INTRODUCCIÓN
En la última década del siglo XX, se han
observado crisis financieras en los denominados países
emergentes, que han repercutido en todo el sistema
internacional.
Entre los orígenes de estas crisis se cuentan
distintos factores. En primer lugar, a comienzo de los
años noventa, las bajas tasas de interés en los
países avanzados por recomendación de la Reserva
Federal de los Estados Unidos, impulsó que muchos
inversionistas salieron al exterior en busca de mayor
rentabilidad. Los fondos de inversión acuñaron un
nombre nuevo para lo que antes se llamaba Tercer Mundo, o
países en desarrollo: ahora serían "mercados
emergentes", la nueva frontera de la oportunidad
financiera.
El término "Mercados emergentes", en principio,
parece ser pasivo y reflejar la oportunidad que el capital
financiero internacional tiene de invertir en los países
en vías de desarrollo, debido a que éstos no
cuentan con capacidad y recursos disponibles propios.
Durante la década del noventa, la mayoría
de dichas economías no padecían mayores
desequilibrios macroeconómicos, y mostraban años de
alto crecimiento en su Producto Bruto Interno (PBI). Pero la
volatilidad de los capitales financieros, la inestabilidad
política y rumores sobre la capacidad de pago de los
compromisos contraídos, desencadenaron una crisis de
confianza que produjo la salida masiva de capitales ocasionando
sucesivas crisis económicas financieras. Esta
situación provocó el colapso de algunas
economías y originó que el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y varios países desarrollados,
tuvieran que implementar paquetes financieros de "rescate" a fin
de evitar males mayores para el sistema económico
internacional.
El riesgo de repetir la historia
económica de los años "30 estaría
reflejado en la amenaza constante de recesión de la
economía de EEUU, y su impacto en el mercado financiero
internacional, en el carácter volátil del mercado
de capitales y en la falta de una institución financiera
internacional que regule, en tiempos de bonanza económica
y ayude a prevenir las crisis, entre otros.
En el devenir histórico, generalmente ante la
consolidación de un nuevo fenómeno se da la crisis
del proceso anterior, que contiene la esencia de lo nuevo. Vemos
así la asociación entre crisis y cambio. Para
Ricardo Ffrench-Davis2, las crisis son generalmente el resultado
de bonanzas mal manejadas, que implican la necesidad de una mejor
gestión en épocas de crecimiento de la
economía mundial.
A partir del caso coreano, todos los tipos de ayuda
comúnmente denominados blindaje, entraran para el FMI
dentro de la categoría de SCR. La denominación
técnica es SCR, la denominación coloquial, sobre
todo de la prensa, es blindaje. El SCR, según la
definición del FMI, es una ayuda para países con
necesidades financieras de "gran escala", resultante de la
pérdida súbita y perturbadora de la confianza de
los mercados.
CAPÍTULO I
1.1 El fin de la
Guerra Fría y el carácter de la
globalización
En el debate sobre la globalización Held
identifica tres grupos intervinientes: los hiperglobalizadores,
los escépticos y los transformacionalistas.
Ø Los hiperglobalizadores sostienen que la
globalización contemporánea define una nueva era en
la cual los pueblos de todo el mundo están cada vez
más sujetos a la disciplina del mercado global (Ohmae,
1990, 1995).
Ø Los escépticos, por su parte, como Paul
Hirst y Thompson postulan que la globalización es
esencialmente un mito que oculta la realidad de una
economía internacional cada vez más segmentada en
tres bloques económicos importantes, en los cuales aun los
gobiernos nacionales siguen siendo muy poderosos.
Ø Para los transformacionalistas, (cuyos
representantes principales son James Rosenau y Anthony Giddens),
las pautas contemporáneas de la globalización se
conciben como algo históricamente sin precedentes, de
manera que los estados y las sociedades experimentan actualmente
un proceso de cambio profundo, a medida que tratan de adaptarse a
un mundo más interconectado pero a la vez
incierto.
Esta formulación nos ayuda a abordar la
incapacidad de las concepciones existentes para diferenciar la
globalización de procesos más delimitados
espacialmente como la localización,
nacionalización, regionalización e
internacionalización. La localización se refiere a
la consolidación de redes y flujos dentro de un
ámbito específico. La nacionalización es el
proceso mediante el cual las relaciones y las transacciones
sociales se desarrollan dentro del marco de referencia de
fronteras territoriales fijas. La regionalización puede
denotarse por la agrupación de transacciones, flujos redes
e interacciones entre agrupaciones de Estados o sociedades. La
internacionalización puede interpretarse como los patrones
de interacción e interconexión entre dos o
más estados sin importar su ubicación
geográfica específica.
El poder posee elementos tangibles e intangibles. En la
clasificación de Columbis y Wolfe encontramos como
elementos tangibles a: La población, el territorio, los
recursos materiales y la capacidad industrial, la capacidad
agrícola, el poder militar y la capacidad de
movilización. Dentro de los elementos intangibles
encontramos: dirección y personalidad, eficiencia
burocrática organizadora, tipo de gobierno, coherencia de
la sociedad, reputación, ayuda extranjera y dependencia y
accidentes. Los autores nos alertan que los elementos tangibles
pueden presentar características intangibles.
El sistema social mundial, teniendo en su interior el
complemento del sistema interestatal político antes
mencionado, ha permitido echar las bases de un sistema que en su
propia síntesis y expresión genera las
desigualdades y las diferencias entre centros desarrollados y
periferias subdesarrolladas.
Como sostiene Bernal-Meza: "El siglo XIX
había sido el origen del desarrollo
contemporáneo de la expansión transnacional (…).
Las primeras empresas globales surgieron, en los países
desarrollados, en el escenario de la crisis del último
tercio, ligadas al crecimiento de los flujos financieros
mundiales y al surgimiento del capitalismo corporativo. La crisis
se refleja en las políticas imperialistas de las grandes
potencias. Imperialismo, multinacionales y proceso de
transnacionalización frutos vinculados
históricamente por el capitalismo.
Este desarrollo nos permite sostener que las tres
hipótesis principales que han sostenido los autores
latinoamericanos antes nombrados sobre la
globalización:
Ø En primer lugar se identifica que el origen de
la globalización, como proceso económico,
está en la configuración del primer orden
económico mundial estructurado por el
mercantilismo.
Ø En segundo lugar, la globalización no es
un proceso distinto, autónomo, de la historia social y
económica del sistema mundial y es eslabón de un
largo proceso que se inicia con la internacionalización y
que sigue con la transnacionalización.
Ø En tercer lugar, el antecedente
ideológico de la globalización está en el
paradigma de las relaciones interdependientes, que sostiene una
asociación entre desiguales y mediante la cual se
configura una hegemonía de los más
poderosos, siendo sobre este punto que el proceso de
globalización se convierte en ideología.
1.2 La
década del 90 y la "Era Clinton"
La indiscutible hegemonía norteamericana ha
pasado ahora a ser el único centro de poder al nivel
planetario, haciendo relativa toda alianza regenerada luego de la
caída del Muro de Berlín en 1989.
Una de las últimas batallas de la Guerra
Fría, la constituye la denominada Guerra de
Afganistán, en la que fueron derrotados los
soviéticos por la combinación de guerreros santos
de las tribus afganas, una legión extranjera de
integristas musulmanes (entre los que se encontraba Osama Bin
Laden), el apoyo de Logístico de Pakistán y el
financiamiento de Arabia Saudita; todo esto bajo la
dirección de Estados Unidos.
Uno de los legados de esta guerra fue el establecimiento
de bases militares norteamericanas en Arabia Saudita, lo que
constituye uno de los factores de los atentados de septiembre de
2001.
1.3 Pos Guerra
Fría: Unipolarismo y Multipolarismo
Desde 1989 el sistema ha cambiado. Al caer el muro de
Berlín, cayó no sólo un inmenso bloque con
una realidad para muchos desconocida. Al caer el muro
también cayó ese margen de maniobra que se generaba
entre las dos potencias. Era solo una potencia la que
determinaría nuestros destinos. El mundo equilibrado de la
Guerra Fría había caído, ahora
vendría el mundo de los excesos.
Entre julio de 2000 y diciembre de 2001 Estados Unidos
sufrió el más largo declive de su producción
industrial desde la primera crisis del petróleo. En no
más de doce meses se perdieron dos millones de empleos y
la tasa de desempleo aumentó del 3,8 % al 6%, con el
consecuente efecto sobre el consumo.
Se describe el nuevo rol de la OTAN al fin del orden
bipolar. Para el politólogo Zygmunt Bauman hay un antes y
un después de la guerra de Yugoslavia y el rol de la OTAN
en la misma. Ésta tenía sentido como forma de
promover el orden económico global por otros medios,
medios no políticos. Se podría hablar de una
"guerra simbólica" su generis: la guerra, su estrategia y
su táctica fueron un símbolo de la emergente
relación de poder.
El poder de la elite global se basa en la capacidad de
eludir compromisos locales, a lo que se supone que contribuye
ampliamente la globalización, dividiendo tareas y
función al nivel de las autoridades locales que deben
responsabilizarse y hacerse cargo de la ley y el orden (locales).
De alguna manera estas serán las técnicas de la
denominada modernidad líquida. En esta los
Estados-Nación se convierten en comisarias
locales.
En este orden de ideas, el pensador francés
Raymond Aron llamó a los Estados Unidos "república
imperial" argumentando que si bien en lo interno continúa
siendo república, reconociendo como tal la división
de las funciones del poder y los derechos de los ciudadanos; en
lo externo extienden su dominio más allá de sus
fronteras a través de su poderío
militar.
El liberalismo abrazó el principio de
autodeterminación de las naciones porque vio en él
la dimensión externa del principio del consenso. Un
régimen era legitimado si estaba basado en el
consenso.
Un Estado era legitimado y viable si reflejaba el deseo
de los individuos de formar una nación libre de cualquier
opresión por parte de otras naciones. De esta manera
autodeterminación es vista como corolario de autogobierno
liberal, esta convicción transformó la
visión de armonía internacional en una en la cual
se reflejaba dentro de cada Estado- nación
regímenes liberales.
CAPÍTULO II
Enfoques sobre
escenarios de Crisis
2.1. Crisis como concepto y
tipologías
Crisis se refiere a un instante de discordia en el
movimiento de un sistema, un cambio cualitativo en sentido
verdadero o contradictorio.
El conocimiento de una crisis se fundamenta en el
análisis del estado de un sistema: la etapa previa al
momento en que se inicia la crisis, la fase de crisis
adecuadamente dicha, y por último, la fase en que la
crisis ha pasado y el sistema ha asumido un cierto modelo de
trabajo que no es ya el antepuesto a la crisis.
Para una conceptualización más precisa se
requiere examinar otros tres aspectos:
1. la identificación del origen y de las causas
del acontecimiento que ha dado inicio a la crisis, y en
particular, si se trata de un factor interno, interméstico
o externo del sistema, de tiempo reciente o de largo
alcance;
2. la disponibilidad de tiempo para dar respuesta a la
situación de crisis y en particular de qué
carácter es considerada y
3. indagar qué miembros están presentes y
qué juegos realizan esos miembros en el
sistema.
Cada sistema se funda en un conjunto de relaciones
más o menos estrechamente ligadas entre sus variados
componentes, de modo que un cambio en un componente del sistema
genera cambios en todos los restantes
En lo que respecta al análisis de la crisis
financiera, éste no se puede realizar sino se tiene en
cuenta dos cuestiones: Primero, es de carácter
internacional. Segundo, las crisis financieras se han convertido
en estructurales. Las conmociones o crisis en la estructura que
no produzcan un verdadero mejoramiento en la
distribución de este sistema serán fundamento para
continuar con nuevas conmociones. De esta manera,
explotación económica y conmoción
económica se enmarcarían como infraestructura y
estructura.
Las crisis en un sistema pueden considerarse
fisiológicas cuando tocan el funcionamiento y provocan su
adaptación; y patológicas cuando tocan la
estructura del sistema y provocan su mutación.
Las crisis funcionales pueden ser a su vez de dos tipos:
crisis de sobrecarga cuando el sistema tiene que hacer frente a
más demandas que aquellas que las que puede responder o
crisis de carestía cuando el sistema no alcanza a extraer
de sus adentros o del ambiente los recursos suficientes para su
funcionamiento
Otras crisis de funcionamiento se consideran a partir
del modo en que el sistema selecciona la información,
busca cambiar sus fines y procura cambiar el ambiente interno y
externo. La fase en la cual el sistema ha alcanzado un nuevo
equilibrio, estable o inestable, marca el fin de la crisis, pero
no necesariamente su solución. La crisis puede estar
simplemente adormecida, retirada pero latente, y por consiguiente
manifestarse nuevamente en una fase sucesiva. Si esta
cuestión se repite muchas veces, es probable que haya una
patología escondida en la estructura del sistema, a corto
o mediano plazo ese sistema mutará.
Las crisis de funcionamiento se vienen repitiendo desde
hace una década en el sistema internacional.
Las crisis se producen en el sistema financiero
internacional hasta que se alcanzan nuevos equilibrios, sean
estos estables o inestables, pero la crisis continúa
estando. Y la crisis repetida de funcionamiento, que se da en
economías estructuralmente dependientes, se está
transformado en patológica durante el transcurso de la
última década.
En las crisis de demanda, hay capacidad instalada no
utilizada, hay factores de la producción disponibles,
existe una oferta excedente frente a la demanda solvente que se
manifiesta en el mercado. Se llega a esta situación luego
de períodos de redistribución regresiva, o sea,
menos igualitaria entre países y al interior de los
países.
Dentro de este grupo de crisis de demanda se colocan las
situaciones de inestabilidad financiera de la pasada
década. La crisis de demanda se da por la no existencia de
una demanda solvente. Puede haber una demanda potencial pero no
hay una demanda solvente. La demanda potencial no tiene impacto
directo sobre los mercados.
Las crisis de solvencia se ven como una imposibilidad
estructural en el largo plazo de poseer capacidad de pago, es
decir, presentan un alto nivel de endeudamiento acumulado. Un
shock externo temporario (por ejemplo, la suba de las tasas de
interés internacional) puede producir problemas de
liquidez en el corto plazo, y uno más prolongado, de
solvencia. Las crisis de liquidez pueden transformarse en crisis
de solvencia.
Muchas crisis de liquidez se solucionan con
financiamiento rápido y global, pero si este no se da, la
crisis de liquidez devendrá en problemas de solvencia, que
suelen transmitirse desde el sistema financiero a la
economía real y viceversa, generando un círculo
vicioso de extensión de la crisis a todos los factores de
la economía real.
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