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Política científico-tecnológica en Argentina: los relevamientos desde 1994 a 2000 (página 2)



Partes: 1, 2

A partir de este operativo, y trabajando en forma activa con
organismos internacionales, tal la Red Iberoamericana de
Indicadores de
Ciencia y
Tecnología
(RICYT) se comienza a estudiar la situación del sector
científico-tecnológico nacional.

Desde hace más de siete años se viene realizando
en forma consecutiva, la elaboración de los denominados
"Indicadores de ciencia y
tecnología" que remiten a una forma de recabar
información dentro del sector estatal
dedicado a la política
científica del país. Las anteriores estadísticas del sector habían sido
llevadas a cabo sin una ley que sirviera
de respaldo a la actividad y le otorgara la fundada
obligatoriedad, si bien teniendo presente la necesaria
disponibilidad de herramientas
que hicieran posible la realización de un diagnóstico que abarcara las diferentes
formas de manifestación de la ciencia y
la tecnología.

Por tratarse el organismo político encargado de la
ciencia y la tecnología nacional, de una entidad
centralizada y burocrática en permanente cambio, fue
recién con el Decreto reglamentario 1831 del año
1993 que se obliga a esta institución a disponer de
datos anuales
referidos al gasto y personal. De
aquí la importancia de tomar en cuenta la utilidad de
reglamentar este aspecto referido a la disponibilidad de datos
fiables que den cuenta de la
organización del sector de ciencia, tecnología
e innovación. Justamente, fue la
obligación de cumplir con la disposición legal, la
que por primera vez en la historia de la
institución estatal de ciencia y tecnología, logra
darle estabilidad y continuidad tanto al personal especializado
en la temática como a la continuación de la tarea.
Sin embargo, este proceso
dialéctico de formación y puesta en práctica
de las estadísticas que remiten a la situación de
la ciencia y la tecnología del país se mantienen
acotadas a la sistemática de un relevamiento que recaba
datos de uso en las comparaciones internacionales, desatendiendo
demandas locales e intercambio de pareceres. De aquí que
surgiera la propuesta[1] de activar legalmente el
espacio concerniente a la sistemática de
estadísticas.

1.1. El operativo
del Relevamiento Anual de Actividades Científicas y
Tecnológicas

Una vez al año es enviado por correo a las
entidades[2] que llevan a cabo actividades de
ciencia y tecnología un cuestionario
cuya finalidad consiste en llevar adelante un
censo[3] que permita obtener datos cuantitativos.
Estos datos son agrupados en cinco tipos de entidades diferentes
según correspondan a las Universidades Nacionales,
Universidades Privadas, Organismos Públicos, Empresas y
Entidades Sin Fines de Lucro. La información relevada se
refiere a los gastos realizados
en investigación y desarrollo y
en actividades científicas y tecnológicas en
general; personal dedicado a la ciencia y la tecnología;
patentes de invención y modelos de
utilidad; proyectos de
investigación y desarrollo según disciplina y
campo de aplicación; proyectos
según sean de investigación básica, aplicada
o de desarrollo experimental; monto de subsidios,
préstamos y donaciones para ciencia y tecnología; y
publicaciones de carácter científico y
tecnológico.

Entre los Organismos del Sector
Público Nacional relevados los siguientes son los
más importantes por sus dimensiones y funciones: 1)
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA) ; 2) Instituto Nacional de Tecnología
Industrial (INTI); 3) Instituto Nacional de Desarrollo
Pesquero (INIDEP) ; 4) Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas
(CONICET) ; 5) Instituto Nacional del Agua y el
Ambiente
(INAA); 6) Comisión Nacional de Energía
Atómica (CNEA) ; 7) Comisión Nacional de
Actividades Espaciales (CONAE) ; 8) Administración Nacional de Laboratorios e
Institutos de Salud Dr. Carlos G.
Malbrán (ANLIS); 9) Instituto Nacional de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas de las Fuerzas Armadas
(CITEFA); 10) Servicio
Geológico Minero Argentino (SEGEMAR); 11) Instituto
Antártico Argentino (IAA); 12) Agencia
Nacional de Promoción Científica y
Tecnológica; 13) Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento
Latinoamericano (INAPL); 14) Administración de Parques Nacionales (APN);
15) Museo Argentino de Ciencias
Naturales "Bernardino Rivadavia" (MACN); 16) Consejo Federal de
Inversiones
(CFI); 17) Comisión de Investigaciones Científicas
de la Provincia de Buenos Aires (CIC); 18) Consejo de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la
Provincia de Córdoba (CONICOR).

           
Se realizan con los datos recabados, bases de datos
actualizadas para, por un lado remitir el formulario, y por otro
incorporar la información obtenida en los relevamientos.
La disponibilidad actual de tecnologías apropiadas hace a
la facilidad de la tarea.

2. Omisiones y
agregados en la medición con respecto a la normativa
OCDE

Para determinar la forma en que fue considerada la normativa
OCDE desde la Secretaría encargada de la política
científica y tecnológica nacional, pasaremos a
analizar la herramienta diseñada para recabar la
información, tal el formulario correspondiente a los siete
relevamientos. Con respecto a los formularios, a lo
largo de estos siete años ha tenido una serie de
modificaciones, producto de
las recomendaciones tanto de los encuestados como de las
autoridades y técnicos de la Secretaría.

La carátula de presentación, recaba
información sobre el organismo encuestado con la finalidad
de saber el tipo de institución; su denominación,
sigla, domicilio, teléfono, fax, e-mail y
página
web. Se indaga acerca de la persona que
dirige la entidad, preguntando por su nombre, cargo y
título profesional. Además se solicita designar una
persona que actúa como coordinador e informante de la
entidad frente a la Secretaría, describiendo su nombre,
cargo, título profesional, domicilio, teléfono y
fax. Cabe señalar que la información obtenida da
cuenta de la situación institucional y no de los grupos de
investigación particulares, perdiendo el
conocimiento de las características de las unidades de
investigación.

Entrando ya al formulario, una transformación
interesante se advierte en referencia a la demanda de
datos sobre el personal de la entidad. Para el año
1993, se preguntaba primero sobre la cantidad de personas
dedicadas a actividades científicas y tecnológicas
de acuerdo a la función
desempeñada que comprendía a investigadores de
dedicación exclusiva, investigadores de dedicación
parcial, becarios, profesionales de apoyo, técnicos de
apoyo y resto del personal. En segundo lugar, se pregunta sobre
la división de géneros y por grupos de edades de
los investigadores. En tercer término, se indaga sobre la
distribución del personal dedicado a
la
investigación de acuerdo a la especialidad de la
actividad, dividida en treinta posibilidades diferentes. En
cuarto punto, se solicita realizar la distribución del
personal dedicado a la investigación desde el campo de
aplicación, clasificado en siete puntos distintos.

En una reunión, llevada a cabo en la Secretaría
de Ciencia y Tecnología antes del lanzamiento del segundo
relevamiento correspondiente a las actividades del año
1994, con el objeto de respaldar e informar a los diferentes
organismos y universidades intervinientes del operativo, se
discute y reformula la forma de recabar mejor la
información sobre personal. De aquí se precisa el
indagar sobre la cantidad de personal de acuerdo a una
clasificación que da cuenta de los investigadores de
dedicación exclusiva, investigadores de dedicación
no exclusiva, becarios de investigación de
dedicación exclusiva, becarios de investigación de
dedicación no exclusiva, personal profesional de apoyo,
personal técnico de apoyo, docentes que
no investigan y el resto del personal.

Esta clasificación se describe dividiendo a aquellos
que son pagados exclusivamente por la entidad, los que no son
pagados por la entidad y los pagados parcialmente por la entidad,
indicando la cantidad de horas semanales promedio dedicadas a la
investigación y a otras actividades. La finalidad de esta
forma de distribución del personal radica, por un lado, en
el evitar la duplicación en el conteo de personal, y por
otro, en el cálculo de
la cantidad de investigadores equivalentes a jornada completa,
producto de contabilizar la cantidad final de investigadores de
acuerdo a la sumatoria de tiempo que
considera a cada investigador con una jornada promedio de
cuarenta horas semanales de labor.

