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El espejismo de la religión (página 2)




Enviado por Reflexion 21



Partes: 1, 2, 3

Como puedes ver, se trata de un verdadero "autogol", un
"tiro que le salió por la culata" al cristianismo, pues,
en efecto, la Santísima Trinidad no es más que un
mamarracho decretado por oficio por los primeros padres de la
iglesia, un total y completo disparate.

Ilustración 9. La Santísima Trinidad es
un autogol del cristianismo: un completo
disparate.

Jesús no sabía lo que hablaba.

¿Cómo podemos saber que Jesús no
sabía lo que hablaba? Echemos un vistazo a algunos
pasajes. En Marcos 11:24 Jesús nos asegura:

  • "Por tanto, os digo que todo lo que
    pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os
    vendrá."
    Marcos 11:24.

Cuando una persona dice, "si algo pedís en mi
nombre, yo lo haré", ¿qué quiere decir? Se
entiende que Jesús quiere decir que, si le pides cualquier
cosa, él lo hará. ¿Qué otra cosa
podría querer decir? Jesús lo repite una y otra
vez. (Véase Juan 14, 12 y Mateo 7,7). Sin embargo, ya
hemos visto que no es más que un engaño. Puedes
rezar por todo tipo de cosas y nada va a suceder. Toda
oración contestada es, en realidad, una coincidencia. Toda
la evidencia apoya esta afirmación. El diccionario define
a un embustero como una persona que promete cosas que no puede
cumplir.

Veamos ahora Mateo 15:22-26. Se puede leer lo
siguiente:

  • "Entonces una mujer cananea que había
    salido de aquella región comenzó a gritar y a
    decirle: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia
    de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un
    demonio. Pero Jesús no le respondió palabra.
    Entonces, acercándose sus discípulos, le
    rogaron a Jesús diciendo: Despídela, pues viene
    gritando detrás. Él, respondió: No soy
    enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
    Entonces, ella vino y se postró ante él,
    diciendo: ¡Señor, socórreme! Jesús
    dijo: No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo
    a los perros".
    Mateo 15:22-26

Jesús llamó a esta mujer "perro"
simplemente porque era extranjera. El diccionario define a un
racista como una persona que da un trato de inferioridad a otras
sólo por motivos raciales o de nacionalidad.

Luego, en Marcos 11:1-3, Jesús les pide a sus
discípulos lo siguiente:

  • "Id a la aldea que está enfrente de
    vosotros, y al entrar en ella hallaréis un burro
    atado, en el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo
    y traedlo. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué
    hacéis eso?", decid que el Señor lo necesita y
    que luego lo devolverá."
    Marcos 11:1-3

¿Cuántas veces has escuchado decir: "te lo
devuelvo en seguida" pero nunca más lo vuelves a ver? Es
un fraude común. Los discípulos toman al burro y,
si buscas, te darás cuenta que jamás lo
devolvieron. El diccionario define a un sinvergüenza como
una persona que abusa de la buena voluntad de otros en provecho
propio.

En Marcos 11:12-14 encontramos esta otra curiosa
reacción de Jesús:

  • "Cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Viendo
    a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si
    tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a
    ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de
    higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: ¡Nunca
    jamás coma nadie fruto de ti!"
    Marcos
    11:12-14

Más adelante, se revela que el árbol ha
muerto. Analicemos lo sucedido: El hijo de Dios tenía
hambre. Se acercó a la higuera. Como no era época
de higos, el árbol, obviamente, no tenía frutas.
Jesús se enfurece y mata al árbol. ¿Es esto
algo inteligente? ¿Es este el tipo de comportamiento que
se esperaría de una persona adulta e inteligente?
¿Del hijo de Dios? Claro que no, ¿verdad? Este es
más bien el comportamiento de un infantil. El diccionario
define a un infantil como una persona adulta que hace berrinches
por trivialidades tal como hacen los niños.

Por último, en Lucas 14:26 Jesús dice lo
siguiente:

  • "Si alguno viene a mí y no aborrece a su
    padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su
    propia vida, no puede ser mi discípulo."
    Lucas
    14:26

Este es un requisito contradictorio para alguien que en
otra parte dijo: "Honra a tu padre y a tu madre". El diccionario
define a un incongruente como una persona que no es lógica
ni consecuente con una postura anterior.

Ahora que has leído todo esto, una cosa
debería estar pareciéndote bastante
clara:

Jesús no sabía lo que hablaba.

Jesús, de haber existido, fue una persona
común y corriente que simplemente salía al paso,
inventando e improvisando lo mejor que pudo sus respuestas a
medida que se sucedían los hechos a los que se vio
enfrentado, tal y cual lo haríamos tú y yo si
tuviéramos que representar a un personaje en una comedia
histriónica.

Comprueba que Jesús es imaginario en sólo
tres pasos simples

Paso 1: Abre tu biblia en Corintios
15:3-6

Pablo dice: "Cristo murió por nuestros
pecados, conforme a las Escrituras; fue sepultado y
resucitó al tercer día y se apareció a
Cefas, y después a los doce. Después
apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de
los cuales muchos viven aún y otros ya han
muerto."

Tres cosas importantes se desprenden de este pasaje:
primero, Jesús probó su resurrección
apareciéndosele a la gente; segundo, Jesús no tiene
ningún problema en aparecer, de hecho, según la
biblia, se le apareció a cientos de personas; tercero: las
apariciones de Jesús no perjudican a las personas ni su
fe.

Paso 2: Lee Mateo 18:19-20

Jesús dice: "Otra vez os digo que si dos de
vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier
cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que
está en los cielos, porque donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos."

Dos cosas importantes se desprenden: primero,
Jesús está entre nosotros, de hecho, según
la biblia, podría estar sentado a tu lado en este preciso
instante; segundo, Dios hará todo lo que los creyentes le
pidan. De este modo, el paso tres es simple.

Paso 3: Pide a Jesús que
aparezca

Junto a un amigo recen la siguiente oración:
"Querido Jesús, sabemos que estás entre
nosotros. Te pedimos humildemente que por favor aparezcas
físicamente para que podamos comprobar que has resucitado.
Tenemos fe sincera en ti y confiamos en que responderás a
nuestra plegaria tal como prometiste en la Biblia.
Escúchanos señor te rogamos,
amén".

¿Qué debiera ocurrir? Sabemos que no
ocurre absolutamente nada. ¿Por qué Jesús no
cumplió su promesa? Una persona que no cumple sus promesas
es un desleal. Los creyentes argumentarán excusas tales
como que "Jesús ya no desea revelarse" o "así son
los misterios del señor", pero son sólo eso;
excusas para salir al paso. En realidad, la razón por la
que Jesús no aparece es mucho más
simple:

Jesús es total y completamente
imaginario.

Si fuera real, se nos aparecería y nos
mostraría que ha resucitado del mismo modo en que
supuestamente lo hizo ante cientos de personas en la biblia. Si
incluso los apóstoles y Pablo de Tarso necesitaron que
Jesús se les apareciera, para ahí recién
comenzar a creer, entonces, ¿por qué tú
no?

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Ilustración 10. Te pedimos
humildemente que por favor aparezcas…

Preguntas
frecuentes

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Ilustración 11. Un cuarto lleno
de dragones.

¿Se puede vivir una vida plena sin
Dios?

El mundo es un lugar fascinante, maravilloso,
interesante. Ahora, tú podrías pensar que es
imposible realmente disfrutar de este mundo sin creer en Dios
como su diseñador. Supongamos que estás caminando
con un amigo por un hermoso jardín. Tu amigo te dice:
"Sé que hay hadas que viven en este jardín"
tú respondes: "yo no veo ningún hada y no veo
razón para creer que puedan estar aquí".
Estás disfrutando el jardín, pero tu amigo insiste:
"¿Cómo puedes disfrutar de este lugar si no crees
en las hadas?" Es un día hermoso, en un magnífico
jardín, pero tu amigo está tratando de convencerte
para que dejes de disfrutar. Tu amigo te está diciendo que
es necesario creer en hadas para ahí recién
comenzar a disfrutar.

Está muy bien tener imaginación, pero
ésta no debería impedirnos disfrutar de algo bello
en sí mismo. El mundo tiene un montón de cosas para
disfrutar; comida, música, romance, sexo, actividad
física, paisajes, desafíos… sólo por
nombrar unos pocos. Estas son cosas que la mayoría de la
gente disfruta día a día y no se disfruta menos del
mundo que nos rodea por el sólo hecho de no creer que sean
obra de un supuesto "creador".

Quienes no creen en Dios no lo pueden probar y requieren
tanta fe como un creyente.

Esta suposición se basa en la falacia
lógica elemental de que dos cosas opuestas son, en
realidad, equivalentes (en este caso la fe y el escepticismo). Un
principio básico de la lógica es que cualquier
persona que presente una aseveración debe cargar con el
peso de la prueba. Por ejemplo, en un tribunal de justicia, son
los abogados de la parte querellante quienes deben proveer la
evidencia científica incriminatoria, pues son ellos
quienes están haciendo la afirmación de que el
acusado ha cometido un delito. Tomar una posición
escéptica respecto de una afirmación para la cual
no se ha proporcionado ninguna prueba científica
irrefutable no es un acto de fe, sino lisa y llanamente sentido
común.

