- La oferta por The Wall Street
Journal - El papel de los Bancrof
- Fusión
Thomson-Reuter - El
valor de Reuters - Obstáculos a
la fusión
Es un lugar común decir que el The Wall Street Journal
ha sido, durante buena parte de su dilatada historia, no uno sino dos
periódicos. Tal afirmación, aparentemente
sorprendente, lo es menos si se considera la disparidad de
contenidos y enfoques que divide su sección editorial de
aquellas de noticias.
Las páginas de opinión mantienen un enfoque
invariablemente conservador y paladinamente empresarial. Las
páginas de noticias, por su parte, han sido generalmente
un espacio de periodismo de
calidad, que
no ha dudado en desvelar escándalos financieros de
envergadura.
Una amplia y admirablemente ecuánime cobertura
noticiosa le ha ganado a The Wall Street Journal numerosos
reconocimientos periodísticos, incluyendo 33 premios
Pulitzer. Ha sido también la causa de su renombre mundial
eminentísimo. Es natural entonces que la reciente compra
de Dow Jones & Company, la entidad propietaria del diario,
por parte del controvertido magnate Rupert Murdoch haya causado
conmoción.
La magnitud del remezón puede percibirse citando la
manera en que la Columbia Journalism Review comentara sobre la
transacción, aún antes de que ésta fuese
finalizada. En su editorial del número de Julio/Agosto, la
mencionada publicación comparó a Rupert Murdoch con
el alacrán de la tradicional fábula, listo a
destruir Dow Jones y The Wall Street Journal a pesar de cualquier
declaración previa indicando lo contrario. Lo inusitado
del tono da cuenta del impacto producido por la caída de
uno de los últimos bastiones del periodismo independiente
de los Estados
Unidos.
La oferta por The
Wall Street Journal
Durante algunos meses del 2007, los lectores habituales de The
Wall Street Journal pudieron asistir directamente al desarrollo de
un drama que les concernía de manera toda particular. En
las páginas del diario, casi cotidianamente,
aparecían notas relativas a la propuesta de
adquisición de Dow Jones, entidad propietaria de The Wall
Street Journal, efectuada por el grupo
multinacional mediático News Corporation, controlado por
Rupert Murdoch.
Si bien la oferta era considerable en términos
puramente monetarios -cinco billones de dólares -, lo era
aún más en su simbolismo y alcance. El tono de las
páginas de noticias de The Wall Street Journal es
diametralmente opuesto a aquel que predomina en Fox News Channel,
la estación de televisión de Murdoch, igual que en el
resto de sus medios
informativos.
El contraste en prestigio era todavía más
grande. The Wall Street Journal es considerado un bastión
de la prensa sobria e
investigadora. Por el contrario, como el profesor Mark
Crispin Miller ha observado, "el nombre de Murdoch se ha
convertido en sinónimo de corrupción periodística, de la peor
prensa amarillista." En un editorial aparecido en The New York
Times, Paul Krugman afirmaba sin ambages que "Murdoch ha borrado
la línea que existe en muchos otros medios de los Estados
Unidos, y que separa el aspecto de los negocios de
aquel de las noticias, una línea que está destinada
a evitar que los intereses políticos y financieros de los
dueños de los medios influencien la presentación de
las noticias."
"¿Queremos de verdad ver uno de los dos
periódicos nacionales serios de los Estados Unidos en
manos de un hombre que ha
hecho tanto para engañar a tantos?", proseguía
Krugman. Esa pregunta, central a la negociación, poseía implicaciones
que iban mucho más allá de una simple
transacción. Se dirigía la misma no solo al
público en general, sino a los miembros de la familia
Bancroft, propietarios de la mayoría de las acciones de
Dow Jones. Los mismos poseían la habilidad de detener las
aspiraciones de Murdoch, negándose a aceptar su
oferta.
El papel de los
Bancroft
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