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Hipertensión arterial




Enviado por Boris Ernesto



    I.
    INTRODUCCION

    Actualmente, las enfermedades cardiovasculares se han
    convertido en la primera causa de muerte en todos los
    países del mundo industrializado, y el análisis
    epidemiológico de este fenómeno ha permitido
    reconocer la existencia de unas variables biológicas
    denominadas factores de riesgo de enfermedad cardiovascular,
    capaces de influenciar la probabilidad del padecimiento de
    accidentes cerebrovasculares, enfermedad coronaria, insuficiencia
    cardiaca o arteriopatía periférica. La
    hipertensión arterial es uno de estos factores de riesgo
    modificables y es considerado, en la actualidad, como uno de los
    mayores problemas de Salud Pública.

    Su trascendencia, pues, radica
    en:

    I.1.Presentar una elevada prevalencia entre la
    población. La prevalencia de hipertensión en una
    población o, lo que es lo mismo, la proporción de
    individuos que son hipertensos en un determinado momento,
    varía ampliamente en función de determinados
    factores, que incluyen, básicamente, la franja de edad de
    población considerada, la metodología utilizada en
    la medida de la presión arterial, el número de
    lecturas realizadas y, por encima de todo, el límite
    elegido para diferenciar la normotensión de la
    hipertensión. Este último factor es el más
    determinante a la hora de estimar la prevalencia. En efecto, que
    se elija el límite clásico de 160/95 mmHg o el
    más actual de 140/90 mmHg condiciona, definitivamente, la
    prevalencia de hipertensión en la población. A
    escala internacional, utilizando los límites de 160/95
    mmHg, las prevalencias registradas oscilan desde un 10 hasta un
    20% de la población adulta (18 años y más).
    Si los límites utilizados son los de 140/90 mmHg, la
    prevalencia puede aumentar hasta el 30%.

    En España, disponemos de una abundante
    información desde los estudios pioneros de la
    década de los 80. La práctica totalidad de aquellos
    estudios, y de los publicados posteriormente, arrojan unas tasas
    de prevalencia de alrededor del 20%, utilizando el criterio de
    160/95 mmHg, que se eleva hasta cerca del 35% en algunos casos
    cuando se utiliza el de 140/90 mmHg. En el único estudio
    transversal de ámbito nacional, llevado a cabo en 1990 y
    que incluía unos 2.000 individuos seleccionados
    aleatoriamente, la tasa de prevalencia fue del 45%. Esta tasa tan
    inusualmente elevada, aún aplicando el criterio de 140/90
    mmHg tiene su explicación en la franja de
    población adulta estudiada, que fué la de 35 a 64
    años, mientras que los estudios anteriormente mencionados
    abarcaron edades a partir de los 18 años, incluyendo o no,
    según los casos, los individuos mayores de 65 años.
    Así pues, en conjunto, podemos estimar que la prevalencia
    en nuestro país oscila alrededor del 20% en la
    población adulta (18 a 65 años) si se utiliza el
    criterio de 160/95 mmHg y que se eleva a más del 30%
    cuando se utiliza el de 140/90 mmHg.

    I.2.Conlleva unos costes directos e
    indirectos muy elevados.

    I.3.Su detección y control razonable es
    fácil. A pesar de ello, en un reciente estudio
    epidemiológico realizado en España, a gran escala,
    sólo el 44.5 % de los hipertensos conocían que lo
    eran, el 72% de éstos estaban tratados con fármacos
    y, únicamente, el 15.5% de los tratados estaban
    controlados óptimamente.

