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Hypatia de Alejandría (página 2)



Partes: 1, 2

Por lo pronto, nos conformamos con señalar esta
vía de acercamiento al pensamiento de Hypatia; vía
que consideramos "regia" en tanto que nos conduce a través
de los mismos caminos recorridos por ella, esto es, los caminos
mismos de la ciencia; así, vía regia será la
que nos lleve a conocer lo que ella conoció, a leer lo que
ella leyó, a acercarnos más a la ciencia -y
concretamente a la ciencia de su tiempo – para tratar de
reconstruir con mayor precisión su pensamiento y su obra.
Así, este pequeño ejercicio que realizamos a
través de Euclides y Tolomeo habrá que hacerlo
también con las otras obras con las que tuvo contacto,
obras como la Aritmética de Diofanto y las Secciones
cónicas de Alejandro de Perga que, como han
se-ñalado los estudiosos, también fueron objeto de
análisis y comentarios por parte de Hypatia.

Por otro lado, hay que considerar también que,
dado que la ciencia griega y helenística -según lo
han hecho notar algunos autores – se mantuvo al margen de los
prejuicios religiosos y de los dogmas filosóficos, pero
que al mismo tiempo quiso asumir su propia identidad
autónoma con respecto a la técnica, se ha deducido
que la mentalidad tecnológica se halla en las
antí-podas de la ciencia antigua, pues a pesar de que
cambió el objeto de la indagación si se le compara
con el de la filosofía, conservó sin embargo el
espíritu de la antigua filosofía, es decir, que
estaba animada por esa fuerza teórico-contemplativa que
impulsa a considerar las cosas visibles como trasunto para
acceder a las invisibles, fuerza que la mentalidad
pragmático-tecnológica de nuestra época
parece haber suprimido. Tal señalamiento nos orienta a
otras ver tientes del pensamiento de Hypatia, que son la
filosofía como tal y la tecnología
práctica.

Digamos algo sobre esa tecnología. Se tienen
noticias de que Hypatia dise-ñó varios instrumentos
científicos, entre los cuales sobresalen algunos apa-ratos
empleados para la destilación del agua y para medir su
nivel, y un hidrómetro graduado de latón que
determinaba la densidad de los líquidos. Este tipo de
instrumentos nos hace pensar en Arquímedes, y dado que
también se ha señalado que a nuestra
científica le interesó la mecánica,
seguramente estuvo familiarizada con su obra. Ahora bien, un
acercamiento al trabajo de Arquímedes -que ha sido
considerado por algunos especialis-tas como un espíritu
verdaderamente moderno en el arte de combinar las
matemáticas con la investigación experimental – nos
puede ayudar a dar una idea del ejercicio práctico que
llevó a efecto Hypatia en el campo de la
investigación. Una mujer cuyos alcances teóricos no
se confina a la sola reflexión, sino que a través
de ella busca su aplicación, la que combina lo
teórico y lo experimental, nos pone sobre la pista de una
científica con cierto aire de modernidad. Nos explicamos:
si Hypatia y Arquímedes son hijos de su tiempo – en el
sentido de lo que señalamos anteriormente – y que
seguían inspirados por el patrón del antiguo modelo
de la ciencia (es decir, de su aspecto teórico puro),
también es cierto que se interesaron por el ejercicio y la
aplicación de los conocimientos en el ámbito de su
utilización práctica. Quizá esta incipiente
tecnología era sólo una especie de entrete-
nimiento en el cual no se implicaba la importancia que tales
cosas tendrían con el correr de los siglos para un
espíritu estrictamente moderno, pero que no por ello
dejaban de ser una manifestación de modernidad.
Así, el propio Arquímedes aceptaba que su
interés y preocupación fundamental se hallaba en la
geometría pura, al tiempo que consideraba que mecanismos
como la polea compuesta y el tornillo hidráulico eran
simples divertimentos de geómetra.Sea lo que fuere, el
caso es que Hypatia también se inscribe en este
ámbito práctico de la ciencia.

El poeta alejandrino Palladas, coetáneo de
Hypatia le dedicó alguno de sus epigramas:

"Buscando en el Zodíaco, mirando
hacia Virgo,sabiendo que tu provincia es el
firmamento,encontrando tu brillo en todo lo que veo,te rindo
homenaje, reverenciada Hypatia,estrella brillante de la
enseñanza, sin mácula".

"Oh, Hypatia, gran alma,

adepta del saber que vive en lo alto, en
estos momentos en que tu voz grave y clara

nos demuestra los cielos y su divino
movimiento,yo me maravillo, oh virgen sabia,

y creo ver brillando en el fondo de la
noche

a la otra virgen, la estelar."

Anth. Pal.,IX, 400.

Durante mucho tiempo se sostuvo que estos epigramas de
la Antología Palatina, atribuido al poeta Palladas,
estaban dedicados a Hypatia por la relevancia con la que habla el
poeta de la virginidad y de las preocupacio-nes
astronómicas de una mujer que enseña la forma
correcta de razonar. Sin embargo, Georg Luck, profesor
emérito de la Universidad de Harvard argumentó con
gran solidez que ni el poema era de Palladas ni tenía nada
que ver con la filósofa. Para Luck no se trataría
sino del epitafio que otro poeta, Panolbio,dedicó
según la Suda, a Hypatia, hija de un alto funcionario
impe-rial de la segunda mitad del siglo V, el prefecto del
pretorio Eritrio y funda-dora de una iglesia en honor de la
Virgen: el "hogar de la Virgen", una figura poética
repetida en toda la poesía bizantina. Por consiguiente
tenemos ciertas dudas sobre si estos epigramas se refieren a la
Hypatia filóso- fa,como es el parecer de muchos
historiadores y filósofos, o se refiere a una Hypatia que
vivió décadas posteriores, como afirma
Luck.

Hypatia se convirtió en una de las mejores
científicas y filósofas de su época, erudita
de un conocimiento que los cristianos identificaban con el
paganismo y que por tanto perseguían. Al asesinar a
Hypatia asesinaron a una mujer, a una matemática y
filósofa, la primera en la historia y la más
notable de su época; pero no pudieron asesinar el
pensamiento filosófico y matemático
griego.

Uno de sus alumno llamado Hesiquio el
Hebreo escribió unas obras que se conservan, en las
que hace una descripción sobre las actividades de Hypatia
y asegura que los magistrados acudían a ella para
consultarle sobre asuntos de la administración. Dice
también que fue una persona muy influyente en el aspecto
político.

Hesiquio el Hebreo, escribió: "Vestida con el
manto de los filósofos,abrién- dose paso en medio
de la ciudad, explicaba públicamente los escritos de
Platón, o de Aristóteles, o de cualquier
filósofo, a todos los que quisieran escuchar […] Los
magistrados solían consultarla en primer lugar para su
administración de los asuntos de la ciudad."

Considerada Hypatia por algunos cristianos, no por
todos, como pagana, partidaria del racionalismo científico
griego y personaje político influyente, se encontraba en
una situación muy peligrosa en una ciudad que iba siendo
cada vez más cristiana ortodoxa. En 412 Cirilo, un
cristiano fanático, se convirtió en patriarca de
Alejandría, y se desarrolló una intensa hostilidad
entre él y Orestes, prefecto romano de Egipto, antiguo
alumno y viejo amigo de Hypatia. Poco después de asumir el
poder, Cirilo empezó a perseguir a los judíos, a
quienes echó de la ciudad a millares. Luego, a pe-sar de
la vehemente oposición de Orestes, dedicó su
atención a librar la ciudad de los
Neoplatónicos.Haciendo caso omiso de los ruegos de
Orestes, Hypatia se negó a traicionar sus ideales y
convertirse al cristianismo, más que nada por ser forzada
a ello y no poder hacer ejercicio de su propia
libertad

Así el obispo de Nikiu en sus crónicas nos
cuenta:

"Y en esos días apareció en
Alejandría una filósofa, pagana de nombre Hypatia,
consagrada a las magias, astrología y músicas,
engaño a muchas personas a través de la
superchería satánica. El prefecto de la ciudad la
honró, ya que le había engañado a
través de su magia, dejó de asistir a la iglesia
como había sido su costumbre, aunque encontrándose
en una situación de peligro, volvió a asistir. No
solo arrastró al gobernador sino a muchos otros creyentes.
Habiendo decretado el gobernador un edicto en relación con
el desarrollo de los espectáculos teatrales, y los
ciudadanos que asistiesen a ellos. En cuanto Cirilo fue nombrado
patriarca, quiso conocer el sentido de este edicto. Había
un hombre de nombre Hierax, un cristiano entendido e inteligente,
seguidor del patriarca y obediente a sus deseos, y bien versado
en el conocimiento de la fe cristiana, que acudió al
teatro para conocer la naturaleza del decreto. Pero cuando los
judíos le vieron en el teatro, clamaron "este hombre no
viene con buenos propósitos, solo busca la
provocación…"

Su muerte

A finales del S. IV la vida intelectual de
Alejandría se encontraba sumida en una peligrosa
confusión. Existía gran malestar social. Las masas
oprimidas de esclavos y no ciudadanos se dejaban convertir al
cristianismo. Hypatia no quiso convertirse a la nueva
religión. Un día, Cirilo pasó por la casa de
Hypatia y observó a una gran multitud de seguidores de la
filósofa, que esperaban ser recibidos por ella. Envidioso,
la acusó de ejercer sobre Orestes una influencia contraria
a él y empezó a planear su asesinato.

Carlos García Gual, dice lo siguiente sobre este
hecho: "No niego que también su prestigio en el terreno
político atrajera el odio del clero y de Cirilo, pero la
misma ferocidad del asesinato indica una violencia
fanática mucho más desencadenada por un furor
religioso que por un maquiavélico plan para eliminar a una
competidora. De todos modos sería menos importante la
inescrutable motivación interior de Cirilo que el fervor
fanáti- co con el que actuaron esos cientos de monjes
desenfrenados y sanguina- rios. Los escritores cristianos, gente
de la iglesia de buena intención, que anotan el crimen y
lo comentan con un claro disgusto, le echan gran parte de la
culpa a la ambición del obispo, ciertamente. Pero sin
disminuir la responsabilidad inherente a san Cirilo, me parece
muy simplista tratar toda esta intriga como un mero plan para
eliminar a una rival en la conquista de autoridad en la
ciudad".

El Imperio romano se estaba convirtiendo al
cristianismo, y era muy fre- cuente que los cristianos celosos
sólo vieran herejía y maldad en las
mate-máticas y la ciencia: "los matemáticos
debían ser destrozados por las bes- tias salvajes, o bien
quemados vivos". (McCabe, Josep). El poeta alejan- drino Palladas
se queja y lamenta amargamente de estas persecuciones:

PROBABLEMENTE ESCRITO DURANTE LA
PERSECUCIÓN DE LOS PAGANOS BAJO TEODOSIO.

Los dioses están cansados de
nosotros,

de nosotros los griegos, y todo se
hunde.

Cada día un poco más.Como
es mujer y diosa,

la murmuración nos engaña.
Cuando, al perturbar el alma,

algún ruido espantoso está
en todas las bocas.

Es verdad. Espérate a ver los
raros días que vienen,

pero el peor, el que viene, vendrá
sin ser anunciado.

Anth. pal., X, 89.

En el año 412 Cirilo se convirtió en el
patriarca de Alejandría. Sin embar-go, el prefecto romano
de Alejandría fue Orestes. Ambos se transformaron en
encarnizados rivales políticos, peleando por el control de
la Iglesia y el Estado. Hypatia fue amiga de Orestes y esto,
junto con los prejuicios en contra de su visión
filosófica que fue vista por los cristianos como pagana,
llegó a colocar a Hypatia en el foco de los disturbios
entre los cristianos y los no-cristianos. Thomas Little Heath
escribió de Hypatia:

" … por su elocuencia y autoridad Hypatia
alcanzó tal influencia que el cristianismo fanático
se consideró amenazado …"

Así pues,se produjo un desencuentro entre el
prefecto de la ciudad, Orestes, y el obispo Cirilo, por las
injerencias de éste último en cuestiones civiles y
los enfrentamientos entre judíos y cristianos (aunque hay
que recordar que Orestes era cristiano, como correspondía
en esa época a un representante del emperador).

Hypatia se puso del lado de Orestes y
recordó a Cirilo el ejemplo de su an- tecesor,
Teófilo, que, a pesar de su ambición y su
campaña contra el paga- nismo, no era dictador y buscaba y
conseguía el apoyo de las autoridades imperiales:
había colaboración armoniosa entre autoridades
civiles y eclesi- ásticas, ya desde el origen del
cristianismo en Egipto.

De hecho, ella siempre se había relacionado
libremente con las autoridades municipales y nunca nadie la
había molestado;podía manifestar su indepen- dencia
política en lugares públicos sin problema, y la
gente sabía que los gobernantes buscaban sus
consejos.

Ahora, en cambio, empieza a haber rumores de que
ella es la causa de que obispo y prefecto no se reconcilien, que
se acentúan cuando Orestes se muestra intransigente a una
reconciliación con Cirilo. Además, empiezan a
circular otros rumores calumniosos sobre Hypatia y su
relación con supues- tas ceremonias mágicas,
hechizos satánicos, etc.

Orestes, prefecto romano en Alejandría, inició
con Hypatia una relación que algunos decían que iba
más allá de la simple amistad. El obispo Cirilo,
que se llevaba muy mal con el prefecto romano, culpó a
Hypatia de las malas relaciones entre el obispado y la prefectura
romana.También se decía que estaba celoso de su
popularidad desde el día que vio a la multitud arre-
molinada en torno a su casa para verla. Por envidia o miedo a la
influencia de esta mujer,en círculos cristianos
empezó a crecer el deseo de hacerla de- saparecer.

Entre los años de 414-415, Hypatia pasa de
observadora a participante activa en política,
ayudando a Orestes a crear una especie de partido
polí- tico; en respuesta, surge otro que apoya
a Cirilo. Los partidarios de este último se hallan
preocupados por la influencia de Hypatia y las
relaciones influyentes que posee (entre ellas, algunos
cristianos).

Finalmente es Cirilo ( 4) quien alcanza el poder de la
iglesia en Alejandría, lanzando sus tentáculos para
controlar al máximo esta ciudad, intentando igualarse o
superar al poder imperial. Las muestras de su desprecio hacia los
paganos no tardan en aflorar y todo grupo ajeno a la ortodoxia
cristiana es perseguido. Expulsó a todos los novicianos de
la ciudad  y luego la emprendió contra los
judíos, de los que también consiguió
expulsar a un bueno número.

Orestes, que era cristiano pero contrario a estas causas
advirtió al empe-rador de lo sucedido y en este punto, se
desencadenó una lucha sin cuartel entre Prefecto y Obispo.
El propio Orestes fue víctima del ataque de unos monjes en
la vía pública que casi le cuesta la vida, en
respuesta, torturó al monje que le había apedreado
y éste murió a causa de dichas torturas. En
respuesta por este hecho, el obispo Cirilo otorgó honores
de mártir al monje ejecutado por el prefecto
Orestes,dándole sepultura en una iglesia.Toda una
declaración de guerra.

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Orestes se había convertido en asiduo a las
conferencias de Hypatia, y ésta no tardó en mostrar
su apoyo al prefecto imperial, viendo con desagrado el
interés del obispo por aumentar su poder en la esfera
política y pública de Alejandría.

Cirilo, que no podía atacar de forma
pública a Hypatia, que mantenía relaciones muy
dignas con las principales personalidades de la ciudad, y a la
que todos tenían en gran estima y admiraban su prudencia y
admiración, urdió un plan para acabar con
ella.

Conocedor de la escasa influencia que Hypatia
tenía entre las clases más populares, a las que
nunca había dedicado su atención, el obispo hizo
circular el rumor de que la filósofa practicaba la magia
negra y de que sus conocimientos matemáticos y
astronómicos se debían justamente a la
práctica de dichas artes oscuras. Hypatia no tardó
en ser considerada entre estas clases pobres como una
auténtica bruja.

Hypatia, al tener conciencia del fin inmanente de su
vida, confiesa: "Sigo creyendo en la filosofía". Cuando
Orestes, con su cristianismo pragmático y cínico,y
el obispo Sinesio, servil y pusilánime ante la
jerarquía, presionan para que Hypatia se bautice y
aparente ser cristiana, ella les dice: "Vosotros no cuestionais
en lo que creeis. Yo debo".

No obstante, Hypatia, en una carta al arzobispo Cirilo
reflexiona sobre Cristo, los apóstoles y, al final, piensa
en bautizarse:

"Leyendo las crónicas, descubro que la presencia
de Cristo se produjo hace 440 años.( 5) La verdad es que
fueron sus discípulos, los que después fueron
llamados apóstoles,quienes, tras su asunción a los
cielos, predicaron la doctrina cristiana: los cuales, por cierto,
con escasa curiosidad y simplicidad para todo, enseñaron
esta acusadora doctrina, incierta de nombrar, de modo que la
mayoría de los gentiles encontraron su sitio. Porque, como
dijo el evangelista, "a Dios nadie lo vio jamás". Entonces
ellos dicen: ¿Cómo puedes tú decir que Dios
fue crucificado? Ellos dicen también:¿Cómo
alguien que no ha sido visto ha sido fijado en la cruz?
¿Cómo pudo haber muerto y haber sido
enterrado?.

Nestorio, que recientemente ha sido enviado al exilio,
explicó las enseñanzas de los apóstoles.
Ahora yo, que hace mucho tiempo que aprendí que aquel
mismo había manifestado que en Cristo existen dos
naturalezas, digo que dijo: " las cuestiones de los gentiles
están resueltas". Sin embargo, mantengo que su santidad
hizo mal al congregar el Sínodo con opiniones contrarias a
él, preparándolo a sabiendas de que sería
depuesto como resultado del conflicto.

En cuanto a mí, después de abordar la
explicación de este hombre hace unos días, y tras
compararla con las enseñanzas de los apóstoles,
pensando que sería bueno para mí hacerme cristiana,
espero hacerme digna del Señor en el renacimiento del
bautismo".

En el mes de 415,en plena Cuaresma,una multitud,al mando
de un tal Pedro se abalanza sobre la litera de la filósofa
cuando ésta volvía a casa tras un paseo por la
ciudad. La golpean y la arrastran hasta el Cesarión,
un antiguo templo de culto al emperador transformado en
iglesia,donde la golpean de nuevo con tejas; a
continuación, llevan sus restos hasta el Cinareo,donde los
queman.

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El asesinato de Hypatia está descrito en la obra
de un historiador cristiano del siglo V, Sócrates el
Escolástico: 

"Hypatia se yergue como una diosa antigua
–totalmente desnuda, para escándalo de algunos
lectores puritanos– ante la imagen de Cristo, en el
interior del templo donde los feroces monjes la han
arrastrado.Hypatia se desprendió de sus atormentadores, y
dando un salto hacia atrás, se irguió

por un segundo cuan alta era. Estaba desnuda, perfecta
como la misma Palas, contrastando su blancura de nieve con las
masas sombrías que la rodeaban… Veíase la
vergüenza y la indignación brillar en sus grandes y
claros ojos, pero ni una nubecilla de temor. Con una mano se
envolvió en eus dorados cabellos y extendió el otro
brazo hacia el Cristo, como apelando… ¡en vano, ay!,
en vano… del hombre ante Dios. Sus labios se abrieron un
intención de hablar, pero las palabras que debían
salir de ellos sólo Dios pudo oírlas; pues en un
instante Pedro (el monje que azuza a la turba) la derribó
en tierra de un golpe, y la multitud se precipitó de nuevo
sobre ella… Entonces no se oyeron ya más que
alaridos prolongados y penetrantes, que
repetían las bóvedas del techo, y que sonaron en
los oídos de Filemón como la trompeta de los
ángeles vengadores".

En otro momento de su obra, Historia
eclesiástica, nos dice lo siguiente sobre la muerte de
Hypatia:

"Todos los hombres la reverenciaban y admiraban por la
singular modestia de su mente. Por lo cual había gran
rencor y envidia en su contra, y porque conversaba a menudo con
Orestes, y se contaba entre sus familiares, la gente la
acusó de ser la causa de que Orestes y el obispo no se
habían hecho amigos. Para decirlo en pocas palabras,
algunos atolondrados, impetuosos y violentos cuyo capitán
y guía era Pedro, un lector de esa iglesia, vieron a esa
mujer cuando regresaba a su casa desde algún lado, la
arrancaron de su carruaje; la arrastraron a la iglesia llamada
Cesárea; la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la
piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento
dejó su cuerpo; descuartizan su cuerpo; llevan los pedazos
a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en
cenizas" (p. 308).

Otro documento dice que : "Hypatia de Alejandría
siendo atacada por la turba iracunda, la arrastraron dentro de la
iglesia y le desgarraron las vestiduras. La tiraron al piso,
cerca del altar, y uno de los hombres, que se había
levantado la sotana, se echó sobre ella y comenzó a
acariciarla.Hypa-tia trató de defenderse, pero el otro le
soltó una andanada de puñetazos en el rostro, le
sujetó los brazos, atenazándole las muñecas,
y utilizó las rodi- llas para obligarla a abrirse las
piernas (…) A ese violador siguió otro y otro, en
sucesión interminable (…) Sintió
náuseas y se puso a vomitar.Y de nuevo los
puñetazos en la cara y las garras que la atenazaban y le
retorcían los brazos (…) Junto a la puerta de la
sacristía había dos ánforas vacías.
Los hombres las recogieron y las estrellaron con furia contra el
suelo.Lue- go eligieron de entre los cacharros los que les
parecieron más afilados y puntiagudos.
Blandiéndolos, se abalanzaron sobre Hypatia y se pusieron
a arrancarle las carnes de los huesos. Ocho de los hombres
utilizaron las es- quirlas como cuchillos para cercenarle los
miembros. Al fin, uno de ellos logró levantar en alto uno
de los brazos de Hypatia, que mostró a los demás
con un gesto de triunfo (…) Al percatarse de que estaba
muerta, los monjes optaron por sus cuchillos para terminar de
desmembrarla y trocearla (…) Recogieron ramas,astillas y
maderos de vigas carcomidas, los apilaron y les prendieron fuego.
Cuando las llamas se elevaron, arrojaron a la hoguera los restos
de Hypatia".

Así describe Pedro Gálvez, en su obra
"Hypatia, la mujer que amó la ciencia" (Lumen, 2004), el
tormento y posterior asesinato sufridos por esta gran
científica a mano de una turba de fanáticos
cristianos, linchamiento instigado por el despiadado Arzobispo
Cirilo (responsable de la matanza de 250.000 judíos),
quien sostenía que la mujer "tiene que ser sumisa y
obediente a Dios, dedicándose únicamente a alumbrar
hijos".

Hypatia de Alejandría es un símbolo de
libertad y de la lucha contra lo es- tablecido, así como
de la razón frente a los dogmas religiosos y la "verdad
revelada". "La civilización antigua no murió de
muerte natural: Fue asesinada. Y sus asesinos tienen nombres. Uno
de ellos fue Cirilo, la encar- nación de un movimiento
oscurantista que sumió a Europa en uno de los
períodos más funestos de su historia. Aquella
cultura fue asesinada, al igual que lo fue Hypatia. Y si Hypatia
se ha convertido en un símbolo dando nombre a una leyenda,
es porque su muerte coincide precisamente con la muerte de
aquella civilización", afirma Pedro
Gálvez.

Los hechos ocurrieron en marzo de 415, justo un siglo
después de que los paganos hubieran asesinado a Catalina,
una erudita alejandrina cristiana. Los asesinos eran parabolanos,
monjes fanáticos de la iglesia de San Cirilo de
Jerusalén, quizá ayudados por monjes nitrianos. No
se sabe si Cirilo ordenó directamente el asesinato, pero
por lo menos creó el clima político que hizo
posible tan atroces hechos. Más tarde Cirilo fue
canonizado. 

Respecto a la muerte de Hypatia, la filósofa
Amalia González advierte de que "se produce durante el
auge del pensamiento cristiano, pero no se puede culpar al
cristianismo, ya que existe entonces en Alejandría un con-
flicto más de clase y político que religioso".
Sí es cierto que "sus asesinos directos son los
denominados Parabolanos, el grupo cristiano más
próximo a Cirilo,del que se duda si estuvo presente
durante el asesinato de Hypatia".

Igualmente, María Dzielska la sitúa en el
contexto político de las disputas entre dos facciones
cristianas, la del patriarca Cirilo y la del prefecto Orestes.
Hypatia, contraria a la influencia de la Iglesia en asuntos
seculares, apoya al prefecto y será acusada de
brujería. Esa será la causa de su muerte. "Personas
al servicio de Cirilo despedazaron a Hypatia". Como demuestra la
autora, Hypatia no fue asesinada en razón de su paganismo,
porque no era una "pagana activa ni devota". El paganismo,
así como el Neoplatonis-mo, perduraron tras su
muerte.

El de Hypatia parece, pues, más un asesinato
político, no religioso,provoca-do por viejos conflictos.
Tras este hecho, Orestes renunció a la lucha y se fue de
Alejandría para siempre, de modo que las únicas
protestas que hubo, más bien tímidas, vinieron de
los ediles. Finalmente la ciudad se pacificó.

Orestes informó del asesinato de Hypatia y
solicitó a Roma que se iniciara una investigación.
Luego renunció a su puesto y huyó de
Alejandría. La investigación se pospuso repetidas
veces por "falta de testigos" y más tarde Cirilo
proclamó que estaba viva en Atenas. Según Alicia
Delibes "Nunca se supo la verdad sobre la influencia que tuvo el
obispo Cirilo en tan ho-rroroso crimen. El emperador Teodosio II
quiso vengar la muerte de Hypa-tía y castigar a los
culpables pero los sobornos y otros manejos eclesiás-ticos
de quienes habían planeado el asesinato consiguieron que
recayera la culpa sobre la propia familia de Hypatía".

En este mismo sentido se pronuncia el catedrático
Emérito de Historia An- tigua J.M. Blázquez: "Los
sobornos del patriarca de Alejandría, Cirilo (370/444), es
el caso conocido más descarado y cínico de
sobornos. Llegó a sobornar, no sólo a la corte
imperial de Constantinopla, sino hasta al mismo emperador
(…)".

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Icono que representa al obispo
Cirilo.(370/444).

El brutal asesinato de Hypatia marcó el final de la
enseñanza platónica en Alejandría y en todo
el Imperio romano. 

¿Cuáles pudieron ser las causas de la muerte de
Hypatia? La situación era muy compleja pero hay varios
factores que debieron contribuir a la misma. El primero de ellos
la amistad e influencia de la filósofa sobre el prefecto
imperial Orestes, que hicieron que Cirilo estuviera celoso de su
popula-ridad. Por otro lado había una hostilidad de
Hypatia hacia el obispo por la destrucción y el saqueo de
la biblioteca de Alejandría en el año 391, del cual
ella lo hacía en cierto modo responsable. Esto pudo
llevarla a azuzar el enfrentamiento entre el prefecto imperial y
el patriarca. Por último, la muerte de alguien cercano a
él como Hypatia, era una clara advertencia a Orestes para
que no continuara enfrentándose con el poder de la
Iglesia. Los culpables del asesinato de Hypatia nunca fueron
castigados. La Iglesia cristiana se afianzó en el poder,
relegó a las mujeres a papeles secundarios y las
apartó de todos los centros del saber. La ciudad
comenzó su declive intelectual.

El carácter exaltado de los
alejandrinos pudo influir decisivamente en el lamentable
episodio de la muerte de la filósofa. Dicho
carácter se muestra en el hecho de que en aquella
época hubo otros crueles asesinatos, como los de dos
obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial de
Constantinopla: Jorge de Capadocia, que en el año 361 fue
atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y
Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y arrojado
al fuego.

Según Hubert Jedin, historiador de la Iglesia,
"el suceso más deplorable en el enfrentamiento entre el
paganismo y el cristianismo en Egipto fue la muerte de la
filósofa pagana Hypatia, que en 415 fue atrozmente
asesinada, tras haber sufrido graves injurias, por una chusma
fanatizada".

El poeta Palladas los refleja en el siguiente epigrama:

CONTRA LOS MONJES DEL
DESIERTO.

¿Qué es esa banda?
—Pues bien, solitarios. ¿Cómo? ¿Por
millares? Buenos dioses, las palabras se alteran.

Anth. pal., XI, 384.

Para Voltaire, Hypatia fue víctima del conflicto
entre el poder civil de Orestes y el eclesiástico del
obispo Cirilo, más que una confrontación entre
paganismo y cristianismo.

Igualmente, pocos años después del
asesinato de Hypatia, en el 422, el prefecto imperial fue muerto
en un tumulto. De hecho, el propio obispo Cirilo reprochó
al pueblo su carácter levantisco y pendenciero, en su
homilía pascual del año 419.

Con la difusión del cristianismo, la
aparición de numerosos cultos y el caos religioso
generalizado, el interés en la astrología y el
misticismo sustituyó a la investigación
científica. En 640 los árabes invadieron
Alejandría y destruyeron lo que quedaba del Museo. Pero
aunque Europa ya había entrado en la era del oscurantismo,
la ciencia griega sobrevivió en Bizancio y floreció
en el mundo árabe. 

Aunque la vida de Hypatía acabó
trágicamente, su obra permaneció y después
Descartes, Newton y Leibniz extendieron su trabajo. Hypatia
alcanzó logros extraordinarios para una mujer de su
época. Los filósofos la consideraron una mujer de
gran conocimiento y una maestra excelente. 

Hypatia y la
biblioteca de Alejandría

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Alejandria era la mayor ciudad que el mundo occidental
había visto jamás.Tenía un plano de forma
elíptico que ocupaba unas 15 millas. Gente de todas las
naciones llegaban allí para vivir, comerciar, aprender. En
un día cualquiera sus puertos estaban atiborrados de
mercaderes, estudiosos y turistas. Era una ciudad donde griegos,
egipcios, árabes, sirios, hebreos, persas, nubios,
fenicios, italianos, galos e íberos intercambiaban
mercancías e ideas. Fue probablemente allí donde la
palabra cosmopolita consiguió tener un
sentido auténtico. No obstante la vasta población
de la ciudad de Alejandría que superaba los 600.000
habitantes, no tenía la menor idea de los grandes
descubrimientos que tenían lugar dentro de la
Biblioteca.

Los nuevos descubrimientos no fueron explicados ni
popularizados.

La escuela Neoplatónica de Alejandría era
un centro de investigación de las ciencias especiales,
así como de estudio de las obras de Platón y
Aristó-teles. Hypatia, maestra de esta escuela, daba
clases de matemáticas y astronomía y
enseñaba las doctrinas de Platón y
Aristóteles, y ya sabemos que en ambos filósofos se
hallan los planteamientos y derroteros que ha de explorar la
ciencia antigua ya que en sus doctrinas quedan formuladas las dos
teorías sobre la relación entre las
matemáticas y la naturaleza, las que han de convertirse
-como alguien ha señalado – en "los polos entre los cuales
los científicos naturales han oscilado desde la
antigüedad hasta el presente". En este trasfondo
filosófico se mueve la ciencia antigua en general. Podemos
entonces preguntarnos qué posturas asumiría Hypatia
en relación con estos dos filósofos.

 El carácter de la escuela de
Alejandría, era más científico que
metafísico, más lógico que
religioso-místico, y también más interesado
en las ciencias naturales, lo que nos acerca al perfil del
Aristóteles que la escuela recupera y que enseña
Hypatia. Y eso nos pone también en camino para pensar que,
dado el interés de la escuela por la matemática,
Hypatia perfila al Platón que en aquélla se
enseñaba y que con toda seguridad le era más
afín, es decir, el matemático y no el
metafísico-místico, no el de la
contemplación de las ideas, sino seguramente el de la
derivación matemática del universo. Sí, tal
vez Hypatia enseñara y comentara al Platón del
Timeo.

En esa época Egipto y, en concreto
Alejandría, era el centro cultural del mundo conocido
superando incluso a la propia Atenas. Sinesio, en la Carta 136
dirigida a su hermano, relata sus impresiones filosóficas
entre la escue- la de Alejandría (Egipto), en donde la
autoridad es Hypatia respecto a la de Atenas:

"…Sin duda, hoy en día, en nuestro tiempo,
es Egipto el que ha acogido y hace germinar la sabiduría
de Hypatia. Atenas, por su parte, la ciudad que antaño era
hogar de sabios, en la actualidad sólo merece la
admiración de los apicultores…"

La maravilla mayor de Alejandría era su
biblioteca y su correspondiente Museo palabra griega que
significa "lugar donde habitan las musas". En su interior
había una gran cantidad de libros, anaqueles y papiros, en
torno a unos 700.000 manuscritos que podían ser
consultados por sabios y académicos y otra biblioteca
más pequeña que podía ser consultada por
cualquier ciudadano que tenía 43.000 ejemplares. Dice
Ateneo al respecto:

"En lo que respecta al número de libros, los
anaqueles, y la colección en el Salón de las Musas,
no necesito decir nada, porque ellos están en la memoria
de todos los hombres."  

El núcleo de la biblioteca era, pues, su
colección de libros. Los organizadores escudriñaron
todas las culturas y lenguajes del mundo. Enviaban agentes al
exterior para comprar bibliotecas. Los buques de comercio que
arribaban a Alejandría eran registrados por la
policía, y no en busca de contrabando, sino de libros. Los
rollos eran confiscados, copiados y devueltos luego a sus
propietarios.

Había en la biblioteca una comunidad de eruditos
compuesto por más de cien profesores residentes a los que
se añadían profesores visitantes que venían
de todas partes del mundo que exploraban la física, la
literatura,la medicina, la astronomía, la
geografía, la filosofía, las matemáticas, la
biología y la ingeniería. La ciencia y la
erudición habían llegado a su edad adulta. El genio
florecía en aquellas salas. La Biblioteca de Alejan-
dría es el lugar donde los hombres reunieron por primera
vez de modo serio y sistemático el conocimiento del
mundo. (6)

Tenía, además, un centro de historia
natural con especies disecadas, un zoológico para el
estudio de animales vivos, salas de disección, un
jardín botánico, un observatorio, talleres en los
que se diseñaban y construían aparatos e
instrumentos para facilitar la investigación en
astronomía y en geografía patios, salones de
estudio, salas de música y cuartos donde los
académicos estudiaban, convivían y en algunos casos
vivían.

De esta biblioteca legendaria lo máximo que
sobrevive hoy en día es un sótano húmedo y
olvidado del Serapeo, el anexo de la biblioteca, primiti-vamente
un templo que fue reconsagrado al conocimiento. Unos pocos
estantes enmohecidos pueden ser sus únicos restos
físicos. Sin embargo, este lugar fue en su época el
cerebro y la gloria de la mayor ciudad del planeta, el primer
auténtico instituto de investigación de la historia
del mundo. Los eruditos de la biblioteca estudiaban el Cosmos
entero,(Cos-mos es una palabra griega que significa el orden del
universo). Es en cierto modo lo opuesto a Caos. Presupone el
carácter profundamente interrela-cionado de todas las
cosas. Inspira admiración ante la intrincada y sutil
construcción del universo. 

La Alejandría de la época de Hypatia
—bajo dominio romano desde hacía ya tiempo—
era una ciudad que sufría graves tensiones. La esclavitud
había agotado la vitalidad de la civilización
clásica. La creciente Iglesia cristiana estaba
consolidando su poder e intentando extirpar la influencia y la
cultura paganas. Hypatia estaba sobre el epicentro de estas
poderosas fuerzas sociales. Los cristianos persiguieron a todos
los académicos del Museo obligándolos a convertirse
al cristianismo si no querían morir. Hipatia se
negó; se negó a convertirse al cristianismo, se
negó a renunciar al conocimiento griego, a la
filosofía y a la ciencia que por más de veinte
años había aprendido y enseñado en el
Museo.

Cirilo, el arzobispo de Alejandría, la
despreciaba por la estrecha amistad que ella mantenía con
el gobernador romano y porque era un símbolo de cultura y
de ciencia, (7) que la primitiva Iglesia identificaba en gran
parte con el paganismo. A pesar del grave riesgo personal que
ello suponía, continuó enseñando y
publicando, hasta que en el año 415, cuando iba a
trabajar, cayó en manos de una turba fanática de
feligreses de Cirilo. La arrancaron del carruaje, rompieron sus
vestidos y, armados con conchas marinas, la desollaron
arrancándole la carne de los huesos. Sus restos fueron
quemados, sus obras destruidas, su nombre olvidado. Cirilo fue
proclamado santo.

Todos los cargos públicos de aquella época
estaban reservados para hombres (aquí es preciso
señalar que cuando nos referimos a hombres que- remos
decir siempre "hombres libres" pues no se nos debe olvidar que la
esclavitud estaba permitida), las mujeres estaban excluidas.
Hubo, no obs- tante, mujeres como Melania, Paola, Eustochia y
Macrina o Hypatia que llegaron a ejercer algún puesto de
autoridad pública, pero todas ellas tuvieron serios
enfrentamientos con los obispos católicos.

El único lugar en donde la cultura siguió
creciendo fue precisamente en el Museo de Alejandría, pues
se había hecho ya famoso en muchos lugares y sabios de
todo el mundo venían a trabajar en él, fue
quizás por eso que durante algunos años los
cristianos no se atrevieron a tocarlo aunque los que ahí
vivían e investigaban sabían que estaban viviendo
los últimos años de ese gran centro de
conocimiento.

Hypatia, matemática y astrónoma, fue la
última lumbrera de la biblioteca, cuyo martirio estuvo
ligado a la destrucción de la biblioteca siete siglos
después de su fundación. La gloria de la
Biblioteca de Alejandría es un recuerdo lejano que
está vinculada a la famosa filósofa de
Alejandría Hypatia: "…un símbolo de cultura
y de ciencia…cuyo martirio estuvo ligado a la
destrucción de la biblioteca". (Carl Sagan). Sus
últimos restos fueron destruidos poco después de la
muerte de Hypatia. En 416, el teólogo e historiador
hispanorromano Paulo Osorio vio con mucha tristeza los restos de
la biblioteca del Serapeo, afirmando que: " sus armarios
vacíos de libros fueron saqueados por hombres de nuestro
tiempo".

La ciencia no fascinó nunca la imaginación
de la multitud. No hubo contrapeso al estancamiento, al
pesimismo, a la entrega más abyecta al misticismo. Cuando
al final de todo, la chusma se presentó para quemar la
Biblioteca no había nadie capaz de detenerla. Era
como si toda la civilización hubiese sufrido una
operación cerebral infligida por propia mano, de modo que
quedaron extinguidos irrevocablemente la mayoría de sus
memo- rias, descubrimientos, ideas y pasiones. La pérdida
fue incalculable. La biblioteca de Alejandría unida al
Museion fue incendiada poco después de la muerte de
Hypatia. Desaparecieron miles de ejemplares de una de las
más grandes bibliotecas que jamás hayan existido.
En algunos casos sólo conocemos los atormentadores
títulos de las obras que quedaron destruidas. En la
mayoría de los casos no conocemos ni los títulos ni
los autores. Sabemos que de las 123 obras teatrales de
Sófocles existentes en la Biblio- teca sólo
sobrevivieron siete. Una de las siete es Edipo rey.
Cifras similares son válidas para las obras de Esquilo y
de Eurípides.

Desaparecieron también los animales vivos y
disecados, los aparatos, los instrumentos de medición, los
instrumentos musicales, los grandes salones, las fuentes, los
patios. Los académicos que allí trabajaban e
investigaban fueron perseguidos y en algunos casos
asesinados.

Este epigrama de Palladas (8) refleja la decadencia y
ruida de la cultura griega:

LOS ÚLTIMOS GRIEGOS.

¿Estamos muertos, nosotros los
griegos,

en una sombra profunda nos
arrastramos,

creyendo vivir y flotando en un
sueño?¿O bien somos los únicos que
están vivos,

cuando todo se hunde, en el
abismo

y la vida está muerta y muerto el
mundo? Anth. pal., X, 82.

Hypatia fue la última estrella que brilló
en Alejandría, pero nos legó su ejemplo de una vida
entregada a una causa noble.Ella supo mantener viva la llama de
la sabiduría, impulsando a los hombres y mujeres de su
época a conocer el sentido profundo de sus vidas. Aunque
los vientos soplaron en contra, ella se mantuvo firme en su
puesto, cumpliendo con la sagrada misión que le fue
encomendada; y así supo transmitir esa tradición
que, inspirada desde el fondo de los tiempos y por lo más
alto, van recogiendo los filósofos, aquellos que reconocen
a Dios en los más pequeños detalles y aquellos que,
indagando en esos pequeños detalles, van descubriendo poco
a poco las respuestas a las grandes preguntas, aquellas que nos
llevan a conocer la raíz última de toda forma de
vida.

Hypatia dejó una huella de fuego en cada uno de
los corazones que palpitan con la fuerza del destino; y esa
huella se imprimió con el calor del entusias- mo para
avivar la llama de la filosofía.

Posterioprmente, a mediados del S. XVIII, la
Ilustración se encargó de recuperar la figura de
Hypatia. Toland y Voltaire definieron su asesinato como
expresión de la irracionalidad del fanatismo religioso.
"El interés por las ciencias fue debilitándose y la
Historia entró en el oscurantismo. Pudo sobrevivir en
Bizancio y sólo floreció de nuevo en el mundo
árabe musul-mán", escribió
Voltaire.

Notas

(1)Los neoplatónicos fueron la última de
las grandes escuelas de filosofía de la Antigua Grecia. La
escuela fue fundada por Plotino en el siglo III. Plotino y sus
discípulos se consideraban a sí mismos
platónicos pero su filosofía contenía
también ideas aristotélicas y estoicas.

(2)El retrato de Hypatia pintado por Elbert Hubbard era
fantasioso y sarcástico. Siguiendo la Crónica de
Juan de Nikiu, un obispo copto que reescribió la historia
según sus prejuicios cristianos, Hubbard aseguró
que Hypatia hipnotizaba a sus estudiantes con artes
satánicas (véase Parsons, p. 379). Otros autores la
identifican como alquimista. Charles Kingsley, el popular
novelista del siglo XIX, también escribió una vida
ficticia de Hypatia. La mata a los 25 años en vez de a los
45, y la imagina como una fanática neoplatónica
atrapada en las redes de la intriga política. Hypatia
nunca se casó, y los historiadores discutieron durante
siglos la cuestión de su castidad. 

"The star lovers", de Richardson, ilustra el tratamiento
que se daba a las mujeres de ciencia en las historias, en
aquellos casos en que por lo menos se las menciona. Aunque tiene
un capítulo sobre mujeres astrónomas, no hace caso
de algunas de las más importantes, y en general ridiculiza
a las que menciona. Gran parte del capítulo se dedica a
los cráteres lunares que llevan los nombres de las
astrónomas. A la cabeza de la lista se encuentra Hypatia:
"Una mujer erudita que murió defendiendo a los cristianos
[sic]." Le sigue Catalina: "una joven extremadamente sabia, de
noble familia, que murió en 307 D.C.. defendiendo a los
cristianos" (p. 173). 

(3)Más tarde la hija de Asclepigenia,
Asclepigenia la Joven, se hizo cargo de la escuela de Atenas. En
esta rama oriental del neoplatonismo también participaban
otras mujeres, como Sosipatra, esposa del prefecto de Capado-cia.
La creencia general es que Hypatia era una neoplatónica
dentro de la tradición de Plotino, pero Rist da pruebas de
que la filosofía de Plotino no se estableció
firmemente en Alejandría hasta fines del siglo V, y de que
ni Hypatia ni Sinesio se interesaban especialmente en sus
doctrinas. 

(4)Cirilo de Alejandría, sucesor de su tío
Teófilo en el patriarcado de Ale- jandría. Un
hombre ambicioso que además de reprimir a judíos y
paganos se enfrentó con los patriarcas de Constantinopla
por la primacía en la iglesia del Imperio Romano de
Oriente. Escribió en una de sus obras:
Nosotros  por la fe de Cristo estamos
dispuestos a padecerlo todo: Las cadenas, la cárcel, todas
las incomodidades de la vida y la misma muerte"  aunque no
sería él quien padeciera la muerte ni las cadenas,
ya que al final de su vida era una de las personalidades
más importantes de la Iglesia y luego sería
canonizado. En el siglo XIX, en 1882, el papa León
XIII le proclamaría Doctor de la Iglesia.

(5)Se supone que el autor de la carta hace sus
cálculos antes del establecimiento de la era
cristiana por Dionisio el Exiguo en 525; por tanto, si el propio
Dionisio se equivocó en 6 ó 7 años, cabe la
posibilidadde que nuestro autor también lo hiciese, pues,
de no ser así, es incomprensible que atribuyese a Hypatia
la escritura de la carta en 440 cuando había sido
asesinada en 415.

(6)Fue Demetrio de Falera quien sugirió a Tolomeo
I Sóter la idea de esta- blecer un gran centro de
investigación en Alejandría con una biblioteca
importante ligada a él, al que se debía llamar
"Museo". La fecha precisa de la fundación de estas dos
instituciones no es conocida pero es probable que Sóter
iniciara la obra en 290 a.C. y que luego la tarea fuera
completada por Tolemeo II Filadelfo, porque es bien sabido que la
Biblioteca y el Museo alcanzaron su máximo esplendor
durante el reinado de Filadelfo. La prime-

ra mención de la Biblioteca que ha quedado
registrada se encuentra en la Carta de Aristeas
(180-145 a.C.), estudioso judío que escribió
crónicas sobre la traducción del Viejo Testemento
al griego por setenta y dos rabinos. Según
él, "este trabajo había sido encargado por
el ateniense desterrado Demetrio de Falera, a quien patrocinaba
Tolemeo Sóter
". 

(7)Edward Gibbon (II, 816) sugiere que Cirilo estaba tan
celoso de la influencia y de la popularidad de
Hypatía que "alentó, o aceptó, el sacrificio
de una virgen, que profesaba la religión de los griegos".
Rist (p. 223) sugiere que la turba estaba
enloquecida por el ayuno de la cuaresma. 

(8)Palladas, nacido en Alejandría a fines del S.
IV, fue una curiosa figura de esta época crepuscular y su
transición, de ese interregno que asistió al fin
del mundo antiguo y el triunfo del cristianismo. De los ciento
cincuenta epigramas que de él se conservan en la
Antología palatina las tres cuartas partes revisten poco
interés.

Palladas enseña letras en Alejandría, y
fue coetáneo de Hypatia. Tuvo cier- to éxito en su
oficio, recibiendo el agradecimiento del gramático
Dositheos, quien le dio empleo. Falto de pecunio se ve obligado a
"vender calímacos y píndaros" para dar de comer a
su mujer a la que no quería.

Este griego que asistió a la persecución
de los paganos por Teodosio,luego a la prohibición del
culto pagano por Arcadio, registra esos cambios de régimen
del mismo modo que la mayoría de sus contemporáneos
ven los hechos, a través de su pequeño lado
anecdótico y de anotaciones aparente-mente útiles,
alternando en su caso con ellas, breves poemas
inquietantes.

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Una biografía más
larga en DivulgaMAT: Portal de la Real Sociedad
Matemática Española.

 

 

Autor:

Benedicto Cuervo
Álvarez.

 

Partes: 1, 2
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