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El traje nuevo de Darwin: Una opinión personal y otros puntos de vista sobre la Teoría de Evolución por Selección Natural (página 2)




Enviado por Emilio Cervantes



Partes: 1, 2

A mi entender, la extensión, difusión y
reafirmación de la Teoría
de Evolución por Selección
Natural constituye un magnífico ejemplo que ilustra este
punto de vista. Se nos ha dicho: "He ahí una gran
teoría científica
", "He ahí una
genial idea que cambió la historia
",…". Lo
admitimos y nadie se toma la molestia de analizar estas
afirmaciones. Pero, tal vez, la hora llegada permite otro
análisis,….

He mencionado dos conceptos, ambos importantes, pero
diferentes: "Gran teoría científica", "Genial
idea". Para empezar, existen diferencias enormes entre ambos.
¿A cuál de ellos se aproxima más la
teoría darwinista de Evolución por Selección
Natural?. ¿Es, en realidad, una genial idea?.
¿Constituye una Teoría Científica?. No me
preocupa saber si es genial o no. En esto cada uno será
libre de opinar, pero en cuestiones de ciencia, no,
aquí no se trata de opinar. Por eso, como
científico sólo estoy interesado en responder
adecuadamente a la segunda pregunta.

Como tantas palabras, Teoría tiene hoy dos acepciones,
dos significados bien diferentes. La primera es general, la
segunda se aplica exclusivamente al ámbito
científico en las modernas ciencias
experimentales. En su acepción general, Teoría es
todo conjunto de conocimientos o de ideas. En este sentido,
diremos que "La Teoría" se refiere al conocimiento
en sentido amplio y no tiene, necesariamente, que poseer aspectos
que sean experimentalmente demostrables. En su segunda
acepción, "Una Teoría" es la explicación
científica de un fenómeno natural. Por el hecho de
ser científica, ésta teoría debe poder
someterse a experimentación. Su veracidad podrá ser
refutada, si la experimentación no confirma lo esperado
(predicho). Si, por el contrario lo confirma, la teoría se
mantendrá como la mejor explicación posible, pero
en cualquier caso su veracidad no quedará nunca
absolutamente demostrada y permanecerá como la mejor
explicación posible en tanto en cuanto no surjan nuevas
aproximaciones al problema, momento en el que llegará su
refutación, destino final e inevitable de toda
teoría (Popper, 1963). Sólo en este sentido
hablaremos de Teoría Científica y lo haremos
teniendo en cuenta el Método
Científico tal y como se aplica hoy en las ciencias
experimentales. Si la teoría no implica a elementos bien
conocidos o mesurables, entonces su comprobación
será imposible y por lo tanto no será una
Teoría Científica en el sentido estricto del
término. Si, por el contrario, nuestra teoría pone
en juego
relaciones entre elementos bien descritos y cuantificables,
entonces podrá terminar en forma de una ley expresable
por un enunciado matemático en el que intervendrán
las representaciones de dichos elementos. Por todo ello, antes de
responder taxativamente a las preguntas arriba planteadas,
conviene entrar en detalles acerca del Método
Científico.

2. El
Método Científico.

Aproximadamente desde Galileo, se propone un método
nuevo para conocer los mecanismos que operan en la naturaleza y
las leyes que los
rigen. Como todo el
conocimiento precedente, el Método Científico
se basa en la observación de los fenómenos.
Conociendo algo acerca de cómo ocurren las cosas, se
identifican y aíslan elementos variables que
operan en los hechos. Se tiende a identificar y definir nuevas
relaciones entre dichos elementos que, a partir de ahora, puedan
ser comprobadas mediante la experimentación. A diferencia
de la Teología, que marcó en
buena medida la pauta del conocimiento medieval, en Ciencia no se
parte de verdades establecidas, sino de elementos, cuya
existencia está demostrada por los sentidos y
perfectamente consensuada (el sol, la tierra, el
tiempo, la
distancia). De la cuidadosa y repetida observación del
comportamiento
de dichos elementos se pueden deducir nuevas relaciones,
surgiendo teorías
que contradicen lo establecido. Las teorías serán
aceptables si su contenido se confirma mediante la
experimentación. En este caso, Galileo, propone no entrar
en el terreno teológico. En definitiva, indica Galileo que
lo que muestra la
experiencia es cierto, y las escrituras pueden bien tener motivos
para expresar las cosas de otro modo. Se crea así un
cisma, una división entre lo "Científico" y lo que
no lo es (Teología, fe, adivinación,
especulación…).

