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Autobiografia sobre la vida Marinera de León M. Morales (página 3)




Enviado por León Morales



Partes: 1, 2, 3, 4

A tal efecto, el comandante del buque llamó
tierra a la empresa que atendía nuestras unidades
flotantes en Brasil, explicando lo que en realidad había
pasado abordo con el timonel Nicolás Araujo. Poco tiempo
después, llegó un helicóptero y se
llevó el cadáver de tan extraño y
enigmático marino maracucho.

Yo recuerdo que en el año 1.975, salí de
vacaciones y me fui a pasar unos días en la ciudad de
Valera, en el Edo. Trujillo. Allá visité a mi bien
amada amiga Amparo Suárez Bocanegra quién es
colombiana y a su vez era la esposa de un joven capachero de
apellido Alfonzo Agelvis natural del pueblo de Capacho
Nuevo, en el Edo. Táchira.

En esa ocasión le lleve una esclavita de oro a su
primer hijo. Allá pasé varios días, hasta
que me vino a visitar el amigo Valecillos con su hermano
Ché María quién era maestre de tercera
asimilado en la armada nacional.

En la M/N "Venezuela" acaeció un hecho
relevante para la historia de Venezuela y del mundo en general.
Resulta, que en ese mismo año de 1.975, en Inglaterra y
Francia sucedieron cosas importantes.

Una de ellas fue que en una ocasión
regresó a nuestro país proveniente de Inglaterra,
un médico asimilado a capitán de corbeta, familia
del Dr. Alfonzo Márquez Añez, quién a
su vez era hermano del general de división
Martín Márquez Añez, ex-director del
Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas Nacionales
(SIFA). Dicho médico nos hablaba con mucho respeto de la
familia Ramírez Sánchez, quienes eran los
venezolanos con más tiempo viviendo en Picadilly Street en
Londres.

Los elogios hacia esa familia nos llamaba la
atención. Él venía de regreso a Venezuela
después de estar tanto tiempo haciendo un post grado en
ese país. Yo recuerdo que a todos los camareros les dio
dinero y a mí me regaló un llavero de plata muy
lindo.

Nosotros notábamos que cuando arribábamos
al puerto de L´Havre en Francia, se nos acercaban unas
lanchas y daban vueltas alrededor del buque. Al principio
creíamos que buscaban drogas. En una ocasión
estaban surtas en ese puerto las motonaves "Venezuela",
"Medellín" y el "Manta". La SURETE,
policía de máxima seguridad francesa, andaba en la
búsqueda o tras la pista de un supuesto ciudadano de
nacionalidad cubana, que había matado a dos funcionarios
de ese cuerpo y a un libanés en Mompartnase,
París.

Puerto de Le H´avre en
Francia

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Estando nosotros a mediados del año 1.975, en el
puerto de Ámsterdam, pudimos notar que en esa
ocasión nombraron al general de brigada (Ej.) Enrique
La Cruz Parilli como cónsul de Venezuela en esa
ciudad, quién era tío de Parilli Pietri, el mismo
que estaba involucrado en el asesinato del joven Vegas
Pérez
. Caso este, muy sonado en aquellos tiempos en
Caracas.

El general de brigada Enrique La Cruz Parilli
pertenecía a la promoción "Francisco de
Miranda" que egresó de la Escuela Militar de
Venezuela en 1.942, cuyos máximos integrantes fueron el
coronel (Ej.) Hugo Enrique Trejo quien fue el
alférez mayor y líder del movimiento de tanques que
se movilizaron desde Maracay hacia Los Teques el 1º de enero
del año 1.958, con el fin de tratar de derrocar al general
de división Marcos Pérez Jiménez;
Ezequiel Zamora Conde (descendiente del general en jefe
Ezequiel Zamora Correa); y los generales Carlos Carnevalli
Rangel
y Antonio J. Valecillos Ruiz.

Ya que dicho militar había sido agregado militar
en nuestra embajada en Londres. Una vez que regresó al
país fue pasado a la honrosa condición de retiro el
5 de julio de ese trascendental año.

El joven Parilli Pietri era familia de la esposa del
presidente Rafael Caldera Rodríguez y del Dr. Arturo
Uslar Pietri
. El crimen del joven Vega Pérez fue a
causa del consumo desmedido de drogas que practicaban algunos
niños bellos de esa época, pertenecientes todos a
la Hight Society caraqueña. Entre ellos estaba
"Caramelito" Branger.

A bordo de nuestra nave fuimos recorriendo los puertos
de los países en donde íbamos a tomando carga,
tales como: Rótterdam, Hamburgo y Bremen. Más
luego, arribamos a Ámsterdam, la tierra en donde
murió la judía Ana Frank, en donde
extrañamente embarcaron una señora muy elegante y
su joven hijo, de aproximadamente 17 años de
edad.

Ellos provenían desde Londres y habían
pasado en overcraff el canal inglés o de la Mancha. La
señora se llamaba Elba Sánchez de
Ramírez y su hijo Vladimir Ramírez
Sánchez
.

Doña Elba Sánchez de Ramírez era
una persona muy culta y de buenos modales, y su hijo Vladimir
hablaba el inglés muy bien, tan igual como el castellano.
Por instrucciones del capitán de altura, don Fucho
Bello
, le asigné un camarote de pasajeros para ambas
personas, en donde guardaron el poco equipaje que traían
desde Inglaterra.

En verdad nunca nos pudimos imaginamos quienes eran en
verdad los ilustres huéspedes que iban a bordo de nuestra
unidad flotante de ultramar, conocido como el buque insignia de
nuestra marina mercante, como en ese ayer remoto lo fue la M/N
"Venezuela", el cual conjuntamente con la M/N
"Caracas" habían sido construidos en los Astilleros
de Vlissingen en Holanda.

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Ana Frank, niña judía
mártir en la segunda guerra mundial

Luego zarpamos de Rótterdam con rumbo al puerto
de L´Havre, en donde tuvimos poco tiempo, y de allí
continuamos nuestra derrota hacia Venezuela, dejando a
España atrás y pasando el golfo de Vizcaya. Durante
la travesía ambos pasajeros tuvieron el alto honor de
comer en la mesa del capitán Fucho Bello y del jefe de
máquinas José Antonio Gómez
"Pepe".

Este último era conocido como el
"filosofo", ya que era un hombre muy culto de origen
gallego, quién tenía residencia en
Murcia-España. Él tenía dos hijos varones y
una hija quienes vivían en Murcia con su señora
esposa; habiendo llegado a Venezuela por vía aérea
desde Sao Paulo en el Brasil en 1.947.

Ya que él había trabajado como
electricista en un país africano, en esa década de
los años cuarenta del siglo XX, una vez terminada la
guerra civil en su España natal. Yéndose luego como
polizonte en un buque al Brasil, arribando al puerto de Santos en
el Estado de Sao Paulo, en donde trabajó y vivió
por varios años.

Yo recuerdo con mucha exactitud que ese digno oficial de
nuestra marina mercante fue quién me llamó
"atorrante" por vez primera en mi vida quién con su
hispánico y muy gallego acento, me decía estas
palabras: ¿Estás atorranteando?

¡Eres un atorrante!

En aquella travesía desde Europa a Venezuela,
doña Elba Sánchez de Ramírez, en las horas
de las comidas, coffe time o de tertulias contaba historias bien
interesantes; una de ellas se refería a un hecho que le
pasó con un viejo cónsul colombiano quién
era ganadero en una reunión festiva en Londres en donde
tuvieron diplomáticos árabes.

Ella decía que el colombiano la galanteaba mucho
en la cena, pero era un hombre muy hediondo, quería
impresionar con su dinero a pesar de su incultura y ella no se
dejó arrastrar por las pasiones de ese ganadero de oficio
prestado a la carrera diplomática colombiana.

Lo extraño era que ella hablaba muy bien de un
hijo que estaba en algún lugar de Europa, se notaba que lo
amaba con pasión de madre. Y sobre él nos
echó esta historia: "Estando en esa misma reunión,
su hijo mayor Ilich nunca llegó a hablar con nadie en la
comida. Él degustaba los alimentos y se limitaba a
oír lo que conversaban los presentes".

Hasta que un cónsul árabe del
Líbano, le dijo en su idioma estas palabras: "Hablemos en
inglés, para que el joven Ilich pueda hablar con
nosotros".

Y el joven Ilich en un árabe muy fluido, les
dijo: "Sigan ustedes hablando, que yo estoy entendiendo todo lo
que ustedes están hablando".

Ilich Ramírez Sánchez
"Carlos"

Héroe de la resistencia
Palestina

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En verdad, aún no sabíamos que era lo que
estaba pasando abordo con esos enigmáticos pasajeros, lo
que sí puedo decir y aún sostengo hasta nuestros
días, es que la señora Elba Sánchez
de Ramírez es la mujer más culta que haya
conocido en toda mi vida, de eso no hay dudas.

Ella era muy elegante y algo bizca de un ojo.
Además sabía mucho de comidas y de
historia.

Sobre su hijo Ilich, ella nos decía que él
tocaba muy bien el cuatro y la guitarra, y que en su casa en
Picadilly Street en Londres, siempre les visitaba la
mezzosoprano afro-descendiente Mórela Muñoz
cuando en sus actividades musicales iba a Londres, con
quién conjuntamente pasaban momentos de alegría y
de cantos. Ya que ella había sido interprete en el
célebre y desaparecido Quinteto
"Contrapunto".

En otra ocasión, doña Elba nos
habló de su hijo Lenin quién había
regresado a Venezuela por vía aérea y la
esperaría en el puerto de La Guaira al arribo de nuestra
unidad flotante de ultramar a la misma.

Abordo nadie sabía quiénes eran esos
pasajeros, ni tampoco nos imaginábamos por qué
tenían el alto honor de comer en la mesa del
capitán.

