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Origen Samurái



Partes: 1, 2

  1. Orígenes
  2. Historia
  3. Se define la figura
    del samurái
  4. El último
    samurái
  5. Estructura
  6. Ropa
    normal
  7. Técnicas de
    combate
  8. Filosofía y
    cultura

Samurái: (Del jap.
samurai). m. En el antiguo sistema feudal
japonés, individuo perteneciente a una clase inferior de
la nobleza, constituida por los militares que estaban al servicio
de los daimios.

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Los samuráis aparecieron como administradores
provinciales que representaban a cortesanos ricos que
residían en la capital, Kioto. En las provincias sin
gobierno, estos oficiales eran reclutados entre los guerreros de
los clanes de la localidad que se hallaban obligados por lazos de
lealtad, y eran dirigidos por vástagos de la familia
imperial, tales como las familias Taira y Minamoto. Al comienzo
del periodo feudal en el siglo XII, el término
hacía referencia a los seguidores militares de un daimio,
que era un barón feudal bajo el mando del sogún, o
gobernador militar del Japón. La sustitución del
sogunado Hojo por el Ashikaga en el siglo XIV llevó a un
sistema aún más feudal, en el que los
samuráis poseían tierras que les eran concedidas
por sus señores daimio, y recaudaban impuestos de los
campesinos. Durante los turbulentos siglos XV y XVI, los
samuráis formaron el pilar de los ejércitos del
clan, cuyos odios convulsionaron Japón. El sogunado
Tokugawa, que finalmente restableció un gobierno estable
en 1603, segregó a los samuráis en ciudades
fortificadas. Éstos formaron una clase propia dentro del
rígido sistema Tokugawa, llevando dos espadas como
símbolo de su casta y siguiendo un rígido
código moral conocido con el nombre de bushido. Durante el
tranquilo periodo Edo, los samuráis se convirtieron en
oficiales del sogún o del daimio, o en simples asalariados
desocupados. La pobreza obligó a algunos de ellos a
renunciar a su condición o a dedicarse al comercio; otros
se convirtieron en importantes eruditos o artistas. En 1867
renunció el último sogún, y la clase
samurái perdió sus privilegios en 1871 cuando todo
el sistema feudal quedó abolido. Los daimios devolvieron
sus tierras al emperador, se concedieron pensiones a los nobles y
a sus guerreros, y se prohibió la costumbre de llevar
espadas. En 1878, los nombres de daimio y
samurai fueron sustituidos por los de kazoku o
nobleza, y shizoku o clase acomodada,
respectivamente.

Orígenes

El origen del samurái se data en el siglo X y se
fortaleció al concluir las Guerras Genpei a finales del
siglo XII, cuando fue instituido un gobierno militar bajo la
figura del shogun, por el cual el Emperador de
Japón quedó a su sombra como un mero espectador de
la situación política del país. Su momento
cumbre tuvo lugar durante el período Sengoku, una
época de gran inestabilidad y continuas luchas de poder
entre los distintos clanes existentes, por lo que esta etapa de
la historia de Japón es referida como
«período de los estados en guerra». El
liderazgo militar del país continuaría a manos de
esta élite hasta la institución del shogunato
Tokugawa en el siglo XVII por parte de un poderoso terrateniente
samurái (conocidos como daimyo) llamado Tokugawa
Ieyasu, quien paradójicamente, al convertirse en la
máxima autoridad al ser nombrado como shogun,
luchó por reducir los privilegios y estatus social de la
clase guerrera, proceso que finalmente culminó con su
desaparición cuando el emperador retomó su papel de
gobernante durante la Restauración Meiji en el siglo
XIX.

Históricamente la imagen de un samurái
estuvo más relacionada con la de un arquero a caballo que
con la de un espadachín, y no fue sino hasta que
reinó una relativa paz cuando la espada adquirió la
importancia con la que la relacionamos en nuestros días.
En la sociedad actual, la fantasía y la realidad de los
samuráis se ha entremezclado e idealizado y sus historias
han servido de base tanto de novelas, como de películas y
tiras cómicas.

Era Asuka

En 602, el Príncipe Kume lideró una
expedición a Corea acompañado de entre 120 a 150
caciques locales, los cuales ostentaban el título de
Kuni ni Miyatsuko. Cada uno de ellos iba
acompañado de un ejército personal, dependiendo de
las riquezas de cada feudo. Estas tropas constituyeron lo que
sería el prototipo de un ejército samurái
siglos después.

Los conflictos bélicos siguieron ocurriendo en
China y Corea. En 618 la dinastía Tang tomó el
poder en China y se unieron al reino coreano de Silla con el fin
de atacar a Paekche. Los japoneses enviaron tres ejércitos
expedicionarios (en 661, 662 y 663) para auxiliar al reino de
Paekche. Durante estas expediciones sufrieron una de las peores
derrotas en su historia antigua, perdiendo 10.000 hombres y
cuantiosos barcos y caballos. Japón comenzó a
preocuparse por una invasión por parte de la nueva alianza
entre Silla y China. En 670 se ordenó censar a la
población para reclutar elementos para el ejército.
Además se fortificó la costa norte de Kyushu, se
fijaron guardias y se construyeron almenaras en las orillas de
las islas Tsushima e Isla Iki.

