Terapia antibiótica contra el lupus eritematoso y otras enfermedades autoinmunes
Aunque la mayoría de los reumatólogos no aceptan
el uso de los antibióticos para tratar el lupus
eritematoso, la artritis y otras enfermedades autoinmunes,
muchas publicaciones científicas demuestran que una gran
cantidad de virus y bacterias
pueden causar artritis (1) y que los antibióticos son muy
frecuentemente efectivos para controlar los síntomas de
estos padecimientos.
Los retrovirus se pueden encontrar en el líquido
articular de los pacientes que sufren de artritis reumatoide
(2,3).
Las enfermedades
venéreas, tales como la chlamydia, el micoplasma, el
ureaplasma, la gonorrea y la Gardnerella causan artritis (4,5) y
el médico no tiene pruebas
accesibles que sean consistentemente dependientes para
diagnosticar estas infecciones (6).
La gente que padece de artritis reumatoide tiene
títulos altos de anticuerpos contra la Escherichia coli,
una bacteria que vive normalmente en los intestinos de todo mundo
(7).
Se ha notado que las gentes que sufren de artritis reumatoide
casi siempre están infectadas en las narices por el
estafilococo dorado (8).
Los pacientes que padecen de osteoartritis supuestamente no
infecciosa, tienen la proteína C reactiva en el
líquido articular, lo cual significa una infección
(9).
La mayoría de los reumatólogos tratan a la
artritis reumatoide con inmunosupresores, los cuales acortan la
vida al destruir la inmunidad (10) y causar cáncer
(11).
Los antibióticos son efectivos en controlar los
síntomas de la artritis reumatoide (12-16).
El uso de antibióticos a corto plazo es inefectivo
(17).
Aun cuando los médicos tratan la artritis infecciosa
con dosis masivas de antibióticos I.V. durante 10 semanas,
los gérmenes persisten en el líquido articular
(18).
El antibiótico doxiciclina puede prevenir la
destrucción del cartílago al estabilizar al
cartílago (19,20) además ayuda a eliminar las
bacterias patógenas.
La investigación continua puede pronto
determinar si los antibióticos se convertirán en el
principal tratamiento para la artritis (21).
El uso de los antibióticos en el tratamiento del lupus
eritematoso y otras enfermedades autoinmunes, empezó en
realidad hace aproximadamente 50 años con el Dr. Thomas M.
Brown ex-rector de la Escuela de
Medicina de la
Universidad de
George Washington. Él trató a más de 10,000
pacientes con artritis, lupus eritematoso y otras enfermedades
autoinmunes. Durante muchos años fue ignorado y hasta a
veces denunciado como charlatán.
El Dr. Brown tuvo que esperar hasta que se publicaron los
resultados de un estudio doble-ciego llamado en inglés
MIRA (minocycline in rheumatoid arthritis) auspiciado por los
Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Este importante estudio clínico se basó en 2
teorías; primero, que la causa de la
artritis reumatoide puede ser una infección persistente
por micoplasma y se sabe que es sensible al grupo de
antibióticos de las tetraciclinas.
Segundo, la minociclina bloquea el proceso
enzimático que destruye las articulaciones y
modifica la respuesta inflamatoria.
Una de las ventajas que tienen las tetraciclinas es que casi
no producen cepas resistentes como sucede con el uso de otros
antibióticos. Se cree que en los puros EE.UU. existen por
lo menos 30 millones de gentes que sufren de alguna forma
inflamatoria de artritis o de alguna enfermedad relacionada con
el tejido conectivo. Sus síntomas van desde un malestar
ligero hasta una incapacidad agonizante.
La minociclina mata al micoplasma, el organismo
microscópico que el Dr. Brown había identificado
como el primer sospechoso en la artritis reumatoide y en la
mayoría de las enfermedades del tejido conectivo como la
causa de la inflamación y el dolor.
El micoplasma fermentans es una de las muchas formas del
micoplasma que se sospecha desde hace varias décadas
están implicadas en la artritis y el lupus y un reporte
publicado el 18 de Noviembre de 1996 en la revista
médica The Lancet termina con la propuesta de que otros
micoplasmas y microorganismos similares, particularmente la
chlamydia, sean sujetos al mismo examen de la PCR.
En 1995 The Road Back Foundation auspició un estudio
clínico piloto en la Escuela de Medicina de la Universidad
de Harvard con minociclina como tratamiento para el escleroderma.
Los resultados mostraron efectos benéficos
dramáticos en este padecimiento de naturaleza
sistémica.
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