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Las maquilas y la explotación de la mujer mexicana




Enviado por desiree ortiz



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Planteamiento del Problema
  3. Importancia y
    justificación
  4. Metodología y tipo de
    investigación
  5. Marco
    teórico
  6. Maquiladoras y las reglas del
    juego
  7. Las
    mujeres en la maquila domiciliaria
  8. Trabajo y salud en la industria maquiladora
    mexicana: una tendencia dominante en el neoliberalismo
    dominado
  9. La
    mujer y la flexibilización del
    trabajo
  10. Las
    penurias de ser mujer y trabajar en las
    maquiladoras
  11. Recomendaciones y
    conclusiones

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Introducción

En las décadas de los sesenta y setenta, muchas
empresas estadounidenses iniciaron una reubicación de sus
industrias a pocos kilómetros de distancia, sobre todo a
Centroamérica. El auge de esta nueva localización
llegó en torno a los años noventa cuando empresas
europeas y asiáticas, conscientes del fenómeno
globalizador de la economía y de la liberalización
del comercio internacional, trasladaron sus inversiones de
capital a estos países.

Estas fábricas se denominan maquilas,
término árabe que hace referencia a la
porción de grano que le corresponde al molinero tras la
molienda. En México, una cuarta parte de los trabajadores
del sector industrial, más de un millón, trabaja en
las más de cuatro mil maquilas situadas en el país.
En Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala, Panamá y
República Dominicana son más de medio millón
las personas que trabajan en este tipo de fábricas, en
condiciones muy precarias y con multitud de derechos recortados
como la libertad sindical o de negociación.

Los gobiernos de los países centroamericanos,
consideraron a las maquilas la solución ante la falta de
empleo y la pobreza que padece el sesenta por ciento de los
más de treinta millones de centroamericanos. Por ello,
facilitaron su asentamiento a través de la creación
de las llamadas zonas francas, áreas sometidas a controles
aduaneros y fiscales especiales para fomentar las inversiones de
las multinacionales. En muchos casos los gobiernos dejan
totalmente exentas del pago de impuestos a estas
empresas.

Otra de las particularidades de las maquilas es la
primacía de la contratación de mujeres, los
empresarios buscan a chicas, de entre quince y veinticinco
años, sin hijos y sin experiencia laboral. Al ser chicas
tan jóvenes y en muchos casos proceder de zonas rurales,
no tienen formación en lo referente a las legislaciones
laborales ni derechos que deberían tener. Ellos consideran
que de esta forma la mano de obra es dócil, paciente y
disciplinada. Además, al dedicarse en muchos casos al
sector textil, dan por hecho que son prácticas que dominan
ya que también las deben realizar en sus tareas
domésticas.

Dentro la política de globalización, las
maquilas constituyen una de las modalidades preferidas por los
países industrializados, especialmente Estados Unidos,
para mejorar su competitividad internacional y aprovechar los
menores salarios prevalecientes en las naciones menos
desarrolladas.

Planteamiento del
Problema

A principios de la década del sesenta
comenzó un desplazamiento masivo de operaciones
manufactureras por parte de las grandes multinacionales hacia
países del Tercer Mundo, escapando de los altos costos de
producción y de las bajas tasas de ganancia de las grandes
industrias en las metrópolis.

Con la llegada de las operaciones de ensamblaje y
producción de ropa y textiles a la frontera de
México y Estados Unidos a finales de esa década, se
inauguró el reino de las maquilas o maquiladoras en
América Latina, que en la frontera
México–Estados Unidos ya cumplió 36
años de existencia. Con el Plan Bush (padre), para
América Latina, hacia finales de la década de los
años ochenta, Estados Unidos trató de impulsar las
economías latinoamericanas hacia la "Maquilización"
continental, amenazando con reducir sus industrias nacionales a
talleres de tercera categoría, salvo las empresas
microscópicas o "microempresas".

En el caso de México, numerosas
compañías norteamericanas trasladaron parte de sus
operaciones a la zona fronteriza, región que
ofrecía varias ventajas, a saber:

a) Su cercanía geográfica, que
permitía a las corporaciones montar la operación de
ensamblaje a pocos kilómetros de las plantas
matrices.

b) La posibilidad de garantizar la utilización de
insumos como el agua y la electricidad, ya que numerosos
municipios de la frontera mexicana están integrados a las
redes eléctricas o de abastecimiento de aguade Estados
Unidos; pero, sobre todo.

c) La oportunidad de aprovechar el trabajo barato de
cientos de miles de obreras, muchas de ellas adolescentes, que
obtienen salarios ínfimos y laboran en condiciones
deplorables, en particular por la toxicidad y falta de controles
ambientales reinantes en dichas plantas.

Desde aquella época, la industria de las maquilas
en México ha permitido a las grandes
compañías gringas competir en el mercado
internacional, pero no ha resuelto el formidable problema del
desempleo y el bienestar ni en la frontera ni en el resto de ese
país latinoamericano. Más bien ha traído
como consecuencia una enorme inmigración de otras ciudades
y de campesinos mexicanos arruinados y de obreros desempleados en
busca de trabajo.