Durante los años posteriores, la formulación con
respecto a este ítem sigue siendo similar, si bien con una
modificación a partir del cuarto operativo que revé
la clasificación, considerando que se debe indagar sobre
la función del personal teniendo en cuenta si se trata de
personal técnico y de apoyo a la ciencia y
tecnología, sea o no profesional de acuerdo a su
función. Se agrega dentro de este cuadro el saber si las
personas que trabajan en organismos diferentes del CONICET,
pertenecen a su personal evitando sobre estimaciones en la
cantidad final.

A partir del año 1997, se agrega un cuadro que
informará además, sobre el personal dedicado a la
investigación y desarrollo experimental (I+D) como parte
del total que se encuadra dentro de las actividades
científicas y tecnológicas, con su
clasificación de investigadores de jornada completa,
investigadores de jornada parcial, becarios de
investigación de jornada completa, becarios de
investigación de jornada parcial, personal técnico
y personal de apoyo, junto con las horas semanales dedicadas a
investigar y a otras actividades dentro del organismo. 

Con respecto a la indagación de género y
edad, se pregunta hasta el año 1996 inclusive, en dos
cuadros diferenciados. En uno de ellos se solicita esta
información en referencia a la cantidad conjunta de
investigadores y becarios de dedicación exclusiva, y en el
otro se pide lo mismo en relación a la cantidad total de
investigadores y becarios de dedicación no exclusiva. Para
el año 1997, se reemplaza la palabra sexo por la de
género y se pregunta acerca de la cantidad de
investigadores y becarios en forma separada y diferenciada
según corresponda a trabajadores de jornada completa o
parcial. Esta nueva forma de averiguación, tiene que ver
con la advertencia de parte de la comunidad de
investigadores abocados a la problemática del
género masculino-femenino de las implicancias en el
empleo de la
expresión género que indica lo culturalmente
condicionadas de las diferencias, y además en la necesidad
de conocer la situación por separado encontrada en la
esfera laboral,
reconociendo individualmente a los investigadores de los
becarios.

Para el año 1999, serán averiguados el grado
académico de los investigadores y becarios, tomando en
cuenta el género al que pertenecen.

El Manual de
Frascati toma en consideración al conjunto de los
investigadores y becarios como pertenecientes a la
categoría de investigadores. Por otra parte, son
considerados género, grupo de edad
y calificación o grado académico para los casos de
los investigadores y técnicos.

La cantidad de personal de acuerdo a la especialidad para los
años que van desde 1993 a 1995 inclusive, es clasificada
de acuerdo a investigadores y becarios con dedicación
exclusiva por un lado, y a investigadores y becarios con
dedicación no exclusiva por otro, en forma conjunta. A
partir del año 1997, se solicita en forma descriminada a
estas cuatro categorías, además de haber recortado
el universo de
las especialidades en la categorización por áreas
recomendada por el Manual de Frascati, que engloba a: las
ciencias exactas y naturales, la ingeniería y tecnología, las
ciencias médicas, las ciencias agrícolas, las
ciencias
sociales y las humanidades, dejando un espacio para lo no
contemplado en la categoría de otros. Para el caso del
campo de aplicación, el personal es contemplado de la
misma forma que en las disciplinas científicas o
áreas y de acuerdo a la clasificación del Manual de
Frascati..

En referencia a los proyectos de investigación,
para el año 1993, se pide indicar la cantidad de proyectos
llevados a cabo y los que se podrían haber agregado de
contar con los medios
apropiados. También se pregunta su ubicación en
referencia a las especialidades y los campos de
aplicación. Y se indaga de acuerdo al tipo de actividad,
si se trata de investigación básica,
investigación aplicada o desarrollo experimental, la
cantidad y monto de los mismos; cuadro que continua
aplicándose en los años subsiguientes, si bien en
el año 1997 se pregunta solamente por los montos.

A partir del año 1993, se indagará sobre la
cantidad de proyectos en marcha en el año censado, su
especialidad y campo de aplicación. A partir del
año 1997, se agrega el solicitar información sobre
los montos gastados de acuerdo a los diferentes proyectos de las
áreas científicas correspondientes.

Pasando al tema del gasto, durante los años
1993, 1994 y 1995, se indaga en relación a los egresos
realizados por actividades científicas y
tecnológicas, de acuerdo al destino de los fondos, en
erogaciones corrientes -personal, bienes y
servicios no
personales y otros- y erogaciones de capital
-inmuebles, equipamiento, rodados y otros-. A partir del 
año 1996 se suma a este cuadro, el realizar una discriminación entre los gastos totales en
actividades científicas y tecnológicas, y los
correspondientes a la investigación y el desarrollo.

Es en referencia a los gastos en personal, que se arma un cuadro
que responde sobre los montos recibidos por el personal
clasificado en investigadores, becarios, técnicos y
personal de apoyo. Estas recomendaciones son dadas en los
Manuales de
Unesco y de Frascati, siendo posible a través de su
análisis observar lo elevado del gasto en
personal en relación al resto y las diferencias salariales
de acuerdo a la función desempeñada. También
se detectan marcadas diferencias en remuneraciones
percibidas por los investigadores en los sectores público
y privado, otorgando las mayores el sector privado que es
justamente el que menor cantidad de mujeres registra.

A partir del año 1997 la serie de estimaciones
referidas al gasto interior y nacional bruto en nuestro
país, es llevada a cabo en referencia a las actividades
científicas y tecnológicas en general. Es de todo
punto favorecida la elección del criterio general de las
ACT a la I+D solamente, teniendo presente que las cifras siempre
refieren en el relevamiento a este aspecto general. Esta forma de
averiguación, corresponde a la recomendada por Unesco y
que es preferida en los países latinoamericanos.

La averiguación sobre los subsidios, montos y
donaciones, ya sea recibidos u otorgados, es solicitada con la
finalidad de obtener un panorama del flujo de los fondos
destinados a las actividades de ciencia y tecnología.
Hasta el último año las respuestas habían
sido respondidas en un pequeño porcentaje, por lo que
resultaba imposible realizar estimaciones fiables. Probablemente
el planteo a partir del año 1997, más exhaustivo y
claro condujo a una respuesta acertada de los encuestados.
Así, de indagar desde el comienzo por subsidios,
préstamos y donaciones otorgados y recibidos de acuerdo a
la clasificación en universidades (públicas o
privadas), entidades públicas, entidades privadas y
entidades internacionales; se pasa a plantear los gastos
realizados en actividades de ciencia y tecnología de
acuerdo a la modalidad de financiamiento, ya se trate de subsidios,
préstamos o donaciones, o de otro tipo, para el caso de un
origen propio, del gobierno
nacional, del gobierno provincial, del gobierno municipal, de las
universidades (públicas o privadas), de otros organismos,
de empresas nacionales, de entidades sin fines de lucro, de
financiación internacional o de otro tipo de entidad. Tal
como fue expresado en el capítulo que trata del Manual de
Unesco, para los casos en que se averiguan los gastos en
actividades científicas y tecnológicas son tomados
de esta normativa estadística.

Finalmente, para averiguar sobre las publicaciones
realizadas por la entidad, en el año 1993 se solicitaba
clasificarlas según se tratara de libros
científicos y tecnológicos editados por la entidad,
revistas científicas y tecnológicas editadas por la
entidad, revistas científicas y tecnológicas
editadas por otra entidad, monografías científicas
y tecnológicas, y otro tipo de publicaciones. Para el
año 1994 se agregan, continuándose en el año
1995, las categorías que dan cuenta de artículos en
revistas editadas o no por la entidad, y tesis o
tesinas sobre temas de ciencia y tecnología. En los
años 1996 y 1997, se suma a esta clasificación el
discriminar si se trata de artículos publicados en
revistas nacionales o extranjeras en caso de tratarse de
organismos que publican en diferentes lugares de la entidad
censada; además de requerir sobre la inclusión de
las revistas o artículos en el Science Citation Index
(SCI). A partir del año 1998, se elimina la
averiguación de lo incluido en el SCI, ya que la forma
más simple y fiable de averiguar la participación
de los investigadores y tecnólogos en este índice
es hacerlo directamente.

