- La
población no fue alertada en las primeras
horas - Peor que
Hiroshima y Nagasaki - El
sarcófago necesita ser reparado - Un inmenso
desastre económico - La crisis de la
energía nuclear
La noche del 25 al 26 de abril de 1986, a las 01,23 horas de
la madrugada, en el reactor número 4 de Chernóbil
tuvo lugar el mayor accidente de la historia nuclear. Los
efectos de la radiactividad han superado todas las previsiones y
la verdadera magnitud de los daños se va conociendo
dieciocho años después. Ya han muerto más de
30.000 personas, y al menos 7 millones han sido contaminadas por
la radiactividad. Según la OMS, morirán 500.000
personas a causa del accidente de Chernóbil.
La catástrofe de Chernóbil afectó
gravemente a Bielorrusia, Ucrania y Rusia,
causando pérdidas incalculables y daños terribles a
las personas, a la flora y a la fauna. Más
de 160.000 km2 están contaminados. El accidente de
Chernóbil fue una de las mayores catástrofes
ambientales y sus costes superan los 250.000 millones de
dólares, según un estudio oficial del gobierno ruso
revelado por el Wall Street Journal.
Los cuatro reactores existentes en Chernóbil eran del
modelo
RBMK-1.000, un peligroso modelo de agua en
ebullición, moderado por grafito. Todavía hay en
funcionamiento varios reactores nucleares del tipo RBMK, y su
cierre ha sido pospuesto por razones económicas a pesar de
sus riesgos,
puestos de manifiesto en la catástrofe de
Chernóbil. En Chernóbil funcionaban 4 reactores y
se estaban construyendo dos más.
Curiosamente, el accidente se produjo al realizar un
experimento relacionado con la seguridad, en el
que se pretendía demostrar que la electricidad
producida por el alternador a partir de la inercia de la turbina
sin vapor podría usarse para alimentar ciertos componentes
del sistema de
refrigeración de emergencia, durante
períodos cortos, hasta que pudiera disponerse de los
generadores de emergencia. Inicialmente se preveía
experimentar con una reducción de la potencia, desde
3.000 megavatios térmicos a 1.000 MWt, pero, sin embargo,
el reactor no pudo estabilizarse con suficiente rapidez, y la
potencia se redujo a sólo 30 MWt. Al acumularse una
energía en el combustible del orden de 300 cal/g, se
produjo una disgregación del combustible seguida por una
explosión. Dos o tres segundos después
ocurrió una segunda explosión, causada
probablemente por la liberación de hidrógeno cuando el vapor oxidó el
zirconio de las varillas del combustible.
La violencia de
la energía desprendida provocó la elevación
de la losa soporte del reactor, de dos toneladas, haciendo
inoperativo el sistema de contención. La entrada de
aire
facilitó la combustión del grafito. Fueron necesarios
nueve días de heroico esfuerzo para poder
controlar el incendio posterior a la explosión del
reactor. Para dominar el fuego y contener la radiactividad, los
helicópteros lanzaron sobre el núcleo del reactor
más de 5.000 toneladas de plomo, boro y otros materiales.
Posteriormente se construyó un gigantesco
sarcófago, hecho con 410.000 metros cúbicos de
hormigón y 7.000 toneladas de acero; el
sarcófago fue terminado en noviembre de 1986 y hoy
debería ser sustituido por otra estructura. El
reactor dañado permanecerá radiactivo como
mínimo los próximos 100.000 años.
La población
no fue alertada en las primeras horas
El accidente fue detectado el lunes 28 de abril de 1986, a las
9 de la mañana, en la central nuclear sueca de Forsmark,
unos 100 kilómetros al norte de Estocolmo, donde los
contadores Geiger registraban niveles de radiactividad 14 veces
superiores a lo normal. Primero se pensó en un escape en
la propia central (las primeras noticias de
las agencias de prensa hablaban
de un accidente en una central sueca), pero un exhaustivo
control
mostró que la central funcionaba perfectamente y que la
radiactividad venía de lejos. Cuando los suecos reclamaron
una explicación, las autoridades soviéticas
respondieron con evasivas. Doce horas después de la
primera alerta de Forsmark, un comunicado del consejo de
ministros de la URSS leído en la
televisión reconoció que se había
producido un accidente en Chernóbil. La población de la zona no fue informada en
los primeros días de la gravedad de la situación,
lo que agravó los efectos.
En el accidente de Three Mile Island, en Pensilvania (Estados Unidos),
en 1979, se liberaron 17 curios. En Chernóbil,
según las autoridades soviéticas, fueron 50
megacurios (50 millones de curios) de los más peligrosos
radionucleidos, a los que hay que añadir otros 50
megacurios en gases
radiactivos inertes. Las cifras reales fueron mayores que las
declaradas por el gobierno soviético. Para la OCDE, las
emisiones ascendieron a 140 megacurios. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), en el accidente
de Chernóbil se emitió 200 veces más
radiactividad que la liberada por la suma de las bombas nucleares
lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, aunque el gobierno
de Ucrania afirma que fue 500 veces más.
Unas consecuencias
devastadoras
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