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Interacción biológica



  1. Resumen
  2. Emergencia de las
    biomoléculas
  3. La evolución
    en el Universo
  4. Bibliografía

Resumen

Se expone en primer lugar los graves problemas que
existen para efectuar el paso de moléculas
orgánicas no vivas a biomoléculas, que participan
de la vida, mostrándose que no es posible sólo con
las leyes de la física y la química que conocemos y
la intervención del azar, explicar la emergencia de la
vida y su funcionamiento, se necesita algo más.

En un intento de encontrar ese algo más se
estudia la evolución del Universo y se muestra que todos
los seres que existen, no sólo los vivos, surgen por
evolución de otros anteriores. Se muestran también
los principales pasos evolutivos: nucleones, átomos,
moléculas, galaicos, y sistemas solares se producen por la
intervención principal en cada una de las etapas de alguna
de las interacciones físicas fundamentales, lo que sugiere
la intervención de otra interacción que llamamos
biología, que es el algo más antes indicado
necesario para la vida.

Emergencia de las
biomoléculas

Iniciaremos este trabajo estudiando con un cierto
detalle la frontera entre los seres vivos y los no
vivos.

Como vimos en un artículo anterior titulado "El
enigma de la vida" dicha frontera se establece a partir de
ciertas biomoléculas (proteínas, ARN, etc.) en las
cuales creemos empieza a manifestarse la vida, pues son
moléculas que no sólo tienen propiedades
físicas y químicas, sino que además
desarrollan un determinado comportamiento. En cambio los
elementos que componen dichas moléculas, es decir los
monomeros biológicos (aminoácidos,
nucleótidos, etc.) sólo tienen propiedades
físicas y químicas no realizando ningún
comportamiento, siendo por tanto seres no vivos.

Desconocemos cuál fue el primer eslabón de
la cadena de la vida en la Tierra primordial – creemos que
pudo haber sido un ARN o un análogo de este, o
quizás fuera una proteína o análoga de esta,
no lo sabemos.

En la exposición que vamos a hacer a
continuación, diremos que las observaciones que se
realizan pueden aplicarse a ambos tipos de
moléculas.

Estudiemos pues para empezar el caso de una
proteína por ejemplo, y lo que digamos será de
aplicación a otras biomoléculas.

Para tener una proteína funcional, es decir que
pueda desarrollar activamente una determinada función
biológica y que en definitiva podamos considerar que
participa de la vida, tiene que darse, necesariamente, los
siguientes pasos:

1. Existencia de los elementos básicos que forman
la biomolécula; es decir de los aminoácidos
biológicos.

2. Unión en una determinada secuencia de los
elementos básicos anteriores, para formar en el caso de
las proteínas la llamada estructura primaria.

3. Plegamiento de la anterior secuencia en una
estructura tridimensional determinada, para formar las llamadas
estructuras secundaria, terciaria y cuaternaria de la
proteína.

Por último diremos que para que una
proteína actúe, es preciso que se active, es decir
se requiere una señal o un mensaje que ponga en
funcionamiento a la proteína, en muchos casos esto
consiste en el acoplamiento de otras moléculas llamadas
ligando (hormonas, etc.) pero en muchos otros casos existen otros
procesos de activación.

Veamos ahora con mayor profundidad cada uno de los pasos
anteriores.

  • 1) Existencia de los elementos
    básicos

Si empezamos por el nivel atómico, diremos que la
vida, al menos tal como nosotros la conocemos en la Tierra, se
basa en el carbono y en la química derivada de él,
es decir la llamada química orgánica. Existen en
principio, sólidas razones físicas y
químicas que justifican el que la vida se base en el
carbono aunque opino que si bien parece actualmente muy
improbable, no creo que pueda rechazarse de plano la posibilidad
que, en circunstancias determinadas, pudiera surgir la vida sobre
la base de otro elemento, como por ejemplo el silicio.

Si pasamos ahora al nivel molecular y suponemos que la
vida se inició con un ARN, una proteína, o un
análogo de estas moléculas, observamos que los
elementos básicos de dichas moléculas son unos
pocos elementos, concretamente cuatro nucleótidos en el
caso de ARN y veinte aminoácidos en el caso de las
proteínas. Esto quiere decir que todo el enorme
número de biomoléculas que existen, están
siempre esencialmente formadas por variaciones con
repetición de este reducidísimo número de
elementos.

Indicaremos que en la exposición que sigue nos
basamos esencialmente en el caso de la proteína, pero lo
mismo podría decirse de un ARN.