La bibliometría o medición de la producción científica, a nivel
internacional no es medida por medio de un cuestionario como se
hace en Argentina. Según los países de la OCDE, se
trata de observar la participación dentro de los
índices reconocidos (por supuesto los que emergen con
reconocimiento dentro de la Unión Europea) de la producción de los investigadores, tomando
en consideración la nacionalidad y
procedencia institucional. Se trabaja mediante bases de datos con
campos seleccionados que clasifican por disciplina y campo de
aplicación a los investigadores, analizando así
mismo, las co-autorías y los autores más
citados.

A cada uno de los formularios diseñados, se le adjunta
al final un anexo conteniendo las definiciones de la
terminología empleada, con el objetivo de
responder de acuerdo a conceptualizaciones teóricas
compartidas. Las definiciones adoptadas corresponden para todos
los casos, a las tomadas de los Manuales de Unesco y OCDE.

Tal como se ha indicado los diversos relevamientos llevados a
cabo por la Secretaría ocupada de la política en
ciencia y tecnología, recopilan información sobre
las actividades científicas y tecnológicas, si bien
delimitando la extensión del universo de
análisis para el caso de los servicios y la enseñanza y formación
científica y tecnológica. En referencia al personal
considerado es similar al presentado por el Manual de Unesco, con
las consideraciones ya indicadas. Para el caso de los
investigadores y becarios, son clasificados tanto los que
realizan I+D como aquellos que llevan a cabo otro tipo de
actividades científicas y tecnológicas de acuerdo
al sector de estudio.

La estadística es llevada a cabo anualmente, a
entidades que implican una demarcación institucional,
eligiendo como unidad censal al organismo distinguido por su
función. En referencia a los gastos son considerados,
tanto el presupuesto
asignado como los gastos reales de acuerdo al organismo de
ejecución y financiamiento, coincidiendo con las
recomendaciones de los Manuales de Unesco y Frascati.

La Secretaría de Estado
encargada de la política científica y
tecnológica, no lleva a cabo un recuento institucional del
tipo propuesto en el Manual de Frascati para la entidades
privadas sin fines de lucro y las de enseñanza superior,
por la misma unidad estadística que tiene en cuenta, en
tanto a la institución general a que se refiere. Pero este
enfoque queda compensado en el descripción de los proyectos por grandes
áreas científicas, que permite una
estimación porcentual apropiada a la recomendada en los
Manuales vistos. 

En cuanto a la clasificación para el sector extranjero
propuesto por el Manual de Frascati, se recomienda tener presente
que se trata de entidades financiadoras solamente, por lo que se
resta importancia a realizar una subclasificación. En la
encuesta
llevada a cabo por la Secretaría encargada de la ciencia y
la tecnología nacional, estos organismos internacionales
sólo son considerados para evaluar los flujos de fondos
hacia otros organismos, sin censar a este tipo de entidades.

En la Secretaría ocupada de llevar a cabo los
relevamientos, si bien es más amplia la
clasificación del personal empleada, puede ser asimilada a
la propuesta por la OCDE. Por otra parte, son estimados el
género y edad de los investigadores; la dificultad de la
estadística a nivel de la máxima autoridad
institucional, esta vinculada a obtener información sobre
la titulación obtenida. Lo que sí se ha advertido,
es la necesidad de implementar estudios puntuales que indaguen en
estos datos a nivel de los programas, ya que
la falta de estos datos presenta inquietudes de la comunidad
sobre este tipo de requerimientos.

En cuanto a la obtención de información referida
a patentes, en nuestro país se halla relevada por el
Instituto Nacional de la Propiedad
Industrial (INPI) y por el INDEC (muestreo
industrial). Sin embargo, suele cuestionarse el adoptar a las
patentes como criterio de la producción tecnológica
por considerar que por la misma competitividad
industrial, mucha de la producción no es patentada o a la
inversa, se patentan productos no
industrializados o incorporados al mercado. Sumado
está el que los modelos de utilidad o los diseños
industriales, con menores requerimientos que las patentes, son
datos que muestran a nivel local una importancia mayor. Por ello,
en la Secretaría encargada de los relevamientos en ciencia
y tecnología, desde hace dos años se demandan datos
referidos a los modelos de utilidad.

3. La Encuesta
sobre la Conducta Tecnológica de las Empresas Industriales
Argentinas
[4]

Luego de ver los relevamientos llevados a cabo por el
organismo estatal encargado de la política
científica y tecnológica nacional, merece ser
desarrollado un único emprendimiento que fuera encargado
durante el año 1997 por la Secretaría de Ciencia y
Tecnología y realizado por el Instituto Nacional de
Estadística y Censos (INDEC), la Universidad
Nacional de General Sarmiento y el Instituto de Estudios Sociales
de la Ciencia y la Tecnología. Se trata de la Encuesta
sobre la Conducta
Tecnológica de las Empresas Industriales Argentinas, que
derivarían en un análisis pormenorizado de los
Manuales de Oslo y Frascati, proponiendo una metodología que si bien respete los
indicadores que hacen posibles las comparaciones internacionales,
tome en cuenta las diferencias y especificidades de América
Latina. El denominado Manual de
Bogotá[5], sería la nueva propuesta
local adaptable a las condiciones de los países de la
región, no surgida ni implementada a la fecha por la
Secretaría de Estado ocupada de la ciencia y la
tecnología.

Según la misma definición de Gustavo Lugones:
"éste es, en suma, el propósito perseguido por el
Manual de Bogotá, que muestra, respecto
del Manual de Oslo, una mayor preocupación por conocer los
procesos y
trayectorias tecnológicas de las firmas, sus esfuerzos en
procura de un mayor dominio
tecnológico y las trabas y obstáculos que
dificultan su desenvolvimiento, así como por detectar la
generación de innovaciones en un sentido más amplio
al definido en el Manual de Oslo."[6]

Dado que la economía
argentina ha registrado notables cambios estructurales y
transformaciones que han sido vividas con gran intensidad,
especialmente por el sector industrial a partir de los
años 1990. En esta situación de
transformación, estabilidad y constante globalización es de especial interés
conocer la conducta tecnológica de las empresas
industriales argentinas para lograr una mayor competitividad
frente a los nuevos escenarios presentes y proyectados.

Para ello se realiza la Encuesta en la que, los principales
objetivos de
trabajo
establecidos fueron:

1)     Identificar las
características generales de la conducta
tecnológica adoptada por las empresas industriales de
Argentina.

2)     Estimar económicamente el
esfuerzo de las empresas industriales en actividades de ciencia,
tecnología, innovación y modernización
tecnológica.

3)     Construir un conjunto de
indicadores que posibiliten evaluar el posicionamiento
tecnológico de las firmas con referencia a su 
pasado, y  también frente a parámetros
internacionales.

La encuesta se aplicó a un subconjunto de empresas
pertenecientes a la muestra sobre  la cual se realiza la
Encuesta Industrial Mensual del INDEC, cuyos resultados
debidamente expandidos permiten extrapolarlos a la totalidad del
sector industrial.

La información recabada  corresponde a  1639
empresas que dieron respuesta  a esta actividad desarrollada
por los organismos intervinientes, representando estimativamente,
el 50% de la producción y el empleo y el 61% de las
exportaciones
industriales.

3.1.
Síntesis de los resultados obtenidos en la
Encuesta

Durante el año 1.996 las firmas pertenecientes al
sector industrial invirtieron un monto aproximado a 3.500
millones de dólares en actividades de ciencia,
tecnología e innovación y modernización
tecnológica, que representa un 3,5% del total de las
ventas del
sector manufacturero.

Las actividades consideradas incluyen:

1)     La mejora del acervo
tecnológico.

2)     La adquisición de
tecnología incorporada a los bienes de capital.

3)     La adquisición de
tecnología no incorporada: licencias, consultorías,
software.

4)     Las actividades de
investigación y desarrollo.

5)     La capacitación y reentrenamiento del personal
en materia
tecnológica.

