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La Didáctica del trabajo político – ideológico: una mirada desde la sociosemiótica



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Lo
    ideológico en la semiosis social
  3. La
    relación Didáctica – trabajo
    político – ideológico
  4. Actividades didácticas con operaciones
    semióticas para el trabajo político –
    ideológico en el proceso de enseñanza –
    aprendizaje
  5. Reflexiones finales
  6. Bibliografía

INTRODUCCIÓN

Pretender pensar a un tiempo la Didáctica y el
trabajo político ideológico con una mirada
semiótica, puede ser muy controversial. No está
lejos de mi intención si se produce una controversia a
partir de las ideas no acabadas que expresaré en esta
conferencia que tiene por objetivo: reflexionar acerca de
las implicaciones didácticas del trabajo político
– ideológico bajo el prisma de la semiosis
social.

Sabiendo que uno de los principios que condicionan la
educación en Cuba es su contenido ideológico y la
orientación consciente de la personalidad, el cual supone
la subordinación de todo trabajo educativo a la
formación socialista de la personalidad en correspondencia
con el ideal martiano y marxista – leninista, la
educación político

– ideológica no es sólo un objetivo
del proceso de formación de la personalidad, sino
también condición necesaria para su
edificación.

Sin embargo, en mi experiencia práctica y
mediante la observación he podido verificar que en
ocasiones se identifica el trabajo político
ideológico con la información política, esto
obedece al carácter formal y poco científico con
que se asume esta actividad en los procesos educativos que tienen
lugar en la escuela, especialmente en el proceso de
enseñanza aprendizaje.

El nivel de abstracción con que frecuentemente se
ha tratado esta problemática ha dado lugar al
cliché de que "trabajo político –
ideológico, lo es todo", no es menos cierto que resulta
imposible negar que la ideología está en todas
partes: pude ser leída en la prensa, en los ritos, en los
gestos cotidianos, en el cine, la música o en una foto,
atravesando de lado a lado la sociedad aunque no todo en ella sea
ideológico. Sin embargo, entendido de ese modo queda tan
importante actividad carente de una adecuada
fundamentación científica. Se requiere entonces, la
delimitación de hasta qué punto lo es todo y
qué parte de ese todo le corresponde a la Didáctica
como ciencia, investigar.

De ahí, que la idea rectora de todas las que se
proponen en esta conferencia sea: la fundamentación
científica del trabajo político ideológico
desde la Didáctica.

Los resultados que aquí se apuntan se basan en la
utilización de la dialéctica materialista como
metodología general de investigación y otros
métodos científicos como: la observación
participante, cuestionarios, análisis
bibliográfico, histórico – lógico, la
modelación y el enfoque sistémico.

I. Lo
ideológico en la semiosis social.

La Semiótica es la ciencia que se encarga de los
procesos de significación y producción del signo, y
su campo abre un abanico en la polisemia del signo, lo cual
permite una interpretación crítica y
continúa de los procesos semióticos, uno de los
pliegues de este abanico es la semiótica social o
teoría de los discursos sociales que se plantea un
conjunto de hipótesis sobre los modos de funcionamiento de
la semiosis social, entre ellas la dimensión
significante de los fenómenos sociales
. Su estudio,
por lo tanto, es el análisis de dichos fenómenos en
tanto procesos de producción de sentido.

En el análisis de textos, consistirá en
esclarecer los textos en sus tres niveles de
comunicación
: sintáctico, semántico y
pragmático. El sintáctico estaría
constituido por la forma o superficie del texto (lo
material del mismo), mientras que aquellas realidades de
índole semántica y pragmática
constituirían el "contenido" del texto. Así desde
el punto de vista metodológico es importante determinar
los nexos o relaciones que tenga el texto, gramatical y
sintácticamente, con los significados o sentidos que se le
están atribuyendo (semántica) y con los intereses y
objetivos específicos que persigue el investigador
(pragmática).

Encontramos en varios autores que hacen algunas
sistematizaciones en torno a la cuestión de lo
ideológico: Umberto Eco (1972), Pierre Guiraud (1979),
Roland Barthes (1990) (2003), Catherine Kerbrat-Orecchioni (1983)
y Eliseo Verón (1997).

Se considera como aspecto valioso a tener en cuenta en
el análisis semiótico de lo ideológico la
idea de Umberto Eco acerca del significado como unidad cultural,
según este autor; cuando la experiencia se ha socializado,
cuando las experiencias de vida han sido codificadas, el dato
cultural pasa a ser un elemento del sistema semántico y la
semiótica los reconoce. La experiencia adquirida, la
cultura, en este punto, deja de ser un residuo
extrasemiótico
y los elementos de la
ideología, entendida como cultura, "pueden ser
descritos por el sistema de lenguaje"
(Eco; 1972:
185).

Antes de continuar el análisis de la
relación ideología – cultura que plantea U.
Eco, es necesario recordar que ya C. Marx en su tesis seis sobre
Feuerbach había planteado que "la esencia humana no es
algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el
conjunto de las relaciones sociales". (Marx C: s/f:), por tanto
la historia de los hombres es la historia de su propia actividad
en la interacción con el mundo natural

– social. El individuo en la medida que asimila
las conquistas culturales de la humanidad y lo distinguen como
unidad irrepetible se convierte en personalidad.

En lo extenso de la obra martiana pueden encontrarse
también disímiles anotaciones al respecto, cuando
el Apóstol dice: "el hombre crece tanto: que ya se
sale de su mundo e influye en el otro
", se está
refiriendo al proceso de socialización de la experiencia
individual que a su vez implica su apropiación por otros.
En este proceso no solo se apropia de la cultura sino que
también la difunde "por la fuerza de su conocimiento
abarca la composición de lo invisible, y por la gloria de
una vida de derecho llega a sus puertas seguro y dichoso. Cuando
las condiciones de los hombres cambian, cambian la literatura, la
filosofía y la religión, que es una parte de
ella"
(Matí. J: OC, t 13: 32); así el ser
humano es reflejo de su época.

Valiosas son las ideas de Ernesto Guevara (1988) acerca
del individuo como un producto no acabado al encontrarse
permanentemente en un proceso doble de educación y
autoeducación y las de Fidel Castro Ruz (2003) acerca de
la importancia de apropiarse de una cultura general integral pues
para él "sin conocimiento y cultura no se puede acceder a
la ética. Sin ambos no hay ni puede haber igualdad ni
libertad. Sin educación y sin cultura no hay ni puede
haber democracia". (Castro F: 2003: 3)

Una mirada psicológica de estos aspectos la
encontramos también en la psicología
dialéctico materialista "(…) las formas
superiores de la conducta abarcan dos grupos de fenómenos,
que a primera vista, parecen por completo heterogéneos,
pero que de hecho representan dos ramificaciones fundamentales,
entrelazados de modo inseparable, pero que no se fusionan nunca
en una sola entidad. En primer lugar, dicho concepto se halla
constituido por los procesos de dominio de los medios externos
del desarrollo cultural y del pensamiento: el idioma, la
escritura, el cálculo, el dibujo; en segundo lugar,
está constituido por los procesos de desarrollo, no
limitados ni determinados de ninguna forma precisa. Unos y otros,
tomados en conjunto conforman el proceso de desarrollo del
niño".
(Vigotski, 1987: 32).

Esta concepción argumenta la premisa que
fundamenta el dominio de los medios externos del desarrollo
cultural en la actividad mental. Vigotski establece cierta
analogía entre la palabra y el arte, y refiere que la
palabra se analiza de la misma forma que una escultura, la cual
tienen en primer lugar, una forma externa, en segundo lugar una
imagen interna y en tercero, el significado, y plantea que esta
imagen interna se ha olvidado y se ha sustituido por el
significado de la palabra, y manifiesta que esta imagen interna
varía y es la que permite que se convierta en
signo.

Establecidas las coincidencias entre los fundamentos
ideológicos y psicopedagógicos de la
educación cubana con las ideas de U. Eco acerca del
significado como unidad cultural en el análisis
semiótico de lo ideológico, se considera que en las
condiciones actuales, donde las tecnologías, el
conocimiento y la información dominan la vida del ser
humano es importante contar con esta herramienta para la
realización del trabajo político –
ideológico.

En este análisis, es primordial el papel que
desempeñan las vivencias en la apropiación de la
cultura; para Eco, un determinado mensaje se identifica siempre
con una determinada connotación (bienestar) y es utilizado
siempre de la misma manera. Aquí, la conexión entre
el significante y la idea de bienestar se convierte en un
símbolo y actúa metafóricamente. Es decir,
se convierte en un artificio retórico. Cuando esto sucede,
todos los acontecimientos denotados por esa figura
retórica asumen una connotación optimista y en
nuestra asociación del mensaje con el subcódigo
(bienestar)

rechazamos cualquier connotación pesimista. El
uso de la connotación optimista, entonces, convierte al
mensaje en un instrumento ideológico que logra ocultar las
otras relaciones.

En fin, es significativo aquello que produce bienestar,
satisfacción ya sea material o espiritual por ello las
condiciones de vida en su estrecha relación con la
apropiación de la cultura, su transformación y
reconstrucción desempeñan un papel esencial en la
realización de toda actividad ideológica con vistas
a lograr que el mensaje como instrumento ideológico
alcance una connotación optimista y se convierta en
retórica.

La retórica es, para Eco, un arte de la
persuasión
que actúa en la mayor parte de las
relaciones de comunicación. En última instancia,
sirve para impulsar a un oyente a prestar atención a lo
que se dice.

Este artificio oscila permanentemente entre la
redundancia y la información. Si por un lado tiende a
llamar la atención de un oyente para convencerlo de algo
que todavía ignora y de manera informativa, por
el otro esto se obtiene a partir de algo que el oyente ya
sabe y quiere
. Esta contradicción se resuelve
entendiendo a la retórica a la vez como una
técnica generativa y como un depósito
de técnicas argumentales ya comprobadas
. Por lo que
la argumentación de los hechos y fenómenos sociales
desempeña un papel esencial en la actividad
ideológica.

José Martí utiliza la retórica; por
ejemplo, en "Tres héroes", narración
histórica con un enfoque didáctico, José
Martí utiliza el método persuasivo mediante la
reiteración de los valores morales que considera
esenciales en la formación de la personalidad: hombre
honrado (aparece 7 veces en el texto), decoro (aparece 6 veces) y
libertad (aparece 7 veces). Así, la extensión de
los discursos de Fidel de 1959 al 2006, se debe entre otras cosas
a la utilización del método persuasivo para hacer
comprender desde el punto de vista ideológico la
realidad.

Por otra parte, para U. Eco, la retórica, suscita
emociones que deben ser catalogadas dentro de los sistemas de
signos, ya que una de las funciones de los signos es provocar
emociones. Estos fenómenos son de interés en tanto
que pueden ser "codificados siguiendo determinadas
convenciones históricas y sociales"
(Eco;

1972:204).

Por lo tanto, las fórmulas retóricas,
remiten a posiciones ideológicas. Por ejemplo: la
fórmula retórica defensa del mundo libre o
lucha contra el terrorismo muy ligada a la
posición política de Estados Unidos y sus visiones
ideológicas posibilita la construcción de un
código de manipulación ideológica de la
opinión pública mundial y del pueblo norteamericano
en función de la cada vez más feroz carrera
belicista.

La misma operación podría efectuarse con
una fórmula políticamente diferente como:
salvar la patria, la revolución y las conquistas del
socialismo
que contribuyó a la resistencia del pueblo
cubano en los años más duros del período
especial (década de

1990). Por lo tanto, es individualizando estos
códigos que la semiótica "resulta estar por
debajo (o, por encima) del universo de los significantes y de sus
significados más comunes y se mueve en el universo de las
ideologías, que se reflejan en los modos preconstituidos
del lenguaje"
(Eco; 1972:205).

Por lo tanto es importante tener en cuenta que existe
una unidad dialéctica entre retórica e
ideología, "cierta manera de utilizar el lenguaje se
identifica con determinada manera de pensar la sociedad" (Eco;
1972:205), las expectativas ideológicas se pueden alterar
si se alteran los sistemas de expectativas retóricos y, al
mismo tiempo, toda alteración de lo aceptado
retóricamente implica dar una nueva dimensión a lo
ideológico. Es decir, la subversión de los
contenidos corre en paralelo con la de las formas de la
expresión. La información modifica los
códigos y las ideologías.

Por otro lado, es posible también el
análisis semiótico de los procesos
económicos que se realizan por medio de códigos
publicitarios y sus implicaciones ideológicas, para ello
es importante recordar que "un punto de vista
ideológico reacciona a su vez sobre la base
económica y puede modificarla hasta cierto punto."

(Engels: 1976: 372) Desde esta óptica es válido
puntualizar que entre lo económico y lo ideológico
existe un punto donde estos dos procesos se encuentran, a este
punto de intersección Darío Machado le llama
"lo no ideológico". (Machado 2000: 59)

La actividad productiva es un proceso económico y
por tanto material, de carácter no ideológico, pero
en ella interactúan numerosos factores de carácter
ideológico que están en el límite de las
interacciones entre lo económico y lo ideológico e
indisolublemente ligadas a la conciencia social, en la
práctica los hombres y mujeres desarrollan su subjetividad
en correspondencia con los niveles de integridad de sus
convicciones y valores interactuando indisolublemente ligados a
los procesos materiales.

Por ejemplo, en los códigos publicitarios,
funcionan tanto sobre el registro verbal como sobre el visual y
la función del primero es fijar el mensaje. La
ideología evocada por los mensajes publicitarios es
siempre, para concluir en el consumo.

El uso de la figura retórica (tropo) en
publicidad, entonces, tiene, básicamente, una finalidad
estética que convierte en persuasiva y memorable la
comunicación. El objetivo del tropo es atraer la
atención y hacer más nuevo el argumento que
utiliza, persuadir y estimular emotivamente. Pero también
su función muchas veces es fáctica, ya que el
mensaje dice lo que el lector esperaba para hacerse
comprensible.

"Es evidente que todas las buenas razones (…) que
damos para justificar nuestros gustos, nuestros deseos, son
totalmente irracionales (…) El comercio vende símbolos.
Y esos símbolos funcionan a niveles subconscientes e
inconscientes totalmente irracionales"
(Guiraud;
1979:130).

El afán de consumo es uno de los problemas
ideológicos más frecuentes en la sociedad
contemporánea, fabricado por las grandes empresas
productora mediante la creación de necesidades
artificiales, problema este que no es ajeno a la sociedad cubana
actual y que merece nuestra atención desde el proceso de
enseñanza – aprendizaje.

De acuerdo con el objetivo propuesto, es pertinente
además tener en consideración algunas ideas
referente a la relación connotación –
ideología desde una mirada semiótica. Existen
diversos criterios al respecto para algunos existe una unidad
entre denotación y connotación en el lenguaje
semántico que se expresa en la ideología, para
otros solo la connotación permite la valoración
ideológica de los símbolos.

Se consideran valioso para este trabajo las idea de
Umberto Eco (1972), quien entiende a la denotación como
"la referencia inmediata que el código asigna a un
término en una cultura determinada"
(Eco; 1972:110) y
la connotación, como "el conjunto de todas las
unidades culturales que una definición intencional del
significante puede poner en juego; y por lo tanto, es la suma de
todas las unidades culturales que el significante puede evocar
institucionalmente en la mente del destinatario"
(Eco;
1972:117) y de Kerbrat-Orecchioni (1983), para ella las
connotaciones ideológicas, son las unidades
lingüísticas que reflejan un juicio de
apreciación o desvalorización sobre un objeto
denotado, son afines a las connotaciones afectivas y a las
emotivas, y resulta complicado descubrir sus efectos.

En cuanto a la organización sintagmática
de las connotaciones, la autora dice que los hechos de
connotación casi nunca se presentan en forma aislada y
que, por lo tanto, "tienden a organizarse en redes y a
construir isotopías"
(Kerbrat-Orecchioni;
1983:

200). De esta convergencia surge el efecto de
sentido.

De este modo, la connotación nunca es un mero
hecho de habla, es un concepto extremadamente productivo y
omnipresente en el lenguaje cotidiano, funciona como un claro
"instrumento de poder gracias a la posibilidad que tienen las
clases dirigentes de accionar una variada gama de registros
connotativos, en tanto que las clases oprimidas están
encerradas, en el nivel de su competencia activa, en un
único nivel de lengua que les es familiar"

(Kerbrat-Orecchioni; 1983:218). De esta forma, Kerbrat-
Orecchioni enumera contenidos connotados que podrían
calificarse como de naturaleza ideológica.

– Valores axiológicos: explicitan la
actitud valorativa del enunciador.

– Connotaciones estilísticas: toda
elección estilística supone una valoración,
independientemente de su contenido, que también puede
estar ideologizado, se valoriza la función lúdica
del mensaje, la cual no es inocente
ideológicamente.

– Ideogramas que se vinculan con denominaciones
particulares: revelan la posición que ocupa el enunciador
en el tablero político – ideológico. Emblemas
de marcas etc.

– Algunas connotaciones asociativas: por ejemplo las
metáforas. Pero conviene aclarar que, aunque todas sean
interpretativas y subjetivas, no todas son ideológicas. Se
regala un automóvil.

De acuerdo con esto, se considera que aunque no toda
connotación tiene es ideológica, todo valor que se
agregue a un sentido normal será un valor connotado y
marcará axiológicamente a una determinada palabra,
lo cual tiene gran importancia para el trabajo político –
ideológico. Aunque la convención rige los
códigos denotativos y los connotativos y en todas partes
en el lenguaje se encuentra la ideología, esta no se
inscribe en los códigos como tal. Por ello, hay que
averiguar los lugares y los modos de su inscripción, y
estos lugares están tanto en los lenguajes de
connotación como de denotación. Muchas veces, los
códigos inducen a que se tome a esos lugares como
verdaderos. De ahí, la necesidad de desenmascarar, en
cualquier parte donde se lo encuentre, la naturalización
cultural. Lo importante es revelar ante la vista la arbitrariedad
de los sistemas de representación, desbloquear los
órdenes lingüísticos y referencial, y mostrar
que el discurso no siempre es análogo perfecto de la
realidad.

En los lenguajes de connotación, la costumbre,
que convierte lo cultural en natural, es la responsable de la
naturalización y de que no veamos la convención
denotativa, así la connotación trabaja con los
códigos de representación que inciden en la
ideología. Es esto lo que ocurre con algunas
prácticas cotidianas ilegales que han proliferado en Cuba
después de los años 1990.

Por lo tanto, decodificar las connotaciones, implica
movilizar las competencias culturales e ideológicas del
decodificador.

Por último, sería bueno reflexionar acerca
de algunas ideas de Eliseo Verón (1997) que estudia los
fenómenos de producción de sentido donde el sujeto
ocupa un lugar importante. El pensamiento complejo de este autor
lo lleva a no reconocer la distinción base –
superestructura
realizada por el marxismo. Sin embargo,
sabemos Karl Marx y Sigmund Freud constituyen los precursores del
análisis contemporáneo. Sin sus respectivas
contribuciones no hubiese sido posible los unos niveles
conceptuales y temáticos que hoy nos presentan los nuevos
saberes (ver Muñoz, B. (2007).

La teoría y el método marxista son, ante
todo, un sistema filosófico global sobre la
interacción entre ser humano, la naturaleza y la sociedad.
Su gran aportación está precisamente en haber
descubierto la concepción materialista de la historia y la
esencia de la explotación capitalista. Para Marx, la
sociedad se organiza como un todo. Marx y Engels establecieron
una metodología crítico-histórica para
lograr un estudio ajustado de las superestructuras
ideológicas, así como de sus fenómenos
interrelacionados. El hecho de que algunos de sus seguidores
realizaran interpretaciones dogmáticas no demerita las
aportaciones del marxismo clásico.

Para nosotros no es nada nuevo lo planteado por
Verón (1997) acerca de la organización de la
sociedad en un entramado de relaciones infinitas de
producción de significado social. Sin embargo, de
él se asume el análisis semiótico del
discurso social que implica tres aspectos fundamentales:
producción, circulación, consumo
(reconocimiento
), donde las condiciones de producción
son las determinaciones que dan cuenta de las
restricciones/posibilidades que se ponen en juego en la
producción de un discurso, las condiciones de
reconocimiento son las determinaciones que dan cuenta de
las restricciones/posibilidades que permiten recepcionar un
discurso y entre unas y otros circula el sentido. La
circulación es la diferencia, la distancia que se
da entre producción y reconocimiento.

Así como, la lectura diacrónica y
sincrónica del texto para decodificar su sentido
ideológico a partir de las marcas presentes en la
materia significante, las cuales son propiedades significantes
cuya relación (con producción o con reconocimiento)
no están especificadas. Pero cuando esa relación se
establece, se convierten en huellas y tanto una como la
otra sirven al analista para proponer una gramática
(reglas) a partir de lo que observó en el
análisis.

Los aspectos trabajados tienen gran importancia para la
realización del trabajo político –
ideológico en el proceso de enseñanza –
aprendizaje.

"El proceso de enseñanza aprendizaje, por su
complejidad manifiesta explícitamente un proceso de
semiosis ilimitada donde el profesor es un intérprete
que

constantemente produce signos a partir de sus
propios interpretantes, los que se multiplican y además
varían su condición, influyendo en el estudiante
por ser sujeto del aprendizaje. El profesor dirige el proceso de
semiosis, convirtiéndose en un mediador entre el objeto,
el signo y el estudiante intérprete".
(M León
Ávila: material digital)

II. La
relación Didáctica – trabajo político
– ideológico.

La relación entre la Didáctica y el
trabajo político – ideológico ha sido
trabajada por diversos autores de forma implícita en
trabajos referentes a la formación de valores; algunos
establecen vínculos entre Pedagogía y
formación de valores; así, Gustavo Torroella
González (1995), C. Álvarez de Zayas (1999), Oscar
Elejalde Villalón (2006), trabajan métodos
específicos de formación de valores en el proceso
de enseñanza – aprendizaje, lo cual hace notar el
carácter didáctico de este proceso indisolublemente
ligado al trabajo político –
ideológico.

C. Álvarez de Zayas (1999) concreta su
reflexión al considerar la Didáctica de los valores
a partir de los nexos que se establecen entre el valor y las
categorías del "proceso docente – educativo" ,
así el objetivo como categoría rectora del proceso,
encarna la aspiración social, la necesidad social y el
encargo social en un modelo pedagógico, plantea que ese es
un polo de la unidad dialéctica y en el otro es el
método, en el esa relación objetivo – método
se expresa la relación sociedad- individuo.

De esta forma, si se presenta un problema social en la
clase y el estudiante lo soluciona mediante la actividad
práctica, este se realiza como sujeto en aras del
mejoramiento social, el autor señala que el compromiso se
da como consecuencia del contenido mismo de lo que está
haciendo. Hace énfasis en que la actividad política
ideológica por la vía curricular contribuye a
formar al estudiante con una concepción
socialista.

Para este autor, "lo curricular, lo extracurricular y el
Trabajo Político Ideológico, tiene, en lo primero
su dirección principal, siempre que el valor impregne al
contenido, al objetivo, al método y al resto de las
categorías didácticas, interrelacionados entre
sí, en el seno del proceso docente educativo".
(Álvarez de Zayas C: 1999: 68)

A partir de los resultados del proyecto de
investigación educativa: Aproximación a la
sistematización y contextualización de los
contenidos didácticos y sus relaciones,
de la
Cátedra de Pedagogía y Didáctica de la
Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique J: Varona"
que entiende la Didáctica "como ciencia se encarga de
estudiar la enseñanza – aprendizaje en un contexto
educativo concreto, para aproximar la formación de la
personalidad a objetivos de valor social que responden a la
organización sistémica de dichos procesos".

(Addine F. y colectivo: 1998: 11), se considera que esta ciencia
posee como toda la educación, un contenido
ideológico expresado en su finalidad: la formación
integral de la personalidad en correspondencia con los intereses
de la clase social en el poder político, siendo este el
punto de partida para establecer los nexos entre Didáctica
y trabajo político – ideológico.

Por otro lado, los resultados de los proyectos de
investigación educativa: Ética y profesionalidad
del claustro del UCPEJV para la formación humanista de los
Licenciados en Educación" (1998 – 2000), la
introducción de sus resultados en la

formación y superación de profesores (2000
– 2004); así como los proyectos: Ética y
desarrollo humano para un mundo mejor, Ética,
formación de valores y político ideológica
en la profesionalidad de los docentes para la formación
inicial en las carreras pedagógicas (2006 – 2008),
sirven de base al presente trabajo.

Estos resultados sistematizados en los libros:
Dimensión ética de la educación cubana
(2006), Educación, ciencia y conciencia (2008) y Cultura
económica y desempeño pedagógico profesional
(2009) y en cinco multimedias, permiten concretar las siguientes
ideas:

• se profundiza en el trabajo político
-ideológico y su vínculo con la educación,
reconoce la intencionalidad de esta relación en la
transformación de actitudes y conductas. Nancy
Chacón (2002).

• las determinantes ideológicas de la
Educación devienen de su propia función
social:

difundir y educar en la ideología
dominante.

• deben realizarse conscientemente en
función de desarrollar ante todo la conciencia
política y la transformación de las actitudes y
conductas de los individuos para lograr acciones que se
correspondan con los objetivos y programas que responden a los
intereses de la clase que está en el poder.

• esta transformación se realiza mediante la
actividad humana: práctica, cognoscitiva, valorativa y la
comunicación en su unidad dialéctica.

• es en el proceso de enseñanza –
aprendizaje donde se alcanza su mayor concreción la
actividad ideológica consciente, independientemente de
esta es tarea de todos los agentes socializadores que contribuyen
a la educación de los seres humanos y que el proceso
pedagógico en su sentido amplio también tiene la
finalidad de educar en la ideología dominante. (Cabrera E.
O: 2006).

• Integrar la ideología al aprendizaje de
manera intencionada y consciente significa ante todo, comprender
que el conocimiento posee un contenido valorativo y el valor un
significado en la realidad, que debe saberse interpretar y
comprender adecuadamente a través de la apropiación
de la cultura. (Cabrera E. O: 2009).

Teniendo en cuenta que el trabajo político –
ideológico no se realiza en abstracto la
comprensión de estas ideas es de extraordinaria
importancia, considerándolo como "una forma de
actividad ideológica consciente que contribuye a la
solución de problemas que dificultan la continuidad y
desarrollo del sistema socioeconómico y político
vigente a partir de la atención diferenciada a los
sujetos, tomando en cuenta las determinantes ideológicas y
culturales de la educación para garantizar el desarrollo
humano en correspondencia con la ideología
dominante
". (Cabrera O. R: 2009: 59).

Desde esta perspectiva; el aprendizaje de los
conocimientos, habilidades, y valores que implican el desarrollo
humano es un proceso sujeto no solo a la regulación
psíquica sino también a la moral , el cual alcanza
un nivel superior cuando es activo y significativo, o sea cuando
se establecen relaciones entre lo aprendido y los nuevos
contenidos, lo afectivo y lo motivacional – volitivo con la
vida de las personas, adquiriendo entonces un carácter
autorregulado donde el profesor, partiendo de una
intención educativa, guía y orienta el aprendizaje
hacia el desarrollo moral en correspondencia con los intereses
políticos e ideológicos de la sociedad.

Entendiendo por proceso de enseñanza –
aprendizaje desarrollador: "las etapas sistemáticas de
acciones coordinadas entre los profesionales de la
educación, el

estudiante y su grupo que tiene como objetivo general
impulsar la formación de una personalidad en un nivel
autorregulado, lo que transforma al estudiante, al grupo y a los
profesores, maestros en sujetos activos de su propio desarrollo y
del desarrollo de la sociedad" (Delci Calzado L: 2004 : 7), se
plantean algunas exigencias didácticas que orientan el
trabajo político – ideológico en este
proceso.

Para el desarrollo de este aspecto se tienen en cuenta
las ideas de Delci Calzado Lahera (2004), quien establece
relaciones entre Didáctica General y la Metodología
de disciplinas pedagógicas, para esta autora, la
Didáctica sistematiza regularidades generales del proceso
de enseñanza – aprendizaje, mientras que las
metodologías logran manifestaciones concretas de esas
regularidades en un contexto específico, para ella las
nuevas experiencias metodológicas desarrollan y enriquecen
la teoría de la Didáctica General, la cual se
enriquece y re – elabora sobre la práctica
metodológica, incorporando nuevos elementos universalmente
válidos para todo el proceso de enseñanza –
aprendizaje.

"Metodología de la enseñanza –
aprendizaje:
es la concepción didáctica
instrumental del proceso de enseñanza – aprendizaje,
desde la cual se proyecta un modo de concebir el sistema de
acciones y relaciones entre los componentes de dicho proceso, en
un determinado contexto curricular: Carrera, disciplina,
asignatura, forma de organización, para lograr con calidad
los objetivos propuestos". (Calzado D: 2004: 8)

A partir de estos elementos, la autora de este trabajo
considera que en tanto el proceso de enseñanza –
aprendizaje es un proceso complejo resulta difícil la
separación entre Didáctica y Metodología,
sobre todo en lo que se refiere al trabajo político
– ideológico si tenemos en consideración que
la educación tiene un carácter clasista y responde
por tanto a los intereses de la clase social en el poder
político sustentado en una ideología que difunde
mediante los procesos educativos. De ahí que una
regularidad de todo proceso de enseñanza –
aprendizaje, independientemente de la disciplina o asignatura de
que se trate es: la intencionalidad política, y como
tampoco podemos separar Pedagogía y Didáctica, esta
intencionalidad política se refleja en las relaciones y
los nexos esenciales en todo el proceso pedagógico. De
ahí que el trabajo político –
ideológico atraviesa el sistema de leyes, principios y
categoría de esta ciencia. Desde un enfoque cultural y
ético, axiológico y humanista aporta los nexos que
se establecen entre lo cognitivo, lo afectivo – valorativo, lo
ideológico y lo actitudinal.

Sobre la intencionalidad político
– ideológica en la determinación y
formulación de los objetivos.

En tanto la educación responde a los intereses de
la clase social en el poder político, todo proceso de
enseñanza – aprendizaje debe aproximar la
formación de la personalidad a objetivos de valor
social.

La determinación y formulación de los
objetivos de cada actividad docente deben evidenciar la
intencionalidad político – ideológica de
acuerdo con una taxonomía (intenciones del proceso de
enseñanza-aprendizaje) que sigue el criterio de la
formación integral de la personalidad del estudiante en
sus dimensiones cognoscitivas, valorativas y actitudinales, de
manera tal que lo instructivo y lo formativo se presente como
unidad dialéctica.

El proceso de determinación de los objetivos
parte del conocimiento de los factores económicos,
políticos, sociales, filosóficos e ideoculturales
que emanan de la sociedad concreta; del conocimiento de las
ciencias que deberán ser utilizadas y del estudio de las
características de los estudiantes que deberán
cumplirlos.

En este proceso, los factores claves son: los contenidos
de las ciencias, el enfoque ético, axiológico y
humanista, así como el cultural de los mismos, las
características del estudiante y los aspectos
metodológicos de este proceso que tienen que ver con el
nivel de abstracción de los objetivos en correspondencia
con la realidad económica, política y social
vigente. Para ello, el profesor debe apropiarse de la cultura
económica y política necesaria.

Hasta aquí, es posible advertir que la
intencionalidad política en la determinación de los
objetivos se realiza en tres dimensiones: curricular,
metodológica y cultural – ideológica.

Una vez que los objetivos han sido determinados; se
realiza la formulación, que lo aproxima a su
utilización en el proceso educativo teniendo en cuenta su
esencia activa en la transformación a que se aspira lograr
en el estudiante. En este sentido, se expresan en función
del estudiante y de las actitudes político –
ideológica que este debe asumir a partir de la
apropiación de los contenidos de la ciencia y la cultura
general. En la formulación debe explicitarse la
integración de la intencionalidad política (efecto
que se quiere alcanzar en la formación
ideopolítica) con los conocimientos, habilidades, valores
y actitudes, lo cual conduce a transformaciones en el modo de
pensar, actuar y sentir del estudiante.

Según Margarita León y Roberto Abreu
(2004), en la actualidad se advierten dos tendencias al formular
los objetivos con intencionalidad política:

1. Comenzar por la declaración de la
intencionalidad política y seguidamente plantear la
habilidad, conocimientos y el resto de los componentes del
objetivo.

2. Comenzar por la declaración de la
habilidad, los conocimientos y demás componentes y
finalizar con la intencionalidad política.

La primera tendencia se usa preferentemente para
formular objetivos de asignaturas, años y carrera. Por
ejemplo:

• Demostrar con el ejemplo y modo de
actuación su formación científica, cultural,
profesional y humana, que le permitan desarrollar el proceso de
formación integral de la personalidad de los estudiantes
en correspondencia en las características y necesidades de
la sociedad cubana.

Nótese que en la formulación de este
objetivo, la intencionalidad política se integra al saber
hacer del estudiante, tiene un alto grado de generalidad, no
alcanzable en una clase o actividad extraclase (aunque cada una
tribute a ello), sino en el decurso de la carrera.

La segunda tendencia es más utilizada cuando se
está preparando la clase u otra actividad del proceso
pedagógico. Por ejemplo:

• Valorar la importancia de tener en cuenta los
aportes de la Ética martiana y de Fidel Castro a la
educación para un mejor desempeño profesional
pedagógico en correspondencia con las
características y necesidades de la sociedad
cubana.

En este objetivo, la intencionalidad política
está expresada a través del efecto que se quiere
alcanzar en una actitud determinada del estudiante: ser portador
del Código de Ética del educador cubano de manera
que favorezca la formación integral de las jóvenes
generaciones.

Estos procedimientos se tornan difíciles para
aquellos profesores que no tengan un profundo dominio del
contenido de la materia que explican, que no se preparan
políticamente y que no han desarrollado las habilidades
profesionales para el trabajo político –
ideológico: "aquellas que permiten al profesor integrar lo
conocimientos político – ideológicos al
proceso de enseñanza – aprendizaje y elevarlos al nivel de
aplicación en su desempeño profesional" (Cabrera O.
R: 2009: 102).

Es necesario aclarar que la intencionalidad
política que queda expresada en los objetivos es aquella
que emerge del contenido de la actividad, lo cual no excluye que
el profesor aproveche incidentalmente otras potencialidades, que
se dan como resultado de las relaciones entre él y los
estudiantes o de la propia dinámica y lógica del
proceso de enseñanza – aprendizaje.

De igual modo, no basta con un buen diseño o
planificación consciente de la intencionalidad
política en los objetivos, ellos se avivan en la
dinámica del proceso de enseñanza –
aprendizaje, por lo cual la motivación y adecuada
orientación son indispensable para lograr el compromiso de
los estudiantes con su cumplimiento, ellos cobran vida a
través del método.

El diseño de objetivos contentivos de una
intencionalidad político – ideológica impregna
también al contenido, al método y al resto de las
categorías didácticas. "El contenido es el
elemento objetivador del proceso y responde a la pregunta
"¿Qué enseñar-aprender?". Según F.
Addine (es una parte de la cultura que integra conocimientos,
modos de pensar, actuar y sentir, y valores personales y
sociales, que se seleccionan con criterios pedagógicos con
el propósito de formar integralmente al educando. Es
aquella parte de la cultura y experiencia social que debe ser
adquirida por los estudiantes y se encuentra en dependencia de
los objetivos propuestos. En su estructura se identifican cuatro
componentes interrelacionados: sistema de conocimientos, sistema
de habilidades y hábitos, sistema de valores y
actitudes.

De acuerdo con esta definición, al tiempo que un
individuo asimila la cultura y aprende a verse y comportarse como
miembro de una colectividad, incorpora también los valores
sociopolíticos fundamentales de su entorno, desarrolla
vínculos de identificación con los símbolos
políticos, adquiere un determinado nivel de
comprensión de los significados políticos, y se
hace consciente de su pertenencia a una historia, a un pasado
colectivo, a las tradiciones y costumbres. De este modo, el
trabajo político – ideológico que se realiza
mediante el proceso de enseñanza – aprendizaje es
parte de la socialización política, en el sentido
más amplio, la cual se refiere a la forma en que la
sociedad transmite su cultura política de
generación a generación y que supone su permanencia
o cambio, mayor o menor participación política;
así como la reproducción y continuidad del
sistema.

Partes: 1, 2

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