Monografias.com > Educación
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La competencia comunicativa del estudiante de Cultura Física



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Resumen

En el artículo se presentan algunas
consideraciones en torno a la competencia comunicativa a partir
del enfoque de la formación por competencias, como
cuestión que se abre paso ante la mirada de la comunidad
científica contemporánea. Nos aproximamos a manera
de reflexión al abordaje de algunos matices que, a nuestro
juicio, han condicionado diferentes interpretaciones que de esta
problemática se han hecho a lo largo de su historia,
específicamente desde la visión
lingüística y psicológica.

También se aborda la necesidad de
organizar el proceso de enseñanzaaprendizaje en
función de lograr esta competencia en los estudiantes. Es
nuestro objetivo reflexionar en torno a la necesidad de
desarrollar en los estudiantes la competencia comunicativa para
lograr un proceso de enseñanza-aprendizaje
interactivo.

PALABRAS CLAVES: Competencia comunicativa,
proceso de enseñanza-aprendizaje interactivo.

ABSTRACT

The present article deals about some
considerations related to the communicative competence taking
into account the formation of competences within the contemporary
scientific community. Different considerations from the
linguistic and psychological point of view were made through the
history of this problematic situation.

It also makes a reflection about the
importance of achieving this competence among students
specifically within the teaching learning process for developing
it in an interactive form as our final goal.

KEY WORDS: Communicative competence,
teaching learning process interactive.

Introducción

La necesidad de lograr la formación
de un sujeto capaz de insertarse en la sociedad y a la vez,
desempeñarse al ritmo de sus cambios es una exigencia que
se hace a las instituciones de Educación
Superior.

La Universidad como institución
social es la encargada de promover y garantizar la existencia de
un equilibrio entre el acceso, la equidad formativa y la calidad
de las propuestas educativas, las que deben propiciar que sus
egresados alcancen niveles de desarrollo sostenibles y
pertinentes en su personalidad, de manera que se constituya esta,
en una evidencia del mejoramiento humano.

Promover la atención a la diversidad
cultural y el respeto a la individualidad son premisas para la
formación de profesionales competentes en el contexto
universitario en los tiempos modernos. Esto se viabiliza si se
logra la creación de competencias para la conexión
orgánica entre el conocimiento académico, el mundo
de la producción, el trabajo y la vida social, con actitud
humanista y responsabilidad intelectual.

Desde diversos sectores educativos, se oyen
voces sobre la necesidad de proporcionar a los estudiantes,
más que información y conocimientos, competencias
para afrontar la vida. Nuestro modelo educativo tiene como
esencia la preparación integral del estudiante para la
vida. Es evidente entonces que de lo que se trata es de formar
hombres competentes para el desempeño de su vida personal,
profesional y social.

En este sentido, la labor del docente es de
gran responsabilidad y trascendencia, pero por estar tan
vinculada a lo cotidiano de nuestras vidas no parece ser algo tan
especial o tan "profesional". Sin embargo, existe todo un
quehacer científico que respalda ese trabajo
pedagógico y, en la medida en que las ciencias incrementan
su arsenal de teorías, métodos, tecnologías,
etc. al servicio de la educación, se necesita de un
profesional más competente y calificado.

Sin embargo, la educación no debe
reducirse a la asimilación y construcción del
conocimiento, lo que se conoce como proceso de enseñanza;
un concepto amplio del término educación implica
aquel proceso orientado al desarrollo personal, donde el educando
simultáneamente construye conocimientos y se desarrolla en
planos diversos como persona (F. González, 1995). El
proceso de educación requiere de la interrelación
entre la asimilación del conocimiento y el desarrollo de
la personalidad, por tanto, en la misma medida que es más
competente el docente, desarrollará cada vez más
competencias en sus estudiantes.

Desarrollo

Uno de los elementos que no pueden ser una
opción al buen gusto o las buenas intenciones del docente,
sino que forman parte de este profesionalismo del que hablamos y
de un requisito esencial para una práctica
pedagógica científica y actualizada, es su
competencia comunicativa, su eficiencia en el manejo de las
relaciones interpersonales.

