Instalación de la Logia Ezequiel Zamora y sus
Honras Fúnebres en 1868 – Monografias.com
Instalación de la Logia
Ezequiel Zamora y sus Honras Fúnebres en
1868
¡La Libertad es nuestra Diosa,
la Fraternidad es nuestra Divisa!
Or:. de Barinas, 28 de diciembre de 1.859
E:. V:.
Or:. de San Félix-Cd:. Guayana, 14
de julio del 2.012 E:.V:..
Muy Resp:. Gran Maestro Arturo Carvajal
(hijo), P:. M:. Gº 33º.
I:. y P:. H:. Jorge Cedeño, Soberano
Gran Comendador.
Ven:. Maest:. Gabriel Jesús Key
Mijares, P:. M:. Gº 33º.
QQ:. HH:. Prim:. y Seg:. VVig:..
QQ:. HH:. que decoran el Or:..-
QQ:. HH:. Todos.
Ayer fue instalada la Resp:. Log:. Simb:. y Ben:.
Generalísimo "Ezequiel Zamora" Nº 12, en su
jurisdicción legitima y primigenia, como lo es la Muy
Resp:. Gran Logia Sur Oriental de AA:. LL:. y AAcept:. MM:. de la
República Bolivariana de Venezuela. Siendo la
continuación de un periplo de creaciones de Logias a lo
largo y ancho de nuestra Patria, dentro del Pensamiento
Progresista y Primitivo de nuestra Augusta y Milenaria
Institución.
Nuestra Resp:. Log:. Simb:. y Ben:. es hermana de la
Resp:. Log:. Simb:. "Estrella del Oriente Colombiano"
Nº 4, solemnemente instalada el 2 de Febrero de 1.824 E:.
V:. en el Or:. de Angostura, hoy Or:. de Ciudad Bolívar,
con Carta Patente de la Gran Logia de AA:. LL:. y AAcept:. MM:.
de Escocia.
El Generalísimo y Q:. H:. Ezequiel Zamora
Correa fue iniciado nuestros Augustos Misterios de la
francmasonería universal, el 18 de Mayo de 1.855 E:. V:.,
cuando se desempeñaba como comandante de milicias y jefe
militar en esta vital región del país.
El día de su iniciación masónica
fue de júbilo y gran solemnidad para la masonería
guayanesa, ya que en esa fecha iniciática trazó una
pieza de arquitectura sobre: "La libertad e igualdad entre los
hombres". La cual fue disertada ante sus Queridos Hermanos
con una oratoria propia de los grandes oradores de todos los
tiempos en tan magno e inolvidable evento masónico. Dicho
trabajo filosófico fue editado en la Imprenta "El
Edén" en el Oriente de La Victoria, en tierras de
Aragua y la cual aún se conserva en los archivos de la
Respetable Logia Simbólica "Victoria" Nº 9,
fundada por el General en Jefe é I:. y P:. H:. Santiago
Mariño Carry.
El diploma o certificado de Maestro Masón
del Q:. H:. Ezequiel Zamora Correa fue editado en
latín é inglés; estando por muchos
años en poder de su sobrino y Q:. H:. Manuel Felipe
García Zamora, quién era hijo de su hermana
Genoveva Zamora Correa y del abogado y Q:. H:.
José Manuel García Correa.
Ambos Talleres están signados por la historia
masónica a jugar roles preponderantes por el bien general
de la Orden; por el triunfo de la verdad científicamente
demostrable; por el progreso del género humano; por la
unión, solidaridad y cooperación entre los
francmasones; por la Libertad, Igualdad y
Fraternidad universal.
Hay una Plancha burilada en tiempos de la Guerra
Federal por el Generalísimo y Q:. H:. Ezequiel Zamora,
dirigida masónicamente a su cuñado, el General en
Jefe y Q:. H:. Juan Crisóstomo Falcón, bajo
estos términos:
Barquisimeto: 4 de octubre de 1.859.
Señor General Juan C. Falcón.
Mi querido hermano:
Estoy volando por ver si les pego un susto a los godos
que guarnecen a San Carlos y El Baúl. (…) Mucho se
pelea por los Valles de Aragua, pero la decisión la
hará la tropa vencedora que marche de occidente, de
Barinas, Portuguesa y Apure, No tengo noticias de novedad.
Aquí se les cogieron a los godos en escondite, 80 barriles
de pólvora que, con los que hallé en otra casa
tendremos que sostener los fuegos un año si fuere
necesario. Salud y fortuna le desea su hermano Ezequiel
Zamora.
QQ:. HH:., hoy en esta memorable fecha, en donde fueron
iniciados en nuestros Misterios los siguientes QQ:.
HH:.
Queremos darles a conocer a ustedes, la
Oración Fúnebre o Pieza de Arquitectura
In Memoriam que trazó el Presbítero y Q:.
H:. Dr. José María Urdaneta, en la Iglesia
Parroquial del Or:. de Barinas, a los 8 años del vil
asesinato del Generalísimo y Q:. H:. Ezequiel Zamora
Correa.