Irónicamente, desde un principio el programa de
maquiladoras en la frontera mexicana ha sido la negación
del llamado "libre comercio". Ello es así porque las
plantas maquiladoras nunca se han propuesto obtener insumos
más baratos que los producidos o vendidos por las
compañías mexicanas.

Se trata simplemente de trasladar a México, del
otro lado de la frontera, insumos producidos en Estados Unidos
para tareas de ensamblaje con mano de obra barata. Por esto en
México, después de más de treinta
años de maquilas, los insumos locales representan
sólo 2% de los utilizados. Así mismo la
producción tipo maquila funciona aislada del resto de la
economía y constituye un enclave sin vínculos
significativos con el resto del mercado interno del país,
ya que es una producción limitada única y
exclusivamente a la exportación. Mientras que la maquila
es un manantial de riqueza para los grandes consorcios, este
mezquino resultado es poco halagüeño para los
países huéspedes.

Los países que alojan la maquila, por su parte,
deben contar con una adecuada infraestructura, servicios de agua
y energía eléctrica, puertos, telecomunicaciones,
carreteras, una legislación laboral que discipline a los
trabajadores y obstaculice su lucha reivindicativa, con lo cual
se hace un verdadero subsidio al capital extranjero, ya que hay
que otorgarle facilidades de las cuales no gozan en muchos casos
los inversionistas nacionales, y el Estado termina haciendo
gigantescas inversiones que no son costeadas pero sí
disfrutadas por el capital foráneo. Por eso, aunque el
centro de ellas es la mano de obra barata, no se crean maquilas
en lugares insalubres, remotos, incomunicados o sin la
mínima infraestructura.

En México ha quedado claro que la maquila avanza
en la medida en que la economía nacional se descompone. El
programa de maquilas utilizaba veinte mil empleados en 1970.
Hasta principios de la década del ochenta el programa
creció a trompicones, aumentando y disminuyendo el
número de plantas de acuerdo con los altibajos de la
economía estadounidense.

Cuando comenzaron las serias crisis económicas de
México fue cuando el programa de las maquilas
creció. Así pues, luego de la caída del peso
mexicano y de la crisis de la deuda de principios de los
años ochenta, el número de plantas y de empleos
comenzó a crecer vertiginosamente (recordemos que en su
gran mayoría laboran con mujeres, muchas de ellas menores
de edad). En este período se destacó entre los
inversionistas el papel de Japón y de algunos
países europeos que utilizaron la zona fronteriza para
ensamblar y exportar directamente sus productos al mercado
estadounidense.

Como el campesino boliviano que masca la coca para matar
el hambre, México se ha hecho dependiente de la maquila
para mitigar su crisis, mientras que no resuelve, al igual que el
boliviano, ni el desempleo, ni la pobreza, ni el subdesarrollo, o
sea, las razones fundamentales de la crisis y de la creciente
pobreza que lo aflige.

En los años ochentas y noventas el gran
crecimiento de la industria maquiladora en la frontera mexicana
se debió en gran medida a la instalación en la
región de plantas maquiladoras de origen japonés,
surcoreano y europeo, las cuales también se dedicaron a
llevar sus insumos a esa zona, ensamblarlos y exportarlos
directamente al mercado norteamericano.

El Tratado de Libre Comercio, fue creado en 1992 pero
entra en vigencia en 1994, que mejor debería llamarse el
Tratado de Inversión Protegida, incluyó entre sus
principales capítulos uno titulado "Reglas de Origen". En
éste se especifica que a partir de cierta fecha
sólo se podrían ensamblar en maquiladoras ubicadas
en México "insumos domésticos" libres de aranceles.
Por domésticos se entendía los producidos en
Estados Unidos, Canadá o México. Las plantas
maquiladoras podrían utilizar otros insumos (se adivina:
los provenientes de Japón, Europa), siempre y cuando
pagaran elevadas tarifas de importación.

El TLC simplemente se proponía sacar a
Japón y Europa del área, negándoles la
posibilidad de utilizar la misma mano de obra explotada por los
gringos para exportar productos a Estados Unidos. Como dijera
Kissinger con referencia al TLC, "se trata de un arma para
combatir a nuestros contrincantes". En 2002 comenzaron a regir
las Reglas de Origen, la mayor causa de la salida precipitada de
numerosas plantas maquiladoras no gringas de la zona y del
pronunciado declive del empleo en la región.

La lógica de la maquila es implacable, un obrero
mexicano gana en un día lo que un obrero estadounidense
gana en una hora. Y un obrero mexicano gana en ese día lo
que un obrero chino gana en una semana. Cuanto más pobre
el país, más "competitivo" para las grandes
corporaciones industriales, para "ganar" en esta competencia es
obvio cuál es el camino a escoger: deprimir los salarios y
empobrecer la población.

La experiencia de China demuestra que lejos de ser un
problema fronterizo, como en el caso mexicano, la
utilización de mano de obra barata femenina tiene
características más generales e igualmente
desastrosas. En la década de los años ochenta
más de un millón de jóvenes chinas fueron
reclutadas para las tenebrosas zonas de exportación, donde
trabajan en condiciones infrahumanas: preparan sus alimentos de
pie en recovecos de las factorías, utilizan cuartos
comunales como duchas y duermen apiñadas en los mismos
sitios donde laboran jornadas de diez, doce y catorce
horas.

En los últimos años las precarias
condiciones estructurales de las fábricas han causado
mortales incendios, en uno de los cuales más de doscientas
adolescentes murieron calcinadas por no existir puertas de
emergencia para incendios. Las maquilas que en este momento
abandonan México se están relocalizando
mayoritariamente en China, donde obviamente las condiciones de
producción son más "flexibles" y
"competitivas".

Los teóricos de la globalización y el
libre cambio repiten incesantemente el concepto de
regionalización, junto con el de globalización, y
urgen a los países del Tercer Mundo a que diseñen
estrategias para reordenar sus territorios y declarar provincias
autónomas que les permita, por su propia cuenta e
independientemente de las ya de por sí disminuidas reglas
laborales, de salud, y ambientales del país, buscar
acuerdos aún más onerosos por separado con empresas
multinacionales. De esta manera se busca enfrentar regiones
contra regiones y naciones contra naciones en una carrera hacia
el abismo.

En América Latina numerosos planes de
descentralización apuntan hacia este tipo de maligna
competencia entre zonas de un mismo país. Y como las
políticas de privatización, recorte de servicios
públicos y desaparición de servicios estatales han
llevado a un enorme crecimiento del desempleo y la miseria, se
ofrece como solución a tales problemas instalar maquilas
en zonas especiales o en regiones de un país.

Este problema en el caso de México, donde la
maquila lleva 36 años operando, revela su ineficacia: hoy
el país se encuentra mucho peor en todos los sentidos de
lo que estaba en 1967: más desempleo, más pobreza,
más insuficiencia alimentaria, menos industria y
más deuda.

En el actual modelo, la maquila funciona en el mundo
como estandarte de la producción flexible, jugando un
papel clave en el incremento de las disparidades entre y dentro
de los países del mundo. La maquila busca, en el mejor de
los casos, utilizar modernas tecnologías con una fuerza
laboral oprimida y "flexibilizada" al estilo de la del siglo
XIX.

La principal excusa que interponen los gobiernos para
justificar la instalación de maquilas en sus territorios
es que contribuyen a la modernización e
industrialización del país y favorecen el
desarrollo económico de la nación.

Esta afirmación se ha demostrado que no es real.
En primer lugar, el sector textil es una de las ramas con menor
desarrollo industrial. Para la labor que se realiza en estas
fábricas de Centroamérica, la maquinaria no es
necesaria. Lo son más las manos de las personas que
trabajan en la cadena, ya que para coser botones o bolsillos se
requiere de mano de obra, no de tecnología punta. Es la
parte de la confección más sencilla, la que no
necesita formación ni alta mecanización.

El mayor problema es que el desarrollo económico
tampoco va ligado a las maquilas, los gobiernos centroamericanos
se jactan de sus guarismos de exportación de bienes y
consideran a las maquilas las responsables, pero la realidad se
presenta de manera sesgada. Las maquilas deben importar todos los
insumos de los países de origen de las empresas
multinacionales y no emplean materias primas nacionales, salvo
madera o productos agrícolas, además, su grado de
reinversión en el país es prácticamente
nulo.

Objetivo General

Identificar y analizar el desarrollo de maquiladoras en
México, como un fenómeno globalizador, y determinar
la frontera temporal entre el presente y el pasado de la
globalización en torno a las maquiladoras.

Objetivos
Específicos

  • Definir algunos conceptos elementales de la
    industria maquiladora.

  • Identificar el concepto de globalización como
    fenómeno nuevo y antiguo.

  • Delimitar y especificar el espacio geográfico
    comprendido para el estudio, es decir la frontera del norte
    de México, donde se da este
    fenómeno.

  • Determinar los cambios ocurridos en el ámbito
    político, económico, social y cultural de la
    población existente en esta región.

  • Realizar un análisis de causas y efectos del
    comportamiento de maquiladoras a través del tiempo y
    espacio.

  • Determinar la frontera temporal entre el presente y
    el pasado de las maquiladoras como fenómeno
    globalizado

Importancia y
justificación

Esta investigación sustenta su importancia en dar
a conocer como, el sector maquilador en México es un
complejo, terrible y dramático relato de las vidas de
millones de trabajadoras mexicanas, lo que es tristemente uno de
los peores ejemplos de la devastación de México por
parte de una de las formas de capitalismo como lo es el
capitalismo darwinista global.

