Monografias.com > Historia
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La esclavitud en Brasil y Cuba: Un estudio comparativo de su evolución y decadencia



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Portugal: pionera de la trata de
    esclavos
  3. Algunos orígenes del componente africano
    en Brasil y Cuba
  4. Decadencia y abolición de la
    esclavitud

Introducción

El tema sobre la esclavitud africana en América
ha sido abordado en sus más variados enfoques, tanto en
los planos económicos, políticos y socio-cultural.
El resultado de tantas investigaciones han sido brillantes y
excelentes tratados, cuyos aportes se deben a una infinidad de
documentos y obras recopiladas de quienes conocieron de cerca el
fenómeno de la esclavitud, así como los
dictámenes oficiales sobre la materia, en sus distintas
etapas.

Gilberto Freyre y Fernando Ortiz se encuentran entre
esos eminentes investigadores que dedicaron parte de sus vidas a
tan ardua pero fructífera tarea, cuya misión, se
puede deducir, no era otra que vindicar el martirio del negro
africano, capturado y sometido a la esclavitud. Vindicarlo en el
sentido de mostrarnos con hechos la baja condición humana
del conquistador quien implantó el sistema esclavista con
todas sus consecuencias, por una parte, y de la enorme impronta,
pocas veces reconocido, que legó la cultura de los
conquistados en tierras de América.

En tal sentido, este trabajo no pretende retomar aspecto
conocidos sobre la esclavitud, sino más bien el de
realizar un esbozo comparativo entre dos sistemas esclavista, los
implantados en Brasil y Cuba.

Como justificación general considero
válido argumental el hecho que estas áreas
mantuvieron el sistema esclavista exitosamente casi hasta las
postrimerías del siglo diecinueve, en un contexto muy
desfavorable para la esclavitud: revoluciones, procesos
independentistas, campañas abolicionistas, etc.

Otra justificación más específica
se basa en los planteamientos tanto de Freyre como de Ortiz con
respecto a la tipología del negro africano. Los dos
afirmaron que el componente africano arribado en sus
países estuvo entre los mejores del continente. En este
sentido, este trabajo señalará algunos elementos
coincidentes en cuanto al origen de los africanos enviados a
Brasil y Cuba, así como el nivel de asimilación de
los mismos, en sus respectivos contextos. Por supuesto que las
fuentes empleadas en este aspecto radican en obras
clásicas como: Casa Grande y Senzala de
Gilberto Freyre; Los negros esclavos y los
Negros Curros de Frenando Ortiz. Otras fuentes de
interés fueron empleados como apoyo.

El esquema del trabajo es sencillo y ameno. Parte de un
reconocimiento de Portugal como pionera del comercio de esclavos
en el hemisferio occidental; del hecho mismo que la trata no fue
una actividad exclusiva de europeos, también participaron
los nativos africanos.

En una segunda parte se intenta confluir el origen de
los esclavos llegados a Brasil y Cuba, si se toma en cuenta que
Portugal tuvo el monopolio de la trata en una primera etapa,
suministrando esta mercancía a las distintas áreas
coloniales en América, así como las preferencias de
su selección.

También en esta segunda parte se hace referencia
a la sociedad patriarcal, en donde la casa grande y la
senzala en Brasil, y en menor medida, el ingenio en
cuba, se constituyen como centros de aclimatación del
negro africano, de asimilación y de conformación
transcultural con los demás componentes étnicos.
Esta afirmación reside en las obras de los autores
mencionados, de las cuales se extrajeron peculiaridades de cada
caso.

Por último, la tercera sección
abordará algunos factores que permitieron prolongar,
más allá de lo históricamente viable del
contexto liberal de la época, al sistema esclavista en
Brasil y Cuba. En este sentido, la obra de Roland Ely,
Cuando reinaba Su Majestad el Azúcar,
ofrece importante información.

Modestamente espero que, cuando menos, este trabajo
aporte indicios para otras investigaciones.

Gracias

Portugal: pionera
de la trata de esclavos

El comercio esclavista se había constituido en
una actividad practicada desde muy antes de la epopeya colombina,
siendo el mediterráneo y las costas del África
oriental de preferencia para árabes, genoveses y
portugueses, principales proveedores de mercancía humana
hacia un mercado todavía modesto para el siglo XV. No
obstante, con la irrupción de los turcos-otomanos en aguas
mediterráneas, interrumpiendo el comercio entre Europa y
el oriente, y los posteriores descubrimientos de Cristóbal
Colón se abrirían nuevos horizontes para el
comercio de esclavo, estimulado por un mercado con un futuro
contorno mundial.