Una situación similar se da cuando no crees en
los dioses romanos o aztecas. ¿Es acaso un "acto de fe" de
tu parte no creer en esos otros dioses? Si un hombre te dice que
tiene un duende invisible sentado en su hombro, ¿le
creerías de forma automática? En caso de que
decidieras no hacerlo, ¿sería esto un "acto de fe"
de tu parte? ¿Lo sería el sólo hecho de
responder con sentido común y escepticismo, dado que el
hombre no ha podido ofrecerte ninguna evidencia adecuada para
demostrar la existencia del supuesto duende?

La elección de no creer en algo cuando no se
tiene evidencia científica no es un acto de fe, sino
sólo una forma cortés y sensata de responder con
sentido común.

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Ilustración 12. Lógica
convencional versus lógica religiosa.

¿Cómo puede alguien ser bueno sin
Dios?

De la misma manera que cualquier persona puede ser
buena: al ser consciente de sus actos y decidiendo si estos
están haciendo más daño que bien, a
sí mismos y a los demás. Muchos creyentes piensan
que la religión es lo que les motiva a ser buenos,
especialmente si pertenecen al cristianismo, que explota
sistemáticamente la culpa personal.

Con raras excepciones como los psicópatas, las
personas, crean o no en Dios, no tienen la necesidad innata de
salir corriendo a dañar a otros. Actualmente, vivimos en
un mundo dominado por la escasez, donde debemos competir por
dinero para sobrevivir. Las personas no cuentan con los medios
necesarios para cubrir sus necesidades y se ven obligadas a
conseguir dinero, como sea, para satisfacerlas, ya sea
esclavizándose en empleos, prostituyéndose,
robando, asesinando, vendiendo drogas, endeudándose, etc.
Conociendo esto, se identifica claramente el verdadero
responsable de los comportamientos aberrantes que vemos hoy,
quedando en evidencia el hecho de que la religión es
completamente irrelevante para lograr un cambio social
significativo. Si se pudiera trascender el dinero y se contara
con todo lo necesario para la vida, esto, por sí
sólo, generaría un cambio dramático en las
personas hacia comportamientos socialmente aceptables.

Con o sin religión, a las personas no les gusta
resultar dañadas y, por lo general, reconocen que lastimar
a otros miembros de su comunidad es una cosa similarmente
indeseable[1]No fue Jesús quien
inventó el principio obvio de tratar a los demás de
la forma en que te gustaría ser tratado. Desde los albores
de la humanidad, cuando las personas están en peligro,
buscan protección a través de la cooperación
y las relaciones con los demás. La sociedad es sólo
una extensión mayor de esas relaciones.

Como dijo Albert Einstein: "Si la gente es buena
sólo porque teme un castigo y espera una recompensa,
entonces, efectivamente, somos un grupo lamentable
". La
religión es irrelevante para lograr una sociedad mejor.
Tú puedes ser bueno por la sencilla razón de que
los comportamientos socialmente beneficiosos a los que llamamos
"bondadosos" han permitido a nuestra especie sobrevivir a lo
largo de la historia y siguen presentes en la actualidad. De lo
contrario, nos habríamos extinguido como especie hace
mucho. Es decir, somos buenos(as) porque es parte de nuestro
patrimonio como especie y no porque haya un Dios
insuflándolo.

No necesitamos la amenaza de un castigo eterno para ser
buenos.

Pero, entre creer o no creer, conviene creer (por si
acaso)

Blaise Pascal, filósofo y matemático en el
siglo XVII, formuló por primera vez el argumento conocido
como "la apuesta de Pascal". A Pascal se le considera el fundador
de la probabilidad e hizo otros importantes aportes. La apuesta
de Pascal, en términos sencillos, es la siguiente: nadie
sabe a ciencia cierta si Dios existe. Tal vez exista, tal vez no.
Decidir si creer o no en él, es como hacer una apuesta.
Pascal calculó el "valor esperado" de esta apuesta como
sigue:

Si optas por creer en Dios, y sucede que estás en
lo cierto, entonces, tu recompensa será infinita: la
eterna bienaventuranza en el cielo. Sin embargo, si estás
equivocado(a), entonces, no habrás perdido nada. Por otro
lado, si decides no creer en Dios y resultase finalmente cierto,
entonces, no recibirás ninguna recompensa, pero, si
resulta que estuviste equivocado(a), entonces, recibirás
un castigo enorme: el sufrimiento eterno en el
infierno.

Este es el principal argumento de la apuesta. Dado que
la probabilidad de que Dios exista es desconocida, pero el
resultado de la apuesta es infinitamente mejor en el caso de que
se opte por creer (aun cuando exista una pequeña
probabilidad), resultará, según Pascal, mucho
más conveniente creer. De hecho, es la única
opción de la apuesta que tiene verdadero
sentido.

Bueno, eso es la apuesta de Pascal, ahora aquí
mis razones para no estar de acuerdo con ella:

Razón n°1: Incluso si aceptas la apuesta de
Pascal y decides que deberías creer, esto no te
daría ninguna base segura para escoger la religión
correcta. Pascal era católico y, obviamente, la usó
para probar que tú deberías ser católico.
Esto sólo pone de relieve el problema de diferenciar
cuál es la religión correcta. No sabemos si son los
judíos, los budistas o los hindúes quienes
están en lo correcto. Todas claman tener el único
camino a la salvación. Entonces, ¿cómo
apostar a la religión correcta para así no caer en
los infiernos de las otras?

Razón n°2: Si aceptaras la apuesta de Pascal
como un mecanismo válido y un argumento real para creer o
no en las cosas, entonces, no te queda más remedio que
creer en todo. Pero, tú no creerías en duendes
mágicos sólo porque alguien te dice que son reales
y porque hay una mínima probabilidad de que puedas ir a un
supuesto infierno si no crees en ellos. Ambos sabemos que
sólo se debe creer en cosas que tengan un mínimo de
pruebas científicas claras a favor y, sin embargo, la
religión no puede proveer ninguna. Desde un punto de vista
estrictamente probabilístico, apostar a creer en Dios
equivale a apostar a creer en duendes, hadas, marcianos,
unicornios y todo tipo de mitos igual de irrelevantes.

La ocurrencia de milagros es la mejor prueba de la
existencia de Dios

Cuando una persona muy enferma o desahuciada logra
recuperarse, las personas tienden a reconocer esto como
"intervención divina", pero cuando una persona
perfectamente sana muere súbita e inexplicablemente, nadie
diría lo mismo. Los supuestos "milagros" no son otra cosa
que el sesgo con que las personas catalogan hechos inusuales. Aun
cuando acontecimientos tanto felices como trágicos ocurren
por igual, las personas atribuyen a Dios sólo los
primeros. Esto equivaldría a tirar una moneda y que los
milagros fuesen sólo las caras. Si bien caras y sellos
ocurren por igual, sólo las caras son atribuidas a "la
intervención de Dios". Así, cada vez que en
iglesias y grutas vemos placas conmemorativas con la consigna
"gracias por favor concedido", hay otro tanto, igual de
numeroso, de favores que no fueron concedidos para los cuales no
hay placa.

Con las supuestas intervenciones divinas o "milagros"
estamos ante una causa no física (fuera del ámbito
de la ciencia) que produce un efecto físico (dentro del
ámbito de la ciencia), lo cual es un contrasentido, una
completa incoherencia; o bien ese mundo trascendente no puede
conectar con nuestro mundo físico ?con lo cual las
intervenciones divinas son imposibles? o bien sí hay
conexión entre los dos y entonces ese mundo trascendente
sí sería objeto de indagación
científica.

En otras palabras: Dios no es objeto de la ciencia
mientras no se diga que Dios interviene sobre la realidad
física material. Como se dice que Dios sí
actúa sobre la realidad física mediante "milagros",
la ciencia debiera poder estudiarlo y confirmar su existencia.
Los investigadores, sin embargo, han concluido que no existe
evidencia alguna que respalde la intervención o existencia
de ese supuesto mundo inmaterial, invisible e indetectable. Un
ejemplo es el estudio publicado por la America Heart Journal y
que fuera financiado por una fundación estadounidense
dedicada al estudio de la espiritualidad, en el que se ha
invertido nada menos que 2,5 millones de dólares para
estudiar el poder curativo de la oración. Sus conclusiones
no dejan lugar a dudas: rezar por pacientes que están
recuperándose de una operación no acelera ni
favorece su recuperación. Rezar es completamente
inútil[2]

Veamos un ejemplo sencillo que muestra cómo
funciona la superstición de la oración:
supón que la probabilidad de curarse naturalmente de un
tipo de cáncer sea del 10%. Esto quiere decir que de 10
personas que tienen este tipo de cáncer, sólo una
de ellas sobrevivirá. Sabiendo esto, puedes ver lo que
sucede si analizas el supuesto "milagro" de la
oración:

  • 10 personas contraen la enfermedad.

  • Todas ellas leyeron Santiago 5:15, así que
    todos ellos rezan.

  • 9 de ellos mueren.

  • El que vive, proclama "¡Le recé al
    Señor y respondió a mis oraciones! ¡Mi
    enfermedad ha sido curada! ¡Milagro!

Nunca escuchas sobre los otros 9 que murieron. Nadie
escribe sobre ellos en revistas o periódicos: "Persona
reza y luego muere" no es un gran titular para un artículo
de prensa, ¿verdad? Por lo tanto, si sólo escuchas
sobre un caso entre diez en que sí funcionó,
entonces te parecerá que la oración es efectiva. La
realidad es que los que rezan mueren de esta enfermedad en la
exacta misma proporción que aquellos que no.