Los japoneses se olvidaron de la guerra externa a la
muerte del Emperador Tenji en el año 671. En 672 sus dos
sucesores se disputaron el trono en la Guerra Jinshin.
Después del triunfo de Emperador Tenmu en 684, éste
ordenó que todos los oficiales civiles y militares
dominaran las artes marciales.

Cada heishi (soldado) era asignado a un
gundan (regimiento) durante una parte del año y
el resto se dedicaba a tareas agrícolas. Cada soldado
estaba equipado con arcos, un carcaj y un par de
espadas.

Durante ésta época, en el siglo VIII, los
gobernadores de Yamato ordenaron que se dejara constancia de los
mitos existentes como una forma de legitimarse frente a la
población. La más importante de esas leyendas es la
referente a la creación de Japón, atribuida a los
kami Izanagi e Izanami. Según la leyenda, de
éstos dos habrían nacido los tres kami
mayores: Amaterasu —diosa del sol y señora de los
cielos—, Susanoo -dios de los océanos-y Tsukuyomi
-diosa de la oscuridad y de la Luna—.Un día,
Amaterasu y Susanoo discutieron, por lo que Susanoo se
emborrachó destrozando todo a su paso. Amaterasu se
asustó tanto que se escondió en una cueva
negándose a salir, por lo que el mundo fue privado de la
luz. Con el objeto de hacerla salir, un kami femenino,
Ame-no-Uzume, efectuó una danza obscena que fue
acompañada por la risa de la miríada de dioses que
estaban reunidos en asamblea. Al momento en que Amaterasu
preguntó por lo que sucedía, le dijeron que
había una kami más poderosa por lo que
salió de la cueva y poco a poco se fue acercando a un
espejo que pusieron frente a ella. Fue tal su sorpresa de ver su
propio reflejo, que quedó deslumbrada unos momentos y fue
justo entonces cuando aprovecharon para capturarla y la luz
volvió a iluminar la Tierra, por lo que el espejo
formó parte de las Insignias Imperiales de
Japón.

El segundo elemento de las tres joyas de la Corona
japonesa se describe más adelante en la misma leyenda.
Susanoo fue desterrado por los males causados y mientras vagaba
por las tierras de Izumo, escuchó que una serpiente de
ocho cabezas, llamada Yamata-no-Orochi, atemorizaba a los
pobladores. Susanoo mató a la serpiente
emborrachándola con sake y le cortó las cabezas. En
su cola fue encontrada una espada, que decidió
dársela a su hermana en señal de paz. Esta espada
representa el segundo icono de las insignias
imperiales.

La tercera y última insignia es una joya en forma
de curva, la cual Amaterasu dio a su nieto Ninigi cuando
éste fue enviado al mundo terrenal a gobernar. La joya
pasó a su vez a su nieto, el Emperador Jinmu, primer
emperador japonés. De esta forma, auspiciados en las
creencias populares, los gobernadores de Yamato legitimaron el
proceso mediante el cual Japón sería gobernado por
un sistema imperial, apoyados fuertemente por la creencia
Shinto.

Era Nara

Con el nacimiento del Estado Unificado de Silla
desapareció la amenaza de una invasión coreana
hacia Japón, por lo que la Corte de Nara centró su
atención en los emishi (??
«Bárbaros»), habitantes del norte de
Japón con quienes habían tenido numerosos
altercados. En 774 estalló una importante revuelta,
conocido como la guerra de los Treinta y Ocho Años, donde
los emishi utilizaron un sistema de guerra de guerrillas
y una espada de hoja curva, que tenía mejor
desempeño cuando se montaba, a diferencia de la espada
recta del ejército de la Corte de Nara. No fue sino hasta
796, a través de Sakanoue no Tamuramaro, cuando lograron
vencerlos finalmente. Sakanoue recibió el título de
Seii Taishogun (????? «Gran General Apaciguador de
los Bárbaros»), expresión que después
se utilizaría para designar al líder de los
samuráis.

El sistema de alistamiento de campesinos terminó
en el 792, al reconocer que la principal fuerza militar
venía de los caciques y sus soldados y no de los
campesinos que no tenían un entrenamiento y disciplina
adecuada para los campos de batalla. Esta medida se
reflejó en la proclamación de un edicto que
especificaba que todos los kondei («hombres
fuertes») serían puramente guerreros, no plebeyos.
Además debían de pertenecer al mismo linaje de los
terratenientes locales. Estos últimos deberían
tener a su servicio dos mozos de cuadra.

Era Heian

Hacia 860, se pueden apreciar la mayoría de las
características de los samuráis: jinetes a caballo
diestros en el uso del arco, además del empleo de espadas
de hoja curva. Estos militares a caballo gozaban de la total
confianza del «Trono del Crisantemo» y se encargaban
de la seguridad de las ciudades así como luchar contra las
revueltas que sucediesen.

Durante el siglo IX Japón sufrió un grave
declive económico a consecuencia de plagas y diversas
hambrunas. A principios del siglo X tuvieron lugar numerosos
disturbios, desórdenes y rebeliones debido a la
situación que se vivía. El gobierno tomó la
decisión de conceder amplios poderes a los gobernadores
locales para reclutar tropas y actuar contra las crecientes
rebeliones conforme a lo que creyeran conveniente, lo que les dio
a dichos gobernadores un enorme poder político. Es durante
este periodo que se documenta por primera vez la palabra
«samurái», «aquellos que sirven»,
en un contexto meramente militar.

La primera gran prueba de estabilidad del sistema tuvo
lugar en el año 935 con una revuelta protagonizada por
Taira no Masakado, descendiente del Príncipe Takamochi, a
quien la autoridad imperial había enviado a sofocar los
disturbios en Kanto y que recibía el apodo de «El
Pacificador». Al principio la corte Heian consideró
que el incidente protagonizado por Masakado era tan sólo
un incidente local, hasta que éste llegó a
autoproclamarse «nuevo emperador». Debido a lo
anterior, se envió un ejército provincial para
sofocar su rebelión, muriendo decapitado en 940. A partir
de este momento y debido a su origen social, estos líderes
guerreros se comienzan a definir como una aristocracia
local.

Durante este periodo, los linajes de mayor importancia
política fueron los Taira, los Fujiwara y los Minamoto.
Minamoto no Yoriyoshi se vio envuelto en un conflicto importante
de la época llamado la Guerra Zenkunen o «guerra de
los primeros nueve años». Este conflicto duró
de 1051 a 1062, siendo la primera guerra que se vivía en
el país desde los enfrentamientos contra los
emishi. El incidente se originó cuando Abe no
Yoritoki, descendiente de los emishi y miembro del clan
Abe, no entregó a la Corte los impuestos recaudados, por
lo que Yoriyoshi fue enviado a tratar con él. Yoriyoshi y
Yoritoki habían llegado ya a un acuerdo pacífico
pero un conflicto interno en el clan Abe tuvo lugar y Yoritoki
fue asesinado. Con este hecho se declara la guerra entre Abe no
Sadato, hijo de Yoritoki, y los Minamoto. No fue sino hasta 1062
cuando Yoriyoshi pudo vencer a los Abe en la Batalla de
Kuriyagawa llevando la cabeza del rebelde hasta Kioto en
señal de triunfo. Minamoto no Yoshiie, hijo de Yoriyoshi,
estuvo al lado de su padre durante todo el conflicto, ganando un
gran prestigio por sus proezas militares. Esto le valió el
apodo de Hachimantaro o «el primer hijo nacido de
Hachiman, dios de la guerra».

En el año de 1083 estallaría nuevamente un
conflicto armado en el que los Minamoto se verían
envueltos, ahora en la Guerra Gosannen o «guerra de los
últimos tres años», originada por diferencias
entre los líderes de los antiguos clanes aliados Minamoto
y Kiyowara. Después de una feroz batalla de tres
años en que la Corte se negó a auxiliar a los
Minamoto, éstos lograron, sin embargo, salir finalmente
victoriosos. Cuando Yoshiie asistió a Kioto con la
finalidad de buscar una recompensa, la Corte se negó y aun
le recriminó los impuestos atrasados que debía, con
lo que se inicia un claro distanciamiento entre ambos. Mientras
tanto, sus rivales, los Taira, gozaban cada vez más de una
mejor relación con ellos debido a sus hazañas en el
oeste del país. La rivalidad entre los clanes Minamoto y
Taira fue aumentando y haciéndose cada vez más
evidente. En 1156 tuvo lugar un conflicto entre ambos clanes,
cuando Minamoto no Yoshitomo se unió a Taira no Kiyomori
contra su padre Minamoto no Tameyoshi y su hermano Tametomo,
durante la Rebelión Hogen. La batalla fue muy breve y al
final Tameyoshi fue ejecutado y Tametomo fue castigado con el
destierro.

En 1160 se produjo un nuevo enfrentamiento conocido como
Rebelión Heiji, donde Yoshitomo se enfrentó con
Kiyomori. La victoria del clan Taira fue tan decisiva que los
miembros del clan Minamoto huyeron para tratar de salvarse. Los
Taira los persiguieron y Yoshitomo fue capturado y ejecutado. De
los miembros de la rama original de la familia Minamoto,
sólo quedaron algunos pocos, siendo aniquilados casi por
completo. En 1167 Taira Kiyomori recibió del emperador el
título de Daijo Daijin (Gran Ministro), el cual
constituía el rango más alto que podía
conceder el emperador, por lo que se convirtió en el
gobernante de facto del país.

Historia

Las Guerras Genpei fueron una serie de guerras civiles
protagonizadas nuevamente por los clanes más influyentes
de la escena política del país: los Taira y
Minamoto. Estas guerras tuvieron lugar entre 1180 y 1185. En
1180, estallaron en el país dos rebeliones independientes
y protagonizadas por dos generaciones distintas del clan
Minamoto: en Kioto por el veterano Minamoto no Yorimasa y en la
Provincia de Izu por el joven Minamoto no Yoritomo. Ambas
revueltas fueron sofocadas con relativa facilidad, por un lado
obligando a Yoritomo a escapar a Kanto, mientras que Yorimasa fue
vencido en la Batalla de Uji, en donde cometió
seppuku antes de ser capturado.

