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Arte cubano del siglo XX


Partes: 1, 2

    1. Contrato de
      colaboración oei-autor
    2. Finales del 20
      – década del 30
    3. Finales del
      30 – década del 40
    4. Finales del
      40 – década del 50
    5. Década del
      70
    6. Período 80 –
      90
    7. Glosario

    (Este texto forma parte de un capítulo de Arte
    Caribeño redactado por el autor, en el año 2000,
    para un proyecto de Historia del Arte Iberoamericano. Un proyecto
    de Apoyo Escolar y Divulgación Cultural auspiciado por la
    Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la
    Educación, la Ciencia y la Cultura, y la Fundación
    Centro Español de Estudios de América Latina
    (CEDEAL); ambos en Madrid
    ).

    Compartiendo absolutamente la interpretación del autor,
    creo que, por ser Cuba país miembro de la OEI, tal vez
    habría que "matizar" las alusiones al dirigismo cultural,
    la censura, la falta de libertad y el "seguidismo" del modelo
    soviético para evitar problemas.
    (Nota entregada al autor al término de su trabajo)

    CONTRATO DE COLABORACIÓN
    OEI-Autor.

    NOVENA:

    La OEI, y consecuentemente la Coordinación del
    Proyecto, se compromete a respetar en todo momento el contenido
    intelectual de la Colaboración del Autor durante el
    proceso de edición conjunta de la obra colectiva, haciendo
    el mejor esfuerzo para mantener su expresión formal en la
    edición final, y por tanto a trasladar y consultar al
    Autor cualquier circunstancia que, en dicho proceso y a juicio de
    las partes, pudiera afectar al resultado formal de la
    Colaboración en la edición definitiva.

    Desde el punto de vista académico, las artes
    plásticas del siglo XX cubano suelen estudiarse por
    períodos que más o menos coinciden con las
    décadas que conforman dicho siglo; de hecho es así
    como lo exponen las salas permanentes del Museo Nacional de La
    Habana. De modo que este itinerario artístico se despliega
    en seis momentos fundamentales que corresponden a los
    períodos de finales del veinte-década del treinta,
    finales del treinta-década del cuarenta, finales del
    cuarenta-década del cincuenta, década del sesenta,
    década del setenta, y ese conjunto variopinto de
    jóvenes artistas que andan diseminados por el mundo y que
    dieron vida al período ochenta-noventa.

    Finales del 20 – década del
    30.

    Sobre una tradición decimonónica en las artes
    visuales, Cuba se alza a la modernidad a finales de los
    años veinte con un proceso intelectual que es equiparable
    al que por el mismo tiempo se está desarrollando en el
    resto de Iberoamérica. Este "alzarse a la modernidad" en
    arte significó el deseo de estos intelectuales de eliminar
    el acusado atraso estilístico que dominaba y fueron a la
    búsqueda de una actualización artística que
    ya habían iniciado los europeos desde finales del siglo
    XIX.

    El primer período se caracteriza por la entrada de la
    modernidad bajo la influencia de las corrientes
    postimpresionistas europeas. A través de esos
    códigos formales -novedosos en Cuba y por lo tanto
    irreverentes para los postulados académicos de entonces-,
    se busca la representación de una identidad, el rescate y
    afirmación de unos valores nacionales. Asimilado los
    lenguajes de la vanguardia europea, la primera generación
    de pintores modernos busca la realidad nacional en sus paisajes,
    costumbres y personajes. Comienza el estudio de lo afrocubano,
    del folklore campesino… Elemento a destacar es el hecho de que
    los artistas, como nunca antes, enfatizan el carácter
    mestizo, racial, de su cultura. Lo cotidiano y lo popular, por
    otro lado, devienen en interés del pintor. La tarea
    recuperativa del arte, en aquel momento, fijó su
    interés en motivos de la realidad inmediata, fundamentando
    su carácter testimonial (Wood).

    Así es como, a finales de los años veinte, surge
    en Cuba un movimiento de renovación intelectual -en la
    literatura, la música y las artes plásticas-
    impulsado fundamentalmente por Revista de Avance
    (1927-1930). Una revista que promueve los nuevos estilos
    vanguardistas de Europa y la ruptura con los cánones
    establecidos por la Academia de San Alejandro (1818), al tiempo
    que apuesta por la afirmación de los valores
    nacionales.

    Con una tradición de más de un siglo,
    será la pintura -dentro de las artes plásticas- la
    manifestación que mejor asume este ejercicio de
    renovación. Atrás quedará el retrato
    aristocrático, los paisajes idílicos y los temas
    religiosos, mitológicos e históricos. Lo cotidiano
    y lo popular, entran en la pintura.

    La primera generación de pintores modernos busca la
    realidad cubana en sus paisajes, costumbres y personajes.
    Pintores como Víctor Manuel, Carlos Enríquez,
    Eduardo Abela, Jorge Arche, Arístides Fernández,
    Rafael Blanco, Jaime Valls, Antonio Gattorno, Leonardo Romero
    Arciaga, Fidelio Ponce, Domingo Ravenet… iniciarán su
    labor de pioneros, al asimilar el instrumental de las vanguardias
    europeas postimpresionistas, con el fin de buscar una nueva
    manera de expresar determinadas realidades del país.
    Comenzó entonces el estudio de la rica herencia africana y
    de los aportes de la cultura popular campesina.

    Víctor Manuel. Gitana tropical, 1929,
    óleo/tela; 46,5 x 38 cm. (Museo Nacional de Cuba, La
    Habana).

    Víctor Manuel abre la modernidad en pintura con su
    Gitana tropical (1929), estetización del
    carácter sincrético de la cultura cubana a
    través de la imagen de una joven campesina, de
    enigmática belleza y rasgos mulato-blanconazos. Su cuadro
    parece una apropiación de la Mona Lisa de Da Vinci,
    y del símbolo de renovación pictórica que
    éste representa. En Arístides Fernández y
    Arche encontramos nuevamente el retrato como tema, pero ya
    despojado de ese modo tradicional y clasista: ya no interesa
    destacar el status del retratado con el detalle de ropas y joyas.
    También se observan cambios en el tema histórico:
    la pintura de Carlos Enríquez, en medio de un
    expresionismo que transparenta formas y colores, rescata las
    tradiciones folklóricas campesinas a veces con una carga
    erótica nunca antes vista en la pintura cubana. O el caso
    de Marcelo Pogolotti, quien influido por el futurismo italiano -a
    la manera de Léger-, aborda el tema de la pintura
    comprometida con la causa política, la lucha de clases y
    las reivindicaciones obreras.

    Finales del 30 – década del
    40.

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