    II. CONCEPTO Y
    CLASIFICACION

    La hipertensión arterial (HTA) es un
    síndrome caracterizado por elevación de la
    presión arterial (PA) y sus consecuencias. Sólo en
    un 5% de casos se encuentra una causa (HTA secundaria); en el
    resto, no se puede demostrar una etiología (HTA primaria);
    pero se cree, cada día más, que son varios procesos
    aún no identificados, y con base genética, los que
    dan lugar a elevación de la PA. La HTA es un factor de
    riesgo muy importante para el desarrollo futuro de enfermedad
    vascular (enfermedad cerebrovascular, cardiopatía
    coronaria, insuficiencia cardíaca ó renal). La
    relación entre las cifras de PA y el riesgo cardiovascular
    es contínua (a mayor nivel, mayor morbimortalidad), no
    existiendo una línea divisoria entre presión
    arterial normal o patológica. La definición de
    hipertensión arterial es arbitraria. El umbral elegido es
    aquel a partir del cual los beneficios obtenidos con la
    intervención, sobrepasan a los de la no actuación.
    A lo largo de los años, los valores de corte han ido
    reduciéndose a medida que se han ido obteniendo más
    datos referentes al valor pronóstico de la HTA y los
    efectos beneficiosos de su tratamiento. Actualmente, se siguen
    las recomendaciones de la OMS-SIH, que con objeto de reducir la
    confusión y proporcionar a los clínicos de todo el
    mundo unas recomendaciones más uniformes, ha acordado
    adoptar en principio la definición y la
    clasificación establecidas por el JOINT NATIONAL COMMITTEE
    de Estados Unidos en su sexto informe (JNC VI).

    Así pues, la hipertensión se define como
    una presión arterial sistólica de 140 mmHg ó
    superior y/o una presión arterial diastólica de 90
    mmHg ó superior, en personas que no están tomando
    medicación antihipertensiva.

    En la siguiente tabla, (Tabla I), se presenta la
    clasificación de los valores de la presión arterial
    en adultos de más de 18 años, que no estén
    tomando medicación antihipertensiva y que no sufran
    enfermedades agudas simultáneas a la toma de
    presión arterial.

    TABLA I: DEFINICIONES Y CLASIFICACION DE
    LOS VALORES DE PRESION ARTERIAL

    Monografias.com

    Cuando la presión arterial sistólica y
    diastólica están en categorías distintas,
    debe seleccionarse la más alta para clasificar al
    hipertenso.

    Los términos "ligera", "moderada" y "grave",
    utilizados en recomendaciones previas de la OMS-SIH,
    corresponderían a los Grados 1, 2 y 3 respectivamente. La
    denominación ampliamente utilizada de
    "Hipertensión limítrofe" pasa a ser un subgrupo de
    la hipertensión Grado 1. Debe resaltarse que el
    término "hipertensión ligera" no implica un
    pronóstico uniformemente benigno, sino que se utiliza
    simplemente para contrastarlo con las elevaciones más
    intensas de la presión arterial. A diferencia de lo que
    sucedía en recomendaciones previas, en este informe no se
    tratan por separado la hipertensión sistólica
    aislada ni la hipertensión del anciano. Estos dos
    trastornos se analizan ahora dentro del texto principal, puesto
    que su tratamiento es, como mínimo, igual de eficaz que el
    tratamiento de la hipertensión esencial clásica en
    individuos de mediana edad para reducir el riesgo
    cardiovascular.

    II.1.Hipertensión primaria
    (esencial) y secundaria:

    En la mayoría de los pacientes con presión
    arterial alta, no se puede identificar ninguna causa, esta
    situación se denomina hipertensión primaria. Se
    calcula que el 95% aproximadamente de los pacientes con
    hipertensión tienen hipertensión primaria. El
    término alternativo, hipertensión esencial, es
    menos adecuado desde un punto de vista lingüístico,
    ya que la palabra esencial suele denotar algo que es beneficioso
    para el individuo. El término "hipertensión
    benigna" también debe evitarse, porque la
    hipertensión siempre conlleva riesgo de enfermedad
    cardiovascular prematura.

    El término hipertensión secundaria se
    utiliza cuando la hipertensión está producida por
    un mecanismo subyacente, detectable. Existen numerosos estados
    fisiopatológicos como estenosis de la arteria renal,
    feocromocitoma y coartación aórtica, que pueden
    producir hipertensión arterial. En alguno de estos casos,
    la elevación de la presión arterial es reversible
    cuando la enfermedad subyacente se trata con éxito. Es
    importante identificar la pequeña cantidad de pacientes
    con una forma secundaria de hipertensión, porque en
    algunos casos existe una clara posibilidad de curación del
    cuadro hipertensivo.