Después de dos años durante los cuales
ambos lados protagonizaron escaramuzas menores, los Taira
decidieron enfrentarse a Minamoto no Yoshinaka, primo de
Yoritomo, en 1183, para evitar que éste pudiera
auxiliarlo. Yoshinaka venció a los Taira en la Batalla de
Kurikara y enfiló su ejército hacia donde se
encontraba Yoritomo. Los ejércitos de Yoshinaka y Yoritomo
se encontraron finalmente en la Batalla de Uji en 1184. Yoshinaka
perdió la batalla y trató de huir, pero fue
alcanzado en Awazu, donde fue decapitado. Con esta victoria, la
rama principal de los Minamoto enfocaría sus esfuerzos en
vencer a sus principales enemigos: los Taira. Yoshitsune
encabezó el ejército del clan en nombre de su
hermano mayor Yoritomo, quien permaneció en Kamakura.
Finalmente, en la Batalla de Dan no Ura los Minamoto se alzaron
con la victoria. Yoritomo consideró que su hermano
representaba una amenaza y un rival, por lo que sus hombres
persiguieron a Yoshitsune hasta que lo vencieron durante la
Batalla de Koromogawa en 1189, en donde éste último
se suicidó.

En 1192 Minamoto no Yoritomo se autoproclamó
shogun, título que hasta ese entonces
había sido temporal. Con esto se instituyó el
shogunato como una figura permanente, la cual
duraría cerca de 700 años hasta la
Restauración Meiji. Con la nueva figura del
shogun, el emperador se convertiría en un mero
espectador de la situación política y
económica del país, mientras que los
samuráis se convertirían en los gobernadores de
facto.

Después de tan sólo tres shogunes del clan
Minamoto, el país volvió a vivir una guerra civil.
El clan Hojo había usurpado la regencia a los Minamoto.
Por este motivo, en 1219 el Emperador Go-Toba, buscando
restablecer el poder imperial que gozaban antes del
establecimiento del shogunato, acusó a los Hojo de
proscritos. Las tropas imperiales se movilizaron, dando lugar a
la Guerra Jokyu (1219 – 1221), la cual culminaría con la
Tercera batalla de Uji. Durante ésta, las tropas
imperiales fueron derrotadas y el Emperador Go-Toba exiliado. Con
la derrota de Go-Toba se confirmó el gobierno de los
samuráis sobre el país.

Después de que Kublai Khan reclamara el
título de Emperador de China, decidió invadir
Japón con el propósito de someterlo a su dominio.
Ésta sería la primera vez que los samuráis
podrían medirse a las fuerzas de enemigos extranjeros. Por
otro lado, estos últimos no sentían ningún
tipo de interés en la forma tradicional japonesa de hacer
la guerra.

La primera invasión tuvo lugar en 1274, cuando
las tropas mongolas desembarcaron en Hataka (actual Fukuoka). Los
ruidos de los tambores, campanas y gritos de guerra espantaron a
los caballos de los samuráis. Durante esta batalla las
tropas japonesas se enfrentaron a una técnica muy distinta
en el empleo del arco de la que estaban acostumbrados, ya que los
mongoles disparaban a grandes distancias y al mismo tiempo
generaban «nubes de flechas» a diferencia de los
disparos solitarios y a corta distancia efectuados por los
arqueros japoneses. Otra gran diferencia entre ambas formas de
combate era el uso de catapultas por parte del ejército
mongol. Durante la noche de ese mismo día, una fuerte
tormenta infligió graves daños a la flota invasora
por lo que decidieron regresar a Corea para rearmar su
ejército. Después de la retirada del
ejército enemigo, los japoneses tomaron una serie de
medidas preventivas, como la construcción de muros en los
puntos vulnerables de la costa, así como la
implementación de una guardia.

El segundo intento de invasión tuvo lugar en
1281. Los samuráis efectuaron incursiones a los barcos
enemigos desde pequeñas balsas que solo tenían
capacidad para transportar a doce guerreros con el afán de
evitar el desembarco de tropas en las costas. Después de
una semana de enfrentamientos, un emisario imperial fue enviado
para pedir a Amaterasu, la diosa del sol, que intercediera por
ellos. Un tifón arrasó la flota mongola que se
hundió casi en su totalidad. Este hecho dio origen al mito
del Kamikaze (?? lit. «Viento
Divino
»), considerado como una señal de que
Japón era el elegido por los dioses y, por lo tanto,
éstos se encargarían de su seguridad y
supervivencia. Los pocos sobrevivientes decidieron retirarse y de
este modo el país no volvería a enfrentarse a una
invasión de grandes proporciones hasta varios siglos
después.

A principios del siglo XIV, el clan Hojo se
enfrentó a un nuevo intento de restauración
imperial, ahora bajo la figura del Emperador Go-Daigo. Cuando los
Hojo se enteraron de esto, enviaron un ejército desde
Kamakura, pero el emperador huyó antes de que llegaran,
llevándose las insignias imperiales con él.[43] El
Emperador Go-Daigo buscó refugio en Kasagi entre monjes
guerreros que le dieron la bienvenida y se prepararon para un
posible ataque.