La ciencia, viene a proponer así, el método para
ir más allá de los nombres e investigar en las
relaciones comprobables entre las cosas. Galileo muestra su
disconformidad, por ejemplo con que la gravedad sea la causa de
la caída de los cuerpos:

"Te equivocas, Simplicio; debías decir que todos
saben que se llama gravedad. Pero yo no te pregunto por el
nombre, sino por la esencia de la cosa. De ésta tu no
conoces ni un ápice más de lo que conoces sobre la
esencia del motor de los
astros que giran. Excluyo el nombre que se le ha atribuido y que
se ha hecho familiar y corriente por las malas experiencias que
tenemos de él mil veces al día. Realmente no
comprendo cuál poder o qué principio sea el que
mueve una piedra hacia abajo, ni comprendemos lo que la mueve
hacia arriba una vez que ha dejado al proyector o lo que hace
girar a la luna.."

La gravedad es un nombre. Pero, ¿En qué
consiste?. Se tardó muchos años en llegar hasta el
punto en que hoy nos encontramos en esta cuestión,
ciertamente más avanzado que en tiempos de Galileo; pero,
en el cual, la cuestión no ha quedado ni mucho menos
zanjada, agotada. La ciencia no
agota cuestiones, sino que aporta nuevas interpretaciones cada
vez más acordes con la actualidad en una realidad
cambiante. Los avances se basan en dos puntos: 1) Una correcta
definición de los elementos que intervienen y 2) El
establecimiento de las relaciones entre ellos, verificables
mediante la observación y la experimentación.
Finalmente, en el caso de la gravedad, las matemáticas han contribuido a dar una
formulación adecuada. ¿Estimamos la cuestión
resuelta hoy? No del todo. Para recorrer el camino fue necesario,
en primer lugar, distinguir lo que es un nombre de lo que es una
nueva relación entre elementos conocidos y definidos. A
continuación, fue necesaria buscar esa relación,
que se encontraría con Newton y la
fórmula de la ley de atracción gravitatoria, pero
hoy el camino sigue y pueden surgir nuevas interpretaciones.
Vemos así, en éste y podríamos ver en otros
ejemplos, cómo el Método Científico se fue
aplicando a partir de Galileo a lo largo de los siglos XVII,
XVIII, XIX y XX. Sus éxitos fueron notables en física y química y, sobre todo
a partir del siglo XX, también en biología.

No existen muchos ejemplos de la aplicación del
Método Científico en las Ciencias
Naturales durante los siglo XVIII y XIX: Joseph Priestley,
Claude Bernard, Gregor Mendel, y, muy
a finales de siglo, Buchner. Existen más ejemplos,
incluyendo tal vez algunos experimentos de
Charles Darwin en
relación con los movimientos de las plantas, pero
ninguno de ellos en relación con el estudio de la
evolución de las especies.

La Teoría de Evolución por Selección
Natural no responde a los criterios básicos del
método Científico. Varias razones sostienen esta
afirmación:

  • 1. Los elementos que intervienen en ella
    no están bien definidos. En particular, las especies.
    La biología moderna muestra lo difícil que es
    la definición de especie.

  • 2. Es imposible someter a
    experimentación la evolución. Cualesquiera que
    sean los resultados de laboratorio no son extrapolables a los
    tiempos geológicos.

Por lo tanto, comparando el término Selección
Natural con gravedad, decimos, con Galileo que la
Selección Natural es una palabra, un nombre y que la
teoría darwinista de Evolución por Selección
Natural no aporta ninguna explicación, nada nuevo. Se
trata de una tautología, una verdad de Perogrullo, una
manera de ver las cosas, más próxima a una
explicación de la naturaleza propia de la era
pre-Científica que del Método
Científico.