Doña Elba fue agasajada por la oficialidad
abordo, en donde hicieron una torta a su nombre. Ya que unas
horas antes de llegar a puerto venezolano y como era costumbre,
toda la tripulación limpiaba sus camarotes y los
ponían en orden para que el buque se viera limpio y
ordenado al arribo al puerto de La Guaira.

Pero nuestra entrada al país la hicimos por el
puerto de El Guamache en la isla de Margarita, después de
8 días de navegación continua. Sobre este arribo
hay una anécdota agradable:

Resulta, que el segundo oficial de máquinas era
de apellido Márquez, diciéndole al tercer oficial
de máquinas Lenin García por la borda que
está en la amura de estribor, estas palabras: "Lenin,
estamos llegando a Venezuela".

Y Lenin en forma de chanza, le respondió: "No,
no…, esa no es Venezuela".

"Estamos llegando a mi país,
Margarita".

Una vez atracado el buque en los muelles de El Guamache
se hizo presente un viejo amigo de la infancia en Pariata y Catia
la Mar, Freddy Sosa quién era el director de la Aduana de
El Guamache.

Allí nos reconocimos y recordamos hechos de
nuestra infancia y juventud. Ya que él era hijo del
margariteño Pantaleón Rojas con la
señora Cruz Sosa, parientes del señor
Andrés Arcaya en la Calle Real de Pariata en
Maiquetía.

Más luego subieron las autoridades civiles y
militares abordo y constataron que todo estaba bien y en orden.
De pronto se apareció abordo la señora Estilita
Torcart
, hermana del comisario general Torcart quién
era el director de la Policía Técnica Judicial
(CTPJ) en la delegación de Maiquetía.

Preguntando abordo dicha señora por doña
Elba Sánchez de Ramírez, quién
acompañada de su hijo Vladimir y de la comerciante
Estilita Torcart desembarcaron del buque con destino a Porlamar,
en donde estuvieron casi hasta los momentos en que
teníamos que zarpar hacía el puerto de La
Guaira.

De regreso a bordo, la señora Elba con su hijo
Vladimir traían una gran cantidad de paquetes,
notándose que habían adquirido una gran cantidad de
ropa y enseres para vestir. Ya que muy poco traían en sus
equipajes durante la navegación desde Ámsterdam a
Venezuela.

La solidaridad en muchos casos funciona, yo paso a
creer, que con doña Elba funcionó, ya que la
señora Estilita Torcart le fue de gran ayuda en esos
momentos apremiantes y difíciles de su propia
existencia.

Ellas eran grandes amigas y se conocían desde
hacía mucho tiempo atrás. Inclusive, llego a pensar
que hasta recibió ayuda monetaria de manera solidaria, de
tan prestigiosa y reconocida dama margariteña,
quién era dueña de las más famosas tiendas
del puerto libre en Porlamar.

Debo destacar, que hoy en día doña Elba
Sánchez
de Ramírez está muy
anciana, sufriendo del mal de Parkinson, pero como una
gallarda mujer venezolana, de la extirpe de las heroínas
que han hecho historia en esta tierra y en el mundo en general,
aún espera por la pronta libertad de su hijo Ilich,
quién está condenado a reclusión perpetua en
una cárcel francesa, después de haber sido
traicionado por el gobierno del Sudán en
África.

Al fin, después de pasar algunas horas en la casa
de los Marval en El Guamache, específicamente en la casa
de la familia de Virgilio Marval, en donde comimos pescado, carne
guisada y bebimos una gran cantidad de cervezas, en la cual
contamos con la ayuda del hoy difunto Cundo Larez,
quién era de Punta de Piedra en donde vivía con su
familia. Ya que uno de sus hijos era el ayudante de cocina
abordo, luego nos dimos a la mar con rumbo a La
Guaira.

Arribamos en horas de la mañana avistamos las
costas de La Guaira y el capitán Fucho Bello
orientó al timonel Castro a que colocase al buque
en posición para recibir al practico abordo.

Una vez abordo navegamos lentamente hacia la rada del
puerto en donde atracamos. Las autoridades subieron a bordo e
hicieron los chequeos respectivos.

El contador a bordo era de apellido Silva y lo
llamábamos "Chiquelito". Él era
margariteño y vivía en Caracas, estaba casado y
tenía un hijo. Lo llamaban así por su
tamaño, era muy bajito, servicial y muy buena gente;
anteriormente, él había sido cocinero y
llegó a ser mayordomo en las unidades flotantes de la
empresa.

Él era muy eficiente en su trabajo y generalmente
comía en la cocina, para ver como los cocineros preparaban
los alimentos. El mayordomo abordo era el moreno
margariteño Juan Hernández.

Acto seguido, el contador Silva le entregó
sus pasaportes a la señora Elba y a su hijo
Vladimir, y ellos desembarcaron a la rada del puerto en
donde le esperaba su hijo Vladimir.

Antes de retirarse a Caracas, nos dio a cada uno de los
camareros, 500 bolívares de regalo. Eso era un
platón en esos tiempos.

Doña Elba y sus dos hijos abordaron los equipajes
en el vehículo que los llevaría hasta su residencia
en la urbanización la California Sur en Caracas; perdiendo
nosotros después todo contacto con esa gran familia
venezolana, formada dentro de la filosofía marxista
leninista.

Una vez abordo, el contador se iba de vacaciones y
llamándonos a todos, nos dio las gracias por las
atenciones que le habíamos dado a la señora Elba
Sánchez de Ramírez, diciéndonos estas
palabras: "Caraá, a ustedes ni les pasa por la mente, ni
sabían a quienes traíamos abordo en este
viaje".

Traíamos nada más y nada menos que a la
madre de Ilich Ramírez Sánchez, llamado Carlos
"El Chacal". Él mismito que mató a los 2
agentes de la SURETE en París hace unas semanas
atrás.

El general de brigada (ej.) Parilli La Cruz les
hizo un favor al datearlos para que se vinieran a Venezuela, ya
que la Scotland Yard pensaba usarlos como carnada, para que su
hijo Carlos se entregara a las autoridades francesas e
inglesas.

Con el correr de los años, específicamente
en el año 2.007, realicé un capitulo en el programa
"INTERCAMBIO" en VIVE TV en Caracas, en donde como
invitado del mismo participó Wladimir Ramírez
Sánchez
.

Dicho capitulo fue moderado por los hermanos ingeniero
Basem Tajeldine y la abogada Laila Taj El Dine.
Ambos hijos del embajador de Venezuela ante la República
Popular de Libia. EL capitulo fue titulado: "Ilich
Ramírez Sánchez, Combatiente de la
Libertad
".

Allí recordamos como fue el viaje que ellos
hicieron y las vicisitudes que pasaron; hablamos de doña
Elba, quién en los actuales momentos y a su longeva edad
está sufriendo el mal de Parkinson.

¡Qué tiempos
aquellos!

Conversamos sobre la situación que vive Ilich
Ramírez Sánchez
hoy, cuando es un preso
político en cárceles francesas, donde purga una
condena a perpetuidad por los hechos que sucedieron en Francia en
aquellos lejanos años de luchas en pro de la patria
Palestina, hoy atacada genocidamente por las fuerzas
sionistas del estado de Israel.

En esos infinitos viajes que hice en la ruta de Europa a
bordo de nuestros buques, conocí muchas anécdotas
muy pintorescas en lo que es nuestra marina mercante nacional, de
las cuales puedo contar las siguientes:

Yo conocí un marino de cubierta llamado
Hilario Sucre. Él era un afro-descendiente nativo
del pueblo de Guiria en el Edo. Sucre, con muchos años
viviendo en la ciudad de Caracas. A este difunto personaje lo
conocí a bordo de la M/N "Venezuela" en
1.974.

Hilario Sucre se llevaba muy bien con los tripulantes
que eran del centro del país; más le tenía
una profunda arrechera a aquellos que eran margariteños,
maracuchos y andinos. Cabe decir, que él estuvo dos
años preso en la cárcel modelo de Caracas, debido a
que tuvo muchos problemas con un contramaestre margariteño
llamado Rosario León quién era una persona
déspota y chismosa en los buques de la CAVN.

Resulta, que en una ocasión, Rosario León
mandó a Hilario a realizar un trabajo en la cubierta de la
M/N "Santo Tomé"; pero lo hizo
despóticamente. A tal efecto, Hilario le respondió
con estas palabras: "Mire bozo, deme unos guantes para poder ir a
realizar las maniobras que usted me está mandando
hacer".

Y el contramaestre le gritó diciéndole lo
siguiente: "Nojoda, yo no tengo guantes; vaya y con las manos
peladas agarra el cabo carajo".

Hilario le contestó de esta manera: "Bozo. Yo no
voy hacer un coño; porque no lo voy hacer con las manos
peladas; allá en el pañol hay guantes; vaya
allá y me da uno para poder realizar la maniobra de
atraque".

Hay que destacar, que estos hechos sucedieron en el
puerto de Maracaibo y con voz fuerte, Rosario León le
gritó a Hilario Sucre en estos términos:

Está bien Hilario, no haga nada, pero al atracar
usted toma su equipaje y se va para Caracas a presentarse en la
oficina de personal; aquí no lo quiero para nada; o si no,
nos caemos a coñazos de una vez.

Total fue que al fin el buque atracaba en el puerto de
Maracaibo, en esos momentos Hilario Sucre se disponía a
bajar a tierra para ser enviado a las oficinas nuestras en
Caracas; las cuales quedaban en el Centro Villasmil, al lado de
la Policía Técnica Judicial (PTJ).

Cuando una vieja anciana que vendía café a
la salida de esos muelles, lo llama y le dice:

"Hilario, por ahí anda Rosario León
diciendo que te va a meter unos coñazos, para que se te
quiten tus arrecheras. Que tú eres un cabeza de
guebo".

Hilario Sucre se sintió tan mal, que dijo lo
siguiente: "A ese mama guebo, le voy a meter unos coñazos,
para que se le acabe la mamaguebada que tiene conmigo, y eso va a
ser ya".

