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Imagining Keynes – Parte I – El día que Keynes “lloró” (Economía de malversación) (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Los contribuyentes acaban pagando dichos riesgos, como
también los jubilados y otros que dependen de los
réditos de sus ahorros. Además, las
políticas de bajos tipos de interés transfieren el
riesgo de la inflación a todos los ahorradores y a las
generaciones futuras. Así, pues, tal vez el mayor insulto
a los contribuyentes es el de que el año pasado la
remuneración de los banqueros volviera a alcanzar el nivel
del período anterior a la crisis.

Naturalmente, antes de que los gobiernos los rescataran,
los bancos nunca habían repartido dividendos en su
historia, suponiendo que sus activos estuvieran ajustados al
valor del mercado. Tampoco es de esperar que lo hagan a largo
plazo, pues su modelo de negocio sigue siendo idéntico al
que era antes, con modificaciones sólo cosméticas
en relación con los riesgos inherentes a las
transacciones.

De modo que los datos están
claros, pero, como contribuyentes individuales, estamos
indefensos, porque, dadas las medidas concertadas de los grupos
de presión o -peor aún- de las autoridades
económicas, no controlamos los resultados. Nuestras
subvenciones para los directores y ejecutivos de los bancos son
completamente involuntarias.

Pero la perplejidad resultante representa un elefante
aún mayor. ¿Por qué un gerente de
inversiones compra los valores de bancos que pagan porciones muy
grandes de sus ganancias a sus empleados?

La razón no puede ser la promesa de repetir
beneficios pasados, dada la insuficiencia de dichos beneficios.
En realidad, filtrar los valores conforme a los beneficios
habría reducido a más de la mitad las
pérdidas de las inversiones en el sector financiero en los
veinte últimos años, sin pérdidas de
beneficios.

¿Por qué los gerentes de carteras y de
fondos de pensiones abrigan la esperanza de que sus inversores
les concedan impunidad? ¿Acaso no resulta evidente a los
inversores que están transfiriendo voluntariamente los
fondos de sus clientes a los bolsillos de los banqueros?
¿Acaso no están violando los gestores de fondos
tanto las obligaciones fiduciarias como las normas morales?
¿Están desaprovechando la única oportunidad
que tenemos de disciplinar a los bancos y obligarlos a competir
para correr riesgos de forma responsable?

Resulta difícil de entender por
qué el mecanismo del mercado no elimina esas preguntas. Un
mercado que funcionara bien produciría resultados que
favorecerían a los bancos que contaran con los riesgos
adecuados, los planes de remuneración idóneos, el
reparto de riesgos correcto y, por tanto, la gestión
empresarial adecuada.

Podemos preguntarnos: si los gestores de inversiones y
sus clientes no reciben beneficios elevados por sus valores
bancarios, como sucedería si se beneficiaran de la
externalización por parte de los banqueros del riesgo que
recae en los contribuyentes, ¿por qué no se
deshacen de ellos? La respuesta es la llamada "beta": los bancos
representan una gran proporción de los S&P 500 y los
gestores necesitan invertir en ellos.

No creemos que la reglamentación sea una panacea
para este estado de cosas. Los bancos mayores y más
complejos han llegado a ser expertos en mantenerse un paso por
delante de los reglamentadores creando constantemente productos
financieros y derivados que eluden la letra de las normas. En
esas circunstancias, una reglamentación más
complicada significa simplemente más horas retribuibles
para los abogados, más ingresos para los reglamentadores
que cambien de bando y más beneficios para los gestores de
derivados.

Los gestores de inversiones tienen la obligación
profesional y moral de desempeñar su papel imponiendo
cierta disciplina al sistema bancario. El primer paso
debería ser el de diferenciar los bancos conforme a sus
criterios de remuneración.

En el pasado los inversores se han regido por criterios
éticos -al excluir, pongamos por caso, las empresas
tabaqueras o las multinacionales cómplices del apartheid
en Sudáfrica- y han logrado ejercer presiones en los
valores subyacentes. La inversión en bancos constituye una
doble violación: ética y profesional. Los
inversores y todos nosotros estaríamos mucho mejor
económicamente, si esos fondos afluyeran a empresas
más productivas, tal vez reorientando hacia organizaciones
benéficas una cantidad equivalente a la que se
transferiría a las primas de los banqueros.

(Nassim Nicholas Taleb es profesor de Prevención
de Riesgos en la Universidad de Nueva York y autor de The Black
Swan ("El cisne negro"). Mark Spitznagel es gestor de fondos de
cobertura. Los autores tienen posiciones que se benefician, si
los valores de los bancos se devalúan. Copyright: Project
Syndicate, 2011)

La doctrina del
miedo ("el
tiempo se agota", dice el FMI)

Una peculiar cuenta atrás atruena en los mercados
financieros desde agosto (2011). Y la última asamblea del
Fondo Monetario Internacional (septiembre 2011) devolvió
el eco, multiplicado. La cita, que reúne la mayor
concentración de responsables de política
económica del mundo, tuvo un efecto paradójico:
solo fue capaz de constatar que el tiempo se escapa entre los
dedos de los responsables políticos. La "sensación
de urgencia" que quiso instalar la nueva directora gerente del
FMI, Christine Lagarde, se convirtió en un ejercicio de
impotencia. "El tiempo se agota", fue la salmodia de los expertos
del Fondo. Todos los ojos se dirigen a Europa, donde la crisis
financiera se ha vuelto a hacer fuerte. Cada vez son más
los que creen que ya es demasiado tarde. Que el envite -una
reforma radical de la estructura de la zona euro- es demasiado
grande para ser resuelto por los actuales dirigentes europeos.
Con el grifo del crédito ya medio cerrado, la
recaída está a la vuelta de la esquina.

"Lo que tenemos en Europa es una crisis bancaria que
puede generar un credit crunch", advierte Guillermo Calvo, de la
Universidad de Columbia, en Nueva York. "En el mejor de los
casos, se le va a dar a Grecia la medicina para que siga pagando
su deuda en el corto plazo y se hará lo necesario para que
no quiebren los bancos. Pero eso no va a evitar el credit crunch,
lo que va a tener un impacto severo en el crecimiento europeo y
también, muy posiblemente, en el de Estados Unidos. La
probabilidad de una recaída importante del PIB en Europa y
Estados Unidos no se puede descartar", apunta.

El escenario descrito por el profesor no es, ni mucho
menos, el peor de los manejados. Varios de los expertos
consultados (y es una opinión creciente en todo tipo de
foros especializados) creen que el retraso en la toma de
decisiones en la UE hace casi imposible evitar la
suspensión de pagos en Grecia. Y que los problemas de las
autoridades europeas para dar competencias más ambiciosas
al fondo de rescate y al Banco Central Europeo
dificultarán frenar el contagio a otras economías y
al sistema bancario europeo.

"La crisis no se ha gestionado bien; va de mal en peor.
Hagan lo que hagan los Gobiernos ya, Grecia y Portugal
entrarán en suspensión de pagos. Quizá
España e Italia también. Eso no puede gestionarse
de manera voluntaria y ordenada y el resultado será
quiebras bancarias", sostiene Charles Wyplosz, del Graduate
Institute de Ginebra, que no deja pasar la ocasión de
atizar a la propuesta comunitaria de que los bancos con
títulos griegos asuman una quita de la deuda. "Hay un
riesgo claro de que la crisis de la deuda pública se vaya
de las manos", corrobora Paul de Grauwe, de la Universidad de
Lovaina.

La serpiente de la crisis financiera muda de piel cada
cierto tiempo, pero se mantiene viva cuatro años
después. En algunos momentos, como el arranque de 2010 o
de 2011, su carga tóxica pareció menguar. Entonces,
algunos países avanzados (en ningún caso
España) aceleraron el crecimiento, dejaron atrás el
mal sueño de la Gran Recesión. Fue un espejismo.
Las dificultades de varios países europeos (Grecia,
Irlanda, Portugal) para hacer frente al pago de la deuda
pública dispararon las dudas de los inversores. La lenta
reacción de la UE hizo el resto. La desconfianza
elevó el coste de esa deuda, y eso, junto al efecto de los
planes de ajuste en las perspectivas de crecimiento,
retroalimentó las dudas de los inversores en una espiral
que los planes de rescate de la UE a estos tres países no
fueron capaces de cortar.

La crisis de deuda pública en varios
países periféricos de la zona euro se
manifestó cuando varias economías occidentales
apenas habían empezado a digerir los excesos de la deuda
privada, origen de las primeras turbulencias financieras en 2007.
Y ambos problemas lastran las cuentas de los bancos,
catalizadores de esta crisis. El balance es que, pese a los
estímulos fiscales con que los Gobiernos del G-20
combatieron la recesión, las inyecciones de fondos
públicos a las entidades financieras y la avalancha de
liquidez suministrada por los bancos centrales, el peso de la
deuda acogota a los bancos. Una vía de agua que no ha
hecho más que crecer desde el tercer trimestre de 2011,
disparando la exigencia de nuevas recapitalizaciones en las
entidades europeas para afrontar la pérdida de valor de
sus activos, ya sean títulos de deuda o créditos
con más opciones de caer en morosidad por la falta de
crecimiento económico. Por no hablar del agujero
inmobiliario.

"Inicialmente, la crisis bancaria arrastró a una
situación muy complicada a las cuentas públicas.
Ahora, es la deuda pública la que arrastra a la banca",
resume Vicente Pallardó, del Instituto de Economía
Internacional de Valencia.

El FMI ha acumulado mensajes contradictorios en los
últimos tiempos, un signo de la ansiedad del vigilante de
la estabilidad económica mundial, como le rebautizó
el G-20. Aquí pesa también el precedente de 2007,
cuando el Fondo no vio venir el impacto que iba a tener la crisis
financiera. Pero si los expertos del Fondo tenían una idea
clara, era que había que meter presión a los
políticos. Y, singularmente, a la UE. "Hay una
sensación generalizada de que los políticos
europeos van un paso detrás de los mercados",
proclamó Olivier Blanchard, jefe del departamento
económico del Fondo. "Les diría que dejen de
combatir los síntomas y se centren en las causas
profundas", siguió el miércoles el jefe del
departamento financiero, José Viñals.

Un gráfico, sencillo para lo que suele gastar el
FMI, sintetizaba la aproximación del Fondo a la
cuestión. Si la crisis comenzó siendo de deuda
privada, luego se propagó a los bancos y pasó
después a las cuentas públicas, ahora ha vuelto a
mudar de piel para convertirse en una crisis
política.

El mensaje se ha adobado con elevadas dosis de
dramatismo, un broche razonable para un período dominado
por el temor, una expresión repetida hasta la saciedad por
políticos, analistas de mercados, expertos
económicos y medios de comunicación en las
últimos tiempos. "Hay miedo a lo desconocido". La frase,
más propia de una película de terror de serie B, se
recoge en el análisis que abre el informe de Perspectivas
Económicas Mundiales del FMI. El Fondo ha llegado a la
conclusión de que para despejar los miedos de los
mercados, hay que meter presión a los políticos
para que actúen. Y que la mejor manera es… con
más miedo.

La secuencia recuerda a algunas de las descritas con
prolijidad por la periodista canadiense Naomi Klein, que
glosó el nacimiento de los movimientos contra la
globalización capitalista, en el libro La Doctrina del
Shock. El desastre, recuerda Klein, es un evento muy conveniente
para acelerar cambios que llevan años bloqueados por la
resistencia social y política. La periodista utiliza la
teoría para explicar cómo se impusieron algunas
recetas que tilda de neoliberales al calor de convulsiones
políticas o económicas. No está tan claro
que aquí sea el caso: en las recetas que se proponen para
salir del atolladero conviven el recorte del sector
público, el uso de fondos estatales en auxilio de la
banca, más impuestos a los ricos o a las entidades
financieras o una mayor integración fiscal de la zona
euro. Lo que sí es cierto, es que unas van más
rápidas que otras.

"Lo que ha hecho estos días el FMI es de
pirómano, y ellos deberían comportarse como
bomberos prudentes. Hay cierto efecto Roubini (por Nouriel
Roubini, que anticipó la crisis financiera); nadie quiere
que le acusen de no haber avisado. Pero a mí me
enseñaron hace mucho que cuando detectas un problema debes
aportar soluciones o te conviertes en parte del problema",
critica José Carlos Díez, economista jefe de
Intermoney. "La situación es seria, pero los mercados
financieros tienden a exagerar mucho", matiza Stephany
Griffith-Jones, coautora del libro "Un tiempo para la mano
visible" junto al Nobel Joseph Stiglitz y al profesor José
Antonio Ocampo.

Al reclamo del Fondo, escoltado por nuevos tropiezos en
las Bolsas, la presión sobre los líderes europeos
se ha redoblado. El primer ministro británico, David
Cameron, en un gesto poco apreciado por sus colegas de la UE,
abanderó una carta abierta de siete países del G-20
para exigir a la zona euro que resuelva ya sus problemas. El
secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, aseguraba, cada
vez que se la acercaba un micrófono, que los europeos
estaban a punto de multiplicar la potencia del fondo de rescates,
algo que negaban los dirigentes de la UE una y otra vez. El ex
presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, aquel que se
mostró sorprendido por la codicia de los bancos de
inversión estadounidenses tras haberlos dejado campar por
sus respetos, daba "semanas" a la suspensión de pagos en
Grecia. El ministro de Economía brasileño, Guido
Mantega, que había prometido un gesto de respaldo de los
gigantes emergentes, se limitó a lanzar una frase redonda
y venenosa -"Europa es el epicentro de la crisis"- y a reclamar
medidas "rápidas y osadas" para evitar el
contagio.

En lo que va de año, la cotización de los
bancos europeos ha caído un 40%; los fondos monetarios
estadounidenses, una fuente de financiación esencial para
varios gigantes financieros continentales, ha reducido a
mínimos históricos su exposición a las
entidades europeas; y el Fondo, en una polémica
estimación, cree que las pérdidas potenciales por
la devaluación de títulos de deuda pública
ronda los 300.000 millones de euros, un boquete en los balances
bancarios que apremia la recapitalización.

Para no ahogarse en la tormenta, la UE se agarra a la
tabla del acuerdo alcanzado, con mucha dificultad, en julio, para
ampliar las competencias del fondo de rescates. Y aprieta las
tuercas a Grecia para que prosiga con los ajustes, antes de
liberar otro tramo del crédito fijado en el primer plan de
ayuda y dar paso a la segunda fase. No quiere que ningún
debate le desvíe de conseguir esos dos objetivos, al
alcance de la mano.

"Aunque finalmente caiga Grecia, la crisis no tiene por
qué irse de las manos. Solo ocurriría así si
no logran controlar los mercados de la deuda italiana y
española", dice Francisco Alcalá,
catedrático de Economía de la Universidad de
Murcia. "Para evitarlo, habría que dejar claro que el
problema de Italia y España sería de liquidez, no
de solvencia; propiciar que el BCE declare abiertamente el
compromiso firme de estabilizar los mercados de deuda de los
países con problemas de iliquidez; y preparar medidas que
eviten un posible colapso del sistema bancario", enumera. "El
único que tiene recursos ilimitados e inmediatos para
despejar todas las dudas es el BCE", concede
Alcalá.

La exigencia de un nuevo mandato para el BCE que le
permita respaldar al euro como hacen la Reserva Federal con el
dólar o el Banco de Inglaterra con la libra, es
común a varios expertos. "El fondo de rescate (que
podrá prestar hasta 440.000 millones) es demasiado
pequeño para afrontar el riesgo añadido de
España e Italia. Se necesitaría una reserva de tres
billones al menos, y ningún Gobierno puede con eso. La
única manera de evitar la crisis es que el BCE garantice
toda la deuda pública europea. Cuanto más
esperemos, más profunda será la crisis. Y la
recesión", avisa Wyplosz. "El fondo de rescates nunca
funcionará bien. Solo puede intervenir por unanimidad de
todos los países y es demasiado pequeño. El BCE
debe dejar atrás los dogmatismos y anunciar que va a
intervenir en los mercados permanentemente", corea De
Grauwe.

Un paso así, que requiere en paralelo una abrupta
integración fiscal, no parece cosa de días. Menos
aún, cuando hay una oposición en varios
países, especialmente de Alemania. "El problema no es
tanto que los políticos no sean conscientes de lo que se
juegan, sino que los electorados del centro y el norte de Europa
no admiten más consideración con el sur. Hace
muchos meses que se les debería estar explicando el enorme
coste que tendrá para ellos una posible ruptura del euro y
quién sabe si, con él, del proyecto europeo",
explica Pallardó. Con esa perspectiva, los líderes
alemanes, holandeses o nórdicos necesitan mucho tiempo
para convencerse y convencer a su electorado de decisiones tan
drásticas. Y no está nada claro que los mercados
vayan a concedérselo.

"No estamos en regímenes napoleónicos en
los que se chasquea los dedos para hacer reformas, estamos en
democracias parlamentarias, que tienen otros procesos",
recalcó la directora gerente del FMI, en otra de esas
contradicciones tan frecuentes en los últimos días.
"Es curioso como la presión se ha concentrado de forma
exclusiva en los líderes políticos europeos, que
desde luego, podrían hacer mucho más", recoge el
guante Stephany Griffith-Jones. "Hay otra vez silencio sobre la
responsabilidad de los mercados financieros y los bancos en la
crisis de la eurozona. ¿Qué pueden hacer para
resolver la situación? ¿Cómo pueden ayudar a
los Gobiernos a suministrar crédito? ¿O
deberían ser regulados de forma radical para que dejen de
hacer tanto daño a la economía en el
futuro?".

Una pregunta similar se lanzó desde la sala de
prensa a los expertos del FMI. "Exigen a los políticos que
pongan más de su parte, ¿creen que los bancos han
hecho su parte?". La respuesta llevó decenas de palabras.
Pero, en síntesis, no hubo respuesta.

La quiebra de Lehman Brothers, en el
retrovisor

"Mucha gente dice que no lo vio venir en 2008, pero
ahora no hay excusa". El presidente del Banco Mundial, Robert
Zoellick, afloró en Washington una pregunta recurrente
entre los políticos, los inversores, los analistas y la
prensa especializada: ¿esta crisis financiera es ya
comparable a la que explotó tras la quiebra de Lehman
Brothers?

"La reacción de los mercados no ha sido tan
intensa ni tan generalizada como fue después de aquel
evento". Es la respuesta del equipo técnico del Fondo
Monetario Internacional (FMI), que profundiza en la
comparación en el informe de Estabilidad Financiera,
presentado esta semana. Pero casi, cabría añadir a
la vista de algunos de los resultados: "Durante dos semanas del
pasado mes de agosto (2011), la riqueza de los mercados
bursátiles globales descendió en 7,3 billones de
dólares. En las dos semanas que siguieron a la quiebra de
Lehman Brothers (en septiembre de 2008) la pérdida fue de
11 billones".

"La percepción del riesgo entre los inversores es
ahora mayor en el caso de la banca y la deuda pública
europeas", prosigue el estudio, que basa su conclusión en
el precio de los credit default swaps o seguros de impago de
deuda, un mercado opaco y poco líquido. Otros indicios de
la tensión en los mercados financieros son más
obvios como la evolución de los principales indicadores
bursátiles europeos (en mínimos desde principios de
2009) o el hecho de que los tipos de interés de los
títulos de deuda pública más estables (los
estadounidenses o alemanes) estén tan bajos (por su
elevada demanda) que no compensan siquiera la
inflación.

También hay que retrotraerse a abril de 2009 para
encontrar tanta presión en el mercado interbancario
europeo como ahora (el coste al que se prestan los bancos entre
sí a corto plazo). La respuesta, en suma, es poco
esperanzadora para los próximos meses. Las tensiones
financieras se acercan a las que se produjeron en 2008 y entonces
eso derivó en un estrangulamiento del crédito a la
economía real, y en último término, en la
Gran Recesión. Sin llegar a aquellos extremos, los
técnicos del FMI estiman que hay un 40% de probabilidades
de que la economía estadounidense, que suele anticipar la
contracción en los países avanzados, entre en
recesión en el último trimestre de 2011.

-¡Take the
money and run! (huellas -recientes- dejadas en la "odiada"
hemeroteca)

"There is no sign of the necessary change" in
bankers' mentality since the financial crisis, Stark said. "One
has the unmistakable impression that the casino is still
open
".
(Juergen Stark, economista jefe del BCE – El
Confidencial – 20/1/11)

En 2009 el montante total de deuda
contabilizada en el análisis -familias, gobiernos y
empresas- asciende a la "modesta cifra" de 109 billones de
dólares, siendo 1.82 veces el PIB mundial
.

"El Banco Central de Irlanda está imprimiendo
su propio dinero a fin de facilitar líneas de liquidez
(préstamos) para mantener en pie su sistema financiero. En
concreto, la entidad ha prestado al sistema financiero nacional
un total de 51.094 millones de euros a cierre de 2010,
incrementándose en más de 40.000 millones en tan
sólo los últimos tres meses. Esto significa
imprimir en dinero el equivalente al 25% del PIB irlandés
-estimado en unos 160.000 millones de euros
". (Libertad
Digital – 20/1/11)

Y todo ello, con la autorización del Banco
Central Europeo (BCE). Y es que, si bien se trata de una
práctica inusual, por no decir inexistente en el seno de
la zona euro, esta posibilidad es legal, de ahí la
aceptación de Trichet. El organismo monetario considera
que el Banco Central de Irlanda puede hacer uso de sus propios
"fondos" (dinero de nueva creación) para sostener a su
banca siempre y cuando se lo notifique con
antelación.

La monetización de deuda se ha
convertido en una práctica habitual de los bancos
centrales en algunas grandes potencias del mundo a raíz
del estallido de la crisis financiera de 2007. El programa ideado
para tal fin es el ya famoso Quantitative Easing
(expansión monetaria cuantitativa), vigente en EEUU, Gran
Bretaña y Japón a través de las masivas
compras de deuda pública o semipública que realizan
sus respectivos bancos centrales.

"La crisis financiera que asoló la
economía en 2008 "podría haberse evitado" si no se
hubieran producido fallos generalizados en los reguladores,
así como una mala gestión en las empresas y la
irresponsable toma de riesgos de Wall Street, según
reflejan las conclusiones de un informe elaborado por la
Comisión Investigadora de la Crisis Financiera, formada
por el Congreso de EEUU en 2009
". (Negocios.com –
26/1/11)

"La mayor tragedia sería
aceptar la letanía de que nadie podía haber
previsto lo ocurrido y por lo tanto nada se podría haber
hecho para evitarlo", señalan los miembros de la
Comisión en un informe al que tuvo acceso 'The New York
Times'. "Si aceptamos esta idea, volverá a repetirse",
advierten.

Respecto a las conclusiones más destacadas de la
investigación, los comisionados señalan entre los
responsables de la crisis a los dos últimos presidentes de
la Reserva Federal, Alan Greenspan, quien permitió la
expansión de la burbuja inmobiliaria, y a su sucesor Ben
Bernanke, quien no supo prever la crisis, aunque haya
desempeñado un papel "crucial" en la lucha contra
ella.

Así, el informe resulta especialmente duro con la
labor de Alan Greenspan, quien antes de la crisis era
reverenciado por los mercados y conocido por el apelativo de "El
Maestro", pero al que los autores de la investigación
señalan como el responsable del proceso de
desregulación que no impidió el flujo de hipotecas
tóxicas, en un claro ejemplo de negligencia.

Por otro lado, los congresistas también reservan
buena parte de sus críticas para la Administración
Bush por su "respuesta inconsistente" a la crisis, que
permitió el colapso de Lehman Brothers en septiembre de
2008, "añadiendo incertidumbre y pánico a los
mercados".

Asimismo, el informe también reparte culpas entre
el partido Demócrata al señalar como "un momento
clave en la evolución hacia la crisis" la decisión
del presidente Clinton de blindar del control público a
los derivados financieros.

Por su parte, el actual secretario del Tesoro, Timothy
F. Geithner, quien entonces presidía la Reserva Federal de
Nueva York, tampoco sale indemne, ya que no se percató de
las dificultades en Citigroup y Lehman, aunque apunta que tampoco
era él el principal responsable de su
supervisión.

"La crisis fue el resultado de la
acción y la inacción de las personas, no fue
producto de la Madre Naturaleza ni de un error en los
ordenadores", señala el informe.

"Las ganancias del cuarto trimestre de las mayores
compañías de Estados Unidos han sido
excepcionalmente vigorosas, con importantes avances en los
sectores de telecomunicaciones y energía y una
recuperación en los servicios financieros".
(The Wall
Street Journal – 1/2/11)

Excluyendo a las
compañías financieras, cuyas pérdidas de
2009 sesgaron los resultados, las utilidades de las empresas del
Standard & Poor's 500 crecieron 17% tomando como base los
resultados reportados por compañías que representan
54% del valor del índice. Más de 50% de las
empresas del índice ya han divulgado sus
resultados.

S&P calcula que el crecimiento de las ganancias
será de alrededor de 51% en 2010, un incremento porcentual
solamente superado por el récord de 243% en 2009 y el
avance de 77% en 2003.

"El director gerente del Fondo Monetario
Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn, ha alertado este
martes que el mundo se enfrenta a "la perspectiva de una
generación perdida de gente joven, destinada a sufrir
durante toda su vida lo peor del desempleo y sus condiciones
sociales"".
(El Economista – 2/2/11)

"Según publica hoy el Wall Street Journal, la
cifra total de compensaciones y bonificaciones que
repartió el sector financiero en 2010 asciende a los
135.000 millones de dólares, un 5,7 por ciento más
que los 128.000 millones en salarios y beneficios repartidos un
año antes. La subida, según el rotativo, estuvo
motivada por el aumento en los ingresos. Entre las 25
compañías financieras más importantes que ya
presentaron resultados, los ingresos alcanzaron los 417.000
millones de dólares, otro récord
histórico".
(El Economista –
2/2/11)

Los ingresos son un factor clave en
el reparto de beneficios y sueldos entre el sector financiero,
que dedica un tercio del total a recompensar a sus empleados.
Este porcentaje conocido como "ratio de compensación"
subió en 2010 hasta el 32,5 por ciento desde el 31,1 por
ciento de 2009. Así la compensación media de cada
empleado subió un 3 por ciento hasta los 141.000
dólares, aunque esta cifra varía entre
empresas.

"Ni el Gobierno chino, ni el japonés. El
mayor tenedor de deuda pública estadounidense ya no es
ninguna de las economías emergentes sino la Reserva
Federal de Estados Unidos. Una primera posición que para
muchas voces no es suficiente y ya presionan para que la
institución que preside Ben Bernanke continúe
invirtiendo en los títulos de su propio país".

(Cinco Días – 2/2/11)

En los últimos años
China (con 896.000 millones de dólares) y Japón
(con 877.000 millones) lideraban la clasificación de
tenedores de deuda pública del país norteamericano.
Hoy esto ya no es así. Actualmente es la Reserva Federal
la cabeza visible de este ranking, con un montante en su cartera
de 1.100.000 millones de dólares, según revelan el
diario Financial Times. Una cifra que podría elevarse a
los 1,6 billones para el mes junio (2011).

"Los Bancos Centrales, al igual que todos los
bancos, suelen tener un apalancamiento importante. En el caso del
Eurosistema hablamos de casi 25 veces activos sobre capital, por
lo que una pérdida del 4% en sus inversiones
liquidaría sus fondos propios. No obstante en realidad eso
no es suficiente para la bancarrota. Para quebrar foráneos
o nativos deben perder la confianza en la moneda. Cuando el
dinero no es aceptado "game over", pero mientras tanto nada
impide el imprimir para solventar los problemas
". (El
Confidencial – 3/2/11)

Vistos los antecedentes ya podemos ir
con lo importante: la Reserva Federal. Su activo 2.446.760
millones de dólares, su capital 53.063 millones de
dólares, por tanto apalancamiento de… ¡46,11
veces! O lo que es lo mismo, con unas pérdidas sobre sus
activos del 2.2% el club de Bernanke se vería en serios
problemas. No porque la Reserva Federal quebrase pues
podrían imprimir y todo el mundo seguiría aceptando
billetes verdes, pero sin duda sería un punto de
inflexión, sería demostrar que están
llevando una política totalmente inválida,
sería como decir que lo suyo no son los precios sino otras
cosas…

"El Fondo Monetario Internacional (FMI)
proporcionó "pocos avisos claros" sobre los riesgos y las
debilidades ligados a la última crisis financiera que se
cernía sobre la economía mundial antes de que
ésta estallara, según un informe de la Oficina de
Evaluación Independiente (OEI), que controla la labor de
la institución".
(Negocios.com –
9/2/11)

En un informe sobre su comportamiento
entre 2004 y 2007, los años anteriores a la crisis
financiera y económica, la OEI considera que, durante el
periodo previo a la crisis, el mensaje bandera de la vigilancia
del FMI se caracterizó por su "excesiva confianza en la
solidez y la resistencia de las grandes instituciones
financieras" y en la aprobación de las prácticas
llevadas a cabo en los principales centros
financieros.