Los primeros cinco objetivos de la innovación
resultantes de la encuesta, en orden de importancia han sido:

1)     Mejorar la calidad de los
productos.

2)     Ampliar la gama de productos.

3)     Reducir los costos laborales
de producción.

4)     Flexibilizar los procesos.

5)     Reducir los costos de
producción en materias primas.

Los sectores que han realizado las mayores inversiones en
términos absolutos en actividades de innovación son
los sectores: automotriz, farmoquímico, bebidas
alcohólicas, molinero y aceitero. Por otra parte si se
considera el gasto en el mejoramiento de las capacidades
tecnológicas respecto a las ventas se destacan las firmas
dedicadas a la producción de equipos de radio y televisión, curtiembres y
farmoquímicas.

Cabe destacar también que la mayor cantidad de empresas
que han realizado gastos en investigación y desarrollo
corresponden a ramas de actividad donde priman los bienes
diferenciados, por ejemplo, pinturas, detergentes, jabones,
equipos de radio y televisión.

Del  análisis de los indicadores establecidos se
detecta un desempeño económico mas destacado
por parte de las firmas "innovadoras" con respecto al conjunto
del sector industrial, tanto en exportaciones como en ventas y,
en particular, en el indicador de ventas por empleado, en donde
se observa:

1)     El promedio de las ventas por
empleado en las empresas con mayor participación en
actividades  de ciencia y tecnología es 46% superior
al promedio de ventas por empleado registrado por la industria en
su conjunto.

2)     Las firmas que  han realizado
inversiones en el mejoramiento de sus capacidades
tecnológicas registraron en 1996 un promedio de las
exportaciones 32% superior a las de la industria en su conjunto y
un promedio de ventas 30% superior a las ventas del conjunto de
la industria.

Similares condiciones fueron descriptas para el caso del
cuasi-distrito industrial de

Rafaela en Santa Fe por Gabriel Yoguel y María
López[7].

Frente al decrecimiento que el empleo industrial global
experimentó entre 1992 y 1996, la demanda de personal
dedicado a las actividades de ciencia y tecnología se
incrementó en 14,1% , así como también lo
hicieron las remuneraciones promedio de los puestos de trabajo
dedicados a las mencionadas actividades.

Con respecto a la evolución de  la cantidad de recursos
humanos destinados a ciencia y tecnología cabe
señalar que en 1992 el porcentaje constituía el
1,18% del total del personal ocupado en la industria mientras que
en el año 1996 alcanzó el 1,43%.

El relevamiento realizado deja de manifiesto que las
pequeñas empresas gastan proporcionalmente más que
las medianas y grandes en el mejoramiento de sus capacidades
tecnológicas según se establece seguidamente:

1)     Las empresas pequeñas, con
facturación menor a  25 millones de pesos al
año, invierten en innovación el equivalente al
3,86% del monto total de ventas.

2)     Las empresas medianas, con
facturación mayor que la anterior y menor a 100 millones
de pesos al año, invierten en innovación el
equivalente al 3,57% del monto total de ventas.

3)     Las empresas grandes, con
facturación mayor a 100 millones de pesos al año,
invierten en innovación el equivalente al 3,32% del monto
total de ventas.

Podría inferirse que este hecho se debe a la agilidad y
flexibilidad  que caracterizan a la pequeñas empresas
así como también a la imperiosa necesidad que las
mismas tienen  de aumentar su competitividad, desarrollando
nuevos productos y servicios con valor agregado
a fin de poder
sobrevivir en los mercados actuales
u ocupar nuevos nichos de mercado.

Del total de la inversión realizada en ciencia y
tecnología por el sector industrial argentino en el
año 1996, de aproximadamente $3.500
millones[8], más de $2.200 millones (63%)
han sido destinados a la adquisición de bienes de capital
vinculados a la implementación de nuevos productos y/o
procesos de producción.

Aproximadamente $700 millones (20%) fueron utilizados en
contratación de licencias, de marcas y de
patentes de inventos, compra
y desarrollo de software y contratación de servicios de
consultoría e ingeniería en temas
referidos a producción, organización, comercialización y gestión
general de la empresa.

En innovación se efectuaron gastos por más de
$430 millones (12%), destacándose  los gastos
invertidos en el desarrollo de productos y procesos, en
ingeniería de proyectos y en investigaciones en
laboratorios. De los gastos en innovación, $195 millones
(5,57%) corresponden a I+D. Por último, se destinaron $11
millones (0,31%) para la firma de acuerdos y convenios con
entidades de ciencia y tecnología y aproximadamente $50
millones (1,43%) en  programas de capacitación 
destinados fundamentalmente a lograr una mayor eficiencia en la
producción.

Como se verá más adelante los datos relativos a
la I+D detectados en esta Encuesta y en el Relevamiento
correspondiente al mismo año, arrojan cifras distintas,
con una suba de más de $150 millones para el último
caso, que si bien considera también a las empresas de
servicios, la muestra sobre las que realiza las estimaciones son
proporcionalmente bajas (del orden del 10% del universo).

En cuanto a la evolución de la inversión en
ciencia y tecnología para el período que comprende
los años 1992 a 1996, son efectuadas mayormente en bienes
de capital vinculados a la ejecución de nuevos procesos de
producción donde registran un crecimiento del 67% y en los
gastos destinados a financiar las actividades de
innovación, investigación y desarrollo que
registran un aumento del 47%.

Es importante destacar que las inversiones destinadas a la
modernización de las industrias
argentinas, tal la adquisición y desarrollo de software y
la contratación de servicios de ingeniería y
consultoría fueron las que más se incrementaron,
llegando al 198% y al 106%  respectivamente.

3.2. Resultados en
cantidades y tendencias desde el Relevamiento de
1994

La información relevada a partir del Relevamiento Anual
de Actividades Científicas y Tecnológicas comenzado
en el año 1994, se refiere a los gastos realizados en
investigación y desarrollo y en actividades
científicas y tecnológicas en general; personal
dedicado a la ciencia y la tecnología; proyectos de
investigación y desarrollo según disciplina y campo
de aplicación; proyectos según sean de
investigación básica, aplicada o de desarrollo
tecnológico; monto de subsidios, préstamos y
donaciones para ciencia y tecnología; publicaciones de
carácter científico y tecnológico; y
patentes.

Para poder explicar la evolución del gasto en las
actividades de ciencia y tecnología, fue necesario
realizar estimaciones para los años que van de 1985 a
1992, ya que se carecía de esta información.
Así tenemos que en nuestro país se advierte un
incremento paulatino del gasto en actividades científicas
y tecnológicas desde el año 1985, con un gasto que
va de $575.883.000, a la actualidad donde éste pasa a
triplicarse, siendo de $1.517.751.348 en 1999.

Si bien hubo una baja detectada en el período
inflacionario fuertemente observada en el momento más
crítico del año 1989 donde se gastan $610.633.000 y
que significaba una baja del 7,56 % respecto del año 1988
cuando se gastaron $660.588.000; en los años 1991 a 1993,
se observa una gran suba del gasto del sector condicionada por
factores externos macroeconómicos de estabilidad que lo
favorecen.

De tal forma en el año 1991 se incrementa el gasto
respecto del año anterior en un 15,83%, ya que en el
año 1990 se habían gastado $647.143.000 y en el
año 1991 se gastan $747.986.000.

El crecimiento en el  gasto en ciencia y
tecnología va casi paralelo al crecimiento del PBI; pero
esta relación nos ubica en un gasto porcentual bajo en
actividades de ciencia y tecnología. Mientras en los
países desarrollados cada vez se gasta más en
actividades de ciencia y tecnología, los indicadores
muestran que son países que gastan en relación al
PBI entre el 1 y más del 2%.

