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Notas acerca de la evolución y organización de la economía azucarera cubana durante el siglo XIX



  1. Resumen
  2. Desarrollo
  3. Bibliografía

Resumen

El conocimiento del papel de la agroindustria azucarera
en la historia de Cuba, resulta indispensable para la
comprensión del proceso de Formación Nacional
cubano, teniendo en cuenta la influencia que tuvo ésta en
la modelación de la sociedad cubana, como primer
renglón de la economía, alrededor del cual se
movió todo el acontecer sociopolítico y cultural
del país, incidiendo, incluso, en la formación de
los grandes movimientos sociales, de instituciones y
personalidades prominentes, que determinaron la trayectoria
política, jurídica y social de nuestro país.
Por tanto la deformación económica del desarrollo
capitalista del Estado cubano, tiene sus fundamentos en el modelo
agroexportador azucarero y en la fuerte vinculación al
mercado norteamericano, por el carácter dependiente y
latifundista con que se estableció durante en el siglo
XIX, impidiendo la diversificación de la estructura
productiva cubana.

The knowledge of the paper of the sugar industry in the
Cuba history, results indispensable for the comprehension of the
process of national formation Cuban, keeping in mind the
influence that had this in the model of the Cuban society, as
first line of the economy, about which it moved to him the whole
happen political and cultural of the country, falling, even, in
the formation of the big social movements, of prominent
institutes and personalities, that decided the political
trajectory, juridical and social of our country. Therefore the
economic distortion of the capitalist development of the Cuban
state, has his foundations in the exporter model sugar and in the
strong association to the North American market, for the
dependent character and owner of a latifundium with which it is
established during in the century XIX, impeding the
diversification of the productive Cuban structure.

Palabras claves: agroindustria azucarera
cubana, proceso de formación nacional, estructura
económica, modelo agroexportador
.

Desarrollo

El trascendental aporte de la agroindustria azucarera a
la sociedad cubana, como primer renglón de la
economía, alrededor del cual se movió todo el
acontecer sociopolítico y cultural del país,
incidiendo, incluso, en la formación de grandes
movimientos sociales, de instituciones y personalidades
prominentes de gran influencia en la trayectoria política,
jurídica y social de nuestro país. Siendo
así, el conocimiento de lo acaecido en el sector azucarero
aporta evidencias de la consolidación de auténticos
valores nacionales, que logran definir, incluso, la acción
de todas las fuerzas sociales del país, de ahí su
contribución al proceso de conformación de la
nacionalidad cubana.

En cuanto a lo anterior, se hace preciso hacer un
análisis de la estructura agraria cubana establecida desde
el primer siglo de colonización, puesto que durante un
largo período, coexisten viejas y nuevas formas de
propiedad agraria, creadas, estas últimas, por el proceso
de lenta evolución interna ocurrido durante el XVII, lapso
en el cual el tabaco se mantuvo como principal producto de la
agricultura para la exportación. Desde la segunda mitad
del siglo XVIII ocurre la transición de la
supremacía agrícola y comercial del tabaco a la del
azúcar, que se profundizará hacia 1780 (Riverend,
1974), estableciéndose como primer renglón de la
economía insular: "entre 1790 y 1796, las compras
estadounidenses de café cubano saltaron de unas 6000 a
682.000 libras, y el azúcar de 344.000 a 3.416.000 libras"
(Ely, 2001).

La preeminencia del azúcar criollo en el mercado
mundial fue posible gracias a una serie de acontecimientos
ocurridos en el plano internacional, además de las
favorables condiciones del terreno y el clima cubanos: el
deterioro del colonialismo español que contrarrestaron su
sistema comercial y agudizaron las ya críticas relaciones
metrópoli- colonia; el ascenso de los Estados Unidos como
nación independiente, hecho que marcaría
decisivamente el posterior acontecer socio-económico de la
Isla, como consecuencia de la ruptura del marco comercial
establecido en el Caribe y la consolidación de nuevas
formas de dominación en América, y en el mundo, en
general; y la crisis creada por la Revolución
independentista en Haití, que determina la cesación
de este país como primer proveedor de azúcar al
mercado mundial. En estas condiciones se expande la agroindustria
azucarera cubana.

La expansión azucarera de Cuba sentó sus
bases sobre el desigual desarrollo regional, de ahí que,
mientras en el Occidente ocurre el proceso de liquidación
de las haciendas comuneras desde mediados del siglo
XVIII, propiciado por el desarrollo de la agricultura comercial,
en la región centro-oriental este proceso se inicia casi
un siglo después, entre 1830-40, lo cual
"será causa de su retraso y de las marcadas diferencias
económicas con respecto a Occidente, sobre todo en
Camagüey y el Centro" (Coll, 2010). A partir de 1790, la
acción estatal para el fomento de la propiedad territorial
estuvo prácticamente abolida, con la prohibición de
las mercedes municipales de tierras. No obstante, hasta bien
avanzado el siglo XIX se mantuvo la mercedación de tierras
en Sancti Spíritus, Santa Clara, Remedios, Puerto
Príncipe, contraviniendo la disposición de 1739.
Este crecimiento desigual de la agroindustria azucarera en las
distintas regiones, posibilitó el desarrollo
económico de unas y el atraso de otras.

Un aspecto esencial para este análisis, es la
existencia de relaciones de producción esclavistas no
correspondientes al nivel económico social establecido: el
proceso de desarrollo histórico cubano ha alcanzado el
modo producción capitalista, pero mantiene formas de
coacción esclavistas, o sea, las necesidades
históricas concretas fueron tan poderosas que determinaron
el resurgimiento, no sólo en Cuba, sino a nivel mundial,
de la esclavitud como relación económico social
predominante en las colonias de plantación (Barcia, 1987).
Por tanto, los hacendados criollos se vieron obligados a utilizar
ciertas variantes financieras para la compra de esclavos y
equipamiento, que, a la postre, complicarían el desarrollo
de la economía nacional. De esa manera, un número
importante de comerciantes refaccionistas logró el control
de gran parte de los ingenios existentes desde finales del siglo
XVIII y la primera mitad del XIX, llevados por el crecimiento que
tuvo la economía cubana durante el periodo.

Ahora bien, desde inicios de la segunda mitad del siglo
XIX, el mercado norteamericano logra una incidencia, cada vez
mayor, en la economía cubana, a partir de la
conversión de Cuba en proveedora de azúcar no
refinada, o mascabado, para la industria refinadora
estadounidense. Siendo así, la producción de
mascabado constituyó un beneficio
económico-político para Estados Unidos, a partir de
la especialización de Cuba como productora de la materia
prima, complementaria de las grandes refinerías
neoyorquinas, renunciando a la realización de grandes
inversiones en maquinarias y esclavos, exigida por la
culminación del proceso de producción de
azúcar refino, imponiéndose así el
retraso técnico en los ingenios cubanos,
situación ésta que perduraría hasta inicios
de la década de 1890.

La Guerra de los Diez Años llevó a un
empeoramiento de la situación económica cubana,
entre otras razones, por la división existente, en 1868,
entre las nuevas formas económicas y las más
tradicionales, concentradas unas en el occidente, y otras, en el
centro oriente de la Isla. Siendo esta última la que
sufriera más directamente los efectos de las operaciones
militares. A consecuencia de la guerra, pueblos y caseríos
fueron destruidos, quemados los ingenios, arruinadas las
haciendas y los campos, especialmente, en Puerto Príncipe
y Oriente. Estas zonas sufrieron con mayor intensidad los efectos
de la contienda, sobre todo desde 1872: Puerto Príncipe no
produjo azúcar a partir de esta fecha, hasta tres
años después de culminada la contienda, en la zafra
de 1881, que alcanzó sólo el 0,86% de la
producción nacional; Oriente, por su parte, mantuvo muy
bajos niveles de producción (Moreno, 1978).

Al culminar la guerra, en 1878, la situación
agraria del país es crítica. Caracterizada por la
destrucción de gran parte de la base agroindustrial
azucarera en las regiones centro orientales, especialmente,
Puerto Príncipe y Oriente, lo que obligó a la
reorganización de la propiedad agraria sobre la base de
las crecientes necesidades de tierras para la agricultura
comercial. Este proceso, iniciado aquí, continuará
durante la República, y servirá de plataforma para
la formación de los latifundios azucareros, lo cual se
hará dominante en la agroindustria azucarera cubana,
manteniendo a la primera industria del país en
circunstancias económicas favorables para competir con los
principales productores del mundo.

Otra de las consecuencias de la guerra que mayor
incidencia tuvo en la transformación económica del
país fue la aceleración del doble proceso de
concentración y centralización de la propiedad que
venía produciéndose, en Cuba, desde la
década de 1840: eliminación de ingenios,
unión y/o fundación de otros nuevos de mayor nivel
de eficiencia y perfeccionamiento, así como la
conversión de antiguos ingenios en colonias de los nuevos
centrales, en manos de un número cada vez más
limitado de propietarios. No obstante, la reducción de
unidades productoras no redundó en una disminución
de la producción nacional azucarera, sino todo lo
contrario. Según Julio Le Riverend, entre 1850 y 1860
desaparecieron no menos de 385 ingenios, mientras que el ritmo de
producción creció de 294.952 Tm, en
1850, a 428.769, en 1860. Lo anterior posibilitó la
creación de grupos de poder
político-económico, así como la
separación, entre 1840 y 1880, del sector fabril y
agrícola de la producción azucarera.

En este orden de cosas, el sistema monetario
español establecido en la Isla el 19 de octubre de 1868,
por Real Decreto, sufrió diversas alteraciones, muestra
del desorden económico que la metrópoli hispana
imponía a sus colonias: "continuó durante la
última Guerra de Independencia y se complicó
aún más a raíz de la intervención
americana, cuando el dólar comenzó a circular libre
y predominantemente en el país" (Riverend,
1974). El capital extranjero va logrando gran influencia
durante esta etapa, la que, entre 1878-1902, se
convertirían, no en el "principal, si no único,
instrumento financiero del país" (Riverend,
1974).

A partir de ese momento las inversiones extranjeras, en
especial, las norteamericanas, van a cumplir un papel
fundamental, no sólo en el desarrollo de la industria
azucarera cubana, sino en el ámbito económico del
país en general. De esa manera, las propiedades cubanas y
españolas, fueron pasando a manos de los grupos
financieros, especialmente norteamericanos, poseedores de una
organización económica más eficiente y
mayores recursos a su disposición. "Hacia 1899 se estimaba
que las inversiones norteamericanas en Cuba ascendían a 50
millones de dólares" (Riverend, 1974). De hecho, la
razón por la que Cuba no experimentó un proceso de
diversificación agrícola, similar al ocurrido en
otros países, durante la década de 1930,
manteniendo el modelo económico agroexportador azucarero,
fue producto de la fuerte vinculación con el mercado
norteamericano adquirida desde mediados del siglo XIX.

Otra cuestión esencial para este análisis
es la situación socioeconómica en que había
quedado el país después de la Guerra de
independencia. La estrategia de lucha llevada a cabo por los
revolucionarios destruyó parcialmente la base de
sustentación económica de la Isla, especialmente la
azucarera, evidenciado en un testimonio del corresponsal del
Louisiana Planter: "El valor total de las propiedades
pérdidas como consecuencia de la guerra se estima en 500
millones de dólares, en números redondos, y la Isla
necesitará ser provista de capital extranjero que venga en
cantidad mayor que antes y en seis o siete años para
recuperar su anterior prosperidad" (The Louisiana Planter, 1899).
Se estimaba que el total de la deuda de Cuba ascendía a
468.582.025$. El endeudamiento de los propietarios
era tal que el Círculo de Hacendados solicitó
la revisión de los créditos vencidos debido al
nivel de destrucción de las colonias y fincas. El 24 de
abril de 1899, se decretó la prórroga de dos
años para el cobro de las deudas contraídas
después del 31 de diciembre de 1898.

Acumulación de deudas, altos intereses
crediticios, moratoria hipotecaria con vencimiento en 1900,
prorrogada luego hasta 1903-1905, adquisiciones en espera de las
propiedades por los capitalistas norteamericanos, crecimiento de
las inversiones extranjeras, inexistencia de instituciones de
crédito agrícola, prohibición de los
subsidios a las exportaciones azucareras, por la
Convención de Bruselas y firma del Tratado de Reciprocidad
Comercial entre Estados Unidos y la naciente República de
Cuba, fueron los aspectos que caracterizaron el periodo de
restauración que se iniciaba para la industria azucarera,
y la economía cubana, en general (Zanetti,
2009).

Bibliografía

1. Riverend Le J.: Historia económica de
Cuba
, Editorial Pueblo y Educación, La
Habana, 1974.

2. Ely R.T.: Cuando reinaba su majestad el
azúcar
, Imagen Contemporánea, La
Habana, 2001.

3. Coll C.: Política oficial del Cabildo de
Santa Clara: contribución a la identidad jurisdiccional en
el desarrollo de la nacionalidad cubana durante el siglo
XVIII
, Tesis presentada en opción a Master en
Historia de la Formación Nacional y el Pensamiento Cubano,
2010.

4. Barcia M. C.: Burguesía esclavista y
abolición
, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1987.

5. Ibarra J.: Patria, etnia y nación,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009.

6. Moreno M.: El ingenio, t. III, La Habana,
Ciencias Sociales, 1978.

7. The Louisiana Planter and Sugar
Manufacturer, New Orleans, vol. XXII, no. 25,
1899.

8. Zanetti O.: Economía azucarera
cubana
. Estudios históricos. Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 2009.

 

 

Autor:

Tania Machado Martínez

Archivo Histórico Provincial de
Villa Clara

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