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Crisis del Capitalismo de Estado en lo Social




Enviado por Jesús A. Vegas



  1. Introducción
  2. El
    Capitalismo
  3. Crisis
    y depresiones del capitalismo
  4. El
    Comunismo
  5. El
    Imperialismo
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Introducción

  Aunque las teorías sobre el capital son
todas relativamente recientes, el capital, como tal, ha existido
en las sociedades civilizadas desde la antigüedad. En los
antiguos imperios del Lejano Oriente y del Oriente
Próximo, y en mayor medida en el mundo greco-romano, se
utilizaba el capital en forma de herramientas y equipos sencillos
para producir tejidos, cerámica, cristalería,
objetos metálicos y muchos otros productos que se
vendían en los mercados internacionales. Tras la
caída del Imperio romano, la desaparición del
comercio en Occidente acarreó una menor
especialización en la división del trabajo y redujo
la utilización del capital en la producción. Las
economías medievales se basaban fundamentalmente en una
agricultura de subsistencia, por lo que no se las puede
considerar economías capitalistas. Con las Cruzadas
empezó a resurgir el comercio. Esta reaparición del
comercio se aceleró a escala mundial durante el periodo de
los descubrimientos y colonizaciones de finales del siglo XV. El
aumento del comercio favoreció una mayor división
del trabajo y una mecanización de la producción,
estimulando así el crecimiento del capital. Los flujos de
oro y plata provenientes del Nuevo Mundo facilitaron el
intercambio y la acumulación de capital, estableciendo las
bases para la Revolución Industrial, gracias a la cual los
procesos productivos se alargaron, necesitando mayores
aportaciones de capital. El papel del capital en las
economías de Europa Occidental y América del Norte
fue tan importante que la organización
socioeconómica prevaleciente en estas zonas desde el siglo
XVIII hasta el siglo XX se conoce como sistema capitalista o
capitalismo..

El
Capitalismo

Concepto.

Sistema económico en el que los individuos
privados y las empresas de negocios llevan a cabo la
producción y el intercambio de bienes y servicios mediante
complejas transacciones en las que intervienen los precios y los
mercados. Aunque tiene sus orígenes en la antigüedad,
el desarrollo del capitalismo es un fenómeno europeo; fue
evolucionando en distintas etapas, hasta considerarse establecido
en la segunda mitad del siglo XIX. Desde Europa, y en concreto
desde Inglaterra, el sistema capitalista se fue extendiendo a
todo el mundo, siendo el sistema socioeconómico casi
exclusivo en el ámbito mundial hasta el estallido de la
Guerra Mundial, tras la cual se estableció un nuevo
sistema socioeconómico, el comunismo, que se
convirtió en el opuesto al capitalista.

Características Fundamentales:

A lo largo de su historia, pero sobre todo durante su
auge en la segunda mitad del siglo XIX, el Capitalismo tuvo una
serie de características básicas:

  • Los medios de producción – tierra y
    capital- son de propiedad privada. En este contexto el
    capital se refiere a los edificios, la maquinaria y otras
    herramientas utilizadas para producir bienes y servicios
    destinados al consumo.

  • La actividad económica aparece organizada y
    coordinada por la interacción entre compradores y
    vendedores (o productores) que se lleva a cabo en los
    mercados.

  • Tanto los propietarios de la tierra y el capital
    como los trabajadores, son libres y buscan maximizar su
    bienestar, por lo que intentan sacar el mayor provecho
    posible de sus recursos y del trabajo que utilizan para
    producir; los consumidores pueden gastar como y cuando
    quieran sus ingresos para obtener la mayor
    satisfacción posible. Este principio que se denomina
    soberanía del consumidor, refleja que, en un sistema
    capitalista, los productores se verán obligados,
    debido a la competencia, a utilizar sus recursos de forma que
    puedan satisfacer la demanda de los consumidores; el
    interés personal y la búsqueda de beneficios
    les lleva a seguir esta estrategia.

  • Bajo el sistema capitalista el control del sector
    privado por parte del público debe ser mínimo;
    se considera que existe competencia, la actividad
    económica se controlará a sí misma; la
    actividad del gobierno sólo es necesaria para
    gestionar la defensa nacional, hacer respetar la propiedad
    privada y garantizar el cumplimiento de los contratos. Esta
    visión decimonónica del papel del Estado en el
    sistema capitalista ha cambiado mucho durante el siglo
    XX.

 Plusvalía y Capitalismo.

Pago al propietario de un factor de producción
(trabajo, energía) de una cantidad inferior al valor del
producto. Este término puede tener dos significados
básicos: el primero es el uso de bienes materiales,
normalmente con un suministro fijo, para los fines establecidos
por los que se realiza su manipulación, y el segundo,
más negativo, es un elemento clave de la teoría
marxista sobre la lucha de clases. Esta teoría establece
la teoría del valor del trabajo, que a su vez conlleva el
concepto de plusvalía. Sostiene que el capitalista paga al
trabajador el coste de su producción, pero recibe el
precio de mercado del producto, paga costes externos (alquileres,
etc.) y se embolsa el resto (la plusvalía) como ganancia.
Esta idea de la plusvalía o ganancia nunca fue postulada
por los economistas liberales y, en cualquier caso, parece estar
en desacuerdo con la doctrina clásica del intercambio de
equivalentes económicos.

Crisis y
depresiones del capitalismo

La gran crisis de fines del año 1929 y la
profunda depresión subsiguiente marcarán, con el
surgimiento del mundo comunista, un hito prominente en la
historia del desarrollo económico-social de la
Humanidad.

La Gran Depresión

La Gran Depresión tuvo repercusiones
prácticas y teóricas.

En el orden práctico, las lecciones de la crisis
no hacen sino corroborar los puntos de vista anteriormente
enumerados sobre las funestas consecuencias del Capitalismo de
grupos antagónicos.

Una vez superadas las crisis de reconversión (de
una economía de guerra a una economía de
producción agrícola e industrial), las naciones,
tanto europeas como, sobre todo, americana, prosperaron
inauditamente.

Estados Unidos, y aun Latinoamérica,
proseguía y acumulaba el impulso recibido al tener que
abastecer al continente europeo, sumido primero en la lucha,
arruinado después, pero con deseos y necesidad de
rehacerse.

Poco a poco y con sobresaltos Europa se reconstruye. A
partir de 1925 logra alcanzar los niveles de producción
conocidos antes de la guerra.

En Estados Unidos la ola de optimismo era
gigantesca.

Su naciente, y pronto vigorosa, industria del
automóvil y maquinaría agrícola va
ampliándose sin cesar, gracias a las nuevas modalidades de
la producción y de la venta a crédito. Actuando
como foco impulsor, a la vez que promueve el auge de la
producción agrícola, sacude en sus cimientos a las
industrias básicas y a las ramas extractivas de
carbón y minerales.

La ola de optimismo es secundaria; viene apoyada en la
precedente del más intenso trabajo y de la difusión
del poder de compra entre las clases trabajadoras.

Con todo, el optimismo acabo degenerando, sobre todo en
Wall Street, en ardiente especulación. Las acciones
cotizadas en la Bolsa de Nueva York totalizaban, según los
montos suscritos y los curves registrados, en los diversos
años:

1925 = 27.000 millones de dólares..

1929 = 89.000 millones de dólares.

Donde aparece con claridad la ficticia hinchazón
de los valores.

Como ejemplo ilustrativo se propondrá el famoso
caso "Ward", quien, deseando alzarse con la fabricación y
comercio del pan en las mayores ciudades, halagaba a los
propietarios de las panaderías, ofreciéndoles
altísimos precios para la compra de sus negocios. Una vez
adquiridos estos, emitía acciones representativas del
capital social así sobrestimado; las ofrecía en la
Bolsa, y con el producto de la venta volvía a comprar y
asociar al negocio nuevas panaderías a precios exagerados.
Resultado: que a la vez que, ciertamente, iba monopolizando el
negocio, y por lo mismo, cobrando fuerza económica,
acentuaba la desproporción entre el valor nominal de las
acciones, el capital social y los verdaderos activos que la
empresa poseía. En tales circunstancias los dividendos
repartidos no podían ser sino ficticios. La ruina futura
era inevitable.

Como se ve, aunque las gentes se creían, y aun
eran más ricas y ello estimulaba las compras y la
producción, la prosperidad no estaba bien
cimentada.

Un segundo factor decisivo pare el futuro
desencadenamiento de la crisis hay que reponerlo en el sector de
crédito internacional.

Los aliados habían impuesto a los vencidos
fuertes pagos en concepto de reparación por los gastos y
destrucción de la guerra.

Alemania supo jugar bien la partida. Era imprescindible
que se le ayudara a reconstruirse, si se pretendía
obligarla a pagar tan cuantiosas sumas. Saneada desde 1924 por el
mago alemán de las finanzas, H. Schacht, la
situación monetaria, los capitales extranjeros, franceses,
ingleses y americanos, comienzan a fluir sobre Alemania y
Austria. Los elevados tipos de interés pagados por los
Bancos germanos eran un especioso atractivo. Aunque recibidos a
corto plazo, esos fondos son prestados por los Bancos a la
industria a largo plazo. Cuando sobrevenga la crisis,
estarán ampliamente inmovilizados y será imposible
el repatriarlos.

Así las cosas, los primeros síntomas de
malestar provinieron del sector agrícola
norteamericano.

Al recuperarse totalmente Europa y seguir América
acumulando los impulsos recibidos, se va a crear una peligrosa
situación de excedentes de producción
agrícola, que no encontrara fácilmente salida en
los mercados y presionara a la baja sobre los precios.

Por ejemplo, en el sector azucarero, con anterioridad a
la guerra, Europa y América producían por partes
iguales un total de 181 millones de quintales de azúcar.
Durante la guerra, la producción europea se reducía
a 26 millones, mientras que la americana aumentaba a 132
millones. Pero pare el año 1928 la producción
recuperada de Europa alcanzaba a 83 millones de quintales,
mientras que la americana seguía creciendo hasta superar
los 185 millones, más que la europea y americana
conjuntamente antes de la guerra.

El caso del azúcar es tan solo un indicio de lo
ocurrido con otros productos agrícolas, particularmente al
trigo, maíz, etc.

A1 gravitar pesadamente los excedentes, sobrevino el
hundimiento de los precios, el retraso en los pagos de la
maquinaria comprada a crédito por parte de los
agricultores, las primeras dificultades de la industria americana
y de sus Bancos.

A1 querer estos sostenerse con la repatriación de
fondos desde Europa, pusieron en aprieto a los Bancos alemanes.
Fueron precisamente las demandas de retiro de fondos las que,
provocando la quiebra de la poderosa institución del
"Creditanstalt", de Viena, desencadenaron la ola mundial de
pánico. Los Bancos americanos, queriendo anticiparse unos
a otros en la repatriación de capitales, agudizaron la
crisis y obligaron a Alemania a decretar la moratoria
bancaria.

El edificio de la prosperidad se venia abajo.

La especulación jugo entonces a la baja y las
cotizaciones en Wall Street se hundieron en el abismo. Las
acciones totalizaron en:

1932 = 15.663 millones de $, contra los 89.000 de
1929.

La caída arruinó a los que antes se
creían ricos, empezó a frenar las compras y
acabó arrastrando tras sí a todos los precios: los
industriales al por mayor bajaron en un 32 por 100; los
agrícolas lo habían hecho en un 54 por
100.

E1 frenazo consiguientemente experimentado por la
producción industrial trajo como consecuencia inevitable
la reducción de sueldos y salarios en un 40 por 100, aun
para el personal ocupado. Pero, sobre todo, el paro obrero
forzoso alcanzo niveles anormales y extraordinarios. En los
años peores se contaron en EE. UU. hasta catorce millones
de obreros parados. De 1931 a 1940 hubo siempre, por lo menos,
siete millones de obreros sin trabajo.

Como Norteamérica había empezado a ser ya
la potencia económica dominante, la crisis se
propagó a todo el mundo. La producción global
alemana se redujo en un 40 por 100; sus exportaciones lo hicieron
en un 50 por 100. En Inglaterra los obreros parados pasaron de
los cuatro millones.

Nada tiene de extraño que, en estas
circunstancias, germinara en la mente de Lord Maynard Keynes la
Teoría General del Empleo, del Interés y de la
Moneda. Libro publicado en 1936, que iba a reorientar la
Teoría Económica.

Esos graves hechos explican igualmente los anhelos por
una seguridad social total, que culminaron en el informe de Sir
W. Beveridge y en el programa implantado después de la
segunda guerra mundial por el partido laborista
ingles.

Pleno Empleo, Seguridad Social, Nacionalización
de las Empresas, Participación obrera en la
Gestión, Intervención económica del Estado,
fueron tópicos socorridos en la inmediata
postguerra.

El
Comunismo

Paralelamente con esta evolución del mundo
occidental había seguido su curso azaroso y sobresaltado
la revolución rusa.

Será verdad que la implantación del
comunismo en los diversos países ha desmentido las
previsiones marxistas de una revolución proletaria en un
mundo capitalista de intensa concentración industrial;
será cierto que los conductores soviéticos, dando
muestras de realismo político, a veces feroz, han
abandonado, o atemperado a las circunstancias y conveniencias la
ortodoxia marxista; podremos quizás esperar o anhelar que
los mismos éxitos logrados induzcan en los dirigentes un
mayor sentido de responsabilidad y moderación ante la
necesaria salvaguarda de la obra realizada: es verosímil
que la paulatina mejora de las condiciones materiales de vida del
pueblo ruso despierte en vasto s sectores de sus cuadros
intermedios una mayor ansia de libertad; habrá quien
vislumbre en el horizonte del futuro el probable definitivo
fracaso de un sistema absorbente, centralizador,
despótico; todos deberían recriminar la
perversión de una ideología
filosófico-religiosa falsa y antihumana, etc. Pero,
mientras tanto, quedará como hecho histórico
alucinante, de trascendental significación para el curso
de la humanidad la aparición del Comunismo en Rusia, su
atormentada consolidación en el país
soviético y la forzada y oportunista propagación en
más de la mitad del mundo.

Cuatro estadios se pueden señalar en la
evolución del comunismo:

  • E1 periodo revolucionario y de comunismo radical de
    la llamada guerra civil. Momentos de conquista audaz del
    poder y primer asentamiento.

  • El periodo transitorio de la Nueva Política
    Económica; en un cierto sentido de marcha
    atrás, por acomodación a las imperiosas
    exigencias de fomento de la producción y
    atención al descontento campesino

  • E1 lapso mas duradero y decisivo de la
    construcción del Socialismo, con la
    elaboración, puesta en marcha y realizaciones de los
    planes quinquenales, que pretendieron colectivizar la
    agricultura y lograron sentar las bases de la industria
    pesada soviética.

  • Los tiempos ulteriores y recientes de creciente
    expansión externa hacia China y democracias populares
    europeas. A una con el afianzamiento interno ruso, por
    prudente atemperamiento a la cambiante evolución, se
    ha operado en el bloque comunista una evidente
    escisión.

A través de esos cuatro estadios un resultado
queda patente. Y es, el del abierto desafío lanzado por el
Comunismo contra el Sistema Capitalista.

Aunque sin dar del todo crédito a los datos
estadísticos, ni aceptar siquiera la estricta
comparabilidad de las cifras, nos parece que es un triunfo
innegable de los dirigentes comunistas el que en la esfera de la
producción se vayan acercando a los volúmenes y
tasas de crecimiento occidentales. Pero, sin duda, han sido
más efectivos sus logros en la esfera de la
distribución, en la nivelación de las fortunas,
desmantelamiento de arcaicas estructuras sociales y
proporción de igualdad de oportunidades para
todos.

No tiene por que arredrarnos el reconocimiento de que
unos cuantos años de vandalismo comunista, aunque haya
sido, o sea, devastador su paso, puede dejar despejado el terreno
para la apertura de nuevos caminos.

La Situación actual de los dos bloques
contrapuestos.

Quizás sea una de las más faustas
consecuencias de la aparición y afianzamiento del
Comunismo, la reacción provocada en el sistema capitalista
contrapuesto.

El mundo occidental esta despertando. Asistimos a un
rejuvenecimiento y a una transformación del sistema
capitalista. Es notorio el vigor, siempre renovado en la eficacia
productiva, del capitalismo americano. Resulta todavía
más esperanzador el proceso creativo del capitalismo
europeo, mas abierto a las necesarias reformas
sociales.

Comunismo y Capitalismo se hallan hoy día
frente a frente.

Personalmente opinamos que el Capitalismo, o continua y
acelera el proceso de interna renovación, superando viejas
concepciones, o sucumbe ante el ímpetu del
adversario.

Así mismo el Comunismo, que en sus etapas
iniciales puede ofrecer evidentes éxitos, por la
implantación de un férreo Capitalismo de Estado,
forzosamente ha de degenerar, y a la larga no será lo
suficientemente eficaz como para asegurar permanentemente una
adecuada y justa distribución de la riqueza.

Frente a ambos sistemas, capitalista y comunista, se
alzan, como tierras de conquista y promisión, las vastas
extensiones del sudeste asiático, de los continentes
africano y latinoamericano. En este tercer campo de lucha
intermedio debe dirimirse la gran contienda, si no queremos
asistir a la conformación de un capitalismo de naciones
ricas y un proletariado de naciones pobres.

Las profundas desigualdades sociales, asentadas en
vetustas estructuras y que dan como resultado la miserable
condición de vida de las clases populares, hacen de esos
continentes campo abonado para el Comunismo. Pero también,
al contrario, en ese ámbito del mundo subdesarrollado
podría encontrar el sistema capitalista un terreno de
misión y de obra redentora. Redentora de esos pueblos y de
sus propios vicios. Salvando a esos mundos, el Capitalismo se
salvara a sí mismo y desbaratara la permanente amenaza del
Comunismo.

El
Imperialismo

Concepto.

Práctica de dominación empleada por las
naciones o pueblos poderosos para ampliar y mantener su control o
influencia sobre naciones o pueblos más débiles;
aunque algunos especialistas suelen utilizar este término
de forma más específica para referirse
únicamente a la expansión económica de los
estados capitalistas, otros eruditos lo reservan para
caracterizar la expansión de Europa que tuvo lugar
después de 1870. Aunque las voces imperialismo y
colonialismo tienen un significado similar y pueden aplicarse
indistintamente en algunas ocasiones, conviene establecer ciertas
diferencias entre ellas. El colonialismo, por lo general, implica
un control político oficial que supone la anexión
territorial y la pérdida de la soberanía del
país colonizado. El imperialismo, sin embargo, tiene un
sentido más amplio que remite al control o influencia
ejercido sobre otra región, sea o no de forma oficial y
directa, e independientemente de que afecte al terreno
económico o político.

  Origen y Desarrollo.

El origen del imperialismo se remonta a la
antigüedad y ha adoptado distintos modelos a lo largo de la
historia, siendo algunos de ellos más frecuentes que otros
dentro de un periodo histórico concreto. En el mundo
antiguo la práctica del imperialismo daba como resultado
una serie de grandes imperios que surgían cuando un
pueblo, que generalmente representaba a una determinada
civilización y religión, intentaba dominar a todos
los demás creando un sistema de control unificado. El
imperio de Alejandro Magno y el Imperio romano son destacados
ejemplos de esta modalidad.

Por el contrario, el imperialismo europeo de comienzos
de la era moderna (1400-1750) se caracterizaba por ser una
expansión colonial en territorios de ultramar. No se
trataba de un país que intentaba unificar el mundo sino de
muchas naciones que competían por establecer su control
sobre el sur y sureste de Asia y el continente americano. Los
sistemas imperialistas se estructuraron de acuerdo con la
doctrina del mercantilismo: cada metrópoli procuraba
controlar el comercio de sus colonias para monopolizar los
beneficios obtenidos.

A mediados del siglo XIX apareció otra variante,
el imperialismo del librecambio. Esta modalidad perduró en
este periodo pese a que el mercantilismo y la creación de
imperios oficiales estaba disminuyendo de forma significativa. El
poder y la influencia de Europa, y sobre todo de Gran
Bretaña, se habían extendido de manera oficiosa,
esto es, haciendo uso de vías diplomáticas y medios
económicos, en lugar de seguir canales oficiales como la
creación de colonias. Sin embargo, el imperialismo basado
en el librecambio desapareció pronto: hacia finales del
siglo XIX las potencias europeas habían vuelto a practicar
el imperialismo consistente en la anexión territorial,
expandiéndose en África, Asia y el
Pacífico.