La primera pregunta que nos hacemos, es por qué
la vida partió del ARN o proteínas y no de otro
tipo de moléculas. No lo sabemos.

La segunda pregunta que surge es, si por alguna
razón la biomolécula primordial tenía que
ser un ARN o una proteína, nos preguntamos
¿existieron en la Tierra primordial los elementos
básicos necesarios para construir estas moléculas,
es decir aminoácidos o nucleótidos y que estos
elementos hubieran podido surgir por la actuación de las
leyes de la física y la química? La respuesta
parece ser que es que sí.

En efecto, el experimento de Miller, parece demostrar,
en condiciones de laboratorio, que intentan replicar las
hipotéticas condiciones de la Tierra primordial, es decir
una determinada composición de la atmósfera y la
producción de descargas eléctricas (rayos); se
origina en un medio líquido la apariencia de componentes
orgánicos precursores de los elementos básicos
antes citados. También es posible que se formaran fuera de
la Tierra, en el espacio exterior, pues se ha encontrado
aminoácidos en meteoritos, como el de Mutchison
(Australia) y recientemente se han detectado moléculas
orgánicas (propanol, azúcares simples) en el
espacio interestelar.

Ahora viene la gran pregunta en esta etapa ¿Por
qué la Naturaleza escogió exclusivamente a esos 20
aminoácidos, entre los centenares que existen, y no a
otros o a otra molécula, para establecer la vida?
Realmente no parece haber ninguna razón física o
química, al menos que yo sepa, que explique o justifique
esta elección.

  • 2) Formación del polipéptido, o
    estructura primaria en el caso de la
    proteína.

Expliquemos con un ejemplo de forma muy sencilla lo que
es una proteína, diremos que es como un collar o hilera de
perlas de distintos colores y tamaños (siendo las perlas
los distintos aminoácidos), que se encuentran unidas entre
si por el hilo del collar (enlaces peptídicos). Dicha
hilera luego se pliega sobre sí misma formando como un
puñado globular de perlas.

Partimos ahora de una de las hipótesis existentes
sobre cómo se inicia la vida sobre la Tierra, la llamada
hipótesis de la "sopa primordial", que quizás sea
una de las más acertadas actualmente.

Esta hipótesis dice de forma muy resumida, que
las descargas eléctricas que se producían en la
atmósfera primordial, originaron la formación de
moléculas orgánicas en la atmósfera y su
caída, como una especie de lluvia, sobre los lagos, mares
y océanos de aquellos tiempos, los cuales con el tiempo
fueron formando una sopa de moléculas cada vez más
densa, en la que por azar se formó la primera
biomolécula.

Un primer problema que plantea esta hipótesis, es
el enorme número de moléculas orgánicas e
inorgánicas que hipotéticamente debieron de existir
en aquellas aguas primordiales. Para llegar a un
polipéptido cualquiera, es preciso que previamente se
produjera una selección y concentración de los
aminoácidos necesarios, a fin de que sea posible que
puedan desarrollarse las reacciones químicas necesarias
para formar el polipéptido en cuestión.

Aquí aparecen graves problemas al intentar
explicar cómo se pudo producir la selección y
concentración de los aminoácidos básicos, y
posibilitar así las reacciones químicas
necesarias.

Veamos primeramente si las leyes de la física y
la química pueden producir una auto organización
espontánea de los aminoácidos y luego examinaremos
en la hipótesis de la llamada "sopa primordial", si
sólo por azar puede surgir una determinada
proteína. Los mismos razonamientos servirán para el
caso del ARN, tal como hemos dicho antes. Respecto la primera
cuestión diremos que los partidarios de la auto
organización de los aminoácidos, utilizan
frecuentemente, la analogía del argumento de la llamada
"pompa de jabón", la cual es imposible que se forme
sólo por azar, pero que sin embargo la experiencia nos
demuestra que siempre que se dan las condiciones adecuadas se
forma la pompa de jabón. Pero es que ello es debido a las
interacciones físicas y químicas que se producen
entre las moléculas de jabón y las del agua, en un
cierto entorno.

Ahora bien resulta que las interacciones físicas
y químicas que serían necesarias, para conducir de
forma espontánea a los aminoácidos, por una ruta
química determinada para llegar a una proteína, no
se dan en la Naturaleza.

