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Re-problematizar la cárcel en Venezuela (página 2)




Enviado por Carla Santaella



Partes: 1, 2

Aunque no nos corresponde aquí realizar un
tratado sobre la ciencia moderna, quisiéramos incluir
algunos elementos que sirvan de base a la reflexión que
intentamos presentar. Es un hecho cierto que en la ciencia
moderna predomina el modelo de la aplicación
técnica. En efecto, la aplicación técnica es
la forma social y la verdad social de la ciencia moderna.
Según el sociólogo jurídico Boaventura de
Sousa Santos (Santos,1991:12-13), el modelo de la
aplicación técnica posee características que
lo han conducido a una crisis desde hace décadas y que
hace necesario el surgimiento de otro modo de pensar y hacer la
ciencia, otro modelo que él denomina el modelo
edificante
de la ciencia. Resumamos algunas de las ideas que
sustentan su tesis, y su nuevo planteamiento.

En la ciencia moderna, afirma, la aplicación del
knowhow técnico vuelve dispensable y hasta
absurda cualquier discusión sobre un knowhow
ético. La naturalización técnica de las
relaciones sociales oscurece y refuerza los desequilibrios de
poder que las constituyen. Así, la aplicación
técnica de la ciencia moderna asume como única la
definición de la realidad dada por el grupo social
dominante y la refuerza. En la aplicación edificante, el
científico debe involucrarse en la lucha por el equilibrio
de poder en los distintos contextos de aplicación, y para
eso, tendrá que tomar partido por uno de aquellos que
tienen menos poder. La aplicación edificante procura y
refuerza, además, las definiciones emergentes y
alternativas de la realidad; para eso, vuelve ilegítimas
las formas institucionales y los modos de racionalidad en cada
uno de los contextos. Este proceso de ampliación de la
comunicación y el equilibrio de las competencias
coadyuvarán a la creación de sujetos socialmente
competentes. En el modelo de aplicación técnica, el
conocimiento es unívoco y su pensamiento es unidimen-
sional, quien lo aplica está afuera de la situación
existencial en que incide la aplicación y no se afecta por
ella. Aquí los saberes locales son normalmente rechazados.
La aplicación edificante, por el contrario, siempre tiene
lugar en una situación concreta en la cual quien aplica
está existencial, ética y socialmente comprometido
con el impacto de la aplicación. No obstante sus
críticas, Santos afirma que el knowhow
técnico es imprescindible, pero el sentido de su uso le es
conferido por el knowhow ético que, como tal,
tiene prioridad en la argumentación. Así, "es
sólo posible a través de esta vía evitar
tanto el activismo acéfalo, siempre vulnerable a la
frustración y al abandono, como al teoricismo abstracto,
en permanente fuga del desarrollo social en las tareas de
transformación emancipatoria de la sociedad" (Santos,
1991: 16).

Nosotros pensamos que, aunque buena parte de la
Universidad venezolana no ha logrado ni siquiera la tarea de la
formación técnica de sus egresados, el esfuerzo
modernizador se ha centrado en aplicar el método de
aplicación técnico, en vez del edificante.
Así, nuestra dinámica interpretativa para el
análisis del fracaso de buena parte de nuestras
instituciones consiste en pensar que se trata simplemente de
un problema de afinamiento de las piezas; es decir, un problema
de cómo organizar eficientemente los medios para alcanzar
los fines previstos. Se cree que para ello se requiere
desarrollar conocimientos y habilidades tanto en
"tecnologías duras" ("ingenierías", en sentido
tradicional) como en "tecnologías blandas" (gerencia).
Esta visión simplista y reduccionista de carácter
instrumental -que sobra decirlo, constituye la concepción
dominante…pierde de vista la necesidad de abocarnos a la
comprensión del sentido social global de nuestras
instituciones, lo cual implica entender el devenir
histórico de los procesos de transplante"

(Centro de Investigaciones en Sistemología
Interpretativa, 2003).