La forma en que se da la asimilación
de conocimientos influye notablemente en el desarrollo de
cualidades de la personalidad y, a su vez, las
características que se van instaurando como propias de la
personalidad del educando van determinando su modo particular de
asimilar la nueva experiencia y el nuevo saber.

La enseñanza con el método
tradicional expositivo, en que no se desarrolla la capacidad de
reflexión del alumno ni su participación en la
construcción del conocimiento, tiende a ir
convirtiéndolo en un sujeto pasivo, inseguro de sus
posibilidades y su saber, rígido y desinteresado por el
conocimiento, generando lo que se ha dado en llamar una
orientación pasivo-descriptiva del educando hacia el
conocimiento, que va irradiándose hacia todas sus esferas
de actuación.

Un modo más interactivo y flexible
de encarar la enseñanza, donde el alumno es sujeto de su
propio aprendizaje, va propiciando una orientación
activo-transformadora hacia el conocimiento (González Rey,
1989), lo que repercute en otros planos de su vida
personal.

Desde el punto de vista histórico ha
sido planteado el carácter dialógico del
aprendizaje desde la antigüedad en el método
propuesto por Sócrates, para el cual era educativo por
excelencia, el más eficaz. Planteaba que dialogar era
estar abierto al otro y a la verdad, era estar interiormente
dispuesto a escuchar, a buscar juntos. Su eficacia
pedagógica radicaba en la búsqueda de lo verdadero,
de lo bueno y lo justo para cada hombre. Este pensador
exigía que cada parte debiera exponer su punto de vista,
pero que debiera también saber escuchar las razones del
otro con una actitud respetuosa y que no lo redujera a la
condición de objeto.

El diálogo para Sócrates era,
al mismo tiempo, un método de investigación y de
enseñanza-aprendizaje, reconoció que el
auténtico aprendizaje es un proceso interior, personal,
subjetivo, que descansa en la actividad del educando y en su
esfuerzo. La mayéutica consistía para él,
fundamentalmente, en saber interrogar de una manera activa para
enseñar y aprender.

Asimismo, el principio de la unidad de la
actividad y la comunicación, esbozado por Vigotsky y
desarrollado posteriormente por la Psicología de
orientación marxista, contribuye a la
fundamentación psicológica del aprendizaje como
diálogo dentro del proceso educativo. Incluso, el propio
concepto de zona de desarrollo próximo que por su esencia
es interactivo, refuerza estos criterios.

En Latinoamérica, las concepciones
pedagógicas de P. Freire (1980) reafirman el
carácter dialógico del aprendizaje y esta idea
ocupó un lugar importante dentro de su Pedagogía de
la Liberación, dirigida a la búsqueda de formas
más eficientes de diálogo y de participación
en los grupos de enseñanza, o sea, la educación
vista como un proceso comunicativo, la pedagogía del
diálogo y de la interacción.

Las concepciones pedagógicas de
Varela, Luz y Martí sobre la importancia del
carácter participativo de la enseñanza, fueron
precursoras a estas ideas en nuestro país. F.
González (1995) destaca que el aprendizaje es un proceso
de comunicación y que el conocimiento se construye a
través del diálogo, en una atmósfera
participativa y cuestionadora. La posibilidad del diálogo
permite que los estudiantes puedan concentrarse en el proceso de
conocimiento, sin inhibiciones de ninguna
índole.

En la actualidad están muy
difundidos los términos aprendizaje grupal, aprendizaje
interactivo y aprendizaje cooperativo, pero en realidad estos no
constituyen formas de aprendizaje, sino un método, una
vía, una estrategia para el aprendizaje individual. Por su
propia esencia el aprendizaje escolar es subjetivo e individual
porque ocurre en cada persona, pero dentro de un contexto
grupal.

El profesor debe liderar el aprendizaje de
sus alumnos apoyándose en el grupo de una forma
participativa, sin tener que limitarlo a coordinador de
experiencias de aprendizaje y estimulando siempre la
participación y la independencia cognoscitiva de ellos a
partir de la comunicación, para la cual los debe
educar.