Fue el reino de Portugal quien mejor aprovechó
estas circunstancias históricas, los primeros en estar
preparados para tan abarcadora faena. Su posición
geográfica en la península ibérica, de caras
al Océano Atlántico, le fue propicia para cuando el
comercio europeo se reorienta del Mediterráneo al
Occidente. Para entonces este reino había alcanzado un
cierto desarrollo de la actividad marítima, además
de contar con una ventaja fundamental frente a sus rivales: sus
conocimientos sobre las costas del África occidental, pues
sería ésta porción de ese continente de
donde se embarcaría el grueso de la mercancía
humana rumbo a América.

Este conocimiento se debe a las largas exploraciones,
desde Marrueco hasta Angola; estableciendo pequeños
fuertes en algunos puntos: Senegal en 1446; Costa de Oro,
Fernando Poo, Gabón, Sierra Leona y Delta del Níger
entre 1471-1480; Río Congo, 1482-85. Esta ventaja
estratégica le otorga al Portugal el monopolio de la trata
de esclavo en el hemisferio occidental, casi hasta mediados del
siglo XVII. La prosperidad de los comerciantes portugués
en este sentido debió ser extraordinario, si se toma en
cuenta que entre 1580 y 1640 el reino de España se anexa
al reino de Portugal, concediéndoles en consecuencia un
vasto mercado.

España estuvo imposibilitada de proveer sus
propios mercados a causa de sus aventuras guerreras y de la
desastrosa derrota de su armada invencible en 1588. Otros reinos
emergieron como potencias marítimas, disputándole a
Portugal dicho comercio. Holanda, Inglaterra y Francia, que a lo
largo del siglo XVII, establecen sus propias colonias en las
antillas, arrebatan a los portugueses puntos estratégicos
de las costas africanas: en 1618 los ingleses dominan el
Río Gambia; 1637, los franceses en san Luis de Senegal;
1637, los holandeses desplazan a los portugueses en Arguin, Gorea
y Elmina; 1645, los suecos en Costa de Oro; 1777, España
adquiere Fernando Poo[1]Es probable que la
pérdida de estos enclaves haya obligado a Portugal hacerse
de otros puntos, principalmente en la costa oriental. Otra merma
para los comerciantes portugueses lo constituyeron los asientos
otorgados por España para el ingreso de esclavos a sus
colonias, primero a la francesa Real Compañía de
Guinea en 1799, y luego a la Real Compañía de los
Mares del Sur de origen inglés en 1713. Pese a estas
pérdidas, Portugal siempre contó con su colonia del
Brasil, en constante expansión, un mercado seguro que la
mantenía en el negocio.

1.1 LAS FACTORIAS COMO
CENTROS

DE INTECAMBIO

El comercio de esclavo no fue una actividad
exclusivamente de europeos, también fue obra de nativos,
sin los cuales la trata hubiese sido imposible. Las
factorías constituían el centro de intercambio, en
donde los traficantes ofrecían telas, enseres, armas y
otros objetos por cautivos, capturados por los mismos africanos.
Estos enclaves eran fuertes bien ubicados y defendidos en las
zonas costeras; contaban con almacenes para las
mercaderías y barracones en donde confinaban a las
victimas en espera de ser embarcados en las naves. Los europeos
comúnmente aseguraban el suministro de esclavos a
través de pactos y acuerdos con poderosos reinos, quienes
sometían a etnias rivales, e incluso a sus propios
súbditos, esclavizando aldeas y poblados enteros. Reinos
como el Ashanti en Gana; el Fon en Dahomey; los de habla mande,
mandinga y susu en Guinea, y otro como el Fula y Akán
victimizaron a los pueblos Kissi, Ga, Mbondemo entre muchos
otros[2]

Las factorías fungían también como
centros de intercambio cultural, formándose idiomas que
entrelazaban palabras europeas con dialectos nativos, necesarias
para el entendimiento comercial[3]En este sentido,
la lengua portuguesa fue la que prevaleció por ser la
primera en establecer factorías.

