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Plan estratégico de desarrollo sostenible para Santo Domingo



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

  1. Introducción
  2. Aspectos
    metodológicos
  3. Revisión de
    literatura
  4. Justificación del
    tema
  5. Planteamiento del problema
  6. Las
    ciudades actuales: complejidad
  7. Régimen provincial
    dominicano
  8. Politicas públicas para el
    desarrollo
  9. Gestión científica para la
    modernización del Gran Santo Domingo (Distrito
    nacional y provincia Santo Domingo)
  10. Plan
    estratégico de desarrollo sostenible para la ciudad de
    Santo Domingo.(Compatibilidad del desarrollo económico
    versus bienestar social)
  11. Conclusiones
  12. Recomendaciones
  13. Referencias
    bibliográficas
  14. Anexos

(COMPATIBILIDAD DEL CRECIMIENTO
ECONOMICO VERSUS DESARROLLO HUMANO)

Introducción

El estado interventor o Estado de Bienestar, surge a
partir del 1870, cuando deja de ser un estado policía,
característico del liberalismo del siglo XIX, que
sólo se ocupaba del orden externo e interno y comienza a
involucrarse en los más diversos campos de la
economía, educación, salud, regulación
laboral, medio ambiente y política de bienestar social,
desarrollo humano, entre otros.

A lo largo del siglo XX, el tamaño y los
ministerios del Estado han crecido extraordinariamente,
desempeñando distintas funciones, además de
legislar, gobernar e impartir justicia, funciones de bienestar
social y fortalecimiento institucional en el orden
democrático.

Aunque en principio el carácter liberal,
suponía la iniciativa individual como medio para mejorar
las condiciones sociales, los Estados no fueron completamente
pasivos y mejoraron las condiciones de vida en la ciudad, la
enseñanza y las comunicaciones.

El Estado ha tenido que intervenir en la parte social,
debido a las nuevas y graves demandas planteadas por el
crecimiento de la población, la extensión de la
industria y el desarrollo urbano, problemas que sólo el
poder público, con su capacidad económica y
coercitiva, puede resolver.

En otro aspecto, las estructuras democráticas
recién puestas en práctica, para instaurar un
sistema que funcione correctamente, sin que se produzca ninguna
revolución, ha hecho necesario integrar mental y
afectivamente a los ciudadanos, así como satisfacer sus
demandas de bienestar más elementales, para de esta manera
garantizar un mejor funcionamiento demográfico.

La eliminación de la burocracia existente
heredada del régimen liberal, que tendría a
expansionarse tanto en el número como en las funciones a
desarrollar y la opinión de una nueva generación de
reformista, ha hecho del Estado un instrumento fundamental, para
hacer posible que la mayoría de la población
llevara una vida digna y realmente libre, entendiendo por
libertad, la capacidad real de hacer algo y no sólo una
posibilidad abstracta.

Resultó evidente que no se vivía en el
mejor de los mundos posibles, como los liberales habían
vaticinado que habría de ocurrir. Por si solo la
iniciativa individual no había creado armonía
social sino, por el contrario, grandes problemas que afectaban
incluso a la supervivencia de grandes grupos de la
población, es por eso que se ha hecho necesario la
intervención del Estado para garantizar un verdadero
estado de derecho, de bienestar social y desarrollo humano para
los ciudadanos.

La finalidad del estado es la búsqueda del bien
común, es decir el bienestar de todos los ciudadanos, de
modo tal que se promueva el pleno desarrollo material y
espiritual de toda la comunidad. Para que se pueda hacer realidad
un proyecto de esta magnitud, los estados modernos establecen un
acuerdo social, donde el estado se compromete a velar por el
bienestar de todos los miembros de la comunidad, mediante el
diseño y ejecución de políticas sociales y
económicas.

Los planteamientos oficiales han justificado,
frecuentemente, la extensión del control gubernamental
sobre las poblaciones más desposeídas, como un
esfuerzo para proporcionarles la paz, la salud, el bienestar y un
desarrollo humano adecuado.

Sin embargo, aunque no se citen nunca intereses
económicos, no hay ninguna duda de que la extensión
del control gubernamental ha estado relacionada directamente con
la protección y el desarrollo del lucro económico
de los sectores más privilegiados del país.
Paradójicamente, los resultados son contrarios a lo que
pretenden las justificaciones oficiales: violencia, asesinatos,
explotación, fraude, hambre y miseria como consecuencia de
la expansión de la economía monetaria, del progreso
tecnológico y la industrialización, dejando a un
lado los programas de políticas públicas a favor de
los más pobre. Los miembros de la comunidad, por su parte
se comprometen a ejercer sus obligaciones relacionadas con el
cumplimiento de la ley y el pago de impuestos.