    III. ASOCIACION
    DE LA HTA CON OTROS FACTORES DE RIESGO
    CARDIOVASCULAR

    La importancia de la hipertensión arterial como
    factor de riesgo cardiovascular (CV), es bien conocida desde los
    primeros estudios epidemiológicos sobre el tema. Un hecho
    fundamental a tener en cuenta es que el riesgo asociado a la HTA
    depende no solamente de la elevación de las cifras de
    presión arterial, sino también, y fundamentalmente,
    de la presencia de otros factores de riesgo CV y/o de lesiones en
    los órganos diana.

    En España, la enfermedad cerebrovascular y la
    cardiopatía isquémica son responsables,
    conjuntamente, de más de la mitad de las muertes por
    enfermedades del aparato circulatorio. Los determinantes de la
    aparición de estas enfermedades – los factores de
    riesgo cardiovascular- son múltiples y, en general, son
    predictores comunes para todas las poblaciones occidentales donde
    han sido estudiadas, como la española. Sin embargo, del
    extenso abanico de factores de riesgo cardiovascular conocidos,
    probablemente la hipertensión arterial, el tabaquismo, la
    diabetes mellitus y la hipercolesterolemia son, en la actualidad,
    los más susceptibles de una intervención
    preventiva.

    III.1.FACTORES DE RIESGO
    VASCULAR:

    Se define factor de riesgo vascular como aquella
    situación o circunstancia que se asocia,
    estadísticamente, con una mayor incidencia de enfermedades
    cardiovasculares. Un factor de riesgo puede estar implicado en la
    etiopatogenia de la enfermedad, o asociarse con la misma. Para
    que se le pueda atribuir un papel etiológico son
    necesarias varias premisas: que sea anterior al comienzo de la
    enfermedad; que exista una relación entre la intensidad
    del factor de riesgo y la patología cardiovascular; que
    dicha relación persista en las diferentes poblaciones
    estudiadas; y que se demuestre una reducción en la
    prevalencia de la enfermedad al disminuir o eliminar dicho factor
    de riesgo.

    Pasamos a describir los factores de riesgo
    cardiovascular principales, de interés en la
    evaluación del riesgo global del paciente
    hipertenso:

    A- Edad y sexo: El riesgo de padecer enfermedad
    cardiovascular aumenta de manera constante a medida que avanza la
    edad y es mayor en los hombres que en las mujeres, aunque esta
    diferencia disminuye al aumentar la edad, y es mayor para la
    cardiopatía isquémica que para el accidente
    cerebrovascular. La relación de la edad y el sexo con la
    prevalencia de HTA es evidente. La prevalencia de HTA en el
    varón aumenta, progresivamente, hasta la década de
    los 70 que se mantiene o aún se reduce ligeramente. En
    mujeres, el incremento mayor se produce en la década de
    los 50, aumentando progresivamente hasta la década de los
    80. La prevalencia es muy elevada para ambos sexos en la
    década de los 70 y 80 debido, especialmente, al componente
    sistólico.

    B- Tabaquismo: El consumo de cigarrillos aumenta el
    riesgo de cardiopatía isquémica (CI) y de accidente
    cerebrovascular (ACV) a todas las edades, pero tiene especial
    importancia en las personas más jóvenes. En los
    varones de menos de 65 años, se ha observado que el
    tabaquismo aumenta el riesgo de muerte cardiovascular al doble,
    mientras que en los hombres de edad igual o superior a 85
    años, se observó que el riesgo aumentaba tan solo
    en un 20 por ciento.

    C- Obesidad: El aumento del índice de masa
    corporal se asocia a un incremento del riesgo de CI. Es probable
    que el riesgo asociado con la obesidad se deba en parte a una
    elevación de la presión arterial, aunque
    también es posible que intervenga la reducción de
    colesterol HDL y el aumento en los niveles de glucosa e
    insulina.

    D- Lípidos y lipoproteínas: Las
    concentraciones crecientes de colesterol total y de colesterol
    LDL se asocian a incrementos del riesgo de CI. El riesgo relativo
    parece disminuir a medida que avanza la edad, aunque es
    característico que el riesgo absoluto aumente.

    E- Diabetes, hiperinsulinemia e hiperglucemia:
    Globalmente, la diabetes eleva de forma característica el
    riesgo relativo de muerte por CI y de muerte por ACV en unas 3
    veces. Además, en los individuos sin diabetes, se ha
    observado que el riesgo de CI está
    relacionado de manera directa y continua con las concentraciones
    plasmáticas de glucosa e insulina.