En efecto se observa, que en la Naturaleza, no se forman
espontáneamente proteínas por la ruta
química, es decir de abajo (aminoácidos) hacia
arriba (proteína). Las proteínas que produce la
Naturaleza siguen la llamada ruta biológica, es decir de
arriba (células) hacia abajo (proteína) y cuando el
hombre, no la Naturaleza, quiere producir las proteínas en
el laboratorio siguiendo la ruta química, vemos que es
preciso en primer lugar la intervención humana directa,
que dirige e impulsa el proceso, siendo además este
proceso químico muy difícil y complejo. Es decir
las leyes de la física y la química no justifican
la posibilidad de una autoorganización de la
proteína.

Veamos ahora la segunda cuestión planteada, es
decir si es posible que sólo por acción del azar
pueda obtenerse la proteína.

Para demostrar la imposibilidad estadística de
que solo por azar, pueda formarse una proteína a partir de
los aminoácidos, efectuamos unos cálculos muy
simples sobre la base de hipótesis absolutamente
maximalistas, que naturalmente el lector puede cambiar o
perfeccionar, pero no creo que ello modifique sensiblemente la
conclusión a la que llegaremos a
continuación.

Partamos de la hipótesis de la llamada "Sopa
primordial" y veamos si es posible que en ella, sólo por
intervención del azar pueda surgir una determinada
proteína.

Hagamos la hipótesis maximalista de que
primordialmente la Tierra se encontraba totalmente cubierta por
un océano de "sopa primordial" de 10 kilómetros de
profundidad media, lo que para una superficie de la tierra de
510×10 elevado a 6 kilómetros cuadrados, da un volumen de
510×10 elevado a 16 metros cúbicos; suponiendo un volumen
medio de las moléculas de dicho océano de 7×10
elevado a menos 9 metros cúbicos, esto quiere decir que
este océano de "sopa" estaba formado por aproximadamente
10 elevado a 27 moléculas.

Hagamos también la hipótesis maximalista
de una gran densidad de los 20 aminoácidos básicos
suponiendo que 1 de cada 100 moléculas es un
aminoácido básico (piénsese que
lógicamente la mayoría de las moléculas
serán de agua y que existiría un gran número
de moléculas inorgánicas y orgánicas en
dicha "sopa")

En definitiva, hipotéticamente podrían
existir como máximo 10 elevado a menos 2 x 10 elevado a
27, es decir 10 elevado a 25 aminoácidos
básicos.

Supongamos que la proteína primordial estuviera
formada por 150 aminoácidos (obtenemos esta cifra por
analogía al priori más pequeño que
conocemos, con capacidad replicante)

Pasamos ahora a considerar, que por alguna razón
desconocida, los aminoácidos básicos de la "sopa"
se seleccionan del resto de moléculas y se concentran en
conjuntos de 150 aminoácidos básicos y por
último supongamos que cada segundo se produce una
reacción química en el enorme número de
conjuntos antes indicado, con el fin de que pudiera producirse la
proteína primordial. Es decir cada segundo se producen,
aproximadamente 10 elevado a 23 variaciones distintas de los
conjuntos de aminoácidos básicos.

Si estimamos la existencia sobre la tierra de la
hipotética "sopa primordial", en unos 700 millones de
años como máximo, diferencia entre la existencia de
agua libre sobre la tierra (hace 4200 millones de años) y
la aparición de fósiles unicelulares, los
estromatolitos (hace más de 3500 millones de
años)

El número de variaciones de conjuntos de 150
aminoácidos básicos, que se puedan haber formado
durante este período de tiempo, sólo por
acción del azar, sería de 10 elevado a 27 x 2,2.10
elevado a 16 segundos, es decir 10 elevado a 39, cifra enorme
pero alejadísima de los 10 elevado a 195 variaciones con
repetición posibles de 20 elementos (aminoácidos)
tomados de 150 en 150 (proteína), que sería el
número de ensayos necesarios para obtener por azar dicha
proteína.

Lo que demuestra la práctica imposibilidad de que
sólo por azar hubiera podido formarse la proteína
inicial en la hipotética "sopa primordial".

En definitiva observamos que la estructura primaria de
aminoácidos de la proteína primordial no parece que
pueda formarse ni por autoorganización por las leyes de la
física y de la química ni por acción de
sólo el azar, se necesita algo más.

En esta etapa la gran pregunta sería
¿cómo puede realmente formarse la cadena de
aminoácidos de la proteína primordial? Lo mismo
podría decirse en el caso de ARN primordial.

3) Plegamiento de la proteína

Se observa que una proteína desarrolla una cierta
función biológica, sólo cuando se encuentra
plegada sobre sí misma en una determinada estructura
tridimensional, la llamada estructura nativa.

Se observa también que si la proteína
pierde esta estructura, es decir se desnaturaliza (por
acción del calor, ph, componentes químicos, etc.)
con lo que pasa a tener una estructura primaria lineal, sin
pliegues, dicha proteína pierde su función
biológica y si de nuevo se pliega, recupera dicha
función, así pues la funcionalidad está
ligada al plegamiento, en especial la llamada estructura
terciaria.

Así pues parece ser esencial en una
proteína su plegamiento.

Se plantean aquí dos preguntas respecto al
plegamiento de las proteínas: ¿cómo se
explica este plegamiento? y ¿Por qué el plegamiento
es lo que da una determinada funcionalidad a las
proteínas?

Veamos la primera pregunta. A ella hay que responder que
realmente no lo sabemos. Sabemos algunas cosas, como que hay
proteínas que se pliegan espontáneamente, de una
forma muy rápida, del orden de milisegundos, algunas en
mucho menos tiempo y en otras pueden tardar horas. Sabemos
también que en el plegado intervienen fuerzas externas
como las hidrófobas e hidrófilas, e internas como
los puentes de hidrógeno, Van der Waals, etc.

Sabemos que la búsqueda por la proteína de
una conformación nativa no puede hacerse por el
método de prueba y error entre las casi infinitas
conformaciones posibles, como muestra la paradoja de
Levinthal.

Por último diremos que muchos autores creen que
el mecanismo está basado en la estructura primaria de la
proteína, cuya secuencia de aminoácidos contiene
toda la información necesaria para el plegamiento y que
este se realiza según las leyes de la
termodinámica, buscando la estructura que da el
mínimo de energía libre.

Esto puede ser una explicación posible para
proteínas relativamente pequeñas que se pliegan en
condiciones de laboratorio, pero desde luego no lo es para
grandes proteínas en condiciones biológicas, es
decir en el interior de una célula.

Se sabe que la proteína naciente que va
emergiendo de un ribosoma, necesita la ayuda de otras
moléculas (chaperonas, etc.) para poder plegarse
correctamente, a parte de sufrir posteriormente transformaciones
en distintos orgánulos de la célula hasta llegar a
ser la proteína necesaria, situada en el lugar adecuado,
para desarrollar unas ciertas funciones, es decir, que la
proteína además de la información que le da
el ribosoma al crear su estructura primaria, necesita ir
incorporando otras informaciones, suministradas por el mecanismo
celular hasta llegar a su situación final.

Para terminar este apartado hay que mencionar que si una
proteína no se pliega de una forma determinada, la llamada
nativa, ocurre que no es biológicamente funcional, en el
mejor de los casos y en muchos otros casos (priones) es
tóxica para el organismo.

Pasemos ahora a considerar la segunda pregunta que nos
hacíamos anteriormente, referente a por qué es el
plegamiento lo que da una determinada funcionalidad a la
proteína.

A título de mera especulación diremos que
quizás una posible explicación sea la
siguiente:

Una proteína desnaturalizada, carece de
plegamiento y está formada por una secuencia lineal de
aminoácidos, y por lo tanto, quizás ocurra que el
procesamiento interno de la información que llega a la
proteína bajo la forma de señales o mensajes sea
también lineal. En cambio, en una proteína plegada,
se producen múltiples y complejos contactos entre los
eslabones de la estructura primaria, produciéndose un
enorme volumen de posibles rutas en el procesamiento de la
información que deja de ser lineal, surgiendo los
fenómenos de complejidad y emergencia de propiedades, que
quizás sean la base de la posible
explicación.

Como hemos visto resulta que una proteína plegada
de una determinada manera es la única que puede
desarrollar una cierta función biológica, pero
inmediatamente surge la pregunta, de por qué ha de ser
esta proteína precisamente la que desarrolle dicha
función, cuando aparentemente, no hay ninguna razón
física o química para ello, así en esta
etapa la gran pregunta es ¿Por qué una determinada
proteína plegada de una cierta forma desarrolla una
función biológica específica?

Quizás una de las cuestiones más
sorprendentes de todo este asunto, es que las relaciones de
significación, de muchas causas y efectos que se producen
en biología, son simbólicas (en sentido
semiótico de la palabra), es decir, que son arbitrarias,
no existiendo ninguna razón física o química
que las justifiquen. Así por ejemplo, los codones del ADN
que codifican un determinado aminoácido, no tienen nada
que ver física o químicamente entre sí,
siendo perfectamente posible que dicho codón pudiera
codificar otro aminoácido y sin embargo la Naturaleza ha
escogido el primero, sin que parezca existir razón alguna
para ello.