En eso divisa a Rosario León que
venía hacia tierra, gritándole: Mira Rosario:
¿Qué guebonada es la que te pasa conmigo,
ah?

Y viendo que Rosario no respondía a nada, Hilario
sigilosamente se le fue acercando como una serpiente hasta que le
metió tremendo coñazo en la quijada a Rosario
León. Este cayó al suelo con un tremendo dolor y
tuvieron que quitárselo de encima.

De inmediato, llamaron a la policía é
hicieron preso a Hilario Sucre, quién pagó
dos años de prisión. Sus abogados le hicieron una
buena defensa y él no pudo ser despedido de la empresa.
Hecho este, que al concluir su presidió fue reincorporado
a sus funciones a bordo de la unidades flotantes de la
empresa.

Y de esa manera fue como él embarcó en la
M/N "Venezuela" en 1.974. El comandante de la unidad era
el capitán de altura Nicolás
Rodríguez
quién era un borracho y empedernido
jugador de truco o de cartas.

Abordo teníamos un marino gallego de apellido
Ouviñas quién trabajaba con nosotros, pero
su residencia la tenía en Galicia-España. Este
personaje se dedicaba a estar pajeando abordo a quienes
sustraían algunas cosas en las bodegas del buque, llegando
en varias ocasiones a delatar a algunos marinos
abordo.

En verdad, veníamos navegando con buen tiempo
desde Europa, en la cual 8 días después
recalábamos delante de la isla de Margarita, nos
encontrábamos tomándonos algunos palitos de
whiskey, Pedro Morales, Cárdenas, Miguel
Palacios
, Juan Paz Rivas y otros compañeros
más; cuando de pronto Hilario Sucre tuvo un impase con
Ouviñas y le asestó un tremendo golpe en un ojo.
Allí evitamos que lo siguiera golpeando.

En verdad nos sentimos mal, ya que sabíamos lo
que le venía a Hilario Sucre. El segundo oficial de
cubierta José de Jesús
Rodríguez
"Chuchú", bajo en donde
estábamos y pudo constatar que el marino estaba echando
sangre por un pómulo.

Chuchú Rodríguez fue en lo
inmediato a darle la noticia al capitán Nicolás
Rodríguez
, y este bajó al lugar de los hechos,
diciéndole a Hilario Sucre estas palabras: "Usted queda
suspendido de su cargo de marino de cubierta; prepara su equipaje
que será desembarcado al llegar al puerto de La Guaira en
las próximas horas".

Así lo hicieron pasándolo a las oficinas
de la empresa en Caracas en donde lo despidieron por el
artículo 31 de la Ley del Trabajo vigente para esa
época; ese era un castigo cruel, ya que a quienes botaban
de sus trabajos por ese artículo nada le daban de
prestaciones sociales. Y eso fue lo que le pasó al amigo
Hilario Sucre.

Puerto de Le H"avre en
Francia

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En verdad, ellos con esa actitud le hicieron un
beneficio a Hilario Sucre; quién semanas después se
fue a Puerto Cabello en donde comenzó a trabajar como
obrero portuario.

Allí él se amancebó con una joven
de ese lugar y estableció una familia; yéndole muy
bien, compró su casita y la amuebló,
adquirió un carro y hasta su personalidad
cambió.

Hilario Sucre ya no era el mismo hombre que
trabajó con nosotros en los barcos de la CAVN, en donde la
lucha de clases era muy manifiesta. Años después,
Hilario falleció en ese puerto a causa de un paro
cardíaco.

A finales de 1.974, cargamos en la M/N
"Venezuela" como unas 800 toneladas de zapatos para damas
y caballeros en el puerto de Le H´avre en Francia,
la cual era una carga que iba con destino a Puerto
España
en la isla de Trinidad.

Arribamos a Puerto Cabello a mediados del mes de
diciembre de ese año, en donde los obreros portuarios
fijos trabajaban muy poco, mientras que los eventuales laboraban
en todo tiempo en cualquier buque y con todo tipo de
carga.

Motonave "Venezuela"

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Yo recuerdo, que en esos tiempos habían pagado
los aguinaldos en el puerto, y en su estacionamiento
habían como 80 carros Ford LTD Landau.

Esa era la época de la Venezuela Saudita,
en donde nuestros obreros vivían como unos pachás,
la era del pacto social.

Abordo nos indicaron que venían unos zapatos de
damas y caballeros muy bellos y hermosos, entonces fue cuando
algunos marinos rompieron algunas cajas y nos dieron varios pares
de zapatos; como estábamos en la víspera de la
navidad, tomamos varios pares y nos fuimos a la calle con destino
a Caracas. Pero los guardias nacionales nos aguataron en la
puerta y nos pidieron que le regalásemos algunos pares
para sus esposas y ellos mismos.

Tuvimos que regresarnos a bordo y conseguirles lo que
ellos no habían dicho. Al fin nos vinimos para Caracas y
cuando llegué a Maiquetía les obsequie a algunas
amigas los zapatos. Allí en Puerto Cabello el buque estuvo
surto hasta los primeros días del mes de enero cuando
zarpamos con destino a Puerto España.

Al llegar a Puerto España me dirigí
al pueblo de Arima pasando por el pueblo de Tunapuna, la
tierra natal de mi bisabuelo Damacio Ramos. En el trayecto
iba mirando la diversidad de grupos étnicos existente en
esa isla angloparlante. De igual forma, el tipo de viviendas, los
palacios campestres de sus gobernantes, paisajes

El taxista me cobró 30 dólares antillanos
y me esperó hasta que diera con la persona que buscaba en
ese pueblo de gente indiana, descendientes de los antiguos
hindúes que fueron traídos a dicha isla en tiempos
inmemoriales. Allí en Arima había colegios
en las cuales muchos jóvenes venezolanos aprendían
inglés.

Sin saber en donde vivía mi amigo Jesús
Palma
, comencé a preguntarle a los vecinos hasta que
me lo ubicaron en su residencia, comencé a tocar la puerta
y nadie respondía, tuve sigilo en mi espera y ya
había optado por irme de regreso a Puerto España,
cuando de pronto se abrió la puerta y apareció
Jesús, mi amigo del Rincón en Maiquetía, el
hijo del señor Antonio Palma y la señora
María.

Abordamos el taxi y nos regresamos a Puerto
España, lo llevé a bordo del buque y en ese
día hablamos de muchas cosas; le pregunté por la
bella jovencita Maybe Suárez, diciéndome que
la misma estaba tirando que jode y vivía en Puerto
España.

En la noche nos fuimos al centro de Puerto
España, específicamente a un antro de mujeres
alegres que se encontraba por la calle Gordon Grant, cuyo
dueño era un marico chino, quién nos puso problemas
para entrar, pero al rato no nos quiso cobrar nada y al fin
entramos.

Adentro se bailaba mucho calipso y música negra
jamaiquina, y norteamericana. En eso una afro-descendiente muy
alta y esbelta sacó un desodorante spray y se lo
roció en sus axilas o sobacos; en verdad el olor era
insoportable y no se aguantaba, que mujer tan
hedionda.

Allí nos tomamos una botella de whiskey y luego
nos retiramos del lugar hacía el buque surto en ese
puerto. El amigo Jesús cenó y pernotó con
nosotros a bordo. Al día siguiente, a primera hora se fue
a Arima, ya que tenía clases.

Lo extraño en el desembarco de las 500 toneladas
de zapatos que teníamos que dejar allí en Puerto
España, fue que en la mayoría de los casos los
obreros portuarios venían descalzos y se iban calzados;
vendiendo los zapatos por 20 dólares antillanos en la
calle: Esos carajos iban y venían en infinidades de
ocasiones, con el fin de negociar con tan valiosa
carga.

En otros momentos, llegaba a las bodegas del buque un
afro trinitario-haciéndosela de brujo, quién
lanzaba algunos huesos o caracoles en el piso de la bodega y
luego le decía a los estibadores y gruesos, estas
palabras: ¡We do not go to work now, because is raining in
this moment!

Y la verdad es que nunca llegó a llover; donde
más bien, lo que había era una pinga de sol
caribeño. Los dueños de la carga y nuestra empresa
naviera optaron por dejar la carga en el puerto de Bridge
Town
en la isla de Barbados; hacia donde zarpamos, ya
que en esa ocasión no iríamos a la costa
caribeña de Colombia; sino que nos íbamos directo a
Europa.

Ciertamente, podíamos observar que la
mayoría de los estibadores trinitarios consumían
marihuana hasta más no dejar. En ese viaje partimos de
Barbados a Rótterdam por otra ruta, pero los servicios de
guardacostas de los Estados Unidos de América (USA) por
radio telegrafía nos informaron que se estaba desatando un
huracán en el Atlántico y que era necesario que
cambiáramos el rumbo en aras de evitar en el
trayecto.

Nosotros estábamos navegando a 23 nudos por hora,
mientras que el huracán "Frank" iba a 130 millas
náuticas por hora, durante cuatro días de
navegación le sacamos el cuerpo, hasta que al fin nos
alcanzó y nos puso muy mal en cuatro días, hasta
que al fin nos libramos del mismo, y continuamos con el rumbo
hacia el golfo de Vizcaya.

En esos viajes podíamos ver detalles muy
importantes que nos permitían observar como los
países de Europa se fueron desarrollando industrial y
tecnológicamente. A pesar, de que habían vivido dos
guerras mundiales durante la primera mitad del siglo
XX.

Por ejemplo, era increíble ver cómo fue
restaurada la ciudad de Hamburgo en Alemania occidental, en
aquella época de mi vida andariega y atorrante; estoy
hablando del comienzo de la década de los años
setenta del siglo inmediato pasado.

