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El humanismo Marxista. Historia, actualidad y aplicación en la práctica médica



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Recomendaciones
  6. Bibliografía

"Si el hombre trabaja solo para sí, puede
quizás ser un científico famoso, un gran sabio, un
excelente poeta, pero jamás podrá ser un hombre
perfecto y verdaderamente grande".

Carlos Marx

Resumen

El Humanismo Marxista parte de la comprensión del
hombre concreto, lo considera como un ser transformador y
portador de un sistema de relaciones sociales y bienes
materiales.

El presente trabajo tiene como objetivo
diseñar una guía de acciones encaminadas a
perfeccionar el humanismo, como valor fundamental, dentro la
práctica médica. La palabra humanismo
apareció desde la antigüedad, digamos en
Cicerón. En su inicio, se refería al estudio y
cultivo de las artes vinculadas a la cultura antigua, las
humanidades y la cultura greco-romana. Más tarde el
humanismo se presentará como la tendencia a efectuar el
análisis del hombre como un ente natural para desgajarlo
del carácter sobrenaturalista promovido por el
cristianismo. En este estilo de pensamiento, el humanismo
pondrá la atención en el valor del hombre como
personalidad y su derecho a la felicidad, la libertad y el libre
juego de sus capacidades. Nos proponemos mostrar algunas
reflexiones en torno a los principios y normas morales que, en
nuestra opinión, deben contemplarse en la actividad
profesional de la salud a la luz de esta corriente
filosófica. Cuando hablamos de principios nos referimos a
las exigencias morales más generales, a nivel de la
conciencia social, que sirven de criterios en la
elaboración de normas más particulares.

El principio humanista de la moral profesional, se toman
como instrumento de regulación conductual de los
especialistas. Que se recogerán en un plan de
acción, destinado a implementar en la estrategia del
centro, las variantes pertinentes para lograr los objetivos
propuestos en esta investigación.

Palabras claves:
Filosofía, Humanismo, práctica
médica.

Introducción

El término "humanismo" ha sido utilizado con
diferentes significados durante la Modernidad. En el Renacimiento
se aplicó este término a la tendencia de convertir
al hombre en el centro del universo y meta de todo pensamiento;
en el Romanticismo del S. XIX se identificó con las
corrientes intimistas e irracionalistas que pretendían
rescatar al hombre de su disolución en la
civilización tecnológica; en el periodo
contemporáneo se identificó con diversas
reflexiones acerca del destino del hombre, muy relacionadas con
el fracaso de la era tecnológica del S XX para resolver
los grandes problemas de la humanidad y traer la felicidad
universal prometida por la ciencia. Se define un humanismo
"marxista", que nace de la propia reflexión de Marx acerca
del hombre como hacedor de su propia historia; un humanismo
teológico relacionado con el pensamiento cristiano
contemporáneo que intenta reforzar una ética
personal a partir de las doctrinas religiosas; y por
último el llamado humanismo "existencialista",
resultado de una progresión de la Fenomenología a
la luz de los acontecimientos de la primera mitad del S XX. El
presente trabajo pretende abordar toda la historia de esta
corriente filosófica a la luz del marxismo y mostrar su
importancia y aplicación vigente hoy en la práctica
médica.

Reflexionar acerca del hombre, de su lugar en el
enigmático universo para hacer tangible su propia esencia,
captarla en el movimiento histórico como condición
necesaria para comprender el escenario obligado en el cual se
desarrolla es atribución sostenida en su historia, del
pensamiento filosófico.

La mirada racional hacia la naturaleza adquiere valor
significativo sólo en función del hombre, que trata
de descifrar sus secretos subjetivándola para objetivarse
en la misma como producto supremo de la propia naturaleza. La
filosofía en tanto que la indagación y
búsqueda de la verdad como condición que justifique
su propia legitimidad – cualesquiera que sean sus
problemáticas específicas, lleva en su propia
estructura teórica el problema del hombre, las relaciones
entre los individuos que tienen diversas motivaciones en cada
etapa de su desarrollo.

