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Cambio climático: La desertificacion en la provincia de Loja




Enviado por Alex Iñiguez



  1. Antecedentes
  2. Introducción
  3. Desertificación
  4. La
    convención de las naciones unidas de lucha contra la
    desertificación
  5. Labor
    de otros organismos de las naciones unidas
  6. La
    desertificación en américa latina y el
    caribe
  7. La
    desertificación en la provincia de
    Loja
  8. Causas
    y efectos de la degradación de los
    suelos
  9. Propuestas contra la
    desertificación
  10. Conclusiones

Antecedentes.

La desertificación consiste en la
degradación de las tierras de zonas áridas,
semiáridas y subhúmedas secas resultante de
diversos factores, tales como las variaciones climáticas y
las actividades humanas (UNCCD, 1994), que conllevan a un uso
insostenible de los recursos naturales, y que afecta la masa
terrestre.

Diversos estudios realizados a nivel mundial, han
determinado que el impacto de este fenómeno cambia
según el lugar y con el transcurso del tiempo,
constituyéndose en una amenaza para las poblaciones
más pobres y en un factor limitante del bienestar de los
habitantes de las zonas secas, cuya calidad de vida por lo
general, es inferior a la de otras regiones.

Según el estudio realizado por Lugo (1995) citado
en el documento "Estrategia del Ministerio del Ambiente en el
Combate a la Desertificación en el Ecuador" (2002), se
estima que las áreas susceptibles a desertificación
corresponden aproximadamente al 4 % del territorio nacional, es
decir 1"100.000 hectáreas, a lo que habría que
incorporar 5'998.341 hectáreas que equivale al 23 % de la
superficie del país, que constituyen las áreas
más propensas a procesos erosivos.

Los principales factores que contribuyen a la
desertificación en el Ecuador son: el clima, la pobreza,
los procesos erosivos, la deforestación, la densidad e
irregular distribución de la población, la
colonización y el aprovechamiento inadecuado de la tierra.
(Ministerio de Relaciones Exteriores, 2005). El factor humano es
básicamente el mismo, es decir, actividades de
sobreexplotación, principalmente el uso irracional del
suelo que ha ejercido excesiva presión sobre el mismo. Las
provincias más afectadas por la desertificación y
la sequía son Manabí, Chimborazo y Loja.

La provincia de Loja, al sur del Ecuador, se considera
zona prioritaria con problemas de desertificación que
afectan principalmente a las zonas de bosque seco distribuidas en
los cantones de Zapotillo, Macará, Pindal, Puyango,
Paltas, Sozoranga y Catamayo.

Introducción

La provincia de Loja se encuentra al sur del Ecuador,
junto a la frontera con el Perú. Geográficamente,
la zona se caracteriza por una variedad de montañas
irregulares, donde muy pocas áreas son propicias para la
agricultura.

La erosión y el avance del proceso de
desertificación afecta a cerca del 80% de la provincia de
Loja. Como consecuencia, las comunidades locales han sufrido una
caída en la productividad, a la vez que los
períodos de sequía se prolongan de año en
año.

La Universidad Nacional de Loja ha puesto en
práctica un sistema ingenioso para satisfacer las
necesidades de la población durante el período de
sequía mediante la introducción de cercas vivas de
nopal (Opuntia ficus-indica), que contrarrestan la erosión
en tierras montañosas y protegen los cultivos. El nopal,
conocido también como tuna, es una especie de cactus que
posee propiedades terapéuticas y nutricionales especiales,
y que además está asociado a la producción y
explotación de cochinillas, utilizadas para la
fabricación de tintes desde hace siglos.

Desertificación:

Conceptos Básicos según el criterio de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Por desertificación se entiende: "la
degradación de las tierras áridas semiáridas
y subhúmedas secas, resultante de diversos factores, tales
como las variaciones climáticas y las actividades
humanas".

Esta definición se fundamenta en una
concepción de la desertificación como un proceso
integral que tiene su origen en complejas interacciones de
factores físicos, biológicos, políticos,
sociales, culturales y económicos.

La desertificación no es un problema
aislado, sino que está plenamente relacionado con el
cambio climático, la conservación de la
biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los
recursos naturales. Los vínculos entre estos aspectos y
los factores socioeconómicos son cruciales, pues la
problemática de la desertificación es un
síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de
recursos naturales y el sistema socioeconómico que los
explota.