La idea de transformación en la naturaleza aparece en
distintas formas muchos años antes de Darwin (Diderot,
D"Alembert, Maupertuis, Goethe, Cuvier..) que no habían
sido muy difundidas, probablemente por ser contrarias con el
dogma religioso del relato bíblico de la creación.
Quizás Darwin estuvo en el lugar apropiado y en el momento
apropiado para que su visión de la naturaleza, de gran
relevancia en la creciente concepción materialista del
mundo, fuese ampliamente difundida. En este caso lo que
triunfó no fue la teoría científica, de la
cual Darwin hubiese sido responsable, sino la difusión de
una teoría metafísica
de la que Herbert Spencer, el filósofo de Darwin, fue
también responsable (Hodge, 1874). Así, el nombre
de evolución, cuyo uso fue promovido por Herbert Spencer,
autor contemporáneo de Darwin y responsable del
"darwinismo social y metafísico", se asocia con progreso y
también con descendencia lineal, de unas especies a partir
de otras, como en una genealogía continua, conceptos ambos
asociados en una interpretación muy limitada y de
difícil comprobación experimental.

El paleontólogo alemán Karl von Zittel
expresó : "La ciencia aspira ante todo a la verdad.
Cuánto más convencidos estemos de la fragilidad de
nuestro conocimiento teórico, más deberemos
consolidarlo mediante hechos y observaciones nuevas
." Y, en
su obra, "Les transformations du monde
animal 
" , Charles Déperet comenta
así esta frase :

« Sages conseils que feraient bien de
méditer et de suivre les paleontologistes a l"esprit
aventureux, enclins a construire, avec une hâte
febrile, des arbres genealogiques sans nombre, donc les troncs
pourris, suivant l"expression imaginée de Ruteimeyer,
aussitôt demolis que dressés, jonchent le
sol de la fôret et en rendent l"accés plus
difficile pour les progrés de l"avenir
» .

Por circunstancias históricas y sociales, la
teoría darwinista tuvo un importante éxito
que fue potenciado todavía más en el siglo XX y hoy
constituye la base del paradigma
neo-darwinista en biología. Una teoría con una base
dogmática más propia de la filosofía medieval que de la ciencia
moderna, rige hoy, en buena medida, los experimentos que
conciernen la sanidad, la herencia, la
agricultura y
la alimentación y en los que intervienen
elementos genéticos que pueden ser transferidos entre
especies diferentes. Curiosa, pero no excepcionalmente, la
teoría tuvo críticas mucho más severas en el
pasado que en la actualidad. Veamos algunas.

3. Comentaristas
críticos de Darwin.

Es de destacar que, entre los contemporáneos de Darwin,
muchos de los críticos con su teoría lo fueron
desde un ámbito religioso, lo cual dio pie a numerosas
defensas que, en realidad, no defendían la Teoría
de Evolución por Selección Natural que es la
aportación original de Darwin, sino la evolución
considerada en general, la transformación de los seres
vivos con el tiempo o aspectos puntuales como la edad de la
tierra. Muchos
de los argumentos de Huxley en defensa de Darwin, en realidad
defienden la evolución frente a argumentos
dogmáticos y religiosos y no defienden la Selección
Natural. Su réplica va dirigida frente a argumentaciones
en contra de Darwin procedentes de puntos de vista
teológicos y por eso Huxley cita a San
Agustín, Santo Tomás o Suárez. Nada
tiene que ver esto con la teoría propuesta por Darwin.
Huxley, llamado el bulldog de Darwin, nunca se definió a
si mismo ni se manifestó como defensor de la Teoría
de Evolución por Selección Natural.

Uno de los críticos más divertidos y menos
citados de Darwin es Karl Marx. En una
carta a
Lasalle del 16 de Enero de 1861 hace un comentario que hemos
reproducido del texto de
Manuel Cruz citado abajo y que no es anecdótico:

"Naturalmente, hay que dejar a un lado la
tosca manera inglesa de exposición
"

(citado en Cruz, 1989, p 160)

En una carta a Engels:

"me divierto con Darwin, al que he echado una nueva
ojeada, cuando afirma aplicar la teoría de Malthus tambien
a las plantas y a los animales, como si
el jugo del señor Malthus no estuviera precisamente en el
hecho de que esa teoría no se aplica a las plantas y a los
animales, sino -con geométrica progresión-
sólo a los hombres, en contraste con las plantas y
animales. Es notable el hecho de que en las bestias y en las
plantas, Darwin reconoce a su sociedad
inglesa, con su división del trabajo, la
competición, la apertura de nuevos mercados, los
inventos y la
maltusiana lucha por la existencia. Es el bellum omnium contra
omnes de Hobbes y hace
pensar en la Fenomenología de Hegel cuando se
configura la sociedad burguesa como "reino animal ideal",
mientras que en Darwin el reino animal se configura como sociedad
burguesa
"

(citado en Cruz, 1989, p 162).

En su introducción a la dialéctica de la
naturaleza, Engels tampoco se quedó corto con una frase
que invita a la reflexión:

"Darwin no sabía que áspera sátira de
la humanidad y especialmente de sus conciudadanos escribía
al demostrar que la competencia
libre, la lucha por la vida, celebrada por los economistas como
la conquista
más alta de la historia, es el estado
moral del
reino animal."

(Tomado de "La comedie inhumaine" de
André Wurmser)

Nietzsche fue también crítico con Darwin. En su
libro "El
crepúsculo de los ídolos", en el capítulo
titulado "Incursiones de un intempestivo" (pp 122-123), Nietzsche
opinaba así acerca del darwinismo:

"Anti-Darwin. En lo que respecta a la famosa "lucha por la
vida", me parece que de momento está más afirmada
que demostrada. Se da, pero como excepción; el aspecto
global de la vida no es el del estado de
necesidad, el de la hambruna, sino más bien el de la
riqueza, el de la exuberancia, incluso el del absurdo derroche:
donde se lucha, se lucha por poder… no se debe confundir a
Malthus con la naturaleza. Ahora bien, suponiendo que exista- y
en verdad, se da- esa lucha transcurre, por desgracia, de modo
inverso al deseado por la escuela de
Darwin, al que quizá sería lícito desear con
dicha escuela: a saber, en contra de los fuertes, de los
privilegiados, de las excepciones felices. Las especies no crecen
en perfección: Los débiles se enseñorean
siempre de los fuertes, y esto es porque son el mayor
número y también porque son más
listos….Darwin se ha olvidado del espíritu (qué
inglés
es esto!), los débiles tienen más
espíritu….. Hay que necesitar espíritu para
obtener espíritu, y se pierde cuando ya no se necesita.
Quien tiene la fuerza se
desprende del espíritu…….."

Otros críticos de Darwin fueron reputados profesionales
de la Ciencia, entre ellos naturalistas, como Karl Ernst von Baer
y Louis Agassiz; paleontólogos como Richard Owen;
geólogos como Charles Lyell y Adam Sedgwick.

Von Baer (1792-1876) pasó sus últimos
años dedicado a la crítica
del darwinismo. Su crítica de Darwin está basada en
principios
morales, filosóficos y científicos. Entre estos
últimos, destacó la complejidad de los procesos
evolutivos.

Louis Agassiz (1807-1873), un reputado naturalista y
paleontólogo nunca admitió la evolución,
sino que más bien fue creacionista. Escribió:

The combination in time and space of all these thoughtful
conceptions exhibits not only thought, it shows also
premeditation, power, wisdom, greatness, prescience, omniscience,
providence. In one word, all
these facts in their natural connection proclaim aloud the One
God, whom man may know, adore, and love; and Natural History must
in good time become the analysis of the thoughts of the Creator
of the Universe. . .

Richard Owen (1804-1892), fue favorable al evolucionismo, pero
se opuso firmemente a la teoría de la Selección
Natural. Charles Lyell (1797-1875) era evolucionista, pero nunca
aceptó la teoría de Evolución por
Selección Natural.

Adam Sedgwick (1785-1873), fue profesor y
mentor de Darwin. Nunca apoyó la Teoría de
Evolución por Selección Natural y escribió a
Darwin en una carta el 24 de Noviembre de 1859:

If I did not think you a good tempered & truth loving
man I should not tell you that. . . I have read your book with
more pain than pleasure. Parts of it I admired greatly; parts I
laughed at till my sides were almost sore; other parts I read
with absolute sorrow; because I think them utterly false &
grievously mischievous– You have deserted– after a start in
that tram-road of all solid physical truth– the true method of
induction. . .

No sorprende entonces, que, un año después de la
publicación de su obra en una carta al respetado profesor
Lyell, Darwin dijese:

"I have heard by round about channel that Herschel says my
book is the law of higgledy-pigglety
"

(Tomado de Peter Dear, 2006).

Finalmente, una opinión rotunda. El filósofo de
la ciencia, Karl Popper,
en su libro titulado "Conjectures and Refutations: The Growth of
Scientific Knowledge" dice:

"No existe ninguna ley de la evolución, sino
sólo el hecho histórico de que las plantas y los
animales cambian, o, más precisamente, que han cambiado.
La idea de una ley que determine la dirección y el carácter de la evolución es un
típico error del siglo XIX que surge de la tendencia
general a atribuir a la "Ley Natural" las funciones
tradicionalmente atribuidas a Dios."
(p. 408)

4.
Conclusión.

Si se mira desde un punto de vista estrictamente
científico, experimental, entonces la Teoría de
Evolución por Selección Natural de Darwin no es una
teoría científica, porque no es demostrable
mediante experimentación y no es refutable (Popper, 1963).
No pone de manifiesto nuevas relaciones entre elementos bien
descritos de la naturaleza, sino que, por el contrario, en ella
intervienen elementos que la biología actual ha demostrado
que son muy complejos y difíciles de describir (las
especies). La Evolución de las especies no es
fácilmente reducible al método experimental. Sus
mecanismos implican elementos que la bioquímica, la genética y
la biología molecular intentan ahora describir. La
definición de virus,
transposones, multitud de ARN catalíticos, y la posible
participación de éstos elementos en procesos de
epigenética, poliploidización, reorganizaciones del
genoma, silenciamiento génico, etc. son algunas de las
tareas en que se ocupa la biología actual. Cualquier
teoría evolutiva deberá contar con la
participación de estos elementos, porque la frase de
Dobzhansky: "En biología nada tiene sentido si no se
considera bajo el prisma de la evolución
" debe hoy
ser justamente convertida en: "En evolución nada tiene
sentido si no se considera bajo el prisma de la
biología
". La biología es la ciencia
experimental poderosa y predominante en nuestro tiempo. Por lo
tanto, la biología no puede someterse a las teorías
especulativas de la evolución, sino al contrario.

5.
Referencias

  • 1. Cruz, M. 1989. Por un naturalismo
    dialéctico. Anthropos, Barcelona.

  • 2. Dear, P. 2006. The Intelligibility of Nature: How
    Science Makes Sense of the World. The University of Chicago
    Press.

  • 3. Depéret, Ch. 1929. Les transformations du
    monde animal. Eds Flammarion, Paris.

  • 4. Hodge. 1874. What is Darwinism?. Scribner,
    Amstrong and co. New York.

  • 5. Huxley, TH. Collected essays.
    http://aleph0.clarku.edu/huxley/guide4.html

  • 7. Popper, K. 1963.Conjectures and Refutations: The
    Growth of Scientific Knowledge.

  • 8. Wurmser, A. 1965. La comedie inhumaine. Gallimard.
    Paris.

 

Autor:

Emilio Cervantes

IRNASA-CSIC. Apartado 257. Salamanca.

http://weblogs.madrimasd.org/biologia_pensamiento/

Partes: 1, 2
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