La depredación y destrucción
sistemática de esta nación durante las tres
últimas décadas se debe a la cercana
asociación entre las transnacionales y sus gobiernos,
quienes han colaborado cercanamente, con la angustiosa excusa de
bajar el índice de desempleo, a través de la
tradicional relación centro-periferia, para explotar a
placer los recursos humanos y naturales en el territorio
mexicano.

Cada sector económico, cada industria
estratégica y el nunca consolidado sistema del Estado de
bienestar han sido deliberadamente saqueados como resultado del
secuestro de México por parte del capitalismo darwinista
global y el neoliberalismo.

Tomando en cuenta a todas sus "externalidades", no se
justifica el costo social tan dramático que causan las
maquilas en México sobre todo a la mujer mexicana y que no
tiene parangón en la historia de ningún país
excepto bajo condiciones de guerra, y que al inicio de este nuevo
siglo, la violación a los derechos humanos y laborales (en
su modalidad de explotación) son las constantes en las
maquiladoras mexicanas, que operan bajo el cobijo del gobierno y
en absoluta impunidad.

Rotación constante de personal, jornadas
excesivas, desdén a los riesgos de trabajo, salarios
deficientes e incertidumbre laboral viven a diario quienes han
visto en la maquila su única opción de sustento (en
su mayoría son mujeres), tal y como documentan las
organizaciones laborales y de derechos humanos.

Pese a las denuncias públicas que se han hecho
sobre violación a derechos laborales en las últimas
dos décadas, hasta ahora no hay un mecanismo que regule la
situación de estas empresas.

Las condiciones laborales propiciadas por la maquiladora
pueden fluctuar entre la precariedad y las condiciones dignas de
empleo dependiendo de la interacción y la
negociación que los actores locales, particularmente los
gobiernos locales y los sindicatos, establezcan con estas
empresas. La exigencia o no del respeto de los derechos laborales
a estas empresas por parte de estos actores resulta central en el
precarización o mejoramiento de las condiciones laborales
de los miles de trabajadores empleados en esta industria. En ese
sentido, un segundo objetivo del trabajo consiste en
señalar la importancia del sindicato como un actor ya sea
para precarizar o mejorar las condiciones laborales de los
trabajadores.

Finalmente, habría que decir que esta
investigación se justifica al promover una
invitación a la reflexión de tres elementos
centrales: primero, la dignificación de la maquiladora
mexicana; segundo, que la naturaleza transnacional de estas
empresas no impide la actuación y negociación por
mejores condiciones laborales y sociales, y finalmente, entender
que el abuso a la mujer mexicana en la precariedad de las
condiciones laborales en estas empresas, depende de la
interacción entre maquiladoras y actores locales,
particularmente de los gobiernos y sindicatos.

Metodología y tipo de
investigación

Esta investigación está basada en la
explotación de la mujer mexicana a través de las
maquilas, violando sus derechos humanos así como sus
condiciones laborales que han existido en estas empresas a
través de los últimos años, mediante la
búsqueda de información estadística
apoyándose en un tipo de investigación documental
que como su nombre lo indica, es un tipo de investigación
que se sustenta en fuentes de carácter documental, esto
es, en documentos de cualquier especie, según Galán
(2008) sobre la investigación documental menciona lo
siguiente:

El objetivo de la investigación documental es
elaborar un marco teórico conceptual para formar un cuerpo
de ideas sobre el objeto de estudio y descubrir respuestas a
determinados interrogantes a través de la
aplicación de procedimientos documentales. Estos
procedimientos han sido desarrollados con el objeto de aumentar
el grado de certeza de que la información reunida
será de enteres para los integrantes que estudia y que
además, reúne las condiciones de fiabilidad y
objetividad documental. p. 12

Marco
teórico

La industria de la Maquila consiste en la
confección o ensamblaje de productos con piezas elaboradas
e importadas, y es considerada como a actividad basada en el
Neologismo que se aplica a un cierto tipo de industria
caracterizado por utilizar insumos y tecnología en gran
parte importados, empleando mano de obra local y destinar su
producción a la exportación. La maquila es un
sistema de producción que permite a las empresas
aprovechar los menores costos de la mano de obra del país
donde se establece, sin tener que someterse al sistema de
aranceles vigente.

Carrillo y Hernández (1990), Iglesias (1985) y
Robles (1998) refieren que se trata de empresas manufactureras
dedicadas al ensamble de componentes y/o procesamiento de
materias primas, ya sea de productos intermedios o finales,
importados por el país receptor para su eventual
exportación, organizando la producción
internacionalmente, mediante la ubicación de procesos
intensivos de mano de obra en lugares donde ésta es barata
y abundante.

Sin embargo esta definición de maquila queda
estrecha ante la realidad cada día cambiante. En sentido
amplio, la maquila abarca todas aquellas formas que han surgido a
partir de la internacionalización de capital, la
introducción de nuevas tecnologías y los cambios en
la organización del proceso de producción, ya que
todos estos factores permiten producir en forma descentralizada,
es decir, mediante el uso de trabajo externo que opera lejos de
las instalaciones de las empresa.

Como lo señalan Arizpe y Aranda (citadas por
Arriagada, 1991:225) "Las empresas transnacionales descentralizan
la producción trasladando parte de ella a países
que ofrecen mejores condiciones de instalación, y en
especialmente menores costos de mano de obra"

En caso de de esta investigación se estructura en
la frontera de México con Estados Unidos la cual
representa un espacio emblemático de los procesos de
globalización debido a la instalación de estas
numerosas plantas ensambladoras conocidas como Maquilas, desde
fines de los años setenta. Este hecho propició la
masiva contratación de mujeres y, la lenta
conformación de un proletariado feminizado a los largo de
ese país, lo que mostró una fuerte
asociación entre los procesos de
transnacionalización productiva y la participación
remunerada de las mujeres.

Numerosas investigaciones sobre las condiciones de
trabajo, la flexibilidad laboral, las formas de
organización sindical y hasta abuso sexual en muchos
casos, reflejan el interés de los investigadores sobre la
diversidad de prácticas en la fuerza de trabajo femenina
en las maquilas.

Si bien el empleo en las maquilas de México se ha
ido transformando durante cuatro décadas, todo parece
indicar que los cambios más desfavorables los han
experimentado mayormente las mujeres.

Según Kergoat (1999) menciona que "la preferencia
de los empresarios por la contratación de mujeres en las
maquilas va mas allá del ahorro salarial, demostrando el
reconocimiento de las calificaciones efectivas de las mujeres, se
considera a esta como un sujeto multidimensional, bajo
determinaciones y alteridades, sujetas a temas relacionados con
el poder y la sexualidad, de esta forma, el tema de las
relaciones entre clase, sexo y patriarcado explican la
opresión del trabajo de las mujeres de la
maquila"p.32.

Más del 60% del millón de trabajadores de
las maquiladoras son mujeres, en muchos casos contratan
exclusivamente a mujeres porque, según los gerentes, son
ideales para el ensamblaje por ser "más diestras,
más sumisas y porque existe una fuente inagotable de
mujeres deseosas de trabajar". Compañías como
Zenith y General Motors mandan equipos de enganchadores a las
colonias con altoparlantes que anuncian empleos "solo para
mujeres".

Un grupo de derechos humanos, Human Rights Watch,
entrevistó a docenas de trabajadoras de las maquilas y
publicó un informe titulado No Guarantees: Women
In Mexico's Maquiladora Sector, 
que documenta la
discriminación que experimentan diariamente, sobre todo
las mujeres embarazadas, como trato cruel y deshumanizante por
parte de los dueños y supervisores, se presiona a la mujer
encinta para que deje el empleo, se le da trabajo más duro
o se la obliga a trabajar de pie mucho rato.

Eso causa complicaciones, hostigamiento sexual y
condiciones de trabajo peligrosas y hasta mortíferas
así que no es cierto que estas fábricas
imperialistas y su dizque desarrollo industrial hayan liberado a
la mujer mexicana, al contrario, han fortalecido e intensificado
su opresión.

En México, la presencia de la mujer en el sector
maquilador se hace más notable en la zona fronteriza con
EEUU, particularmente en Ciudad Juárez, Chihuahua, debido
a la demanda laboral y las exigencias del mercado textil que
condujeron a la contratación de miles de mujeres bajo
condiciones de trabajo verdaderamente insostenibles, que
incluían jornadas laborales de más de 12 horas
diarias, con salarios mínimos, sin derecho a prestaciones
básicas como salud, vivienda o el reconocimiento de la
antigüedad laboral para tener derecho a jubilarse. No
obstante, la lucha por adquirir mejores condiciones de trabajo se
tornaba casi imposible al no existir organizaciones sindicales
que lucharan por la defensa de sus derechos.

En la industria de la maquila, la mujer desempeña
una función determinante, ello se debe a que dicho sector
considera que la fuerza de trabajo de la mujer es barata,
razón por la cual se les prefiere por sus habilidades y
paciencia, ya que las mujeres realizan su trabajo con mayor
precisión que los hombres y porque son capaces de durar
más tiempo en un mismo lugar haciendo la misma tarea
durante la jornada laboral.

México, seguido por los países
centroamericanos y algunos del Caribe, ha experimentado un
crecimiento inusitado de empresas que, bajo el esquema de la
industria maquiladora, vincula las economías nacionales de
estos países, a la economía más poderosa del
mundo, la de los Estados Unidos.

A mediados del siglo pasado, las economías
centroamericanas iniciaron sus procesos de
industrialización, protegiendo a su naciente industria,
bajo el esquema del proceso de sustitución de
importaciones, a excepción de Panamá, que se
orientó más hacia el sector de los servicios y las
finanzas. El desarrollo de la industria maquiladora, en estos
países centroamericanos, ha estado separado del sistema
económico.