Se define a la degradación de la tierra como la
reducción o pérdida de la productividad
biológica o económica y la complejidad de las
tierras agrícolas de secano, las tierras de cultivo bajo
riego o las dehesas, los pastizales, los bosques y las tierras
arboladas, ocasionada, en zonas áridas, semiáridas,
y subhúmedas secas, por los sistemas de utilización
de la tierra o por un proceso o una combinación de
procesos, incluidos los resultantes de actividades humanas y
pautas de poblamiento tales como:

1) La erosión del suelo, causada por el viento y
el agua,

2) El deterioro de las propiedades físicas,
químicas y biológicas o de los resultados
económicos obtenidos del uso del suelo, y

3) La pérdida duradera de vegetación
natural

Por lucha contra la desertificación se entiende
las actividades que forman parte de un aprovechamiento integrado
de la tierra de las zonas áridas, semiáridas, y
subhúmedas secas para el desarrollo sostenible y que
tienen por objeto:

1) la prevención o la reducción de la
degradación de las tierras

2) la rehabilitación de tierras parcialmente
degradadas y

3) la recuperación de tierras
desertificadas

Por tierra se entiende el sistema bioproductivo
terrestre que comprende el suelo, la vegetación, otros
componentes de la biota y los procesos ecológicos e
hidrológicos que se desarrollan dentro del
sistema.

Por otra parte, considera a la
sequía como el fenómeno que se produce naturalmente
cuando las lluvias han sido considerablemente inferiores a los
niveles normales registrados, causando un agudo desequilibrio
hídrico que perjudica los sistemas de producción de
recursos de tierras.

La
Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la
Desertificación

El primer esfuerzo internacional deliberado de lucha
contra la desertificación comenzó al final de la
gran sequía que afectó al Sahel en 1968/74 y
causó la muerte de 200.000 personas y millones de
animales. La oficina de las Naciones Unidas para la Región
Sudanosaheliana, se estableció en 1973, en un principio
con la misión de prestar ayuda a nueve países del
Africa Occidental expuestos a la sequía, aunque sus
actividades fueron más amplias. Posteriormente la
asistencia se expandió para abarcar a 22 países del
sur del Sahara y al norte del Ecuador. De igual modo el Fondo
Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA),
estableció su programa especial para los países de
África Subsahariana afectados por la sequía y la
desertificación en 1985.

En 1977, se celebró en Nairobi la Conferencia de
las Naciones Unidas abordando por primera vez el problema de la
desertificación a escala mundial, incluyéndose en
esta ocasión los aspectos económicos, sociales y
ambientales. De esta serie de conferencias se originó el
Plan de Acción de las Naciones Unidas de Lucha Contra la
Desertificación, que es una serie de directrices y
recomendaciones destinadas a ayudar a los países afectados
a preparar planes que contemplen, estimulen y coordinen la
asistencia de la comunidad internacional. Si bien los conceptos
básicos eran varios en la práctica su
aplicación distó mucho de cumplir las esperanzas
que en él se cifraban.

Finalmente en 1992, tras duras negociaciones, acordaron
en el Programa 21 pedir a la Asamblea General de las Naciones
Unidas que instituyeran un Comité Intergubernamental de
Negociación que preparase un instrumento jurídico
vinculante para Junio de 1994. Luego de trece meses de
períodos de sesiones celebrados en Nairobi, Ginebra, Nueva
York y París y contra lo que esperaban muchos
observadores, la Convención de las Naciones Unidas de
Lucha contra la Desertificación (UNCCD) en los
países afectados por sequía grave o
desertificación, en particular en África, fue
aprobada en el plazo previsto, el 17 de junio de 1994 y se
abrió a la firma en París en octubre de ese
año. Para 1995 la habían firmado 115
países.

Esta Convención tiene como objetivo principal el
promover una acción efectiva a través de programas
locales innovadores y cooperación internacional de apoyo,
estableciendo las pautas para luchar contra la
desertificación y mitigar los efectos de la sequía
a través del mejoramiento de la productividad del suelo,
su rehabilitación y la conservación y ordenamiento
de los recursos de las tierras y los recursos hídricos, en
el marco de un nfoque integral acorde con el Programa 21, para
contribuir al logro del desarrollo sostenible en las zonas
afectadas.

También enfatiza la participación popular
y la creación de condiciones que ayuden a la
población local a evitar la degradación de los
suelos de forma autosuficiente. Por otro lado, asigna a las
organizaciones no gubernamentales una función sin
precedente en la preparación y ejecución de
programas para evitar la desertificación.