Si bien se pudiera hacer una reflexión bastante
optimista, cuando se estima al indicador del gasto en ciencia y
tecnología en relación al Producto Bruto
Interno, se advierte que en el año 1985 la
relación es de 0,30%, en los años sucesivos sigue
siendo del 0,31% en 1986 y 1987, 0,32% en 1988, 0,34% en 1989 y
1991, 0,33% en 1990, 0,36% en 1992, 0,43% en 1993, 0,44% en 1994,
0,48% en 1995,  0,50% en 1996 y 1997, 0,51% en 1998, y 0,54%
en 1999. El crecimiento en el  gasto en ciencia y
tecnología va casi paralelo al crecimiento del PBI; pero
esta relación nos ubica en un gasto porcentual bajo a
nivel mundial en actividades de ciencia y tecnología. Para
el último de los años relevados, el PBI
había registrado un descenso tal que las cifras en ciencia
se presentan porcentualmente mayores, si bien en el caso de la
I+D en relación al PBI para el año 1999 es de
0,47%.

Así obtenemos que solamente en investigación y
desarrollo tecnológico, Japón
gasta 2,92%; Corea 2,69%; Alemania
2,33%; Estados Unidos
2,79%; Francia 2,23%;
Australia 1,68%; Canadá 1,60%; Italia 1,11%;
España
0,88%; Portugal 0,65%.

Con respecto a los países vecinos nuestros,
países éstos en desarrollo el análisis no es
más favorable para la Argentina, ya que Brasil gasta
0,76% y Chile 0,64% en actividades de ciencia y tecnología
en relación al PBI . Por debajo del gasto en
relación al PBI de nuestro país, se ubican en gasto
en investigación y desarrollo: Colombia con
0,41%; Bolivia con
0,33%; México con
0,31%; Panamá
con 0,38%; Nicaragua con 0,12%; Ecuador con
0,08%.

La distribución del gasto en actividades de ciencia y
tecnología desde el año 1985 hasta el año
1999, indica que es desde el gobierno desde donde se invierte
mayormente en ciencia y tecnología; ya que en el
año 1985 se gasta un 53%, en el año 1986 un 54%, en
el año 1987 un 53%, en el año 1988 un 52%, en el
año 1989 un 54%, en el año 1990 un 51%, en los
años 1991 y 1992 un 52%, en el año 1993 un 51%, en
el año 1994 un 43% , en el año 1995 un 43%, en el
año 1996 un 41%, en el año 1997 un 39%, y en los
años 1998 y 1999 un 41%. (Cuadro Nº3.1.)

Le sigue en gastos en este tipo de actividades el realizado
desde las instituciones
de educación
superior, hasta el año 1996, donde se muestra un
porcentaje que se sitúa entre el 25 y 30% respectivamente.
Si agrupamos estas cifras con las del gobierno llegamos a obtener
que se acercan al 70% del gasto del total en actividades de
ciencia y tecnología, en cualquiera de los años
considerados.

Cuadro Nº3.1.: Gastos en actividades científicas y
tecnológica por sector

de ejecución. Total del país. Años 1993 /
1999.

(En millones de pesos constantes de 1999)

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y Evaluación

(1)  Gastos realizados por organismos nacionales y
provinciales

(2) Gastos realizados por universidades estatales y
privadas

Este elevadísimo porcentaje nos estaría
mostrando dónde se concentran los esfuerzos del sector,
pero sobre todo el serio problema del analfabetismo
científico-tecnológico de la sociedad y lo
incomunicados que se encuentran los diferentes tipos de
instituciones que se dedican a la ciencia y la tecnología
con el resto de la sociedad. Comparado con la preponderancia de
la universidad y organismos públicos en los relevamientos
anteriores, la distribución de los recursos sigue
siendo similar.

En los ámbitos privados no se hace uso mayormente de la
ciencia y la tecnología, desconociendo lo provechoso que
sería para su sector y no existe un mutuo aprovechamiento
de conocimientos entre los sectores público y privado de
investigación. Estas consideraciones son hechas en base a
lo ocurrido en los países desarrollados, donde más
de la mitad de los esfuerzos en I+D son ejecutados en las
empresas.

Los porcentajes del ámbito empresarial en tanto a
gastos en actividades de ciencia y tecnología muestran que
en los años 1985 y 1987 es solamente del 16%, en el
año 1986 es del 15%, en los años 1988, 1989 y 1991
es del 18%, en el año 1990 es del 22%, en el año
1992 es del 20%, en el año 1993 es del 21%, en el
año 1994 es del 26%, en el año 1995 es del 25%, en
el año 1996 es del 27%, en los años 1997 y 1998 es
del 30%, y en el año 1999 es del 28%. Las entidades sin
fines de lucro invierten un 2% aproximadamente, mostrando falta
de recursos como para poder llevar a cabo actividades de este
tipo. (Cuadro Nº3.1.)

En cuanto a lo referido a los gastos ejecutados en I+D, se
poseen datos a partir del año 1996. En este sentido, puede
decirse que sin apoyo estatal la investigación y el
desarrollo hubieran sido insignificantes en nuestro país,
conduciendo a un estado de paralización de las actividades
de ciencia y tecnología. Pero el dinamismo para el buen
funcionamiento debiera ser por lo menos parejo en los diversos
tipos de entidades, públicas y privadas. Arribamos a esta
conclusión dado que en los cuatro años relevados en
I+D, el gobierno gastó un 40% aproximadamente, la educación superior
cerca del 30%, las empresas por debajo del 30% y las entidades
sin fines de lucro cerca del 2%.

Es interesante señalar separadamente el gasto en
ciencia y tecnología realizado por el CONICET porque
muestra un esfuerzo significativo y particular de este organismo
público. De allí inferimos que solamente el CONICET
durante estos años gasta entre el 30 y el 40% del total
del presupuesto en ciencia y tecnología e I+D de los
organismos públicos. (Cuadro Nº3.2.)

Cuadro Nº3.2. Gastos en Investigación y Desarrollo
por sector

de ejecución. Total del país. Años 1993 /
1999.

(En millones de pesos constantes de 1999)

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y Evaluación

(1)  Gastos realizados por organismos nacionales y
provinciales

(2)  Gastos realizados por universidades estatales y
privadas

           
Del total de lo gastado en actividades de ciencia y
tecnología, en los cuatro años censados, la
mayoría corresponde a las retribuciones al personal. De
esta manera tenemos que se dedica al personal en el año
1993 el 63,6%, en el año 1994 el 71,6%, en el año
1995 el 72,9%, en el año 1996 el 71,2%, en el año
1997 el 70,3%, en el año 1998 el 69,2% y en el año
1999 el 68,0%.

           
Lo preocupante está sin embargo en la advertencia de lo
poco que se emplea en equipamientos y rodados, y bienes y
servicios no personales, sabiendo sobre todo lo necesario del
gasto de este tipo de fondos para llevar a cabo
investigación en áreas de las ciencias duras. En
estos rubros se gastaron, durante el año 1993 el 18,9%, en
el año 1994 el 18,0%, en el año 1995 el 16,7%, en
el año 1996 el 18,7%, en el año 1997 el 18,0%, en
el año 1998 el 21,6% y en el año 1999 el 20,9%.
(Cuadro N°3.3.)

           
La pregunta que queda por hacer es: con este planteo de destino
de los fondos ¿qué tipo de actividades
científicas y tecnológicas vamos a
emprender ?

           
Los gastos corrientes rondan el 90% en los  últimos
siete años censados, acentuando el 82% que se veía
en el relevamiento de 1969 e implicando una
desactualización en equipamiento e instrumental en todos
estos años, marcados por el establecimiento de las
nuevas
tecnologías, que debieran haber implicado una suma
mayor a la registrada.

Cuadro Nº3.3. Gastos en actividades científicas y
tecnológicas, por destino de los fondos. Total del
país. Años 1993 / 1999. (En pesos constantes de
1999)

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y Evaluación.

           
Como ya se ha señalado más arriba, la
investigación y el desarrollo tecnológico son una
parte de las actividades de ciencia y tecnología, y se
refiere a la tarea específica de las investigaciones
básica, aplicada y el desarrollo experimental. Estos datos
revelan en las actividades que se encuentra el esfuerzo, dando un
perfil particular.