Este intercambio también originó, como
consecuencia del amancebamiento entre europeos y nativas, la
formación de una clase mulata, la cual
desempeñó un papel importante como comerciantes, e
incluso muchos llegaron a alcanzar ciertas posiciones en algunos
reinos. Los portugueses por su parte fueron quienes mayor
impronta dejaron en ese sentido. Veamos lo que describe Walter
Rodney:

"los mulatos ganaron, realmente, influencia
política en zonas de África Occidental. Eran
particularmente fuertes en Dahomey y Nigeria, donde los mulatos
procedentes de Brasil actuaban de consejeros de los reyes y eran
los traficantes más importantes de esclavos"

La práctica de internarse profundamente en
territorios inhóspitos del África en
búsqueda de esclavos constituyó una experiencia
valiosa para los portugueses en la colonización del
Brasil. El mismo autor dice:

"Eran ellos quienes se internaban profundamente en
África Central con el objetivo de traer esclavos a la
costa, y es sabido que llegaron a recorrer toda la distancia
desde Angola hasta Mozambique"[4]

En Brasil esta tarea en gran parte la realizaron los
caboclos[5]conocedores de las selvas y
expertos en la captura de indígenas.

Por último, las factorías sobrevivieron
hasta bien entrado el siglo XIX, cuando los portugueses
finalmente cesan el tráfico de negro en el occidente
africano. Los únicos reductos de explotación
esclava en América, Brasil y Cuba, se valieron de otros
medios para mantener este sistema de explotación casi
hasta el final de esa centuria.

Algunos
orígenes del componente africano en Brasil y
Cuba

Gilberto Freyre y Fernando Ortiz ofrecen una serie de
datos relacionados a los orígenes culturales de los
africanos transportados a Brasil y Cuba, pero muy poco con
respecto a la ubicación geográfica de los mismos.
No es de extrañar, pues en el continente africano, durante
el largo período de la trata, yacía una diversidad
muy considerable de comunidades con niveles de desarrollo
distintos, que iban desde los cazadores, recolectores hasta
Estados o reinos relativamente estructurados, todos diseminados
en ese continente. La ubicación geográfica es
importante si se toma en cuenta un factor significativo, como lo
es la presencia en ese continente de la religión musulmana
en algunas regiones, y su influencia en la población
negra. Podemos destacar el norte y oriente de África como
santuarios de esa religión, cuya población es
semita o blanca, y su idioma el árabe[6]El
nivel cultural de los negros esclavos dependía del
contacto con esas áreas dominadas por el Islam. Mientras
más lejano menor el grado de desarrollo. El traficante
europeo conocía muy bien esa realidad y su
selección o preferencia iban de acuerdo al tipo de demanda
en América. Gilberto Freyre por su parte nos ofrece una
clasificación cultural interesante:

  • a) Hotentotes: caracterizado por la cría
    de ganado, por el empleo de bueyes para el transporte de
    carga, utilizaron el cuero en el vestuario, vasto consumo de
    carne.

  • b) Bosquimanos: cultura inferior, pobre
    nómade, sin animal alguno al servicio del hombre, sin
    organización agraria o pastoril, semejante al
    indígena.

  • c) Los Bantú del África oriental:
    empleo de la agricultura, pero más aún de la
    ganadería, trabajos en hierro y madera.

  • d) Área de Congo, también
    bantú, Ibo, fanti: economía agrícola,
    caza y pesca, domesticación de cabra, cerdo, gallina,
    cestería, practicaron el comercio.

  • e) Cuerno oriental: organización social
    influenciada por el Islam, actividad pastoril (vaca, cabra,
    oveja, camello).

  • f) Sudán oriental: más
    influenciada por el Islam, lengua árabe, pastoril y
    nomade.

  • g) Sudán occidental: influencia
    mahometana, región de grandes monarquías
    (Dahomey, Ashanti, Haussa, Borne, Yoruba), actividad
    agrícola, ganadería, comercio trabajos
    artísticos[7]

Destaca Freyre que la colonización africana del
Brasil se realizó principalmente con elemento bantú
y sudanés.

Por otra parte, la clasificación que nos ofrece
Fernando Ortiz da cuenta más específicamente del
africano arribado a Cuba. Su lista es muy larga. Aquí se
cita los más importantes:

  • a) Abaya de lengua Ibó: Costa de Oro,
    entre Elmina y Cape Coast.

