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Cultura agrícola desarrollada por los inmigrantes japoneses en Isla de Pinos



  1. Resumen
  2. Desarrollo
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía
  5. Anexos

Resumen

El presente trabajo tiene por objetivo ubicar el
contexto económico, político y social donde se
insertó la inmigración japonesa en Isla de Pinos
(actual Isla de la Juventud) y principalmente el impacto que
significó en el desarrollo de una cultura agrícola
y los valores humanos aportados, durante la primera mitad del
siglo XX.

Desarrollo

No se puede olvidar la historia de la Isla de Pinos, muy
especialmente antes y después del Tratado Hay-Quesada
(Álvarez and Guzmán 2002).

La isla de Pinos fue colonizada, primero por los
españoles desde 1494 – 1898, luego por Estados
Unidos de Norteamérica en dos etapas: primera etapa desde
1898 – 1925 junto con la ocupación militar de Cuba,
y fue posesión de ellos hasta 1925 (13 de marzo de 1925),
en que el tratado Hay-Quesada fue ratificado, después de
más de 21 años de disputas; y segunda etapa desde
1955 – 1958.

Como se puede observar en el mapa (Lobaina Galbán
1987), en 1925 la inmensa mayoría del territorio pinero
era propiedad de estadounidenses, y entre los asentamientos
poblacionales más importantes se cuenta: Los Indios,
Columbia, San Pedro, Santa Bárbara, West Port.

"Dos meses antes de ratificarse dicho tratado,
existían en Isla de Pinos más de medio millar de
norteamericanos. Un año después, cuando el
ciclón de 1926 atacó fuertemente a la Isla
afectando propiedades y cultivos de norteamericanos, se produjo
una emigración sustancial de estadounidenses. En 1931
ascendían tan sólo a ciento cuarenta y cinco, casi
todos propietarios" (Álvarez and Guzmán, 2002.
pág. 66). Esta cita nos permite concluir que los
inmigrantes norteamericanos a diferencia de los inmigrantes de
otros países, estaban en la Isla por un solo
interés; la anexión, así lo subraya
los autores del libro "Japoneses en Cuba" (Álvarez and
Guzmán, 2002).

A la Isla llegaron inmigrantes de muy diversas
latitudes: chinos, japoneses, italianos, canadienses, ingleses,
húngaros, polacos, rumanos, suizos, austriacos, franceses,
españoles, holandeses, griegos, búlgaros, rusos,
caimaneros, jamaicanos, entre otros.

Era evidente que el gobierno cubano, de aquel entonces,
estaba interesado en que hubiese un adecuado balance de
inmigrantes que permitiese romper con la hegemonía
norteamericana.

Los colonos y granjeros norteamericanos se dedicaban
principalmente al desarrollo del cultivo del cítrico,
contaban con equipos de mecanización, regadíos,
inclusive de "packing house"[1].

Se puede caracterizar la agricultura de los inmigrantes
norteamericanos como una agricultura extensiva basada en una
infraestructura tecnológica para todo el ciclo productivo
y la comercialización; y el apoyo del gobierno de los
Estados Unidos de Norteamérica, así lo podemos
constatar en (Álvarez and Guzmán 2002. pág.
65), donde se subrayan los siguientes datos: "…numerosas
firmas de ese país comenzaron a funcionar en dicha Isla.
La primera, en 1900, sería la "The Isle of Pines
Company
", y le siguieron "The Santa Fe Land Company",
"The Almacigos Spring Land Company", "The Isle of Pines
Development Company"
y otras. Pronto el periódico
"The Isle of Pines Appeal" se convertiría en el
vocero de ellas."

Más aún, según testimonio de
Norma[2]en el año de 1945 se acababa de
desmantelar la base de zeppelines que existió en los
alrededores del poblado de Santa Fé, que luego se
convertiría en aeropuerto.

La familia Mills contaba con barcos para el transporte
marítimo y tenía un aeródromo a la entrada
del "túnel de matas de gomas" en las inmediaciones de
Santa Bárbara (actual La Demajagua).

También señala Norma que cuando ella
llegó a la Isla en el año 1945 ya existía
desde hacía más de una década la "The
American Central School,
también
Kaoru[3]atestigua que en 1934 ya existía
dicha institución, en la que estudiaban los hijos de los
norteamericanos (abarcaba primaria, secundaria básica y
preuniversitario o bachiller) y que mas tarde se extendió
para todos los nacionales que tuviesen posibilidades de financiar
los estudios[4]

En Isla de Pinos hay dos cementerios norteamericanos,
situados: uno en Santa Bárbara (actual La Demajagua) y el
otro en Columbia, los que confirma lógicamente la cantidad
y dispersión de inmigrantes norteamericanos que
habían en la Isla.

El Estero de Pinos era parte del West Port (Puerto del
Oeste), ubicado cerca de la playa de Buena Vista, por este puerto
embarcaban productos con destino a los Estados unidos vía
marítima.

En este contexto comienza a surgir la inmigración
japonesa (Oropesa Barceló, 2004). Como es conocido, los
primeros inmigrantes comienzan a cultivar el pimiento, la
berenjena, y otras hortalizas; aprovechando el espacio que ya
existía en el mercado estadounidense, utilizando terrenos
arrendados a dueños norteamericanos. Esta era la
característica fundamental de la inmigración
japonesa en las primeras décadas del siglo XX, en las que
la presencia norteamericana era muy significativa.

Según las exigencias del mercado los diferentes
productos cambian su importancia, así van alternando los
cultivos del pimiento, la berenjena, el tomate, el pepino, el
melón los cuales siguieron las expectativas del mercado
estadounidense.

Para los años finales del 20 y los primeros del
30, se deprime el mercado estadounidense y en esta época
muchos japoneses decidieron marcharse de regreso para
Japón.

Según testimonio de Kaoru, en el año 1934
en la zona de Santa Bárbara, habían alrededor de 50
japoneses, dedicados la inmensa mayoría al cultivo del
pepino y dado que este cultivo exige tierras con alto contenido
orgánico, era necesario "romper monte" para lograr
"tierras vírgenes" donde se obtenían los mejores
rendimientos, y así fueron centenares de hectáreas
recuperadas de los montes para sumar a las tierras cultivables.
Después de la segunda guerra mundial se continuaba el
cultivo del pepino, pero se amplia la del
melón.

No todos los japoneses eran ya expertos agricultores
antes de su arribo a la Isla, en ello jugo un papel importante
las asociaciones o cooperativas organizadas entre los inmigrantes
japoneses los cuales se transmitían las mejores
experiencias en los diferentes cultivos y así socializando
la cultura de la agricultura, llegaron a imponer producciones
altamente competitivas no superadas por ningún otro
productor nacional o extranjero, en ningún momento de la
historia de la agricultura pinera hasta la actualidad. Ejemplo de
ello están en los famosos melones pineros cultivados por
manos de los inmigrantes japoneses, algunas de esas experiencias
están citadas en (Oropesa Barceló,
2004).

De experiencias del autor del presente trabajo se pueden
citar algunos detalles de las actividades culturales al cultivo
del melón que practicaba su familia:

  • el bejuco se recogía, se agrupaba, de tal
    manera que el gasto de los productos insecticidas durante la
    fumigación fuera el mínimo;

  • para que el viento no revolcara los bejucos, a
    éstos se les colocaba unas crucetas de gajos o de
    cañitas para fijarlos al suelo, así evitar el
    surgimiento de una enfermedad denominada
    "mosaico";

  • no permitir que en los sembrados surjan ni una sola
    de las malas yerbas;

  • el fertilizante se suministra en la medida exacta y
    siempre se cubría con tierra para evitar la
    evaporación de los nitratos y otros componentes
    volátiles;

  • los campos se preparan con sus correspondientes
    drenajes, en previsión de posibles inundaciones y sus
    consecuencias en perdidas;

  • el fruto se seleccionaba rigurosamente, no
    permitiendo mas de uno en la rama principal, y una vez que el
    primero ya se encontraba casi a la sazón, entonces se
    seleccionaba el fruto que sería para el segundo
    corte;

  • el fruto se protegía del fuerte sol mediante
    la colocación de pencas de guano;

  • el fruto se rotaba por su eje longitudinal
    aproximadamente un cuarto de vuelta hacia una
    dirección y después al cabo de aproximadamente
    una semana, la vuelta en el sentido contrario, así se
    lograba que la fruta no se manchara con la mancha blanca que
    identifica la parte que se encuentra en contacto con la
    tierra, además se lograba impedir que se deformara,
    obteniendo la fruta perfecta;

  • como no siempre el proceso de la maduración
    es simultáneamente pareja, a veces se les practicaba
    un pequeño corte en la guía de la fruta de
    aquellas que se pudiesen "pasar", de tal manera que todos
    madurasen uniformemente;

  • También el procedimiento anterior se aplicaba
    para lograr que hubiese uniformidad en los pesos de cada una
    de las frutas; así, también se utilizaba una
    pequeña pesa para comprobar in situ el peso de cada
    una de las frutas, como resultado se lograba minimizar la
    dispersión en tamaño y peso.

El autor del presente artículo pudo comprobar la
eficacia en el método para el cultivo del arroz "al estilo
japonés", donde se aplicó un conjunto de
actividades culturales para el cultivo del cereal y logró
altos rendimientos, a continuación se expone algunos
elementos de la experiencia vivida:

  • Se preparan pequeños estanques de
    aproximadamente 5m x 5m (estas medidas son tan sólo un
    ejemplo y depende de las posibilidades de nivelación
    del terreno), donde se puedan embalsar agua con una
    profundidad de unos 5 cm.

  • Se prepara un terreno de alto contenido en materias
    orgánicas y con posibilidad de suministrar
    agua.

  • La tierra debe ser bien removida a una profundidad
    de unos 10 cm. y bien aplanado.

  • Preparar un semillero con semillas selectas. Se
    utilizó como semilla la variedad "Amistad 80", en una
    cantidad de aproximadamente 8 onzas (1/2 libra).

  • Realizar el trasplante cuando las posturas alcancen
    un tamaño aproximado de unos 15 – 20 cm. y a una
    distancia de siembra de unos 25 cm. entre posturas y entre
    filas.

  • Cuando comience a multiplicar retoños es
    preciso aplastar el plantón y comenzar a cortar
    raíces de forma sistemática, por ejemplo cada
    semana de intervalo.

  • Llenar de agua el estanque, una vez por semana, en
    dependencia del nivel de escurrimiento que presente el
    terreno, dejando que la tierra quede al descubierto al menos
    un par de días, manteniendo un adecuado nivel de
    humedad.

  • Evitar a toda costa el enyerbamiento del
    terreno.

  • Cuando comience a espigar es necesario aportar
    alguna sustancia con contenido de potasio, como la
    ceniza.

  • Cuando los granos comiencen a madurar es preciso
    retirar el agua y solamente mantener una adecuada humedad del
    terreno.

  • Se logró cosechar aproximadamente unos tres
    quintales (300 libras)

Nota: El balance entre cantidad de raíces y
follaje se puede expresar como una igualdad
matemática:

Monografias.com

Esta igualdad matemática del comportamiento de la
planta del arroz explica el porque se recomienda cortar
raíces y aplastar los plantones. La explicación es
sencilla: si se cortan raíces, se rompe la igualdad y por
ende la planta para mantener la igualdad (supervivencia)
desarrolla más raíces y para que no se rompa la
igualdad la planta desarrolla más espigas y como resultado
logra incrementar la producción, porque más espigas
implica más arroz…

Muchos japoneses tenían suscripciones en revistas
y en publicaciones seriadas sobre temas de la agricultura, y por
esta vía mantenían actualizados en las más
diversas técnicas de cultivos varios.

Lo interesante dentro de las formas de producción
agrícola de los inmigrantes japoneses era la
socialización de las diversas experiencias que cada uno de
los productores iban adquiriendo a lo largo de su batallar por el
logro de la eficiencia y la eficacia necesaria e imprescindible
para la supervivencia en estas tierras

A diferencia de los norteamericanos, los inmigrantes
japoneses no contaban ni con el apoyo de su gobierno y por ende
ni de los medios e implementos tecnológicos y mucho menos
de la infraestructura productiva y comercial que garantizara el
ciclo productivo y comercial. La base tecnológica, en el
mejor de los casos, era el caballo, algunos implementos
agrícolas como: pequeños arados, cultivadoras,
escardadoras, la guataca y lo mas importante el hombre, con sus
valores: la solidaridad, la dedicación, la perseverancia,
la constancia, la austeridad, la auto confianza, la inteligencia,
y muy importante a juicio del autor de este trabajo, la
socialización de las diferentes experiencias, la
solidaridad y la aplicación de éstos al trabajo
diario, y para contar con evidencias documentales casi todos
llevaban un diario de trabajo donde describían cada
experiencia, las analizaban y sacaban las mejores conclusiones y
las transmitían al resto de sus compatriotas
coterráneos.

Ahora bien, ellos también tenían que
realizar la comercialización de sus producciones y es
aquí donde entraban en juego los intermediarios los que se
aprovechaban de las dificultades comunicativas de los inmigrantes
japoneses para estafar y robar descaradamente, llegando a
constituir prácticamente una mafia que dominaba los
procesos de la comercialización en la Isla,
independientemente de ellos por testimonios de Kaoru, se llega a
la conclusión de que hubo varias etapas que caracterizaron
la comercialización, los que a grandes rasgos podemos
identificar tres:

  • 1. antes de la Segunda Guerra
    Mundial,

  • 2. después de la guerra hasta el 1ro de
    enero de 1959 y

  • 3. después del triunfo
    revolucionario.

Antes de la guerra, el comercio se caracterizaba por lo
caótico del proceso, es decir, era el "arréglatelo
como pueda", pero llega la guerra, se produce el internamiento de
los japoneses en el campo de concentración en el Presidio
Modelo en la Isla de Pinos y fin de esta etapa. Muchas veces,
después de mucho trabajo, llevar al puerto los productos
para la comercialización y no recibir nada y al contrario
como resultado había que pagar "gastos incurridos". La
pregunta lógica es ¿y los productos
entregados…?

Después de la guerra, relacionado con la segunda
etapa de la intervención norteamericana (Lobaina
Galbán 1987), el comercio de los productos
agrícolas tienen determinado procedimiento, surgen los
contratos que aparentemente "protegían" al productor y
garantizaban un nivel de orden al proceso comercial. Por otra
parte también la presión por el status de
extranjero obliga a adoptar la ciudadanía cubana y muchos
deciden este paso para poder continuar su vida y la de su familia
(Anexo 2). Otra característica de los inmigrantes
japoneses pineros, en la década de los años 50, se
habían independizado del arrendamiento y
prácticamente todos eran ya propietarios de sus
tierras.

Solamente después del triunfo revolucionario el
primero de enero de 1959 comienza realmente un comercio justo
para el agricultor inmigrante, y ello se puede demostrar
comparando dos de los documentos (ver anexos3 y 4) de sendas
facturas, el primero del año 1956 y el segundo del
año 1968, aquí se observa como en el primero el
productor llega a recibir solamente el 37% del importe de la
venta, pues entre impuestos, recargos, comisiones, etc., se
desglosa prácticamente las dos terceras partes del importe
de la venta, y aquí falta los de los intermediarios, los
transportistas, etc., etc.; y si observamos la otra factura, del
año 1968 ACOPIO[5]no grava ningún
impuesto ni deducciones de ningún tipo, es decir el
productor recibe el 100% del importe de la venta, ¡vea que
diferencia!.

Conclusiones

  • 1. La agricultura citrícola pinera fue
    introducida y desarrollada por los norteamericanos
    fundamentalmente, aplicando tecnologías y alto nivel
    de mecanización, con la característica de una
    agricultura extensiva, antes de la Revolución (antes
    de 1959).

  • 2. La agricultura de las hortalizas y frutos
    menores fueron desarrollados, mayoritariamente, por los
    inmigrantes japoneses con la característica de una
    agricultura intensiva, con una baja utilización de la
    mecanización, con alta eficiencia y eficacia,
    difícilmente superable en las condiciones actuales sin
    la cultura incorporada por los inmigrantes japoneses de
    aquella época, pero se demuestra que en la Isla se
    pueden lograr altos rendimientos de la producción de
    los cultivos varios sin necesidad de mucha tecnología
    mecánicas y químicas.

  • 3. Que la cultura agrícola introducida y
    desarrollada por los japoneses han significado un impacto
    positivo y es preciso rescatarlos y desarrollarlos, inclusive
    en las condiciones actuales y futuras y ésta ponencia
    pretende abrir una motivación a nuevas investigaciones
    en este sentido.

Bibliografía

  • 1. Álvarez, R. and M.
    Guzman (2002). Japoneses en Cuba. ISBN 959-7091-34-8.
    Edición financiada por The Japan Foundation y el
    Ministerio del Turismo de Cuba.

  • 2. Lobaina Galbán, M.
    (1987). Isla de la Juventud, Mapa conmemorativo. Nueva
    Gerona, Instituto Cubano de Geodesia y
    Cartografía.

  • 3. Oropesa Barceló, N.
    (2004). La Sociedad de la colonia Japonesa de la Isla de la
    Juventud. Nueva Gerona, Ediciones El Abra.
    ISBN959-276-010-1

Anexos

Anexo 1

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Anexo 2

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Anexo 3

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Anexo 4

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Autor:

MSc. Ing. Nobor Miyazawa Yoshikawa

Institución: Universidad de la Isla de la
Juventud "Jesús Montané Oropesa", Cuba.

Nueva Gerona, 2012

[1] Centro de acopio y beneficio del
cítrico.

[2] Norma Gómez Rellán, Hija de
inmigrante Español, vive en la Isla de Pinos desde el
año 1945.

[3] Kaoru Yoshikawa, Inmigrante de origen
japonés, llega a la Isla de Pinos en el año de
1934, ciudadana cubana desde 1955.

[4] En la isla de pinos, en la década
del treinta y cuarenta, el gobierno cubano no contaba con
instituciones de educación de nivel medio y mucho menos
de nivel medio superior.

[5] Entidad estatal creada por la
Revolución, encargada del acopio y distribución
de los productos agropecuarios.

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