           
Durante los siete años se verifica un destino porcentual
similar con respecto a las investigaciones aplicadas; para el
último relevamiento el desarrollo experimental va a
superar a la investigación básica, siendo que en
los restantes seis la relación se invierte. De aquí
que en el año 1993 el 30,6% era dedicado a
investigación básica, el 50,4% era dedicado a la
investigación aplicada y el 19,0% restante era dedicado al
desarrollo experimental. En el año 1994 los gastos en
actividades de I+D se dividen en 28,8% para la
investigación básica, 53,0% para la
investigación aplicada y 18,2% para el desarrollo
experimental. En el año 1995 los gastos en I+D
corresponden a la investigación básica en 28,6%, a
la investigación aplicada en 48,1% y al desarrollo
experimental en 23,3%. En el año 1996 la I+D
continúa marcando una similitud en el gasto dedicando a la
investigación básica con 28,1%, a la
investigación aplicada con 49,6% y al desarrollo
experimental con 22,3%. En el año 1997 los gastos en
actividades de I+D se dividen en 25,8% para la
investigación básica, 49,8% para la
investigación aplicada y 24,4% para el desarrollo
experimental. En el año 1998 los gastos en I+D
corresponden a la investigación básica en 30,2%, a
la investigación aplicada en 46,7% y al desarrollo
experimental en 23,1%. En el año 1999 la I+D
continúa marcando una similitud en el gasto dedicando a la
investigación básica con 25,1%, a la
investigación aplicada con 45,2% y al desarrollo
experimental con 29,7%. (Cuadro N°3.4.)

Cuadro Nº3.4.: Gastos en I+D, por tipo de actividad.

 Total del país. Años 1993 / 1999. (En
porcentaje)

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y
Evaluación.

Los estudios sobre la aplicación de conocimientos y la
adaptación a las condiciones locales de conocimientos
elaborados externamente es la forma de investigación que
prevalece en nuestro país revelado en todos los
relevamientos llevados a cabo desde el año 1969 a la
actualidad. Ello muestra la capacidad desarrollada en
investigación aplicada de un 50% en los centros de
investigación actuales, marcando un determinado perfil en
el sector.

Los gastos en investigación y desarrollo según
se refieran a la investigación básica, aplicada y
al desarrollo experimental, varían según se trate
de las universidades estatales, universidades privadas,
organismos públicos de investigación,
empresas  o entidades sin fines de lucro, ya que los
objetivos de cada tipo de entidad son diferentes. Esta
tipología muestra que es en el ámbito
académico universitario donde se privilegia a las
investigaciones básica y aplicada. Los organismos
públicos de investigación dedican a la
investigación básica menos que a la
investigación aplicada que encabeza el listado aunque
dedican al desarrollo experimental una cifra mayor a la de las
universidades, pero que sin embargo es menor a la dedicada por
las entidades sin fines de lucro y las empresas.

Como era de preverse las empresas dedican muy poco de su gasto
a la investigación básica con valores que
rondan el 1%, ello se debe al enorme riesgo que
implica este tipo de investigación y a la incertidumbre
que genera. Está visto que las aplicaciones
científicas se llevan a cabo en base a la ciencia vieja,
aquellos conocimientos de la ciencia básica que se
remontan al pasado. La investigación aplicada  y el
desarrollo experimental, insumen el resto del gasto en I+D. Lo
que interesa a las empresas de investigación argentinas es
desarrollar conocimientos y tecnologías que sean altamente
prácticas y aplicadas; que sus resultados se vean a corto
plazo y que el riesgo de inversión sea el menor
posible.

Las entidades sin fines de lucro emplean en
investigación básica porcentajes similares a los
del desarrollo experimental, prevaleciendo al igual que en los
organismos públicos y las universidades la
investigación aplicada. Este tipo de entidades se ocupa de
apoyar a las investigaciones que enfocan la solución de
problemas
concretos, que por lo general tienen que ver con objetivos
sociales de bien público. Son asociaciones que se
interesan en el desarrollo de investigaciones y técnicas
para paliar problemas concretos presentados al general de un
grupo social determinado.

           
Desde el punto de vista regional, no se ha corregido la fuerte
concentración del gasto y del personal que realizan las
actividades de ciencia y tecnología en la Ciudad de
Buenos Aires,
el Gran Buenos Aires y el resto de la provincia de Buenos
Aires.

           
Las regiones Patagónica y del Noreste son las más
relegadas en lo que se refiere a gastos y personal. Pero el resto
de las regiones presentan cifras similares y comparables, hecho
no registrado en los relevamientos anteriores y que revelan el
esfuerzo hecho por las provincias al respecto en lo que respecta
a la década de 1990.

           
Las provincias de mayor concentración demográfica,
siguen siendo las que presentan un porcentaje en sus gastos y
personal, de tal forma que Córdoba, Santa Fe y Mendoza, se
ubican luego de Buenos Aires. A los efectos de mostrar la
distribución geográfica de los gastos, son
elaborados dos cuadros (Cuadros N°3.5. y 3.6.) referidos a
los años desde 1996 a 1999, que dan cuenta de los gastos
en actividades científicas y tecnológicas y en
I+D.

Cuadro N°3.5.: Gastos en Actividades Científicas y
Tecnológicas por provincia,

años 1996 a 1999. (En pesos constantes de 1999)

(*) Las provincias se ubicaron según el orden
decreciente de los gastos en ACyT del año 1999

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y
Evaluación.

El personal relacionado con actividades de ciencia y
tecnología presenta un paulatino crecimiento en lo que va
del año 1993 al año 1999. Debido a los ajustes de
cálculo realizados en las diferentes publicaciones,
optamos por presentar los datos que serán presentados en
la última edición, ya disponible en la página
web de la
Secretaría.[9]

           
Para la relación entre la cantidad de investigadores y el
resto del personal dedicado a la investigación son tomados
los datos de los siete relevamientos. En cuanto a los
investigadores equivalentes a jornada completa, en el año
1993 había 1,51 investigadores  por el resto del
personal; en el año 1994 había 2,34 investigadores
por el resto del personal; en el año 1995 había
2,21 investigadores por el resto del personal; en el año
1996 llegamos a 2,13 investigadores por el resto del personal; en
el año 1997 había 1,75 investigadores por el resto
del personal; en el año 1998 llegamos a 2,22
investigadores por el resto del personal; y en el año 1999
había 2,27 investigadores por el resto del personal.

Cuadro N°3.6.: Gastos en Investigación y Desarrollo
por provincia,

años 1996 a 1999.(En pesos constantes de 1999)

(*) Las provincias se ubicaron según el orden
decreciente de los gastos en ACyT del año 1999

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y
Evaluación.

           
Los investigadores equivalentes a jornada completa en el
año 1997 son 24.804, en el año 1998 son 25.419 y en
el año 1999 son 26.004. De estas cantidades, los becarios
de investigación son minoría, de tal forma que en
los tres años rondan el 20%. Del total de personal
dedicado a I+D, los investigadores conforman para estos
años el 70%. Porcentualmente existe una equivalencia que
da cuenta de la función prioritaria cumplida por los
investigadores en las áreas correspondientes a I+D.

           
Pasemos seguidamente a analizar de acuerdo al sector de
pertenencia, al personal dedicado a la investigación. Al
igual que los recursos económicos y sobre todo los
destinados al personal, los organismos públicos son
quienes tienen mayor cantidad de personal dedicado a I+D,
continuando con las universidades públicas, las empresas,
las universidades privadas y las entidades sin fines de
lucro.

           
Cuadro N°3.7.: Cantidad de personas relacionadas con
actividades científicas y tecnológicas,
equivalentes a jornada completa, por tipo de entidad y
función.

Años 1997 a 1999.

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y Evaluación

El porcentaje de los investigadores en referencia al total del
personal de I+D, en los diferentes tipos de entidades muestra sus
particularidades. En los tres años existen regularidades
que indican que en la educación superior
siendo preponderantemente espacios reservados para la ciencia y
tecnología, se dan los mayores porcentajes de
investigadores con cifras cercanas al 90% en las universidades
estatales y al 75% en las universidades privadas. En el orden del
50 al 62% son las cifras de los investigadores del resto de las
entidades, tales los organismos públicos, empresas y
entidades sin fines de lucro. (Cuadro N°3.7.)