Por lo menos, durante el año 1.973, pude
visualizar lo siguiente:

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El puerto de Hamburgo era muy hermoso, con una capacidad
de buques bien interesante, tanto en la carga como en la
descarga; el detallé que más me impresionó
fue ver como al pasar frente a una estación de pilotaje,
se recortaba las máquinas en el buque y desde dicho centro
nos saludaban izando la bandera alemana y por parlante se
oían estrofas de los himnos nacionales de Venezuela y de
Alemania, como tal.

El otro detalle era que nos saludaban en alemán y
en español; y nos deseaban una cordial bienvenida en dicho
puerto y ciudad; de igual forma, lo hacían cuando
partíamos de dicho puerto con otro rumbo
determinado.

Adolfo Hitler

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Ahora bien Saint Paulick era un lugar muy alegre en
tiempos de verano y tenía un Coney Island de dimensiones
colosales. Allí pude observar un centro nocturno al cual
entré por equivocación, en donde había un
inmenso cuadro de Adolfo Hitler en su centro.

De pronto, comenzaron a llegar una gran cantidad de
jóvenes, todos vestían con pantalones cortos,
camisa caqui y en su brazo izquierdo tenía un brazalete
con la esvástica. Ciertamente, allí le
rendían culto a ese gran hombre de la historia universal,
quién se atrevió a enfrentar al sionismo
internacional
con toda su fuerza y
espíritu.

En un momento sostuve una conversación en
inglés con uno de ellos, y debo decir, que ese joven en
aquellos tiempos en que yo no manejaba nada de ideología
casi me convence dentro del marco ideológico del fascismo
y por ende del nazismo, como tal.

Había una curiosidad, él me decía
que en las dos Alemania no había desaparecido el fantasma
del hitlerismo, que eso nadie se lo pude sacar de la memoria al
pueblo alemán; y que la unidad de dicho pueblo se
avizoraba; ya que los dos sistemas le eran impuestos, con la
variante de que Alemania occidental era la segunda potencia
económica de los países que conformaban la
Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN); y Alemania oriental era la segunda potencia
económica y militar en los países del Pacto de
Varsovia.

Yo hice algunos cuestionamientos sobre el genocidio
judío y sionista hecho por la Alemania hitleriana. Y
él me respondió de esta forma:

El tal genocidio nunca existió, eso fue manejado
muy bien por el sionismo internacional; ya que ellos son los
dueños del cine, la radio, televisión y de los
medios impresos; y con eso pudieron jugar como en ganas les vino.
Los judíos muertos en la segunda guerra mundial fueron
como unos quinientos mil, ya que en toda Europa junta no
había seis millones de judíos sionistas.

Si agarra y observas algunas fotos de los mal llamados
campos de concentraciones, podrías ver que hay personas
que aparecen en un campo y en otro; la mayoría de esas
fotos fueron montadas para engañar a los pobladores del
orbe y a sus respectivos gobiernos.

Benito Mussolini y Adolfo
Hitler

Monografias.com

Solo Alemania perdió en esa guerra más de
veinte millones de personas; y en cuanto al nazismo o al
fascismo, me dijo que Mussolini había escrito 41 tratados
de fascismo, haciéndome la siguiente pregunta:

¿Usted ha leído siquiera uno de
ellos?

En verdad, le respondí que no. Ya que no era un
estudioso de la política, pero que esa interrogante me
llevaría a comenzar a ser un investigador de las ciencias
sociales a plenitud en un futuro más inmediato.

Y después me hizo referencia que era necesario
leer "Los Protocolos de los Sabios de Sión", "El
Judío Internacional"
de Henry Ford, "Las Memorias
de Poncius Pilatos
" y otros libros que ahora escapan a mi
memoria; a fin de que pudiera entender el misticismo, la
espiritualidad y lo que llevó a Adolfo Hitler a ser el
estadista y militar que fue en esos aciagos años de su
vida política.

Más luego me tocó la parte
esotérica en la vida de Hitler, diciéndome que
perteneció a la francmasonería a través de
la Logia "Golden Dawn" o "Aurora Dorada" que es de
donde salió su proyecto político titulado: "Mi
Lucha
".

En mis constantes viajes a la Alemania occidental pude
entender la grandeza del pueblo alemán, y más ahora
cuando cuatro de mis hijos tienen orígenes arios por parte
de su madre, quién pertenece a la tercera
generación de los colonieros alemanes que llegaron a la
Colonia Tovar en 1.843, a través de su tatarabuelo
Georg Kienzler Minis.

Ciertamente, hoy en día tenemos que estudiar a
Hitler con más profundidad, de eso no hay dudas, ya que en
muchas ocasiones pretendemos ser comunistas o socialistas y
sentimos que los términos como que son parte del proyecto
sionista del Teodoro Hertz hace casi 150 años
atrás, y que están plasmados dentro de sus planes
de hegemonía mundial a través de Los Protocolos de
los Sabios de Sión.

En muchos de esos viajes pudimos ver algunas fortalezas
hechas en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, que
salían desde el agua misma; por ejemplo, en el puerto de
Bremen había una que salía desde Bremerhaven en la
vieja Alemania Occidental, y otra en el puerto de La Rochelle o
Lapallice en Francia, desde donde las fuerzas nazis lanzaban
cohetes teledirigidos B1 y B2 hacia Inglaterra.

Desde igual forma, por el canal que conduce a la ciudad
de Bremen había un apostadero de submarinos que pasaban
debajo de una fortaleza marina; por encima del mismo pastaban
anímales vacunos; de hecho no se notaba cuando esas naves
pasaban por debajo de sus aguas para ser reparadas en esos
sitios.

Debo reconocer, que en mi vida no había tenido
una experiencia sexual a plenitud, mis relaciones con Marlene
Soler Garzón
me llenaron de ilusiones y
fantasías; en nuestras conversaciones podía notar
que ella me hablaba mucho sobre la importancia de venir a
establecerse en Venezuela.

Adolfo Hitler

Monografias.com

En un principio, creí que era oportuno que yo
estableciera un hogar con ella. Sin importarme en nada, que esa
digna mujer trabajara en un prostíbulo
barranquillero.

En verdad, yo caía en sus planteamientos de
manera muy inocente; su venida a mi país me acarreaba
tener que buscar una casa y amueblarla, la cual sería una
experiencia novedosa para mí.

Hasta que un día decidí que
fuéramos a conversar en el consulado de nuestro
país en Cartagena de Indias; ya que en meses anteriores
había conocido a nuestro cónsul don Federico
Martínez Isturíz
y a su honorable familia,
quién anteriormente había sido cónsul en
Filadelfia, Estados Unidos de América (USA).

Pude notar que infinidades de colombianas y colombianas
solicitaban visas para ingresar a nuestro país; ya que la
economía nuestra era superior a la colombiana en todas sus
formas, teníamos un Bolívar demasiado
fuerte.

Debo reconocer, que al anunciarme en el consulado fui
atendido de inmediato por el cónsul, quién me
preguntó qué era lo que quería, y le
manifesté que mi deseo era casarme con una dama colombiana
y de hecho llevármela a Venezuela.

Él en ningún momento aceptó que
Marlene entrara al recinto del consulado. Más sin embargo,
me preguntó que si quería tomarme un refresco o
algo parecido, tal vez un café. Pero notaba que él
tenía mucha preocupación por mí; cuando
intempestivamente, me dijo estas palabras:

Amigo León, a mi me parece una locura lo que
usted va a cometer. Yo le sugiero que no se case con esa mujer;
ya que tengo informaciones que ella trabaja en un
prostíbulo en Barranquilla. Si usted se casa y se lleva a
esa mujer, va a tener un gran problema; la experiencia así
me lo ha dicho.

León, es tan así, que una vez que esa dama
obtenga su visa, entonces usted tendrá que conseguirle
casa en Venezuela. Más luego ella se llevaría a sus
dos hijas, más adelante a sus padres y hermanos, y cuando
venga a ver, usted quedaría fuera de la casa y ellos
establecido de esa manera legalmente en nuestro
país.

León, mi resultado final a sus planteamientos es
que no le daré a esa señora la visa que a bien me
puedas solicitar. Usted debe recapacitar en este instante, y
seguro estoy saldrá bien de esta
situación.

Con el correr de los años, he podido notar que el
Dr. Federico Martínez Isturíz tenía
razón en sus planteamientos; y debo indicar, que la
razón le asistía en esos momentos, ya que toda
decisión a tomar debe ser pensada primeramente, lo que es
un indicativo de que debemos practicar la filosófica
cartesiana, primero pienso y después existo.

A mediados del año 1.974, el Dr. Jaime
Jaramillo Uribe
viajó en la M/N "Venezuela",
quizás uno de los mejores historiadores colombianos de
todos los tiempos. Él iba acompañado de su
señora esposa quién era de apellido
Rúgeles, natural de la ciudad de Cúcuta en
el norte de Santander, República de Colombia.

Dicha esplendida dama era familia directa del escritor
tachirense Manuel Felipe Rúgeles, ya que su abuela
era venezolana nacida en esa porción de tierra andina.
Además, ellos en el viaje llevaban una hija y un hijo,
ambos adolescentes.

Yo fui el camarero que los atendí hasta su arribo
al puerto de Amsterdam, ya que ellos tenían que ir a
Inglaterra, debido a que era la primera vez que se
establecía la cátedra sobre Simón
Bolívar
en la Universidad de York.
Durante el viaje desde el puerto de Santa Marta en Colombia hasta
Ámsterdam viví con ellos muchas tertulias, todas
enmarcadas dentro de la historia de ambas naciones.

Yo recuerdo muy bien y sostenidamente, que él me
preguntó sobre el paradero del Académico don
Mario Briceño Perozo, y yo no le pude responder al
respecto; ya que el mismo también era miembro de la
Academia de la Historia en Colombia.