Dichas honras fúnebres se hicieron a
petición del General y Q:. H:. Juan Pablo
García, Presidente del antiguo Estado Zamora,
quién en esa ocasión estuvo acompañado por
el General y Q:. H:. Daniel Angulo, su Secretario. Los
grandes honores que se le hicieron al General del Pueblo
Soberano, hoy reveindicado una vez más con este Taller que
lleva su epónimo nombre, en aquella ocasión se
llevaron a cabo dentro de la mayor solemnidad masónica
posible.
Dicho Panegírico debe estar siempre en la memoria
de todos los iniciados de las Logias antes mencionadas, por ser
las garantes de dar a conocer el Pensamiento Zamorano como
la máxima expresión de las luchas por la justicia
social en nuestra Nación. QQ:. HH:. recuerden por siempre,
y por siempre es la eternidad, las palabras que en aquellos
distantes años expresó con el corazón
abierto nuestro Q:. H:. José María
Urdaneta:
"Nom enim pro muliéribus liberis et ancilles,
patriaeque evene ersio et captivite, sed prolege, et patria
republique pagnabant".
"No pelearon por sus mujeres, hijos y siervas ni por la
destrucción y cautividad de la patria, peleaban por la ley
y por la causa pública. El Crisóstomo tratado sobre
el salmo 47".
"Un monumento fúnebre, católicos, rodeados
de pálidos blandones, bañados con lágrimas
de aflixión, decorado con las insignias militares
enlutadas y mustias, el templo santo vestido de duelo y los
sacerdotes con sus paramentos de dolor; ved aquí el
tristísimo espectáculo que se presenta nuestros
ojos, y es hoy el objeto de nuestra contemplación.
Esta es la gloria del mundo, este es el destino de la humanidad.
La grandeza del hombre es como la hermosura de la flor que se
llena de galas, y luego se marchita y se deshoja. Qui guari
flor egreditur et conteritur, dice el Santo Job; vanitas
vanitatum et omnia vanitas. Vanidad de vanidades y todo
vanidad, dice el sabio rey Salomón. Ahí está
católicos esa espada invicta, terror de los enemigos,
impetuosa como el rayo, que una vez empuñada no se
guardaba sin honra y esplendor. Ahí está, inerte y
silenciosa sobre la tumba, vestidas con negras cintas, yerta la
formidable mano que la manejaba. El afamado Jefe que oprimiendo
indómito corcel paseaba por nuestras calles y plazas,
celebrado por los aplausos populares y cantando con himnos de
victorias, yace helado en el sepulcro, convertido en polvo y en
ceniza homo humus; finís cini; sus ojos
fulgurantes se han cerrado, su voz de mando se apagó, su
vigorosa diestra ha dejado de moverse para siempre: todo, cae
bajo el imperio de la muerte, todo se rinde al golpe de su
guadaña inexorable.
Sin embargo, católicos, los héroes no
perecen jamás: los bienhechores de la humanidad sobreviven
en la memoria y gratitud de las generaciones, ellos alcanzan
las alabanzas y bendiciones de sus adornos de oro puro para
vuestros atavíos. ¡Cómo cayeron los
héroes en la batalla!
"Pero a los bravos macabeos a quienes se refiere el
Crisóstomo en el texto que sirve de tema a mi
oración. Es de ellos de quienes dicen, que peleaban por
la ley y la felicidad de la Patria. Y es en ellos que
encuentro alguna semejanza con el glorioso adalid a quien se
dedicaban estas exequias. Uno de esos era Simón con el
cual han comparado los oradores sagrados a nuestro Libertador
Bolívar, hallando una feliz coincidencia hasta en sus
nombres. Séame permitido pues, establecer las
relaciones que encuentre entre esos héroes de la antigua
ley, y el célebre venezolano que es hoy el objeto de
nuestros honores, de nuestros dolores y nuestras
lágrimas. La Federación, católicos,
bien entendida, es sin disputa una ley de la humanidad, y bien
practicada, produce indudablemente, la felicidad de todos los
asociados. La libertad, la igualdad, la
fraternidad, esa bellísima trinidad que forma el
lema de sus banderas, son leyes de la divinidad escritas por el
dedo del Ser Supremo en el corazón del hombre en quien
arrojó el soplo de vida y puso el sello eterno de su
creación, son leyes predicadas por Dios en sus doctrinas,
practicadas con su ejemplo, santificadas y rubricadas con la
preciosísima sangre del calvario.
"No solo el hombre tiene el instinto de la libertad; lo
tienen aún los seres irracionales, las aves en los aires,
los peces en las aguas, las fieras en los bosques, y negar que
creado para señor y Soberano del mundo la posesión
de tan precioso atributo es contrariar la voluntad de Dios y
querer desmentir las obras de su omnipotencia: erigirse en
defensor de este sublime don, de esta gracia que la providencia
ha dispensado a las creaturas es defender la ley eterna, los
mandamientos supremos del mismo Dios. Y esto mismo ha de decirse
católicos en cuanto a la igualdad: Dios ha establecido la
diferencia entre los hombres: a todos dotó de alma y
cuerpo: a todos dispensó las mismas gracias: a todos
concedió las mismas contemporáneas y de la
posteridad. El capitán ilustre a quien hoy se consagran
estos honores fúnebres y por cuyo descanso eterno acaba de
ofrecerse las hostias de propiciación, bien merece
representarse con los sublimes distintivos del héroe y del
benefactor; pugnabat prolege et patria republica: Luchaba por la
ley y por la República. Zamora ha muerto; y con
tristísima elocuencia nos los recuerda ese lúgubre
catafalco que está levantado a nuestra vista y demanda
nuestras lágrimas: pero su fama es imperecedera, su
gloria es inmortal. El vive en el corazón de sus
conciudadanos y en la admiración de los hombres. Su
humilde sepultura tiene más esplendor y merece más
veneración que el panteón de todos los reyes,
porque a los ojos de la humanidad siempre será más
preciosa la modesta guirnalda del demócrata que la diadema
deslumbradora de los Césares.