Para tener una noción sobre la proporción de
gente que se dedica a las actividades de ciencia y
tecnología, se la relaciona según su función
con la cantidad total de la Población Económicamente Activa.
Este indicador señala para el caso del personal total en
relación a la PEA, de acuerdo a la cantidad de cargos que
en el año 1993 era de 337, en el año 1994 era de
310, en el año 1995 era de 290, en el año 1996 era
de 282, en el año 1997 era de 307, y en los años
1998 y 1999 era de
305.                                                                                                      

En el tema de la cantidad de investigadores, debemos
considerar que como parte de la política estatal se crea
en 1993 en nuestro país, el Programa de
Incentivos a
los Docentes-Investigadores de las Universidades Nacionales, con
el objeto de efectuar un estímulo a la investigación científica y al
desarrollo tecnológico, mediante una compensación
monetaria a los docentes universitarios que realicen tareas de
investigación. Para acceder a este beneficio los
docentes-investigadores deben estar participando en algún
Proyecto de
Investigación y Desarrollo y estar ejerciendo la docencia
universitaria, siendo las universidades las encargadas de
clasificar a los docentes-investigadores que entrarán en
este Programa.

Dentro del Programa de Incentivos se clasifica a los
docentes-investigadores de acuerdo a cuatro categorías
particulares. Así, la categoría A comprende a
aquellos docentes-investigadores que se desempeñan como
directores de proyectos de investigación y desarrollo, con
experiencia en la formación de recursos humanos en
investigación, que demuestren originalidad, alta
jerarquía, larga trayectoria, y/o hayan realizado aportes
significativos en innovaciones científicas,
tecnológicas y académicas. La categoría B
engloba a los docentes-investigadores que se desempeñen
como directores de proyectos de investigación y desarrollo
y que tengan experiencia acreditada en la formación de
recursos humanos para la ciencia y la tecnología. La
categoría C corresponde a los
docentes-investigadores  que demuestran aptitud para
trabajar en la investigación bajo la conducción de
otros, y que hayan realizado alguna actividad creativa de
investigación científica o desarrollo
tecnológico. La categoría D comprende a los
profesionales universitarios capacitados para participar de
proyectos de investigación.

Dada la preclasificación realizada por el Programa de
Incentivos como investigadores y el hecho de ser realizadas las
estadísticas sobre los recursos humanos dedicados a la
investigación por el mismo Estado que creó el
Programa de Incentivos, la inclusión de los profesionales
como docentes-investigadores -categoría D del Programa de
Incentivos- plantea discusiones sobre su consideración
como investigadores o como personal de apoyo a la
investigación. Incluso, se discute la inclusión de
los incentivados pertenecientes a la categoría C, que
junto a la categoría D conforman el 76% de los
investigadores que se hallan en el Programa de Incentivos. Si se
optara por no sumar estas dos categorías dentro de los
investigadores relevados, se abriría el debate que
pondría al descubierto la consideración de los
incentivos como un ajuste económico; mientras que si se
elige como opción su inclusión, se sobredimensiona
la capacidad real del sistema. Por el
momento, en las estadísticas oficiales se ha considerado a
todo el personal englobado dentro del Programa de Incentivos,
aclarando tal condición.

El otro tema que se presenta al análisis, es la
inquietud manifestada entre los investigadores en ahondar sobre
la cantidad de investigadores que hay en el país,
queriendo reconocer la distinción entre las personas que
revisten simultáneamente en más de un empleo a
tiempo completo. De aquí la opinión sobre los
investigadores: "Seguramente si los medimos por personas y no por
cargos son bastante menos, porque algunas de ellas deben revisar
en más de un organismo público. O quizá
bastante más, porque otras -sin cobrar salarios de
fondos públicos- están abocadas a tareas de
investigación real, aunque ellos mismos no estén
alcanzados por la calificación
burocrática."[10] Debemos advertir, en este
último párrafo
citado, la dificultad de lectura de la
información numérica generada por la
Secretaría, ya que sus Relevamientos atienden a los
diferentes sectores nacionales que realizan actividades
científicas y tecnológicas, públicos y
privados.

           
Los investigadores y becarios de jornada completa según al
grupo etareo al que correspondan son clasificados para comprender
el estado de
envejecimiento que se produce en el sector, la
incorporación de investigadores jóvenes y el
momento de abandono de las actividades de ciencia y
tecnología. En el sector que comprende a los
investigadores entre 30 y 50 años se concentra la
mayoría de la población, siguiendo los que
recién ingresan a la carrera con menos de 30 años y
estando finalmente los mayores de 50 años en paulatina
disminución.

           
Genéricamente los investigadores y becarios tienden a la
equiparación sexual a través de los años.
Para el caso de los investigadores, en el año 1993 las
mujeres conformaban el 37% y los varones el 63% de los cargos; en
los años 1994 y 1995 las mujeres aumentan al 39% y los
varones disminuyen al 61%; en el año 1996 las mujeres
pasan al 40% y los varones al 60%; en los años 1997 y 1998
las mujeres llegan al 41% y los varones al 59%; y en el
año 1999 las mujeres llegan al 46% y los varones al 54%.
En el relevamiento del año 1969, en cambio, la
mayoría con el 74,4% eran varones.  Los motivos de
ello podrían ser entendidos como una ocupación
mayor en los últimos cuatro años de las mujeres en
los espacios que brinda la ciencia y la tecnología,
así como la búsqueda por parte de los varones de
espacios mejor rentados que los de la investigación en
nuestro país.

           
En cuanto a los becarios de investigación en el año
1993 las mujeres son el 43% y los varones el 57%, en el
año 1994 las mujeres son el 46% y los varones el 54%, en
el año 1995 las mujeres son el 48% y los varones el 52%,
en el año 1996 las mujeres son el 49% y los varones el
51%, en el año 1997 las mujeres son el 46% y los varones
el 54%, en el año 1998 las mujeres superan la mitad con el
52% y los varones descienden al 48%, y en el año 1999 las
mujeres son el 51% y los varones el 49%.

           
Para completar la información relativa al género,
dos temas son de importancia. El primero es el que refiere a que
en los sectores de mejores remuneraciones, tal las empresas y
organismos públicos prevalecen los varones, mientras que
en los lugares de menores salarios, como las universidades, son
mayoría las mujeres. En segundo lugar, se advierte que a
medida que pasan los años va disminuyendo la cantidad de
varones en relación a las mujeres que ingresan a las
actividades de ciencia y tecnología, mostrando la marginalidad de
la actividad y lo residual del trabajo femenino.

           
Finalmente, en cuanto al grado académico alcanzado por los
investigadores dedicados a I+D y recabado en el año 1999,
la mayoría son universitarios o técnicos con el
76,8%, de los cuales los investigadores son el 72,6% del total y
los becarios el 96,1% del total. Luego siguen los que tienen su
doctorado (PhD) con el 18,2% para el total, el 21,5% para los
investigadores y el 3,1% para los becarios. Los que han
finalizado una maestría son minoría con el 5,0%
para el total, el 5,9% para los investigadores y 0,8% para los
becarios.

           
Pasando a los proyectos de investigación, se presenta un
incremento significativo a lo largo de los años que van de
1993 a 1998, con una baja registrada en el año 1999. Sin
embargo los tres relevamientos anteriores muestran cifras mayores
a las de los años 1993 y 1994; ya que en 1969 eran 9.833,
en 1982 eran 11.243 y en el año 1988 eran 10.850. Los
proyectos son 8.298 en el año 1993, 9.694 en el año
1994, suben considerablemente a 13.374 en el año 1995, a
14.960 en el año 1996, a 17.066 en el año 1997, a
18.719 en el año 1998 y baja a 16.183 en el año
1999.