Le hablé del Dr. Luís Villalba
Villalba,
quién era el presidente de la Sociedad
Bolivariana de Venezuela y connotado miembro de la Academia de la
Historia en Venezuela en aquellos tiempos. Ciertamente, yo iba
viendo como tan afamado historiador se iba interesando por mis
conversaciones, y más sobre la vida de nuestro padre de la
patria común, Simón
Bolívar
.

En uno de los almuerzos en la travesía, él
vio que yo tenía las patillas bien largas y me dijo estas
palabras: "León, usted con esas patillas se parece al
Libertador Simón Bolívar
".

Y él se impresionó fue cuando le
respondí de esta manera: "Me parezco a él,
porque venimos de la misma familia, Dr.
Jaramillo
".

Y él me ripostó con estas palabras:
¿No puede ser?

¿Cómo es eso que usted es familia de
él?

Y le fui contando la historia de mi familia paternal, en
donde nos vinculábamos a través del capitán
Juan de Villegas y de la familia Aranguren.

Seguidamente, él me dijo:

Amigo León, con razón usted conoce muy
bien la vida del Libertador Simón Bolívar, la
historia de su país y del mío. Siga así, que
yo le auguro éxitos como historiador y recuerde siempre
que usted no está llamado a ser un simple mesonero; usted
tiene que llegar a ser oficial de la marina mercante de
Venezuela.

Finalmente, hicimos muy buena amistad y siempre me
quedaron grabadas sus palabras. Al llegar a Amsterdam, ellos
desembarcaron y en overcraff se fueron a Inglaterra;
presentándosenos algunas dificultades, ya que no nos
entregaron las llaves de los camarotes que estaban
ocupando.

Yo recuerdo que algunos miembros de la
tripulación irónicamente decían estas
palabras:

Si los colombianos no la hacen en la entrada la hacen en
la salida. No ven ustedes, que ese doctor con su cara de yo no
fui, se llevaron hasta las llaves de los camarotes; esa gente es
ladrona por naturaleza.

En verdad me sentí muy mal al oír esos
diretes de algunos tripulantes a bordo; seguimos nuestra ruta y
cuando arribamos al puerto de Le H´avre en Francia, una vez
que abordaron la unidad flotante las autoridades francesas, nos
llegó por vía aérea un paquete que estaba a
mi nombre.

¿Cuál sería mi sorpresa?

Al destapar el sobre y abrir la cajita me
encontré que en su interior metida entre cartón
estaban las dos llaves de los camarotes. Inmediatamente, me fui a
donde estaba el contador Ezequiel Silva "Chiquelito" y le
pasé la novedad.

Él me dijo estas palabras: "amigo León, es
para que usted vea lo honrada que es esa familia; nunca
pensé que eso podía ser así: Eso me indica
que aún quedan colombianos honrados y
honestos".

Sobre el Dr. Jaime Jaramillo Uribe debo decir que
en el año 1.978, vino a Venezuela como asistente al II
Congreso de Historia que se daba en esos tiempos, siendo recibido
por el maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa.
Acto que se llevó a efecto en el Circulo Militar en
Caracas.

Voy a contar otra anécdota que es importante en
mi vida y que fue motivo para un programa de "Nuestro
Insólito Universo
". Siendo esta la
historia:

En el año 1.975, estando a bordo de la M/N
"Venezuela" como camarotero, llegamos al puerto de
Santurzi o Santurce en Vizcaya, España; embarcamos unas
500 toneladas de dinamita para la Fuerza Aérea Venezolana,
cuyo destino era el puerto de La Guaira.

Puerto de Santurce en Vizcaya –
España

Monografias.com

Después de 8 días de navegación,
arribamos al antes mencionado puerto, en donde fondeamos a
nuestro arribo.

Al día siguiente atracamos en unos de los muelles
del mismo; en donde la mayor parte de la tripulación
salió a sus hogares tanto en La Guaira, como en Caracas u
otras regiones.

Una de mis sorpresas fue cuando vi subir a bordo de la
unidad al maestro técnico mayor Rondón,
quién para entonces era plaza de la Fuerza
Aérea.

Debo decir, que sentí una gran
satisfacción por ese personaje, ya que él fue
profesor de planta nuestro en la vieja Escuela de Transmisiones
de las Fuerzas Armadas Nacionales (ESCUTRANSFA), hoy
llamada Escuela de Comunicaciones y Electrónica
(ESCUDELFA) de la Fuerza Armada Nacional. Él se
sintió muy contento de verme abordo.

La rada estaba llena de muchos buques allí
surtos; en donde había varios buques de turismo. Una vez
finalizada mis labores, decidí irme a tierra a echarme una
cervezas en el Bar "Fortuna" en Maiquetía;
excediéndome en tragos, opté por no ir a la casa de
mi tía Ángela Sánchez Aranguren de
Garrido en Piedra Azul, El Rincón –
Maiquetía; en donde tambaleándome producto de la
borrachera que llevaba, subí la escala del buque,
encontrándome con el timonel de guardia, si más no
recuerdo creo que era de apellido Castro.

Él era casado con una colombiana de Santa Marta y
tenía un apartamento en la Urbanización "10 de
Marzo
" en Maiquetía. Pero su familia vivía en
Barranquilla – Colombia. Debo destacar, que ese gran marino
y compañero de trabajo me tenía estimación y
aprecio, a pesar de que tenía como 20 años
laborando en la empresa y a su era reservista de la
armada.

Él les hacía los trabajos en puerto a
todos los timoneles que vivían en el centro del
país; ya que al llegar a los puertos colombianos se iba a
su casa a compartir con su familia. En ese día estaban a
bordo el capitán de altura Fucho Bello,
quién era el comandante de la unidad flotante; el jefe de
máquinas José Antonio Gómez, conocido
como Pepe "El Filosofo", natural de Galicia en
España y nacionalizado venezolano con residencia en
Murcia, en donde estaba su familia; primer oficial de
máquinas Dalmiro Franco; "Tranquilino"
Romero, natural de Barlovento y quien laboraba como
aceitero abordo.

Lo cierto del caso, era que teníamos que esperar
a la tripulación, ya que íbamos a fondearnos fuera
del puerto como a eso de la diez de la noche; debido a que
aún teníamos carga explosiva en las bodegas del
buque. El capitán Fucho Bello me sugirió que le
llevase dos tés con limón, ya que él se
encontraba conversando con el jefe de máquinas en el
comedor.

Así lo hice, cuando de pronto de manera
extraña y sin estar nadie preparado para tal cosa sentimos
que las máquinas del buque se encendieron en forma
misteriosa. El capitán en eso le manifestó al jefe
de máquinas lo siguiente: "Pepe, el buque como que se
está moviendo".

El primer oficial de máquinas estaba en su
camarote, quién salió corriendo hacia la sala de
máquinas, al igual que el jefe de máquinas. El
capitán se fue al puente de mando. El buque se estaba
desplazando hacia delante a un ritmo peligroso.

Yo me fui adonde se encontraba el timonel Castro a
colaborar con él, ya que en el muelle se encontraban
algunos tripulantes que no pudieron abordar la unidad. El buque
iba hacia delante reventando los cabos de la proa; parecía
que iba a entrar en colisión con otros buques allí
atracados.

Me fui corriendo hacia la popa con el timonel Castro y
cortamos con un hacha el único cabo que quedaba, mientras
el capitán iba maniobrando en el puente con el
timón en sus manos. Ya que el buque se enfilaba
hacía los buques de turismos allí surtos; de darse
el choque la explosión sería de grandes
quilates.

El capitán Fucho Bello una vez liberado el
buque lo enfiló mar afuera hasta que llegamos al punto de
fondeadero. Allí lanzamos el ancla para fondear y de esa
manera esperar a la tripulación, que de hecho la estaban
movilizando hacia el buque.

En verdad, no nos explicamos que pasó a bordo. Ya
que el aceitero de guardia manifestó que él nunca
encendió las máquinas. En una ocasión
estaban pasando ese misterioso relato, y yo le dije a una de mis
jijas, que eso era cierto, ya que yo había estado abordo
ese día cuando sucedieron esas cosas. Ella no lo
creía, pero fue una de mis grandes experiencias, al vivir
un hecho que se enmarcaba fuera del mismo mundo de la
tridimensionalidad.

De esos tripulantes que vivieron tan enigmática
historia, puedo decir lo siguiente: pocos años
después falleció el capitán Fucho
Bello
en la ciudad de Caracas, siendo sepultado en el
cementerio del Este; el jefe de máquinas José
Antonio Gómez
fue nombrado representante de la
C.A.V.N. en Amsterdam, en donde se estableció con
su familia.

El primer maquinista Dalmiro Franco
falleció hace varios años en la ciudad de Miami
– USA, una vez que quebró la empresa, él se
estableció en esa ciudad norteña y falleció
de un infarto; el aceitero "Tranquilino" Romero
falleció en el Hospital "Vargas" de La Guaira, en
donde lo llegué a ver en sus últimos momentos,
encontrando a su esposa quién en ese día me dijo
que "Tranquilino" estaba jubilado y había perdido la
memoria; en verdad, él no me reconoció para nada,
parecía que estaba al borde de la enajenación
mental; sobre el timonel Castro, nada se de
él.

Hay uno de los momentos que más recuerdo con
ahincó, fue cuando arribamos en el mes de marzo al puerto
de Barranquilla, en el año 1.975.

¿Cuál sería mi sorpresa?

Al entrar en pleno día al burdel "La Casa
Verde
", de inmediato fui informado por mi comadre Isabel
Porto que Marlene Soler Garzón había tenido un
bebé y que se parecía mucho a mí. En lo
inmediato fui a buscarla y pude notar que ciertamente era
así. Nos tuvimos que mover para poder reconocerlo, era mi
primera experiencia con un hijo.

Marlene y yo fuimos con el niño a reconocerlo, y
en verdad las autoridades competentes nos pusieron muchas trabas;
primeramente me exigieron que tenía que bautizarlo, y yo
no hallaba que hacer al respecto. De pronto se me apareció
una anciana y me dijo que me podía resolver dicha
situación.

Ella me pidió 800 pesos, los cuales le di en el
acto. Luego nos fuimos a la iglesia inmediata y allí
procedieron a bautizar el niño, cuya fe de bautismo era lo
que podía validar la presentación ante las
instituciones del estado colombiano. El niño había
nacido el 26 de marzo de 1.975, en la ciudad de Barranquilla,
Departamento del Atlántico, República de Colombia;
y el nombre que le pusieron fue el siguiente: LEO MAR MORALES
GARZÓN
.

Más luego lo presentamos en la institución
civil correspondiente, en donde quedó legitimado por una
vieja ley del año 1.936. Cabe decir, que su madre
Marlene Garzón Soler era nativa del Barrio "San
Blas
" en Bogotá, Departamento de
Cundinamarca.

Ella era hija de llaneros de Villavicencio en los llanos
orientales colombianos; viviendo por algunos años en la
región del Putumayo, en donde tuvo dos niñas que
eran hijas de un gerente de banco en esa región
selvática colombiana.

En el año 1.975, en uno de los viajes que hicimos
a Europa vivimos unas experiencias que fueron muy interesantes
abordo. Una de ellas fue cuando en el puerto de La Guaira
embarcaron como pasajeros las siguientes personas: Miguelito
Rodríguez
nativo del Edo. Lara y conocido como "Su
Majestad
, El Arpa"; Humberto Zarraga
quién había sido cantante en la Orquesta
"Billo´s Caracas Boys" y vivía en la
Urbanización "23 de Enero" en Caracas; José
Nelo
, novillero de Maracay conocido como "Morenito de
Aragua
".

De igual forma, en este viaje se quedarían en la
isla de Barbados los cadetes Alirio Morales y Henry Rosales, ya
que culminaban con éxitos el curso náutico. La
travesía en la M/N "Venezuela" la hicimos pasando
por los puertos de Cartagena y Barranquilla.

En Barranquilla pudimos notar, que José Nelo iba
sin dinero para Europa, ya que él tenía un hermano
que era médico en Sevilla, España. Cabe decir, que
en el Burdel "La Pajarita" en Barranquilla le cubrimos sus
apetencias sexuales, ya que nos daba mucho pesar, que cada uno
estaba con su respectiva puta y él nada
tenía.

Luego nos fuimos navegando a Santa Marta y
después de una corta estadía, salimos navegando
hacia la isla de Barbados, en donde desembarcaron los dos cadetes
antes mencionados, quienes fueron enviados por vía
aérea a Venezuela para que a feliz término
culminaran sus carreras en la Escuela Náutica de
Venezuela.

En la navegación la pasamos algo divertida, ya
que el primer oficial de máquinas Dalmiro Franco era muy
buen cantante y con Humberto Zarraga hacía un buen
dúo; estando en la guitarra Miguelito
Rodríguez
.

Hicimos el recorrido por los puertos de
Rótterdam, Bremen, Hamburgo, Amsterdam y en la ruta
llegamos al puerto de Amberes en Bélgica. En dicho lugar
vino abordo el colombiano Lucho, quién era natural de
Bogotá y tenía muchos años viviendo en
Bruselas; ya que él era abastecedor en los buques de
provisiones, como de otras cosas que los tripulantes necesitaran
para comprar a través del boom.

En el primer día convencimos a Lucho para que nos
facilitara su carro y pudiéramos llevar en Amberes a los
amigos Humberto Zarraga y Miguelito Rodríguez a un centro
nocturno para echarnos unos tragos. Así lo hizo él
y en su vehículo embarcamos el arpa, cuatro y la guitarra,
y nos fuimos a buscar un sitio ameno para disfrutar esa noche
musical.

Al fin llegamos a un centro nocturno en donde estaban
tocando un fox troxt; al fondo se veía un negrito que
tocaba la tumbadora, el ambiente era para enamorados cuarentones;
entre ellos había una señora que era inglesa y
estaba empatada con un holandés, quienes eran los que
más le pedían canciones al conjunto que amenizaba
el lugar.

Yo le dije a Miguel Vásquez "El Cueche",
lo siguiente:

Miguel, vamos a darle sabor a esto, ya que tú
tienes muy buena voz en el galerón margariteño; yo
amenizo la vaina y tú comienzas a cantar una
canción de Francisco Mata o de José Lorenzo
Villarroel.

El Cueche", quién era el segundo cocinero abordo
dejó su vaso de whisky on the rock a un lado y
comenzó a cantar al estilo de su tierra, un galerón
a capela.; esto hizo que Miguelito Rodríguez se
entusiasmara y me alegré cuando me dijo:
"Tribilín, ve al carro y tráete la guitarra, el
cuatro y las maracas
".

Le pedí las llaves del vehículo a Lucho y
me fui a buscar los instrumentos musicales antes descrito; cuando
entre al local comercial, pude notar que había cierta
inquietud en la gente, en ellos había algunas
interrogantes en saber quiénes éramos y que
íbamos a hacer allí.

De pronto, Miguelito Rodríguez tomó la
guitarra y se puso a tararear una canción de los
"Indios Tabayaras"; se notaba que está siendo muy
bien tocada con gran sonoridad rítmica y eso
inquietó más a los presentes en ese centro
nocturno.

La señora inglesa se paró y le pregunto a
Miguelito Rodríguez lo siguiente: ¿Can you to take
in his guitar Brasil, Brasil?

Miguelito, le respondió de esta manera: "Yes, I
can beautiful lady".

Y de esa forma fue tocando la guitarra y Dalmiro Franco
lo iba acompañando en el cuatro, "El Cueche" en las
maracas y Humberto Zarraga a dúo cantaba con Dalmiro la
canción.

Lo curioso de esto, fue que el negrito que estaba en el
conjunto se paró con su tumbadora y se vino a donde
estábamos nosotros y comenzó a tocar dicho
instrumento de percusión; la cosa se fue poniendo buena y
se notaba que todas las personas están oyendo y
moviéndose en un ritmo latinoamericano que le daba gran
soltura en sus movimientos y en el levantamiento de sus
alegrías, la monotonía se quedaba
atrás.

Al finalizar la pieza musical, el dueño del
negocio muy contento comenzó a gritar: good, good,
good.

Más luego el negrito nos hizo la siguiente
pregunta: ¿De dónde son ustedes?

Y le respondimos: "De Venezuela".

Él se sintió muy alegre y nos dijo que era
natural de la isla de Cuba en el Mar Caribe. Lo cierto del caso,
fue que en esa noche se tocó todo un repertorio de
música venezolana, mejicana, brasileña y de otras
latitudes. El dueño del negocio no quería que nos
fuéramos y allí permanecimos durante tres
días.

En este viaje dejamos en el puerto de Le H´avre a
los pasajeros que llevábamos abordo; quienes iban a
diferentes sitios de España por vía terrestre; con
el correr del tiempo supimos que Miguelito y Humberto regresaron
a Bélgica y allí tuvieron varios meses contratados,
su permanencia en Europa parece ser que no llenó las
perspectivas que ellos esperaban.

Ya que muchos meses después Miguelito
Rodríguez se regresó a Venezuela por vía
aérea, ya que había tenido un impase con Humberto
Zarraga, ya que parece que él antes mencionado arpista
tenía preferencias por gente de su mismo
género.

También recuerdo cuando Humberto Zarraga
regresó con nosotros desde España a nuestra patria;
en ese viaje nos contó historias de sus vivencias en esas
tierras. Pero debo decir y así lo manifiesto, que en ese
viaje de regreso pasó un hecho a bordo muy desagradable,
es esta la historia.

En ese viaje iba abordo la madre y algunos familiares
del capitán de altura Iván De Angelis,
quién era un alto ejecutivo en nuestra empresa naviera.
Ellos iban con pasajes de cortesía, ya que dicha anciana
era muy longeva en edad.

En una ocasión, vi al jefe de máquinas
José Antonio Gómez muy molesto caminaba para
allá y para acá, y eso me preocupaba mucho; ya que
ese oficial abordo era un hombre tranquilo y buen consejero de
los tripulantes, cuando de pronto me dijo que se sentía
muy mal.

Ante tal actitud, le pregunté: ¿Qué
tiene usted, chief?

Y él me respondió de esta forma: "Estoy
muy molesto, porque nunca llegué a pensar que un bastardo
como ese señor de Humberto Zarraga, hiciera lo que
hizo".

Yo en lo inmediato, le pregunté: ¿Y
qué fue lo que hizo Humberto, chief?

Ese vagabundo se le metió en el camarote en
dónde va la madre del capitán De Angelis y
trató de violarla. En verdad, lo que provoca es
desbaratarle la boca a ese infeliz.

La situación se llevó de manera controlada
en la navegación, evitándose un escándalo
abordo y que la tripulación se diera cuenta de lo que
había pasado; porque de ser así, ese individuo la
hubiese pasado muy mal; bajo la mayor reserva navegamos hasta el
puerto de La Guaira, al arribar al mismo.

Humberto Zarraga fue recibido por su esposa y uno de sus
menores hijos, y una vez que las autoridades hicieron las
inspecciones respectivas, bajó con su equipaje
aceleradamente y se fue a Caracas. Sobre ese siniestro personaje
debo decir que tuvo un programa en una emisora de radio en horas
de la madrugada, el cual era de carácter
romántico.

La vida andariega marinera a bordo de las unidades
flotantes de la C.A.V.N. me conllevaron a vivir infinidades de
anécdotas que pueden ser buriladas en esta fase de mi
vida, para que sean recordadas, ya que no hay nada de
crónicas escritas en Internet sobre las décadas de
navegación que vivieron miles de tripulantes en las naves
de la hoy desaparecida empresa bandera de la marina mercante
nacional que durante más de 70 años
contribuyó a que nuestros productos surcaran los mares del
mundo.

En la vida de los marinos hay momentos que son para
nunca olvidar de nuestras memorias. Yo recuerdo un incidente que
fue duro para los tripulantes de la M/N "Venezuela" en el puerto
de Hamburgo en Alemania.

Puerto de Hamburgo

Monografias.com

El 19 de febrero de 1.976, a eso de las 07:30 de la
mañana de ese ingrato día, surta la nave en el
puerto antes mencionado; me encontraba en mis funciones de
camarero de tripulantes sirviendo el desayuno, cuando vi que se
acercaba el marino Jesús Antonio Vizcaíno,
natural del pueblo de Caimancito en el Edo. Sucre, con su
trapo alrededor de su cabeza como siempre lo hacía.
Él era de estatura pequeña y era un nauta apacible
y tranquilo.

Quiero decir con cierta nostalgia, después de
tantos años del suceso que voy a narrar, que recuerdo ese
momento como si fuera ayer mismo; Jesús Antonio
Vizcaíno estando en el comedor de tripulantes en ese
momento le dije lo siguiente:

¿Vas a desayunar, Vizcaíno?

Y él me respondió lo siguiente: "No Tribi,
guárdame el desayuno en el horno, pide un completo por
favor; que no tengo ganas de desayunarme en estos
momentos".

Así lo hice, como él me dijo; en realidad
yo vi cuando él salió del comedor y se
dirigió a la cubierta del buque en compañía
de otros marinos de cubierta, siempre bajo las órdenes del
contramaestre Lunar quién era un margariteño
que vivía por los lados del Barrio "Los Cocoteros"
en Maiquetía.

Bueno, la vaina se nos echó a perder faltando
tres minutos para las 08:00 de la mañana, viene un marino
corriendo y le dice al timonel Vásquez que Jesús
Antonio Vizcaíno se había caído de cabeza en
la grúa de la bodega 1, que estaba muy malo y que lo
llevaron de urgencia a un centro médico en la ciudad de
Hamburgo, en las orillas del propio Río Elba.

Todos los tripulantes se dirigieron al sitio y cada uno
contaba el suceso que allí se había vivido; la
temperatura en Hamburgo en ese día estaba como a 16º
C bajo 0. Parece ser, que Vizcaíno se subió por la
escalera de la grúa sin guantes en sus manos y al estar
como a tres metros de altura, producto del frío mismo se
le durmieron las manos.

Puerto de Santa Marta –
Colombia

Monografias.com

Eso fue lo que hizo que se desprendiera de esa altura;
quizás él buscó una forma adecuada en la
caída; pero cayó de cabeza y la muerte se puede
decir, que casi fue instantánea.

De esa manera, lo llevaron a un centro médico en
la ciudad y llegando allá falleció. Allí le
practicaron la autopsia, siendo su cuerpo amortajado por unas
religiosas católicas que trabajaban en dicho
hospital.

El comandante del buque era el capitán de altura
Luís Malavé Guilarte, quién era
natural del pueblo de Cumaná. Además, él era
un homosexual muy identificado con su género. En ese
día como en los tres días subsiguientes; los
marinos abordo no querían trabajar, se sentían muy
mal hasta que al fin fueron emplazados por el comandante del
buque y de esa manera continuamos con nuestro trayecto en la ruta
que teníamos trazada en el Servicio Trident.

El cadáver de Jesús Antonio
Vizcaíno
había llegado dos días antes
que nosotros al puerto de La Guaira; siendo velado durante un
día en la Urbanización Soublette de Catia la Mar,
en donde vivía su menos hijo de 1 año para esa
entonces. Luego fue llevado a su pueblo natal, Caimancito, en
donde fue sepultado.

En ese su último viaje en vida, fue mi
último viaje como tripulante subalterno en las naves de
flota de ultramar en la C.A.V.N. Me acuerdo con veracidad, cuando
Jesús Antonio Vizcaíno estuvo con nosotros en la
travesía que hicimos por los puertos colombianos de
Cartagena, Barranquilla y Santa Marta.

Él se despidió En Santa Marta de una
cantante colombiana que cantaba música tropical de gran
fama en su país natal, pienso que ella se llamaba Isidora.
En la despedida que tuvieron en el "Panamerican Bar" en el
Paseo Bastidas, creo que llegaron al acuerdo de casarse y venirse
con ella a vivir en Venezuela.

Mi salida de la Compañía Anónima de
Navegación (CAVN) se debió a que cuando arribamos
al puerto de La Guaira en esos en la segunda semana del mes de
marzo de 1.976, en la navegación que hacíamos cerca
de ese puerto antes mencionado, algunos marinos se apropiaron de
muchas botellas que fueron sustraídas de la carga, como el
Cointreau.

Una vez amarrado en dicho puerto, seguimos tomando a
bordo Cointreau, que es una bebida dulce y algo anisada,
pero muy fuerte para el calor que había en ese lugar.
Claro está, en ese momento conté con la visita de
mi compadre Gerardo Mendoza, quien ya no navegaba, debido
a que en ese tiempo laboraba como obrero en el Servicio Portuario
de La Guaira.

Mi compadre Gerardo Mendoza, el camarero
Miguel Palacios quien era hijo del sargento mayor (GN)
Palacios, y yo nos metimos una tremenda pea con esa bebida. Al
fin decidimos irnos para la calle a tomarnos unas cervezas. Pero
se nos ocurrió ir a bordo de la turbo nave
"Caroní", unidad flotante de nuestra empresa surta
allí.

En el momento en que subíamos la escalera del
buque nos abordaron algunos marinos conocidos por nosotros y
pudimos conversar algunas cosas sobre lo sucedido al marino
Jesús Antonio Vizcaíno en Alemania. Luego decidimos
irnos del buque para seguir con lo que habíamos pautado;
cuando en la cubierta fuimos interceptados por el segundo oficial
de cubierta quién era de apellido Aponte, un suboficial
retirado de la armada venezolana.

En verdad, no entendíamos lo que él nos
quería decir, ya que nos emplazaba a que
abandonáramos el buque y eso era lo que íbamos a
hacer en ese momento. Al principio él pensó que
éramos unos estibadores y trató de amenazarnos con
sacarnos con la Guardia Nacional; ya que él era el oficial
de guardia a bordo.

Ante tal situación, yo le dije que era lo que le
pasaba a él y en eso veo cuando se me viene encima a darme
un golpe. Ante esa actitud asumida por él, me le fui
encima y lo levanté en peso para lanzarlo al muelle; hasta
que al fin nos separaron y nosotros nos fuimos de
allí.

Claro está, mi compadre Mendoza y yo nos fuimos
para el Bar "El Empire" en las cercanías de la
Plaza El Cónsul de Maiquetía. Allí se
presentó un impase entre mi compadre y un homosexual
transformista conocido como "La Pelufo". Al parecer mi
compadre tenía relaciones sentimentales con ese individuo,
ya que el mismo lloraba y le reclamaba sus amoríos con una
joven por los lados de Macuto.

La situación allí se tornó
crítica, ya que "La Pelufo" sacó una navaja
y se la puso en el cuello a mi compadre Gerardo Mendoza. Al
principio pensé que ese maricón lo iba a matar;
hasta que él lo fue convenciendo y al fin ese bastardo
decidió deponer su actitud agresiva. Lo cierto del caso,
es que allí llegaron algunos tripulantes y nos informaron
de que la Guardia Nacional nos andaba buscando para meternos
presos.

Yo nunca relacioné el problema con el oficial
Aponte con la Guardia Nacional; ya que creía que nadie iba
a hablar sobre lo que había pasado a bordo de esa unidad
flotante. Inclusive, pasó una semana y ningún
inconveniente tuvimos al respecto, todo parecía
subsanado.

Inclusive, en todos esos días que estuvimos en el
puerto de La Guaira, mi compadre Gerardo Mendoza me fue a
visitar, ya que teníamos muy buena amistad debido a que
él conoció a mi primer hijo en Barranquilla y
siempre nos consideramos compadres; ya que él manifestaba
que iba a ser el padrino de bautizo de mi primogénito. Mi
compadre era natural del pueblo de Cuicas en el Edo.
Trujillo, era un hombre tacaño y poco gastador de dinero;
su vida era más de chulo que de otra cosa.

Él tenía un hermano llamado Adelis
quién era médico egresado de la Universidad de los
Andes (ULA) y si más no recuerdo creo que tenía un
hermano que vivía en el pueblo de Mene Mauroa en el Edo.
Falcón, cuya esposa era familia del historiador
Guillermo Morón.

Bueno, cuando faltaba un día para zarpar para
Puerto Cabello, en horas de la cena se apareció el oficial
Aponte de la Turbonave "Caroní" a bordo de nuestra
unidad. Yo vi cuando él llamó al contador del buque
y le solicitó que le enseñara los pasaportes de la
tripulación; muy minuciosamente los fue chequeando y en
sus afanes reconoció a Miguel Palacios y a
mí, quienes nos desempeñábamos como camarero
de oficiales y camarotero.

Seguidamente, el contador llamó al capitán
Luis Malavé Guilarte y le contó lo sucedido
en días atrás con el oficial Aponte. El comandante
de nuestro buque, sin son ni palabras, nos mandó a
desembarca y nos puso a las órdenes de personal en la
oficina principal de la CAVN en Caracas.

Al día siguiente me presenté en las
oficinas de Personal de la empresa; siendo pasado a conversar con
el capitán Palacios quién se desempeñaba
como jefe personal en la misma. Ese afro-descendiente me
llamó la atención, indicándome la gravedad
de la falta al respecto, y lo que eso involucraba, ya que el
oficial Aponte alegó que yo lo había agredido a
bordo de su unidad.

El capitán Palacios me emplazó a que
renunciara, y de esa manera las puertas de la empresa
quedarían abiertas para cuando yo quisiera regresar en el
futuro. Pero allí me puse malcriado, y entonces el
capitán Palacios me dijo estas palabras: "Amigo
León Morales, usted queda despedido de la empresa, nunca
más le recibiremos aquí
".

Luego llamando a su secretaria Carlina Rincones
Valecillos, le ordenó lo siguiente: "Carlina,
liquídate a este señor doble y que se vaya de
aquí en lo inmediato
".

Ella muy cortésmente, me dijo: "León,
venga dentro de tres días para tenerle sus prestaciones
listas
".

Debo confesar con el corazón abierto lo
siguiente; yo nunca tuve la razón y el despido fue
justificado por parte del capitán Palacios. Ya que
había atentado en contra de un oficial de la marina
mercante venezolana, quién de hecho y derecho estaba de
guardia en ese día en una de las unidades flotantes de la
empresa, con responsabilidad de comando en ese día en el
cual se encontraba a bordo. Después supe que el oficial
Aponte falleció a los meses de aquel desagradable
incidente.

Con el dinero que me dieron de la liquidación en
la CAVN opté por irme por tierra a la ciudad de
Barranquilla en Colombia; donde llegué a Maracaibo en
horas de la madrugada de día 26 de marzo de 1.976.
Allí pasé algunas horas y cuando eran las seis de
la mañana embarqué en un bus que iba hacia el
pueblo de Maicao, en el Departamento de la Guajira
colombiana.

En el trayecto pude ir observando el paisaje zuliano,
donde había grandes extensiones cultivadas, y tierras muy
áridas. Las historias nos decían que los guajiros
eran personas muy problemáticas; en verdad iba vestido a
lo paisano, sin estar aparentado que llevaba dinero para estar
algunos días en la costa atlántica
colombiana.

Al fin pasábamos la alcabala venezolana de
Paraguachón para ir hacia el lado colombiano en
donde se divisaba el pueblo de Maicao; el cual era un lugar en
donde reinaba la violencia, el tráfico de drogas,
contrabando, miseria, dolor y muerte; notándose la
presencia de infinidades de personas provenientes de toda la
geografía colombiana, además de muchos venezolanos
que iban allí en fines de compra. Se podía apreciar
que se contrabandeaba mucho con las islas de Curazao, Aruba y
Bonaire.

Debo decir, que en ese pueblo tenía muchos
temores al respecto. Sin embargo, pude notar que había
muchos árabes viviendo con mujeres guajiras, y que todos
sus moradores portaban armas cortas de fuego; las tierras eran de
selvas xerófilas, donde prevalecían los cardones,
cujíes y tunales.

Finalmente, compré el pasaje con destino a
Barranquilla, el cual fue en un bus viejo y muy sucio; ya que
quería pasar desapercibido entre la gente. Lo curioso de
este viaje eran que el bus iba abarrotado de gente muy pobre;
todos de orígenes indígenas. Inclusive me
llamó la atención ver las gran cantidad de aves que
montaban en el mismo.

El conductor del vehículo era una persona
interesante, ya que nos hablaba de los riesgos que
podíamos correr si nos salían en los caminos
bandoleros, guerrilleros, militares o narcotraficante; sin dejar
a los delincuentes comunes atrás. Él en algunas
ocasiones se adentraba por picas y senderos que estaban fuera de
la ruta misma, para evitar encuentros fortuitos con esos grupos
antes mencionados.

Fuimos dejando atrás a Río Hacha y a las
Salinas de Manaure, y a la mayor velocidad posible nos
dirigíamos hacía la costa de La Guajira y Santa
Marta; ya que las vías eran muy angostas e inseguras. Al
principio pensé que la jornada era corta, pero a medidas
de que íbamos rodando pensé que nunca
llegaríamos a nuestro primer destino, Santa
Marta.

Después de una larga travesía al fin
divisábamos a Santa Marta; como ya era algo tarde
opté por bajarme del bus en esa ciudad samaria, la cual
conocía más o menos. Tomando mi equipaje
tomé una carrerita en un taxi hacia el burdel de
"Carlín" quién era un homosexual
afro-descendiente samario dueño de ese centro
nocturno.

Claro está, la situación en esos
días estaba difícil, ya que había conato de
guerra entre los dos países; y en ese sitio hice algunas
aseveraciones que en verdad no le gustó a
Carlín en esos momentos. Notando que la
situación no era amena, decidí por ubicar a mi
amiga Vivian Jaspers o Campos, quién era
descendiente de guajiros, natural de un pueblo que se encuentra
en las montañas que están entre Buenaventura y Cali
en el Departamento del Cauca.

Al verme mi amiga, noté su preocupación,
ya que ella me esperaba un mes después como vaporino y no
como turista. Allí comprendí que cuando los marinos
nos vamos desembarcados para no navegar más no somos bien
aceptados por las putas que de una u otra forma han compartido
con nosotros ciertas satisfacciones sexuales.

Ella me preguntó: ¿Qué te
pasó en el buque, Leo?

¿Qué haces aquí?

Le dije que me habían votado de la empresa y que
había venido a Santa Marta a estar unos días con
ella y después me regresaría a mi país. Ella
me exigió que le pagara a Carlín la multa y de esa
forma nos iríamos por unos cinco días de placer a
un lugar de la Playa de El Rodadero.

Sin embargo, tuve tres días de placer con esa
amiga hasta que el cuarto día salí con algunos
estibadores de la Flota Gran Colombiana al burdel de
América Pinedo, y allí tomamos demasiado;
que finalmente, se tradujo en una tremenda borrachera, en donde
los amigos me llevaron al hotel en brazos de amigos.

En la mañana cuando me levanté noté
que Vivian no estaba contenta, ya que me había esperado
toda la noche; diciéndome que no tenía dinero
alguno encima. Debo destacar, que me sentí muy mal conmigo
mismo, ya que me preocupaba mi regreso a Venezuela en esos
momentos; debido a que no tenía ni un centavo para pagar
el hotel.

A principios del año 1.978, después de
estar turreando un tiempo en Puerto Cabello, me encontré
con el viejo amigo López Colorado, conocido abordo
como "Cabuya", con quién había navegado
antes en la Compañía Venezolana de
Navegación (CAVN). Él era natural del pueblo de
Maracay en los valles de Aragua.

En verdad, me encontraba en una situación
económica muy precaria y él incidió para que
me embarcaran en la Motonave General "Páez" con
bandera venezolana, cuyo armador era un judío
sefardí argentino de origen italiano y de apellido
Botachi.

Esta nave era atendida en Venezuela por la Empresa
Taurel, cuyo gerente general era un porteño bonaerense con
mentalidad de mafioso, apellidado Rioja; cuya jefa de recursos
humanos era una joven de origen árabe llamada Leyla
Haleck
quién a escondidas hacía vida marital
con el señor Rioja.

En mi primer viaje en esa unidad mercante de ultramar,
teníamos una tripulación de diferentes
nacionalidades, de los cuales recuerdo a los siguientes:
capitán de altura Baltasar Mendoza (Islas Canarias),
comandante del buque con gran experiencia en navegación;
primer oficial de cubierta "Caminito" (Argentina), viejo
capitán en buque de pasajeros en su patria natal; segundo
oficial de cubierta García (Uruguay) con experiencia de
navegación en la empresa Cementos de Venezuela (VENCEMOS);
tercer oficial de cubierta era argentino; jefe de máquinas
Romero Celis (Venezuela), profesor jubilado de la Escuela
Náutica de Venezuela, vivía por los lados de las
Colinas de Catia la Mar; primer oficial de máquinas
(Argentina; segundo oficial de máquinas (Chile); tercer
oficial de máquinas (Argentina); electricista
(judío de Argentina, había combatido en la guerra
de los seis días en Israel); contador Bouchet
(Perú); radio operador Rincones (Venezuela); contramaestre
(español, nacionalizado uruguayo); mecánico
(Chile); primer cocinero Miguel Chan (China); segundo cocinero
(de Mendoza en Argentina; carpintero Alarcón
(afro-descendiente oriundo de Esmeraldas en el Ecuador), estaba
casado con una venezolana en Caracas; aceitero López
Colorado (Venezuela), aceitero Sergio Fornero (Uruguay);
limpiador Willy Willy (La Pastora – Caracas, Venezuela);
timonel Medina (Guarenas, Edo. Miranda – Venezuela); marino
San Benito (Caracas, Venezuela); marino Cáceres; entre
otros.

En ese primer viaje salimos con destino al puerto de
Colón en la República de Panamá, en donde
pude observar las grandes diferencias sociales que
existían en esa nación ocupada por fuerzas
imperiales de los Estados Unidos de América (USA) desde el
3 de noviembre de 1.903, cuando se separaron de Colombia, para
ellos continuar con la construcción del canal en
cuestión, el cual había sido iniciado por el
francés Fernando Lesseps, el mismo que construyó el
Canal de Suez en Egipto.

La parte de más pobreza estaba bajo control del
gobierno panameño y se llamaba Colón; mientras que
la parte más hermosa y cuidada estaba bajo control gringo
y se llamaba Cristóbal, en donde las fuerzas policiales y
militares del imperio del norte hacían lo que en ganas les
daba.

En Colón se notaba una total miseria y pobreza en
su población, donde no tenían control en nada del
canal de navegación interoceánico, que un
día idealizó el conquistador Vasco
Núñez de Balboa; a pesar de que el general Torrijos
había llegado a algunos acuerdos con el presidente Carter
en la entrega de dicha zona de navegación
interoceánica para el año 2.000.

Allí pasamos tres días aproximadamente,
hasta que zarpamos con destino al puerto de Santos en la
República Federativa del Brasil, adonde llegamos un
día 1º de mayo de 1.978. En horas de la tarde
salí en compañía del amigo López
Colorado "Cabuya", por los lados de la Rua General Camara,
adonde llegamos a un restaurante griego en aras de tomarnos
algunas cervezas y almorzar.

Partes: 1, 2, 3, 4
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