"Encargado por el Gobierno del Estado; sin título
alguno de merecimientos, para el elogio fúnebre del
primer soldado de la Federación, del ilustre
caudillo con cuyo nombre se honra esta porción interesante
de la unión; yo me siento inferior a tanta empresa y
encuentro en mi camino dos escollos bien difíciles de
extraviar. Me hayo por una parte en la sagrada cátedra del
Espíritu Santo, tribuna venerable del
Evangelio y de la verdad destinada para la
predicación de la divina palabra y para tributar alabanzas
al Ser Supremo y a los bienaventurados que forman su
corte, y tiemblo al considerar que puede causarle la más
pequeña profanación al hacer el elogio del hombre
que aunque digno y grande por sus obras, siempre es un pobre y
miserable pecador; y por otra parte veo que aún viven
muchos de los que fueron vencidos y puestos en
consternación y angustia por el intrépido jefe de
cuyos honores póstumos nos ocupamos, y en ellos pueden mis
palabras causar alguna grata impresión al tener que
presentar el triunfo al lado de la derrota, la grandeza del
vencedor al lado de la desgracia del vencido, la gloria del uno
sobre la humillación del otro. Yo me
empeñaré en evitar estos graves inconvenientes y
cumpliré mi delicada misión contrayendo mi pobre
discurso a los altos merecimientos del ilustre finado y a los
títulos que lo han hecho acreedor a nuestra gratitud. Para
proceder con acierto pido fervorosamente al cielo la merced de
sus divinos auxilios. Prestadme católicos, por breves
momentos, vuestra respetable atención.
"Nos es de extrañar, católicos, que hoy se
haga objeto de nuestros recuerdos en este lugar santo, y lo sea
de mi presencia en la sagrada cátedra del distinguido
militar a quien la patria debió tantos servicios y a quien
la causa del pueblo le mereció todos sus esfuerzos, sus
sacrificios, su sangre y su inmolación. Vosotros lo
sabéis, católicos, el pueblo privilegiado de Israel
tuvo su valiente Josué que presidió su entrada a la
tierra de promisión a la vista de cuyo ejército y
sonido de sus trompetas cayeron derrivados los altos muros de
Jericó; tuvo su Gedeón con sus trescientos
valientes que destruyeron las soberbias legiones del os enemigos
de la ley; tuvo su David, que con la despreciada piedra del
torrente, confundió la arrogancia del gigante filisteo y
que propuesta la magestad de su corona luchaba en los campos y
anonadaba a los contrarios de la nación escogida: el
pueblo cristiano que ha tenido también sus sangrientas
luchas y cruzadas, sus renombrados guerreros y sus campeones
denodados: las sagradas escrituras se ocupan de las alabanzas de
los primeros y los escritores eclesiásticos de las de los
segundos. David mismo entona un cántico lúgubre:
una tiernísima elegía a la muerte de los valientes
del pueblo de Dios "los ínclitos de Israel", dice,
fueron muertos en los montes. ¡Como cayeron los fuertes!
Montes de Gelbe! Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros
no haya campos de primicias, porque ahí fue abatido el
escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no
fuese el ungido! ¡Hijas de Jerusalem, llorad sobre
Saúl que os vestía de escarlata en vuestras de
delicias, que os daba a todas rescate con el tesoro de su sangre;
y a todos reconoció como hijos suyos! "Las conveniencias
sociales no pueden ni deben alterar os dogmas y doctrinas que el
mismo Dios ha consagrado y como el de la federación es el
mejor sistema de gobierno, es consiguiente que armonicen
más los principios de la ley natural y los mandamientos
del Creador.
"Hablar ahora de la fraternidad que debe reinar entre
los hombres sería hasta poner en dudas la existencia misma
del Ser eterno. La Libertad, la igualdad, la
fraternidad, son derivaciones necesarias de los mismos
atributos de Dios, d su omnipotencia, de su justicia, de su
sabiduría y su bondad: pero la fraternidad la ha mandado
con autoridad, lo ha impuesto como un deber, la ha sancionado
como precepto, la ha proclamado como una ley.
"Entrega a Moisés en la cumbre del Sinaí
entre los esplendores y rayos de su majestad y de su gloria, las
tablas de la Ley y el primer precepto que se lee en ellas es el
amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a
nosotros mismos: viene a la tierra a padecer y morir por el
hombre, y en términos de orden y superioridad dice:
matatum novus do novis: ut diligatis invicem sicut dilexi
vos. Un mandato nuevo os doy: que os améis los unos a
los otros, así como yo os he amado; y no solo esto sino
que también previno a la multitud sobre un monte de
Galilea: Diligite inimicos vestros benefacite hísquit
oderunt vos et orate pro persequentibus et calumniantibus
vos. Ama a vuestros enemigos, haced bien a los que os
aborrecen, y rogad por los que os persiguen y calumnian.