Estamos pues ante un profundo misterio, pues decir como
dicen algunos biólogos, que la evolución ha
esculpido estos hechos, es no decir nada, pues se
precisaría la intervención en algún momento
de la evolución, de las leyes de la física o
química, que como hemos visto no intervienen.

En resumen, diremos que es mucho lo que desconocemos en
biología, pero que de lo anterior parece desprenderse la
conclusión que muchos fenómenos biológicos
importantes no pueden explicarse con las leyes de la
física o química que conocemos. Tampoco puede
explicarlos el considerar que se producen por azar, pues las
leyes del azar nos demuestran que es estadísticamente
prácticamente imposible que se produzcan sólo por
azar. Todo ello nos lleva a la idea de que para que dichos
fenómenos biológicos se produzcan se necesita la
intervención de algo más. En el próximo
apartado realizaremos una serie de reflexiones sobre lo que
quizás pueda ser ese algo más.

La
evolución en el Universo

Como todos sabemos la Teoría de la
evolución expuesta por Darwin, en la segunda mitad del s.
XIX dice, entre otras cosas, que todo ser vivo surge por
evolución de otro ser vivo. En realidad, tal como
intentaremos mostrar a continuación, la Evolución
es un proceso absolutamente general en nuestro Universo, pues
todos lo seres o cosas que existen en él, han surgido en
un proceso evolutivo a partir de otros seres o cosas
anteriores.

Como explicaba en el artículo "El enigma de la
vida" todas las cosas de nuestro Universo son sistemas complejos
organizados jerárquicamente por niveles de
complejidad.

Trataremos de mostrar en este apartado que todos los
seres desde un átomo a una galaxia han surgido de un
proceso evolutivo.

Nuestro Universo se inicia, según creemos en la
actualidad, en el llamado Big Bang que consistió
según esa teoría, en que una singularidad (que no
sabemos lo que es), por razones que desconocemos explotó
dando origen a nuestro Universo, el cual está en
expansión y evolución desde entonces.

Según creemos, la sustancia primordial, que no
sabemos qué es, se dividió rápidamente en
las llamadas fuerzas o interacciones fundamentales de la
Naturaleza, que en el terreno físico son las siguientes
interacciones: nuclear fuerte, la débil,
electromagnética y la gravitatoria.

A partir de ese momento se formaron las entidades
elementales (que según unas teorías son los quarks,
según otras las cuerdas, las funciones de onda o lo que
realmente sean y que no entramos a discutir), posteriormente se
alcanzó el nivel de complejidad de los nucleones (formados
por protones y neutrones) es decir, se formaron los
núcleos del hidrógeno y helio, así como sus
isótopos y trazas de otros elementos. Para la
formación de estos nuevos sistemas complejos es
fundamental la intervención de las interacciones nucleares
fuerte y débil.

Así pues en aquel momento existían los
nucleones y los electrones libres, pero en un momento posterior,
se alcanzó un nuevo nivel de complejidad, el
atómico, al intervenir fundamentalmente la
interacción electromagnética que unió
nucleones y electrones para formar átomos
ligeros.

Cuando al proseguir el proceso de expansión de
nuestro Universo, se produjo por ello una disminución de
la temperatura y de la densidad energética, se
llegó a un punto en que, también por acción
fundamentalmente de la interacción
electromagnética, pudo pasarse al siguiente nivel de
complejidad, el de las moléculas, esencialmente
moléculas de hidrógeno, helio y sus
isótopos.

Así permaneció estabilizado el proceso
evolutivo durante millones de años. Pero entonces
empezó a intervenir decisivamente otra interacción,
la gravitatoria, la cual a partir de las nubes de polvo
cósmico (formado por los átomos y moléculas
antes citados, así como de agrupaciones) se fueron
formando, por concentración gravitatoria, primero las
nebulosas, gaseosas, después las galaxias, dentro de ellas
las nebulosas solares y finalmente las estrellas, que al
encenderse por reacciones termonucleares, permitieron continuar
el proceso evolutivo, surgiendo en su interior todos los
átomos pesados. Los cuales al término de la vida de
la estrella, que explotaba, pasan a formar parte del polvo
cósmico, el cual al reiniciarse el proceso de
concentración gravitatoria formó nuevas nebulosas
solares, constituidas ahora, en parte, por átomos pesados.
Así se formó la nebulosa de nuestro sistema solar,
el cual por acción básicamente gravitatoria se
organizó en un protosol central y en un conjunto de
planetas y otros cuerpos. Un de estos planetas era la Tierra, en
donde sus condiciones iniciales permitieron el que surgieran
nuevos sistemas complejos tales como muchas moléculas
inorgánicas y en un determinado momento las llamadas
moléculas orgánicas.