La maquila representa una forma de
transnacionalización de los factores de producción,
que se generaliza en sectores productivos tales como el textil y
del vestido; la electrónica y la industria automotriz. El
diseño del régimen de maquila se efectuó de
tal forma, que los incrementos en la competitividad no
tenían ningún impacto en el proceso nacional de
industrialización y desarrollo, como en el caso de la
industria textil-vestuario.

Según Martínez y Zabalo, (2005) sostienen
que "la industria maquiladora ha sido la fuente principal de un
precario empleo industrial femenino, con bajos salarios, sin el
debido respeto a los derechos laborales, bajo condiciones
laborales pésimas, que difícilmente van a mejorar
en un sector en el que la ventaja competitiva está
constituida por la reducción de los costos de
trabajo"p.11

El salario de una mujer que trabaja en una planta
maquiladora, equivalente en un 68 por ciento al promedio de lo
que percibe un hombre, no es suficiente para sostener el gasto de
un hogar, ya que por las responsabilidades inherentes,
difícilmente una obrera pueden realizar alguna otra
actividad que le permita aumentar sus ingresos.

Los cambios estructurales y en los procesos productivos
permiten la entrada masiva de las mujeres en la fuerza de
trabajo, sin embargo, tal participación obedece a que con
la nueva tecnología los hombres pierden el trabajo, y el
capital aprovecha para emplear a las mujeres en condiciones
desfavorables, es decir los trabajos mal pagados están en
manos de las mujeres y grupos minoritarios (Zapata et al.,
1994).

Los empresarios de las maquiladoras utilizan en su
mayoría mujeres ante el argumento de que ellas tienen
"cualidades naturales" que las hacen excelentes para realizar ese
tipo de trabajo. Sin embargo, como lo dice Iglesias (1985), "este
discurso deja al descubierto que las empresas manejan esta
ideología para convencer a las trabajadoras y a la
población de que emplean a mujeres por sus
características físicas, escondiendo la
política y las ventajas que significa en el proceso
productivo y laboral el emplearlas".p.72

Esta subordinación femenina que identifica a las
mujeres como sujetas más dóciles y delicadas, logra
ejercer un control ideológico sutil que se traduce en
índices bajos del salario, condiciones laborales
inestables y escasa participación sindical
(Calderón, 1994).

De esta manera las diferencias entre hombres y mujeres
son aprovechadas por los empresarios en la designación de
los montos salariales. Además a las trabajadoras los
empresarios les atribuyen ciertas cualidades que al parecer los
varones no tienen; tales como: responsabilidad, esmero y poca
tendencia a organizarse para reclamar sus derechos, lo que
significa que difícilmente se sindicalicen, las mujeres
ante la necesidad de llevar a su hogar un ingreso se contratan
bajo condiciones difíciles.

En general, las maquiladoras contratan mujeres que
tienen entre 16 y 30 años de edad, dando preferencia a las
solteras y sin hijos o hijas. Las jornadas de trabajo son
intensas y la estabilidad o baja rotación es uno de los
objetivos que la industria persigue para poder cumplir con las
altas cuotas de producción. En los cuatro centros
laborales estudiados en este trabajo se comparten
características tales como intensidad del trabajo,
jornadas largas, actividades monótonas y repetitivas
dentro de la cadena productiva.

Maquiladoras y
las reglas del juego

A veces una investigación académica tiene
sabor a episodio de terror, ese podría ser el caso de un
estudio reciente sobre la industria maquiladora en México
y la estrategia global de las industrias trasnacionales en la
rama electrónica.

La sólida investigación de Kevin Gallagher
y Lyuba Zarsky, investigadores de la Universidad de Boston y del
Instituto Monterrey, respectivamente, explica por qué ha
fracasado el modelo para transitar de las maquiladoras
ensambladoras a un complejo industrial con alto valor agregado
nacional en sus exportaciones.

Un poco de historia es necesario para entender la trama
de la investigación. Probablemente el objetivo más
importante del Tratado de Libre Comercio para América del
Norte era atraer una dosis masiva de inversión extranjera
directa, se pensaba que ésta permitiría salir del
estancamiento y, mediante las exportaciones, del déficit
crónico en la balanza comercial.

El bajo costo de la mano de obra mexicana y sobre todo
de mujeres, favoreció el florecimiento de la industria
maquiladora, para el año 2000, más de 50 por ciento
de las exportaciones de manufacturas se originaban en esta
actividad. Pero la desvinculación de las maquiladoras con
el resto del aparato productivo siempre constituyó un tema
de preocupación.

Después de todo, la maquiladora descansa en
un modus operandi que no favorece los efectos de
arrastre para promover el crecimiento de toda una
economía, importar insumos, ensamblarlos y reenviarlos a
una casa matriz es sinónimo de exportar mano de obra
barata.

Frente a las críticas al modelo maquilador,
surgió una hipótesis optimista sobre la
evolución de esta rama de la industria, el razonamiento de
Nadal Alejandro (2003) era que "las industrias maquiladoras
estarían evolucionando gradualmente hacia un incremento
importante en el valor agregado de las exportaciones debido a la
asimilación tecnológica y mayores eslabonamientos
interindustriales"p.08.

El investigador citado se concentra en la industria
electrónica porque, se pensó, en ella este proceso
de desarrollo industrial sería más rápido.
Su estudio se sitúa en los alrededores de Guadalajara,
zona en la que esta industria se quintuplicó entre 1994 y
2000 y las exportaciones crecieron 400 por ciento. Las empresas
emblemáticas de la industria electrónica se
instalaron en la región (Hewlett Packard, IBM, Intel,
Lucent, NEC) y fueron seguidas por una segunda camada de empresas
contratistas estadunidenses (como Flextronics, Solectron, Jabil
Circuit y SCI-Sanmina).

Para 1998, la industria electrónica de
Guadalajara estaba exportando más de 8 mil millones de
dólares y las mujeres trabajadoras de esta industria
electrónica ganaban menos que las de servicios; su salario
representaba un promedio del 45 por ciento del ingreso familia,
dando esto gran utilidad gran utilidad a la trasnacional y ese
desempeño hizo que se comenzara a hablar de Guadalajara
como el nuevo "Silicon Valley" del sur, en alusión al
famoso valle sureño de San Francisco, donde se concentra
la industria de semiconductores y computadoras.

Pero luego vino la crisis de 2000-2003 y casi todas las
grandes empresas trasnacionales cerraron sus plantas de
producción de computadoras y equipo periférico en
Guadalajara, relocalizando sus operaciones en China y otros
países asiáticos. Las exportaciones se desplomaron
60 por ciento, y se sufrió recortes de 123 por ciento y se
perdieron de la noche a la mañana 20 mil
empleos.

La industria electrónica maquiladora no se
recuperó y no se concretó el sueño de
construir un complejo industrial con capacidades
tecnológicas endógenas En su estrategia global, las
trasnacionales prefirieron a los contratistas manufactureros con
base en California, que a su vez constituyen grandes
conglomerados con una red global de proveeduría muy
flexible.

Estos contratistas ignoraron a la naciente industria de
componentes en Guadalajara y para 2004 unas 37 empresas locales,
que habían florecido en los noventa, estaban quebrando.
Hoy más de 95 por ciento de los componentes utilizados por
empresas son importados. No se materializó la
transición desde la actividad ensambladora, basada en
salarios bajos, hacia un complejo industrial intensivo en
conocimientos sobre diseño y producción.

Al gobierno mexicano esto no parece importarle, pues
hace tiempo abandonó la idea de tener una política
industrial, de manera ingenua prefirió jugar un juego
cuyas reglas no comprendía y cuyos resultados comienzan a
sorprenderle donde la principal enseñanza del importante
estudio de Gallagher y Zarsky es que entrar al juego de la
"globalización" sin equipo protector puede ser
peligroso.

Las mujeres en la
maquila domiciliaria

El interés por la emancipación de la mujer
en la sociedad moderna se refleja en numerosos trabajos de
científicos sociales, en su mayoría mujeres, que
reportan que una de las actividades preferidas de miles de
mujeres era la maquila domiciliaria.

En Aguascalientes, la confección tiene una larga
historia que se remonta a finales de la colonia, cuando se
creó un obraje que producía hilos y ropa de lana,
algodón y seda, además de uniformes para el
ejército, que llegó a tener 800 trabajadores; pero
ya desde antes las mujeres de todas las clases sociales dedicaban
buena parte de su tiempo a elaborar prendas para uso de su
familia o para la venta.

Patricia Arias y Fiona Wilson (2005) al estudiar este
proceso en Aguascalientes (México), ven la relación
entre migración de los varones a Estados Unidos (EUA) y el
trabajo a domicilio realizado por las mujeres, quienes bordando,
cosiendo o tejiendo obtienen recursos para sostener a la familia
o contribuir a ello, mientras el marido está fuera. Estas
autoras señalan que "en el caso de las maquilas en
Aguascalientes se observan las diferencias en la
organización y en las condiciones de trabajo con respecto
a otras fábricas maquiladoras, de donde los efectos de la
apertura comercial y una mejor flexibilidad con el trabajo de la
mujer, no han amilanado en gran escala sus costos de
producción"p.3.

En otro trabajo, Florencia Peña (1994) identifica
la maquila domiciliaria de Yucatán como una actividad
clandestina y parte del sector informal de la industria de la
confección de prendas de vestir y como una forma de
alcanzar altos grados de flexibilización laboral y de
reducción de costos. Señala la situación
ilegal bajo la que laboran las mujeres, al margen de los derechos
laborales vigentes en la legislación mexicana, pues
carecen de contratos de trabajo y estabilidad en el empleo,
además de que reciben en muchas ocasiones salarios menores
al mínimo y no cuentan con seguridad social ni
prestaciones.

Asimismo, menciona que las mujeres laboran en la
clandestinidad, a pesar de que las autoridades y las
cámaras están conscientes del incumplimiento de las
leyes laborales.

En cuanto a las características de la maquila
domiciliaria realizada por mujeres, señala que la
modalidad de pago es a destajo y es muy común que les
fijen cuotas, por lo que a veces tienen que recurrir a la
subcontratación y a la maquila para poder cumplir los
pedidos, los cuales muchas veces le son devueltos si no cumplen
las especificaciones de calidad que fija el que las contrata; las
trabajadoras son las dueñas de por lo menos una
máquina de coser que utilizan principalmente para la
costura y bordado, trabajan en su vivienda, reciben la tela
cortada para el ensamble y/o bordado, pero el pago de la luz, de
las agujas e hilos, así como las reparaciones y
refacciones de su máquina generalmente corren por su
cuenta.

La maquila domiciliaria en la industria del vestido es
un trabajo de subsistencia, realizado en México
preponderantemente por mujeres, quienes trabajan en la
informalidad y la clandestinidad, en condiciones de
explotación extrema: salarios muy precarios y carecen de
seguridad social y de prestaciones. La casi totalidad de los
patrones no cumplen con lo estipulado en la Ley Federal del
Trabajo ante la indiferencia de las autoridades a esta realidad,
quienes cierran los ojos a este tipo de violaciones a las leyes
laborales debido a que de alguna manera esta actividad informal
genera los empleos que requiere la población mexicana y
que el Estado no ha podido generar.

Dado que la industria del vestido es prioritaria para el
desarrollo de México por la gran cantidad de empleos que
genera, es fundamental que el gobierno apoye a los
pequeños talleres y a los trabajadores a domicilio
proporcionándoles financiamiento para la compra de
máquinas, asesoría para mejorar la calidad de sus
procesos y productos, así como para el diseño y
comercialización de sus productos.

Asimismo, es muy importante que el gobierno Mexicano
vigile que se cumplan las leyes laborales para que los
trabajadores domiciliarios cuenten con las mismas condiciones de
los que trabajan en las fábricas y se combata la
explotación extrema de que son objeto estas
mujeres.

Dada la feminización de la maquila domiciliaria,
son las mujeres las principales víctimas de los abusos que
cometen los empresarios en la búsqueda de abaratar sus
costos de producción y obtener mayores
ganancias.

Trabajo y salud
en la industria maquiladora mexicana: una tendencia dominante en
el neoliberalismo dominado

Las diferentes manifestaciones del neoliberalismo en
México – globalización, flexibilidad,
"terciarización" de la economía,
precarización del empleo, entre otras – han
originado modificaciones profundas en las condiciones de vida, de
trabajo y de salud de la mayoría de los trabajadores
mexicanos.

El fenómeno de las maquiladoras conlleva a una
dinámica laboral nueva. No sólo significa la
descentralización del proceso productivo en diferentes
países periféricos, sino que implica un cambio en
la estructura social y política del sistema capitalista.
Por primera vez los elementos de producción, capital y
trabajo, no están insertos en el mismo contexto
espacial.

De la misma manera, las negociaciones por mejores
condiciones laborales no pueden ser el acuerdo tradicional entre
el trabajador y/o el sindicato como representante laboral, y el
patrón. Se conforma de esta manera, una nueva estructura
ocupacional: por una parte, los patrones establecidos en las
plantas matrices de los Estados Unidos o Japón y, por
otra, un grupo trabajador que comprende obreros maquiladores de
los distintos países en los que se han instalado estas
industrias

Quintero, (1990) señala que "mientras que los
empresarios maquiladores cuentan con un dominio total de sus
diferentes plantas en el mundo, los trabajadores se caracterizan
por una desvinculación completa" p.17

En ese contexto, las posibilidades de defensa colectiva
por parte de los trabajadores se ven seriamente disminuidas, el
papel de los sindicatos se trastoca y pasan a ser, en muchos
casos, defensores y promotores de las nuevas relaciones
laborales. Al analizar los contratos colectivos se encuentra que,
más que expresar las conquistas de los trabajadores y sus
posibilidades de defensa, sancionan condiciones laborales en
función de las nuevas necesidades de la producción,
frecuentemente por abajo de los derechos reconocidos por la ley,
como ha sido demostrado al analizar diversos contratos colectivos
vigentes en empresas maquiladoras en Chihuahua, una de las
ciudades mexicanas donde se asienta un importante número
de estas empresas (Sánchez, 1994).

El hecho de que los cambios organizativos y la
flexibilidad laboral ocurran no significa que los trabajadores se
encuentren frente a una mejora en sus condiciones al interior del
proceso laboral y que los riesgos, así como las exigencias
disminuyan. Los cambios se hacen con la finalidad de incrementar
la productividad; la flexibilidad añade la polivalencia de
las actividades y aumenta, desde la óptica empresarial, la
capacidad de adaptación de los trabajadores. Pero ello no
necesariamente mejora el contenido del trabajo, ni permite
recuperar el saber de los obreros, ni les posibilita el control
sobre el proceso laboral.

Partes: 1, 2

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