Mandamiento de fraternidad sin límites, mandamientos
sublime de amor al prójimo que obligó a exclamar al
filosofo de Ginebra: "Si el autor de los sagrados libros no es
Dios, es más que Dios". La fraternidad,
católicos, es el amor, el amor de la caridad, la caridad
es la religión en práctica, la religión es
la ley de Dios. Sostener pues los fueros y prerrogativas de la
libertad, e la igualdad, y sobre todo de la
fraternidad, es sostener las leyes de la naturaleza, las
leyes del creador, los mandamientos expresos del Redentor, las
doctrinas predicadas por el sublime mártir del
Gólgota. Y es por esto, católicos, que he
creío obrar con acierto al aplicar a Zamora los
elocuentes conceptos del Crisóstomo a los Macabeos:
"prolege et patria, república pagnabat". "Luchaba
por la ley y la felicidad de la patria". La nación en que
se practiquen y dominen estos tres principios humanitarios y
sagrados, es indudablemente feliz y buscar la felicidad es el
destino del hombre sobre la tierra.
"Esos tiernos y nobles sentimientos, esas sublimes ideas
imperan siempre en todo corazón bien puesto y en todo
espíritu generoso y bien elevado y ellos se albergan en el
pecho y en el alma de nuestro héroe, sujeto como todo
hombre a los desvíos y los errores que son la
propensión de la naturaleza humana, no es este el lugar ni
la ocasión de sostener que él no se equivocó
en los medios que escogiera para realizarlos.
"Basta a mi intento, que los fines que él se
propusiera al comparecer en la arena política como
lidiador, y en los campos de batalla como guerrero eran laudables
y santos. Entendía que se socababan los fundamentos del
Gobierno republicano y con ellos las leyes de Dios y de la
humanidad, que los dogmas sagrados de la libertad y fraternidad
eran despreciados y conculcados por algunos poderosos de la
tierra, y que el monstruo de la tiranía señalando
sus garras aniquiladoras amenazaban devorarlo todo; seguridad,
libertad de clases; propiedades, honor, vida, y se presentaba a
batallar contra ella en el pacífico teatro de la ley; y al
apercibir lo infructuoso de sus esfuerzos por la burla espantosa
que se hiciera de la libertad eleccionaria, se lanzó de
los primeros a los combates, para alcanzar con las armas lo que
con atropellamiento escandaloso de la ley se le negaba; quiso
rescatar los derechos vulnerados de sus conciudadanos,
asegurarles sus garantías no solo menoscabadas sino de
todo punto destruidas y devolverlas a su dignidad de hombres y a
su categoría de republicanos.
"La cuna de Zamora fue bien humilde; no la adornaron
ni los delicados encajes de Flandes ni las ricas telas de
Damasco: pobres lienzos le abrigaban las inclemencias del
tiempo. Su educación correspondía a la
humildad de su nacimiento y a las escasas facultades de su
familia. La tuvo mediana y de moderada extensión;
así es que puede creerse que esos generosos sentimientos
que con la edad se desarrollaron en él, esas
patrióticas inspiraciones que le dominaban, esas altas
concepciones militares en presencia de los peligros, eran
exclusivamente obra de dones particulares del cielo, mercedes
especiales con que la providencia le favoreció en bien de
sus hermanos.
"Zamora fue guerrero por naturaleza como Virgilio fue
poeta, Cicerón orador, Alejandro conquistador, hijo
del pueblo, luchó por el pueblo, se sacrificó por
el pueblo, fue mártir por el pueblo, y como fue en vida el
orgullo y el ídolo del pueblo, será en su muerte el
objeto de la admiración y de los recuerdos del pueblo,
¡hijos del pueblo! Zamoranos que os honráis con
el patrimonio del héroe, vosotros que recibisteis pruebas
de su particular cariño, "vedle allí!…
durmiendo el sueño eterno en la oscuridad de a tumba;
bañado con lágrimas acerbas de dolor, con
lágrimas tiernas de reconocimiento.
"Un impulso irresistible me condujo a esta
pequeña aunque natural digresión, vuelvo a mi
objeto: Era el año de cuarenta y siete. Espantoso terror
se había espaciado por todo el ámbito de la
República: las cárceles estaban henchidas de
ciudadanos; las prisiones se multiplicaban; los primeros tribunos
de la democracia estaban destinados al sacrificio. Zamora
obedece a sus instintos republicanos, lánzase a los
sangrientos campos de batalla y la victoria obtenida en La
Culebra y en la acción empeñada en el Paguito,
reveló desde entonces lo que el pueblo podía
esperar, lo que la tiranía debía temer de sus
privilegiadas dotes de guerrero. Los soldados de la contraria
causa se amedrentaron, sus prosélitos se abrazaron
consternados y la capital misma de la república
tembló medrosa y angustiada. El cielo empero había
dispuesto otra cosa, y en el corazón de los montes,
maltrechos y sin soldados, fue prisionero el valiente
capitán y arrojado en un inmundo calabozo. Era una
prueba a que la providencia le sometía, y que él
sostuvo con toda la entereza de un varón fuerte. Fue
victorioso en ella, y por medios que la piedad divina le
inspiró sin duda, y que estaban al alcance de su arrojo y
de su impavidez, se franqueó las puertas de su
prisión, y recobró su dulce libertad.