A partir de ahí se pasó a un nuevo nivel
de complejidad, un nivel muy especial, el de la vida. En efecto
en un momento determinado cuando existía ya agua
líquida, quizás incluso antes de que se encendiera
el protosol, determinadas moléculas orgánicas,
(posiblemente nucleótidas, aminoácidos o
análogos de estos) pasaron a formar nuevos sistemas
llamados biomoléculas (ARN, proteína o su
análogo) iniciando con ello la vida.

Pero el problema del paso de unos monomeros
(nucleótidos, aminoácidos, etc.) sin vida, con solo
propiedades físicas o químicas, a unos
polímeros, las biomoléculas, que además de
tener propiedades físicas y químicas propias
desarrollan comportamientos, es decir, participan de la vida, es
un problema grave, pues como vimos en el apartado anterior, no
pueden producirse espontáneamente por acción de las
leyes de la física y la química que conocemos, ni
tampoco es posible que se produzcan por sólo el azar, se
nos planteaba entonces que era preciso la intervención de
algo más, que debe intervenir para que ese salto se
produzca.

En efecto, es preciso que intervenga algo que impulse y
dirija a los monomeros biológicos, primero en su
selección y concentración, para después
dirigirles e impulsarles por una determinada ruta química,
hasta llegar a la biomolécula. Posteriormente, creemos que
la evolución biológica que se produce,
también es dirigida e impulsada por ese algo.

Vemos pues que para que el proceso que lleva a que la
vida se produzca deben darse dos condiciones, por un lado la
existencia de un entorno o medio adecuado para que pueda emerger
el nuevo sistema (así para obtener los átomos
pesados es preciso que se den las condiciones del interior de una
estrella; en el caso de la vida, tal como nosotros la conocemos,
para que pueda surgir debe existir un planeta o cuerpo celeste,
como la Tierra primordial, con agua líquida, temperatura
adecuada, etc.). La otra condición es, a nuestro entender,
la acción de una interacción o fuerza de la
Naturaleza. Es decir, lo mismo que para que se formaran
nucleones, tuvo que intervenir las interacciones nucleares, la
interacción electromagnética para formar los
átomos, la interacción gravitatoria para formar las
galaxias, estrellas y planetas, así pues parece
lógico, la existencia de una quinta interacción de
la Naturaleza que podríamos llamar
biológica.

Sería así pues necesaria la
intervención de la interacción biológica
para que pudiera emerger y evolucionar la vida. Tendría
características radicalmente distintas de las cuatro
interacciones físicas fundamentales, pues estaría
relacionada con la información y la consciencia, tal como
intentaremos explicar en otro artículo.

Esta hipotética interacción, sería
ese algo más necesario para la vida que
señalábamos en el apartado anterior.

Bibliografía

  • 1. Albert Bruce y otros (2008) "Biología
    molecular de la célula" Omega.

  • 2. Chancho Neve, José Luis (2008),
    Reflexiones sobre el Mundo y el ser humano. Huerga y Fierro
    editores.

  • 3. Chancho Neve, José Luis (2012),
    "Crítica estadística de la hipótesis de
    mutaciones aleatorias y espontáneas como origen de la
    evolución", "El enigma de la vida", "La consciencia en
    los seres vivos"

Página web: Www.monografías.com

  • 4. Curtis Helen y N. Sue Barnes (2001)
    "Biología" Ed. Panamericana.

  • 5. Davies Paul y otros (2010) "Information and
    the nature of reality" Cambridge University Press.

  • 6. García Sanz, Jesús Adolfo
    "Hormonas: mensajeros químicos y comunicación
    celular" Web.

  • 7. Gómez Romero, Pedro (2001)
    "Metaevolución: la Tierra en un espejo" Celeste
    Ediciones.

  • 8. Greene Bryan (2005) "El universo elegante"
    Editorial Crítica.

  • 9. Hanking Stephen (2010) "El gran
    diseño" Editorial Crítica.

  • 10. Polano, Juan. "La formación del
    sistema solar" Wwww.terra.es

 

 

Autor:

Jose Luis Chancho Neve

Spain.Madrid.Septiembre 2012

 

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