Como se comprende, ningún acto de
comunicación sucede en el vacío, dos personas que
se comunican pueden actuar significativamente tan sólo si
poseen una competencia comunicativa suficientemente
homogénea, que no quiere decir simplemente uniformidad de
códigos (aspecto formal) sino convergencia de
disposiciones pragmáticas y por consiguiente
socioculturales, cognitivas y dinámico – afectivas
(Titone, R., 1986).

El acto comunicativo no se entiende como
algo estático, ni como un proceso lineal, sino como un
proceso cooperativo de interpretación de intenciones. No
se limita a la expresión oral, pues de manera
simultánea se puede dar en diferentes modalidades
(escuchar, hablar, leer y escribir), por esto requiere la
capacidad de codificar y decodificar mensajes atendiendo a las
finalidades de la comunicación.

Por lo anterior, el enfoque comunicativo,
según el profesor A. Castillo, centra su interés en
el desarrollo de la competencia comunicativa entendida como la
capacidad de comprender un amplio y rico repertorio
lingüístico dentro de la actividad comunicativa en un
contexto determinado. Implica el conocimiento del sistema
lingüístico y de los códigos no verbales y de
sus condiciones de uso en función de contextos y
situaciones de comunicación; la capacidad de comprender y
manejar un amplio y rico repertorio lingüístico
dentro de la actividad comunicativa en un contexto
determinado.

En la década de los ochenta el
enfoque por competencias hace su entrada en el ámbito
escolar en estrecha relación con la concepción de
la educación para el trabajo que sostiene que el fin
supremo de la labor educativa es educar al hombre para el trabajo
y es asumido, con resultados interesantes, por países
desarrollados tales como Australia, España, Canadá,
Estados Unidos y Reino Unido.

Este hecho, condicionado por un complejo
conjunto de factores, determinó el uso generalizado del
término competencia, en general, y competencia
comunicativa, en particular, los cuales fueron, en ocasiones,
extrapolados de forma acrítica; cuestión que ha
generado no pocas y lamentables confusiones que se han
constituido en freno de la misma educación.

No obstante, más allá de
tales perjuicios, es común el uso de los términos
de referencia en los círculos académicos y
científicos de nuestro país y de
Iberoamérica, entendidos como habilidad o capacidad. Sin
embargo, comienzan a tomar fuerza las posiciones que sostienen la
necesidad de redimensionar el concepto. En este sentido, A. M.
Fernández sostiene:"La competencia comunicativa es a
nuestro juicio, un fenómeno que va más allá
de la eficacia de nuestros conocimientos, hábitos y
habilidades que intervienen en la actuación personal en
situaciones de comunicación. Por tanto, trabajar por la
competencia comunicativa significa abordar elementos de las dos
esferas básicas de la personalidad, tanto la
motivacional-afectiva como la cognitiva-instrumental".

Hablar de una competencia comunicativa
según esta autora cubana es tener una orientación
psicológica favorable a la relación humana y el
dominio de un saber científico, de habilidades,
procedimientos y técnicas que facilitan la eficiencia en
el proceso de comunicación interpersonal.

I. Parra presenta definiciones que avalan
los cambios que se vienen operando en los enfoques sobre las
competencias y que marcan el fin del monopolio de la
lingüística en este terreno. "La competencia es una
configuración psicológica que integra componentes
cognoscitivos, metacognitivos, motivacionales y cualidades de la
personalidad en estrecha unidad funcional que permite la
autorregulación del desempeño real y eficiente del
individuo en una esfera especial de la actividad en
correspondencia con el modelo de desempeño deseable,
socialmente construido en un contexto histórico
concreto"

Continúa siendo un problema la
distinción que se hace entre las habilidades
comunicativas, los estilos de comunicación y la propia
competencia comunicativa, a pesar de que es evidente la
relación entre ellos. Desde esta percepción,
abordar estos tres elementos en la íntima e indisoluble
relación que los une y les da sentido y
complementación, proporciona la coherencia y
armonía que se expresan en la calidad de la
planificación, la ejecución y los resultados del
acto comunicativo. Es improbable lograr una verdadera competencia
comunicativa al margen del desarrollo de las habilidades
comunicativas y el empleo de un apropiado estilo de
comunicación.