Repensar y reproblematizar una institución como
la carcelaria "debe ser una práctica educativa que nos
permita tener un sentido de ubicación histórica;
que nos permita desplegar el sentido de lo que nos ocurre; que
nos permita comprender, aunque sea de modo general, como llegamos
a ser eso que somos en el presente" (Fuenmayor, 2001: 20),
"…ese presente constituido por la confluencia
histórica de infinidad de riachuelos culturales que han
desembocado y siguen desembocando en este confuso mundo que
habitamos… y que permita la infinita tarea de hacernos
dentro de esa comprensión
. Porque somos nuestro
saber, el cual es inseparable de nuestro hacer" (Fuenmayor, 2001:
18).

Pero para no incurrir en la misma práctica del
uso de modelos explicativos foráneos sin, al menos, una
contextualización básica, habría que
advertir que el pensamiento foucaultiano se desarrolló en
sociedades industrializadas como lo fueron las europeas y la
nuestra nunca lo ha sido. No obstante, es mucho lo que se puede
tomar de su pensamiento. Por ejemplo Zaffaroni, comentando la
obra de Foucault, nos enseña que su epistemología
institucional es casi indiscutible y explica en buena medida la
naturaleza de las respuestas a la deslegitimación en
nuestro margen latinoamericano, así como también
algunas contradicciones positivas entre un saber generado por
agencias centrales y disfuncional para las periféricas y,
muy especialmente, resalta el hecho de que Foucault sugiere la
posibilidad de pensar (repensar) la "colonia" ("neocolonia" y
"margen") con el paradigma de la "institución de
secuestro"10 (Zaffaroni, 1993: 47). Foucault invita
constantemente a esa re-problematización de la ciencia
porque, para él, el intelectual juega su oficio
específico a través de los análisis que
lleva a cabo en los terrenos que le son propios, en fin,
participando en la formación de una voluntad
política (desempeñando su papel de ciudadano). El
análisis foucaultiano puede ser útil cada vez que
el individuo sienta que es víctima de la función
disciplinaria, que visualice la redes de poder que se tejen a su
alrededor. El problema político o esencial para el
intelectual, explica Foucault, "no es criticar los contenidos
ideológicos que estarían ligados a la ciencia, o de
hacer de tal suerte que su práctica científica
esté acompañada de una ideología justa. Es
saber si es posible constituir una nueva política de la
verdad"11.

En este sentido, se pudieran postular en Venezuela una
serie de preguntas que, aunque de difícil respuesta,
pueden iniciar una discusión de fondo sobre el problema
penitenciario. Es necesario indagar sobre cómo se
administran los ilegalismos hoy, si la cárcel tiene
efectivamente que ver con las tácticas emprendidas por
el poder para normalizar, diferenciar y disciplinar a
los individuos; qué tanta participación tienen las
leyes en su efectividad, cómo son, actúan y se
refuerzan esos dispositivos de control, qué tanto logran
alcanzar la pasividad tanto de los individuos considerados
desviados como de los que no lo son. Es evidente no sólo
que los fines declarados de la prisión no parecen
convencer; los principios desde donde parte la actividad
rehabilitadora, sus métodos y resultados, han fracasado,
pero más aún, la naturaleza misma de la
noción rehabilitadora es extremadamente difícil por
las implicaciones filosóficas y éticas que
conllevan.

Sin permiso de la "urgencia carcelaria" y sin
ánimos de conducirnos al nihilismo, al desánimo
activista o a la desesperación, este trabajo ha querido,
hacer una invitación a la repregunta, al cuestionamiento,
a la re-problematización del tratamiento mismo del tema
carcelario y de su teórica razón social
(política) de ser. Volverla a poner en
cuestión es una iniciativa académica que suele ser
poco usual, y a veces, desestimada por no ofrecer "soluciones
prácticas" a "tan urgente y grave problema". Estoy
conciente de que no sólo estoy proponiendo un parto, sino
el aborto de una tesis dominante que se ha engendrado, con
semilla fuerte, en el vientre de nuestra academia. Invito a mis
colegas a trabajar en este colectivo parto.