Después de intentos de negociación por
parte de los Hojo con el Emperador Go-Daigo para que abdicara y
ante la negativa de éste, decidieron subir al trono a otro
miembro de la familia imperial. Sin embargo, debido a que
Go-Daigo se había llevado las insignias imperiales, no
pudieron llevar a cabo la ceremonia. Es en este momento en que la
figura de Kusunoki Masashige cobra importancia y renombre, no
sólo por sus destrezas militares, sino por el apoyo
incondicional que brindó al emperador. Este ejemplo a la
postre serviría de referencia y modelo para los futuros
samuráis. Masashige luchó por el Emperador Go-Daigo
desde un yamashiro (castillo en la montaña).
Aunque su ejército no era muy numeroso, la
orografía del lugar le brindaba una defensa
extraordinaria. El castillo cayó finalmente en 1331, por
lo que Masashige decidió huir para continuar
después la lucha. El emperador fue capturado y llevado
hasta el cuartel general de los Hojo ubicado en Kioto y
posteriormente sería exiliado a la isla de Oki. Los Hojo
intentaron terminar con el ejército encabezado por
Masashige, quien edificó otro castillo en Chihaya aun con
mejores defensas que el anterior, por lo que los Hojo se vieron
inmovilizados. La férrea defensa de Masashige
motivó a Go-Daigo de regresar a la escena nuevamente en
1333. Al enterarse los Hojo de su regreso, decidieron enviar a
uno de sus principales generales tras él: Ashikaga
Takauji. Ashikaga en ese momento decidió que sería
más beneficioso para él y su clan aliarse con el
bando del emperador. Por esta razón, decidió lanzar
el ataque junto con su ejército hacia el cuartel general
de los Hojo en Rokuhara.

El golpe recibido por la traición de Ashikaga
tuvo graves consecuencias para los regentes, siendo su
ejército mermado severamente. El poderío del clan
Hojo se extinguió definitivamente ese mismo año de
1333, cuando un guerrero llamado Nitta Yoshisada se unió a
los partidarios imperiales e incrementó sus fuerzas. Nitta
y su ejército se dirigieron a Kamakura y vencieron a los
Hojo.

Después de haber ayudado al emperador a volver al
trono, Ashikaga Takauji esperaba recibir una cuantiosa recompensa
por sus servicios. No obstante, debido a que consideró que
lo ofrecido no era suficiente, decidió rebelarse. Los
Ashikaga eran descendientes del clan Minamoto, por lo que
podían acceder al trono imperial. Por esta razón,
el emperador decidió actuar rápidamente y
mandó un ejército contra Takauji,
siguiéndolo hasta Kyushu. Takauji no fue vencido y
regresó a la escena en 1336. El emperador mandó a
Masashige a enfrentar las tropas rebeldes en Minatogawa (hoy
Kobe), resultando en una decisiva victoria para Takauji. Ante
esta situación, Masashige decidió cometer
seppuku.

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Es precisamente bajo este clima de inestabilidad y
conflictos armados, en que los samuráis tienen su mayor
participación.

Entre las figuras más importantes de este periodo
tenemos a Takeda Shingen y Uesugi Kenshin, cuya legendaria
rivalidad ha servido de inspiración en diversas obras
literarias. Los ejércitos de Shingen y Kenshin se
enfrentaron en las conocidas Batallas de Kawanakajima. Aunque
algunas de ellas fueron meras escaramuzas, la Cuarta Batalla de
Kawanakajima tuvo gran importancia.

Con esta lucha interna desmedida con el afán de
obtener más poder y tierras, era solo cuestión de
tiempo que algún poderoso daimyo intentara llegar
hasta Kioto para buscar derrocar al shogun, lo que
sucedió en 1560. Imagawa Yoshimoto marchó hacia la
capital acompañado de un gran ejército con la
finalidad de derrocar al entonces dirigente. Sin embargo, no
contaba con enfrentarse con las tropas de Oda Nobunaga, un
daimyo secundario a quien superaba en una
proporción de doce a uno en el número de soldados.
Yoshimoto, confiado de su poder militar, solía celebrar la
victoria incluso antes de terminar la batalla. Oda Nobunaga
logró atacarlo desprevenido durante una de sus famosas
celebraciones en la Batalla de Okehazama. Cuando Yoshitomo
salió de su tienda debido al escándalo que
había, fue sorprendido y asesinado en ese mismo lugar.
Nobunaga pasó entonces de un personaje secundario a una
figura prominente del periodo. En 1568 Nobunaga marchó
hacia Kioto y destituyó al shogun. Este hecho
marcó el inicio de lo que se conoce como período
Azuchi-Momoyama.

Oda Nobunaga fue famoso por introducir y entrenar
soldados ashigaru

Monografias.comen el uso de arcabuces.

Este hecho cambiaría radicalmente la forma en que
se hacía la guerra en Japón. La batalla más
representativa es la Batalla de Nagashino, en la que las fuerzas
de Oda vencieron la legendaria y temida caballería del
clan Takeda mediante el uso de armas de fuego. A partir de este
momento su empleo se volvió típico en el campo de
batalla y fue considerado como un factor vital para obtener la
victoria.

Nobunaga estaba muy cerca de unificar el país,
pero en 1582 fue traicionado por uno de sus principales
generales, Akechi Mitsuhide, y obligado a cometer
seppuku en el templo Honno. Este suceso es conocido como
el «Incidente de Honno-ji». Toyotomi Hideyoshi, otro
de los principales generales de Nobunaga, vengó la muerte
de su señor venciendo a Mitsuhide durante la Batalla de
Yamasaki, levantándose con la autoridad del fallecido
Nobunaga. Después de la Batalla de Shizugatake, Toyotomi
continuó con la tarea de unificar el país. Sin
embargo, debido a su origen humilde, nunca pudo ser nombrado con
el título de shogun.

Se define la figura
del samurái

Es Hideyoshi quien define finalmente la figura del
samurái, ya que ordena y define los lineamientos para el
adiestramiento, disciplina y especialización de los
soldados del país. Los soldados ashigaru fueron
capacitados tanto en el uso de la naginata como del arcabuz. Un
edicto proclamado en 1588, conocido como «cacería de
espadas», buscaba separar formalmente a los soldados y
samuráis de los campesinos, por lo que se les confiscan
sus armas. Otro edicto de 1591 termina de separar y distinguir
entre las clases sociales de los samuráis y de los
campesinos. A diferencia del tipo de reclutamiento
histórico realizado en el pasado, donde los campesinos
tomaban las armas por algunos periodos del año y el resto
lo dedicaban a sus labores en el campo, se enfatiza la
especialización de los miembros del ejército.

Hideyoshi, ya como figura principal del país,
convocó a los principales daimyo a dos invasiones
a Corea. La primera invasión comenzó en 1592 y tan
sólo veinte días después del desembarco de
las tropas japonesas en las costas coreanas, ya habían
tomado Seúl. Corea solicitó apoyo a la
dinastía Ming, los gobernadores de China, a lo que
éstos respondieron enviando un numeroso ejército.
Los samuráis se enfrentaron entonces a condiciones
adversas y se encontraron con una fiera resistencia tanto de
civiles como de irregulares, entre los que se encontraban monjes
guerreros budistas, campesinos e incluso mujeres. Después
de diversas derrotas en tierra y agua, Hideyoshi decide retirar a
sus tropas.

No obstante el primer fracaso, Hideyoshi convocó
a una segunda invasión en el año de 1598. En esta
campaña encontró una mayor resistencia que la
primera ocasión. Hideyoshi falleció mientras las
tropas se encontraban en Corea. Éstas, al enterarse de la
noticia, deciden regresar de inmediato a Japón,
abandonando definitivamente la idea de conquistar aquella
nación.

Antes de morir, Hideyoshi había nombrado el
«Consejo de los Cinco Regentes» con la finalidad de
que ellos gobernaran a su muerte y hasta que su hijo Hideyori
tuviera la edad suficiente para hacerse cargo del país.
Tokugawa Ieyasu había servido primero bajo las
órdenes de Oda Nobunaga y después bajo las
órdenes del mismo Hideyoshi. Además había
sido nombrado como uno de los «cinco regentes». Este
personaje comenzó a disputar el gobierno para sí,
lo que culminó en la Batalla de Sekigahara. En este
suceso, Tokugawa y su «Ejército del Este»
salieron victoriosos. Tokugawa era descendiente del clan
Minamoto, por lo que fue nombrado como shogun en el
año 1603, por parte del Emperador Go-Yozei.

La última amenaza real para el gobierno de Ieyasu
era la figura de Toyotomi Hideyori, quien ahora era un joven
daimyo que ocupaba el Castillo Osaka. Muchos
samuráis que se oponían a Ieyasu se unieron en
torno a Hideyori alegando que él era el legítimo
gobernador del país. Ieyasu le ordenó que
abandonara el castillo, por lo que comenzó a reclutar
simpatizantes. Los Tokugawa, bajo el liderazgo del
Ogosho (??? shogun enclaustrado) Ieyasu y del
shogun Hidetada dirigieron un numeroso ejército
al castillo en lo que se conoce como «La Campaña de
Invierno de Osaka». El asedio empezó el 19 de
noviembre, cuando Ieyasu guió tres mil hombres a
través del río Kizu, destruyendo el fuerte que
estaba allí. Una semana después, atacó el
pueblo de Imafuku con 1.500 hombres, contra una fuerza de defensa
de 600. Con la ayuda de una escuadra equipada con arcabuces, las
fuerzas shogunales consiguieron otra victoria. Otros
pequeños fuertes y pueblos fueron atacados antes que el
asedio al mismo castillo de Osaka comenzase el 4 de
diciembre.

El Sanada-maru era un enclave defendido por Sanada
Yukimura y 7.000 hombres, alineados con los Toyotomi. Los
ejércitos del shogun fueron repetidamente
repelidos, y Sanada y sus hombres lanzaron un gran número
de ataques contra las líneas de asedio,
rompiéndolas tres veces. Ieyasu entonces recurrió a
la artillería, llevando 300 cañones, junto con
otros hombres para excavar bajo las murallas. El 22 de enero, el
asedio de invierno terminó. Toyotomi Hideyori hizo un
llamado para prevenir una rebelión y accedió a que
se rellenara el foso del castillo y se derrumbaran las murallas
exteriores.

Después de que Hideyori comenzó a cavar de
nuevo el foso del castillo, el castillo fue asediado, en lo que
se conoce como «Asedio de Verano de Osaka».
Finalmente, después de la decisiva Batalla de Tennoji de
1615, el castillo cayó bajo el ejército de los
Tokugawa y los defensores fueron asesinados, incluyendo a Sanada
Yukimura, Hideyori, su madre Yodogimi y Kinimatsu, el hijo de
Hideyori de tan sólo ocho años. La esposa de
Hideyori, Senhime (nieta de Ieyasu), fue devuelta con su familia
a salvo. Con los Toyotomi finalmente exterminados, ya no
existían amenazas para la dominación de los
Tokugawa de Japón. Fue precisamente esta batalla la
última en la que Ieyasu participaría
activamente.