Al igual que hicieron nuestros antepasados con los
relámpagos, terremotos y plagas, Dios es sólo la
hipótesis mística más básica y
simplista para explicar sucesos o fenómenos inusuales que
van más allá de la comprensión que tiene una
persona en ese momento.

Rezar es completamente inútil. No sirve de nada.
La razón por la cual Dios no responde a las oraciones es
porque es totalmente imaginario.

Toda la evidencia apoya esta
afirmación.

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Ilustración 13. Cuestión
de perspectiva.

Dios es amor

Las personas que, como el papa, afirman que Dios es
amor, lo dicen porque nunca han leído la Biblia.
¿Cómo sabemos que el papa nunca ha leído la
Biblia? Porque el Dios de la biblia es el personaje más
sangriento, repulsivo y violento jamás inventado por la
humanidad. Algunos ejemplos:

  • "Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde,
    entonces todos los hombres de su ciudad lo
    apedrearán, y morirá
    ; así
    quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel
    oirá, y temerá."
    Deuteronomio
    21:18

  • "Mas si resultare ser verdad que no se
    halló virginidad en la joven, entonces la
    sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la
    apedrearán los hombres de su ciudad, y
    morirá
    ."
    Deuteronomio 22:13-20

  • "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer
    de su prójimo, el adúltero y la adúltera
    indefectiblemente serán muertos."

    Levítico 20:10

  • "Y la hija del sacerdote, si comenzare a
    fornicar, a su padre deshonra; quemada será al
    fuego
    ."
    Levítico 21:9. "A la hechicera
    no dejarás que viva".
    Éxodo
    22:18

  • "Y Jehová dijo a Moisés:
    Toma a todos los príncipes del pueblo, y
    ahórcalos delante del sol, y el ardor de la ira
    de Jehová se apartará de Israel."

    Números 25:4

  • "Así ha dicho Jehová, el
    Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo:
    pasad y volved de puerta á puerta por el campo, y
    matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su
    pariente
    . Y los hijos de Leví lo hicieron conforme
    al dicho de Moisés: y cayeron del pueblo en aquel
    día como tres mil hombres."
    Éxodo 32:
    27-30

Dios hace que Hitler parezca un niño de pecho
toda vez que Hitler exterminó a 10 millones de personas
durante el holocausto, mientras que Dios exterminó a toda
la humanidad y a todo ser viviente de la faz de la
tierra.

  • "Voy a traer el diluvio, las aguas sobre la
    tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de
    vida bajo el cielo: todo cuanto existe en la tierra
    perecerá."
    Génesis, 6:17

Nada ni nadie puede ser más violento que
esto.

Pocas personas saben que, antes de que llegaran los
judíos, la Tierra Prometida era un lugar habitado por
otros pueblos. ¿Cómo resolvió Dios este
problema? Ordenó invadir y masacrarlos a todos de la misma
forma en que Hitler ordenó invadir Polonia o que Saddam
Hussein ordenó la limpieza étnica contra los
kurdos:

  • "Pero de las ciudades de estos pueblos que
    Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona
    dejarás con vida
    , sino que los destruirás
    completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo,
    al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha
    mandado
    ".
    Deuteronomio 20:16

Acá hay otro pasaje de la biblia que evidencia la
brutalidad y crueldad extrema de Jehová, asesino de
niños inocentes:

  • "Jehová hirió a todo
    primogénito en Egipto, desde el primogénito de
    Faraón hasta el primogénito del cautivo, y todo
    primogénito de los animales. Y hubo un gran clamor en
    Egipto, porque no había casa donde no hubiese un
    muerto."
    Exódo 12:29-30

El autor de estos macabros hechos de sangre no puede ser
sino un sádico psicópata y un perturbado, pues en
Éxodo 20:13 ordenaba "no matarás". Jesús
tampoco lo hace nada de mal amedrentando. En los evangelios,
Jesús advirtió:

  • "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
    toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será
    salvo; mas el que no creyere, será condenado."

    Marcos 16:15-16

Actualmente, hay cerca de 4 mil millones de personas que
no creen en Jesús. Creen en Allah, Thor, Krishna o en
cualquier otro dios, o bien, no creen en ninguno, pero todas
estas personas son condenadas por Jesús a un tormento
eterno en un lago de fuego. Sólo una persona en extremo
violenta podría condenar a alguien a un sufrimiento eterno
simplemente porque está en desacuerdo.

Estos pasajes no encajan con la visión de un Dios
cariñoso. Los creyentes recurren a frases de
resignación como "así son los misterios de Dios" y
otras carentes de toda lógica que desafían la
inteligencia. Lo cierto es que el Dios de la Biblia es el
genocida más violento y repulsivo de todos los tiempos. La
Biblia está llena de cosas horrendas y crueles como
éstas. Este libro de atrocidades se vende como guía
para indicar a las personas cómo vivir sus vidas. La
mayoría de los creyentes nunca lo ha leído, por eso
no tienen idea de lo repugnante que es.

¿Por qué el Dios de la Biblia es tan cruel
y violento? Porque el pillaje y vandalismo era habitual para los
judíos que la escribieron. Declaraban que Dios les
había dictado estas leyes y, de esta manera, podían
imponerlas con base en el terror.

¿Por qué el Jesús de la biblia
aparece indolente y amenazador con quienes no creen en él?
Porque cuando alguien desea que otras personas adopten su culto,
o al menos no lo desacrediten, la mejor forma es mediante la
amenaza. Los escritores de los evangelios sabían de esto,
y es la razón por la cual incluyeron éstas y otras
sutiles intimidaciones para que las personas que no creyeran en
Jesús por falta de evidencia, sí lo hicieran, al
menos, por temor a las terribles represalias.

¿Por qué contiene la Biblia tanta
tontería pseudocientífica?

Tú sabes de lo que estoy hablando. Todos estamos
conscientes de lo importante que es la ciencia para nuestras
vidas. Tu vehículo, teléfono, microondas o
computador son todos productos del estudio científico y
del ingenio creativo del hombre. Por otro lado, la Biblia ofrece
disparates pseudocientíficos como estos:

  • La tierra tiene sólo 6.000
    años
    (Génesis 5): la evidencia
    fósil demuestra que la Tierra tiene, al menos, 4.500
    millones de años, no 6.000 como dice la Biblia.
    Tampoco pudo haber un diluvio universal que cubrió el
    monte Everest ya que nunca ha existido tal cantidad de agua
    en la Tierra.

  • Rociar con sangre de pájaro es bueno para
    esterilizar
    (Levítico 14,33-55): Contrario a lo
    que dice la Biblia, es totalmente ridículo pensar que
    se logrará esterilizar una casa rociándola con
    sangre de pájaro.

  • La parálisis, la epilepsia y el mutismo
    son causadas por demonios
    : Así lo afirman los
    evangelios en Mateo 9:2-6; Mateo 17:15-18 y Lucas 11:14
    respectivamente. Todos sabemos que esto es completamente
    absurdo.

  • Las plantas crecen en ausencia de luz
    solar
    : Dada la necesaria fotosíntesis, los
    árboles y plantas no pudieron haber surgido antes que
    el sol, como lo asegura la Biblia en Génesis 1, 11
    -19.

  • La tierra es plana, inmóvil y tiene
    pilares
    : La Biblia lo afirma en Samuel 2,8; Job 9,6 y
    Salmos 75,3 respectivamente. Cualquier persona sabe que esto
    es incorrecto.

  • Cantando y gritando se puede producir un
    sismo
    : Por mucho que las personas canten o griten, es
    imposible que causen con ello un movimiento telúrico,
    como sí lo asegura la Biblia en 1 Reyes
    1:39-40.

De igual forma, Dios no creó a Adán a
partir del barro ni a Eva a partir de una costilla de éste
(Génesis 2,7-23) ni tampoco Jonás vivió tres
días en el estómago de un gran pez (Jonás
2,1). ¿Por qué un Dios que lo sabe todo
escribiría semejantes tonterías? No tiene sentido.
Necesitas elaborar una extraña excusa para explicarlo,
algo así como "esos pasajes son metafóricos". Lo
curioso es que no existe ningún criterio para decidir
cuáles pasajes son metafóricos y cuáles
literales. Los creyentes suelen decidirlo según su propia
conveniencia: por ejemplo, cuando un pasaje es incómodo o
contradictorio, como los de más arriba, dirán que
es metafórico, pero cuando Jesús resucita, por
ejemplo, ahí sí dirán que es
literal.

Lo cierto es que las tonterías
pseudocientíficas de la Biblia no son más que el
reflejo del paupérrimo conocimiento que poseían los
ignorantes judíos que la escribieron.

Dios es bueno y todopoderoso

Los creyentes suelen a adjudicar "lo bueno" a Dios y "lo
malo" a un antagonista. Aunque ambos conceptos son subjetivos,
cabría preguntarse ¿por qué existe el mal en
la naturaleza si ésta fue creada por Dios?

Opción 1) Dios quiso eliminar el mal y no
pudo.

Opción 2) Dios pudo eliminar el mal y no
quiso.

Opción 3) Dios ni quiso ni pudo.

Opción 4) Dios quiso y pudo.

En el caso 1, Dios es impotente lo que contradice su
omnipotencia, ergo dios no existe. En el caso 2, Dios es malvado,
lo que contradice su bondad, ergo dios no existe. En el caso 3,
Dios es impotente y malvado a la vez, lo que contradice su
omnipotencia y bondad, ergo dios no existe. En el caso 4, si Dios
quiso y pudo acabar con el mal, entonces ¿por qué
no elimina al mal? En este caso dios es incoherente lo que
contradice su perfección. Ergo, dios es
imaginario[3]

¿Existe el alma?

