- 3 horas y 4
minutos - Televisión sin espacio
público - La revolución en la industria
audiovisual - La información multiplica sus
imágenes - El
futuro de la nueva televisión
3 horas y 4
minutos
3 horas y cuatro minutos cada día. Pegados a la
tele. El consumo de
televisión en el mundo aumenta (28 minutos
más en 2005 que diez años antes) pese a internet y la
saturación de medios. En la
economía de la atención la
televisión sigue siendo la reina.
Y ahora el imperio avanza sobre internet y las redes de telefonía.
La nueva televisión
cabe en un bolsillo. La televisión del futuro no necesita
sillón. Olvida eso de sentarte ante una pantalla para ver
tus programas
favoritos. La televisión está en el móvil en
el ordenador, en las PDA´s. Por todos lados. Vivimos en 625
líneas. Cuando queramos y los programas deseados.
¡Acabó la tiranía de los
programadores!
La televisión evoluciona y el apagón
analógico se acerca. En los partidos y las estrellas del
Mundial de Fútbol
de Alemania
está depositada gran parte de la esperanza de la
implantación de la televisión
digital terrestre, del crecimiento de los canales de pago por
cable y satélite, de los servicios de
televisión en el móvil, de la televisión por
banda ancha en
internet (IpTV).
Cuando acabe el Mundial las pantallas se habrán
multiplicado. ¿Y luego qué?
Las grandes cadenas y productoras de televisión
ya están probando el impacto de las redes P2P y no quieren
perder tiempo.
Están dispuestos a no sufrir como la industria musical y
han reaccionado pronto.
A través de sus propios sitios o de nuevos
canales de
distribución las televisiones se olvidan de las
ondas, de las
emisoras y cadenas, de la tiranía de los horarios, y
distribuyen programas para su consumo bajo demanda por la
audiencia y con otro modelo de
negocio: la extensión del pago por visión a
cambio de
disfrutar de espacios sin anuncios.
La tecnología ha
cambiado y el mercado
también. Todo empezó cuando TiVo comenzó a
popularizar en 1999 los videograbadores digitales -digital
video recorder
(DVR) o personal video
recorder (PVR) – para ver la televisión cuando al
telespectador le apetece y sin anuncios.
Comenzó además la era del time shifting,
la capacidad de ver asincrónicamente la televisión
cambiando la tiranía de la programación, de los horarios, de corre que
no llegas para ver ese programa.
Pero la revolución audiovisual tiene sus
amenazas. La peor ataca la neutralidad de internet. Los
contenidos audiovisuales demandan mucho ancho de banda y el
cambio en la distribución de contenidos difumina las
diferencias entre empresas de
telecomunicaciones, productores de
televisión y cadenas, las distribuidoras
tradicionales.
Las operadoras de telecomunicaciones pueden convertirse
en medios al ser las que transportan los contenidos e incluso
pueden ofrecerlos a través de sus propios servicios
(internet, móviles, ADSL, etc.).
Para rentabilizar las inversiones en
la Red aspiran a
discriminar los contenidos y servicios de
internet a través del pago de proveedores y
usuarios. Quienes paguen disfrutarán de servicios de gran
velocidad,
para el resto, una red de segunda con
grandes limitaciones para la generación de nuevos
contenidos y aplicaciones.
El fin de la neutralidad de la Red es la mayor amenaza
para la arquitectura
original de internet. La demanda de las operadoras acabará
con los principios de no
discriminación de los contenidos,
interconexión y acceso universal. La amenaza está
en la televisión entendida únicamente como medio
comercial dominado por las grandes cadenas.
Digital, móvil, en el momento justo y sólo
los programas deseados. En directo o asincrónicamente, con
la capacidad de volver atrás para recuperar una escena,
ese gol, esa canción. Para ver las grandes producciones o
las de gente corriente. Con la mayor sofisticación de
producción o con una pequeña
cámara alojada en los omnipresentes teléfonos
móviles, PDA´s, etc.
¿Y todo para qué? ¿La evolución de la televisión nos
condena a la televisión o cambia el medio, el contenido y
la relación con la audiencia?
Televisión sin
espacio público
La televisión ha salido de las ondas. Es una
revolución. Durante toda su historia la
televisión ocupó el espacio público. Los
gobiernos e instituciones
internacionales se atribuyeron entonces la autoridad para
regularla.
"La televisión es, en nuestro Ordenamiento
Jurídico y en los términos del artículo 128
de la Constitución, un servicio
público esencial, cuya titularidad corresponde al Estado",
decía en su preámbulo la Ley 10/1988 de
Televisión Privada. Pero en aquellos años ya la
revolución de la televisión por satélite y
el cable anunciaban el fin de la vieja concepción de la
radiotelevisión como concesionaria del espacio
público en las ondas.
En 1989 la Unión
Europea aprobaba la directiva Televisión sin Fronteras
para abrir las fronteras audiovisuales de Europa a las
emisiones de todos sus estados. Obligaba el desarrollo de
la televisión privada.
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