    F- Alcohol: Un grado elevado de consumo de alcohol puede
    causar otros trastornos cardíacos y se asocia a un aumento
    del riesgo de ACV, en especial después de un consumo
    puntual excesivo, así como a unas cifras más altas
    de presión arterial y a un mayor riesgo de varias
    enfermedades y lesiones no vasculares. El riesgo de CI parece
    reducirse en los consumidores regulares de cantidades moderadas
    de alcohol.

    G- Actividad física: El ejercicio físico
    aeróbico regular reduce el riesgo de CI. Este beneficio
    puede deberse en parte a los efectos de reducción de la
    presión arterial que tiene el ejercicio físico,
    aunque también es posible que el ejercicio active otros
    factores metabólicos, entre los que se encuentran un
    aumento del colesterol HDL.

    H- Enfermedad cardiovascular preexistente: Los
    antecedentes de enfermedad cardiovascular, clínicamente
    manifiesta, constituyen un factor predecible
    específicamente importante para el futuro riesgo de
    desarrollo de episodios cardiovasculares graves. Los pacientes
    con insuficiencia cardíaca congestiva presentan de forma
    característica una tasa de mortalidad de un 10 por ciento
    o más al año. Los pacientes con antecedentes de ACV
    presentan un riesgo de nuevo ACV de un 3% a un 5% ó
    más al año, y el riesgo de otros accidentes
    cardiovasculares graves es, como mínimo, de algunas
    unidades porcentuales mayor. En los pacientes con antecedente de
    infarto de miocardio o angor inestable, la incidencia anual de
    recidivas de infartos o de muerte por CI es igual o superior a un
    4 por ciento, y el riesgo de otros episodios cardiovasculares
    graves suponen un 1 ó 2 por ciento adicional.

    I- Nefropatía y microalbuminuria: La
    nefropatía manifestada por una elevación de la
    creatinina sérica y proteinuria constituyen también
    un factor predecible importante, no sólo de la
    insuficiencia renal, sino también de episodios
    cardiovasculares graves. Aunque la mayoría de enfermedades
    renales se asocian a un aumento del riesgo, la nefropatía
    diabética parece ser la que confiere el máximo
    riesgo. En los diabéticos sin una
    nefropatía franca, se ha observado que la microalbuminuria
    se asocia a un aumento del riesgo de episodios cardiovasculares
    graves de 2-3 veces.

    J- Fibrinógeno: Las concentraciones
    plasmáticas de fibrinógeno presentan una
    asociación positiva con el riesgo de CI y ACVA
    isquémico.

    K- Tratamiento de reposición hormonal (TRH): En
    estudios realizados en poblaciones occidentales, se ha observado
    que, en las mujeres postmenopáusicas, el empleo de TRH se
    asocia a un riesgo de CI un 30-50 por ciento más bajo. No
    está claro si esta asociación refleja un verdadero
    efecto protector del TRH, o corresponde a un sesgo en la
    selección previa de mujeres de bajo riesgo subsidiarias de
    la aplicación de este tipo de tratamiento.

    L- Origen étnico: El origen étnico tiene
    también una intensa asociación con el riesgo de las
    enfermedades cardiovasculares más frecuentes. En muchos
    países los grupos de minorías étnicas, como
    los maoríes de Nueva Zelanda, y los indígenas de
    los Estados Unidos, presentan un riesgo de CI considerablemente
    superior al de la mayoría de la raza blanca.

    IV.
    ESTRATIFICACION DEL RIESGO EN EL PACIENTE
    HIPERTENSO.

    Actualmente no nos podemos basar únicamente en
    las cifras de PA para determinar el riesgo de enfermedad
    cardiovascular, sino también en la coexistencia de otros
    factores de riesgo, así como la presencia, o ausencia, de
    lesión en los órganos diana.

    En la clasificación JNC-VI (Tabla II) se
    distinguen tres categorías, mientras que la WHO/ISH
    distingue cuatro categorías. La clasificación tiene
    dos entradas, una de ellas es la presencia o ausencia de los
    factores de riesgo, signos de afectación orgánica y
    complicaciones hipertensivas; la segunda entrada se basa en las
    cifras de presión arterial.

    Así pues deben tenerse en
    consideración los siguientes datos:

    IV.1.Factores de riesgo para enfermedades
    cardiovasculares:

    A- Presión arterial sistólica
    y diastólica. B- Varones de edad mayor de 55 años.
    C- Mujeres mayores de 65 años.

    D- Tabaquismo.

    E- Colesterol total mayor de 250 mg/dl. F-
    Diabetes.

    G- Antecedentes familiares de enfermedad
    cardiovascular prematura (mujer >65 años y varón
    <55 años).

    IV.2.Lesiones en órganos
    diana:

    A- Hipertrofia ventricular izquierda
    (diagnosticada por ECG, ecocardio o Rx). B- Lesión renal
    mínima ( proteinuria y/o creatinina sérica 1,2
    – 2 mg/dl).

    C- Placa ateroscleróticas en
    arterias carótida, ilíacas, femorales y aorta
    demostrada por ecografía o radiología.

    D- Estenosis focal o generalizada de las
    arterias retinianas por funduscopia. IV.3.Trastornos
    clínicos asociados:

    A- Enfermedad vascular cerebral: ACV
    isquémico Hemorragia cerebral

    Accidente isquémico
    transitorio

    B- Cardiopatía:

    Infarto de miocardio

    Hemorragia cerebral

    Accidente isquémico
    transitorio.

    C- Nefropatía

    Nefropatía
    diabética

    Insuficiencia renal (creatinina
    plasmática superior a 2 mg/dl

    D- Enfermedad vascular: Aneurisma disecante
    Arteriopatía sintomática

    E- Retinopatía hipertensiva
    avanzada.

    Hemorragias o exudados

    Edema de papila.

    TABLA II: ESTRATIFICACION DEL RIESGO PARA
    CUANTIFICAR EL PRONOSTICO

    Otros factores de riesgo
    y antecedentes patológicos

    GRADO 1

    (HTA ligera) PAS 140-159 o PAD
    90-99

    GRADO 2

    (HTA moderada) PAS 160-179 o PAD
    100-109

    GRADO 3

    (HTA grave) PAS >179

    PAD >99

    Ausencia de otros
    factores de riesgo

    RIESGO BAJO

    RIESGO MEDIO

    RIESGO ALTO

    1 – 2 factores de
    riesgo

    RIESGO MEDIO

    RIESGO MEDIO

    RIESGO MUY
    ALTO

    3 o más factores de
    riesgo o LOD o DM

    RIESGO ALTO

    RIESGO ALTO

    RIESGO MUY
    ALTO

    TCA

    RIESGO MUY
    ALTO

    RIESGO MUY
    ALTO

    RIESGO MUY
    ALTO

    Estratificación del riesgo (riesgo
    de accidente vascular cerebral o infarto de miocardio a 10
    años): Riesgo bajo = inferior al 15%

    Riesgo medio = aproximadamente un 15-20%
    Riesgo alto = aproximadamente un 20-30%

    Riesgo muy alto = 30% o superior. LOD:
    lesión en órgano diana.

    TCA: Trastornos clínicos asociados,
    incluyendo la enfermedad cardiovascular clínica o la
    nefropatía.

    A- Grupo de riesgo bajo: Este grupo incluye a los
    hombres menores de 55 años y las mujeres de menos de 65
    años con una hipertensión de Grado 1 y sin otros
    factores de riesgo. El riesgo de que se produzca un episodio
    cardiovascular grave en los 10 años siguientes es inferior
    al 15%. El riesgo es especialmente bajo en los pacientes con una
    hipertensión limítrofe.

    B- Grupo de riesgo medio: Incluye pacientes con una
    amplia gama de valores de presión arterial y factores de
    riesgo para la enfermedad cardiovascular. Algunos de ellos
    presentan una presión arterial más baja y
    múltiples factores de riesgo, mientras que en otros la
    presión arterial es más alta y los demás
    factores de riesgo son escasos o inexistentes. En los individuos
    de este grupo, el riesgo de un episodio cardiovascular grave a lo
    largo de los 10 años siguientes es habitualmente de un
    15-20%. El riesgo estará más próximo al 15%
    en los pacientes con hipertensión de Grado 1, que
    sólo tienen un factor de riesgo adicional.