Los seres humanos compartimos la misma subestructura
atómica que otras formas de vida. A pesar de la abrumadora
evidencia empírica en favor de la evolución, hay
personas que prefieren rechazarla y seguir con sus supersticiones
como la religión. Es decir, anteponen la fe a la
razón. Las religiones usualmente colocan al ser humano en
un nivel diferente a otras especies, agravando el mito falso de
que los seres humanos hemos sido deliberadamente "creados".
Ejemplo de esto es la creencia en un alma inmortal, atributo
exclusivo de los seres humanos.

En 1906 Duncan MacDougall realizó experimentos
para probar que cuando el alma abandona el cuerpo, éste
pierde peso. Pesó moribundos en un intento por probar su
tesis. Estos experimentos difícilmente pueden ser
considerados científicos y, a pesar de que los resultados
variaron considerablemente de los 21 gramos, aún hoy es
creencia popular que ésta sería la masa del alma.
Posteriores experimentos con precisión moderna demostraron
que MacDougall no estaba en lo cierto.

Algunos afirman que el alma sería
"energía" que mueve a las personas, pero la ciencia es
capaz de explicar los aspectos biológicos mediante la
bioquímica y la biofísica, sin necesidad de
recurrir a aspectos místicos. Masa y energía son
equivalentes (E=mc2). Es decir, si algo no tiene masa,
tampoco tendrá energía. Otros, confunden "alma" con
"conciencia", pero la conciencia no es otra cosa que el producto
de la actividad cerebral y no requiere de ningún aspecto
mitológico.

En la actualidad, no existe ninguna evidencia
empírica que avale el mito falso de que las personas
posean un alma, con las supuestas propiedades que la creencia
popular le atribuye. Evidentemente, la idea de un alma que
trasciende la muerte resulta, por cierto, muy atractiva…
¿quién no podría desear algo así?
Esto explica porqué nos hemos aferrado a ella con tanta
obstinación, a pesar de la lapidaria evidencia
científica que la echa por tierra.

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Ilustración 14. Evidencia: para
las personas que piensan que la realidad es más
interesante.

¿Qué ocurre cuando morimos? ¿Existe
el más allá?

Las personas son organismos vivos cuyas células
procesan aire, agua y alimentos transformándolos en
actividad física, pensamientos o grasas acumuladas. La
existencia depende de la capacidad de sus células para
procesar esos elementos. Somos, por así decirlo,
parásitos del medioambiente. Al igual que una ampolleta,
que necesita un flujo permanente de corriente eléctrica,
las personas necesitan de un suministro permanente de
oxígeno, agua y alimentos. Si estos elementos dejaran de
ser suministrados ?superando el umbral de tolerancia? las
células agotan sus reservas y simplemente dejan de
funcionar. Esto equivale a cortar el suministro
eléctrico o bien quebrar la bombilla haciendo que pierda
el vació interno que le permite operar. Lo mismo ocurre si
el filamento de la bombilla se corta producto del desgaste, algo
que en los organismos equivale al deterioro del envejecimiento.
Al igual que la luz de una ampolleta, toda nuestra actividad
física, pensamientos y actividades humanas simplemente se
apagan.

Científicamente, sabemos que, al morir, no ocurre
absolutamente nada. No existe evidencia seria e irrefutable que
respalde la existencia de transmigraciones místicas, vida
después de la muerte o paraísos. No hay
razón para creer que pueda existir un lugar al que los
seres vivos puedan "trascender" ( Pretender, además, que
esta supuesta transmigración sea resorte exclusivo de la
raza humana no resiste mayor análisis. Sin fundamento
biológico alguno, las religiones colocan al ser humano en
un nivel diferente a los otros seres vivos con quienes
compartimos la misma subestructura atómica.

Todas las historias sobre rencarnaciones o supuestos
canales con el más allá no pasan la prueba
científica, pues sólo ofrecen información
circunstancial, pero ningún detalle verificable; bajo
hipnosis, algunas personas suelen informar sobre lugares,
episodios y nombres que, en efecto, pueden corresponder a
personas del pasado, pero no pueden ofrecer detalles
íntimos como tatuajes, trasplantes, cuentas bancarias
ú otra información personal intransferible o
secreta que permita demostrar que se trate realmente del
difunto.

Famoso es el caso de Houdini quien, obsesionado con
demostrar la existencia de la vida después de la muerte,
ofreció un millonario premio a quién pudiera
contactarlo en el más allá y obtener de él
una serie de contraseñas. En vida, Houdini instruyó
a un ministro de fe para la entrega del premio. A pesar de que
muchos pretendieron haber contactado al difunto Houdini, nadie
pudo jamás dar con las contraseñas correctas. De
hecho, si contactar a los muertos fuese posible ¿no
habría acaso un negocio millonario en la venta de
información privilegiada producto del contacto con el
más allá?
(claves bancarias, herencias o mapas
de tesoros) ¿no debieran las médium poseer lujosas
mansiones? ¿No debieran los tarotistas conducir lujosos
BMW último modelo?

Desde una perspectiva científica, las esperanzas
depositadas en la vida después de la muerte,
paraísos, rencarnaciones o trasmigraciones de una supuesta
alma inmortal no son más que ilusiones autoservidas que
ofrecen un consuelo emocional aceptable para enfrentar de mejor
manera la muerte de nuestros seres queridos ?y la nuestra propia.
La promesa de un rencuentro con ellos en una vida eterna y feliz
es un anhelo tan maravilloso, que sólo muy pocos tienen
realmente el coraje de enfrentar este tema con escepticismo y
libre de ideas preconcebidas producto de la tradición, la
intuición o la propia conveniencia.

Sé que la conclusión de que no hay nada
después de la muerte puede resultar inaceptable,
desconcertante e incluso infundir temor en la mayoría de
las personas. Pocos se detienen a pensar qué
ocurriría si el día que mueran todo se acaba, pues
supone un golpe bajo a nuestra condición humana saturada
de mitos convenientes e ilusiones que las religiones han
pregonado como verdades durante siglos.

Todo indica que la única vida que tenemos es
ésta, así es que mejor disfrútala. Vive cada
día como si fuera el último; ama a tus seres
queridos aquí y ahora.

No habrá un después…

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Ilustración 15. Verdades
incómodas versus mentiras reconfortantes.

Las experiencias cercanas a la muerte prueban la
existencia de Dios.

Muchas personas religiosas consideran que las
experiencias cercanas a la muerte son la prueba de que "Dios" y
la "vida después de la muerte" existen. Una experiencia
cercana a la muerte tiene las siguientes
características:

  • Sentir que se sale del cuerpo. La sensación
    de flotar y ver el área alrededor.

  • Sentimientos placenteros, de
    tranquilidad.

  • Una sensación de subir a través de un
    túnel o un pasillo.

  • Ver parientes fallecidos o figuras
    espirituales.

  • Ver una ráfaga de imágenes de la vida
    de uno.

  • Sentir que se es regresado al cuerpo.

Cosas como los infartos, los casi ahogos y la
pérdida en grandes cantidades de sangre es lo que provoca
estas experiencias cercanas a la muerte que han sido
experimentadas por miles de personas y se les ha catalogado
ampliamente en la literatura. Lo que no se menciona es que hay
una droga llamada Ketamina que produce todos los elementos de una
experiencia cercana a la muerte cuando se le inyecta a una
persona absolutamente normal y que no se está muriendo. En
otras palabras, una experiencia cercana a la muerte es un estado
natural el cual puede ser químicamente inducido en el
cerebro humano de una persona sana. Lo que desata una de estas
experiencias es una falta de oxígeno en el
cerebro.

Es decir, existe una razón completamente
química. No tienen un significado sobrenatural, no se
trata de un supuesto "camino al más allá" como
muchos proclaman, sino que no son otra cosa que efectos
secundarios científicamente comprobables de la falta de
oxígeno en el cerebro.

¿Estamos predestinados?

El automóvil falla y tienes que tomar el
autobús, a su vez, el autobús pierde los frenos, se
estrella y como consecuencia mueres… ¿obra el
destino? Muchos creen que sí, que existe un destino
inexorable esperando a cada uno de nosotros; no importa lo que
hagas, no puedes escapar de él. Creer en la
predestinación resulta cómodo; permite rehuir
responsabilidad, permite culpar "al destino" por el desenlace de
los eventos. Sin embargo, cuando ocurre un accidente
¿deberíamos culpar realmente al "destino" o, en
primera instancia, a medios de transporte primitivos y mal
diseñados? ¿Es realmente el destino el responsable
o, tal vez, sea sólo la consecuencia lógica de los
malos diseños, tanto viales como automotrices, que
permiten la posibilidad de que ocurran accidentes?

En el pasado, cuando un rayo fulminaba a una persona,
nadie dudaba que fuera obra del destino. La superstición
hace que la gente se resigne y acepte la fatalidad de los sucesos
con frases simplistas y nada científicas como "era la
voluntad de Dios
". Esta superstición impide que nos
preguntemos ¿cómo diseñamos pararrayos que
eviten nos alcance un relámpago?¿cómo
diseñamos medios de transporte que reduzcan o eliminen la
posibilidad de accidentes? Culpar a un supuesto destino es
más fácil.