Desde que terminó la II Guerra Mundial y la
mayoría de los imperios reconocidos se disolvieron, ha
prevalecido lo que podríamos calificar como el moderno
imperialismo económico, donde el dominio no se manifiesta
de manera oficial. Por ejemplo, Estados Unidos ejerce un
considerable control sobre determinadas naciones del Tercer Mundo
debido a su poder económico y su influencia en algunas
organizaciones financieras internacionales, tales como el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Del mismo modo,
las potencias europeas han seguido interviniendo de forma
significativa en la vida política y económica de
sus antiguas colonias, por lo que han sido acusadas de practicar
el neocolonialismo, que consiste en ejercer la soberanía
de una nación sin que exista un gobierno colonial
oficial.

Justificaciones del Imperialismo

Las razones por las cuales los estados han aspirado a
crear imperios a lo largo de la historia son de diversa
índole, y podrían clasificarse, en términos
generales, dentro de tres grupos: económicas,
políticas e ideológicas. Asimismo, pueden
distinguirse diversas teorías en razón del elemento
al que se dé más relevancia.

Los móviles
económicos

Los intereses económicos son los más
habituales cuando se trata de explicar este fenómeno. Los
defensores de esta concepción sostienen que las naciones
se ven impelidas a dominar a otras para expandir su
economía, adquirir materias primas y mano de obra, o para
dar salida a los excedentes del capital y producción. La
teoría más notable que vincula el imperialismo con
el capitalismo es la de Karl Marx. Lenin, por ejemplo,
consideraba que la expansión europea del siglo XIX era la
consecuencia inevitable de la necesidad de las economías
capitalistas europeas de exportar su excedente de capital. Del
mismo modo, los marxistas contemporáneos explican la
expansión de Estados Unidos en el Tercer Mundo
basándose en imperativos económicos.

Los móviles
políticos

Otros autores hacen hincapié en los
condicionantes políticos y alegan que la razón
principal por la que los estados tienden a expandirse es el deseo
de poder, prestigio, seguridad y ventajas diplomáticas con
respecto a otros estados. Según esta corriente, el
objetivo del imperialismo francés del siglo XIX era
recuperar el prestigio internacional de Francia después de
la humillación que supuso la derrota en la Guerra
Franco-prusiana. En este mismo sentido, la expansión de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS) en la Europa del Este a partir de 1945 puede explicarse
como una medida de seguridad: la necesidad de protegerse ante
otra posible invasión desde la frontera
occidental.

Los móviles
ideológicos

La tercera explicación se centra en los
móviles ideológicos o morales. De acuerdo con esta
perspectiva, algunos países se ven impulsados a extender
su influencia para difundir sus valores políticos,
culturales o religiosos. Uno de los factores que propiciaron la
constitución del Imperio Británico fue la idea de
que era responsabilidad del "hombre blanco" civilizar a los
pueblos "atrasados". La expansión alemana que tuvo lugar
durante el gobierno de Adolf Hitler se basaba en gran medida en
la creencia en la superioridad inherente a la cultura alemana. El
deseo de Estados Unidos de "proteger al mundo libre" y el
interés de la antigua Unión Soviética por
"liberar" a los pueblos de la Europa del Este y del Tercer Mundo
son también un ejemplo de este tipo de
imperialismo.

El imperialismo como respuesta a condicionantes
externos

Por último, otras teorías explican el
imperialismo basándose en las circunstancias
políticas de las naciones más débiles, en
lugar de enfatizar los móviles de las naciones poderosas.
La interpretación que ofrecen señala que es posible
que las potencias más fuertes no tengan intención
de expandirse, pero que se ven obligadas a hacerlo debido a la
inestabilidad de otras naciones; los compromisos con los imperios
del pasado son la causa de nuevas acciones imperialistas. La
conquista de la India emprendida por Gran Bretaña y la
colonización rusa de Asia central en el siglo XIX son
ejemplos clásicos de este tipo de imperialismo.

Las Consecuencias del Imperialismo

Los efectos del imperialismo suelen girar en torno a los
aspectos económicos, dado que esta perspectiva es la que
prevalece en los debates sobre sus posibles móviles. La
polémica surge entre aquéllos que creen que el
imperialismo implica explotación y es la causa del
subdesarrollo y el estancamiento económico de las naciones
pobres, y los que alegan que, pese a las ventajas que
proporcionó esta situación a las naciones ricas,
también las naciones pobres se beneficiaron, al menos a
largo plazo. Es difícil decantarse por una u otra
concepción por dos motivos: de un lado, no se ha llegado a
un consenso sobre el sentido del término
explotación; y de otro, no es fácil separar las
causas internas de la pobreza de una nación de las que son
de índole internacional. Lo que resulta evidente es que el
efecto del imperialismo ha sido desigual: unas naciones han
obtenido mayores ventajas económicas que otras de su
contacto con potencias más ricas. India, Brasil y otros
países en vías de desarrollo incluso han comenzado
a competir económicamente con sus antiguas
metrópolis. Por ello, sería aconsejable examinar la
repercusión económica del imperialismo atendiendo a
cada caso en particular.

Las consecuencias políticas y psicológicas
del imperialismo son igualmente difíciles de determinar.
Este fenómeno ha demostrado ser destructivo y creativo a
la vez: ha destruido instituciones tradicionales y formas de
pensar, y las ha sustituido por las costumbres y mentalidad del
mundo occidental, ya se considere esto un beneficio o un
perjuicio.

Conclusiones

La globalización del capital y la
aplicación de las políticas económicas
neoliberales, han creado condiciones para que el estallido de la
crisis económica de superproducción que se avecina
tenga también carácter global.

No será en un país o en un grupo de
países, sino en toda la Economía Mundial y no
será sólo para las finanzas, sino para todos los
sectores de la vida económica y social de la
humanidad

No será producto a la caída de la bolsa o
la fuga de capitales, estos sólo son sus manifestaciones.
Su causa está en la agudización de la
contradicción fundamental del capitalismo y en cada una de
sus manifestaciones concretas es por ello la inevitabilidad de la
crisis

No habrá soluciones por separado, esta tiene que
ser tan global como el propio funcionamiento del capital y la
propia crisis. El Estado tendrá que recuperar su papel de
regulador y controlador de la economía y de hecho, la
propiedad privada, demostrará una vez más su
ineficiencia.

La clase obrera, cargada de altos índices de
desempleo y subempleo, caídas en los gastos de su consumo,
altos y numerosos impuestos sobre sus salarios, alto costo de la
vida y bajo nivel de vida, exigirá su lugar en su
enfrentamiento contra el capital que lo agobia cada vez
más.

"El monopolio del capital se convierte en grillete del
régimen de producción que ha crecido con él
y bajo él. La centralización de los medios de
producción y la socialización del trabajo llegan a
un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura
capitalista.

Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final
de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son
expropiados."(El Capital.T.Ip.700)

¿Habrá llegado la hora
final prevista por Carlos Marx?
Con la diferencia de otras
épocas de auge revolucionario, en ésta, será
la crisis global del Sistema Económico Capitalista Mundial
quien tendrá la misión histórica de hacer
sonar esa hora final. Si es así, el mayor beneficiado
será la clase obrera mundial. El socialismo
renacerá con mayor fuerza, más experiencia, y mayor
objetividad.

El futuro del bienestar de la humanidad esta en
el socialismo.

Bibliografía

Carlos Marx. EL Capital. Tomo I y III.
Edit. Venceremos.Revista Cuba Socialista. Globalizacion de la
Economía Mundial. # 2 . 1996. ¨ Osvaldo
Martinez¨Revista Horizonte Empresarial. Globalizacion,
reingenieria y bunch marking # 2068. 1996 en el negocio
ferial.Revista C.E.M. vol. 45. # 8. 1995. América Latina
en el nuevo entorno internacional

 

Autor

T.S.U. Jesús A.
Vegas

REPUBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA

MINISTERIO DE LA DEFENSA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
POLITÉCNICA

DE LA FUERZA ARMADA NACIONAL

CATEDRA: "HISTORIA ECONÓMICA Y
SOCIAL DE VENEZUELA"

CARACAS, NOVIEMBRE DEL 2005

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