Muchas son las interrogantes acerca del hombre.
Cómo surge, cuál es su esencia, cuál es la
relación entre el individuo y la sociedad, bajo
cuáles condiciones y causas se enfrenta la naturaleza,
cuál es su sentido de la vida, cómo y por
qué se mueve de forma pendular entre virtudes morales y
comportamientos negativos como son la ambición personal y
el egoísmo. También se reflexiona acerca del valor
humano de la muerte como fatalidad ineludible.

Todo ello da cuenta de la magna tarea que tiene el
pensamiento para hacer diáfana la propia existencia
humana.

Ahora bien, las respuestas no son unívocas. Las
ideas y concepciones acerca de los propios hombres, acerca de
sociedad humana, cuestión de por si filosófica, se
enfoca desde ángulos diferentes, desde proyecciones
excluyentes clasistas excluyentes y desde épocas y nivel
de desarrollo de la ciencia y la cultura disímiles entre
sí. Las ideas existencialista, utópicas y marxistas
por mencionar algunas, se debaten entre si para reclamar sus
derechos de concepción del mundo efectiva y real. Por otra
parte, el tratamiento del hombre como objetivo específico
de reflexión filosófica ha incluido varias
terminologías filosóficas que van desde el
antropologismo hasta el humanismo.

El Humanismo Marxista parte de la comprensión del
hombre concreto, lo considera como un ser transformador y
portador de un sistema de relaciones, la esencia real humana es
el conjunto de sus relaciones sociales, y la producción de
bienes materiales, su núcleo. , donde la
transformación de las relaciones sociales constituye la
base para la lucha en su posible emancipación.
Convirtió al humanismo en una concepción
científica y posibilitó el paso del hombre
abstracto al real.

En el presente trabajo nos proponemos mostrar algunas
reflexiones en torno a los principios y normas morales que, en
nuestra opinión, deben contemplarse en la actividad
profesional de la salud a la luz de esta corriente
filosófica. Cuando hablamos de principios nos referimos a
las exigencias morales más generales, a nivel de la
conciencia social, que sirven de criterios en la
elaboración de normas más particulares. Estas
últimas, prescriben lo que el hombre debe realizar ante
similares situaciones, siendo su fuerza reguladora el ejemplo
masivo y la opinión social.

El principio humanista de la moral profesional, se toman
como instrumento de regulación conductual de los
especialistas, de su autoexpresión creadora y son
garantía de la efectividad y el prestigio de la
profesión. Que se recogerán en un plan de
acción, destinado a implementar en la estrategia del
centro las variantes pertinentes para lograr los objetivos
propuestos en esta investigación.

OBJETIVO GENERAL:

Diseñar una quía de acciones
encaminadas a perfeccionar el humanismo, como valor fundamental,
dentro la práctica médica.

Desarrollo

La historia del pasado es la única clave para
comprender el presente y para imaginar futuros probables. Para
este propósito, la historia debe ser el conocimiento de
una cadena de sentidos, intenciones que se realizan en el tiempo
y que generan consecuencias que nos afectan en el presente y nos
marcan los caminos del futuro. La historia no es un hecho y su
fecha; es el sentido que tal hecho tiene para el presente y su
valor para imaginar un futuro. Quien observa como se desarrollan
las cosas desde su origen las comprende mejor.

El término más utilizado ha sido el de
humanismo, pero ha requerido de muchas especificaciones en
dependencia de la situación del filósofo y de la
complejidad del propio objeto.

Bajo el rótulo de humanismo se encuentra la
posición del cristianismo cuando vincula el hombre a Dios
(ateo cuando desaparece toda relación con lo divino)
también la antropología de Feuerbach, o el ataque
al socialismo bajo la idealización de las relaciones
burguesas se adhieren a estas terminología. Las corrientes
filosóficas se definen de varias formas. Así se
habla de humanismo existencialista o humanismo marxista por citar
las de mayor relevancia en nuestros días. Por ello es
necesario detenerse, de forma breve, en el contenido esencial del
concepto humanismo.

En efecto, bajo la denominación se concentra el
interés en el hombre, como valor supremo, el desarrollo de
sus cualidades y valores, como sus fuerzas creadoras capaces de
transformar todo cuanto le rodea a través de su actividad
práctica y racional.

La palabra humanismo apareció desde la
antigüedad, digamos en Cicerón. En su inicio, se
refería al estudio y cultivo de las artes vinculadas a la
cultura antigua, las humanidades y la cultura greco-romana.
Más tarde el humanismo se presentará como la
tendencia a efectuar el análisis del hombre como un ente
natural para desgajarlo del carácter sobrenaturalista
promovido por el cristianismo. En este estilo de pensamiento, el
humanismo pondrá la atención en el valor del hombre
como personalidad y su derecho a la felicidad, la libertad y el
libre juego de sus capacidades.

Pero esta concepción y la proyección con
respecto al hombre real ha dependido, como se decía, de la
época, de las luchas de clases en cada situación
histórica determinada. Antes del Marxismo, la
burguesía en su lucha contra la estructura feudal del
medioevo desarrolló un movimiento progresista. Este
movimiento, que incluía la exaltación de la
razón humana frente a la fe religiosa, recibió el
nombre de humanismo.

Desde el siglo XIV se inició, en efecto, el
movimiento progresista más avanzado que llegó a
contar con pensadores del período de las luchas en Italia,
los iluministas franceses y toda la ilustración. Fue, por
su forma, un movimiento cultural que reclamaba la vuelta al
virtuosismo de los clásicos de la antigüedad, sin
embargo, en lo más profundo, constituyó una
protesta contra el feudalismo, una critica severa contra el
oscurantismo y la opresión de la personalidad sujeta a las
trabas del fraccionamiento Era la nueva época dirigida por
una burguesía en franco proceso revolucionario.

En ese periodo, con los cambios producidos en el
comercio, la actividad productiva de Flandes, de los centros
bancarios Lombardía, la fermentación de las ferias,
la vida comercial de las ciudades junto a las cruzadas, fueron
realidades sociales que crearon los cimientos para el surgimiento
y desarrollo de un tipo de pensamiento que contrastaba con la
ideología basada en la fe que caracterizaba el modo de
vida típico de la sociedad feudal.

Frente a los privilegios estamentales y de castas,
absolutismo y el catolicismo sufrió un humanismo basado en
las consignas de libertad, igualdad y fraternidad. Era un
humanismo revolucionario en aquellas condiciones, que resaltaba
el valor del hombre como ser supremo.

Sin embargo, el humanismo burgués tenía
como raigambre al individuo como propietario privado, como
libertad de propiedad y no como persona universalmente libre.
Esto constituyó su gran limitación
histórica. En el terreno práctico, el individuo
más que desarrollar su individualidad vio surgir una
personalidad caracterizada por el individualismo, un hombre
fragmentado, atomizado bajo las condiciones contradictorias del
trabajo y el capital.

Lo más positivo de las ideas revolucionarias de
la ilustración tuvo como eco en las condiciones cubanas,
en las que florecía el sentimiento de independencia y
soberanía en los sectores decididos y revolucionarios de
la época.

Las raíces históricas del humanismo en
Cuba están ligadas a la contradicción
metrópoli y colonia y las ansias de independencia, en
función de la formación de la nación cubana.
(1, 2)

En el proceso de formación de la nación
cubana se unía el interés del régimen
colonial de ampliar el sistema esclavista, el temor de una parte
de los terratenientes criollos a la independencia (porque ello
tendría como resultado final la abolición de la
esclavitud) y el propósito de los E.U. de apoderarse de
Cuba cuando estuviesen maduras las condiciones. La
solución tuvo que ser un movimiento histórico de
varias etapas hasta llegar a nuestros días.

El humanismo en la histórica de Cuba está
en los ideales de independencia que proclamaron los más
ilustres pensadores del país. El ilustrísimo Padre
Félix Varela, sobresaliente exponente del ideario
separatista tuvo inquietudes filosóficas bajo la
influencia de Descartes, Bacon, Newton ligadas a de colonia y las
la formación 1 en la historia de Cuba está en los
ideales de que proclamaron los más ilustres pensadores del
ilustrísimo Padre Félix Varela, sobresaliente del
ideario separatista tuvo inquietudes bajo la influencia de
Descartes, Bacon, Newton, es decir del pensamiento
histórico más moderno de la época. Ellas
llevaban a la exigencia de una conciencia antiescolástica
e independentista y expresan también, la sabia humanista
cubana, la posición y el pensamiento de José y
Caballero y de otras figuras cuya expresión más
alta fue la personalidad descollante y universal de José
Martí.

Con sus ideas revolucionarias avanzadas, con su
sensibilidad literaria y artística, José
Martí forjó en el seno del pueblo cubano una moral
política y genuino sentimiento humano.

Martí asimiló con su extraordinaria
visión la realidad de su época, logró salir
lo más progresista y avanzado del humanismo y el ideario
democrático revolucionario que constituye el antecedente
más genuino pensamiento humanista socialista en Cuba. Sin
el pensamiento humanista de José Martí, sin su
posición antiimperialista y su sentido de la unidad
revolucionaria, no se hubiesen arraigado en nuestro país,
con esa fuerza y rapidez, las ideas del humanismo
socialista.

El humanismo martiano estuvo presente en la gesta de
independencia del siglo pasado y en la guerra iniciada el 26 de
Julio de 1953. El respeto por el hombre lo expresa Martí
al decir "Yo quiero que la ley primera de la República sea
el culto cubano a la dignidad plena del hombre", lo cual
sitúa su pensamiento en dimensión universal que
sintetiza en la expresión "Patria es humanidad".
(3)

Sobre la base de estas premisas se desarrolló
todo el pensamiento humanista posterior al siglo XIX como lo
atestigua la proyección política de Julio Antonio
Mella, las ideas revolucionarias de nuestros ilustrados de la
década del 30, de las luchas estudiantiles y la
vinculación de síntesis y continuidad que
desarrollara Fidel con la generación del centenario. En
Cuba, las ideas marxistas son la continuación del
pensamiento humanista martiano en otras condiciones
históricas. (4)

Para comprender como se produce este entronque entre la
concepción humanista progresista condicionada por la
problemática de un período histórico
determinado con la más avanzado del pensamiento
revolucionario en relación con el hombre es necesario
conocer los aspectos esenciales de esta nueva concepción
de la teoría marxista acerca de la esencia humana y su
realidad histórica.

Desde el punto de vista teórico, los conceptos
anteriores a Marx, en relación con el hombre,
tenían un marcado carácter especulativo, en el
sentido de ser un humanismo abstracto, una antropología,
que consideraba la esencia humana como algo dado una vez y para
siempre la que se presentaba en cada uno de los individuos. Esta
esencia genérica conducía a una individualidad
abstracta y por tanto fuera de la historia. Aún cuando en
los manuscritos económicos filosóficos de 1844,
Carlos Marx se sitúa en una posición más
avanzada que sus antecesores, la concepción acerca del
hombre real se mantiene prisionera de las influencias
especulativas, cuyas rejas caerán a partir de
1845-184ó con el saldo de cuentas de su conciencia
filosófica anterior, es decir, la obra "La
ideología alemana", y profundizada en trabajos como Los
fundamentos de la Economía Política y El Capital.
(5)

Al romper con su conciencia filosófica anterior,
al girar hacia la economía Marx sustituye al hombre
abstracto por el real al plantear que la esencia humana es el
conjunto de sus relaciones sociales y por tanto la historia de
los hombres es la historia de su propia actividad en la
interacción con el mundo natural – social. Por eso el
filósofo nicaragüense Alejandro Serrano Caldera,
sostiene que "La teoría de Marx es pues, precisamente por
eso, más que un materialismo clásico, que una
antropología naturalista y que un economicismo
determinista, una ciencia de la historia y una filosofía
de la praxis en donde el hombre desde su posición de
clases, está siempre presente como destinatario y actor de
la historia". (6).

La concepción expuesta por Marx, en la sexta
tesis sobre Feuerbach – contra una esencia humana determinada por
la naturaleza biofísica del hombre (según el
antropologismo tradicional o fuerzas sobrenaturales)- destruye
toda valoración que tome como punto de partida a un ser
genérico, al hombre en general, la tesis señala que
la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo
sino es el conjunto de sus relaciones sociales que se establecen
en el proceso de su actividad, en primer lugar en el proceso de
producción de bienes materiales.

A partir de esta concepción se realiza un examen
de la sociedad desde el punto de vista materialista, pues al
decir de Marx, en el Prólogo a la Contribución a la
critica de la economía política, en la
producción social de su existencia, los hombres contraen
relaciones determinadas, necesarias, independientes de su
voluntad; relaciones de producción que corresponden a un
grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas,
materiales, por tanto la sustancia más profunda de las
relaciones sociales es la actividad productiva de los hombres lo
cual constituye un aspecto fundamental de su proceso de vida
individual.

En efecto los hombres hacen su historia, pero bajo
determinadas relaciones sociales y nivel alcanzado por la
técnica, la industria, la ciencia y las formas sociales de
comunicación y actividad racional. Estas relaciones
sociales, relaciones entre individuos son contradictorias y
cambiantes. Es su movimiento que permite explicar al hombre
concreto, la existencia del ciudadano romano, del antecesor
medieval, del campesino siervo, del obrero, del capitalista sobre
la base de la división social del trabajo y las relaciones
clasistas que son relaciones sociales, que se asientan en la
producción y reproducción de la vida
material.

Estas relaciones materiales no son sino las formas
necesarias en que se realiza su actividad material o individual.
Por lo tanto, el estudio de las relaciones sociales es la clave
para la comprensión de la relación individuo y
sociedad, y para una teoría científica de la
personalidad.

A partir de las relaciones sociales como sustrato, como
esencia humana, podemos explicarnos por qué los individuos
son procesos históricos, resultados del desarrollo de las
fuerzas productivas. Desde luego el hecho de que el hombre se
individualiza a través de un proceso histórico, no
significa en modo alguno que el individuo se reduzca a las
relaciones sociales. Ello quiere decir que, a partir de la
objetividad y dinámica contradictoria de esta y sus
mutaciones, se tiene la médula esencial para comprender a
los individuos, el punto de partida.

En conclusión, el hombre es un ser activo que
transforma sus condiciones de existencia bajo la
determinación y el condicionamiento de las relaciones
sociales.

Para una mejor comprensión acerca del individuo y
la personalidad en su relación dialéctica con la
sociedad que nos permita conocer la importancia que da la
concepción dialéctico materialista del desarrollo
de los individuos y sus posibilidades creativas, es necesario
delimitar el alcance de los conceptos, individuo y
personalidad.

El individuo es por tanto, el hombre concreto,
específico que siente, actúa y piensa, que tiene
características propias y que es portador de determinadas
relaciones sociales.

El concepto personalidad se refiere al hombre individual
en el sentido que esta recae en un individuo cualquiera. Pero a
diferencia del concepto individuo en el cual se valoran
características biológicas-funcionales,
fisiológicas y sistémicas, en el estudio de la
personalidad el acento recae en el aspecto social, en qué
medida el hombre asimila sus condiciones sociales, la ciencia y
la cultura desarrollada por la sociedad. Los individuos no nacen
con una personalidad, esta se forma y es resultante de la
actividad de los individuos, de la interacción de los
hombres con el medio en tanto sujeto de la acción social.
Por tanto se puede aseverar que la personalidad es una
característica social del hombre en la cual más que
los componentes naturales la atención la fija el aspecto
social. En la medida en que el individuo asimile las conquistas
culturales de la humanidad y lo destaquen como unidad
irrepetible, por tanto está sujeta como producto del
desarrollo social, es la socialización del individuo que
forma parte de un grupo social, una clase, pueblo o nación
y que hace suyos los intereses, objetivos y aspiraciones de estos
colectivos y momentos históricos.

Las personalidades más destacadas serán
entonces aquellas que reflejan con mayor profundidad su entorno
social, la necesidad histórica, aquellos aspectos sociales
que expresen con mayor nitidez la naturaleza social de sus
semejantes.

Como expresó Ernesto Guevara en "El Socialismo y
el hombre en Cuba", la nueva sociedad en formación tiene
que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no
sólo en la conciencia individual, en la que pesan los
residuos de una orientada al aislamiento del individuo, sino en
el mismo de este período de transición por la
persistencia de las relaciones mercantiles. (7)

Para crear al hombre nuevo con una personalidad plena el
trabajo tener un nuevo carácter y por ende, debe existir
una nueva actitud ante él, para que adquiera, en toda su
dimensión, el carácter de la primera necesidad
vital, revelando todo su potencial constructivo y creador, como
fuerza de la riqueza social y factor decisivo en la
formación de la personalidad. Es decir, la
conversión de esta actividad vital en un trabajo
individual y socialmente útil.

La formación de la personalidad socialista
incluye como un alto valor moral el sentimiento humanista de los
miembros de la sociedad, en función de la dignidad,
respeto y amistad hacia otras naciones y pueblos, y contra las
expresiones de nacionalismo. El principio del humanismo implica
el amor hacia los seres humanos, y la preocupación por el
desarrollo pleno de todos sobre la base de la justicia.
(8)

Sus modos de actuación se expresan en:

  • a. Sentir los problemas de los demás
    como propios brindando afecto, comprensión, mostrando
    interés, preocupación, colaboración y
    entrega generosa hacia las personas.

  • b. Respetar a las personas sobre la base del
    valor intrínseco del ser humano.

  • c. Propiciar un clima de confianza, respeto y
    amistad entre las personas, la familia, comunidad, el
    colectivo estudiantil o laboral.

  • d.  Escuchar a otras personas con
    empatía y comprensión, que puedan expresar sus
    opiniones, preferencias y sentimientos.

  • e. Auto controlar las manifestaciones de
    agresividad que pueden darse hacia otras personas, afectando
    su integridad física y moral.

  • f. Ser altruistas y desprendidos con absoluto
    desinterés.

El socialismo inicia el proceso del reencuentro del
hombre mismo, consigo mismo, porque sobre la base de relaciones
de producción socialistas, crea condiciones para un hombre
con una actitud nueva ante el trabajo, y el colectivo,
además de favorecer condiciones que, bien canalizadas,
deben abrir todo el campo de la creatividad individual y social,
lo cual no es posible lograr en otras sociedades debido a que en
ellas hombre es enfrentado a su propia esencia.

La comprensión del humanismo, de la
individualidad y de personalidad debe tener como fundamento el
conjunto de relaciones sociales en su dinámica como la
verdadera esencia humana en las cuales el individuo sea capaz de
realizarse.

La ética del profesional de la salud, en sentido
amplio, constituye uno de los tipos o ramas de la ética
profesional que se refiere a los principios y normas que rigen y
evalúan la conducta de técnicos, estudiantes, y
otros profesionales y trabajadores vinculados con este tipo de
actividad profesional.

Como se ha planteado anteriormente, la moral profesional
no es ajena a la moral imperante, sino la concreción de
esta última de acuerdo con las especificidades de los
diversos tipos de actividad profesional. Por otra parte, el
propio carácter de la moral comunista, presupone la
necesidad de considerar las exigencias morales en las diversas
profesiones, en particular las que poseen mayor relación
con el hombre.

Al reflexionar en este sentido, resulta ineludible
partir del carácter eminentemente humanista de la
actividad profesional del profesional de la salud y de las
exigencias que ello implica.

El humanismo constituye un principio fundamental de la
moral comunista, que postula una nueva relación entre los
hombres, una nueva actitud hacia ellos, considerándolos
como el valor supremo, en tantos creadores de toda riqueza
material y espiritual a lo largo de toda la historia. Afirma la
dignidad, el derecho al libre desarrollo de los individuos y
subraya el sentido humano de las relaciones entre las
personas.

La autenticidad de la labor del trabajador de la salud
por el logro del bienestar del desarrollo de los demás,
por contribuir a la creación de las condiciones sociales
necesarias en este sentido, es muestra de su
humanismo.

En nuestra sociedad, desaparece la naturaleza
mercantilista y competitiva del quehacer, y el especialista
consagra diariamente sus conocimientos al financiamiento de la
salud del pueblo y al interés social.

Atiende y comparte cotidianamente los diversos problemas
del hombre en nuestra realidad completa, con independencia de su
raza, posición social, profesión, nacionalidad,
características personales o enfermedad que
presente.

La indiferencia hacia la persona es ajena al trabajador
de la salud, ya sea su propia vida, en su interacción con
otras personas o en su trabajo profesional. De él, la
sociedad espera una actitud solícita, afectuosa y
compresiva.

El trabajador de la salud parte, ante todo, del respeto
a los derechos del hombre, a su personalidad, estableciendo
relaciones de equidad con las personas en que entra en contacto
por su trabajo. Ya sea en el plano asistencial, docente, o
investigativo, debe reinar el respeto entre él y los
demás individuos, las relaciones de cooperación y
fraternidad.( 9 )

Sólo el amor a los hombres, a la necesidad de
hacer humana la comunicación entre ellos, el deseo de
ayudarlos partiendo de reconocer en todos la igualdad de derechos
hacia una vida digna y feliz, garantiza, en gran medida, la
eficacia ulterior de la actividad profesional del trabajador de
la salud.

Conclusiones

  • El humanismo sitúa al hombre como el centro
    del problema en su relación con el mundo y con los de
    más hombres.

  • El desarrollo de la sociedad y del propio hombre
    depende en cierta medida del desarrollo del humanismo en
    cuestión

  • Determinamos al hombre como ejecutor de su propia
    historia a partir de sus particularidades, dentro de su
    contesto histórico.

  • El humanismo parte de la idea capital de que todo
    ser humano tiene la capacidad potencial de "encontrarse" y
    encontrar la solución a sus problemas, por sí
    mismo y sin acatar la decisión de otros, por muy
    benevolentes que puedan ser.

  • De esta forma asume la libertad de elección
    como una característica fundacional del ser humano,
    que se revela como existencia, como ser en su
    devenir.

Recomendaciones

  • Reforzar el término humanismo y su
    vinculación con la práctica médica en
    los programas de estudio.

  • Puntualizar dentro de los turnos de reflexión
    y debate la importancia de la y aplicación de
    humanismo dentro de la práctica
    médica.

  • Profundizar a través de cursos de
    superación la importancia y aplicación del
    humanismo en los trabajadores de la salud.

Bibliografía

Colec. de Autores.: "Lecciones de
filosofía marxista ", Edit. Pueblo y Educación, La
Habana, 1984. p. 11.

Guevara, Ernesto. Cartas a José Mederos. 26 de
Febrero de 1954. Obras.

Ilizastegué Dupuy, Dr. Fidel. Salud,
Medicina y Educación Médica. Edit. Ciencias
Médicas. La Habana 1985. p.251.

Colec. de Autores. Filosofía y
Medicina. Edit. C. Sociales, La Habana. 1987. p. 124.

Smirnov I . "La salud del hombre, problema
filosófico" Rev. Ciencias Sociales de la URSS No.1, 1987
(p.175).

Carlos Marx. Manuscritos Económicos
1948.

Ernesto Che Guevara. El Socialismo y el
hombre en Cuba.

Colectivo de Autores. Lecciones de
Filosofía Marxista-Leninista Tomo II.

Colectivo de Autores Lecturas de
Filosofía, Salud y Sociedad.

 

 

Autor:

MSc. Arelys Rodas
Clavijo.

Lic. Enfermería, Profesor
Instructor

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Calle 26 # 2505 Bahía Honda,
Artemisa

Yanel Paradela Marrero

Lic. Medicina
Transfusional

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Artemisa

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Historia

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Harlem

Bahía Honda, Artemisa

Policlínico Universitario Manuel
González Díaz

Facultad de Ciencias Médicas de
Artemisa.

2012

"Año 54 de la
Revolución."

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