"Tras esta época luctuosa vino otro día
grato y venturoso para él. Un jefe ilustre de la antigua
colonia se había sentado bajo el solio del poder,
conducido allí por la mano misma de la que más
tarde habían de combatirla; extiende cristiana y bondadosa
mano de perdón a los encarcelados políticos, abre
ancha salida a los calabozos y prisiones, y promete gobernar la
tierra conforme a los principios que formaron el tema y los
encantos de Zamora. Disgustado e irritados algunos
venezolanos por la política que adoptara el jefe de la
administración, ocurrieron a medidas extraordinarias, y
más tarde a la intervención militar de las armas
para hacerle bajar las gradas de su alto puesto y abandonar las
riendas del gobierno. Y entonces también acreditó
Zamora sus brillantes cualidades militares,
adelantó en mucho sus hazañas y proezas e hizo
concebir bien claro el privilegio bélico de que estaba
dotado.
"Quisiro y Maracaibo fueron testigos de su
intrepidez y de su ardor marcial, cuando con escaso número
de conmilitones rechazó muchas veces el impetuoso empuje,
el choque sangriento de contrarios resueltos y aguerridos. San
Carlos del Zulia que lo fue de sus esfuerzos
verdaderamente heroicos, de sus acciones de supremo valor en la
lucha que allí se trabara, le ofreció la más
bella flor con que debía seguir tejiendo la esplendida
girnalda del demócrata, vistosa y fascinadora en medio de
los innumerables laureles que ya ceñían sus sienes.
Venezuela le proclamó entonces con el honorífico
dictado de Vencedor del Zulia, le celebró el
tribuno en oraciones elocuentes y arrebatadoras y le cantó
el poeta en verso heroico y conmovedor.
"Cuando retirada la fatídica intervención
de la fuerza, volvía la República al seno de
la paz, se le destinaba a ocupar puestos de honor y de confianza
en su carrera, y en ellos se dedicaba con absoluta
contracción al cumplimiento de sus funciones y deberes.
Comandante de Armas de Guayana,
Cumaná, Coro y Maracaibo, estaba allí
con la vigilancia de un centinela, la perseverancia de un
maestro, y el cuidado y el celo de un buen funcionario, por el
mantenimiento del orden, por la subordinación y disciplina
del soldado, y por todo lo conducente al buen servicio. Nada se
escapaba a su eficacia, nada olvidaba de lo que constituía
su obligación y su sola presencia en un lugar bastaba a
conservar la tranquilidad, asegurar todo linaje de
garantías y a inspirar confianza a todos los ciudadanos.
La satisfacción y el contento dominaban en los habitantes
de la localidad donde se hallaba y con un sentido y doloroso
adiós lo acompañaban a su partida.
"Pero me llama ya, católicos, la causa federal
que es la que forma la porción más brillante de la
historia de nuestro héroe. Ya le veo en veinte de febrero
desembarcar solo en Coro, inspirar entusiasmo
únicamente con su nombre y con su espada, allegar
instantáneamente soldados y prepararse a resistir a
debelar a numerosos enemigos y admirando tanto arrojo y
contemplando tanto prestigio, le considero un hombre singular y
le rindo el tributo de mis aplausos. La buena nueva cruza de uno
a otro extremo de la República y los pueblos enajenados de
gozo y de patriótico fervor se alzan con uniforme
movimiento, más que como un capitán, le estiman
como un enviado de la providencia en sus conflictos y con
unísona entusiástica voz le proclaman su jefe y
caudillo. Mal pensaron entonces los contrarios al pretender
destruirle de luego a luego con la poderosa mole de su
ejército y la combinación de sus operaciones y
celeridad. Zamora sabía que oportuna retirada vale
algunas veces más que una victoria, y la emprende por
la costa sin vacilar, entreteniendo la atención de sus
perseguidores y escarmentándolos en algunos puntos. El
tropiezo a su paso con las fuerzas del Palito, colocadas
allí para hacerle oposición en su camino, los
combate y los vence. Y mientras sus tristes reliquias huyen,
llenas de susto y de pavor a refugiarse a Valencia, Zamora
levanta en el campo de las banderas que le abandonaron, se
apodera de todos los elementos de guerra que le dejaron, y recoge
en fin los trofeos de una completa victoria. Continúa
luego Zamora su retirada verdaderamente triunfal, se
presenta a las puertas de Barquisimeto, convida a la
batalla a los enemigos que allí se encerraban y que la
rehúsan desde luego; sigue su marcha y apenas había
aumentado el sol una vez más, cuando cae sobre las tropas
con que Herrera, uno de los jefes del caduco centralismo,
intenta oponérsele en Araure, y a paso de vencedores las
desbarata a Araure, y pone en fuga.
"Llega a esta capital con su ejército no poco
aumentado, combate la fuerte guarnición que en ella
había y noticiado de la aproximación de fuerzas
colosales, suspende la lucha y se encamina a esperarlas en el
célebre campo de San Lorenzo; y fue así que
a la simple vocería de sus soldados retrocedieron
sobrecogidos y espantados los millares de enemigos que le
perseguían.
"Mejor que yo conocéis vosotros, todos estos
hechos; mas, cumple a mi intento aunque ligeramente recordarlos,
como otras tantas pruebas del mérito militar de
Zamora y señalarlas como otras tantas estrellas que
tachonaron el cielo de su gloria.
"Toma luego cuarteles en esta plaza al formidable
ejército destinado a seguirle las huellas y Zamora
por un movimiento propio de su pericia y de su genio dirige sus
armas hacia la guarnición de Guanare, en cuyo
auxilio se vio comprometido a marchar el jefe que comandaba
aquel. Zamora que solo había adoptado esta medida
por una estrategia militar, se separó de aquel teatro en
que ya había alcanzado inmensas ventajas y que momentos
después había ocupado en toda su extensión y
toma apoderarse como se apoderó efectivamente de esta
ciudad. Desde entonces, Zamora fija su residencia en ella
y dominó con sus fuerzas toda la provincia,
situándose en Guanare el poderoso enemigo, que
nunca se atrevió a traspasar las aguas del
Boconó.
"Así corrieron algunos meses las numerosas e
indisciplinadas fuerzas del enemigo defendidas con mil
trincheras, y las de Zamora haciéndole frecuentes
diversiones y hostilizándolas constantemente; pero el
siete de septiembre el espanto subió de punto, el
pánico tomó colosales dimensiones, el pavor se
había aposentado en todos los corazones y aquellas huyeron
de pronto a buscar algún apoyo en el centro, seguidas de
cerca por las de nuestro glorioso adalid. Del Apure al
Cojedes, Zamora esparció entonces sin
oposición alguna fijando su autoridad en Guanare y
su permanencia como el punto más céntrico en el
territorio que componía su mando, se consagró
exclusivamente a prepararse para más crudas y sangrientas
batallas; para batallas campales en que había de quedar
decidida la suerte de Venezuela, triunfante o encadenada, en
liberta soberana, excelsa o abyecta esclava.
Incorporándosele dos meses después en aquel lugar
el gran ciudadano que con copioso número de tropas, vino a
reunírsele para hacer frente a los enemigos que marchaban
sobre él por las vías de Coro y de San
Carlos y a las cuales, por su superioridad, era sobre manera
expuesto librar con las suyas solas una batalla. Unidas
así las fuerzas de uno y otro caudillo, emprendieron su
estratégica retirada para esta ciudad de donde partieron
para el campo inmortal de Santa Inés, ¡este
nombre mil veces glorioso! Su recuerdo arrebata de
entusiasmo!; fue allí amados míos, que los talentos
militares de nuestro héroe se desarrollaron en todo su
esplendor; fue allí que en pocas horas destruyó un
ejército orgulloso por su número, por su disciplina
y su valor, fue allí que hizo plegar las arrogancia de los
mejores jefes que figuraron en las contrarias filas, soberbios
con su inteligencia, con su intrepidez y su pujanza, fue
allí que Zamora más sereno e inalterable,
festivo y bullicioso al frente de tamaño peligro y en
medio de fuegos que hacían estremecer el campo,
recorría sus filas con rapidez, dictando ordenes del
momento, reanimando el valor de sus soldados con su propio
denuedo, e inspirado e inspirando a todos confianza con
jocosidades oportunas; y fue allí, en fin, en que el
ilustre jefe haciendo gala y ostentación de su arrojo y de
su genio, colocó la última y más preciosa
piedra de su corona de gloria, aseguró alto asiento
entre los héroes en el templo de a inmortalidad,
alcanza la admiración aún de sus propios enemigos,
y ganó para siempre la gratitud de sus ciudadanos. El
Bostero, El Corozo, Curbatí, fueron
corolarios de la gran jornada: vencedor en esta, fue vencedor en
todas ellas y a la manera que después de Ayacucho
acaso no se ha visto en América del Sur, batalla
más ruidosa, acción más reñida y
gloriosa que ¡la de Santa Inés, tampoco se ha
visto mayor número de prisioneros notables.
"Pero, católicos, nunca como en esos momentos de
solemnidad, ostentó muestro héroe su fé de
cristiano y su confianza en los auxilios del cielo. Ya al entrar
en la batalla, les pidió fervorosamente a Dios por
los méritos e intercesión de la virgen y
mártir Santa Inés, patrona del lugar,
ofreciendo a ésta levantarle un templo hermoso y digno por
su veneración y alabanza. Voto santo y laudable, que la
representación nacional ha ordenado cumplir; voto que
demuestra que bajo el esplendido uniforme del bizarro
capitán se abrigaba un corazón cristiano, y bajo la
sombra de aquellos laureles inagotables que ajustaba a sus sienes
un alma eminentemente católica; y voto finalmente,
católicos, que me hace ratificar en la propiedad del texto
que he escogido para mi oración comparándole con
aquellos valientes Macabeos de quienes añade el
Crisóstomo, que imploraban los divinos auxilios
antes de entrar en el conflicto. Del superne auxilium
invocabate.
"Destruido ya completamente el grande ejército
destinado a perseguirle, vencedor afamado y glorioso, se pone en
marcha; ¡ojala nunca la emprendiera! En solicitud de
los enemigos del centro y en la plaza de San Carlos. ¡Oh
dolor!, mis labios se resisten a expresarlo; mi
corazón se aniquila y mi espíritu desfallece en
presencia de tanta desgracia. Ese túmulo os lo dice con la
harta y tristísima elocuencia. ¡Cayó el
fuerte de los fuertes! ¡Cayó el demócrata por
excelencia! ¡Cayó el guardián de las
libertades públicas! ¡Cayó el amigo y
protector del pueblo! Disparado por mano cobarde y
temblorosa, un proyectil aleve le arroja instantáneamente
al sepulcro.
"Llora el ejército la pérdida de su
ilustre jefe; lloran sus amigos la ausencia eterna de quien
tanto supo serlo; llora la Federación su orfandad, la
Patria su viudez. El cielo en sus inescrutables arcanos lo
determina así y todos debemos inclinar reverentes nuestras
frentes ante sus soberanos decretos! Diez de Diciembre!
Día de ventura y celebridad, que el cielo te eternice
en la memoria de los hombres! ¡Diez de Enero, día
de duelo y desolación, que el dedo Omnipotente
te borre de los fastos del tiempo, pues a la luz infausta de tu
sol se consumó tanta desgracia!
"Entre tanto, católicos, ¿dónde
está ya aquel Jefe intrépido y querido, esperanza y
contento de sus compañeros y amigos, terror y
consternación de sus adversarios y enemigos?
¿Dónde está ese ínclito guerrero que
al solo sonido de su corneta tocado por él mismo,
ponía en precipitada fuga a sus contrarios, como
tímidas liebres al sentir los cautelosos pasos del certero
cazador? ¿Dónde está se renombrado Jefe a
quien los pueblos dieron el título de "Valiente
Ciudadano", a quien deleitaban los peligros, a quienes tantas
veces coronó la victoria, a quien casi deificaban algunos
de sus compatriotas? ¿Dónde está aquel
Jefe que a pesar de su carácter serio y circunspecto se
mostraba tan afable con sus soldados, comía con ellos de
sus rudas viandas y les acariciaba con extraña y singular
confianza? ¡Ah, católicos!, ya os lo he dicho:
todo está sometido al imperio de la muerte; nada, se libra
de su poder exterminador. Todos, descendemos al sepulcro!!!, el
hombre, como el último insecto; el monarca, como el
último vasallo; el gran capitán, como el
último soldado: allí no hay grandeza para el
hombre, corona para los reyes, espada para los héroes,
¡treinta días apenas! Y de la cumbre de la
grandeza y de la gloria, Zamora se precipitaba en el abismo del
sepulcro y de la nada. Aprended, pues, católicos, una vez
más ante ese túmulo levantado a nuestra vista, lo
que son los hombres y las dignidades en esta vida, y el profundo
sentimiento que os debe causar este espectáculo doloroso,
sacado de aquí más y más robustecida la
cristiana convicción de que solo Dios es grande y de que
solo en su seno se halla la verdadera felicidad.
"! Cenizas queridas!! ¡Sombra sagrada!, ved
aquí en torno de vuestra tumba el triste duelo de vuestros
compañeros y amigos; vedlos cubiertos con vestidos de
aflicción, preso el corazón y lleno de
lágrimas sus ojos; Vedlos aquí ofreciendoos en
presencia de ese monumento levantado a vuestra memoria, un
testimonio, aunque humilde, del amor que os conservan de la
gratitud que os deben, de la admiración que por vos
tienen, vedlos aquí postrados al pie de los altares,
haciendo fervorosas preces por vuestra dicha eterna.
¡Zamora, que el espíritu que os animó,
vele siempre por la obra de vuestros sacrificios y de vuestro
martirio; por a conservación y la felicidad de la
República!
"Gran Dios!, aceptad el sacrificio incruento de
vuestro unigénito hijo que por la mano sagrada de un
ministro vuestro acaba de ofrecer en descargo de las culpas que
como hombre debió tener; atended a los méritos que
contrajo en servicio de la humanidad, y preferid en él los
acuerdos de vuestra suma bondad a los decretos de vuestra
severidad; a los decretos de vuestra severidad; sed
misericordioso con su alma y dadle descanso eterno.
"Requieseat in pace".
QQ:. HH:.. Presentes en esta Tenida de
Instalación de nuestro Respetable Taller y en Tenida de
Iniciaciones de los primeros CCab:: PProf:: que van a ser
iniciados en el día de hoy en este radiante bóveda
celeste en el Or:. de San Félix, en donde nuestra adalid y
Q:. H:. Ezequiel Zamora Correa viera la luz
masónica en su vida dentro de nuestra Augusta
Institución.
¡Honras eternas para él,
y nosotros que somos sus descendientes!
En aquel día en que tan afamado sacerdote y Q:.
H:. le tributaba las honras fúnebres a tan preciado Q:.
H:., justo en ese mismo año sus restos mortales fueron
trasladado desde el Or:. de San Carlos a la iglesia parroquial de
Los Teques por el General en Jefe e I:. y P:. H:. José
Ruperto Monagas, máximo líder de la
Revolución Azul en 1.868 E:. V:..
Ese traslado de tan sacros despojos mortales, se hizo
con la mayor reverencia posible, siempre aclamado por los pueblos
en donde pasaron, y en las cuales hizo vida militar siempre en
pro de los más desposeídos. Nuestro Q:. H:.
Ezequiel Zamora cabalgaba nuevamente hacia la inmortalidad
y allí en el presbiterio de la iglesia antes mencionada,
sus restos bajaron al Hades bajo la mirada de sus más
queridos oficiales y subalternos. Allí aún reposan
y damos constancia que los que están en el
Panteón Nacional no son los despojos de quien fuera
el Alma de la Federación, Q:. H:. Ezequiel
Zamora.
Q:. H:. Ezequiel Zamora. He allí a tus
verdaderos hijos resplandecientes en el conocimiento de la Luz
Masónica. Allí tienes a Enrique Arturo
Muguerza, a Jorge Mier Hoffman, a Iván
Aguirre, y a Baduy Salazar; quienes son los hijos
biológicos que en vida nunca tuviste, pero que ahora ellos
que han nacido en este Taller para tu mayor gloria, tienen el
sagrado deber de levantar tu nombre sagrado para la posteridad.
Desde las alturas del Or:. Universal en la unidad del G:. A:. D:.
U:. les bendiga en sus andares por estos mundos de la
sabiduría eterna y ancestral.
QQ:. HH:., todos. En aquella ocasión se
rompió la cadena masónica y ahora la unimos con
estos nuevos eslabones, siempre en la esperanza de que sean
fieles a sus juramentos y que en su transitar en nuestra
milenaria Orden alcancen los sitiales que ella les depara a sus
miembros activos.
Muy Respetable Gran Maestro, solicito una triple Bat:.
de Jub:: para este nuevo Taller dedicado A L:. G:. D:. G:. A:.
D:. U:. y a estos nuevos QQ:. HH:. en el Or:. Etern:.
interpretando las maravillas que d ahora en adelante irán
conociendo en la medidas que devasten sus piedras brutas hasta
llevarlas a piedras cúbicas.
Q:. H:. Ezequiel Zamora. Usted siempre
vivirá en nuestro corazones, cuente con sus hijos hoy
recién nacidos en esta Logia que lleva su nombre
epónimo; cabalgaremos nuevamente, a la carga en los
combates que se avecinan jóvenes QQ:. HH:. la historia les
pertenece, es su hora, tomen sus aceros con las ideas sublimes de
nuestros libertadores y mártires, y vayamos a construir el
tipo de sociedad que a bien se merece el pueblo
venezolano.
Guayana, nuevamente vuelve a jugar su rol
protagónico, ayer fue con el legendario General en Jefe y
Q:. H:. Manuel Carlos Miguel Piar y Gómez, hoy con
el Generalísimo Ezequiel Zamora Correa,
quién en nuestros pensamientos ya está ascendido a
Mariscal de Campo en el Ejército del Pueblo, quien siempre
es y será el Soberano.
¡Horror a la
Oligarquía!
¡Tierras y hombres
libres!
Elecciones libres, ya!
¡Oligarcas temblad, viva la
Libertad!
"…Se acerca el deseado momento
de fundar el Gobierno Federal que da al pueblo la
dirección y manejo de sus propios intereses, sin
sujeción a ningún otro poder y se asegura un
porvenir de gloria y bienandanzas a todos los
venezolanos…". Or:. de Barinas, 12 de Mayo de 1.859 V:.
L:.
Generalísimo y Q:. H:. Ezequiel
Zamora
Mi Q:. H:. Ezequiel Zamora, estas palabras se la
dedica un bisnieto del General y Q:. H:. Lino Aranguren
Castro (hijo de la Resp:. Log:. Simb:. "Unanimidad"
Nº 3 al Or:. de La Guaira), quién tuvo el
altísimo honor de ser Sargento 1º en su
ejército en la Batalla de La Galipanada en 1.858
E:. V:., génesis de la Guerra Federal o Guerra
de los Cinco Años.
Jornada aquella, en donde usted lo ascendió a
Subteniente y lo puso bajo las inmediatas órdenes del
General en Jefe Pedro Vicente Aguado, Jefe de Operaciones
del Ejército Federal del centro del país; y quienes
no pudieron estar en las jornadas del Ejército Federal de
Occidente por tener las responsabilidades de hostigar el ejercito
oligarca entre Caracas, La Guaira y Barlovento.
El Ejército Federal del Centro hostilizó a
las fueras godas en La San Pablera, en El Calvario, La Guaira,
Maiquetía y en sus retirada hacia Carayaca, en donde
dictaron un decreto de Guerra a Muerte en términos muy
violentos el 3 de Septiembre de 1.859 E:. V:..
Produciéndoles cuantiosas bajas al enemigo
histórico.
"ODA AL GENERAL EZEQUIEL
ZAMORA"
Autor: Q:. H:. León Manuel
Morales, P:. M:. Gº 33º
(Oficial de Marina Mercante)
¡Oh, Valiente y Esclarecido
Ciudadano!
Quienes te conocieron
En tú juventud te
llamaron
El General del Pueblo
Soberano,
Título bien ganado
En pro de la justicia social
En los diferentes campos de
batalla
En esta inmensa geografía
venezolana.
Con tus ideales siempre
libertarios
Marchó el indio
Francisco Rangel,
Tú gran amigo del alma, asesinado
por Páez,
En los tiempos heroicos
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