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BIBLIOGRÁFICAS

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perdidas. Ed. Temis S.A, Bogotá.

NOTAS:

1 Entendemos aquí este derecho en su
sentido más amplio y que excede la mera existencia humana.
Nos referimos al derecho a la vida relacionada a su calidad y a
su ejercicio abundante.

2 "¿Qué clase de ser humano
puede salir de ese ambiente?, ninguno. La cárcel animaliza
al ser humano, convirtiéndolo en despojo, en rastros de lo
que en algún momento fue un ser humano… La
reeducación para la reinserción social es el
eslogan máximo del positivismo criminológico, pero
no cuenta en la actualidad con ningún fundamento
teórico válido que la sustente, por tanto, el marco
teórico en que se sustenta nuestro sistema penitenciario
pasa a ser una negación del ser humano" (Yépez,
Mirna en UCAB 2001: 89).

3 La banca tenía el privilegio de
emitir billetes de Banco que le permitían prestar a un
interés teórico del

9% y uno real del 27%, ya que sus
operaciones de crédito eran hechas con billetes
respaldados por la tercera parte de su valor oro.

4 En la gran propiedad coexisten las
más diversas categorías de explotados; el
peón raso, que casi siempre trabaja a destajo, antes que a
jornal; el conuquero (que en el Oriente del país es el
propietario independiente de su parcela allí donde la
alambrada latifundista no se la ha arrebatado); el colono, que
trabaja en parte como peón y en parte como arrendatario de
una pequeña parcela cuyo canon paga en frutos de su
cosecha; el medianero; el pequeño arrendatario
independiente (en Suárez, 1977: 250).

5 El sector propiamente obrero o proletario
sólo existe en escasas fábricas, en las
explotaciones petroleras y en los campamentos auríferos de
Guayana, en las empresas de pesquería y en los centrales
azucareros.

6 El hacinamiento carcelario, por las
características propias de la cárcel y de las
personas que se encuentran presas, violenta aún más
la convivencia interpersonal y propicia la agresividad y
violencia (Marcos Martínez en UCAB, 2001: 36).

7 Con las transformaciones a que
daría lugar la revolución mercantil en el mundo
moderno y el advenimiento de los Estados nacionales, la verdad
pasa a establecerla el poder de un tercero que está
"sobre" las partes. La sociedad se militariza y el delito pasa a
ser un daño al soberano. Así van surgiendo -o
generalizándose- las que Foucault llama "instituciones de
secuestro" (la prisión, el manicomio, el asilo, el
hospital, la escuela, etc.) y la policía (Zaffaroni, 1993:
46).

8 Entrevista con Madeleine Chapsal. La
Quinzaine Littéraire, número 5, mayo de 1996, p.
34, en Michel

Foucault. Saber y Verdad. Madrid: Ediciones
de La Piqueta.

9 El poder de diferenciar, normalizar y
discriminar a los individuos parece justificar, y legitimar, la
acción de las instituciones de secuestro. Así,
apoyado en un saber especializado, se diferencian los sanos de
los enfermos, los locos de los cuerdos, los delincuentes de los
cumplidores de la ley, y se aplican las medidas para proteger a
la sociedad sin mayor asombro ni resistencia de sus
miembros.

10 Las "instituciones de secuestro" generan
una epistemología: la criminología, la
psiquiatría, la clínica, la pedagogía, los
especialistas en "toxicodependencia" y, lo que es muy importante,
cada institución genera su propio saber al amparo de su
micropoder (Zaffaroni, 1993: 46).

11 Verité et pouvoir. Entrevista con
M. Fontana en rev. L´Arc, nº 70 especial. Págs.
16-26.

 

 

Autor:

Prof. Sonia Boueiri
Bassil

Universidad de Los Andes Mérida –
Venezuela

Enviado por:

Carla Santaella

Partes: 1, 2
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