La competencia comunicativa representa una
síntesis singular de habilidades y estilos que se emplean
acertadamente por el sujeto en consonancia con las
características y exigencias de los participantes y
contextos donde tiene lugar la comunicación.

No obstante, se coincide con la
definición de I. Parra adecuándola al contexto de
Cultura Física: "Configuración psicológica
que integra componentes cognitivos, metacognitivos,
motivacionales y cualidades de la personalidad en estrecha unidad
funcional, autorregulando el desempeño eficiente de los
profesionales de la Cultura Física en la
comunicación".

Al mismo tiempo se considera que
configuración psicológica es una
neoformación psicológica superior que aparece como
resultado de los complejos nexos dialécticos existentes
entre la cultura, la educación, el aprendizaje y el
desarrollo individual, que garantizan el más elevado nivel
de autorregulación; no es apropiación de
conocimientos y habilidades en el proceso de
aprendizaje.

Entre los elementos cognitivos para el
desempeño comunicativo se determinan: el nivel de
desarrollo del sistema de acciones intelectuales (analizar,
sintetizar, generalizar, relacionar, valorar, decidir, aplicar,
hipotetizar); el nivel de desarrollo de la calidad procesal
(independencia, fluidez, flexibilidad, logicidad, productividad,
economía de recursos, originalidad, elaboración,
profundidad); y el nivel de desarrollo de la base de conocimiento
(volumen, especialización, organización,
representación, significación).

Entre los elementos metacognitivos se
determinan: el metaconocimiento (conocimiento y conciencia que el
sujeto tiene de las estrategias utilizadas en su
comunicación, fortalezas y debilidades, preferencias,
habilidades, estilos, posibilidades intelectuales para
comunicarse) y el control ejecutivo (uso ejecutivo de la
planificación, supervisión, corrección,
comprobación, evaluación, control y
autorregulación de la comunicación).

Entre los elementos motivacionales se
determinan: motivaciones intrínsecas hacia la
comunicación interpersonal; la autovaloración como
profesional competente para la comunicación y las
expectativas positivas acerca de su desempeño como
comunicador.

Como cualidades de la personalidad para el
desarrollo de la competencia comunicativa se determinan:
habilidades para la expresión verbal y no verbal,
habilidades para la observación (escucha atenta,
percepción de los estados de ánimo y sentimientos
del interlocutor), habilidades para la relación
empática (nivel de información que se tiene del
otro, comportamiento democrático, acercamiento afectivo) y
habilidades para la asertividad (honestidad, seguridad, ser
directo, saber escuchar).

Los indicadores funcionales que se toman en
consideración para el desarrollo de la competencia
comunicativa son:

• Alto nivel de flexibilidad y
reflexión.

• Comportamiento alternativo ante la
solución de problemas en la situación
comunicativa.

• Capacidad de estructurar el campo de
acción.

• Esfuerzo consciente-volitivo para
establecer adecuadas relaciones con la realidad y con las
demás personas y para lograr los objetivos.

En correspondencia con las ideas hasta
aquí expuestas, es importante no omitir que la
opción metodológica del docente en la
realización del proceso puede tener efectos decisivos en
la formación del educando (Bordenave, 1982). Se plantea
que los contenidos de la enseñanza informan, mientras que
los métodos de enseñanza forman, resaltando la idea
de que el enfoque metodológico utilizado en el aula puede
formar un alumno seguro o inseguro, responsable o irresponsable,
competitivo o cooperativo, creativo o repetitivo, etc.

La forma en que se organiza el proceso de
enseñanza-aprendizaje dentro del contexto educacional
tiene una significación decisiva, ya que ella determina el
modelo de vínculo comunicativo que se establece entre
profesor y estudiante, lo que trasciende al propio momento de su
contacto en el aula.

A pesar de que no siempre ha quedado
explícito el carácter comunicativo del proceso de
enseñanza aprendizaje, es evidente que este es un proceso
esencialmente interactivo en el que interviene la subjetividad
del que enseña y el que aprende. Enseñanza y
aprendizaje son dos procesos que se dan en unidad: no existe el
enseñar si alguien no está aprendiendo. Sin
embargo, son dos procesos diferentes. La enseñanza la
lleva a cabo una persona, mientras que el aprendizaje ocurre en
otra. Para que esto funcione debe existir por tanto un
vínculo entre ambos, que es el que se establece mediante
la comunicación.

Actualmente es reconocido en el aprendizaje
su dimensión subjetiva, que lo hace aparecer como un
proceso diferenciado a nivel individual y también como
proceso interactivo, en donde cobra gran importancia la
comunicación. (F. González, 1995). Los elementos
vivenciales que resultan premisa necesaria para el aprendizaje,
como pueden ser las motivaciones, la seguridad emocional, etc. se
logran especialmente en las relaciones docente-alumno.

Este carácter interactivo del
proceso de aprendizaje que supone ubicarlo en una
dimensión interpersonal, ha ido imbricándolo con el
estudio de los grupos humanos, ya que visto desde esta
óptica el proceso trasciende lo individual o inclusive la
relación diádica maestro-alumno, para convertirse
en un proceso de carácter grupal, así el
aprendizaje grupal (A. Bauleo, 1994) se convierte en una nueva
forma de enseñar y aprender, en una "nueva
didáctica", donde el aprendizaje es visto como una
experiencia en la cual el rol del docente y del alumno son
funcionales y complementarios.

Conclusiones

1. La educación constituye un
proceso simultáneo de construcción de nuevos
saberes y desarrollo personal, lo que exige en el mundo
contemporáneo una práctica pedagógica
interactiva y participativa, donde el educando intervenga como
sujeto activo en la búsqueda de conocimiento.

2. Las nuevas exigencias de la sociedad
contemporánea plantean a la educación la
formación de ciudadanos activos, capaces de poner sus
conocimientos en función de la solución de
problemas y transformación de la sociedad en aras de un
mayor desarrollo y justicia social.

3. El desarrollo de la competencia
comunicativa en los estudiantes a partir de una concepción
interactiva y participativa en el proceso de
enseñanza-aprendizaje implica el empleo de nuevas formas
de enseñar que resaltan la importancia de competencia
comunicativa del docente para que la forme en sus
alumnos.

Bibliografía

1. Colectivo de autores. "Psicología
para educadores". Editorial Pueblo y Educación. La Habana,
1995.

2. Colectivo de autores. "Tendencias
pedagógicas contemporáneas". CEPES. Universidad de
La Habana, 1991.

3. Durán, A. "El proceso
docente-educativo como proceso comunicativo". En:
"Comunicación educativa" Editorial Pueblo y
Educación. La Habana, 1995.

4. Fernández, A. y otros.
"Comunicación educativa". Editorial Pueblo y
Educación. La Habana, 1995.

5. Fernández, A. "La competencia
comunicativa como factor de eficiencia profesional del educador".
Tesis doctoral. La Habana, 1996.

6. González Rey, F. "La
Personalidad, su educación y desarrollo". Editorial Pueblo
y Educación. La Habana, 1989

7. ______________. "Comunicación,
personalidad y desarrollo". Editorial Pueblo y Educación.
La Habana, 1995.

8. Fernández González, A. M.
"La competencia comunicativa del docente: exigencia para una
práctica pedagógica interactiva con
profesionalismo". La Habana, 1999.

 

 

Autor:

Lic. Elinser Acosta
Taquechel.

Prof. Asistente. Jefa de Disciplina
Psicología.

Lic. Fausto López
Barroso.

Prof. Asistente. Jefe del Departamento de
Psicopedagogía e Idiomas.

Filiación institucional: Universidad
de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. Facultad de
Guantánamo.

Dirección: 4 este % Bernabé
Varona y Pintó

Teléfono: 32 78 5

Fecha de entrega al consejo editorial:
abril de 2012

Universidad de Ciencias de la Cultura
Física y el Deporte

¨Manuel Fajardo Rivero¨

Facultad de Guantánamo

Enviado por.

Minelis Tamayo Megret

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter