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El capitán Abdón Senén Calderón Garaycoa y su estirpe gloriosa




Enviado por luis pacheco



Partes: 1, 2

  1. Francisco García – Calderón
    y Díaz
  2. Manuela de Jesús Garaycoa y
    Llaguno
  3. María de las Mercedes Calderón
    Garaycoa
  4. Baltazara Josefa Calderón
    Garaycoa
  5. María del Carmen Calderón
    Garaycoa
  6. Francisco Calderón
    Garaycoa
  7. Abdón Senén Calderón
    Garaycoa

La gloria de Abdón Calderón está en
su valentía, coraje y heroísmo infinito, en su amor
a la patria, a la libertad emancipadora, pues, cual David
venciendo al gigante Goliat, así, hizo su ingreso a los
altares de la eternidad.- Luis Pacheco

Monografias.com

Antes de empezar con la biografía del
"Héroe Niño", es necesario indicar que para esta
labor me he visto obligado a realizar consultas en varios textos,
debido a la fragilidad de memoria y no poder guardar tantas
fechas históricas y sucesos muy importantes en el
desenvolvimiento de este trabajo.

La historia no se la puede cambiar, se la debe respetar.
Durante varias décadas se ha discutido sobre cómo
murió verdaderamente Abdón Calderón
Garaycoa, más conocido como el "Héroe Niño".
He investigado su descendencia, su trayectoria y los
últimos días de uno de los ecuatorianos que pasaron
a la inmortalidad por su valentía y coraje al defender la
tierra que lo vio nacer. Calderón traspasó la
barrera entre el mito y la realidad y se quedó en la
memoria y corazón de los ecuatorianos.

Con esta breve introducción, empezaré por
el génesis de esta Estirpe Gloriosa, el padre de nuestro
héroe.

Francisco
García – Calderón y
Díaz

De los ancestros del padre de Abdón
Calderón, tenemos muy poca información, debido
quizás a que su familia procede de tierras
Caribeñas, Cuba.

Francisco García Calderón, padre de
nuestro "Héroe Niño", vio las primeras lucen en la
Patria de José Martí, La Habana-Cuba, en 1773,
bautizado en la Parroquia de San Cristóbal, de tres
días de nacido, el 17 de Diciembre de 1770. Fue educado
esmeradamente en moral y cívica; éste se
dedicó desde los dieciséis años de edad a la
noble carrera de las armas, sirviendo por el lapso de dos
años cuatro meses como Cadete en un Regimiento y
después durante ocho años en la Guardia de Corps,
en la campaña española con excelente
desempeño, en virtud de lo cual y en recompensa se le
confirió el cargo de Contador de las Cajas Reales de la
ciudad de Cuenca. A los veintiséis años
arribó a nuestra patria, específicamente a la
ciudad de Guayaquil.

Instalado Calderón en Guayaquil, contrajo
matrimonio con la hermosa y aristocrática damita Manuela
Garaycoa y Llaguno, oriunda de ese bello puerto ecuatoriano,
trasladándose la pareja al poco tiempo a la Atenas del
Ecuador, la apacible Cuenca. Para contraer matrimonio,
Calderón como empleado público que era,
debió solicitar licencia al Jefe del Distrito, con cargo
de hacerla confirmar por el Rey de España; recibió
el permiso del Presidente de Quito, Barón de Carondelet y
más tarde la de Su Majestad.

En 1801, a los 28 años de edad, Calderón
de establece en Cuenca con el cargo arriba indicado, entrando al
servicio previa fianza rendida por don Gabriel García
Gómez (padre de Gabriel García Moreno) y de Juan
Bautista Elizalde. La casa en donde funcionaban las oficinas de
la Contaduría de Hacienda, estaba ubicada en la
intersección de las calles Bolívar y Presidente
Borrero, esquina suroeste, de propiedad fiscal y se hallaba
destinada para habitación de los Gobernadores y despacho
de la Real Tesorería.

Para 1802 vivía con su esposo y tierna hija en
Cuenca, hospedada en unas piezas situadas en la casa de Margarita
Torres, mujer de Francisco Paulino Ordóñez, en la
esquina suroeste de las calles Bolívar y Presidente
Borrero, hoy Banco del Azuay, ocupando una excelente
posición en el seno de la sociedad azuaya.

Durante su permanencia en Cuenca hasta 1809, un total de
ocho años, antes de ser proscrito a Guayaquil,
realizó grandes amistades con la culta sociedad azuaya,
con quienes estrechó relaciones políticas secretas
de índole republicana, que desde 1797, germinaba ya el
polen fecundo del legendario árbol de las libertades
ciudadanas y tras un año de silenciosa y paciente lucha,
llegó a realizar sus aspiraciones de cooperar con la obra
excelsa de emancipación de América.

Debido a la administración honorable del contador
Calderón, a su honradez intachable y docta probidad en el
manejo de los dineros del gobierno, el Gobernador Melchor
Aymerich y el Administrador de Correos Antonio García
Trelles le hicieron blanco de sus intrigas ante el Virrey de
Bogotá, por que aquel no permitía
defraudación alguna al Tesoro Real.

Entre los asiduos defensores del Rey de España se
encontraba, como era lógico, el Gobernador Aymerich, quien
por venganza persiguió a los patriotas hasta sepultarlos
en tenebrosos calabozos de Guayaquil, a Francisco García –
Calderón, Contador Real; Fernando Guerrero de Salazar Y
Piedra, Alcalde de Primer Voto, Vicente Melo, Manuel Ribadeneira,
Joaquín Tobar, Antonio Terán, Miguel
Fernández de Córdoba, Blas Santos, José
María Borrero y Baca, Francisco Paulino Ordoñez y
otros conjurados, a los cuales les enjuició por crimen de
lesa majestad.

La prisión de Calderón se ejecutó
el 26 de Agosto de 1809, a causa de que el Cabildo y la Junta
Auxiliar, le solicitaron los causales para oponerse a la
revolución de Quito, y éste por
contestación, dirigió enérgica protesta a
dicha Junta, así como también dio cuenta de las
cartas enviadas al Marqués de Selva Alegre, en las cuales
Calderón lo llamaba "insurgente por ambición del
mando", las mismas que fueron agregadas al proceso y en
sesión del 22 de Agosto del mismo año, se dio
lectura al oficio irrespetuoso y subversivo, que aprobaba
tácitamente el Gobierno de Quito. Entonces, por el grave
delito cometido, se ordenó encerrar al Contador en la
cárcel pública, incomunicarle y proceder al embargo
de la totalidad de sus bienes, consistentes en el Hato de Saucay
y otros semovientes, todos los cuales fueron vendidos en subasta
pública.

El Teniente General, don Melchor Aymerich y Villajuana y
más autoridades realistas, llevados por el odio a los
presos, resolvieron enviarlos a los calabozos de la ciudad de
Guayaquil, a fin de que sean juzgados allí por el tirano
Gobernador Bartolomé Cucalón; el traslado se
realizó el 5 de septiembre de 1809 a las 23:00 horas.
Calderón tuvo que dejar en Cuenca a su querida esposa y
cinco hijos, teniendo el último de estos, Francisco
sólo días de nacido.

Vale la pena resaltar la crueldad del Gobernador
Cucalón, quien mantenía a los presos con grillos y
cepos, sin permitirles ningún tipo de comunicación,
cama y peor aún alimento, "El cepo en que se
mantenían los presos se habían colocado muy alto,
de modo que se los veía colgados de los pies, apoyadas las
espaldas en tierra, con llagas el cuerpo y las
piernas…dormían en el suelo y sin camisa…los grillos y
el cepo no les permitía movimiento alguno ni para las
necesidades biológicas". Al enfermarse gravemente uno de
los prisioneros, el Dr. Joaquín Tobar, no se le
permitió que le quitasen los grillos y cepos, es
más, ya casi muerto, se lo trasladó al hospital
donde murió, sin el alivio siquiera de habérsele
quitado los grillos, los cuales se lo sacaron ¡a las cinco
horas de haber fallecido!.

El Fiscal, Dr. Joaquín Montesdeoca,
solicitó la pena de muerte para el Contador Francisco
Calderón y tres más. El Conde Ruiz de Castilla, que
se encontraba nuevamente al frente del Gobierno de Quito,
ordenó el 14 de diciembre de 1809, que se acumulasen todas
las "causas de estado" y, en virtud de ésta, fueron
trasladadas las órdenes de Guayaquil a la ciudad de
Cuenca. Es así que en 1810, nuestros próceres son
trasladados a los calabozos de Quito, excepto Calderón,
pues de lo contrario habría sido victima de la masacre del
2 de agosto de 1810.

Debido a las grandes influencias sociales y al prestigio
de la familia de su esposa en las esferas del gobierno, se
logró la libertad de Calderón y éste en
lugar de retirarse a una vida de tranquilidad, continúo su
lucha con talento y prestigio, con valor y arrojo,
acompañando a excelentes camaradas, gestores de la
independencia ecuatoriana.

El ilustre General José Villamil describe a
Francisco García Calderón como: "un hombre de
cuerpo de hierro, de corazón de león, cabeza
volcánica y alma indomable; un verdadero republicano que
no pretendía ser superior a nadie, ni consentía en
ser inferior a ninguno".

Como jefe de la agrupación política
denominada los "Sanchistas", reaparece la figura de Francisco
García Calderón; la causa de la independencia se
hubiera cimentado desde entonces, pero por desgracia, los
patriotas se dividieron en dos bandos diametralmente opuestos: el
del Marqués de Selva Alegre, don Juan Pío
Montúfar, apoyado por su hijo Carlos, denominados
"Montufaristas" y el de don José Sánchez,
Marqués de Villa Orellana, llamados "Sanchista" apoyados
por Calderón.

Por divergencias políticas y fútiles
motivos escaparon de llegar a un enfrentamiento armado entre
estos dos bandos, ventajosamente se evitó una guerra
civil, porque los "Montufaristas" carecían de fuerzas
suficientes para contrarrestar a los "Sanchistas". Se
llegó a un acuerdo entre los dos partidos y una paz
aparente llegó a apaciguar los caldeados
ánimos.

A fin de hacer frente a los realistas, en Cuenca, la
Junta Directiva confirió al intrépido jefe
Calderón, el grado de Coronel de los Ejércitos. El
1º de abril de 1812 salió de Quito hacia Cuenca con
1.500 hombres, sumándose en el camino otros 1.500 hombres,
logrando un total de 3.000 hombres.

El 24 de junio de 1812 se dio el combate denominado
"Primer Verdeloma", el encuentro tuvo un saldo aproximado de cien
muertos y decenas de heridos de ambos bandos. Más en todo
caso el triunfo de Calderón no fue nada esplendoroso pero
en cambio se foguearon los novicios combatientes,
convirtiéndose en el primer laurel que conquistó el
lábaro patrio.

Luego de continuas disputas internas en el
Ejército de Calderón, éstas sufrieron tres
derrotas: "Pazguaz" primero, "Mocha" después, y por
último el combate del Panecillo en Quito. Al frente del
Ejército realista se encontraba don Toribio Montes, quien
hizo su entrada triunfal en Quito el día 8 de noviembre de
1812.

El Ejército patriota al mando del Coronel
Montúfar con 600 hombres se retiró a Ibarra.
Calderón como Jefe de Operaciones del Norte, había
combatido en Atar, el 11 de julio de 1812 y cuando arribaron a
Ibarra contaba ya con un Ejército Republicano de 600
soldados.

El Presidente Toribio Montes designó para
perseguir a los patriotas al sanguinario y astuto Coronel Juan
Sámano, de funesta memoria por sus latrocinios y
crueldades para con los patriotas; este Sámano
llegó a ocupar altos cargos e incluso se
desempeñó como Virrey del Nuevo Reino de
Granada.

Montúfar y Calderón al conocer que
Sámano se encontraba ya en Atuntaqui en persecución
de ellos, depusieron sus antiguas enemistades con un cordial
abrazo a fin de hacer frente al enemigo común.

El astuto Sámano, viéndose en inferioridad
de condiciones y rodeado de numerosos enemigos: "adelantó
una bandera blanca y propuso la firma de un Tratado de Paz"; el
mismo que debía firmarse en Ibarra. El preliminar se
firmó en Loma de Paila. Por disposición de
Montúfar, Sámano y su ejército quedaron
consignados y acuartelados en Ibarra.

Retomando el tema, y en virtud de estos solemnes y al
parecer sinceros juramentos, marcharon juntos los
ejércitos patriotas y realistas hasta San Antonio de
Ibarra, donde Sámano, obtuvo permiso de quedarse, bajo
pretexto de descansar y alimentar a su tropa. En dicha
población Sámano se fortificó, cerrando las
bocacalles, montando piezas de artillería, haciendo
cartuchos y esperando a la escolta atrasada que traía
abastecimientos y municiones, pues solo por la falta de
éstos, firmó Sámano los acuerdos
preliminares de paz indicados anteriormente, sin la menor
intención de cumplirlos. Al principio los patriotas no
creyeron que Sámano faltase de una manera tan descarada a
los acuerdos firmados, pero el 1º de diciembre de 1812
tuvieron que convencerse, pues, Calderón tuvo un encuentro
con las fuerzas de Sámano en las cercanías del Lago
de Yaguarcocha, donde luego de un corto pero recio combate, las
fuerzas de Calderón fueron derrotadas y éste hecho
prisionero por un soldado de Cañar de apellido Guerrilla,
siendo trasladado inmediatamente a Ibarra e instaurado el mismo
día, un breve juicio sumario por orden verbal de
Sámano, ante el Fiscal Ignacio Asín, Capitán
del Regimiento de Infantería Real de Lima y del
Secretario, Juan Antonio Jáuregui.

Los principales considerandos emitidos por el Fiscal el
2 de diciembre de 1812 en contra del Coronel Francisco
Calderón, fueron:

a. Ser Comandante en Jefe del Ejército
insurgente

b. Haber acometido contra el Ejército Real en San
Antonio de Ibarra contra todo derecho, luego de haber pretendido
sitiarlos por hambre, teniéndose ya cortada el agua;
y,

c. Ser más tenaz y obstinado en sostener las
perniciosas máximas de los insurgentes en
Quito.

Como resultado de todas estas acusaciones, se
resolvió que el Coronel Francisco Calderón sufra la
pena de ser pasado por las armas, El sanguinario Coronel Juan
Sámano, Comandante General de las Fuerzas Reales
firmó la sentencia de muerte. En virtud de ella,
Calderón fue ajusticiado, en un patíbulo levantado
en la plaza mayor de Ibarra, el 03 de diciembre de
1812.

De esta manera, terminó su existencia uno de los
héroes más ilustres de nuestra
independencia.

Manuela de
Jesús Garaycoa y Llaguno

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Doña Manuela de Jesús de Garaycoa y
Llaguno, bella y gallarda madre de los "Macabeos Americanos",
Abdón y Francisco, nació en Guayaquil en 1783, y
fue bautizada el 8 de Junio de 1784, dueña de un
corazón de grandes energías. Sus padres fueron: don
Francisco Ventura de Garaycoa Romay y Bermúdez, natural de
La Coruña, antiguo reino de Galicia (España) y
doña María Eufemia de Llaguno Larrea y Lavayen
Santisteban, guayaquileña.

El matrimonio Garaycoa – Llaguno fue muy fecundo,
llegando a procrear 20 hijos, nueve varones y once mujeres. De
los veinte vástagos, cuatro murieron impúberes,
diez solteros y seis casados.

La educación que los padres de doña
Manuela le prodigaron a ella como a sus demás hijos fue
sumamente esmerada, basada en el conocimiento de letras y arte,
creencia en Dios, educación científica,
patriótica y moral.

Someramente resaltaré los méritos
patrióticos de los tíos maternos de don
Abdón Calderón que llegaron a desempeñar un
papel predominante en las luchas de la independencia: Lorenzo,
José, Anita, Francisca y Francisco Javier Garaycoa y
Llaguno.

a. Lorenzo de Garaycoa Llaguno

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Ingresó desde temprana edad al servicio de la
Patria, comprometido con los patriotas del 9 de octubre de 1820,
acompañó al Capitán Urdaneta a la toma del
Cuartel "Daule" y con Francisco Urdaneta a la toma de la
batería "Las Cruces" al sur de Guayaquil.

Contrajo matrimonio con doña Rafaela de Elizondo
y Erazo, procreando nueve hijos. De esta rama genealógica
existen dos ex-Presidentes Constitucionales de la
República: los doctores, Carlos Julio Arosemena Tola y
Carlos Julio Arosemena Monroy.

Una vez logrado el triunfo de la revolución
octubrina se embarcó junto a José de Villamil en la
famosa Goleta "Alcance" en busca de la Escuadra chilena,
misión que cumplió esmeradamente. A su retorno, se
enroló en la fuerza terrestre y combatió
heroicamente en todas las acciones de armas que presidieron a la
Batalla de Pichincha, por lo cual se le reconoció el grado
de Coronel. En la jornada de Pichincha se cubrió de gloria
y tuvo la dicha de combatir junto a su sobrino Abdón y a
su vez ser el mensajero de la dolorosa muerte a la madre del
héroe. Murió en su residencia en Yaguachi el
1º de noviembre de 1880.

b. José de Garaycoa Llaguno

Representa el valor guerrero, el patriotismo apasionado
y el carácter inquebrantable por la defensa de las
libertades ciudadanas. Contrajo matrimonio con doña
Antonia Vivero y Fernández de Urbina. No dejó
descendencia.

Militó al igual que sus hermanos en la causa de
la revolución del 09 de octubre de 1820 y ulterior
participó en cuantas acciones bélicas se libraron
en nuestro territorio hasta alcanzar el triunfo glorioso de
Pichincha.

c. Anita María Juana de Garaycoa
Llaguno

Fue una de las heroínas de la Revolución
del 9 de octubre de 1820, siendo su hogar el sitio en donde se
reunían todos los comprometidos con la causa de la
independencia de Guayaquil, además, en su domicilio se
realizó el 01 de octubre de 1820 a las doce de la noche el
juramento solemne de los conjurados de liberar a la Patria de la
tiranía española.

Doña Ana contrajo nupcias en la iglesia matriz de
guayaquil, el 11 de enero de 1793, fue esposa de otro
prócer de la independencia, el General José
Villamil, con quien procreó nueve hijos (Ana María,
Juana María de las Mercedes, Colombia, María
Carolina, Simón, Bolívar Francisco, María
Catalina, María Bolivia y Sofía Manuela de
Jesús Villamil Garaycoa).

d. Francisca de Garaycoa Llaguno

Tuvo las mismas virtudes patrióticas que su
hermana Ana, pero además poseía extraordinarios
dotes intelectuales y un privilegiado criterio. Casada con el
jurisconsulto latacungueño, Dr. Luis Fernando Vivero y
Toledo, con quien llegó a procrear seis hijos. Formaron
una célebre pareja, prestos a la noble causa de la
independencia hasta el feliz momento de la revolución del
09 de octubre de 1820.

Organizada la primera Junta de Patriótica de
Gobierno, el Dr. Vivero fue nombrado Secretario y más
tarde desempeñó importantes cargos públicos
con esmero y probidad, como Legislador en varios Congresos y
Rector de colegios de Guayaquil.

e. Francisco Javier de Garaycoa
Llaguno

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Desde muy joven se destacó en sus estudios,
gracias a su privilegiada memoria, sólida inteligencia y
una inimitable piedad cristiana, llegó a abrazar el estado
eclesiástico, desde donde dio pruebas de las virtudes
evangélicas, de las cuales, hallábase dotado su
espíritu.

Dedicado a la enseñanza de los evangelios, para
lo cual con verdadero ejemplo, practicó la caridad, a la
que rendía entrañable afecto y en tal virtud se
debe el interés que tomó por el cuidado y
atención a sus huérfanos sobrinos, Abdón,
Francisco y las hermanas de éstos. Fue el maestro
abnegado, el eclesiástico docto y el patriota sin
revés, sus sobrinos aprendieron de él, aliar la
virtud, al valor guerrero y a la disciplina de las ciencias.
Años más tarde, en reconocimiento a las
altísimas cualidades morales y dotes científicas,
fue designado Obispo de la Diócesis de Guayaquil y
más tarde, Arzobispo de Quito, lugar en donde
falleció en 1859 en ejercicio de su alto cargo.

Continuando con Doña Manuela, madre de
Abdón, ésta contrajo matrimonio en Guayaquil en
1800 con don Francisco García Calderón, por
entonces Contador de las Reales cajas de Cuenca. En 1801 se
trasladaron a dicha ciudad para recibir el cargo de Ministro
Contador. Hasta 1809 la pareja tuvo cinco hijos; dos varones y
tres mujeres; los primeros: Abdón Senén y
Francisco; las segundas: Mercedes, Baltazara y Carmen. En los
ocho primeros años de residencia en la apacible Cuenca,
hicieron algunas economías y cristalizaron con honrado
trabajo la adquisición de una hacienda y
semovientes.

Doña Manuela, comienza su Vía – Crusis, el
aciago 26 de agosto de 1809, que marca la injusta prisión
de su esposo, ordenado por el Gobernador Aymerich; fue trasladado
prisionero a Guayaquil, le fueron embargados todos los bienes,
dejándoles en extrema pobreza, teniendo aún por
delante la ardua tarea de educar a sus hijos, para lo cual tuvo
que recurrir a la ayuda piadosa de grandes personalidades
eclesiásticas.

A los tres años de tan profunda soledad,
doña Manuela en Cuenca recibió la noticia de la
muerte de su esposo en San Antonio de Ibarra, el 03 de diciembre
de 1812. Ante lo cual retornó a su tierra natal en 1813, a
los doce años de haber residido en los Jardines del
Tomebamba.

Como epílogo para el excelso nombre de la familia
de nuestro héroe, rememoraremos la brillante
constelación de ilustres apellidos, que por lazos de
sangre pertenecen a ella:

a) José Joaquín Olmedo

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Nació en Guayaquil el 20 de marzo de 1780, figura
consagrada de la revolución del 09 de octubre de 1820,
hombre de letras, orgullo de nuestra nación, inmortalizado
por sus obras: La Victoria de Junín, canto dedicado al
Libertador Bolívar. Al General Flores, Vencedor de
Miñarica, Alfabeto de Consejos, etc. Por sus cualidades
morales y patrióticas fue designado para ocupar altos
cargos, como Presidente de la Junta Patriótica, Prefecto
del Guayas, Miembro del Gobierno Provisional de 1845, luego de la
Revolución Marcista, entre otros.

b) Vicente Rocafuerte Bejarano

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Nació en Guayaquil el 1º de mayo de 1783,
primer Presidente ecuatoriano de la República del Ecuador
de 1835 al 1839, durante su gobierno se mejoró la
educación y organizó la economía nacional,
engrandeció con el prestigio de su nombre a toda la
República. En 1817 dictó sabias enseñanzas
al adalid de Pichincha como maestro de Abdón
Calderón.

c) Mariscal José Domingo Mercedes La Mar y
Cortázar

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Nació en Cuenca en 1776, su padre era un alto
burócrata en la corte del Virrey de Santa Fé de
Bogotá, su madre, una bien entroncada matrona
guayaquileña. Educado en el Colegio de Nobles de
Madrid-España, a los dieciocho años empezó a
luchar contra los franceses. Luego de la abdicación de los
Reyes españoles: Carlos IV y Fernando VII ante
Napoleón Bonaparte, y producida la insurrección del
pueblo español contra los franceses invasores,
comandó con honor las tropas españolas hasta caer
prisionero en Francia, desde donde logró fugar a
Suiza.

En 1816 fue a Lima como Subinspector General del
Virreinato del Perú, con el grado de General de Brigada y
más tarde como Mariscal de Campo. Fue leal a la causa
española hasta la capitulación y entrega del Callao
al General San Martín en 1821. Con la venia de Sucre, el
Presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil independiente,
José Joaquín Olmedo le nombró Comandante
General de Armas de Guayaquil.

Luego de la Batalla de Pichincha, Guayaquil fue anexada
a Colombia, entonces el Libertador, que sabía las
gestiones de La Mar en pro de la anexión al Perú,
le pidió que abandonase el suelo de Colombia. La Mar
combatió junto a Sucre y Bolívar por la
independencia del Perú y cuando San Martín se
retiró, se hizo elegir Presidente del Perú en 1827
y declaró la guerra a la Gran Colombia. Vencido por los
Ejércitos patrios en Portete de Tarqui el 27 de febrero de
1829.

Murió desterrado en Costa Rica el 11 de diciembre
de 1830 (una semana antes que el Libertador), sus restos fueron
repatriados a Piura en 1844 y desde allí a Lima en
1847.

d) Francisco Cortázar

Ilustrado jurisconsulto de la magistratura americana,
por sus relevantes servicios llegó a ser Oidor de la Real
Audiencia de Bogotá y Regente de la de Quito.

e) Antonio y Ramón Borrero
Cortázar

Ambos nacidos en Cuenca; Antonio, "El Catón
ecuatoriano" nació en 1827 y por sus méritos
llegó a ser Presidente de la República. Su hermano,
Ramón, "Larra ecuatoriano" escritor erudito y periodista
destacado.

f) Ilustrísimo José Ignacio Cortazar y
Lavayen

Oriundo de Guayaquil y Obispo de Cuenca. Gracias a sus
gestiones personales ante el Rey de España, logró
que la madre de nuestro héroe recibiera en 1815, el
montepío por la muerte de su esposo el Coronel Francisco
García – Calderón. Murió en Girón el
16 de junio de 1818.

g) Manuel María y Alfonso María Borrero
Moscoso

Hijos del Dr. Antonio Borrero, ambos naturales de
Cuenca, Manuel María defensor de los derechos del hombre,
murió el 10 de enero de 1883 en Quito, batallando contra
la dictadura del General Ignacio de Veintimilla. Alfonso
María, de patriotismo acendrado, de notable inteligencia y
de ilustración enciclopédica, entró al mundo
de la inmortalidad con sus valiosas obras "Cuenca en Pichincha",
"Ayacucho" y "Décadas Municipales".

Luego de la revolución del 09 de octubre de 1820,
la legendaria madre de los "Macabeos Americanos", alistó a
sus hijos Abdón y Francisco en la sacrosanta cruzada de
las batallas de la libertad; al primero lo enroló en las
tropas de la Infantería y al segundo, al "Soldado
Niño", en calidad de Marino. Desde entonces sus dos hijos,
airosos recogen lauros en el Campo de Marte y depositan en las
sienes de la madre, que les orientó en la vocación
de las armas.

Para doña Manuela, el glorioso nombre de
Simón Bolívar, era venerado, casi sagrado,
ídolo en el altar de su corazón, y él a su
vez, conocía a fondo la voluntad de acero y la
vocación de mártir y patriota, que tenía tan
meritísima matrona. Como corona de laureles a sus
virtudes, transcribiré dos cartas preciosas dirigidas a
ella por el Genio de América, Simón
Bolívar.

La primera la dirige a consecuencia de la
sublevación de la Tercera División colombiana,
acantonada en Lima, por el traidor Bustamante: "Bogotá, a
6 de diciembre de 1827.-A la Sra. Manuela Garaycoa.-Mi amiga:
Usted siempre se excede a si misma en bondades para conmigo y me
prodiga elogios que ellos solos bastarán para saciar la
codicia del más ambicioso de gloria: y ¿qué
otra cosa podría yo esperar de las Garaycoa, de esas
amigas fieles, de esas colombianas constantes, de esa Gloriosa
sin rival?.-refiérese a la bellísima Carmela, hija
de doña Manuela-. Yo les doy las gracias a todas, y
séame también permitido congratularme a mi mismo,
ya que de algún modo ha podido restituir la paz y la
tranquilidad al corazón de los guayaquileños; un
sacrificio me ha costado: el de mi reposo; pero
¿qué importa que padezca yo para que Uds. goce?;
qué yo perezca para que viva un pueblo?.

Tenga Ud. señora, la bondad de corresponder a las
expresiones de toda buena y amable familia. Dígale mil
cosas a Pepe,-habla de José Garaycoa, hermano de Manuela,
militar que destacó en Pichincha-ese Pepe tan bueno, tan
patriota y de quien no esperaba yo nada menos de lo que ha hecho
por su país; y créame como he sido siempre, su
más afectísimo de
corazón".-Bolívar.

La segunda le escribe enfermo y triste, desde su amargo
ostracismo, faltándole pocos meses para descender al
sepulcro: "Cartagena, a 31 de julio de 1830.-Sra. Manuela
Garaycoa de Calderón.-Mi apreciada amiga:-He tenido la
gran satisfacción de recibir la muy grata de Ud. que me ha
causado los sentimientos mas vivos de placer y gratitud. La
bondad ilimitada que Ud. me dispensa y el desinteresado afecto
que me ha profesado siempre, me trae con frecuencia a la memoria
recuerdos de Ud. los más agradables, que nunca
permitirán que me olvide de su amistad, aunque la fortuna
me conduzca a los países mas remotos. Todavía no se
si las circunstancias me obligan a dejar a Colombia para siempre,
sin embargo, aquí y en todas partes, puede estar Ud.
cierta que el fino aprecio con que distingo a Ud. siempre lo
conservará mi corazón. Sírvase Ud. saludar
de mi parte afectuosamente a su señora mamá y a las
niñas y entre tanto, reciba Ud. un tierno adiós de
su afmo. amigo. Q.S.P.B".-Bolívar.

A continuación realizaré resumen sucinto
de cada uno de los hijos de la familia Calderón-Garaycoa,
no necesariamente en orden cronológico, sino más
bien de trascendencia, dejando el último lugar para
nuestro "Héroe Niño", a fin de poder manejar de una
mejor manera el tema.

María de
las Mercedes Calderón Garaycoa

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María Mercedes, la primera hija del matrimonio,
nacida el 06 de enero de 1801 en Guayaquil y bautizada al
siguiente día. A ella no se le colocó uno de los
tres nombres de los Reyes Magos, fue por que su padre se
encontraba ausente en el bautizo, ya que la costumbre de la
época era que los hijos llevasen los nombres del santo del
día del nacimiento. Sólo dos veces y en ausencia de
su esposo, doña Manuela se atrevió a contrariar la
voluntad de aquel, con sus hijos Mercedes y Francisco. Los
demás llevaron los nombres de sus santos: Baltazara,
Abdón y la Bellísima Carmen, admiradora del
Libertador Simón Bolívar.

Doña Mercedes contrajo nupcias el 03 de mayo de
1824 con Bartolomé María Francisco Ayluardo
Azpilcueta, Regidor del Ayuntamiento de Guayaquil, de este
matrimonio nacieron cuatro hijos, tres varones: Francisco,
Simón, Atahualpa y una hembra: Simona, dama de una gran
inteligencia y singular intrepidez, a quien Gabriel García
Moreno, la sacó del país, por su tenacidad
conspiradora.

Al enterarse el Libertador de este matrimonio, hizo
llegar una afectuosa y culta esquela de felicitación, que
dice: "Trujillo, 29 de marzo de 1824.-Señora Manuela
Garaycoa de Calderón.-Mi estimable y distinguida amiga: He
tenido la mayor satisfacción al saber por Ud. mismo el
enlace de la señorita Mercedes con tan amable esposo; doy
después a Ud. la enhorabuena por ese plausible suceso.
Espero tenga Ud. la bondad de felicitar de mi parte a los felices
recién casados, lo mismo que al resto de la familia y muy
particularmente a la venerable madre de Ud.-Eufemia
Llaguno.-Tenga Ud. la bondad igualmente de decir a mi querida
Lola que yo no la he olvidado jamás, ni a Viverita, ni a
Carmen, ni a Baltita, ni a la señora Josefa; en fin, a
nadie de esa casa de bendición. Sólo, si, estaba
algo resentido por la publicación de la carta del Abate de
Pradt; pero ya ha pasado este sentimiento, y la amistad y el
aprecio sólo queda.

Al señor Vicario, su dignísimo
hermano,-refiérese a Francisco Javier, más tarde
Obispo de Guayaquil y Arzobispo de Quito.-me atrevo a saludarlo y
a recomendarle mi memoria. Me pongo a los pies de todas esas
señoras, y ofrezco a Ud. mi particular estimación y
distinguido aprecio.-Bolívar.-P.D.-A la señora
Vivero, mil expresiones y cariños, y un beso a mi querido
José María".-Bolívar.

La carta del Abate Pradt dirigida a Bolívar, es
una merecida apoteosis del Libertador, en reconocimiento a la
valía del ilustre genio de América. Bolívar,
de la citada comunicación, hizo sacar varias copias para
enviar a sus íntimos amigos, pero recomendándoles
que no la publicaran, sin duda una copia les hizo llegar a la
familia Garaycoa, a quien tanto estimaba, y ésta sin su
voluntad la hizo publicar, por lo cual Bolívar se
resintió.

Mercedes fue la única hermana del héroe de
Pichincha que conservó el verdadero retrato de
Abdón, el mismo que a la muerte de su propietaria
pasó a manos de la H. Junta de Beneficencia de Guayaquil,
desgraciadamente el retrato original de Calderón fue
devorado por el incendio de 1896, que casi destruyó
Guayaquil.

Falleció en Guayaquil, el 20 de octubre de 1892,
a la edad de 91 años

Baltazara Josefa
Calderón Garaycoa

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Baltazara Josefa, nació en Cuenca el 06 de enero
de 1806, día de los reyes, razón por la cual, su
padre la bautizó con aquel nombre bíblico. En 1813
marchó a Guayaquil con su familia; en este puerto
recibió una esmerada educación por parte de los
mismos maestros de su hermano Abdón, entre otros, tenemos:
Francisco Garaycoa, sacerdote, su tío materno, José
Joaquín Olmedo y Vicente Rocafuerte que había
retornado de Europa en 1817.

Contrajo nupcias en la Capilla del Palacio Episcopal el
10 de febrero de 1842 con el Gobernador de la Provincia de
Guayaquil, don Vicente Rocafuerte y Bejarano.

Simón Bolívar apreciaba grandemente los
méritos intelectuales de Baltazara, su privilegiada
memoria y una brillante vocalización de su habla. El
Libertador le hizo llegar con una hermosa comunicación, un
ejemplar de la "Constitución Bolivariana", a que ella sea
una de las primeras en leerla en el Ecuador, por esta brillante
Carta Política, sus enemigos le combatieron injustamente,
he aquí el texto del mensaje "Lima, 1 de junio de
1826.-Señora Manuela Garaycoa.-Mi amable amiga: Se me han
dado las expresiones de Ud. y toda su familia, que tanto quiero y
aprecio. Las he recibido con mucho placer y reconocimiento. A
fines de este año iré a Colombia; y tendré
el gusto de pasar un mes entre Uds. en medio de ese pueblo de mi
predilección, en Guayaquil en fin. Si mis grandes negocios
no me lo impidieran, Guayaquil sería ciertamente la parte
de Colombia, en la que con mucho agrado fijaría la mayor
parte de mi residencia".

"Envío a Baltita, un ejemplar de mi proyecto de
Constitución para Bolivia y otro de mi discurso a los
Legisladores de ese Estado naciente, para que leyendo ambas cosas
con su acostumbrada atención y haciendo uso de su feliz
memoria, tenga yo el gusto a mi llegada a esa, de oír de
su bella boca la reproducción de mis ideas, póngame
Ud. a los pies de las señoras y señoritas de esa
familia querida: a mi gloriosa Carmencita, mil recuerdos tan
agradables como ella; y Ud. mi señora y amiga, cuente con
la amistad sincera con que soy de Ud. atento servidor.
Q.B.S.P.-Bolívar.-Pos data. Al señor Vicario y
demás señoras mil
consideraciones".-Bolívar.

Como se puede apreciar, el Libertador mantenía un
amor infinito por Guayaquil y estimaba grandemente los valores
patrióticos de sus hijos, es más el Código
Fundamental de Bolivia y el Discurso de Presentación a los
Legisladores, le envió con una carta transcrita más
adelante, al vate excelso José Joaquín Olmedo,
pariente cercano de Manuela Garaycoa para que los corrigiera y
publique en Europa, haciendo la traducción respectiva al
inglés y francés.

"Lima, a 2 de junio de 1826.-Sr. Don José
Joaquín Olmedo. Mi querido amigo: Véame Ud.
dictando la Ley fundamental de un Estado, que acaba de nacer.
Esta empresa, ¿no le parece a Ud. mas ardua que la de
libertarlo?. El camino de la gloria militar está erizado,
es verdad, de picas que pueden dar la muerte, pero el que
guía al de la Sabiduría, está cubierto de
las más densas tinieblas, donde es preciso a fuerza de
estudios leer en la oscuridad, y recoger lo que haya de cierto y
de útil. Se necesita una exclusiva dedicación. Yo
he dado pocos pasos en esta pacífica senda: la guerra, la
destrucción de los enemigos, la libertad de mi patria han
absorbido todo mi atención. Por este mismo amor a los
americanos, me ha lanzado en esta nueva carrera, y ha disipado en
parte el temor de exponerme a la crítica de los que se han
encanecido en el estudio de la ciencia de gobernar a los hombres.
Puede ser que mi ejemplo estimule a otros americanos a imitar mi
arrojo, y al fin tendremos todo propio, sin mendigar
modelo.

Tenga Ud. la bondad de leer el proyecto y la
alocución y de decirme con toda franqueza cuantos defectos
encuentre. Acuérdese Ud. que yo tuve la de indicarle los
defectos, que no tenía su bello poema. ¡Qué
más podría yo desear que haber cometido en mi
bosquejo de Constitución los que yo atribuía a
Ud.!. Deseo mucho que Ud. se interese en que sea traducida al
francés y al inglés, después que Ud. haya
pulido este miserable trabajo. Podría también
hacerse insertar en los diarios de esa capital y en los de
Francia. Pero lo que más me interesa es la
corrección de Ud. Sé que su amable familia de
Guayaquil, está buena y sin más disgusto, que el de
la ausencia de Ud. Pero ella se consuela considerando la
importancia del servicio que Ud. está haciéndonos a
todos. Muy pronto tendré el gusto de verla en su propia
casa y de darle desde allí noticias más
circunstanciadas de objetos tan queridos. Deseo a Ud. mucha
salud".-Bolívar.

María del
Carmen Calderón Garaycoa

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María del Carmen, la tercera y más hermosa
de la familia, nació en 1807 en la apacible ciudad de
Cuenca. A los dos años de edad fue separada de su padre,
quien por orden del Gobernador de Cuenca, Melchor Aymerich fue
privado de su libertad y posteriormente muerto en San Antonio de
Ibarra en 1812.

A los siete años de edad se trasladó con
su familia a Guayaquil en donde recibió una
educación cristiana y sus primeros
conocimientos.

En julio de 1822, después del triunfo de
Pichincha, antes de entrevistarse con el General San
Martín, el Libertador Simón Bolívar, que se
hospedaba por primera vez en Guayaquil, logró conquistar
el amor de la bellísima Carmen, a quien amó
inmensamente.

¡Oh coincidencias!, los tres héroes de la
independencia de América: El Libertador Simón
Bolívar, el Mariscal Antonio José de Sucre y el
General José de San Martín fueron aprisionados por
el amor de preciosisimas beldades, cuyos nombres viven en el
romanticismo y son: Carmela Calderón, Pepita Gaenza y Rosa
Campuzano, respectivamente, todas ellas hermosas joyas de la
"Perla del Pacífico".

Bolívar la llamaba "La Gloriosa" o "La Amable
Loca", fue la mujer a quien amó tiernamente, con una
pasión recóndita. A los pocos días de
permanecer Bolívar en Guayaquil, la sociedad
costeña le brindó un solemne baile, al que
concurrió entre las invitadas Carmela Calderón,
belleza que cautivó el corazón del Libertador.
Bolívar al ritmo de un vals tomó una corona
simbólica que a él le obsequiaron, dijo en voz
alta, dirigiéndose a Carmela: "Que los laureles de la
gloria, orlen vuestras sienes, pues eres, la Gloriosa de la
Patria", por esta razón desde entonces le conocieron con
el nombre de "La Gloriosa".

El Libertador se dirigió a Cuenca, en donde fue
atendido espléndidamente, las tardes paseaba por las
márgenes del Tomebamba, quizás divagando al
recordar el bello rostro de su adorada Carmela, a quien
escribió esta preciosa carta. "Cuenca, setiembre 14 de
1822.-A las señoras Garaycoas.-Mis amabilísimas
damas: La Gloriosa, (Carmela) me ha proporcionado la dicha de ser
saludado por Ustedes. Yo no esperaba una satisfacción tan
grande para mi corazón, porque no las creía a
Ustedes tan buenas con un ingrato como yo que no escribo a nadie
por indolente y también por ocupado. A la Gloriosa, que
las serranas (cuencanas y paisanas de ella), me han gustado
mucho, aunque todavía no las he visto; que no las tenga
envidia, como decía, porque no tiene causa con unas
personas tan modestas que se esconden a la presencia del primer
militar. La iglesia se ha apoderado de mi vida en su oratorio;
las monjas me mandan comida, los canónicos me dan de
refrescar. El Tedeum es mi canto, y la oración mental mi
sueño, meditando en las bellezas de la Providencia,
dotadas a Guayaquil y en la modestia de las serranas que no
quieren ver a nadie por miedo del pecado. En fin, amigas, mi vida
es toda espiritual, y cuando Ustedes me vuelvan a ver yo
estaré angelicado. No hay más tiempo; pero soy el
más humilde que besa los pies de las damas Garaycoas,
Llagunos y Calderones.-Bolívar.-A la Gloriosa, que soy el
más ingrato de sus enamorados. El mismo.-El amanuense
saluda a Ustedes".

En enero de 1824 se instala en Pativilca, puerto ubicado
al norte de Lima, en donde sufre una gravísima enfermedad
que lo coloca al borde de la muerte, recuperado a medias
continúo hasta Trujillo, recibiendo desde Cuenca y
Guayaquil los útiles más necesarios para la guerra,
así como noticias de su amada, por comunicación de
la madre de ésta.

Partes: 1, 2

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