Para tales fines es de gran interés elaborar un
plan estratégico de desarrollo sostenible para la ciudad
de Santo Domingo, para un período de 10 años
(2010-2020), planteando la creación y sostenimiento de
ventajas competitivas respecto a otras urbes, en torno a un
modelo de ciudad deseado, y relacionarlo con la estrategia
general de Desarrollo Nacional, para que pueda ser un instrumento
para el desarrollo sostenible no de una ciudad o región,
sino de todo el país.

La investigación cumple con los objetivos
trazados porque describe desde una óptica puramente
progresista el estado actual de las ciudades modernas, su
complejidad, la insostenibilidad global y la gestión
científica de modernización. El análisis del
Régimen Provincial Dominicano, las políticas
públicas para el desarrollo, modernización del
estado, generación de empleos, riquezas y bienestar
social.

El marketing de la ciudad es fundamental para crear una
imagen positiva de la ciudad de Santo Domingo resaltando sus
valores y atributos más favorables, apoyada en productos y
servicios dirigidos a satisfacer a distintos públicos
internos y externos. Ha sido planteado como gestión
científica para la modernización del gran Santo
Domingo, es decir, el Distrito Nacional y la provincia de Santo
Domingo, para "vender la ciudad" a través de la
comunicación, publicidad y promoción.

La verdadera esencia de la planificación
estratégica radica en la definición de un modelo de
urbe ideal y deseado por los ciudadanos y por los diferentes
agentes que intervienen en la gestión urbana, quienes
participan de forma activa y se comprometan en la acción
para conseguir el desarrollo de un proyecto de ciudad.

Elaborar un plan estratégico de desarrollo
sostenible para la cuidad del gran Santo Domingo, tomando como
eje principal la compatibilidad del desarrollo económico
versus el bienestar social y el desarrollo humano de los
habitantes de esta urbe, garantizándole una estabilidad
emocional, espiritual, paz y seguridad social desde "la cuna
hasta la tumba". Así, como el análisis de las
ventajas y desventajas del plan, para identificar las amenazas y
las oportunidades que pueden incidir en la ciudad, siendo esto
fundamental, junto con el reconocimiento de sus debilidades y
fortalezas, para la determinación de una dirección
y gestión estratégica adecuada.

OBJETIVO GENERAL

Elaborar un Plan Estratégico de desarrollo
sostenible para la ciudad de Santo Domingo, República
Dominicana, 2010-2020.

OBJETIVOS
ESPECÍFICOS

  • Describir las complejidades de las ciudades actuales
    que avanzaran hacia la modernidad.

  • Analizar la estructura
    Político-Administrativa del Régimen Provincial
    Dominicano.

  • Revisar la implementación de las
    Políticas Públicas para el desarrollo en la
    República Dominicana.

  • Organizar un programa de gestión
    científica para la modernización del Gran Santo
    Domingo.

  • Elaborar un Plan de Desarrollo Sostenible para la
    ciudad de Santo Domingo, tomando como base la competitividad
    del desarrollo económico versus el bienestar social y
    el desarrollo humano.

Aspectos
metodológicos

TIPO DE INVESTIGACIÓN

El análisis de esta temática estará
fundamentado en paradigmas descriptivos, porque en ella se
tratara principalmente de medir aquellos aspectos de la realidad
capitalina por sí mismo y resolver determinados problemas
que aquejan a la ciudad de Santo Domingo, con la
aplicación práctica de alternativas para su
solución, creando un plan estratégico de desarrollo
sostenible para dicha ciudad.

UNIVERSO

La población o universo de estudio estará
integrada por el Análisis de todos los Planes de
Desarrollo Sostenible Latinoamericanos, de España y la
República Dominicana, así como por los aportes
obtenidos a través de consultas, que con ese mismo
interés vienen desarrollando las grandes ciudades modernas
del mundo.

MUESTRA

La investigación se concentra básicamente
en el análisis y en las observaciones de la realidad de la
ciudad de Santo Domingo, considerándose desde el punto de
vista del estudio institucional y democrático para
elaborar un plan estratégico de desarrollo y descubrir los
factores que deben incluirse para resolver los problemas que
afectan el bienestar social de sus ciudadanos.

METODOS

El modelo es práctico y la técnica a
utilizar es el método deductivo y estructural, con una
muestra por conveniencia de tipo jurídico, ya que se
realizaran estudios preliminares del problema y de tipo
jurídico exploratorio, porque se identificaran similitudes
con algunos planes estratégicos de desarrollo sostenible
Latinoamericanos y del mundo.

TÉCNICAS

Para desarrollar un mejor trabajo de
investigación, y, por tratarse de un estudio con marcado
carácter bibliográfico, se hará uso de dos
técnicas: Fichas de resúmenes, síntesis y
análisis de cédulas de información.
Además de la técnica de Búsqueda
Bibliográfica (libros, revistas e Internet y entrevistas a
expertos en el área municipal).

LA FUENTE DE INVESTIGACIÓN DE
DATOS

Primarias: El estudio responde a la
obtención de datos bibliográficos acerca de los
planes estratégicos de desarrollo. Se consignan datos
cuantitativos por tabulación de encuestas realizadas para
la ejecución de dicho plan.

Secundarias: Estarán compuestas por las
informaciones accesorias que fundamentan el manejo teórico
del tema, con utilización preferente de libros, Revistas,
Internet, Organismos e Instituciones.

MEDIOS Y FUENTES

Para hacer posible la realización de esta
investigación se ha querido proponer la
recopilación de libros, revistas y periódicos que
tienen que ver con la materia, así mismo una
compilación de las leyes, normas, resoluciones,
reglamentos y disposiciones que se encuentran en los
Ayuntamientos de la ciudad de Santo Domingo y documentos afines,
mediante visitas a bibliotecas.

ANÁLISIS Y PRESENTACIÓN DE
DATOS

Estos serán expuestos de manera literal, y si es
necesario en cuadros y gráficos estadísticos. Los
datos obtenidos se procesaran a fines de generar resultados,
ordenando los datos, que a su vez serán
analizados.

Revisión
de literatura

En vista de la poca existencia de material
bibliográfico, revistas, periódicos, etc. sobre la
temática, por su novedad, a través del internet, se
ha contactado diferentes tópicos de análisis del
tema tratado. Dicha literatura se organizara de la manera
siguiente:

  • a) Obtención de la información
    documental.

  • b) Ordenación de los datos a partir del
    diseño de las variables

  • c) Procedimientos analíticos de la
    información

  • d) Cotejo de la información de las
    entrevistas y su tabulación

  • e) Presentación de los
    resultados.

Justificación del
tema

En la identificación de las necesidades
ciudadanas, captación de inversionistas y turistas se
apoya el citymarketing, que se plantea como objetivo el difundir
un "modelo de ciudad". En este sentido, es necesario aplicar una
estrategia de ciudad que se plantee necesariamente, por una
parte, la información sobre su realidad actual, para tener
bases y argumentos en los que apoyar el proceso de toma de
decisiones de los distintos agentes ciudadanos (sociales,
económicos y políticos); y, por otra parte, el
conocimiento de las características del modelo urbano que
desea la propia ciudadanía.

El marketing de ciudades es fundamental para crear la
imagen de una ciudad, apoyada en unos productos y servicios
dirigidos a satisfacer a sus distintos públicos internos y
externos. Además, también permite "vender la
ciudad" utilizando instrumentos de comunicación,
publicidad y promoción. La verdadera esencia de la
planificación estratégica radica en la
definición de un modelo de urbe ideal y deseada por los
ciudadanos y por los diferentes agentes que intervienen en la
gestión urbana, quienes participan de forma activa y se
comprometen en la acción para conseguir el desarrollo de
un proyecto de ciudad.

El análisis del entorno va a permitir la
identificación de las amenazas y las oportunidades que
pueden incidir en la ciudad, siendo esto fundamental, junto con
el reconocimiento de sus debilidades y fortalezas, para la
determinación de una dirección y gestión
estratégica por parte de sus diferentes agentes urbanos,
que se plantean la creación y sostenimiento de ventajas
competitivas respecto a otras urbes, en torno a un modelo de
ciudad deseado, en el que es fundamental el citymarketing para su
conocimiento y difusión.

El Plan Estratégico de Santo Domingo debe
relacionarse con la estrategia general de desarrollo nacional, es
decir, analizarse y presentarse de forma tal que pueda ser un
instrumento para el desarrollo sostenible no de una ciudad o
región sino de todo el país, en caso de que sus
objetivos relacionados con el marketing de ciudades sean
positivos.

La nueva gestión pública es una respuesta
a la necesidad de adaptación de la administración
pública al entorno socioeconómico reciente, puesto
que el modelo tradicional de gestión pública no
responde a los cambios que se van produciendo en distintos
países.

Esta nueva forma de gestión origina un cambio de
orientación yd e cultura dentro de la organización,
dirigida hacia el ciudadano como cliente y está basada
principalmente en el ahorro y reducción de costos, en la
evolución de las tecnologías y en la mejora de la
cantidad y calidad de los servicios públicos.

Las ciudades modernas se plantean acceso a niveles
superiores de vida, abandonando, propuestas fracasadas como la
industrialización de los años 60 y el consenso
Washington de los años 90, proponiendo como una
alternativa viable el Desarrollo Sostenible como crecimiento
económico.

Planteamiento del
problema

El sistema político dominicano se basa en
provincias, una clara formulación sistémica de
naturaleza "celular", para ahorrar descripciones. Las provincias
son unidades político-administrativas "completas",
supeditadas al gobierno central, pero dotadas de régimen
legal propio. Cuentan con presencia de todas las instituciones
judiciales, militares, policiales y, en sentido general,
gubernamentales. Pero, extrañamente, la única
institución no descentralizada es la administración
pública: en todas las provincias existe una "seccional" de
algún colegio profesional; en todas existen delegaciones
militares, policiales y judiciales con carácter ejecutivo
e independencia relativa… pero no existe ninguna instancia
de detección de recursos organizada legalmente, con
vocación para proponer al "Gobierno Central" un plan
tentativo de desarrollo. Dado que es el "favor" político
en la asignación de recursos lo que beneficiará a
una provincia sobre otra, se sostiene que, en la práctica,
es ese sistema quien sustenta, y no en el Artículo 55 de
la Constitución, el control local por parte del liderazgo
político nacional encarnado en el Poder
Ejecutivo.

De otro lado, las ciudades han sido siempre importantes,
particularmente cuando en ellas residía el poder
político. A medida que el carácter rural de la
sociedad del siglo XIX y principios del XX dejaba paso a ciudades
cada vez más populosas y complejas –hasta el punto
de que en la actualidad hay en todo el mundo varias ciudades con
veinte millones o más de habitantes– se hizo notoria
la necesidad de planificar la vida dentro de las urbes. La
gestión de las ciudades (es decir, la ejecución de
planes diseñados específicamente para viabilizar la
vida urbana) está muy condicionada por los importantes
cambios manifiestos en su seno. Ya no se pueden dirigir ciudades
del siglo XXI, con estructuras del siglo XX.

En las urbes o ciudades todo cambia, y lo hace a gran
velocidad, de forma compleja, imprevisible y continua. La
importancia y aceleración de los cambios que se
están produciendo han ido creando un ambiente de
incertidumbre e inestabilidad, un estado de desconcierto y
confusión; desarrollándose la sensación de
que aumentan los riesgos, las contradicciones, los retos y los
desafíos para las ciudades, en los ámbitos
medioambiental, económico, social y
político.

El análisis del entorno es básico para la
adopción de una estrategia urbana correcta, en la que van
a jugar un papel trascendental la planificación y el
"citymarketing" o "marketing de ciudades". A partir de la
información en relación con la ciudad, los agentes
(autoridades) que intervienen en la misma deben desarrollar su
capacidad de adoptar decisiones, definiendo objetivos,
estrategias y planes de actuación, con la finalidad
principal de conseguir un modelo urbano deseado por la
ciudadanía para vivir y trabajar, para mejorar su calidad
de vida.

La ciudad de Santo Domingo, República Dominicana,
es un ejemplo de ciudad en crecimiento constante, que enfrenta
retos decisivos para su sobrevivencia. Ubicada en un valle
intramontano y agrícola de altísima fertilidad, la
ciudad ha crecido invadiendo el entorno, al punto de que las
tierras de cultivo retroceden con rapidez inusitada, dando paso a
una industrialización positiva pero sin la debida
gestión de control.

Aquí interviene el "Plan Estratégico de la
Ciudad de Santo Domingo", resultado de la integración de
los esfuerzos de los sectores público y privado para
proponer un escenario futuro de la ciudad, que contempla acciones
y proyectos conducentes a mejorar la habitabilidad y
competitividad económica de la ciudad. Como instrumento de
desarrollo, el Plan Estratégico de Santo Domingo (en lo
adelante, PESD) busca la canalización de un proceso
caracterizado por la comunicación, participación y
el consenso de los habitantes.

Es un plan complejo, integrado por varios "subplanes" o
"proyectos" que a su vez tienen el potencial de crear un impacto
directo en una población, que ya sobrepasa los tres
millones de habitantes, así como un impacto indirecto en
toda la Capital y el País.

El Plan se ha planteado en el Ayuntamiento de Santo
Domingo de manera muy somera, pero ahora se han planteado un
análisis serio y que deberá iniciarse cuando se
instale definitivamente la Oficina de Coordinación, que se
formalice la iniciativa. El proceso de elaboración del
Plan Estratégico de Santo Domingo culminara con la
publicación del Libro Plan Estratégico de
Desarrollo Sostenible de Santo Domingo, 2010-2020 (PESD). Dicha
edición recoge la metodología de elaboración
del Plan, un análisis FODA de Santo Domingo, mapas y
cuadros con estadísticas de la ciudad, la visión y
las líneas estratégicas de desarrollo con sus
programas y proyectos.

El problema, en consecuencia, se basa en encontrar un
sistema de descentralización de las políticas
públicas para el desarrollo, capaz de aprovechar las
estructuras existentes (provincias), creando organismos capaces
de generar y de aplicar políticas públicas para el
desarrollo, previo diagnóstico provincial.

CAPITULO I

Las ciudades
actuales: complejidad

1.1 DESCRIPCION

1.2 CONCEPTUALIZACION

1.2.1 Surgimiento de las
Ciudades

1.2.2 Clasificación de las
Ciudades

1.3 LAS CIUDADES MODERNAS

1.3.1 Crecimiento
Demográfico

1.3.2 Crecimiento
Económico

1.3.3 Desarrollo Humano

1.4 LA INSOSTENIBILIDAD GLOBAL

1.5 GESTION CIENTIFICA DE
MODERNIZACION

1.1 DESCRIPCION

Se analiza el surgimiento de las ciudades, su
clasificación y el crecimiento demográfico y
económico, así como el desarrollo humano y
bienestar social de las ciudades modernas, actuales y su
complejidad.

1.2 CONCEPTUALIZACION

Una ciudad es un núcleo habitado, de densidad
elevada, formado por una concentración más o menos
amplia de edificios de todo tipo. Su separación del
entorno rural siempre es clara, aunque su estructura, apariencia
y funciones pueden variar mucho según el lugar o el
momento histórico[1]

Hasta los tiempos modernos, la extensión de la
ciudad estaba definida por el perímetro amurallado, que
condicionaba su crecimiento exactamente igual que los anillos del
tronco de un árbol. La muralla posiblemente tenía
un papel definitorio en la transformación de la aldea en
ciudad; cuando estaba construida con materiales pesados y
duraderos, rodeada por un foso, ofrecía a la ciudad una
protección que una pequeña aldea no podía
permitirse.

No sólo proporcionaba una defensa militar, sino
que la ciudad podía mantener una guarnición
permanente que hiciera frente a importantes ejércitos
agresores. Es por eso que el significado primigenio de `ciudad'
se refiere a un recinto fortificado o amurallado. Las aldeas que,
situadas en lugares fácilmente defendibles,
ofrecían refugio frente a los depredadores de todo tipo,
terminaban acogiendo a familias procedentes de zonas más
expuestas, por lo que se producía un crecimiento y una
diversificación de la población. De esta forma, la
ciudadela del templo aumentaba su población incluso cuando
ya había pasado el peligro, reteniendo a parte de los que
habían buscado refugio, y transformándose
así en una ciudad. En Grecia, la ciudad hace su
aparición histórica a través de una
reagrupación de poblaciones rurales en el interior de un
recinto amurallado.

1.2.1 SURGIMIENTO DE LAS CIUDADES

En materia de historia de las ciudades (o del proceso de
urbanización, como se prefiera) apenas se ha realizado una
pequeña parte del trabajo preliminar. De hecho, la
literatura en torno al tema de la ciudad era prácticamente
inexistente hasta hace medio siglo; incluso en la actualidad los
ecologistas de la ciudad, enredados durante largo tiempo en el
estudio de facetas limitadas y desfasadas del urbanismo, apenas
han delimitado el campo de estudio. Partiendo de esta
situación, el propósito de este escrito consiste en
aprovechar dichos estudios con el fin de concretar nuevas dudas y
cuestiones y, en la medida de lo posible, indicar los campos que
se prestan a futuras investigaciones.

Tanto si se estudia la ciudad desde un punto de vista
morfológico como funcional, no se puede comprender su
desarrollo sin tomar en consideración su relación
con formas más primitivas de cohabitación,
retrocediendo incluso hasta las sociedades animales. Aparte de
las obvias analogías con hormigueros y panales de abejas,
debe tenerse también en cuenta la naturaleza de los
asentamientos estacionales en lugares protegidos, como las zonas
de cría de numerosas especies de aves.

Tras la primera explosión demográfica
ocurrida en la antigua Mesopotamia, las relaciones
simbióticas mantenidas originalmente entre la aldea y su
entorno no se vieron apenas alteradas. La ciudad' en sus primeras
manifestaciones, era un recinto definido por una muralla de
ladrillo y un foso, dentro del cual sus habitantes encontraron
por primera vez un mundo de su propiedad, relativamente seguro
frente a la presión inmediata de la naturaleza salvaje del
exterior. Se alzaba en medio de un paisaje artificial de huertas,
campos cultivados y pastos, que se había establecido sobre
zonas pantanosas y desérticas gracias a los diques y los
sistemas de irrigación construidos por las generaciones
precedentes[2]

A pesar de que dichas ciudades representaban una nueva
magnitud en los asentamientos humanos, las poblaciones de Lagash,
Umma y Khafaje pueden ser estimadas con cierta seguridad en torno
a los 19.000, 16.000 y 12.000 habitantes respectivamente, a lo
largo del tercer milenio.[3] Las ciudades
descritas en la Biblia, y confirmadas por las excavaciones
modernas, tenían una extensión de hasta nueve
hectáreas, con terrenos reservados exclusivamente a los
pastos que suponían una superficie de 120
hectáreas.[4]

Más de cuatro mil años después, en
una época tan tardía como el siglo XVI, el
tamaño característico de una ciudad europea se
situaba entre los 2.000 y los 20.000 habitantes; sólo a
partir del siglo XVII comenzaron a multiplicarse las ciudades de
más de 100.000 habitantes..[5]

Tanto las ciudades orientales de la antigüedad como
las europeas medievales reservaban suelo dentro del recinto
amurallado para huertas y establos de ganado que
garantizarían el alimento en caso de guerra: un plano
dibujado en 1895 por Arthur Schneider[6]muestra
que la extensión ocupada por Babilonia cubría una
área lo bastante grande como para contener Roma, Tarento,
Siracusa, Atenas, Éfeso, Tebas, Jerusalén, Cartago,
Esparta, Alejandría y Tiro, todas juntas y con casi el
mismo espacio libre entre ellas como el que ocupaban. Incluso en
tiempos de Herodoto, Babilonia tenía el aspecto de una
aldea hiperdesarrollada.

Pero la norma general no era esa, sino que

… la concentración de los campos de
cultivo alrededor de pequeñas comunidades de vecinos, sin
el suficiente excedente de alimentos, lo que estableció un
equilibrio natural entre los asentamientos y el
territorio.[7]

A pesar de que los asentamientos urbanos permanentes
apenas se remontan a los tiempos neolíticos (hasta diez
mil años antes de Cristo), el hábito de recurrir a
cuevas para el desarrollo de ceremonias colectivas de
carácter mágico parece retrotraerse a
períodos más antiguos. De hecho,

… han llegado hasta nuestros tiempos comunidades
enteras que viven en cuevas o viviendas excavadas en la roca. Los
rasgos esenciales de lo urbano ya se pueden encontrar tanto en la
forma externa como en el modelo interno de estos primitivos
asentamientos. Al margen de cual fuera el impulso original, la
tendencia a la cohabitación formal y a la residencia
estable dio lugar a una forma ancestral de ciudad: la aldea, un
instrumento colectivo resultado de la nueva economía
agraria. [8]

Aunque carecía de la complejidad y la
extensión de la ciudad, la aldea exhibía ya sus
principales características: un perímetro definido,
ya fuera por una empalizada o por un montículo de tierra,
separándola de los campos circundantes; viviendas/refugios
permanentes; almacenes y vasijas donde guardar los bienes,
así como vertederos y cementerios, símbolos
silenciosos del paso del tiempo y de las energías
gastadas.

La aparición de la ciudad a partir de la aldea
fue posible gracias a las mejoras en la agricultura y en la
conservación de los alimentos introducidas por la cultura
neolítica; en particular, el cultivo de cereales que
podían ser producidos en abundancia y almacenados sin
merma de un año para otro.

Esta nueva forma de producir el alimento no sólo
permitía cierta seguridad frente a los años de
escasez, como se recordará en la historia bíblica
de José en Egipto, sino que, por otro lado,
permitía alimentar a un mayor número de
población que no se dedicaba directamente a tareas
relacionadas con la producción de alimento.

Desde el punto de vista del alimento básico de su
dieta, se puede hablar de ciudades del trigo, ciudades del
centeno, ciudades del arroz y ciudades del maíz, para
caracterizar la fuente principal de energía; y hay que
recordar que ninguna otra fuente de energía fue tan
importante hasta la explotación de las vetas de
carbón de Sajonia e Inglaterra.

Con el excedente de mano de obra disponible tras dejar
atrás una economía de subsistencia, un gran
número de personas pudo dejar el trabajo agrícola o
ganadero y dedicarse a otras tareas: la administración, la
artesanía, el arte de la guerra, el pensamiento
sistemático y la religión. De esta forma, la
población que había vivido dispersa en aldeas de
entre diez y cincuenta casas,[9] se
concentró en "ciudades" con una regulación y un
funcionamiento que correspondían a un proyecto
diferente.

Estas primeras ciudades heredaron muchas de las
características de las aldeas originales en cuanto que, en
esencia, seguían siendo ciudades agrícolas: la
principal fuente de suministro alimentario estaba en los campos
circundantes; así, hasta que los medios de transporte no
mejoraron considerablemente y los sistemas de gestión
centralizada no se desarrollaron, no pudieron crecer más
allá de los límites que marcaban sus suministros de
agua y sus recursos alimenticios locales.

Esta temprana asociación del crecimiento de las
ciudades con la producción de alimento ha gobernado la
relación de la ciudad con su entorno durante mucho
más tiempo del que muchos estudiosos actuales
reconocen.

A pesar de los cereales transportados desde largas
distancias (incluso algunos complementos alimenticios especiales
como la sal habían empezado a circular bastante antes),
las ciudades como Roma, que se abastecía de los graneros
del norte de África y de Oriente Próximo fueron
excepcionales hasta el siglo XIX. Incluso hace apenas cincuenta
años, gran parte de las frutas y verduras consumidas en
Nueva York y París provenían de huertas situadas en
las proximidades, a veces en suelos muy enriquecidos, si no
completamente manufacturados a partir de los residuos
urbanos.[10]

Esto significa que uno de los principales determinantes
de las urbanizaciones de gran escala ha sido la proximidad a
suelos agrícolas muy fértiles, tal como
precisamente ha ocurrido con la ciudad de Santiago de los
Caballeros. Paradójicamente, el crecimiento de la
mayoría de las ciudades se ha realizado a costa de estos
terrenos cultivados –en ocasiones, edificando sobre los suelos
aluviales de mayor riqueza para la agricultura– que en un
principio hicieron posible la misma existencia de la
ciudad.

El crecimiento de las ciudades a lo largo de las riberas
de los ríos o cerca de puertos accesibles se ha producido
no sólo por la necesidad de un medio de transporte, sino
por la necesidad de complementar hídricos los recursos
agrícolas.

Uno de los datos más significativos respecto al
fenómeno urbano es que, aunque la población urbana
del planeta ascendía en 1930 a 415 millones de personas,
es decir, una quinta parte del total, las cuatro quintas partes
restantes de la población mundial vivían en
condiciones muy parecidas a las de la
antigüedad.[11]

En países tan densamente poblados como India, y
en una fecha tan tardía como 1939, menos del diez por
ciento de la población vivía en zonas
urbanas.[12] Estas condiciones incluyen el uso de
fuentes orgánicas de energía, vegetales y animales,
la utilización de recursos hídricos locales, el
cultivo de todo el suelo disponible en una distancia que se pueda
recorrer a pie desde la ciudad, el empleo de estiércol de
procedencia animal y humana como fertilizante, una baja
concentración de residuos inorgánicos, tales como
vidrio y metales y una práctica ausencia de
contaminación atmosférica.

En algunas partes del mundo, los asentamientos
agrícolas, lejos de invadir suelo cultivable, ocupan
colinas estériles de poco aprovechamiento agrícola;
la distribución urbana de cualquier ciudad italiana es un
reflejo, apenas más regular, del sustrato pétreo
sobre el que se asienta.

El principal punto débil de este tipo de
asentamientos, visible especialmente en las zonas del mundo
cultivadas durante más tiempo como España, Grecia y
China es el deseo del campesino de cultivar sobre el suelo
ocupado por la cubierta forestal; de esta forma se produce una
sobreexplotación que provoca la erosión del suelo y
el desequilibrio en las poblaciones de plantas, insectos y aves.
Pero, en la misma medida en que la economía de los
primeros asentamientos se encontraba regida por el calendario
astronómico construido en el templo de la ciudad para
conocer el momento de la siembra, el desarrollo actual del
conocimiento sobre el medio ambiente, que ha facilitado una mayor
concienciación sobre la necesidad de preservar los bosques
en países altamente urbanizados, puede con el tiempo
contrarrestar los efectos, de otra forma destructivos, de las
primeras etapas de la urbanización del
territorio.

La diferencia principal entre la aldea y la ciudad no
es, sin embargo, el simple resultado de una mejor
localización o del hecho de que esta ventaja
geográfica permita la obtención de recursos,
alimentos y población de una área más
extensa o el acceso a un mercado mayor para exportar los
productos propios, aunque ambos son elementos que favorecen el
crecimiento demográfico y la expansión
económica.

Principalmente, son dos factores los que distinguen a
una ciudad de una aldea: el primero es la presencia de un
núcleo social organizado, en torno al cual se distribuye
el conjunto de la estructura de la comunidad.

Desde el punto de vista de las relaciones de la ciudad
con su entorno natural, el aspecto más importante a
señalar es que, en este núcleo social, tienen lugar
las mayores variaciones en el estilo de vida y en la estructura
física de la ciudad respecto de la aldea: las
construcciones principales (como los primeros templos) se
construyen con materiales permanentes, con sólidos muros
de piedra, a menudo adornados con piedras preciosas y cubiertos
con valiosas maderas obtenidas de canteras y bosques distantes.
Mientras tanto, la mayoría de las viviendas seguían
siendo de tierra y caña o de zarzos y barro.

Por otra parte, aunque se pavimentase el área del
templo, el resto de las calles y callejones de la ciudad se
mantenía sin ningún tipo de pavimentación.
En una época tan avanzada como la de la Roma Imperial, el
pavimento se introdujo en un principio sólo en una parte
de la ciudad, mientras el resto de las grandes arterias de
tránsito se convertían en verdaderos barrizales
cada vez que llovía. Otra tendencia distingue la ciudad de
la aldea: es la pérdida de los vínculos que unen a
sus habitantes con la naturaleza y la transformación,
eliminación o sustitución de los elementos
condicionados por el entorno natural.

En fin, entre aldea y ciudad existe una
transformación constante de las estructuras
frágiles y temporales a los edificios duraderos y
resistentes frente a los fenómenos naturales.

Durante la segunda mitad del siglo XVII y la primera
mitad del siglo XVIII, Londres, París y algunas otras
ciudades europeas, a la vez que crecieron en complejidad de
funcionamiento a raíz del cada vez mayor desarrollo
industrial y comercial, también comenzaron a albergar
diferentes lugares destinados a una cada vez más numerosa
"clase media" urbanizada, con disponibilidad de suficientes
ingresos y tiempo libre para practicar el ocio y el consumo
recreativo.

Durante este periodo comenzaron a proliferar en estas
ciudades las casas de té, los cafés, bares, lugares
de juego, comercios de diferentes rubros, sitios para la cultura
y también los espacios al aire libre para el paseo y la
recreación, tanto de los fines de semana, como de los
ratos libres diarios.[13]

Se puede citar a la vida urbana de París y a las
reformas impulsadas en esa ciudad por Bonaparte como el paradigma
de la urbanidad de la ciudad moderna del siglo
XIX.[14] Sus reformas se basaron principalmente en
la apertura de anchos y extensos bulevares (avenidas) que
abrieron la antigua ciudad medieval al paseo del público,
al tráfico acelerado de carruajes y trenes y a la
proliferación de comercios, cafés, bares y teatros
en el centro de la ciudad.

Estas obras, más la construcción de
grandes palacios destinados a la cultura, parques, mercados,
alumbrado y muchas otras de infraestructura, dotaron a
París de una nueva capacidad para soportar y promover el
incipiente desarrollo comercial e industrial del momento, y
también, una vida social bulliciosa y rica en diversidad
social basada en al espacio público como el principal
elemento estructurante.

Este modelo urbano se convirtió
rápidamente en un ejemplo y se irradió hacia
diferentes partes del mundo como el paradigma de la nueva forma
en vida en las ciudades modernas.

Si bien aquella forma de vida urbana se basó,
principalmente, en el ocio y el consumo recreativo de una amplia
clase social intermedia compuesta por la burguesía
comercial e industrial, creadora del desarrollo capitalista, al
estar estructurada sobre un espacio urbano abierto y sin
restricciones al uso de la totalidad de los habitantes urbanos,
integró, también, tanto a los restringidos
círculos de la nobleza, como al proletariado industrial, e
incluso a los pobres y excluidos recién llegados del
campo, hacinados en torno a las fábricas y periferias
urbanas.[15]

De modo que todo el proceso derivó en la
integración urbana de individuos, grupos y clases sociales
muy diferentes que dotaron de un gran dinamismo urbano y
diversidad social a la ciudad, que se expresaban de una manera
muy directa y en una dimensión muy humana, tanto, a
través de formas organizadas y colectivas, como las
fiestas populares, los desfiles militares, e, incluso, con los
conflictos políticos emergentes de las nuevas
contradicciones sociales, como, a través de los más
pequeños y triviales momentos de vida la cotidiana, como
los variados encuentros de carácter programados o
espontáneos entre trabajadores, comerciantes, paseantes,
viandantes, e incluso, de mendigos y errantes urbanos.

1.2.2 CLASIFICACIÓN DE LAS
CIUDADES

La clasificación de las ciudades varía
según el criterio que se emplee, aunque el más
utilizado es el sistema de funciones. Según este modelo,
las ciudades se definen por su utilización principal (que
puede, no obstante, ser compatible con otros usos):

  • Ciudades-dormitorio o áreas
    residenciales.

  • Ciudades industriales.

  • Ciudades portuarias.

  • Ciudades comerciales.

  • Ciudades administrativas (concentran organismos e
    instituciones oficiales).

  • Ciudades universitarias.

  • Ciudades turísticas.

  • Ciudades defensivas o plazas fuertes (de gran
    importancia estratégica en el pasado, hoy
    prácticamente no existen).

La instalación del hombre en las ciudades marca
el desarrollo de la historia. Este proceso, sin embargo, no ha
sido en absoluto regular y presenta una serie de altibajos y
variaciones importantes a lo largo de la historia:

Las primeras ciudades aparecieron en valles fluviales,
junto a las tierras más fértiles, y en regiones
costeras favorables a la navegación. La disponibilidad de
alimentos y el desarrollo de la artesanía y el comercio
hicieron que algunas de estas urbes antiguas albergaran un gran
número de habitantes.

Las ciudades medievales eran pequeñas en
tamaño, eminentemente artesanales y defensivas, y con un
escaso grado de desarrollo. Desde 1492, los descubrimientos
geográficos propiciaron un nuevo despegue del comercio y
la artesanía, los cuales intensificaron en cierta medida
la actividad urbana.

La Revolución Industrial determinó el
resurgir de las ciudades. La oferta de trabajo, unida al
hundimiento del sistema feudal que había reinado durante
toda la Edad Media y que mantenía a la población en
el campo, favoreció la emigración rural a las
ciudades y el consiguiente crecimiento de
éstas.

Las ciudades modernas son macrourbes de enorme
tamaño que concentran la mayor parte de la
población y la producción económica en
detrimento del campo. De hecho, una medida clásica del
desarrollo de un país radica en la proporción entre
población urbana y rural, siendo los estados más
pobres los que presentan un número más elevado de
habitantes en las zonas agrícolas.

1.3 LAS CIUDADES MODERNAS

Según estudios de la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) y el Caribe
de la ONU para el año 2025 el 63% de la población
mundial vivirá en las ciudades. Actualmente el crecimiento
de las ciudades en Latinoamérica, Asia y muchas otras
partes del mundo sobrepasa sobradamente estos
porcentajes.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

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