La Convención reconoce que la batalla para
proteger las tierras áridas será muy larga, ya que
las causas de la desertificación son muchas y complejas,
por lo que se tendrán que hacer cambios reales y
difíciles, tanto a nivel internacional como
local.

Los países firmantes de esta Convención,
han tomado conciencia que la desertificación y la
sequía constituyen problemas de dimensión mundial,
que afectan el desarrollo sostenible de los distintos
países, por la relación que guardan con problemas
tales como la pobreza, la salud, la desnutrición, la falta
de seguridad alimentaria y los problemas derivados de la
migración, el desplazamiento de personas y la
dinámica geográfica.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA), la desertificación amenaza a la
cuarta parte de las tierras del planeta, así como a 250
millones de personas y al sustento de más de 1.000
millones de habitantes a causa de la disminución de la
productividad agrícola y ganadera.

La República Argentina ha suscripto en 1994 y
ratificado en 1996 la UNCCD, confiando en que esta nueva
herramienta normativa se convierta en un instrumento
válido para prevenir, combatir y revertir los graves
procesos de desertificación que sufre nuestro
país.

Labor de otros
organismos de las Naciones Unidas

El FIDA, organismo que presta asesoramiento
técnico y apoya programas de control de la
desertificación movilizando más de 400 millones de
dólares más otros 350 millones de
cofinanciación para países africanos afectados por
la desertificación.

Por otro lado, el Banco Mundial (BM) organiza y financia
programas destinados a proteger a las frágiles tierras de
secano y aumentar la producción agrícola
sostenible.

Asimismo, la prioridad estratégica de la
Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación (FAO) es la seguridad alimentaria. En este
sentido, FAO reconoce que un elemento esencial para la seguridad
alimentaria es la protección del medio ambiente que provea
los recursos naturales necesarios para la producción
alimentaria. Por lo tanto, el desarrollo rural y la agricultura
sostenible en tierras áridas implican combatir la
desertificación. La FAO apoya la lucha contra la
desertificación por medio de asistencia práctica a
los gobiernos.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) apoya la lucha contra la desertificación
financiando actividades a través de la "Oficina de las
Naciones Unidas para el Sahel", que ayuda a elaborar
políticas. Además, el PNUD está a la cabeza
de las acciones de las Naciones Unidas encaminadas a fomentar la
capacidad nacional para un desarrollo sostenible desde el punto
de vista del ambiente, promoviendo mejoras prácticas en
todo el mundo y apoyando las acciones de efecto
catalítico.

La
desertificación en
América Latina y el
Caribe

La Región de América Latina y el Caribe
tiene una extensión territorial de 20.18 millones de Km2,
de los cuales 5.27 millones son tierras secas, y el 70 % de las
mismas presentan vulnerabilidad y grados avanzados de
desertificación.

Aunque la mayoría de los países de la
región, formada por 27 países, no tiene zonas secas
en cantidad significativa, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y
Perú enfrentan severos problemas de sequía y
amplias superficies secas a la vez que todos los países
tienen serios problemas de degradación de tierras que
afectan a una población generalmente en condiciones de
pobreza, y marginalidad extrema.

El fenómeno de la desertificación y la
degradación de la tierra en América Latina y el
Caribe, se puede caracterizar de la siguiente manera2: 250
millones de hectáreas de tierras son afectadas por la
desertificación en América del Sur; 63 millones de
hectáreas son afectadas por la desertificación en
Mesoamérica; la erosión del suelo es la principal
amenaza (68 % en América del Sur y 88% en
Mesoamérica del total de las tierras afectadas en cada
subregión); en América del Sur, 100 millones y 70
millones de hectáreas han sido degradadas debido a la
deforestación y sobrepastoreo, respectivamente; en el
Caribe, la urbanización acelerada y mal planificada ha
resultado en la pérdida de tierras para uso
agrícola, protección de cuencas y
conservación de la biodiversidad; la población
más vulnerable debido a la migración hacia las
ciudades en búsqueda de nuevas oportunidades, por la
degradación de las tierras, son las mujeres y los
niños.

La sequía y la desertificación traen como
resultado la pobreza, la ruptura de estructuras sociales e
inestabilidad económica; las pérdidas totales
debido a la desertificación en la región,
podrían alcanzar cifras de hasta 2 mil millones de
dólares por año; es necesario hacer inversiones de
hasta 13.000 millones de dólares para restaurar las
tierras degradadas de la región.

El deterioro de los recursos naturales con los que
cuentan las zonas áridas de América Latina ha
agravado las condiciones de pobreza rural, ya que la
disminución y en ocasiones el agotamiento del potencial
productivo de los ecosistemas, impiden o limitan la subsistencia
de los productores.

Los programas de desarrollo rural no acordes a las
condiciones ambientales y sociales, que prevalecen en las zonas
áridas de nuestra región han tendido por una parte
a marginar las comunidades en la elaboración,
instrumentación y evaluación de programas; y por la
otra han impulsado formas de producción que, en algunos
casos, involucran tecnologías inadecuadas para el
aprovechamiento racional de los recursos naturales, alentando el
uso indiscriminado de agroquímicos en la agricultura, el
aprovechamiento desmedido de la vegetación natural a
través de la ganadería de tipo extensivo y la
explotación irracional de los recursos forestales,
así como un inadecuado uso y mal manejo del agua. Todo
ello ha propiciado la generación de efectos nocivos, en
ocasiones irreversibles, como la contaminación del suelo y
el agua, erosión, el sobrepastoreo, la
deforestación y en general la
desertificación.

La desertificación es un proceso que se
retroalimenta con consecuencias graves, principalmente para las
poblaciones rurales pobres que, al verse afectadas en su calidad
de vida, intensifican la ya excesiva explotación de los
recursos naturales, desertificando aún más el
ecosistema y provocando, en muchas ocasiones, el éxodo
rural; de tal forma que la ruptura del equilibrio natural del
ecosistema desencadena una ruptura social, la de la comunidad e
incluso la del núcleo familiar.

Debe entenderse que la lucha contra la
desertificación y la lucha contra la pobreza son dos
variantes de un mismo objetivo, que busca el manejo sostenible de
los recursos naturales con el fin de promover el desarrollo rural
y, con ello, mejorar las condiciones de vida de los habitantes de
las zonas áridas de América latina y el
Caribe

La
Desertificación en la Provincia de Loja

La Provincia de Loja, ubicada entre las latitudes Sur:
03°19'49" y 04°45'00", Tiene una superficie aproximada de
10.790 km2 equivalente al 4% de la superficie del país. El
45% del territorio lojano es de topografía accidentada
conformada por rocas, peñones y terrenos muchas veces de
difícil acceso. A pesar de presentarse alturas de hasta
4.107 m, no existen nevados. La línea divisoria
continental separa la capital del resto de la provincia drenando
sus alrededores hacia el Amazonas.

Parece que en Loja termina la avenida volcánica
del Norte; este terminal forma un laberinto intricado e
inexplicable de elevaciones. Estos últimos ramales de la
escalera andina que se cruzan y entrecruzan dejan valles
cálidos al fondo. Entre las líneas de cumbres de
las cordilleras occidental y central de los Andes, hacia el Sur,
se encuentran pequeños valles regados cuyos cauces corren
por profundas y estrechas cañadas. Los valles tienen
alturas inferiores a los 1.300 m. Entre éstos se destaca
el valle del Catamayo, uno de los más extensos. La parte
oriental de la región está formada por una serie
accidentada de colinas que corresponden a las estribaciones de la
Cordillera Oriental de los Andes y la Cordillera del
Condor.

La temperatura media anual en la región de
estudio fluctúa entre 13°C en Saraguro, por el Norte,
y 24°C en Macará en el extremo austral. Aunque la
precipitación media anual de la provincia es de 950 mm,
las variaciones a lo largo y ancho fluctuan entre un 40 y 250%.
Como consecuencia de la gran variedad de temperaturas, de los
diversos niveles de pluviosidad y de sus características
orográficas, la región en estudio presenta una
serie de microclimas.

Los recursos naturales renovables de la provincia de
Loja se encuentran en un estado de degradación muy
avanzado, dando como resultado la alteración de los
ecosistemas. La causa principal de esta situación es la
acción antrópica particularmente sobre el suelo, la
cubierta vegetal y la calidad y cantidad del agua.

Un ejemplo ilustrativo lo constituye el uso de
leña como combustible, de la población, a pesar de
que la provincia se encuentra en estado de deforestación
avanzada. Estas acciones antrópicas no compatibles con el
ecosistema, han generado pobreza, cuya lógica consecuencia
es el abandono del territorio.

La alteración de la vegetación disminuye
la capacidad de protección hidrológica del bosque y
afecta todas las fases del ciclo hidrológico.

Las prácticas agrícolas son otro ejemplo
de lo expuesto, tales como el arado y riego en sentido de la
pendiente, el sobrepastoreo, la quema de rastrojos y la tala y
quema del bosque protector para obtener más áreas
para el cultivo y la ganadera.

