voz de Galicia ,
que ahora se sitúa a la cabeza de los diarios analizados
con 1.634 reportajes, superando a Faro de Vigo , con 694,
y La Región , El Progreso , El Correo Gallego y El
Ideal Gallego , con 357, 320, 90 y 76, respectivamente. Esos
años supusieron la consolidación definitiva de este
género
periodístico tal y como se concibe actualmente, de
ahí que se hable de etapa de consolidación. Desde
el punto de vista cualitativo, hay cambios notables que reflejan
la adopción
de nuevas formas de contar la actualidad y una mayor creatividad
expresiva. Al mismo tiempo, el
reportaje extiende su influencia de manera que las
fórmulas que le son propias impregnan el resto de los
contenidos, es el fenómeno definido como
"reportajización" de la información y que se plasma,
fundamentalmente, a través de una presencia creciente de
las denominadas informaciones reportajeadas.

Pese a que siguen predominando los breves (45 por
ciento), su extensión es cada vez mayor y destaca una
mayor presencia del gran reportaje (26 por ciento).
Paralelamente, disminuyen los informativos (54 por ciento) para
dar cada vez más protagonismo a la interpretación
(33 por ciento), lo que indica el esfuerzo de los reporteros por
ir más allá del mero relato de unos hechos para
ahondar en ellos y analizarlos.

Esto se plasma formalmente en una tendencia hacia la
explicación (32 por ciento), que se sitúa ya en un
nivel similar a la descripción (35 por ciento) y la
narración (33 por ciento, características de etapas
anteriores, un menor predominio del lenguaje formal (53 por
ciento) y novedades estructurales como la estructura de
acción
(33 por ciento), la de citas (21 por ciento), de acontecimiento
(15 por ciento), e incluso innovadoras (9 por ciento), que
introducen más fotografías e
infografía.

En cuanto a los contenidos, destacan, por una parte, la
desaparición de temas antes característicos del
reportaje, como los históricos, los de costumbres o los de
viajes; por
otra, el mayor interés por otros como la economía
(13 por ciento), la sanidad (8 por ciento) o la cultura (9 por
ciento); y finalmente, el interés que suscitan
ámbitos que antes no se consideraban reportajeables, como
la política (5 por ciento) o los deportes (1 por ciento), o que ni
siquiera recibían tratamiento informativo, como el medio
ambiente (1
por ciento) o la
investigación (1 por ciento).

Década de los 90: el reportaje
hacia el siglo XXI

En la última década del siglo XX se
reafirman las tendencias precedentes. La Voz de Galicia se
consolida como periódico
pionero y en la publicación de reportajes da muestras de
ello: 2.733 reportajes frente a los 1.060 de Faro de Vigo , 1.004
de La Región y 811, 675 y 495 de El Progreso , El Ideal
Gallego y El Correo Gallego, respectivamente, si bien su aumento
es proporcionalmente menor al de estos últimos.

Cualitativamente, alcanzan un tamaño mucho mayor
y por vez primera el gran reportaje es mayoritario (52 por
ciento) frente al breve (29 por ciento). Lógicamente, esto
se acompaña de novedades en el tratamiento de la
información, como son el protagonismo de la
interpretación de los hechos (43 por ciento), frente al
tratamiento informativo (25 por ciento) y la aparición de
nuevas modalidades como los de encuesta, de
precisión e incluso un nada despreciable 4 por ciento de
reportajes de investigación.

No es de extrañar, por tanto, que los periodistas
opten más por la explicación (67 por ciento) que la
simple descripción de hechos (9 por ciento). Tienden a
adoptar fórmulas estilísticas más creativas
y personales (lenguaje informal 58 por ciento) y estructuras
innovadoras (32 por ciento), propiciadas en gran parte por las
posibilidades que ofrece la infografía. Y en cuanto a los
contenidos, se consolida la propensión de los 80 a la
diversificación temática de los reportajes, en los
que ahora tiene cabida prácticamente todo.

Conclusiones

El estudio permite afirmar que el aumento de reportajes
a lo largo de las cuatro décadas fue generalizado y
progresivo, incluso teniendo en cuenta que todos los
periódicos incrementaron sus páginas. Esto parece
confirmar la idea señalada al principio: el creciente
protagonismo de los medios
audiovisuales y electrónicos, así como las nuevas
tendencias en el diseño
de los periódicos -contenidos más visuales y textos
más breves- y la necesidad de reducir costes de personal que
están afectando a la prensa, no
parecen impedir que se sigan escribiendo reportajes. Al
contrario, los datos indican que
la práctica de este género cada vez se extiende
más en todas las cabeceras.

El estudio evidencia también un cambio
cualitativo que se traduce en la publicación de reportajes
cada vez más extensos y profundos, con dosis más
altas de interpretación, más creativos desde el
punto de vista lingüístico y estructural, y mucho
más diversos temáticamente.

Todo esto hace pensar que la progresiva
complejización de nuestro entorno social, político
y económico, así como la propia evolución del contexto de la
comunicación, reafirman el papel del reportaje como
vehículo idóneo para hacer llegar la realidad. Pese
a que disponemos de menos tiempo para dedicar a la lectura del
periódico, seguimos recurriendo a este medio para obtener
una mayor profundidad de los hechos frente a la inmediatez
informativa que ofrecen los otros medios. De ahí la
conclusión de que, probablemente, el reportaje de prensa
en general, y el de Galicia en particular, no solo no tenga sus
días contados sino que incluso puede preverse que vaya
adquiriendo mayor protagonismo. Y quizás la fórmula
ideal para la prensa puede estar en simultanear informaciones
breves con textos que aporten más análisis e interpretación de los
hechos, a través de géneros como el
reportaje.

 

 

 

 

Autor:

Sonia F. Parratt

Revista Chasqui

Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para

América Latina (CIESPAL)
Email: chasqui[arroba]ciespal.net     
info[arroba]ciespal.net
Weblog: www.revistachasqui.blogspot.com
Web:
www.chasqui.comunica.org
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Quito –
ECUADOR

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