           
Según la ciencia o disciplina de que se trate los
proyectos van incrementándose en lo que va de los
años 1993 a 1996 en el caso de las Ciencias Exactas y
Naturales que encabezan la lista para a partir del año
1997, pasar a un segundo lugar. La ingeniería y
tecnología en estos últimos tres años toma
la delantera, debido justamente a las nuevas condiciones de
globalización y competitividad imperantes en el sector
industrial. Las ciencias médicas están en un tercer
lugar en los últimos tres años, si bien en los
anteriores se ubicaba luego de las Ciencias Agropecuarias y/o
Sociales. (Cuadro N°3.8.)

Cuadro N°3.8.: Cantidad de proyectos de
investigación y desarrollo, por ciencias.

Años 1993 a 1999.

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y Evaluación

(1) Corresponde al total de proyectos desarrollados en
organismos nacionales, provinciales, universidades
públicas, universidades privadas, empresas y entidades sin
fines de lucro.

           
Los proyectos de investigación de acuerdo al campo de
aplicación, denotan el avance que desde disciplinas
diversas pueden aportarse a las investigaciones en campos
concretos.

           
En los relevamientos correspondientes a los operativos que dan
cuenta de los años 1993 a 1999, prevalecen los proyectos
vinculados a la promoción general del conocimiento,
la promoción del desarrollo industrial y de la
tecnología, la salud humana y el desarrollo de la agricultura,
ganadería
y pesca. El
hecho de aparecer el desarrollo de la industria y la
tecnología es un fenómeno característico de
la década de los años 1990 y no era registrado en
los relevamientos anteriores; ello indicaría un cambio de
actitud que
implica un vínculo mayor entre el sector productivo y los
sectores de investigación y desarrollo ante la emergencia
de un nuevo escenario político-económico de fuerte
competitividad.

           
Los campos más desatendidos son aquellos relacionados con
el espacio civil, la defensa y la producción y uso
racional de la energía, y el desarrollo de las
infraestructuras. Esto sería la prueba de lo
difícil de afrontar con un presupuesto bajo el tipo de
investigaciones tan costosas que estos campos demandan. (Cuadro
N°3.9.) 

Cuadro N°3.9.: Porcentaje de proyectos de
investigación y desarrollo,

por campo de aplicación. Años 1993 a
1999

Fuente: Secretaría para la Tecnología, la
Ciencia y la Innovación Productiva

Dirección de Información y Evaluación

(1) Corresponde al total de proyectos desarrollados en
organismos nacionales, provinciales, universidades
públicas, universidades privadas, empresas y entidades sin
fines de lucro.

La producción científica de cada país se
evalúa a partir de las publicaciones que producen los
investigadores del sector. A los investigadores les interesa
publicar artículos de difusión y sobre todo ponen
bastante esfuerzo en escribir artículos y ser aceptados en
revistas extranjeras, para de esta forma participar de la
universalidad de los conocimientos científicos que les
reporta una posición mejor en el sistema. En referencia a
las publicaciones es conveniente por ello, revisar los aportes de
nuestro país a los diferentes índices, si bien en
la Secretaría no se lleva adelante este tipo de
tareas.

En producción tecnológica son tenidas en cuenta
las patentes para los siete años y los modelos de utilidad
para los años 1998 y 1999, ya sean solicitadas o
concedidas. De las patentes solicitadas en total fueron, para el
año 1993 de 3.048 entre las que el 25,8% pertenecía
a residentes, para el año 1994 de 3.514 entre las que el
19,7% pertenecía a residentes, para el año 1995 de
4.264 entre las que el 15,8% pertenecía a residentes, para
el año 1996 de 5.109 entre las que el 21,5%
pertenecía a residentes, para el año 1997 de 5.859
entre las que el 14,1% pertenecía a residentes, para el
año 1998 de 6.320 entre las que el 13,6% pertenecía
a residentes, y para el año 1999 de 6.457 entre las que el
13,9% pertenecía a residentes.

Los modelos de utilidad muestran una asimetría en
relación a las patentes, ya que los residentes son
aquí mayoría, de tal forma que de las solicitudes
en el año 1997 de 430 el 87,9% es de residentes, en el
año 1998 de 359 el 86,6% es de residentes y en el
año 1999 de 426 el 87,3 es de residentes.

3.2.1. Cambios a
partir del emprendimiento continuo comenzado en
1994

Lo que muestra el emprendimiento empezado en el año
1994 y en vigencia a la actualidad, es lo enriquecida que resulta
la información cuando se la continúa a lo largo de
los años. Sin embargo, se advierte inmediatamente la
ausencia de políticas
estatales orientadas hacia un fin coherente a nuestras
necesidades. Existe un alejamiento entre los diferentes sectores
científicos, tecnológicos y educativos, reflejados
en las necesidades no satisfechas de los sectores sociales
locales.

           
En cuanto a los datos en sí, se nota un cambio en los
esfuerzos empresariales, que si bien insuficientes, son mayores
que los demostrados hasta la década actual. Comparando una
de las variables por
todos los relevamientos tenida en cuenta como es el total de
personal dedicado a actividades de ciencia y tecnología
por sector de dependencia dando, que en las empresas, en el
año 1969 sólo es de 1,7%, en el año 1982 es
de 4,4%, en el año 1988 es de 2,5% y en los años
actuales de 1993 es de 15,3% y a partir de 1994 es de
aproximadamente 19%. También ocupan un lugar importante
las actividades vinculadas a la industria, y la ingeniería
y tecnologías.

Con respecto a las unidades relevadas, se pierde la
información que daban las unidades de investigación
y desarrollo como célula de
investigación como para hacer un registro acabado
de las mismas. Por el contrario, el relevamiento es más
inclusivo en tanto toma a todos aquellos organismos que llevan a
cabo actividades de ciencia y tecnología y que no
necesariamente implica a la I+D.

           
Otro de los inconvenientes advertidos es la exclusiva
cuantificación que pierde oportunidad de averiguar datos
cualitativos como podrían ser los nombres de los proyectos
ejecutados, los nombres de investigadores, becarios y
técnicos, el perfil categorial de los investigadores y
becarios.

           
Es muy importante la debida información dada sobre gastos,
su discriminación detallada y la
comparación que hace posible al fijar una fecha unificada
de obtención en forma anual de la información. De
aquí que los relevamientos deban continuarse, si bien
logrando un acercamiento mayor a los intereses de la comunidad
con la cual debe interactuar, y también abocándose
a brindar mayor información a los encargados de la
política científica y de la política en
general. 

Finalmente, se ve como imprescindible el permanente
estímulo a los investigadores locales para que generen
pautas que puedan aplicarse en beneficio y con un fuerte impacto
social, de forma tal de poder proponer nuevos criterios que de
ser apropiados podrían hasta adoptarse en otras regiones.
Tenemos que tomar conciencia de los
alcances de los indicadores de comparación internacional,
para generar aquellos que resulten apropiados al conocimiento mas
acabado de nuestro sector científico-tecnológico y
sus componentes.

4.
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Autor:

Lic. Silvina Besarón

[1] Ver BESARÓN, Silvina, "El
diagnóstico de la ciencia y la tecnología desde
el Estado y su vinculación con la normativa legal",
ponencia presentada en las Audiencias Públicas,
Cámara de Diputados y del Senado de la Nación
Argentina, 19 y 26 de septiembre de 2000.

[2] Estas entidades corresponden al nivel
de agrupación mayor.

[3] Para el caso de las empresas y
entidades sin fines de lucro se trata de una muestra.

[4] INDEC, Encuesta sobre la Conducta
Tecnológica de las Empresas Argentinas.

[5] JARAMILLO, H., LUGONES, G. y SALAZAR,
M., Manual de Bogotá.

[6] LUGONES, Gustavo, "¿Manual de
Oslo o Manual Latinoamericano?", en REDES 16, pág.
13.

[7] Ver YOGUEL, G. y LOPEZ, M., "Sistemas
locales de innovación y el desarrollo de la capacidad
innovativa de las firmas: las evidencias
del cuasi-distrito industrial de Rafaela", en REDES 15, Pp.
45-94.

[8] Fueron tomados los datos
expandidos.

[9] La página web referida es:
www.secyt.gov.ar

[10] Revista Científica de la UCES,
Vol.II, Nº3, pág. 110.

Partes: 1, 2
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