    C- Grupo de riesgo alto: Incluye a los
    pacientes con una hipertensión de Grado 1 ó
    Grado

    2 que presentan: tres ó más factores de
    riesgo indicados previamente; diabetes o una lesión de
    órganos diana; y los pacientes con una hipertensión
    grado 3 sin otros factores de riesgo. En éstos, el riesgo
    de un episodio cardiovascular grave en los 10 años
    siguientes es, habitualmente, de un 20-30%.

    D- Grupo de riesgo muy alto: Los pacientes con una
    hipertensión grado 3 y uno o varios factores de riesgo,
    así como todos los pacientes con una enfermedad
    cardiovascular clínica o una nefropatía, son los
    que tienen el máximo riesgo de episodios cardiovasculares,
    del orden de un 30% ó más a lo largo de los 10
    años siguientes, y requieren, por tanto, la
    instauración rápida e intensiva de pautas de
    tratamiento.

    V.
    HEMODINÁMICA Y ETIOPATOGENIA

    Para que exista flujo de sangre a través de los
    vasos sanguíneos, se requiere una diferencia de
    presión entre ambos extremos del circuito (en el
    sistémico, entre la raíz aórtica y
    aurícula derecha), que supere las pérdidas de
    energía debidas a la viscosidad y el rozamiento. Esta
    diferencia de presión es generada por la bomba cardiaca.
    El flujo (F) a través de un vaso, es directamente
    proporcional al gradiente de presión entre ambos extremos
    (P1-P2 = DP) e inversamente proporcional a la resistencia que se
    opone al mismo (R), según la ley de Ohm:

    F = DP/R.

    Cuando se aplica a la circulación
    sistémica, el flujo sanguíneo global o gasto
    cardíaco (GC) está determinado por la
    presión arterial (PA) y por la resistencia
    periférica total (RPT), según la fórmula: GC
    = PA/RPT, de donde PA = GC x RPT. El GC resulta de multiplicar el
    volumen sistólico (que depende de la contractilidad y
    precarga) por la frecuencia cardíaca. En condiciones
    normales, la mayor parte de los cambios en el GC se deben a
    cambios en el retorno venoso del volumen sanguíneo al
    corazón, lo que determina, fundamentalmente, la precarga.
    El volumen sanguíneo está influenciado por la
    ingesta de sal, la excreción renal de sodio y agua y la
    actividad de hormonas como ADH, aldosterona y péptido
    natriurético auricular. En las resistencias
    periféricas influyen el sistema nervioso simpático,
    sustancias vasoconstrictoras (por ejemplo angiotensina II,
    endotelina), vasodilatadoras (prostaglandinas vasodilatadoras,
    óxido nítrico, bradiquininas, etc.), la propia
    estructura del vaso y el fenómeno de
    autorregulación (ver más abajo). Son las
    pequeñas arteriolas las que, al aumentar o disminuir su
    luz, determinan la resistencia al flujo sanguíneo (la
    resistencia es inversamente proporcional al radio del vaso
    elevado a la cuarta potencia, según la ley de Poiseuille).
    La misión de las grandes arterias elásticas, sobre
    todo la aorta, es amortiguadora: almacenar parte de la
    eyección ventricular para impulsarla hacia delante en la
    diástole, transformando la expulsión ventricular
    intermitente en un flujo contínuo a los tejidos. Al
    disminuir la elasticidad arterial, con la edad y
    arteriosclerosis, aumenta la PAS (la aorta rígida puede
    almacenar menos sangre en la sístole) y disminuye la PAD
    (hay menos sangre que impulsar en la diástole), aumentando
    la presión diferencial ó presión de
    pulso (PP). Esto se asocia con mayor velocidad de la onda
    de pulso, que se refleja en la periferia, pudiendo llegar de
    nuevo al corazón cuando éste aun se encuentra en
    sístole, favoreciendo el desarrollo de hipertrofia
    ventricular. El aumento de la PP (mayor de 65 mmHg) se asocia a
    mayor mortalidad coronaria, mayor frecuencia de infartos de
    miocardio e hipertrofia ventricular izquierda y mayor
    ateroesclerosis carotídea, por lo que es un buen predictor
    del riesgo cardiovascular.