Actualmente, persisten primitivas supersticiones
teístas de nuestros antepasados que promueven la
conveniente idea de que hay "algo" o "alguien" rigiendo el
devenir de los acontecimientos. Una especie de plan
maestro
al que virus, insectos, animales y seres humanos
siguen cual títeres de una función. Nada
sería casualidad, sino que producto de una premeditada y
fantástica trama universal. Esa hormiga que pisaste esta
mañana estaba "predestinada" a sucumbir ante las suelas de
tu zapato, es decir, alguien, o algo, trazó ese evento,
destino fatal del insecto. Lo mismo para perros, gatos y
ciempiés. Asimismo, los horóscopos aseguran que la
posición de los cuerpos celestes influye de alguna forma
el comportamiento humano. Estas suposiciones han sido refutadas y
demostradas como absurdas y falsas en innumerables publicaciones
científicas.

¿Qué me dices de la profecía del
Apocalipsis?

Con cada paso de cometa o cambio de siglo, charlatanes
buscan convencer a los incautos del inminente desastre, con la
secreta esperanza de acertar y luego decir, "¿ven?,
¡se los dije
!". Aprovechando las enormes
ambigüedades con que fueron escritas, todos los años
surgen nuevas y cada vez más descabelladas
interpretaciones de las supuestas profecías
(bíblicas, mayas, de Nostradamus, etc.) de modo tal de
mantenerlas eterna e insidiosamente vigentes. Los medios de
comunicación, que sólo pueden lucrar si las
predicciones son alarmantes, les dan amplia cobertura. Nada
parece mermar el temple de estos "sabios" quienes, a pesar de sus
sistemáticos fracasos, continúan
asegurándonos que la fatalidad está siempre a la
vuelta de la esquina. Tal vez, algún día, puede que
alguno acierte; pero se deberá más a la suerte que
a sus supuestos dones.

En nuestro mundo moderno ya no existe base para que las
personas vivan atemorizadas por libros, mitos, profecías y
creencias arcaicas heredadas de nuestros antepasados quienes
poseían un paupérrimo entendimiento. Las
profecías, mitos y apocalipsis sólo pueden
prevalecer allí donde prevalezca la falta de
información científica y en los incautos que
abrazan la superstición de manera ciega e
irracional.

La belleza de la naturaleza sólo puede ser obra
de un creador

Uno de los argumentos más esgrimidos para la
existencia de Dios, es el supuesto diseño inteligente de
la naturaleza. El más popular es el argumento del
relojero, expuesto por el teólogo William Paley en 1802.
Básicamente es así: Si estás caminando por
una playa y de pronto ves un reloj, claramente éste no se
ha materializado sin razón alguna. Es evidente que se
trata de un mecanismo complejo deliberadamente creado y fabricado
con un propósito. Ya que la naturaleza posee, de igual
modo, mucha complejidad y belleza en su estructura, es razonable
suponer, dice Paley, que la naturaleza es obra de un
diseño deliberado. De ahí en más, mucha
gente simplemente no puede entender cómo es posible que
existan personas que no estén absolutamente convencidas de
la existencia de Dios, dada toda "la belleza" que hay en la
naturaleza.

Si bien las mariposas, cascadas y puestas de sol son
ciertamente cosas muy hermosas, hay otras como los terremotos, el
cáncer y el virus ébola que no lo son tanto. La
"belleza" es un concepto que las personas aplican subjetivamente
a las cosas. Cabría preguntarse entonces por qué
Dios considera "bello" diseñar y crear una naturaleza
dónde los animales no tienen más remedio que
asesinarse unos a otros para sobrevivir.

Se esperaría que a un Dios benévolo no le
complaciera la terrible agonía de la gacela mientras es
salvajemente estrangulada por un guepardo hambriento. Si Dios es
un diseñador inteligente, ¿por qué entonces
no ha creado "árboles de carne" para que los
carnívoros puedan arrancar desde allí sus comidas
sin tener que asesinar herbívoros? Otro ejemplo: Dios dice
en la Biblia que la homosexualidad es una abominación
(Levítico 18,22-23). Por otro lado, la naturaleza fue
supuestamente diseñada por Dios ¿cómo se
explica entonces que esté presente en todo el reino animal
incluso si ésta no contribuye a la conservación de
las especies? Toda la evidencia empírica demuestra, en
forma inequívoca, que la homosexualidad es un
comportamiento perfectamente natural. Actualmente, está
bien documentada en más de 1.500 especies, desde primates
hasta parásitos[4]

Cualquier tipo de visión objetiva de la
naturaleza debe llevar necesariamente a la conclusión de
que los argumentos del "diseño deliberado" que sostiene el
cristianismo no pueden ser válidos, pues resulta absurdo
que un supuesto Dios benevolente y competente diseñara una
naturaleza tan poco inteligente, sanguinaria, dura y cruel. La
evidencia astronómica, fósil y pruebas de ADN
demuestran que un creador personificado no puede existir en
ninguna manera científica, sino que sencillamente es
derivado de la especulación y tradición literaria
histórica.

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Ilustración 16. El
método científico versus el método
creacionista.

No se puede crear algo de la nada. Esa primera fuerza
creadora es Dios.

Las personas suelen tapar con Dios las grietas en sus
entendimientos como si se tratase de un parche. Por ejemplo,
antiguamente, cuando no se sabía lo que era un
relámpago, las personas decían: "es obra de Dios".
Luego, cuando se logró explicar, ya no fue necesaria esta
explicación y las personas trasladaron a Dios como
explicación para los terremotos, y así
sucesivamente. De este modo, la explicación
teológica de la naturaleza va replegándose de
manera inversamente proporcional al avance científico.
Todo aquello que es explicado por la ciencia queda
automáticamente fuera de la supuesta "acción
divina". Con un avance científico exponencial, dicho
confinamiento se vuelve cada vez más estrecho.

En la actualidad, el único reducto que
está quedando para esconder a Dios es el origen del
universo. Tanto la formación de galaxias, el
funcionamiento del sol, el surgimiento y evolución de la
vida en la tierra pueden ser explicados científicamente,
sin necesidad de recurrir a ningún aspecto místico
o divino. Al igual que nuestros antepasados hicieron con los
relámpagos, las personas creyentes parchan el misterio del
origen del universo argumentando despreocupadamente del siguiente
modo:

  • "Dado que no se puede crear algo a partir de la
    nada, debe de existir necesariamente una primera fuerza
    creadora de todo el universo que vemos y, esa fuerza, tiene
    que ser Dios".
    Un creyente[5]

Pues bien, lo cierto es que esta afirmación no es
correcta. Sí, porque el vacío, como tal, y debido
al principio de indeterminación, en realidad, no existe.
De esta forma, no podemos asegurar que en un punto cualquiera no
haya siempre una energía mínima distinta de cero.
El vacío, en realidad, está repleto de
partículas "virtuales". En física cuántica,
no podemos tener un sistema con energía fija porque eso
violaría el principio de indeterminación. En
consecuencia, el mismo vacío, entendido como ausencia de
partículas, no puede permanecer con una energía
constante (sea ésta nula o no) en todo instante. En
consecuencia, las fluctuaciones del vacío son
apariciones de la nada de pares
partícula-antipartícula.

¿Es una fluctuación de éstas algo
que se pueda comprobar? Por supuesto, en la vida diaria afecta al
funcionamiento de nuestros aparatos electrónicos (busca
"efecto túnel", por ejemplo), y se ha comprobado en
multitud de experimentos científicos (por ejemplo, busca
información sobre el denominado efecto
Casimir).

Con todo, existen cosas que aún la ciencia no ha
podido explicar. Sin embargo, esto es completamente normal. Todo
en la ciencia es descubrimiento y, naturalmente, aún no se
ha descubierto todo, pero la ciencia tiene un impresionante
historial de descubrimientos asombrosos y ha logrado explicar
racionalmente muchas cosas que antes era misterios. Piensa en la
formación de las galaxias, la evolución de la vida
o la decodificación del ADN, cosas que eran misterios
inexplicables hasta hace sólo cien años y que hoy
ya no lo son. Siguiendo este patrón, claramente podemos
ver que la ciencia logrará explicar científicamente
el origen del universo en detrimento de las explicaciones
teístas.

Si alguien acredita algo a Dios, normalmente significa
que no sabe algo; por lo que se lo atribuye a un ser celestial
inalcanzable e indetectable. Si la historia de la ciencia nos
demuestra algo, es que no vamos a ninguna parte etiquetando
nuestra ignorancia con la palabra "Dios". No existe
ecuación alguna, en ningún área del
conocimiento, que incluya a Dios como factor o que necesite
recurrir a algún aspecto místico. No existe
ningún estudio o ejemplo científico que demuestre
que Dios tiene algún efecto en las cosas. La idea de que
de pronto comenzaremos a escribir artículos
científicos que incluyan a Dios es completamente
ridícula.

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Todos sabemos que las arcaicas explicaciones
teológicas no sirven para explicar cómo funcionan
las cosas. La naturaleza simplemente no se comporta de manera
mágica y es la razón por la cual la religión
ha fracasado tan estrepitosamente en explicarla. La ciencia
estudia cosas empíricas en lugar de imaginarias y no se
refugia aceptando explicaciones de resignación que coartan
el avance del conocimiento humano. Muchas personas se regocijan
en el misterio y quieren que éste exista por siempre,
rechazando la evidencia y anteponiendo la fe a la razón,
tal como hacían nuestros ignorantes
antepasados.

Tabla 1. Cuadro comparativo entre
ciencia, pseudociencia y religión.