  • b) Acocuá: norte de Fernando
    Poo

  • c) Achanti: negros minas

  • d) Apapá: negros haussa del alto
    Níger

  • e) Arará, yorubas: de vecindad
    dahomeyana.

  • f) Cambada: procedencia Mozambique.

  • g) Fanti: de Costa de oro.

  • h) Fula: raza roja, superior, provienen del
    este; llamados mandigas en el Senegal.

  • i) Guineos: golfo de Guinea (Costa de los
    Esclavos).

  • j) Loanda: colonia portuguesa de
    Angola.

  • k) Macuá: Mozambique.

  • l) Mandingas: África superecuatorial,
    desde Senegal hasta Liberia, se extiende al interior por el
    norte, hasta el país de los Achanti y
    dahomey:

  • m) Mina: pueblo de la Costa de los esclavos,
    sometidos por los Achantis del oriente y vendidos.

  • n) Mombasas: norte de
    Mozambique.[8]

Muchos africanos traídos a Cuba a lo largo del
siglo XVI y mediados del XVII debieron ser suministrados por
traficantes portugueses, pero fue una etapa en que la
economía cañera cubana se encontraba en
pañales. Esta tendría su auge a fines del s. XVIII
y primeras décadas del XIX, con lo cual en esta etapa la
mano de obra esclava fundamentalmente fue proveída por
traficantes de otras nacionalidades, y su selección iba de
acuerdo a los requerimientos de la dura faena en las
plantaciones. En Brasil, la demanda de fuerza de trabajo esclavo
fue constante a lo largo de la colonia y el Imperio, debido a su
diversidad económica y necesidades domésticas, por
tanto la selección del negro africano fue más
cuidadosa. Las colonias españolas debían
conformarse con las ofertas disponibles, mientras que los colonos
del Brasil gozaban de mejores opciones. A esto hay que agregar
las peculiaridades de la sociedad colonial porque ciertamente
este factor influyó en la escogencia y trato dado al
negro, especialmente en el caso del Brasil. Aspecto que veremos
posteriormente.

Por otra parte, Freyre Y Ortiz coinciden en que los
negros importados a Brasil y Cuba, con raigambre musulmana, eran
muy superiores al resto. Ambos hacen mención de los
pueblos de habla fula o fulata, oriundos de Senegal. Ortiz los
engloba en la gran familia mandinga, de religión
islámica, mientras que Freyre los sitúa en el
Sudán occidental, región de grandes
monarquías
, Dahomey, Ashanti, Haussa, sin dejar de
mencionar a los mandigas. Fueron descritos, los felatas, como
gente de color cobrizo abermejado y cabellos ligeramente
ondulados, considerados antropológicamente como superiores
por su mezcla de sangre hamítica y árabe.
A
los fulas como gente alta, de piel amarilla o rojiza, de
cabello rizado, rostro oval y nariz prominente.
En
Bahía, Minas Geraes y Matto Grosso fueron traídos
preferentemente, ya que estos esclavos hicieron aportes
técnicos en diversas actividades como la minería y
la cría de ganado, conocimientos supriores a la de los
blancos.
Pero las necesidades del colono iban más
allá de la mano de obra, también comprendía
la necesaria compañía femenina. En este sentido las
mujeres felatas fueron preferidas, según refiere, pues
próximas en cultura y domesticidad, a los
blancos…para amigas, mancebas y caseras.
A Pernambuco
fueron llevados negros australes del grupo bantú,
más aptos para el recio trabajo en los
cañaverales[9]

En la obra de Fernando Ortiz se describe someramente a
estos pueblos. Hace referencia de los mandingas, como raza
muy inteligente…Por alcanzar la civilización
arábiga, la mayor parte han venido a Cuba hasta sabiendo
escribir y con varias industrias que los hacen ser muy estimados.
No continuaron arribando a la isla debido a la vigilancia de los
ingleses desde Sierra Leona
[10]Probablemente
otras consideraciones se impusieron. En Cuba, el negro esclavo,
independientemente de su nacionalidad, fue explotado brutalmente,
salvo los que tenían la suerte de ser utilizado en labores
domésticas.

No cabe duda que tanto a Brasil como a Cuba arribaron
esclavos del mismo origen cultural. Por supuesto que en
diferentes proporciones. Falta revisar el tipo de sociedad
colonial en las que estos esclavos fueron establecidos, para
poder valorar el grado de desenvolvimiento o asimilación
de que fueron capaces.

  • LA SOCIEDAD PATRIARCAL

Freyre emplea este término para caracterizar a la
sociedad señorial formada en Brasil durante el largo
período de la esclavitud. De grande propietarios de
fazendas[11]amos y señores de todo lo
existentes en sus predios, de familias de elevada alcurnia,
acreedores de privilegios incuestionables. También en Cuba
cabe este término, y con más razón, ya que
los propietarios de las grandes plantaciones implantaron una
sociedad estamental más rígida que su contraparte
del Brasil.

Sin embargo, la sociedad patriarcal desarrollada en
Brasil obviamente presentó caracteres diferentes a la de
Cuba. Bien sea por el factor idiosincrásico del
portugués y el español. Al respecto Freyre dice que
los contactos de raza y cultura, apenas dificultados pero
nunca impedidos por los antagonismos de religión, fueron
en Portugal los más libres y entre los elementos
más diverso
[12]El roce con la cultura
mora y judía fue de gran importancia en este sentido.
Cuando la reconquista contra el moro culmina en el Portugal ya
ésta contaba con una sociedad con fuerte mestizaje: el
rubio transitorio, el semi rubio y el falso rubio,
tales
eran aquellos aspecto del portugués común. El
contacto con el negro africano se añade a esta
tipología. Antes de su llegada a América la
presencia negra ya era común en el mismo Portugal; el
amancebamiento y el concubinato fueron habituales en la
península. Asimismo el carácter pragmático
en los negocios del portugués hizo de su relación
con los judíos el principal socio y una fuente de
prosperidad en el que se basó el imperialismo
portugués para su
expansión
[13]País
pequeño, con escasa riquezas y poca población
obliga al portugués a la aventura marítima, al
contacto con otras regiones, transformándose en una
sociedad abierta a todo tipo de influencias. A la
colonización del Brasil llevaron estos elementos, creando
una sociedad híbrida, esclavista, cristiana y
promiscua
, tal como la describe Freyre.

Por otra parte, el elemento español que coloniza
a América tenía rasgos diferentes. Del reino de
España fue Castilla la que realiza este proceso.
Marcadamente feudal e ideológicamente intransigente los
reyes católicos imponen un exclusivismo, incluso en la
propia España. Judíos y moros fueron tratados como
infieles y expulsados del territorio, mientras que la
colonización de las indias occidentales le era prohibitiva
a otras regiones españolas, ajenas a Castilla. La
distinción religiosa, que no fuese la católica,
acentuó la inflexibilidad del reino de España.
Estas características en esencia fueron los patrones que
se impusieron en América, porque aún cuando el tipo
de sociedad que se establece fue igualmente híbrida,
esclavista y cristiana, la división rígidamente
estamental marca una importante diferencia con respecto al
Brasil.

No obstante, Cuba presenta peculiaridades que la apartan
un tanto de estos moldes. Una de ellas es su condición de
isla estratégicamente ubicada, lo cual favoreció a
La Habana como puerto de tránsito de los galeones cargados
de riquezas con rumbo hacia España. Esa condición
de puerto de tránsito y desembarque, de toda especie de
individuos con ansias de gastar y divertirse, transforman a
ésta en un emporio del vicio. El resto de la isla fue
desamparada por las autoridades, situación aprovechada por
piratas, corsarios y bucaneros para abastecer a los colonos de
todo lo necesario. Ese contacto a lo largo de siglos hace de la
sociedad de la isla un conglomerado menos apegado a los
convencionalismos religiosos y a las leyes coloniales, y le
imprime a su clase patriarcal o latifundista un cosmopolitismo
acorde con las épocas y un sentido de autosuficiencia tal
vez superior que el resto de las colonias. Aún así
no dejó de ser una sociedad en su conjunto muy estamental
y segregacionista con relación al negro.

Estos breves antecedentes nos ofrecen una idea de las
diferentes tendencias de las sociedades colonial de Brasil y
Cuba, dentro de las cuales se desenvolvió el
esclavo.

En este sentido, en el Brasil, la sociedad colonial que
se fue conformando, le dispensó al negro, esclavizado o
no, oportunidades de asimilación e integración,
gracias a una colonización mucho menos desprejuiciada en
cuanto a los dogmas de la época. De esta manera,
según Freyre, en la sociedad esclavista el negro encarnaba
todo lo negativo, a la vez que personificaba todo lo deseable.
Todo lo negativo porque pervertía y corrompía las
buenas costumbres de la sociedad blanca, y positivo porque no se
podía prescindir de ellos, sobre todo en el uso arbitrario
e inmoral, y hasta en lo intimo y familiar. Pero la misma
naturaleza de la esclavitud propendía a esta
corrupción, ya que los negros fueron sometidos a una
infinidad de caprichos de los amos blancos.

Para Freyre La casa grande o vivienda de los
señores y la Senzala o habitación de los
esclavos se habían constituido en el principal centro de
contacto cultural. Veamos algunos aspectos extraídos de su
obra

"La casa-grande alzaba de la senzala, para el servicio
más íntimo y delicado de los señores, una
serie de individuos, amas de crianzas, mucamas, hermanos de leche
de los niños blancos. Individuos cuyo lugar en la familia
pasaba a ser no el de esclavos, sino el de personas de la casa.
Algo así como los parientes pobres de las familias
europeas. A la mesa patriarcal de las casas-grandes se sentaban,
como si fuesen de la familia, numerosos mulatitos. Crías.
Muleques apreciados. Algunos salían en coche con los amos,
acompañándolos en sus paseos como si fuesen sus
hijos."[14]

"Las casas-grandes tuvieron casi siempre aulas de
enseñanza…Muchas veces se unían las
crías y muleques[15]aprendiendo todos
juntos a leer y escribir, a cantar y a rezar. En otros ingenios
crecieron en pareja ignorancia niños y
muleques"[16]

De esto se desprende que la liberalidad de la sociedad
colonial del Brasil rompía con todos los esquemas,
establecidos duramente en otras colonias, las cuales le
parecería inconcebible que niños blancos y
muleques crecieran jugando como hermanos, o que
felices de los niños que aprendieran a leer y escribir
con profesores negros, afables y buenos
.

Al parecer, por lo descrito por Freyre, el contacto
íntimo con el negro, atenuó la ferocidad de la
esclavitud en el Brasil. Pero ese contacto sólo era
posible si el señor y su familia permanecían
viviendo en la casa-grande[17]a diferencia de las
colonias españoles en donde los hacendados por lo
común se ausentaban de sus predios rurales. La convivencia
cotidiana con el esclavo inevitablemente iría creando esos
vínculos fraternales; prácticamente el niño
blanco se criaba con el muleque, a veces hasta siendo hermanos,
pues el amancebamiento entre el señor y sus esclavas era
común.

El hecho de que un negro en los tiempos de la esclavitud
llegase a ser maestro, e incluso hasta cura, así lo
refiere Freyre, evidencia el grado de asimilación a que
llegaron.

La corrupción y disipación de la sociedad
esclavista brasileña, producto de sus desprejuicio,
contradictoriamente favoreció al negro, en su
condición de esclavo o libre. El autor citado nos ofrece
otro interesante ejemplo, esta vez relacionado con el clero.
Veamos:

"muchos llevaron la misma vida musulmana y corrompida de
los señores de ingenio, bajo la
provocación de mulatitas y negras de la casa, que se
redondeaban en mozas, de mulecas echando pechos de mujer, y todo
fácil, al alcance de la mano más
indolente."

"Fue por cierto una de la causas por las que Antonil
recomendó a los capellanes que habitasen fuera de la
casa del ingenio
."

"La misma recomendación de fray José
Fialho a los reverendos párrocos de Pernambuco: que no
tuviesen en casa esclavas de menos de cuarenta
años
. De cuarenta años para arriba, ya no se
consideraba peligrosas a las
negras."[18]

Lo más interesante es que tales encuentros no se
consideraban como un sacrilegio ni eran motivo de grandes
escándalos, más bien era habitual en esta sociedad,
con lo cual el ascenso social de los negros y los pardos era
posible. Freyre refiere una cita de Luis de los Santos Vilhena
erudito profesor de lengua griega:

"Hay eclesiásticos y no pocos-informa Villena-
que por aquella antigua y mala costumbre, sin acordarse de su
estado y carácter, viven así en desorden con
mulatas y negras de las que a su muerte dejan a los hijos por
herederos de sus bienes; y por estos y parecidos modos llegan a
parar en manos de mulatos presuntuosos, soberbios y haraganes,
muchas de las más preciadas propiedades del brasil, como
son aquí los ingenios que a corto se destruyen con
gravísimo perjuicio del
Estado."[19]

Ascenso social a través de los medios
económicos, y hasta culturales, pues ser hijo de
clérigo representaba una ventaja, bien sea si fuese
blanco o mestizo claro, se le posibilitaban las
profesiones o carreras más nobles, al mismo tiempo que se
le faciliten los casamientos en el seno de las familias
más exclusivistas.
Es inimaginable una
situación como la descrita en Cuba u otra colonia
española, e incluso en la etapa pos independentista. Es de
suponer que estos privilegios no eran generalizados, sólo
una minoría ínfima corrían con esa suerte,
pero el hecho mismo era sintomático de la flexibilidad
social existente en Brasil durante esa larga etapa
histórica.

Suerte diferente corría el negro en la Cuba
colonial, esclavo o libre. Por supuesto que el trabajo en los
ingenios obviamente debió ser brutal, lo cual esta
situación era muy diferente si se trataba del trabajo
doméstico, sobre todo en los centros urbanos. Una
diferencia con respecto a Brasil es que los hacendados cubanos
comúnmente no llevaban una vida familiar en el
batey[20]con lo cual la intimidad de la
vida diaria con los esclavos era muy relativa. Claro está
que el amancebamiento se producía, pero sin que ello
representase ventaja alguna para las esclavas y sus críos.
Fernando Ortiz retrata algunos aspectos de la vida de los
esclavos en Cuba[21]

"el esclavo en las plantaciones era tratado como una
bestia, como un ser al que se le desconocía todo
carácter humano, como no fuera para obligarle en las horas
de ocio a adorar el Dios de sus amos."

"En los ingenios de fabricar azúcar, en los
cafetales, en las vegas de tabaco se exigía a los esclavos
una labor superior a sus energías y se les mantenía
en una situación inferior a la que reclamaban sus escasas
necesidades."

En cuanto al trabajo de los niños, Ortiz cita lo
descrito por un visitante a uno de estos ingenios:

""En la puerta de la fábrica de 50 a 60 negritos
de ambos sexos y de seis a doce años ocupados en echar
caña al elevador que la llevaba al trapiche para ser
triturada; las carretas iban y venían con su carga de
caña. Estos pobres niños bajo el sol ardiente y
sometidos a un trabajo mortal, volvían la mirada hacia un
foete de cuero que blandía un negro sobre aquellos, si
querían descansar o comer un trozo de
caña."

La situación de la esclava en el ingenio no era
diferente, pero hay que hacer la salvedad, según se
describe en la obra de Ortiz, acerca de la oposición de la
hacendados de introducir negras en sus ingenios, ya sea por los
problemas que acarreaban los embarazos, el cuidado de las
crías y la oposición de los moralistas que se
oponían a la convivencia de esclavos no casados,
además de que la oferta de esta mercancía era tan
abundante que no se requería su reproducción en la
isla, situación que por lo demás condenaba al
esclavo al celibato, hasta que en el siglo XIX se cambia este
criterio debido a la campaña de poner fin a la
trata.

En cuanto al esclavo doméstico su
situación cambiaba significativamente, principalmente para
aquellos que se encontraban en los poblados. El mismo Ortiz nos
ofrece una serie de situaciones por las que
atravesaban:

"El esclavo domestico encontraba también
una fuente de recursos económicos y de benevolencia,
sirviendo de cómplice y encubridor a los hijos de sus amos
en sus aventuras juveniles."

"Los varones solían vestir, aunque más
modestamente como los blancos…tenía además
sus diversiones; ya era la posibilidad de conversar y beber
libremente en la bodega o el puesto de fruta con sus amigos o sus
carabelas."

"las negras gozaban además de otra ventaja, de la
facilidad de proporcionarse algún dinero y aún
lograr su emancipación, haciendo vida sexual común
con algún blanco, caso bastante frecuente"

"La pequeña burguesía invirtió a
menudo sus ahorros comprando un esclavo como podía comprar
un animal de carga, y lo arrendaba convirtiéndolo en
fuente de ingreso."

"Las negras solían ser también arrendadas
ya para las labores caseras, ya como nodrizas, ya para la
costura, en cuyo caso eran muy buscadas."

"El esclavo urbano podía hallarse en otra
condición más cercana a la libertad, se arrendaba a
si mismo. Previo el pago periódico a su amo de determinada
cantidad el esclavo podía trabajar por su
cuenta."[22]

El negro libre, por lo que nos muestra el propio Ortiz,
disfrutó, si cabe esta palabra, de un desenvolvimiento que
superaba a sus similares de otras colonias. Pero esta libertad,
permitida, mientras no se alterara con ello el régimen
político, ni se lesionara al blanco
, por lo general
derivó en la criminalidad. El negro
curro[23]quien simbolizaba esta
condición, según Ortiz, tenía conciencia
de que al ser libre era un aristócrata entre los negros, y
los curros no fueron sino embriagados por la libertad,
fanfarrones y petulantes fantaseadores de
ella
[24]Era sinónimo a su vez de la
mala vida, del raterismo y eran tenidos como asesinos. Tal
condición la propiciaba la mala vida de los
blancos:

"De estos emanaban los ejemplos buenos o malos; de
éstos, las normas de vida las cuales por grado o por
fuerza y tarde o temprano tenían que adaptarse los
dominados."[25]

El goce de esta libertad no implicaba propiamente una
posibilidad de ascenso social, bien sea por la vía de la
educación, o por los medios económicos. De hecho,
estos negros curros vivían, aún cuando
fraternizaban con blancos de la mala vida, de forma segregada,
habitaban en barrios apartados y confluían en áreas
específicas de la ciudad. La segregación
conllevó a que muchos negros citadinos, aparte de los
curros, se agruparan en sociedades secretas, las
cuales:

"(…) practicaban unidos a sus iniciados mediante
juramentos de sangre, ceremonias religiosas, sacrificios de
animales, cantos, tamboreos, funerales y demás ritos
crípticos, cuyas fraternidades o cofradías,
conocidas conjuntamente en Cuba por ñañiguismo y
por abakuá."[26]

Curros y ñañigos, y la negritud en general
en Cuba, sin duda hicieron grandes aportes culturales a la
sociedad cubana, siendo su máxima expresión en ese
sentido, no obstante el negro sufrió de un racismo
ingénito en una sociedad patriarcal muy
regimentada.

Comparar y valorar la impronta social del negro tanto en
Brasil como en Cuba resulta dificultoso. Tal vez en Cuba el negro
acarreó mayores desventajas, si se coteja con lo planteado
por Freyre. Habría que extraer mayores elementos de las
obras de Fernando Ortiz que avale su afirmación en cuanto
a la superior calidad del componente negro en Cuba. Posiblemente
se haya basado en la capacidad del negro cubano para crear su
propio espacio cultural, al margen de una sociedad esclavista
renuente en brindarle posibilidades de
asimilación.

Decadencia y
abolición de la esclavitud

Paradójicamente el inicio del proceso de
eliminación de la trata y abolición de la
esclavitud coinciden con una expansión del sistema
esclavista en Cuba y Brasil. Inglaterra, quien a lo largo del
siglo XVIII monopolizó este comercio, se erguía
como la garante en extirpar este flagelo[27]Para
la Gran Bretaña, este modo de producción,
símbolo de la etapa mercantilista, obstaculizaba sus
propósitos de establecer la libre concurrencia
económica, en beneficio de su expansión industrial.
Pero esta etapa del capitalismo industrial contradictoriamente
benefició a Brasil y Cuba, al estimular la
producción de materias primas, como el azúcar y el
café.

Tanto Brasil como Cuba, de distintos modos,
también se vieron beneficiadas por los procesos
independentistas que devastaron a otras colonias, tal como
ocurrió con la revolución haitiana, en donde casi
toda su infraestructura azucarera terminó destruida. Estas
circunstancias, favorables para las colonias mencionadas, se
reflejaron en un repunte vigoroso de la importación de
esclavos. Veamos algunas cifras en el caso del
Brasil[28]

  • 1811-1820 ingresan 266.800
    esclavos

  • 1821-1830 " 325.000 "

  • 1831-1840 " 212.000 "

  • 1841-150 " 338.300 "

  • 1851-1860 " 3.300 "

En cuanto a Cuba[29]

  • Para 1817 habían 119.115 esclavos

  • Para 1827 " 286.000 "

  • Para 1838 " 436.000 "

Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter