Estudios complementarios en infecciones frecuentes de salas de Medicina Interna. HMC Dr. Carlos J Finlay (2005 – 2006).
- Introducción.
- Información
previa. - Estudios
complementarios. - Objetivos.
- Material y
método. - Definición
de variables. - Resultados.
- Discusión
de los resultados. - Comentario
final. - Conclusiones.
- Referencias
bibliográficas. - Anexos.
RESUMEN.
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y
retrospectivo de los pacientes egresados vivos en el
período enero /2005 – diciembre /2006 en el HMC Dr. Carlos
J. Finlay con diagnósticos de neumonía bacteriana extrahospitalaria,
píelonefritis aguda, meningoencefalitis bacteriana y
leptospirosis con el objetivo de
evaluar la utilización de los estudios complementarios en
el diagnóstico de estas infecciones
bacterianas.
La neumonía bacteriana extrahospitalaria fue la de
mayor incidencia y letalidad en nuestro estudio. No se reportaron
fallecidos en los pacientes con pielonefritis aguda ni
leptospirosis.
El 79.8% de los pacientes estudiados se encuentraron entre 31
– 50 años, siendo en estas edades más
frecuentes la neumonía, pielonefritis y
meningoencefalitis. La leptospirosis tuvo su mayor incidencia
entre los 15 – 30 años. El 62.0% de los pacientes
fueron del sexo masculino
donde la leptospirosis fue la enfermedad de mayor frecuencia
(92.1%) seguido de la neumonía bacteriana
extrahospitalaria. La pielonefritis apareció en el 64.2%
de los pacientes del sexo femenino.
El diagnóstico clínico se utilizó en el
95.5% de los pacientes, mientras que la serología se
utilizó en el 65.7% de los pacientes con leptospirosis y
la radiografía de tórax en el 84.3% de los
pacientes con neumonía.
Los estudios complementarios útiles e
inespecíficos fueron utilizados en el 98.8% de los
pacientes. El registro en la
historia
clínica de la interpretación de los resultados de los
complementarios indicados solo se realizó en el 27.3% de
los pacientes.
INTRODUCCIÓN.
Las enfermedades
infecciosas constituyen un grave problema de salud
pública mundial por su frecuencia y elevada
mortalidad. En los países subdesarrollados son la primera
causa de muerte. En la
actualidad y atendiendo a datos comunicados
por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades
infecciosas ocasionan 17 millones de muertes al año (un
tercio de la mortalidad total), en la mayoría de los casos
prevenibles debido a la posibilidad de un tratamiento adecuado si
el diagnóstico se establece de forma precisa y precoz. Por
otra parte, suponen un enorme coste social, derivado tanto del
ausentismo laboral como de
la elevada cantidad de recursos
económicos que es necesario destinar a la atención de estos pacientes (1).
Según se reporta en el anuario estadístico del
MINSAP del año 2005, las infecciones bacterianas del
tracto respiratorio inferior provocaron una tasa de mortalidad de
40,5/100 000 habitantes. En conjunto las infecciones parasitarias
condujeron a un aumento de la tasa de mortalidad por su causa en
menores de 65 años a 463,8/100 000 habitantes (2).
En nuestro centro, en el año 2004, se egresaron 458
casos entre neumonías extrahospitalarias, urosepsis,
meningoencefalitis bacterianas y leptospirosis, que fueron las
infecciones bacterianas más frecuentes ingresadas en el
servicio de
Medicina
Interna (3).
Las manifestaciones clínicas de las enfermedades
infecciosas son muy variadas, van desde un cuadro breve de
curación espontánea a una dolencia crónica e
insidiosa y hasta un proceso agudo,
fulminante y grave.
El médico debe saber utilizar todos los recursos de la
medicina para diagnosticar y prescribir un tratamiento adecuado y
oportuno.
Entre los elementos importantes para realizar el
diagnóstico de una enfermedad infecciosa tenemos de forma
general los siguientes:
Elementos epidemiológicos que señalan un terreno
de riesgo.
Cuadro clínico, en que se incluyen las manifestaciones
prodrómicas, forma de inicio, tipo o ciclo febril, otras
manifestaciones sistémicas y manifestaciones de
lesión de órganos específicos,
además, la evolución clínica en relación
con el tratamiento utilizado.
El estudio complementario.
La presente investigación la centramos en la
utilización de los estudios complementarios. Estos
estudios en el curso de las enfermedades infecciosas requieren de
una valoración meticulosa bien orientada hacia el
diagnóstico etiológico en el menor tiempo
posible, con el menor gasto y con las menores molestias para el
paciente (4).
David L. Sackett definió el diagnóstico como
"proceso crucial que etiqueta a los pacientes y clasifica sus
enfermedades e identifica (y a veces sella) su destino o
pronóstico probable y que nos impulsa hacia tratamientos
específicos en la confianza a menudo infundada que estos
harán más bien que perjuicio" (5).
Hasta la primera mitad del siglo XX, los médicos
pensaban que el meticuloso interrogatorio y examen físico
de un enfermo era la piedra angular del diagnóstico. El
orgullo del médico radicaba en poder predecir
los resultados de un estudio de laboratorio
que era indicado luego de un profundo razonamiento
clínico. Después de la revolución
científico técnica de la segunda mitad del siglo
XX, con el veloz desarrollo de
la tecnología aplicada a la atención
médica, cambió la visión del papel del
interrogatorio, el examen físico y el laboratorio en el
diagnóstico (6-9).
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