Desde el momento en que Ieyasu estableció el
shogunato Tokugawa, inició un proceso para quitar el
estatus social y legal a la clase samurái. Del mismo modo,
estableció la clase social de los soldados
ashigaru como un rango menor a la de los
samuráis. Durante este periodo la mayoría de los
samuráis perdieron la posesión directa de las
tierras y se les plantearon dos opciones: dejar las armas y
convertirse en campesinos o trasladarse a la ciudad principal de
su feudo y convertirse en sirvientes a sueldo del
daimyo. Sólo algunos pocos samuráis
permanecieron en las provincias exteriores de los nortes como
vasallos directos del shogun. Estos samuráis
fueron conocidos como «los 5.000
hatamoto».

En el año de 1650, el shogunato expidió
una ley con la cual se prohibían los duelos entre los
samuráis. En 1690 se prohibió formalmente la
práctica de artes marciales. Con este escenario, la
destreza en el uso del arco, la lanza y la espada sufrió
un severo declive.

Con las medidas tomadas por el gobierno, muchos
samuráis se dedicaron al campo y a fabricar
artesanías.

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Muchos otros se embarcaron en el tráfico,
contrabando y robo de mercancías en los puertos y en alta
mar, lo cual también terminó en el año de
1639 con el edicto de «Fronteras Cerradas». Mediante
este edicto se buscaba controlar y evitar la influencia de los
extranjeros, sobre todo de misioneros católicos,
considerados por el gobierno como
«subversivos».

La apertura comercial obligatoria que sufrió
Japón después de que apareciese el Comodoro Perry
en la bahía de Edo en el año 1853 trastocó
la situación política del país. Diversos
grupos nacionalistas comenzaron a presionar al gobierno con el
afán de mantener fuera de las fronteras a los
extranjeros.

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Por primera vez en muchos siglos, el emperador de
Japón, bajo la figura del Emperador Komei, tomó un
papel protagónico en la política nacional,
uniéndose a él diversos grupos de samuráis
relegados de las esferas políticas. La presión
dentro del país llevó al shogun a tomar la
decisión de romper las relaciones con los extranjeros.
Esto provocó que diversos comerciantes provenientes de
países europeos fueran asesinados y consecuentemente se
desencadenaron una serie de hostilidades, como el bombardeo de
Shimonoseki.

La muerte tanto del emperador como del shogun
fue prácticamente simultánea. El sucesor del
difunto shogun Tokugawa Iemochi, Tokugawa Yoshinobu,
tomó posesión a mediados de 1866. Mientras tanto,
Mutsuhito, el segundo hijo del Emperador Komei, fallecido en
1867, se convirtió en el nuevo Emperador Meiji. Yoshinobu
trató en vano de hacer los ajustes necesarios para evitar
un claro enfrentamiento con las fuerzas pro-imperialistas, que
contaban con los clanes de Chosu y Satsuma como líderes.
Sin embargo, al aumentar la posibilidad de un conflicto interno,
decidió renunciar en 1868. Con esto terminó el
bakufu o shogunato Tokugawa.

Fuerzas que pretendían restablecer la figura del
shogun se levantaron en armas, por lo que una guerra
civil conocida como Guerra Boshin tuvo lugar entre 1868 y 1869.
Nuevamente, tanto samuráis y ronin hicieron su
aparición en uno y otro bando, hasta que finalmente las
fuerzas pro-imperialistas se levantaron con la victoria. Ya con
la guerra ganada, el Emperador Meiji comenzó a modernizar
el país. Se abrió nuevamente el comercio con el
exterior, se compraron armamento, barcos y se copió la
organización del ejército de las potencias
europeas. Se abolieron los privilegios de la clase
samurái, por lo que los nacionalistas, que en un principio
habían apoyado la figura del emperador así como la
filosofía del Sonno joi, se sintieron
traicionados.

El último
samurái

Los cambios tan abruptos y masivos en la cultura
japonesa, como en el caso de la vestimenta, les resultaba a los
samuráis como una traición del joi, parte
del Sonno joi, que había servido para justificar
la expulsión del shogunato Tokugawa. Saigo Takamori, uno
de los líderes más viejos en el Gobierno Meiji,
estaba particularmente preocupado por la creciente
corrupción política. Después de una serie de
diferencias con el gobierno, renunció a su cargo y se
retiró al dominio de Satsuma. Ahí estableció
academias donde todos los estudiantes tomaban un entrenamiento e
instrucción en tácticas de guerra. Las noticias
acerca de las academias de Saigo fueron recibidas con gran
preocupación en Tokio. El gobierno acababa de hacer frente
a algunas pequeñas pero violentas revueltas de
samuráis en Kyushu, y el número de partidarios con
que contaba en la región de Satsuma resultaba
alarmante.

El 12 de febrero de 1877, Saigo se reunió con sus
terratenientes Kirino Toshiaki y Shinohara Kunimoto y
anunció su intención de marchar a Tokio para
entrevistarse con el gobierno. Sus tropas comenzaron a avanzar, y
para el 14 de febrero la avanzada arribó a la prefectura
de Kumamoto. El General Tani Tateki, comandante del Castillo
Kumamoto, contaba con 3.800 soldados y 600 policías a su
disposición. Ya que muchos de sus hombres eran de Kyushu y
muchos a su vez originarios de Kagoshima (pueblo natal de Saigo),
decidió no arriesgarse a deserciones o traiciones y
permaneció a la defensiva.