    Los mecanismos que elevan la PA lo hacen a través
    del incremento del GC, de la RPT, o de ambos. Aunque en algunos
    hipertensos jóvenes se ha podido demostrar un aumento del
    GC, en fases más avanzadas (HTA establecida), el mecanismo
    responsable de la elevación de la PA es un aumento de la
    resistencia periférica con GC normal. Este cambio en el
    patrón hemodinámico se puede explicar porque el
    aumento inicial del GC (estrés ó alta ingesta de
    sal, en individuo genéticamente predispuesto, lleva a la
    retención renal de sodio) incrementa el flujo a los
    tejidos por encima de las necesidades, lo que provoca
    vasoconstricción para restablecerlo (fenómeno de
    autorregulación). Esto aumenta el tono vascular de modo
    funcional al principio; pero con los rápidos cambios
    estructurales que tienen lugar en las arteriolas (hipertrofia
    muscular), se establece el incremento de resistencias vasculares
    periféricas (RPT).

    Hay varios mecanismos que se relacionan con la
    génesis de la HTA primaria (figuras 1,2 y 3): La
    hiperactividad del sistema nervioso simpático,
    desencadenada por un aumento del estrés psicosocial
    ó de la respuesta individual al mismo; la hiperactividad
    del sistema renina- angiotensina-aldosterona; una
    disminución en la capacidad del riñón para
    excretar sodio, explicable por varios mecanismos: menor respuesta
    natriurética al aumento de PA, aumento de un factor
    inhibidor de la natriuresis similar a la ouabaina
    (digitálico), existencia de un grupo de nefronas
    isquémicas con la consiguiente activación del
    sistema renina-angiotensina, reducción congénita
    del número de nefronas; la alteración del
    transporte de membranas, que determina un aumento del calcio
    intracelular y, por tanto, un aumento del tono vascular y de la
    reactividad vascular a diferentes estímulos
    vasoconstrictores; la resistencia a la acción de la
    insulina, fundamentalmente a nivel muscular, y la
    hiperinsulinemia resultante, puede elevar la presión por
    varios mecanismos. Aunque frecuente en hipertensos, incluso
    delgados, está por aclarar su papel patogénico; los
    cambios estructurales y funcionales que tienen lugar en los vasos
    en la hipertensión, y en los que están
    involucrados diversos factores de crecimiento, a su vez modulados
    por mediadores endoteliales, que pueden ser causa y consecuencia
    de la misma; disfunción endotelial: desequilibrio entre
    factores vasoconstrictores (por ejemplo, endotelina) y
    vasodilatadores (por ejemplo, óxido nítrico) y,
    derivado de ella, también en los mecanismos que regulan el
    crecimiento y proliferación celulares tan importantes en
    la hipertrofia y remodelado vascular de la HTA. Existe,
    además, una estrecha relación entre dichos
    mecanismos y así, por ejemplo, la hiperactividad del
    sistema nervioso simpático determina una mayor actividad
    del sistema renina angiotensina, puesto que la noradrenalina
    estimula la liberación de renina por el aparato
    yuxtaglomerular y, a su vez, la angiotensina II induce una mayor
    liberación de catecolaminas; la resistencia
    insulínica, a través de la hiperinsulinemia,
    incrementa la actividad simpática y esta, mediante
    vasoconstricción de los vasos musculares, determina una
    mayor resistencia insulínica. Las catecolaminas, la
    hiperinsulinemia y la angiotensina II inducen retención
    renal de sodio junto a los efectos sobre el tono vascular. En la
    génesis de la HTA puede intervenir principalmente uno o
    varios de estos mecanismos, estrechamente
    relacionados.

    Junto a la predisposición genética, es
    preciso el concurso de factores ambientales como el estrés
    psicosocial, el aumento en la ingesta calórica ó el
    exceso de sodio en la dieta, para que se exprese el fenotipo
    hipertensivo. El tipo de herencia es complejo, poligénico,
    excepto en algunos casos en los que se ha podido establecer la
    responsabilidad de una alteración monogénica (por
    ejemplo, aldosteronismo remediable con esteroides,
    Síndrome de Liddle).

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