"Durante la crisis financiera, lo que más
preocupaba a los inversionistas en Estados Unidos eran los
activos "tóxicos" en poder de los bancos. Esos temores
disminuyeron a medida que las ganancias de las entidades
financieras se recuperaban y los préstamos morosos
declinaban. Las acciones de la banca subieron 25% durante los
últimos cinco meses".
(The Wall Street Journal –
11/2/11)

Los bancos, sin embargo, todavía conservan muchos
de los activos que alguna vez aterraron a los inversionistas como
valores respaldados por hipotecas, obligaciones de deuda
garantizada y otros instrumentos riesgosos. Su impacto potencial
inquieta a algunos expertos en contabilidad y a observadores del
sector financiero.

Un problema se centra en los llamados
valores de nivel 3, inversiones no líquidas y
difíciles de valorar a precios de mercado. De acuerdo con
el análisis de The Wall Street Journal al 30 de septiembre
pasado, los diez bancos principales tenían US$ 360.700
millones de valores de nivel 3, lo que equivale al 42,6% del
capital de los accionistas.

"No es un tema del que se hable a viva voz, pero
resuena en todos los pasillos. En EEUU, las
compañías ya presentan resultados de mega hit
taquillero mientras que las cifras del paro son de
película de terror. Pero no es de esperar que el
guión cambie pronto: mientras las empresas puedan seguir
engordando sus beneficios sin ampliar plantilla, no
apostarán por ello".
(El Economista –
11/2/11)

"El desempleo es un hecho terrible
para familias y particulares, pero estoy seguro de que muchas
compañías creen que están mejor con menos
trabajadores y se escudan en la supuesta debilidad de la
economía para mantener sus filas escuálidas",
indica el cofundador del hedge fund Short Hill Capital, Stephen
Weiss.

"En su lugar, se centrarán en
incrementar la productividad de sus empleados y conseguir mayores
márgenes", añade.

Así, mientras la tasa de paro siga a los actuales
niveles, reflejando la difícil realidad de millones de
ciudadanos estadounidenses, la Reserva Federal mantendrá
sus programas de inyección de liquidez. Y eso gusta a las
empresas.

El desempleo elevado "les mantendrá alejados de
retirar el programa de estímulo monetario e, incluso, les
puede llevar a un tercer QE", asegura Nicholas Colas, estratega
jefe de mercados de BNY ConvergEx. "La renta variable lo
hará bien ante un mercado laboral deteriorado porque es el
gran motivo por el que la Fed continúa con su apoyo",
añade James Iuorio, director ejecutivo de TJM
Institutional Services.

"Los osos hace meses que están hibernando y
los escépticos comienzan a creer. Ayer, el Standard &
Poor´s 500 volvió a dar muestras de la fortaleza del
rally: sumó 8,31 puntos para alcanzar los 1.336,32 enteros
o, lo que es lo mismo, ya se encuentra al doble de sus
mínimos de marzo de 2006, en los 666,79 enteros".
(El
Confidencial – 17/2/11)

De esta manera, el índice ha
registrado la subida de un 100% más rápida desde
1936, cuando acumuló 501 días de rally alcista. En
esta ocasión el optimismo en los mercados viene durando
707 días, según publica The Wall Street
Journal.

"Hay momentos en que se debe pensar y actuar de
forma original y después hay momentos en que se vuelve a
la normalidad. Los más importantes bancos centrales de
Occidente -el Banco de Inglaterra, el Banco Central Europeo y la
Reserva Federal de los Estados Unidos- deben tomárselo en
serio. Como dijo el ex Presidente de la Reserva Federal William
McChesney Martin: "La misión del banco central es la de
retirar el ponche cuando la fiesta aún no ha acabado". Sin
embargo, recientemente la Reserva Federal decidió no
sólo mantener la fuente del ponche, sino también
volver a llenarlo".
(Sylvester Eijffinger and Edin Mujagic –
Project Syndicate – 1/3/11)

Así, pues, ha llegado el
momento de que los bancos centrales de Occidente vuelvan a ser
"normales". Ello es aplicable en particular a la Reserva Federal
y al Banco de Inglaterra y, en menor medida, al
BCE.

"Por desgracia, estamos muy lejos de un mundo
idealizado en que los mercados financieros comparten el riesgo de
forma eficaz. De los aproximadamente 200 billones en activos
financieros mundiales que existen hoy en día, casi tres
cuartas partes se expresan en alguna especie de instrumento de
deuda, como préstamos bancarios, bonos corporativos y
valores públicos. Sin duda, el mercado de derivados ayuda
a distribuir el riesgo más ampliamente que lo que implica
este cálculo superficial, pero el punto básico
sigue siendo válido".
(Kenneth Rogoff – Project
Syndicate – 1/3/11)

"Los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona
han acordado este sábado reforzar la capacidad financiera
del fondo de rescate de 750.000 millones de euros para los
países con problemas de deuda y flexibilizarlo con el
objetivo de que pueda comprar bonos en el mercado primario, tal y
como reclamaban España y Portugal".
(Gaceta.es –
12/3/11)

"El programa TARP (Troubled Asset Relief Program,
también conocido como Plan Paulson, por el ex secretario
del Tesoro Henry Paulson) para aliviar la crisis financiera
norteamericana ha tenido éxito "en parte", según el
trigésimo y definitivo informe oficial publicado el
miércoles por el Panel del Congreso para la
supervisión del propio programa para "activos
problemáticos". Sin embargo, la lista de "peros" con los
que el informe matiza ese éxito es larga y de mucha
enjundia. Y lo que no menciona es todavía más
ilustrativo y menos favorable".
(Libertad Digital –
19/3/11)

Pero es en las consecuencias de
difícil cuantificación donde el Panel advierte, no
ya de las carencias del TARP, sino de los daños que ha
causado. Así, en el punto álgido de la crisis
bancaria, 18 grandes instituciones financieras recibieron 208.600
millones de dólares prácticamente de la noche a la
mañana sin tener que demostrar su capacidad para devolver
esos importes ni cumplir muchos requisitos. Mientras tanto, otras
instituciones financieras menores no recibieron esas
ayudas.

…Todo ello lleva al Panel a
considerar que el TARP, a los ojos del público americano,
ha quedado estigmatizado: "La percepción general es que el
TARP ha restablecido la estabilidad al sector financiero mediante
las rescates a los bancos de Wall Street y a los fabricantes
nacionales de automóviles, mientras hacía poco por
los 13,9 millones de trabajadores en paro, los 2,4 millones de
propietarios de viviendas que están en riesgo inminente de
ejecución hipotecaria o las innumerables familias que, de
algún modo, se esfuerzan por llegar a final de
mes".

"La Reserva Federal se ha convertido en el comprador
de más del 60% del mercado de los bonos estadounidenses. Y
es que, resulta algo ingenuo pensar que las entidades con
licencia para comprar directamente deuda pública, los
llamados "Primary Dealers", podrían o querrían
comprar esa enorme cantidad de bonos de escasa rentabilidad si la
FED no estuviera a su vez dispuesta a adquirir casi todo el papel
que el Tesoro emite al "mercado".

De hecho, los "Primary Dealers" están
vendiendo a la Reserva Federal deuda que compraron al Gobierno de
Washington apenas una o dos semanas antes. Aunque el presidente
de la FED, Ben Bernanke, ha reiterado que no está
monetizando deuda pública, los números son
contundentes. Es más, el hecho de que los "Primary
Dealers", los únicos capaces de comprar deuda
gubernamental, sean una serie de entidades autorizadas por el
propio Gobierno está volviendo a levantar muchas sospechas
acerca de su independencia real
". (Libertad Digital –
21/3/11)

El problema de la Reserva Federal y
del resto de bancos centrales del mundo es que conforme monetizan
más deuda aumentan las presiones inflacionarias, y todo
apunta a que está empezando a llegar el momento en el que
si dejan de monetizar los tipos de interés de los bonos
subirán debido a la gran cantidad de papel emitido. Por
otro lado, Si deciden seguir monetizando la prima por
inflación seguirá subiendo, lo cual hará que
los tipos de interés también suban. Es decir, la
política monetaria parece haber llegado a una especie de
callejón sin salida.

Ante tal situación, los economistas barajan
básicamente dos posibles vías: la primera
consistiría en seguir el mismo camino, con sucesivas
inyecciones monetarias que produzcan una subida de precios, hagan
bajar el valor real de los salarios y devalúen la deuda
hasta que llegue a niveles manejables; la segunda opción,
por el contrario, sería que el Gobierno empezase a adoptar
políticas fiscales responsables y no realizar más
inyecciones monetarias.

Dada la historia de la Reserva Federal y de los bancos
centrales en general, la mayoría de analistas coincide en
que la primera opción es la más probable y el
futuro traiga subidas de precios y tipos de interés
más altos.

"Conforme los gobiernos de países avanzados
asumen una creciente responsabilidad para proteger a sus
ciudadanos, inversionistas, bancos y compañías de
las penurias infligidas por los desastres, extreman sus recursos
financieros hasta cerca del límite. Ello, dicen
economistas, podría privarlos de los medios necesarios
para responder la próxima vez que ocurra una crisis de
proporciones".
(The Wall Street Journal –
27/3/11)

"¿Podemos permitirnos otra
crisis? Creo que la respuesta es no", dice Raghuram Rajan,
profesor de la Universidad de Chicago quien se
desempeñó como economista jefe del Fondo Monetario
Internacional entre 2003 y 2007. "Simplemente no tenemos la
capacidad fiscal en muchos países para rescatar nuevamente
el sistema".

Hasta 2010, el endeudamiento promedio del gobierno
central entre los países avanzados ascendía a 74%
del Producto Interno Bruto (PIB), tres veces más que en
1970, según los economistas Carmen Reinhart, del Instituto
Peterson para la Economía Internacional, y Kenneth Rogoff
de la Universidad de Harvard. Se trata del nivel más alto
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La acumulación de deuda ha coincidido con una
transformación en el papel de los gobiernos de los
países avanzados durante las crisis. Cada vez más,
han intervenido como el asegurador de última instancia,
asumiendo toda clase de costos, desde reconstruir comunidades
costeras hasta garantizar las deudas de bancos y
compañías privadas. Reinhart observa que los
aumentos en la deuda fiscal han sido particularmente marcados
después de las crisis financieras.

"Existe la expectativa de que el gobierno siempre
estará allí para el rescate y la expectativa de que
las tasas impositivas siempre se mantendrán bajas", dice
Rogoff. Ambas "son incoherentes", asevera.

Monografias.com

"En pleno apogeo de la burbuja inmobiliaria en
Estados Unidos, el fundador del fondo de cobertura Elliott
Management, Paul Singer, apostó contra las hipotecas de
alto riesgo. A mediados de 2007 advirtió a los reguladores
de ambos lados del Atlántico que se avecinaba una gran
crisis financiera.

Fue completamente ignorado. Ahora, Singer dice que
los mayores bancos se encaminan a sufrir otro colapso del
crédito. Entre los factores que originarían el
próximo desplome, el ejecutivo destaca uno: la
política monetaria de EEUU, la cual, asegura es
"extremadamente arriesgada". El peligro es una "inflación
descomunal"".
(The Wall Street Journal –
25/3/11)

En concreto, apunta a la
política "sin precedentes" de la Fed de mantener las tasas
de referencia en casi cero y su facilidad para imprimir dinero
("relajamiento cuantitativo 2"), que ha llevado al banco a
comprar bonos del Tesoro a mediano y largo plazo. Esta
táctica se está usando como un "sustituto a una
política fiscal y regulatoria coherente", dice. La Fed,
agrega Singer, "parece creer que la inflación es algo que
puede solucionar muy fácilmente y con mucha rapidez. No
creo que tenga razón".

"Una escalada de beneficios inaudita, no vista en
más de un siglo. Las empresas del S&P 500, el
índice que agrupa a las compañías con una
capitalización de más de 1.000 millones de
dólares, se prepara para desplegar un registro
inimaginable hasta hace pocas fechas: los beneficios
empresariales se aproximan a los máximos históricos
registrados en 2007 después de que se haya producido la
recuperación más rápida desde 1900,
según las cifras recopiladas por Bloomberg a partir de la
base de datos de S&P y Schiller, de la Universidad de
Yale".
(El Confidencial – 5/4/11)

No es algo nuevo: los datos confirman que las grandes
compañías se están convirtiendo en las
grandes ganadoras de la crisis económica y financiera por
su resistencia a la falta de crédito y la caída del
consumo que se ha llevado por delante a decenas de miles de
empresas occidentales. Así, mientras que la
destrucción de empleo se ha cebado con gran parte de las
grandes economías, los grandes grupos empresariales han
multiplicado sus beneficios en apenas dos años hasta
recuperar y superar las cifras previas a la crisis.

Monografias.com

Evolución del beneficio por
acción en el S&P 500 desde 1900. (Fuente: Bloomberg,
Schiller, S&P)

Según las estimaciones
recopiladas por Bloomberg, el crecimiento de las ganancias en
este grupo de empresas desde marzo de 2009 podría elevarse
al 1.200%, al pasar de 7 dólares de beneficio por
acción hasta los 90 que se marcarán en agosto. En
este periodo el índice de bolsa S&P 500 ha duplicado
prácticamente su nivel, amasando el mejor periodo de
ganancias en bolsa desde los años 30.

"2010 ha sido un año dorado para los 25
mayores hedge funds del mundo y nunca mejor dicho. El fuerte
repunte del oro ha sido uno de los factores que ha permitido a
los gestores estrella de Wall Street cerrar un ejercicio
espectacular con 22.070 millones de dólares más en
sus cuentas, según el ranking anual de Absolute Return
Alpha".
(El Confidencial – 9/4/11)

Una cifra que dista mucho de la que registraba la
industria hace tan sólo diez años. Por aquel
entonces entre veinticinco gestores de fondos alcanzaban a
conseguir tan sólo 5.000 millones de dólares, hoy
en día eso es lo que gana en solitario John Paulson, como
recoge The New York Times.

Para hacerse una idea, teniendo en
cuenta un salario anual de $50.000 haría falta la
nómina de 441.440 norteamericanos para alcanzar la elevada
suma. Sin embargo, el chollo de los hedge funds va más
allá. Pueden ganar grandes sumas de dinero aún si
los fondos no funcionan bien un año. Eso es debido a sus
inversiones en fondos de pensiones, universitarios y la
gestión del capital de otros inversores millonarios,
rendimientos que no se engloban en el comportamiento general del
fondo.

"Tras la quiebra de Lehman, la FED prestó
billones de dólares a entidades de medio planeta. Las
cifras y nombres… Gadafi entre ellos".
(Libertad Digital –
11/4/11)

El pasado diciembre (2010) la Reserva Federal (FED) hizo
públicos una gran cantidad de documentos sobre sus
préstamos a las entidades financieras en 2008 tras el
colapso de Lehman Brothers Holdings Inc..

Ahora, el Tribunal Supremo le ha obligado a
desclasificar 29.346 páginas adicionales referentes a la
ventanilla de descuento (créditos de emergencia a cambio
de activos que sirven de garantía). Como la Reserva
Federal no estaba muy por la labor de facilitar la
divulgación de esta información la ha entregado
mediante 894 archivos en pdf contenidos en disquetes.

De hecho, desde que la Reserva Federal empezó a
prestar dinero a los bancos mediante la ventanilla de descuento
en 1914, jamás había revelado la identidad de los
prestatarios. Esta práctica consiste en prestar a los
bancos a unos tipos más reducidos que los de mercado,
dándoles así facilidades para que, a su vez,
distribuyan -en teoría- ese dinero al público. Pero
la idea inicial consiste en limitarse a bancos solventes con
problemas puntuales.

En septiembre de 2008, la FED
prestó mediante la ventanilla de descuento y diversos
programas de emergencia hasta un total de 1,5 billones de
dólares (mucho más que todo el PIB anual de
España). En concreto, 1.574.142.741.934
dólares.

Los préstamos concedidos a los principales
agentes mediante el programa de facilidades de crédito de
la FED implicaron un riesgo mayor que el valor de sus
garantías. De hecho, el banco central llegó a
aceptar cualquier tipo de garantía que fuese aceptada en
un préstamo con intermediario.

Una de las sorpresas más sonadas de esta
desclasificación ha sido que la mayoría de
prestatarios no fueron bancos americanos sino extranjeros. Puesto
que los préstamos se concedieron a filiales americanas de
bancos extranjeros no se ha incumplido la ley a este respecto.
Pero los críticos observan que, actuando así, la
Reserva Federal se erige de facto en "el prestamista de
última instancia" del mundo y no de Estados Unidos, es
decir, en el banco central mundial.

Otro dato, cuanto menos sorprendente, es que el Arab
Banking Corp. (ABC), con sede en Bahréin, se sirvió
de una filial en Nueva York para hacerse con 73 préstamos
de la FED por un total de 5.000 millones de dólares entre
2008 y 2009, momento en que un 29% de su capital estaba
controlado por el Banco Central de Libia, en manos del dictador
Gadafi, al que ahora la ONU (y por tanto EEUU) ha declarado la
guerra.

Al conocerse este dato, Ron Paul,
conocido por su incansable crítica a la Reserva Federal,
expresó: "¡Qué erráticos deben parecer
los Estados Unidos cuando cubrimos a un dictador alternativamente
con dólares y bombas!".

"Debemos considerar la posibilidad de
que esos préstamos estén financiando casualmente
armas (que Gadafi) está usando contra su propio pueblo y
contra los ejércitos occidentales", añadió.
"No sería la primera vez que las actividades encubiertas
de la FED han socavado no sólo nuestra economía y
el valor del dólar sino también nuestra
política exterior".

"Reforma, sí. Revolución, no. El
informe preliminar elaborado por una comisión
independiente sobre la reforma del sistema bancario
británico ha descartado la radical idea de separar por
completo la banca comercial de la de negocios y apuesta por una
combinación de medidas más moderadas como
fórmula más viable para dar estabilidad al sistema
financiero y evitar una crisis como la que empezó en
2007".
(El País – 12/4/11)

El dictamen de los expertos es que, aunque una
división absoluta entre la banca de negocios y la banca al
detalle puede ser la forma más sólida de proteger a
la segunda de la primera, en realidad no es necesaria: con una
serie de medidas combinadas menos radicales se puede conseguir el
objetivo de estabilidad buscado y al mismo tiempo no perjudicar
la competitividad de la banca británica.

Lo que proponen es crear lo que denominan un "anillo de
protección", un ring-fencing en torno a la banca al
detalle, de forma que un banco pueda seguir operando en ambos
sectores pero de forma claramente diferenciada, con empresas
filiales separadas. Pero, detalle crucial, manteniendo la
capacidad de mover su capital de una actividad a la
otra.

La gran banca había amenazado
con abandonar la City de Londres y trasladar sus cuarteles
generales a Nueva York u Hong Kong si Reino Unido adopta medidas
demasiado radicales. Un peligro que parece haber desaparecido:
las acciones de los bancos británicos se dispararon nada
más abrirse la cotización en la Bolsa de
Londres.

"La inflación sube impulsada por la
política ultraexpansiva de la banca central. Esto favorece
a la gran banca y perjudica a la clase media".
(Libertad
Digital – 12/4/11)

Pensemos en la inflación y sus efectos más
sutiles, que van más allá de las consecuencias
económicas que acarrea la subida sostenida en los
índices de precios, y que muchas veces son olvidados por
los medios.

No hace falta irse a los economistas
más oscuros para advertir de estos efectos. De hecho, el
economista británico John Maynard Keynes no lo pudo
expresar más claramente cuando caracterizó al
proceso inflacionario como una confiscación arbitraria de
la riqueza, beneficiando a algunos y perjudicando a otros, donde
entre los más perjudicados se encontraban las clases
medias, pero también los "proletarios".

Como sostiene el economista George Reisman, a
través de la inflación (que definimos
simplificadamente como el aumento en la cantidad de dinero a
través del sistema bancario capitaneado por el banco
central) se puede producir un aumento notable y artificial de las
desigualdades de renta -donde el estrato más rico de la
población parece incrementar dramáticamente su
riqueza en relación al resto y los beneficios corporativos
se incrementan a ritmos superiores al de los salarios-,
fenómeno que tan ampliamente es relacionado al
"capitalismo feroz" y el laissez-faire.

En los últimos dos años, como consecuencia
de las medidas monetarias ultraexpansivas aplicadas por los
bancos centrales de medio mundo, se ha ido generando una
inflación de activos significativa, especialmente en
materias primas e instrumentos financieros. Dado que este tipo de
activos son desproporcionadamente propiedad de los segmentos
superiores de la renta, nos encontramos con que el incremento de
la riqueza observado en este período se está
focalizando sobre todo en estos grupos de la población,
provocando con ello un incremento en la desigualdad en la riqueza
y en las rentas, ya que las rentas del capital aumentan mucho
más rápido que las del trabajo, debido a este
incremento del valor del capital subyacente propiciado en parte
por la política monetaria de los bancos
centrales.

Asimismo, se pueden mencionar los
rescates masivos de los gobiernos occidentales al sistema
bancario y a sus acreedores. Además de que esto genera una
mayor despreocupación y relajación ante la toma de
riesgos financieros futuros, también significa un trasvase
de fondos desde el contribuyente medio a las capas de renta y
riqueza más favorecidas; del Main Street a Wall Street, en
términos de Estados Unidos.

Según denuncia el prestigioso economista Axel
Leijonhufvud, esta política supone un subsidio oculto a
gran escala hacia la banca. El mecanismo es el siguiente: la FED
concede a los bancos créditos a una tasa de interés
cercana al 0%. Gran parte de estos fondos no fluyen hacia
préstamos a empresas o particulares sino que o son
atesoradas como reservas en exceso o son utilizadas para adquirir
bonos del Tesoro norteamericano que proporcionan alrededor del
3-4% en intereses. En contraste, los ahorradores que tienen su
dinero en depósitos bancarios apenas obtienen rentabilidad
de sus ahorros por estos bajos tipos de
interés.

Como sostiene Leijonhufvud, "este considerable subsidio
al sistema bancario es soportado en última instancia por
los contribuyentes", y continúa denunciando esta
estrategia: "Ni el subsidio, ni la carga fiscal se ha votado por
el Congreso", poniendo de manifiesto a las claras cómo en
ocasiones la democracia queda en papel mojado, especialmente
cuando están por medio, los bancos centrales.

Por si todo esto no fuera poco, otro de los efectos de
masiva inyección de liquidez en los mercados ha sido el de
contribuir al notable incremento de los precios de las materias
primas, incluyendo energía, y alimentos. Como informaba
recientemente (marzo 2011) la organización de la ONU para
la Agricultura y la Alimentación (FAO), los alimentos son
un 37% más caros que en marzo de 2010.

"Según el FMI, la difícil
situación de las economías más ricas se debe
a los intentos de evitar, tras la crisis financiera de 2008, una
reedición de la Gran Depresión de 1929 por medio de
planes de estímulo y el rescate de miles de millones de
dólares a bancos privados
". (BBCMundo –
16/4/11)

Los críticos dicen que, mientras que las medidas
de austeridad propuestas por el FMI apuntan a reducir los
presupuestos de educación, servicios, beneficios sociales
y pensiones -con un gran impacto en la población-, las
inyecciones de dinero público a la banca no parecen
representar una preocupación para el organismo
multilateral del crédito.

Sólo en 2010, los bancos de siete de las
economías más desarrolladas se repartieron
beneficios por unos US$ 550.000 millones.

Tras el desastroso desempeño
de las instituciones financieras en 2008, en lo que ha sido
descrito como una "economía casino", y su posterior
rescate con dinero de los contribuyentes, la gran mayoría
de las entidades bancarias han vuelto a generar ganancias y a
pagar cuantiosos bonos a sus ejecutivos.

Y hasta ahora no ha habido más
que recomendaciones para poner en práctica
reglamentaciones que regulen más el funcionamiento de la
banca, como sucedió en el Reino Unido
(12/4/11).

"Es poco probable que se trate de una casualidad. En
pocos días, el FMI (página 67 del informe), el BIS
y el Financial Stability Board (grupo de trabajo dependiente del
G20) han publicado tres informes (firmados, además, por
personas diferentes) sobre los riesgos asociados al fulgurante
crecimiento de los fondos cotizados o ETF, un producto que ha
crecido a ritmos del 40% anual en los últimos 10
años. Y, como suele suceder, no es el uso sino el abuso lo
que ha construido esta nueva bomba de relojería".

(Cinco Días – 18/4/11)

Un ETF es un fondo de inversión que tiene la
particularidad de que sus participaciones se pueden comprar y
vender tan fácilmente como se compra y vende una
acción. Tiene notables ventajas en términos de
liquidez y transparencia, y si bien en Estados Unidos son muy
utilizados por inversores particulares, en Europa son patrimonio
de los institucionales.

Pero otros productos no se confeccionan mediante la
compra de cestas de activos, sino a través de derivados.
Son los llamados ETF sintéticos, y el funcionamiento es
similar a un estructurado. El ETF recibe el dinero de los
inversores y lo invierte en una cesta de activos que sirve como
colateral para un contrato de derivados OTC que respalda la
apuesta, alcista o bajista, del producto. Los ETF
sintéticos son ya el 45% del mercado de ETF, según
el FSB.

Así, un proveedor de fondos lanza un ETF,
pongamos, sobre el precio del cobre. El dinero que recibe de los
inversores lo coloca en bonos y firma un contrato OTC que cubra
la rentabilidad prometida al inversor. Todo muy bien mientras el
mercado suba. Una operativa que tiene dos riesgos evidentes: el
de contrapartida y el de liquidez. Por mucho que las acciones del
ETF se vendan y compren en la Bolsa, si el propio fondo ha
invertido en activos ilíquidos, no soportará una
venta masiva de acciones en un periodo de inestabilidad de
mercado. En otras palabras, el ETF usa técnicas similares
a las de un hedge fund pero, a diferencia de este último,
no limita los reembolsos.

En paralelo, el FSB destaca los potenciales conflictos
de interés derivados de que, muchas veces, el banco que
vende el derivado que hace funcionar el ETF sintético es
el mismo banco que gestiona el ETF, por lo que la
selección de los activos en los que invierte queda al
albur de la entidad.

Es el BIS quien compara la
evolución de los ETF con la de las titulizaciones antes de
la crisis subprime. Una fórmula de inversión con
muchas ventajas aparentes pero que, para atender a una demanda
creciente y ofrecer mayores rentabilidades, gana en complejidad y
en asunción de riesgo, y cuando sucede lo que nadie
esperaba que sucediese, salta por los aires. Nada nuevo bajo el
sol.

"Los fondos de cobertura están volviendo, e
inversionistas ávidos de retornos están ensanchando
el sector a un tamaño no visto desde que la crisis
financiera redujo su perfil".
(The Wall Street Journal –
18/4/11)

Los activos totales de los fondos de
cobertura están acercándose a los US$ 2 billones y
pronto se espera que sobrepasen su apogeo a comienzos de 2008,
según analistas del sector. Incluso los fondos nuevos y
más chicos, que eran evitados por muchos inversionistas
tras la crisis, se están beneficiando.

La resurrección de los fondos de cobertura, que
invierten dinero para personas adineradas, fondos de
pensión y otros inversionistas grandes, representa otra
señal de que los efectos de la crisis financiera
están disminuyendo.

"Estados Unidos reabre el debate sobre si el
fenómeno de la globalización -en términos de
deslocalización- beneficia o no a la economía del
país, concretamente por la debacle que conlleva en materia
de empleo. Los datos del Departamento de Comercio pertenecientes
a la primera década del siglo XXI muestran que las
multinacionales estadounidenses -que dan trabajo al 50% de la
población ocupada del país- redujeron en 2,9
millones los puestos laborales en territorio nacional,
 mientras emplearon a 2,4 millones de personas
más en el extranjero".
(El Confidencial –
22/4/11)

Los datos fueron recogidos en el
periódico estadounidense The Wall Street
Journal en un artículo publicado a mediados de abril
de 2011. Las cifras contrastan con las relativas a la
década de los 90, cuando el número de trabajadores
que constituían dichas compañías
experimentó un aumento en el total de empleados que
ejercían tanto en el interior como en el exterior del
país. De este modo, durante los últimos diez
años del siglo XX, el incremento acumulado de
empleados dentro de EEUU fue de 4,4 millones, mientras
en el exterior se produjo un aumento de 2,7 millones de personas
empleadas.

En este sentido, The Wall Street
Journal señala que la tendencia subraya la creciente
importancia que están adquiriendo otras economías,
con los países asiáticos al frente, para las
multinacionales estadounidenses, mientras queda en evidencia la
vulnerabilidad de Estados Unidos para el propio país en
una época de estancamiento en la creación de empleo
y salarios congelados. Los analistas más
críticos apuntalan que los datos podrían reflejar
una pérdida de atractivo de Estados Unidos como territorio
en el que las grandes compañías puedan invertir y
contratar.

"La crisis económica en Estados Unidos
está derivando en una crisis social inédita desde
la Gran Depresión y de imprevisibles consecuencias. Aunque
la cifra de desempleo en todo el país permanece por debajo
del 9%, hay zonas donde asciende tranquilamente por encima del
30%, regiones enteras depauperadas tras el estallido de la
burbuja inmobiliaria y la bancarrota de facto de algunos
Estados".
(Libertad Digital – 29/4/11)

Estados Unidos siempre tuvo barrios deprimidos,
especialmente en el centro de las grandes ciudades. Una pobreza
muy localizada tanto desde el punto de vista geográfico
como humano. Los suburbios de Nueva York, Filadelfia o Chicago
son célebres y sus habitantes pertenecen, por lo general,
a la minoría de raza negra o a otras de inmigrantes
recién llegados.

El problema es que esos barrios bajos
están empezando a extenderse a otras partes del
país y a todas las clases sociales. En ocasiones, ciudades
enteras se han convertido en un barrio bajo. Este fenómeno
es, además, de ámbito nacional. No existe, como
sucedió en crisis anteriores, un área del
país afectado por la depauperación generalizada. De
este a oeste y de norte a sur los mismos efectos se están
dejando sentir. Altas tasas de desempleo, barrios abandonados,
criminalidad en alza y pérdida constante de
población.

"El mundo se está ahogando en el fraude
corporativo, y probablemente los problemas son de mayores
dimensiones en los países ricos, los que supuestamente
gozan de "buena gobernanza". Es posible que los gobiernos de los
países pobres acepten más sobornos y cometan
más delitos, pero son los países ricos los que
albergan las empresas globales que cometen los mayores delitos.
El dinero habla, y está corrompiendo la política y
los mercados de todo el mundo".
(Jeffrey D. Sachs – Project
Syndicate – 30/4/11)

Sin embargo, es escasa la
rendición de cuentas. Dos años después de la
mayor crisis financiera en la historia, impulsada por el
comportamiento sin escrúpulos de los mayores bancos de
Wall Street, ni un solo líder financiero ha enfrentado
penas de cárcel.

La corrupción corporativa está fuera de
control por dos razones principales. En primer lugar, las grandes
empresas son hoy multinacionales, mientras que los gobiernos
siguen siendo nacionales. Las grandes empresas son tan poderosas
económicamente que los gobiernos tienen miedo de
enfrentárseles.

En segundo lugar, las empresas son los principales
financiadores de las campañas políticas en lugares
como los EEUU, mientras que los políticos mismos son a
menudo copropietarios, o por lo menos beneficiarios silenciosos,
de los beneficios empresariales. Aproximadamente la mitad de los
congresistas estadounidenses son millonarios, y muchos tienen
estrechos vínculos con empresas incluso antes de llegar al
Congreso.

Como resultado, los políticos suelen mirar hacia
otro lado cuando el comportamiento de las empresas cruza el
límite. Incluso cuando los gobiernos tratan de hacer
cumplir la ley, las empresas cuentan con ejércitos de
abogados para hacer olas a su alrededor. El resultado es una
cultura de la impunidad, con base en la expectativa bien
demostrada de que el crimen corporativo paga.

"El viernes la Comisión Europea
anunció que se han iniciado dos causas para esclarecer
algunas de las más que justificadas dudas que existen
sobre el mercado de Credit Default Swaps, o por su
acrónimo CDS, que en Europa mueven unos 28 billones de
dólares".
(El Confidencial –
2/5/11)

¿Qué son estos instrumentos? Como la
mayoría de ustedes sabrá, son una especie de
seguros sobre algún activo, por ejemplo países o
empresas, de forma que si éste incumple sus obligaciones
de pago quien haya adquirido el CDS recibe una
compensación. Se diferencian de un seguro al uso
fundamentalmente en dos cuestiones, por una parte no existe la
obligación de poseer el activo subyacente para
"asegurarse" y por la otra que la prima a pagar cotiza, pudiendo
comprarse y venderse como si de una acción de bolsa se
tratase (salvo por el hecho de que no son fácilmente
accesibles para el gran público, a pesar de su
popularización mayoritariamente se operan en mercados OTC)
ganando o perdiendo con ello sin llegar al impago.

Estos productos no dejan de ser seguros "especiales" y
que por tanto ayudan a gestionar mejor el riesgo, probablemente
nadie pone pegas en que utilicemos seguros para el
automóvil o el hogar, pues el caso que nos ocupa es
parecido. El problema surge cuando a una buena idea se le
añade o cambia algún matiz para obtener un producto
con riesgo sistémico, que no es ni más ni menos que
lo que ocurre cuando se permite que cualquiera pueda comprar un
producto así (si te llevas bien con los del club claro,
sino te arriesgas a perder dinero) sin poseer el activo
subyacente. Imaginemos que un coche es asegurado por millones de
personas, mientras no haya accidentes todo va muy bien, pero si
hay un choque… ¿quién paga? Pues es probable
que la cantidad sea tan elevada que la contraparte sea incapaz de
hacer frente a sus obligaciones. Añadamos el
"inconveniente" de que aquí además estamos hablando
en muchos casos de Estados, ¿quién haría
frente a algo de dicha magnitud?

Así, estamos ante un producto
fantástico para especular y solo para especular,
especialmente para "el club" si hay condiciones favorables para
algunos como parece intuir la Comisión, pero que en
última instancia no consigue su objetivo puesto que ante
una gran quiebra ese aparente seguro no sería tal y se
convertiría en una insolvencia de la contraparte. Todo
motivado por su matiz "sistémico" por no exigir contar con
el activo subyacente para operar, que convierte a este mercado en
un "too big to fail". Los chinos lo han aprendido muy bien, y a
pesar de que permiten desde hace poco negociar con CDS, de esto
último mencionado no quieren saber nada de nada. Las
autoridades occidentales deberían tomar
nota.

"Alan Greenspan recibió un aluvión de
críticas por dejar los tipos bajos durante demasiado
tiempo, lo que pudo sembrar la semilla de la crisis actual".

(Expansión – 4/5/11)

Ben Bernanke tomó el testigo de la presidencia de
la Reserva Federal el 1 de febrero de 2006 e inició el
ciclo de bajadas de tipos en septiembre de 2007, como
consecuencia del efecto del estallido de la crisis
subprime.

El precio del dinero alcanzó su nivel más
bajo de la historia en diciembre de 2008, tras la quiebra de
Lehman Brothers, y, según matizó el presidente en
la rueda de prensa de la semana pasada, no piensa moverlos hasta,
al menos, septiembre de este año. Esto significa que
Bernanke habrá mantenido los tipos de interés en
niveles inusualmente bajos durante más de dos años
y medio.

Bernanke relevó al histórico Alan
Greenspan, que se estuvo casi 20 años en el cargo.
Greenspan mantuvo los tipos entre un rango del 1% y el 1,75%
desde diciembre de 2001, tras el pinchazo de la burbuja puntocom
y los ataques a las Torres Gemelas del 11-S, hasta junio de
2004.

Es decir, durante dos años y
medio, por lo que la etapa de tipos bajos de Bernanke va a ser
aún más larga que la del propio Greenspan, cuando
muchos críticos le han culpado a este último de
sembrar la semilla de la burbuja de activos que provocó la
crisis de las hipotecas subprime y de alto riesgo y la posterior
tormenta financiera. El gestor estadounidense de hedge funds,
William A. Fleckenstein, por ejemplo, le dedicó un libro
que tituló "Greenspan"s Bubbles" ("burbujas de
Greenspan").

Pese a que el escenario sea diferente al de la etapa de
Greenspan, lo cierto es que poco a poco se suman las voces que
alertan del peligro de la actual política acomodaticia de
Bernanke. "A Bernanke se le ha criticado menos (por ahora) porque
siempre es fácil criticar a toro pasado, una vez
explotó la burbuja, como es el caso de
Greenspan.

Monografias.com

"La destrucción de empleo, el repunte del
precio de los productos básicos, el encarecimiento de la
gasolina y, por su fuera poco, los ajustes impulsados por el
gobierno para reconducir sus cuentas públicas que, en
última instancia, inciden sobre todos los ciudadanos. Toda
una suma de factores que reducen cada vez más la riqueza
de los hogares y, como muchos coinciden, hacen plantearse si la
clase media está en peligro de extinción".

(Por Michael Snyder – Business Insider – El Economista –
4/5/11)

"La clase media de Estados Unidos está siendo
destrozada y sistemáticamente aniquilada", asegura en un
artículo el Business Insider. Tan sólo hace falta
echar un vistazo a unas cuantas estadísticas para darse
cuenta de que el sueño americano se está
transformando en una auténtica pesadilla.

No hace tanto tiempo, la mayoría de
estadounidenses vivía en casas grandes, las familias
tenían uno o dos coches, no tenían problemas para
comprar la ropa y los alimentos que quisieran y, la
mayoría, aspiraba a enviar a sus hijos a la universidad.
Nada hacía prever que el camino que llevaba años
siguiéndose iba a cambiar.

La mayoría creció creyendo que si
trabajaba duro no tendría ningún problema y que si
hacía todo lo que el sistema establecía como bueno,
habría un lugar para ellos en la clase media. Hasta que
estalló la crisis y el sistema se desmoronó. Ya no
hay suficientes buenos empleos para todos. De hecho, ni siquiera
hay trabajos poco cualificados para la mayoría.

Desde que estalló la recesión se han
perdido 7,25 millones de empleos. A menos que se hagan cambios
fundamentales en materia económica, financiera y
política, los factores que están destruyendo a la
clase media no remitirán.

Lo más preocupante es
cómo incide la crisis en los segmentos más
vulnerables de la población, los niños y los
ancianos. Según Alternet, en Estados Unidos, más
del 20% de los niños vive en la pobreza. En el Reino Unido
y en Francia la cifra es muy inferior, de un 10%. Y, según
el censo de Estados Unidos, el número de niños que
viven en la pobreza ha aumentado en alrededor de dos millones en
los últimos 2 años.

Teniendo en cuenta todo este
escenario, no extraña que el 59% de los estadounidenses
estén recibiendo dinero del Gobierno en forma de subsidios
de una forma u otra.

"¿Es posible apostar y ganar siempre? En
principio, y salvo que uno haya comprado, en uno de sus viajes en
el tiempo, un almanaque deportivo de los próximos
años (como los protagonistas de Regreso al Futuro), esto
solo es posible para la gran banca de Wall Street. Todos los
días juega a la Bolsa, y todos los días gana".

(Cinco Días – 11/5/11)

Ni el devastador terremoto de Japón ni las dudas
sobre la zona euro. En cada uno de los 64 días
hábiles del primer trimestre, los traders de Bank of
America Merrill Lynch ganaron dinero. Y, aunque seguramente
vengan de las mejores facultades de matemáticas, su
éxito tampoco es exclusivo, sino compartido por los de JP
Morgan, que también hicieron pleno en el trimestre. Un
poco atrás quedaron los traders de Goldman Sachs, con un
día de pérdidas, mientras Morgan Stanley
perdió dinero en las operaciones por cuenta propia en tres
jornadas.

En un mercado cada día más volátil,
donde pasan cosas como que la plata pierda un tercio de su valor
en una semana, los peces gordos se mantienen a flote. Si para el
particular el predominio de la operativa realizada por
máquinas y la cada vez mayor correlación entre los
activos es un campo de minas, el sector está encantado.
Solo Goldman ingresó por esta operativa 6.650 millones de
euros.

Estas grandes entidades de Wall
Street son, desde la crisis financiera de 2008, bancos
comerciales como cualquier otro, pues esta condición era
necesaria para poder acceder al dinero de la Reserva Federal.
Pasada la época de necesidades, y rescatado el sector con
el dinero del contribuyente, la ruleta ha vuelto a girar, y
más engrasada que nunca, para los maestros de las
finanzas.

"Simon Johnson, ex economista jefe del Fondo
Monetario Internacional y profesor del Massachusetts Institute of
Technology (MIT) arremete contra los bancos centrales,
especialmente el BCE y la Fed, en un editorial abierto publicado
en la newsletter del Peterson Institute for International
Economics. El experto asegura que las declaraciones de los
distintos funcionarios de ambos bancos afirmando que "hicieron un
buen trabajo" durante la crisis financiera no hace más que
"minar la credibilidad" de sus políticas monetarias".

(El Economista – 13/5/11)

"El coste real de la crisis no se mide por los
beneficios o pérdidas de cualquier banco central o por si
el plan de rescate bancario (TARP, por sus siglas en
inglés), pierde o no dinero en sus diversas actividades",
asegura Johnson. Desde su punto de vista, lo que mide
realmente la eficacia de estas entidades durante el derrumbe de
las subprime es la economía a pie de calle y, en ese
aspecto, los números hablan por sí solos. "El
coste, en EEUU, ha sido de ocho millones de empleos, con una
caída del empleo del 6% desde su nivel máximo",
apunta.

Para Johnson, los bancos "se
inmolaron" provocando un coste sin precedentes para los
contribuyentes, con importantes consecuencias negativas a nivel
global
. El experto hizo referencia a las palabras de Dennis
Lockhart, presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta,
que la semana pasada durante una conferencia donde el funcionario
reiteró que la Fed "no debería tratar de operar en
un sistema basado en el principio de beneficios privados y
pérdidas públicas". Al fin y al cabo, las
pérdidas son masivas, como han demostrado las
circunstancias actuales, además de ser totalmente
injustas.

El ex economista jefe del FMI deja claro que los
beneficios privados se pueden medir directamente gracias a la
remuneración de los ejecutivos. De 2000 a 2008, los
ejecutivos que dirigían las 14 mayores instituciones
financieras de EEUU recibieron una remuneración en
efectivo de alrededor de 2.600 millones de
dólares.

De esta cantidad, alrededor de 2.000
millones de dólares fueron recibidos por los cinco
individuos mejor pagados, que, casualmente, fueron figuras clave
en la creación de activos de alto riesgo que condujo al
sistema financiero al borde del abismo.
Entre ellos se
encuentran Sandy Weil, Hank Paulson , Angelo Mozilo, Dick Fuld o
Jimmy Cayne.

En comparación, las
pérdidas públicas han sido masivas: aproximadamente
6 billones de dólares, sólo tomando como referencia
el aumento de la deuda del gobierno federal.
Ante esta
situación, Johnson critica que los ejecutivos de los
bancos siguen insistiendo en que "se les debe permitir ejecutar
negocios globales, en los que se les paga en función de su
riesgo".

Los expertos opinan que los grandes
bancos, los demasiado grandes para caer, deben incrementar su
capital y efectivo para garantizar la estabilidad del sistema.
Sin embargo, señala el profesor del MIT, "los banqueros,
rechazan enérgicamente este aspecto, ya que es probable
que reduzca su salario, al igual que los bancos centrales se
dejan influenciar por las protestas de los
ejecutivos".

El economista considera que "hay muchas ventajas de
tener un banco central independiente capitaneado por
profesionales que puedan mantener su distancia de los
políticos". Pero cuando estas instituciones insisten en
que la respuesta a la crisis fue correcta, y que todo va a ir
bien pese a que los gigantes financieros que provocaron la crisis
siguen operando de forma similar, "su credibilidad,
inevitablemente sufre". Este hecho debería ser de gran
preocupación para los bancos centrales, especialmente el
europeo y la Fed puesto que, según Johnson, "la
credibilidad es casi todo lo que tienen".

"Según un nuevo informe de Boston Consulting
Group divulgado el martes, la cantidad de familias millonarias en
el mundo creció 12,2% en 2010, a 12,5 millones. (BCG
define a los millonarios como aquellos con US$ 1 millón o
más en activos invertibles, excluyendo viviendas, bienes
de lujo y participación en su propia
compañía)".
(The Wall Street Journal –
1/6/11)

Estados Unidos continúa liderando al mundo en
cuanto a cantidad de millonarios, con 5,2 millones de hogares,
seguido de Japón con 1,5 millones, China con 1,1 millones
y el Reino Unido con 570.000. Singapur encabeza el mundo en
"densidad de millonarios", o sea el porcentaje que representan
del total de la población, que está en
15,5%.

La tendencia más importante,
sin embargo, es una que tiene que ver con la distribución
global de la riqueza. De acuerdo con el reporte, los millonarios
del mundo representan 0,9% de la población mundial pero
controlan el 39% de su riqueza, por encima del 37% de 2009. Su
riqueza hoy llega a US$ 47.400 billones (millones de millones) en
riqueza invertible, por encima de los US$ 41.800 billones
(millones de millones) de 2009.

Aquellos que están un escaño arriba
también avanzaron. Quienes tienen US$ 5 millones o
más, que representan 0,1% de la población,
controlaron 22% de la riqueza mundial, frente al 20% de
2009.

Los datos evidencian una tendencia
que se ha estado viendo durante años, el fortalecimiento
de una economía en la que el ganador se lleva todo o la
mayor parte.

"Agobiados por unos salarios estancados y unos
precios al alza, los consumidores estadounidenses creen que las
probabilidades de traer más dinero a casa en el
próximo año son las más bajas de los
últimos 25 años, según un análisis de
Goldman Sachs".
(El Economista – 3/6/11)

En la recesión de 2001, el
país perdió el 2% del empleo desde el máximo
de empleo y entonces los recuperó en un ciclo de 48 meses.
En 1990, los empleos perdidos en la recesión se
recuperaron en 30 meses.

Pero ahora, 38 meses después
del máximo del empleo durante el boom inmobiliario,
todavía hay un 6% menos de puestos de trabajo. Y recuperar
ese empleo en menos de 10 meses no tiene precedentes, si es que
no es imposible.

"Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff explican en su
libro 'Esta vez es distinto' que la clave para entender la
recurrencia de las crisis es la incapacidad para reconocer lo
precaria y volátil que es la confianza. Basta un rumor, un
mal dato o un pánico repentino para prender la
mecha
". (El País – 5/6/11)

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