El 19 de febrero a las 13:15 horas se hicieron los
primeros disparos por parte de los defensores del castillo, al
momento en que unidades de Satsuma intentaban forzar la entrada
al mismo. El 22 de febrero, la armada principal de Satsuma
arribó y atacó el Castillo Kumamoto en un
movimiento de pinzas. La batalla continuó hasta la noche y
las fuerzas imperiales que habían salido a su encuentro se
retiraron. Aun con el triunfo, el ejército de Satsuma no
pudo tomar el castillo y se dieron cuenta de que los conscriptos
que integraban las fuerzas imperiales no eran tan ineficientes
como habían supuesto en un principio. Después de
dos días de infructuoso ataque, las fuerzas de Satsuma
cavaron alrededor del castillo y trataron de asediarlo. Durante
el asedio, muchos de los ex-samuráis de Kumamoto
desertaron hacia el bando de Saigo, aumentando sus fuerzas
alrededor de los 20.000 hombres. Mientras tanto, el 9 de marzo,
Saigo, Kirino y Shinohara fueron despojados de sus cargos y
títulos oficiales desde Tokio. No obstante, Saigo
argumentaba que no era un traidor, sino que sólo buscaba
quitarle al emperador las malas influencias de consejeros
equivocados y corruptos.

El principal contingente de la Armada Imperial, bajo las
órdenes del General Kuroda Kiyotaka y con la asistencia
del General Yamakawa Hiroshi, arribó a Kumamoto en auxilio
de los ocupantes del castillo el 12 de abril. Esto hizo que las
tropas de Satsuma, que ahora estaban en completa desventaja
numérica, huyeran. Después de una constante
persecución, Saigo y sus samuráis restantes fueron
empujados de vuelta a Kagoshima, donde se llevaría a cabo
la batalla final: la Batalla de Shiroyama. Las tropas de la
Armada Imperial comandadas por el General Yamagata Aritomo y los
marines comandados por el Almirante Kawamura Sumiyoshi
sobrepasaban las fuerzas de Saigo sesenta a uno. Las tropas
imperiales pasaron siete días construyendo y elaborando
sistemas de presas, muros y obstáculos para prevenir que
se escaparan. Cinco barcos de guerra se unieron al poder de la
artillería de Yamagata y redujeron las posiciones de los
rebeldes. Después de que Saigo rechazó una carta
solicitando su rendición, Yamagata ordenó un ataque
frontal el 24 de septiembre de 1877. Para las 6 de la
mañana, sólo 40 rebeldes estaban aún con
vida y Saigo estaba herido de muerte. Sus seguidores aseguran que
uno de ellos, Beppu Shinsuke actuó como
kaishakunin y ayudó a Saigo a cometer
seppuku antes de que pudiera ser capturado.
Después de la muerte de Saigo, Beppu y el último
samurái en pie alzaron sus espadas y se dirigieron cuesta
abajo hacia las posiciones imperiales, hasta que cayó el
último de ellos por los disparos de las ametralladoras
Gatling. Con estas muertes, la rebelión Satsuma
llegó a su final.

Saigo Takamori fue etiquetado como «héroe
trágico» por la gente el 22 de febrero de 1889 y el
Emperador Meiji perdonó a Saigo post-mortem en
1891. Actualmente es considerado por algunos historiadores como
el verdadero último samurái.

Estructura

Los vínculos familiares, así como la
lealtad de vasallos hacia el daimyo eran sumamente
fuertes, y eran estos factores los que regían sobre la
estructura de un ejército samurái. Cualquiera que
naciera en una casa de guerreros era entrenado desde su
niñez con el fin de convertirlo en un digno representante
de sus antepasados. Por otro lado, las alianzas entre clanes
representaron los vínculos más débiles y a
lo largo de la historia se repitieron episodios donde un clan
traicionó a su «aliado» al momento mismo de la
batalla.

Hasta mediados del siglo XVI, la organización
común de un ejército samurái fue casi la
misma: al término de las campañas, el
ejército se disolvía y la gran mayoría de
los ashigaru y algunos samuráis regresaban a sus
labores del campo. No fue sino hasta el periodo Sengoku en que
algunos daimyo con suficientes recursos mantuvieron un
ejército estable y buscaron un grado de
especialización en el ejército, incluyendo la
infantería.

La estructura jerárquica dependía de
factores como el nacimiento, el vasallaje vitalicio y aspectos
sociales y militares. En el vértice de la pirámide
estaban los daimyo y a su lado sus parientes cercanos y
familia; seguían los criados vitalicios de la familia, los
cuales servían a su señor por muchos años;
el siguiente escalón lo constituían los vasallos,
ya fuera que se hubieran unido a su servicio o fueran obligados
después de la derrota de sus antiguos señores. Los
ashigaru del periodo Sengoku estaban en el último
escalón y estaban divididos en tres secciones según
el arma que manejaran, ya fueran arcabuces, lanzas o arcos.
Había también ashigaru dedicados a servir
a los distintos samuráis, otros eran portaestandartes y
algunos otros estaban asignados a tambores.

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