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Orden público y control social en Bayamo entre 1902 y 1910




    Orden público y control social en Bayamo entre 1902
    y 1910 – Monografias.com

    Orden público y control social
    en Bayamo entre 1902 y 1910

    Los procesos relacionados con violencia y delincuencia
    son inherentes a toda sociedad y su comportamiento resulta
    similar para casi todas las regiones del país en las
    distintas etapas. Sin embargo, la situación en la que
    Bayamo hizo su entrada en la República, caracterizada por
    una profunda crisis en todas las esferas merece otra mirada.
    Bayamo, ciudad en ruinas, con una economía estancada y una
    sociedad desorganizada fue mucho más vulnerable en cuanto
    a la ocurrencia de hechos delictivos.

    Al abordar esta etapa tan importante de la historia no
    sería posible hacerlo sin retomar lo que significó
    para Bayamo y sus habitantes un hecho de tal magnitud. Y es que
    lejos de parecer una obviedad, constituye un indicador alrededor
    del cual se manifestaron todos y cada uno de los hechos que se
    sucedieron en la ciudad. Tal era la situación del
    territorio que pasadas las dos primeras décadas de
    República, aún eran palpables las secuelas que
    dejó el incendio en el orden material y
    espiritual.

    Si bien es cierto que al finalizar el siglo XIX el
    gobierno de la ciudad adoptó una serie de medidas para
    reestablecer el orden, también es cierto que éstas
    en nada beneficiaban a sus pobladores, pues las mismas llevaban
    en sí el sentimiento de rencor por el pueblo rebelde que
    años atrás se había levantado en armas. Todo
    estaba dispuesto para que fijado el término de las medidas
    muchas propiedades pasaran a manos de españoles radicados
    que ya comenzaban a adueñarse de parte importante del
    patrimonio bayamés.

    El inicio e la República para Bayamo
    resultó ser una continuación de lo difíciles
    años de colonia en todos lo órdenes, pero las
    nuevas condiciones impuestas a partir de 1902 influyeron en la
    manera de organización del Término en cuanto al
    establecimiento del orden público y el control social.
    Pero, ¿fueron efectivos tales mecanismos en sus funciones?
    El presente trabajo ofrece una caracterización del
    período, haciendo énfasis en el papel
    desempeñado por la policía y otras instituciones
    encargadas, supuestamente, de mantener el orden en la ciudad y
    sus zonas aledañas.

    Para el período en cuestión en Bayamo era
    evidente la desastrosa situación en la que se encontraba
    toda la región debido a las guerras independentistas, de
    modo que al arribar a la República se mantenía en
    igual estatus sin que casi nada hubiera cambiado.

    Según Aldo Daniel Naranjo, el presupuesto
    asignado a Bayamo no era suficiente para enfrentar los
    principales problemas de la población. Los socorros a
    familias pobres no pasaban de 150 pesos anuales. El sector de la
    población presentaba una situación crítica.
    El curso 1902- 1903 comenzó con 26 escuelas, dejando de
    asistir más de 5000 niños. Para 1905,
    existían 34 escuelas, de ellas, muchas privadas. El censo
    de 1907 indicaba que de 26 511 habitantes en el municipio
    más d 17 000 no sabían leer ni escribir. Solamente
    contaban con títulos académicos 12 personas,
    fundamentalmente como abogados y médicos y 11
    tenían formación profesional. La salud
    pública presentaba una crítica situación.
    Eran frecuentes las epidemias de viruela, sarampión,
    difteria, fiebre amarilla, rabia y fiebre
    bubónica.

    Por su parte la administración municipal no
    quería correr con los gastos de servicio público,
    esperando que el dinero le llegara por la vía de la Junta
    de Auxilios de los Ayuntamientos. Pero este organismo central
    dispuso no cumplir con estos pedidos hasta tanto no favoreciera a
    otros territorios porque ya había dispuesto para Bayamo
    recursos para la cárcel, el hospital y la mejora de zanja
    maestra.