La cuenca del Catamayo permite el paso durante la mayor
parte del año del aire cálido y seco desde el
desierto del sur, provocando el fenómeno de la
desertificación más acentuado en los extremos
occidental y suroccidental de la provincia.

La destrucción de las especies de animales es
inminente por la desarticulación de las cadenas
alimenticias. Esto sucede en las montañas de Loja y casi
han desaparecido los animales por el seccionamiento de los nichos
de vida obligándolos a desplazarse a relictos de monte
alto que los defienden y que todavía conservan especies de
plantas productoras de alimento.

En las zonas secas de la provincia el ganado caprino
destruye el suelo y la vegetación. En esos lugares asoma
irreversiblemente el desierto.

La no rentabilidad de la agricultura en la
mayoría de las unidades de producción agropecuaria
(UPAs), atomizadas al máximo, la falta de apoyo estatal
(crédito, asistencia técnica), el inadecuado
sistema de comercialización son factores que han generado
la migración del campesino, quedando el campo
improductivo.

Su población alcanzó, de acuerdo al Censo
de 1990, los 390.000 habitantes (4,1% de la población
nacional), de la cual aproximadamente una tercera parte reside en
la ciudad de Loja. El 60% vive en áreas
rurales.

Causas y efectos
de la degradación de los suelos

En la provincia de Loja, la ocupación de la
tierra comenzó con la llegada de los españoles en
1750, quienes fundaron los primeros pueblos y comenzaron la
explotación indiscriminada de los recursos naturales
existentes en la zona. De las poblaciones indígenas, los
conquistadores aprendieron las propiedades terapéuticas de
la corteza de la chinchona (Sinchona officiales), un árbol
nativo de la región que contiene quinina, el único
remedio conocido contra la malaria hasta el siglo XX. El uso y
explotación de la quinina contribuyó
significativamente a la deforestación de enormes
áreas de bosque en Loja, especialmente entre los 1.500 y
2.900 metros de altitud.

La quinina producida en Loja se exportaba al mundo
entero; entre 1755 y 1758 las autoridades aduaneras registraron
la exportación de 717 toneladas de quinina. Como para
obtener 12 kg de quinina se necesitaban aproximadamente 15
árboles, se ha estimado que fueron derribados unos 900.000
árboles en la región en un período de tres
años. Además, la introducción de cabras en
los ecosistemas frágiles de la zona transformó la
región, provocando un desastre
ecológico.

En el siglo XIX, la introducción de ganado
bovino, ovino y equino, y el desarrollo de la agricultura de
montaña, aceleró la destrucción de los
bosques aún existentes y su conversión en
pastizales. En casi todos los casos, los conquistadores
destruyeron las características medioambientales de la
zona utilizando prácticas inadecuadas de arado, que
contribuyeron enormemente a la erosión del suelo y de las
terrazas de las montañas de Loja. Las técnicas
precolombinas, como la agricultura en terrazas y otros sistemas
de cultivo, fueron completamente ignoradas. La
deforestación y la técnica de tumba, roza, y quema
contribuyeron y aceleraron la destrucción del suelo,
fauna, aguas y bosques.

La población de Loja heredó estas
prácticas erróneas de cultivo, que son
dañinas para las condiciones ambientales locales. Los
resultados fueron desastrosos: procesos avanzados de
erosión y deterioro del suelo, y pérdida de
fertilidad. Esta situación fue la responsable de una
caída constante de la productividad durante décadas
y de la inseguridad financiera de las familias afectadas.
Además de los efectos de la intervención humana,
los largos períodos de sequía que ocasionalmente
afectaron a la región llevaron a la población local
a migrar cada vez más hacia las ciudades. Durante la
primera mitad de la década de los noventa, 160.000
habitantes de un total de 400.000 abandonaron la región.
La reforma de la política agrícola de 1964 no
produjo los resultados esperados. La mayoría de la
población local recibió tierras de muy baja calidad
ubicadas en laderas empinadas y sin posibilidad de riego. Por
ello, es comprensible la tendencia de la población a
sobreexplotar las tierras pobres, utilizando prácticas
inadecuadas de cultivo. De acuerdo con el censo oficial de 1990,
el 78% de los trabajadores rurales viven en la pobreza y sin
alternativas económicas.

Durante los primeros meses del año, aprovechando
las lluvias escasas, los agricultores siembran plantas de ciclos
cortos, como maíz, ñame, maní y frijoles,
pero durante el resto del año, existen pocas posibilidades
de cosecha.