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¿No es mucha casualidad que estemos
aquí?

Muchos creyentes sugieren que vivimos en un universo que
parece haber sido meticulosamente adaptado para permitir nuestra
existencia; que un "diseñador" ha elegido los valores de
las constantes físicas fundamentales del universo para
producir vida. En efecto, si se cambia ligeramente cualquiera de
las constantes, el resultado es un universo estéril. De
todos los valores que éstas pudieron adoptar, ¿por
qué razón observamos precisamente aquéllas
que permiten la vida? ¿No es lógico pensar entonces
que "alguien" debió haber diseñado nuestro
universo? Este argumento, que por supuesto parece plausible, pasa
por alto un hecho importante: y es que no somos observadores
externos (imparciales).

Para graficarlo, supón que un millón de
paracaidistas son lanzados al azar, con los ojos vendados y en la
oscuridad, sobre un planeta completamente cubierto de agua, a
excepción de una minúscula isla. Y supón,
querido lector, que tú eres ese afortunado único
paracaidista que cayó justo allí. Todos los
demás paracaidistas cayeron al mar y murieron ahogados. Al
amanecer, estarás sorprendidísimo:
¡estás vivo! la probabilidad era de uno entre un
millón, ¡y has sido tú! ¿Por
qué? ¿Qué te hace tan especial? ¿Por
qué tú y no otro? ¿No es lógico
pensar que alguien te ha escogido para que seas tú quien
se salve? El hecho es que eres especial, pero no porque exista un
designio deliberado para salvarte, sino simplemente porque los
demás paracaidistas no sobrevivieron y tú eres el
único que puede estar haciendo conjeturas sobre si ha sido
o no demasiada casualidad. Cualquiera hubiera sido el
paracaidista que hubiera tenido la fortuna de caer justo sobre la
isla, pensará que ha sido demasiada casualidad y que ha
sido deliberadamente escogido.

Puede haber muchísimos universos en los que no
exista vida, pero sólo en los que sí puede surgir,
podrá haber alguien que se sorprenda de lo excepcional que
es el suyo. Puede que no haya nada "especial" en nuestro
universo; los valores de sus constantes pueden ser totalmente
aleatorios, al igual que los del otro millón, o
billón, o trillón de posibles universos, pero dado
que sus constantes fueron tales que posibilitaron el surgimiento
de la vida, hay seres maravillándose de él y
haciendo conjeturas sobre si es producto o no de la
casualidad.

De forma análoga, este mismo principio, conocido
como principio antrópico y formulado por primera vez en
1973 por el físico teórico Brandon Carter, puede
aplicarse a todos los argumentos del diseño inteligente.
¿Qué cómo es posible que, por azar, surja,
de entre cientos de miles de planetas, uno con las condiciones
para la vida? La respuesta es siempre la misma: Simplemente
porque vivimos en uno. No somos observadores externos. Somos
parte de la observación misma y esto afecta necesariamente
la perspectiva desde la cual reflexionamos sobre el asunto y
condiciona las conclusiones que al respecto obtenemos.

Jesús fue un personaje histórico, lo cual
confirma la existencia de Dios

Los evangelios fueron escritos por gente que
creía en Jesús, movidos por intereses religiosos,
por lo que no sirven como prueba objetiva de su existencia ni
carácter divino. Se esperaría que el impacto de una
persona capaz de resucitar muertos, caminar sobre las aguas,
multiplicar panes y vencer a la muerte fuera masivo y de
connotación mundial. Jesús, sin embargo,
pasó completamente desapercibido por sus
contemporáneos. Su supuesta vida fue un acontecimiento
irrelevante para la historia romana y judía de esa
época y sus compatriotas ni siquiera le prestaron
atención. Aunque existían muchos, ningún
escritor ni historiador contemporáneo de Jesús
habló de él. Nadie parece haber reparado en su
persona. Ni siquiera en las décadas siguientes se
encuentra mención alguna. Todo lo que se conoce, depende
absolutamente de los evangelios, redactados unos 30 ó 40
años como mínimo, después de su
muerte.

Si bien los hallazgos de la arqueología confirman
la historicidad de gran número de personajes, lugares y
acontecimientos descritos en los evangelios, este hecho no puede
ser aducido como prueba directa de la existencia de Jesús.
Esto equivaldría a pensar que el descubrimiento de las
ruinas de Stonehenge o la existencia histórica de algunos
caudillos anglosajones citados en sus aventuras, confirman la
existencia histórica del Rey Arturo o el Mago
Merlín. Muchas fantasías épicas como El
Quijote de la Mancha, El Cid campeador, la Batalla de Troya y
tantas otras se valen de lugares, personajes y circunstancias
contemporáneas reales para dar contexto a sus
relatos.

El descubrimiento de la supuesta tumba de Jesús
ofrecería pistas sobre su eventual autenticidad
histórica. Sin embargo, lejos de confirmar su divinidad,
pruebas de ADN en los restos demostrarían que se
trató de un judío de carne y hueso, quien, en
compañía de su esposa y hermanos, habría
fundado un movimiento filosófico sectario. Por otra parte,
existen estudiosos que, desde una crítica más
radical, van más allá y consideran incluso probable
que Jesús no fuese un personaje histórico real en
lo absoluto, sino simplemente una entidad mítica, similar
a muchas otras figuras objeto de culto de la Antigüedad con
las cuales comparte cientos de sospechosas coincidencias. Una
posibilidad plausible es, tal vez, una mezcla de ambos, es decir,
un predicador judío luego mitificado y
divinizado.

En síntesis, no existe evidencia irrefutable
alguna que demuestre el carácter divino de Jesús.
La poca evidencia empírica apuntaría, cuando mucho,
que, de haber existido, Jesús fue un predicador
judío itinerante cuya biografía y mensaje fueron
significativamente alterados por los bienintencionados redactores
de los evangelios, que actuaron movidos por interés y
fervor religioso con el fin de presentarlo como un personaje
divino mítico que inspirara a las personas hacia
comportamientos altruistas.

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Ilustración 17. Prueba de que
el hombre araña existe.

Cristo es el salvador de la humanidad

Para muchos, Jesús salvó a la humanidad,
pero ¿por qué no usó Jesús su enorme
poder para evitar, de verdad, el sufrimiento real de la raza
humana aquí en la Tierra? Por ejemplo, si Jesús
hubiera declarado que la esclavitud debía ser abolida,
esto habría evitado todo ese cruel sufrimiento. Del mismo
modo, si Jesús hubiera escogido a seis mujeres para ser
sus discípulas, esto habría erradicado la
discriminación de género que aún afecta
nuestras sociedades.

También, Jesús pudo haber entregado
conocimientos relevantes sobre agricultura, química,
biología o medicina y sobre cómo usarlos en forma
socialmente responsable, eliminando así la enorme
desigualdad, el hambre y la pobreza que vemos hoy. De igual
forma, pudo haber erradicado por completo enfermedades incurables
tales como la leucemia, el cáncer o la muerte
súbita que causan innumerables pérdidas de vidas
humanas y grandes sufrimientos a las familias.

Por otra parte, Jesús pudo haber dejado su
mensaje tan claro, y las pruebas de su divinidad tan
científicamente irrefutables, que todas las personas del
mundo nos hubiéramos alineado con él, en lugar de
estar subdivididos en cientos de miles de extrañas,
disparatadas y contradictorias religiones. Esto habría
evitado innecesarios derramamientos de sangre como las cruzadas,
el terrorismo religioso, entre tantas otras odiosidades causadas
por las diferencias religiosas.

En suma, Jesús pudo haber evitado masivas
cantidades de sufrimiento si tan sólo se hubiera
desenvuelto con eficiencia y claridad. En lugar de ello,
desperdició su poder realizando milagros totalmente
inservibles, efímeros o frívolos como secar una
higuera, convertir agua en vino o caminar sobre un lago. Su
mensaje se restringió a una serie de parábolas
bienintencionadas, pero irrelevantes, en términos
prácticos, para mejorar en forma concreta las condiciones
de vida de las personas.

Las predicas de Jesús son tan enrevesadas y
ambiguas que pueden ser interpretadas de una y mil formas,
según los caprichos de cada quién. Cuando las lees,
tú dices: "con esta frase, yo creo que Jesús quiso
decir esto". Entonces, alguien te dice "claro que no,
estás muy equivocado(a), con esa frase, quiso decir esto
otro". Luego, tú dices: "este pasaje debe interpretarse
literalmente". El otro te responde: "Por supuesto que no, ese
pasaje es en realidad metafórico". Y así es como
nacen los adventistas, los evangélicos, los testigos de
Jehová, los luteranos, los presbiterianos, los anglicanos,
los ortodoxos, los pentecostales, los puritanos, los metodistas,
los mormones, etc. Como resultado de esta sorprendente ineptitud
de Jesús para comunicar en forma clara sus ideas, el
cristianismo tiene hoy más de 34.000 subdivisiones, cada
una de ellas interpretándolo de forma distinta y
asegurando que son las demás subdivisiones las que se
equivocan.

La sorprendente miopía y negligencia de
Jesús no viene sino a confirmar que, de haber existido,
fue un ser humano común y corriente. Las esperanzas
depositadas en las intervenciones de personajes míticos
como él, no son más que ilusiones que simplemente
no pueden resolver los problemas de las personas.

Cristo dio la vida por ti

Muchos cristianos enrostran a los no creyentes el
supuesto sacrificio que habría hecho Jesús con
frases como: "Dios te ama y sacrificó a su único
hijo por tus pecados". Si Dios es todopoderoso y quería
perdonar pecados, entonces, ¿por qué no simplemente
perdonarlos, así sin más? ¿Por qué
enviar un hijo a sufrir? Eso no es lo que se esperaría de
un padre considerado.

Sacrificar significa renunciar a una cosa para conseguir
otra. ¿Qué fue lo que Jesús
sacrificó? Él sabía que resucitaría
al tercer día. En consecuencia, no sacrificó nada,
puesto que volvió al cielo e, incluso, puede volver las
veces que quiera. Además, si murió en la cruz,
entonces, Jesús no puede ser Dios, porque Dios es
todopoderoso y, por ende, no puede estar muerto, ni siquiera
temporalmente. ¿Significa entonces que sólo
pretendió estarlo? Cualquiera sea el caso, Dios no
sacrificó a su hijo, pues, como se dijo, sacrificio
implica perder, y Dios es omnipotente y, por tanto, incapaz de
perder algo. Según los creyentes, Jesús está
hoy sentado a la derecha de Dios, viviendo con él la
eternidad ¿Dónde está el
sacrificio?

Incluso, en el caso de que Jesús hubiera
efectivamente sacrificado algo, esto fue totalmente innecesario,
toda vez que, según la Biblia, Dios perdona de todas
maneras cualquier pecado cometido, con la sola condición
de que la persona arrepentida confiese y crea en
él:

  • "Si confesamos nuestros pecados, Él es
    fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de
    toda maldad."
    (1 Juan 1:9).

Este verso nos asegura que Dios está dispuesto a
perdonar cualquier pecado, sin importar qué tan atroz sea,
si es que creemos en Él y venimos arrepentidos. Hitler,
que creía en Dios, pudo perfectamente arrepentirse de sus
crímenes justo antes de morir y eso habría sido
más que suficiente para ser salvado y perdonado.
Según los evangelios, Hitler podría estar ahora
mismo disfrutando del cielo junto a Jesús.

Si Cristo expió nuestros pecados,
¿cómo es entonces que una persona puede ir de todos
modos al infierno?¿y por qué Dios decidió
perdonar nuestros pecados, pero castigar los de los habitantes de
Sodoma y Gomorra a quienes aniquiló mediante una macabra
lluvia de fuego?¿Por qué no tuvo la misma
misericordia con ellos?¿Por qué no les envió
también un Cristo para que los expiara y evitar así
tantas muertes horrendas? Mismo caso para los inocentes hijos
primigenios de los egipcios o la totalidad de la humanidad
antediluviana. ¿Por qué un Dios misericordioso
acabaría con la vida de tantos millones en lugar de
simplemente perdonarles sus pecados o, por lo menos, enviarles un
Cristo a expiarlos?

Considera lo siguiente: si a una persona común y
corriente, pero piadosa, le dijeras que no habrá maldad en
el mundo, si a cambio se deja torturar y asesinar; esa persona,
motiva por fines altruistas y pensando en sus seres queridos, muy
posiblemente aceptaría. Este sí que sería un
sacrificio de verdad, pues esta persona no recibirá nada y
perderá su vida. Por el contrario, Jesús
tenía la certeza absoluta de que resucitaría,
volvería al cielo y estaría con su padre por toda
la eternidad. Eso no es un sacrificio en lo absoluto, sino
más bien una tomada de pelo.

Cristo murió por nuestros pecados

La idea central del cristianismo es que todas las
personas nacen y viven en el pecado y que deben creer en
Jesús para que se las libere. El cristianismo te hace
sentir culpable por inclinaciones tan naturales como la
atracción por el sexo opuesto, argumentando que la maldad
y el pecado son parte inherente de nuestra supuesta "naturaleza
humana". Estos conceptos, basados en el miedo, son completamente
falsos y revelan un paupérrimo entendimiento del
comportamiento humano.

Cuando se sabía poco sobre antropología,
sociología y psicología, parecía
válido sostener afirmaciones tales como "las personas
nacen en el pecado" o "el pecado es parte de la naturaleza
humana". Es difícil para muchos creyentes aceptar el hecho
de que lo que ellos llaman "naturaleza humana" o "pecado"
simplemente no existe. No existe una naturaleza humana fija,
innata y predeterminada. No nacemos con prejuicios, intolerancia
o avaricia. Estas conductas, que los cristianos llaman pecado,
son, en realidad, patrones de conducta desarrollados por nuestras
experiencias de vida.

Las personas son como espejos que reflejan sus
respectivos entornos. Las diferencias entre un indígena,
un ladrón y un banquero se encuentran en como reflejan los
respectivos entornos en los cuales fueron criados. En otras
palabras, si crecieras en una cultura Nazi, la bandera y la
esvástica serían la clase de cosas que te
estimularían. Si creces en una tribu indígena, el
uso de la jabalina, el arco y la flecha serán el tipo de
cosas a las que estarás expuesto. Si creces en una cultura
tibetana, la paz y la reflexión serán tus
más arraigadas convicciones.

Nuestros valores o conceptos de lo que es o no
socialmente correcto, son también parte de nuestra
herencia cultural y nuestras experiencias de vida. Por ejemplo,
en algunas islas del pacífico es mal visto que una
jovencita llegue virgen al matrimonio. Sus padres pagan a hombres
para que les hagan el favor. De igual modo, es costumbre que un
marido ofrezca a su esposa para que pase la noche con un
visitante como presente de bienvenida. En Indonesia, la
masturbación es fuertemente penalizada. En el
Líbano, es legítimo tener sexo con animales
hembras. Tú podrías sentirte incómodo u
horrorizado ante estas prácticas, pero lo más
probable es que para esas gentes sean de lo más normal.
Las familias polinésicas, indonesias o libanesas son un
fiel reflejo de sus respectivas culturas, al igual que tú
lo eres de la tuya. La creencia absurda y falsa de que las
personas nacen y viven en el pecado es adquirida y reforzada por
la educación cristiana. No es parte de una supuesta
"naturaleza humana", como quieren hacernos creer. Si el entorno
social cambia, también lo hará nuestro
comportamiento. No hay ninguna diferencia entre un bebé
polinésico y un bebé de tu país. Es el
ambiente el que modela a las personas y viceversa.

Un cambio social verdadero ocurrirá al estudiar
científicamente y remover las condiciones que causan los
patrones de comportamiento aberrante que contaminan nuestras
sociedades; en ningún caso mediante el sometimiento a
través del engaño, la superstición y el
miedo como pretenden el cristianismo y las demás
religiones.

El futuro del mundo es nuestra responsabilidad y depende
de las decisiones que tomemos hoy. Podemos seguir viviendo en el
miedo y la represión de la religión o liberarnos de
esta farsa irrelevante en favor del estudio científico del
comportamiento humano.

¿Qué tipo de experiencia traumática
hizo que dejaras de creer en Dios?

Este es un error común entre los creyentes; dan
por sentado que todo el mundo cree en Dios, y que quienes no lo
hacen, se debe, necesariamente, a que han tenido una experiencia
traumática que les hizo odiarlo. Comúnmente suponen
que se rezó a Dios y, como sus súplicas no fueron
contestadas (un ser querido falleció, por ejemplo),
entonces renunció a Dios por la ira que le provocó
este hecho.

En realidad, pocas personas dejan de creer en Dios por
estas causas y, por lo general, dejan de creer sólo por un
corto tiempo. En la mayoría de los casos,
encontrarás que, quienes no creen en Dios, han pensado
mucho sobre sus creencias y encontraron que no tenían
sustento lógico. Un gran número de personas que no
creen en Dios se criaron en hogares religiosos y decidieron,
después de una ardua lucha interna, que no podían
seguir tomando en serio su fe. Otros, fueron criados en hogares
donde se les enseñó a pensar por sí mismos
sobre el mundo, a buscar sus propias respuestas y a cuestionar la
"sabiduría" ancestral.

Irónicamente, muchos predicadores utilizan sus
propias historias de vida y eventos traumáticos como una
manera de convencer a la gente común a encontrar la
religión. A menudo, en iglesias y templos, se escuchan
decenas de testimonios sobre cómo personas sumidas en el
vicio, desempleadas y sin esperanza para el futuro "tocaron
fondo" y fue entonces cuando "encontraron al Señor".
Mientras muchos creyentes desacreditan a quienes no creen en Dios
reprochándoles que la razón para ello se
encontraría en supuestos acontecimientos emocionales
traumáticos; son estos mismos creyentes quienes, curiosa y
contradictoriamente, utilizan esa misma técnica para
reclutar nuevos feligreses.

Yo prefiero seguir confiando en Dios, sólo
él es nuestra salvación

En la era moderna, tenemos la habilidad de mirar lejos
en nuestro pasado y comparar esas ideas con lo que entendemos
hoy. Muchas prácticas que existieron en el pasado ya no
existen debido a los entendimientos que han surgido producto del
sólido avance de la ciencia. Por ejemplo, las primeras
religiones generalmente sacrificaban animales con ciertos
propósitos. Esto raramente sucede hoy, dado que la
relevancia de tal acto ha sido probada inútil en su efecto
deseado. Del mismo modo, la gente raramente realiza danzas de la
lluvia para influenciar el clima. Hoy entendemos como son creados
los patrones del clima, y que las prácticas rituales no
tienen efectos comprobables. Similarmente, la idea de rezarle a
un dios por un requerimiento en particular, también ha
sido estadísticamente probado tiene cero efecto en un
resultado, sin mencionar que la evidencia que podría
respaldar a un creador personificado no existe en ninguna manera
científica, sino que es derivado de la especulación
y tradición literaria histórica antigua.

Previas generaciones nos dejaron este legado de
supersticiones religiosas irrelevantes que simplemente no sirven
para enfrentar los desafíos del futuro. La observancia de
textos arcaicos como la biblia tiene escasas posibilidades de
resolver los problemas del mundo moderno dominado por la escasez,
donde debemos competir por dinero para sobrevivir. Como se dijo
anteriormente, si se contara con todo lo necesario, sería
muy fácil seguir las enseñanzas obvias de
Jesús; sin embargo, hasta ahora, no han sido más
que predicas huecas impracticables, toda vez que las personas no
cuentan con los medios necesarios para cubrir sus necesidades.
Las personas se ven obligadas a conseguir dinero como sea para
satisfacerlas, ya sea esclavizándose en empleos,
prostituyéndose, robando, vendiendo drogas, etc.
Conociendo esto, se identifica claramente el verdadero
responsable de los comportamientos aberrantes que vemos hoy,
quedando así en completa evidencia que la religión
es absolutamente irrelevante.

Las esperanzas depositadas en supersticiones
irrelevantes, dudosas profecías e intervenciones divinas
de personajes míticos como Jesús no son más
que ilusiones autoservidas que simplemente no pueden resolver los
problemas del mundo actual. Al contrario de lo que quieren
hacernos creer las religiones, sí podemos, nosotros
mismos, enfrentar nuestros problemas, sin esperar que venga un
Mesías con una túnica blanca para cambiar las
cosas.

Somos nosotros mismos nuestra propia salvación o
condenación.

Monografias.com

Ilustración 18. Rezar a diario.
Se ha hecho por siglos sin ningún
resultado.

¿En algo hay que creer, no?

La mayoría de la gente siente que necesita
forzosamente creer en algo; que tener fe o creer sin evidencias
es una virtud. La Biblia te dice que cuanto más
desafíen tus creencias a las evidencias, más
virtuoso serás. En el pasado, sin embargo, una mujer
podía ser acusada de brujería y era quemada en la
hoguera pues todos "creían" que efectivamente tenía
poderes ocultos. El mundo entero "creía" que los cielos
eran inmutables, que la esclavitud era algo natural o que la
tierra era plana. Nadie ponía en duda estas afirmaciones
ni sometía a prueba sus ideas. Creer es más
fácil que pensar y esta es la razón por la que hay
más creyentes[6]

La aceptación de las ideas en el siglo veintiuno
requiere más que la simple intuición; requiere un
proceso de verificación de evidencia empírica que
es la base del mundo moderno y nos diferencia del oscurantismo
medieval en el que vivieron nuestros antepasados; toda
religión es, en realidad, una superstición, basada
en el mito. Todas las concepciones teístas del mundo;
Islam, Cristianismo, Judaísmo, Hinduismo, etc. reclaman
que sus propias y cerradas nociones estáticas del mundo
son las definitivas e intentan perpetuarlas, cuando en realidad
no son más que expresiones alegóricas derivadas de
la tradición, la mayoría de las cuales son
simplemente absurdas en nuestro universo de permanentes cambios.
Así, el esoterismo, el mito y la superstición de la
fe prevalecen allí donde la ignorancia prevalece. La
religión es una forma de control social. Cuando las
personas reclaman: "¡con este salario no llegaré a
ninguna parte!" la religión ofrece consuelo emocional a
personas con perspectivas poco halagüeñas para su
futuro.

Mientras la física científica y la
tecnología silenciosamente dirigen la mayor parte de la
acción, la mayoría de personas prefiere continuar
apelando a la superstición; ya sea leyendo
horóscopos, consultando tarotistas, clérigos,
profetas, videntes o filósofos para dirigir sus vidas.
Incluso, muchos líderes mundiales consultan regularmente
psíquicos, médiums, astrólogos y toda clase
de charlatanes para guiarlos en decisiones que podrían
causar enormes sufrimientos.

La cantidad de superstición que una cultura puede
absorber es inversamente proporcional a la cantidad de
información científica que posea su gente. En el
futuro, con un suministro adecuado de información basada
en el método científico, no existirán frases
tales como: "Encomiéndate a Dios", "toca madera", "es la
voluntad de Dios", "usa una pata de conejo, trae buena suerte",
si realmente la trajera, ¿cómo se explica que el
conejo tuviera cuatro de esas patas pero igual lo atraparon y se
las quitaron? Las personas se persignan con agua bendita por
Dios. Si es bendita ¿cómo se explica entonces que
ésta se llene de bacterias al cabo de unos días?
Toda esta superstición contraproducente
desaparecerá.

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Ilustración 19. Pensar por uno
mismo es muy difícil.

Ensayo:
¿Existe realmente Dios?

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"[Los Impíos] dicen discurriendo: "Corta es y
triste nuestra vida; no hay remedio en la muerte del hombre ni se
sabe de nadie que haya vuelto del Hades. Por azar llegamos a la
existencia y luego seremos como si nunca hubiéramos
sido… al apagarse, el cuerpo se volverá ceniza y el
espíritu se desvanecerá como aire
inconsistente… Paso de una sombra es el tiempo que
vivimos, no hay retorno en nuestra muerte; porque se ha puesto el
sello y nadie regresa". Los impíos tendrán la pena
que sus pensamientos merecen, por desdeñar al justo y
separarse del Señor."

La Biblia, Sabiduría
Capítulo 1, versículos 1-10.

El avance actual de la ciencia ha logrado mostrar, en
forma consistente con las observaciones, el proceso mediante el
cual se forman las galaxias y los mundos en el Universo. Del
mismo modo, la evolución y selección natural de las
especies, permite comprender de forma racional como se
desarrollan seres inteligentes como nosotros. Este progreso ha
ido en detrimento de las explicaciones teológicas
históricas, las que paulatinamente se han visto forzadas a
atrincherarse en los umbrales del conocimiento actual.

Nuestra comprensión actual del universo y de las
leyes que lo gobiernan no pudo lograrse de la noche a la
mañana; se consiguió con el lento avance en la
comprensión de nuestro entorno. De forma análoga,
la idea de un Dios o divinidad difícilmente podría
ser abandonada de golpe, más aún, si consideramos
que sólo una fracción muy pequeña de la
población mundial posee conocimientos científicos
acabados. Incluso el mismo Albert Einstein nunca abandonó
la idea de un Dios, la que plasmó en su célebre
frase «Dios no juega a los dados con la naturaleza»,
a propósito del desarrollo de las leyes de la
mecánica cuántica que explican con éxito el
mundo de las partículas, y donde el azar y la
incertidumbre juegan un papel preponderante.

Desde los albores de la humanidad, el hombre ha
intentado explicar su propia existencia y la del mundo que lo
rodea. Para nuestros antepasados primitivos la respuesta
lógica era que un Dios todopoderoso lo había creado
todo, de modo tal, de satisfacer a cabalidad los requisitos para
la subsistencia de nuestra supuestamente privilegiada humanidad.
De este modo, nuestro planeta ocuparía un sitial
primordial en el Universo, y tanto el aire que respiramos como
los animales que nos dan el sustento, así como las
estaciones del año, habrían sido creados «a
la carte» (a la medida) por dicha divinidad. Para nuestros
antepasados temer, alabar y mantener contenta a la(s)
Divinidad(es) con toda clase de sacrificios y ofrendas resultaba
absolutamente fundamental para garantizar la armonía e
inmutabilidad del mundo y los cielos. Lo contrario suponía
desatar su cólera manifestada en catástrofes y
calamidades de toda especie.

Un claro ejemplo de esta relación de
«obediencia por temor» se encuentra en la Biblia
judía o antiguo testamento, donde se aprecian numerosos
pasajes alusivos a normas del tipo «premio-castigo»
entre el pueblo judío y Yahvé: "Si
despreciáis mis normas y rechazáis mis
leyes…mandaré sobre vosotros el terror, la peste y
la fiebre…soltaré contra vosotros la fiera salvaje
que les devorará sus hijos… ¡llegaréis
a comer la carne de vuestros propios hijos e hijas! Porque yo soy
Yahvé!" Levítico 26,14-45.

Hoy sabemos que los desastres naturales corresponden a
ciclos naturales según las condiciones geográficas
de un sector, y que una tormenta eléctrica no responde a
la ira desatada de ningún Dios a quién se ha
olvidado rendir sacrificio; Hemos comprobado que nuestro lugar en
el Universo dista mucho del lugar privilegiado que
supondría ser la creación predilecta de un
todopoderoso, y que muy por el contrario, nos encontramos en la
periferia de una de miles de galaxias, con un sol corriente como
cientos de otros miles. No obstante, la idea de un Dios creador,
cuyos misteriosos designios crean y rigen los destinos de cada
uno de los elementos y seres que componen el universo, sigue
siendo la creencia más aceptada en la
actualidad.

Hoy sabemos que los elementos que formaron la tierra y
la vida que ella sustenta fueron sintetizados en sucesivos ciclos
de vida de estrellas primigenias. Con el paso de millones de
años, la vida ha logrado abrirse paso, evolucionar y
adaptarse a los cambios climáticos de la tierra, hasta dar
como resultado seres inteligentes como los seres humanos (o los
delfines). ¡El calcio de nuestros huesos fue formado hace
millones de años al interior de una estrella!

Partes: 1, 2, 3
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