    El desempleo era un mal crónico, viviendo muchas
    familias en estado de penuria. Más de 18 000 personas no
    tenían empleo.[1]

    Tal situación atentaba contra la subsistencia de
    las personas que aspiraban a resolver sus necesidades de primer
    orden como la alimentación, atención médica,
    vivienda y empleo

    En los primeros años de República en
    Bayamo es común encontrar denuncias hechas por robo de
    cerdos a plena luz del día, lo que es demostrativo de dos
    cosas: en primer lugar de que los medios de alimentación
    eran escasos y por otro lado que existía una falta de
    higienización en la ciudad que no permitía el
    cumplimiento de las medidas de sanidad establecidas. En este
    ejemplo resulta curioso señalar que el Sr. Miguel
    Alarcón al denunciar un robo de cerdos en su vivienda
    pasó de la condición de acusador a acusado por ir
    en contra de las leyes que en estos casos se sancionaba con
    multas.[2]

    Al calor de la desorganización social y a la
    falta de medios de subsistencia predominaban los asaltos no
    sólo a los comercios sino también a personas que
    habían logrado cierta solvencia económica por se
    dueños de negocios y que mantenían o
    adquirían propiedades en las afueras de la ciudad. Por
    tales motivos aparecen en estos años sucesivas peticiones
    de custodia u acompañamiento para trasladarse de un lugar
    a otro. Tal es el caso de la solicitud hecha por el Sr. Pedro
    Vallés Vallés al capitán jefe de la Guardia
    Rural para que lo acompañara a su finca La Juanita en el
    barrio de Bueycito por los peligros que traía recorrer
    estos caminos.[3]

    Para el año 1909, habitantes de Bayamo tomaron a
    la fuerza algunas calles y se negaba a dejarlas, pues en ellas
    construían casas de diferentes tipologías y
    materiales y hasta la utilizaban como patios de viviendas.
    Podemos citar las calles: Nueva, San Miguel, Calle Grande, san
    Joaquín, Santa Lucía, Plaza San Blas, Callejuela de
    Macareño, San Roque, La Gloria, Santo Domingo, Laguna de
    San José, Callejuela de la Luz, Callejuela Amargura,
    Callejuela El Ángel, Callejuela de la Cruz, Callejuela del
    Cementerio, etc. Las autoridades en vista de los inconvenientes y
    prejuicios que causaban al vecindario con la obstrucción
    de una parte de la ciudad acordaron que cuantas personas se
    encontraban en posesión bajo cualquier pretexto o forma se
    procedía a desalojarlas a cuyo efecto se le
    concedió un año de plazo a los que en las mismas
    habían construido casas de paja y dos meses para los que
    la utilizaban para patios de viviendas o ensanche de predios
    rústicos.[4]

    En tal sentido el sistema penal como mecanismo de
    control establece las normas de lo legal o no, apoyándose
    en un cuerpo formado por Policía, Justicia y
    Prisión lo que se traduce en tratar de garantizar un orden
    que respondan ante todo al poder. En materia judicial cabe
    señalar que el gobierno norteamericano mantuvo en vigor el
    Código Penal vigente durante la dominación
    española, aunque se apreciaron intentos renovadores para
    solucionar algunos problemas de lentitud e ineficacia que
    acompañaban a los procesos judiciales; además de
    aplicar las variantes de Guardia Rural y policía para el
    campo y la ciudad respectivamente.

    En correspondencia con la estructura establecida por los
    tribunales, el de Bayamo se encontraba subordinado al e Santiago
    de Cuba.

    Esta situación económica- social, se
    traduce en los comportamientos de las personas, contrastando con
    la buena imagen que pretendía el nuevo
    gobierno.

    La presencia de hechos delictivos era un reflejo de lo
    anteriormente expuesto y una amenaza constante al orden. Entonces
    era necesario resolverlos o por lo menos tratar, aún y
    cuando no tuvieran las condiciones para hacerlo.

    El gobierno provincial radicado en Santiago de Cuba,
    estuvo siempre al tanto de las incidencias sobre orden
    público y haciendo valer su condición en fecha tan
    temprana como 31 de mayo de 1902 emitió una Circular en la
    que ponía en evidencia la tolerancia e indiferencia de
    algunos alcaldes del territorio al plantear ¨…algunos
    señores alcaldes de la provincia vienen descuidando el
    deber ineludible en que están de participar a este
    gobierno civil las novedades tanto de policía como de
    orden público que ocurran en los términos a su
    administración y gobierno…ante la ocurrencia de
    hechos que ponen al descubierto el cuatrerismo, el juego
    prohibido y los robos en los campos y que con ser tan frecuentes
    y escandalosos se silencian y ocultan con imperdonable
    apatía…¨[5]

    Esta preocupación manifestada no era infundada,
    sino tenía como fundamento reiterados hechos que
    acontecían sobre todo en las zonas rurales del
    término como el caso de Bueycito en Bayamo. De otro modo
    ¿Cómo explicar el asalto por parte de hombres
    armados pertenecientes a la banda de Enrique Mesa a las tiendas
    del poblado sin que estos encontraran resistencia ni castigo
    alguno?

    El propio alcalde en comunicación al Gobierno
    Municipal expone ¨…a las 6.00pm se presentaron cuatro
    hombres armados de machete y revolver a caballo,
    dirigiéndose ante mí y notificándome que se
    les facilitara ropa, víveres, calzado, dinero cuanto
    necesitasen, operación que llevaron a cabo hasta las 11 de
    la noche con toda la tranquilidad en todos los establecimientos
    de esta localidad.[6]

    Ese propio año era de conocimiento del Gobierno
    Municipal la presencia de una partida de individuos armados en la
    zona de Cauto. Sin embargo no fue posible emprender su
    búsqueda y captura por no contar con guardias suficientes,
    al extremo de disponer sólo de dos. Esto demuestra que
    muchas de las medidas tomadas para mantener el orden quedaban sin
    efecto, descansando bajo el manto del presupuesto destinado a
    esto fines que como se conoce nunca era suficiente ni bien
    empleado, además pone en evidencias al personal de turno
    por su ineficacia.

    De igual modo el cuerpo de policía
    diseñado por el gobierno interventor y que continuó
    en los años sucesivos también era objeto de fuertes
    críticas por manifestar problemas de funcionamiento
    interno que trascendían en algunos casos a lo moral, lo
    que dificultaba el enfrentamiento a conductas
    delictivas.

    Para ilustrar la situación que presentaba la
    policía en Bayamo para el período basta plantear
    que fueron reiterados los cambios en su jefatura y
    membresía por diversas causas dentro de las que se
    destacan la ineficiencia. También resulta interesante
    referir que era insuficiente la cantidad destinada a la custodia
    de la ciudad, lo que sin dudas influyó en la efectividad
    de este cuerpo en su labor. Para el año 1906 en Bayamo
    sólo existía 1 jefe de policía, 2
    policías montados y 4 a pie, con un salario de 2. 40
    mensual.

    Ahora, me detendré en los arrestos y sus causas
    reportados en el mes de febrero de ese propio año: 1
    maltrato de obra, 4 insultos, 2 robos de animales y 4 en los
    poblados. Como puede apreciarse no se reportan asaltos ni juegos
    prohibidos. ¿Acaso no se cometían estos delitos? La
    autora considera que sí e incluso me atrevería a
    decir que eran predominantes, sin embargo, éstos
    requerían ser detectados por la policía y
    enfrentados con la acción directa; cuestión que se
    complicaba por los elementos expuestos.

    Esto forma parte del silencio al que se refería
    el Gobierno Provincial en su Circular que daba margen para
    combatir sólo aquello que era denunciado por las personas
    y no las que competían a las gestiones de la
    policía. También cabe la posibilidad de que en
    realidad hubieran querido mantener un orden pero ¿contaban
    con los medios necesarios para hacerlo?

    Considero que no, pero en su actuación
    también influyen cuestiones de carácter subjetivo,
    pues no e un secreto plantear que estos cargos en la
    mayoría de los casos eran ocupados por personas que no
    reunían los requisitos para desempeñarlos, pero la
    necesidad de empleo los hacía preferir esta opción
    y no otra. Esta es otra de las causas de la inestabilidad
    presentada durante estos años.

    Tomemos como referencia el año 1909 cuando fue
    necesario que el Alcalde Municipal (Plana), enviara una
    comunicación al jefe de la policía para la
    averiguación de un policía que tuvo a su cargo el
    reparto de postas con estricnina para la matanza de perros en la
    vía pública.[7] Esto es una muestra
    de la falta de escrúpulos y el irrespeto a la
    población por parte del acusado que ni siquiera se detuvo
    a pensar en las posibles consecuencias del hecho si en lugar de
    perros hubieran sido personas las consumidoras de las postas
    envenenadas. En este caso el Gobierno tomó la
    decisión de deponer de su cargo al guardia y someterlo a
    investigación por considerar que atentaba contra la vida
    de las personas y en especial de los niños.

    Varias denuncias de atropello contra la población
    por parte de la policía constan en este período
    pero casi siempre eran dejadas sin efecto por considerar que los
    policías sólo cumplían con el deber, en
    tanto los demandantes actuaban por remordimientos y movidos por
    lo que otros contaban y no porque fueran partícipes del
    hecho.

    Otra de las cuestiones relacionadas con el orden
    público y control social es lo referido a la
    prostitución, práctica que para entonces estaba
    reglamentada en muy pocas zonas del país, como por ejemplo
    la Habana, pero que de forma ilegal era practicada a lo largo y
    ancho de la isla y cuyo servicio de Inspección e Higiene
    era atribución del Gobierno Municipal.

    Para Bayamo el Servicio de Higiene Especial fue aprobado
    en Agosto de 1908. En él se establecía en el
    artículo 42 en la Sección de Policía que la
    misma prestaría servicios en el único lugar de la
    ciudad en que estaba instalada la casa de prostitución
    regenteada por la matrona María Camacho. También en
    otro de los artículos, el 44, planteaba. Está
    terminantemente prohibido a los policías y a los empleados
    del Servicio de Higiene Especial recibir dádivas ni tener
    más relaciones con las meretrices que las necesarias para
    el cumplimiento de los deberes.[8] En estas
    palabras se advierte la intención de poner control a la
    situación que generaba el propio negocio de la
    prostitución pero ¿Era esto posible? Claro que no,
    porque lejos de placer representaba un jugoso negocio que
    atribuía dividendos a ambas partes.

    De modo que para el año 1909 ya se hacía
    necesaria la demarcación de la zona de tolerancia para
    casas de lenocinio, fijándose las calles Pío Rosado
    entre Parada y Aguilera.

    El orden público de la ciudad también se
    vio afectado por otro hecho cuando a la alcaldía municipal
    llegó una comunicación del Gobierno provincial de
    Santiago de Cuba donde entre otras cosas expresaba… Tome
    las medidas necesarias para que termine de una vez con el
    espectáculo sicalíptico al por mayor que en
    películas y bailarinas desde hace dos meses viene
    exhibiéndose en el Salón Oriente…y
    produciéndose grandes escándalos sin que las
    autoridades lo prohíban.[9]

    La Cárcel de Bayamo para el período que se
    analiza presentaba problemas serios de seguridad como
    consecuencia de su estado constructivo, el que se fue agravando
    por fuertes sismos que sacudieron la ciudad. Por tanto como en
    otros años se producían fugas de presos que
    valiéndose de lo antes explicado evadían las leyes
    para convertirse en fugitivos a la merced de nuevos delitos.
    Además influía en gran medida la inoperancia e
    incapacidad de los guardias responsables de la custodia de
    éstos y por ende del propio Alcalde y el cuerpo de
    policías en sentido general. Era evidente que en
    determinados períodos estos cargos fueron ocupados por
    personas que no reunían las condiciones para ello, lo que
    trajo aparejado inconformidad y desconfianza por parte del
    gobierno de la ciudad.

    Esto se expresa claramente en el siguiente fragmento de
    un informe de la Alcaldía del año 1910.

    El Edificio Cárcel, siendo como es por su
    emplazamiento de bastante extensión y porque en muchos
    casos guarda presos de gravedad, no cabe esté lo
    suficientemente custodiado con dos centinelas que guarden el
    interior y puerta de entrada cuando el exterior carece de
    vigilancia que no debiera faltarle, tanto más cuando se
    encuentra al extremo norte de la población, recurso que
    favorece a cualquier preso para alentarle en la fuga en instantes
    apropiados por lo fácil de realizarla y la seguridad de
    que quede impune la captura.[10]

    En estas palabras se advierte como la Cárcel,
    lejos de ser un lugar seguro destinado a recluir a cuanta persona
    hubiera sido sancionada por delinquir, brindaba facilidades para
    escapar de ella, lo que incidió negativamente no
    sólo en que aumentaran los índices de delincuencia,
    sino también a afianzar la mala reputación que
    dicha institución había adquirido desde finales del
    siglo XIX, donde ocurrieron hechos similares.

    Estos problemas sociales eran denunciados constantemente
    en la Cámara Municipal, la que admitía que no
    contaba con recursos ni siquiera para palearlos. Pero era
    evidente que la perversión, la prostitución, el
    juego, la embriaguez alcohólica y la mendicidad se iban
    apoderando de toda la sociedad bayamesa.

    Luego de haber expuesto estos elementos podemos concluir
    planteando que los instrumentos del orden en la práctica
    no fueron eficientes en lo influyen diversas causas objetivas y
    subjetivas.

    • No contar con suficiente personal académico
      que ejerciera sus funciones.

    • Inadecuado uso del presupuesto estatal.

    • No contar con los medios técnicos necesarios
      para el enfrentamiento de hechos delictivos.

    • Insuficiente número de policías y
      guardias en la zona urbana y rural.

    • Ineficiencia y falta de requisitos morales en el
      cuerpo de policías.

    • Brindar prioridad a los delitos políticos en
      aras de mantener los intereses republicanos y desatender los
      comunes.

    • Inestabilidad en los cargos de Policía y
      Jefe.

    Lo cierto es que a pesar de los nuevos tiempos se
    mantuvieron los viejos problemas y los instrumentos del orden
    diseñados para hacer cumplir la ley distaban mucho de lo
    que se esperaba, en especial la policía, sobre la que se
    mantuvieron serios cuestionamientos por su funcionamiento
    interno. De modo que orden y control caminaron de la mano junto a
    los intereses republicanos en detrimento de la
    justicia.

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    Autor:

    Lic. Sonia Niurka Tornés
    Mendoza.

    Institución: Casa de la Nacionalidad
    Cubana.

    Enviado por:

    Alexander Ruiz Beltran

    [1] Aldo Daniel Naranjo: Panorama de la
    República. 1898- 1925. p- 46- 48.

    [2] Fondo Gobierno Municipal. Archivo Casa de
    la Nacionalidad Cubana. Leg. 109 Exp. 1035.

    [3] Ídem.

    [4] Ídem.

    [5] AHP. Fondo Gobierno Municipal
    República. Leg. 56. Exp 1558.

    [6] AHP. Fondo Gobierno Municipal
    República. Leg. 56. Exp. 1578.

    [7] AHP. Fondo Gobierno Municipal
    República. Leg. 70. Exp. 2058.

    [8] AHP. Fondo Gobierno Municipal
    República. Leg. 68. Exp. 2001.

    [9] Ibíb. Leg. 71. Exp. 2109.

    [10] Fondo Gobierno Municipal. Archivo Casa
    de la Nacionalidad Cubana. Leg. 112, Exp. 1074.

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