Propuestas contra
la desertificación

Se han planteado algunas alternativas para la lucha
contra la desertificación como son las Estrategias de
manejo para los bosques secos en el suroccidente de la Provincia
de Loja realizada por el ingeniero Vicente Solórzano,
Asesor del Servicio Holandés de Cooperación al
Desarrollo (SNV), Proyecto Bosque Seco (PBS), que se orienta a la
protección y conservación de los bosques secos de
Macará y Zapotillo, que tienen el 48,8% (1.708 km2) de los
bosques secos de Loja (3.400 km2, 2% de los del Planeta) que
gozan de características únicas de biodiversidad.
Se resume las experiencias en manejo de los bosques secos del sur
del Ecuador, se habla de la posibilidad, mediando el
interés, capacitación, organización de la
comunidad, de obtener de ellos productos y subproductos, que
generen ingresos económicos.

El Ingeniero Francisco Guamán, investigador de la
Universidad Nacional de Loja, a través del Centro Andino
de Tecnología Rural (CATER) realizó una propuesta
de Manejo sostenible de la fertilidad de los suelos en zonas
secas de la Provincia de Loja cuyo propósito fue rescatar
y valorar el conocimiento y las prácticas campesinas en la
gestión de la fertilidad del suelo y evaluar los
materiales disponibles en las fincas como fuentes de abono:
rastrojos, estiércol, residuos y subproductos; determinar
la efectividad técnica y la rentabilidad económica
de las mezclas de productos orgánicos e inorgánicos
en los cultivos de: maíz, maní y fréjol,
para ofrecer alternativas de mejoramiento de la fertilidad de los
suelos y potenciar la productividad; evaluar la factibilidad
técnica, económica y social de implementar
microempresas campesinas para la producción de abono
orgánico; difundir los resultados de la
investigación para que campesinos de otras zonas secas los
apliquen.

Actualmente la Universidad Nacional de Loja con otras
instituciones está trabajando en el Proyecto
Gestión Concertada para la Lucha contra la
Desertificación en los Cantones Macará y Zapotillo
y el Proyecto Manejo Integrado de los Recursos Hídricos
por medio de la Implementación de Conceptos Agroforestales
para las Zonas Áridas y Semiáridas de
América Latina (WAFLA).

Conclusiones

La provincia de Loja tiene una topografía
irregular donde predominan fuertes pendientes, situación
que influye sobre la aptitud de los suelos y constituye uno de
los principales limitantes para el desarrollo agropecuario. Las
características topográficas de la provincia hacen
que sus suelos sean suceptibles a la erosión, la cual se
incrementa debido a la pérdida de la cobertura vegetal,
incendios, manejo inapropiado de sistemas de riego, asi como por
las variaciones climáticas.

Una gran parte está afectada por la
desertificación, la cual se presenta no solo en el bosque
seco, sino también a otras zonas ariadas y
xerofíticas como las de Catamayo, Vilcabamba, e incluso
Saraguro. Esta situación se va empeorando paulatinamente
debido a la carencia de políticas afectivas, al continuo
proceso de deforestación, erradas prácticas
agropecuarias y otras.

El fenómeno de la erosión se incrementa
con ciertas actividades antrópicas y es uno de los
principales factores para el avance de la desertificación.
La erosión y la desertificación son problemas q
influyen sobre la calidad de vida en la provincia.

La contaminación del suelo por el uso de
agroquímicos es otro de los problemas que influyen en el
deterioro de la calidad y productividad del suelo, afectando no
solo a los campesinos, sino también a los consumidores
finales de productos, muchos de ellos contaminados por
agroquímicos.

De otro lado, el recurso suelo se ve afectado por la
falta de estudios de impacto ambiental en el desarrollo de obras
de infraestructura, así como por el crecimiento urbano sin
planificación. Por ello, la perspectiva futura para un
manejo adecuado del recurso suelo se enmarcaría,
fundamentalmente, dentro del Ordenamiento Territorial.

Bibliografía


http://desertloja.blogia.com

• http://www.unesco.org/mab

• http://www.oas.org/


http://www.ambiente.gob.ec/?q=node/3208

• WAFLA

• GUAMÁN, F. Investigador de la
Universidad Nacional de Loja, a través del Centro Andino
de Tecnología Rural (CATER)

• LUGO (1995) citado en el documento
"Estrategia del Ministerio del Ambiente en el Combate a la
Desertificación en el Ecuador" (2002)

 

 

Autor:

Alex Iñiguez

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