Políticas Públicas y Participación Política: Una Visión desde el Sur
El Trazado de Políticas Públicas y la
Participación Política: Visión desde el Sur
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El Trazado de Políticas
Públicas y la Participación Política:
Visión desde el Sur
El tema Políticas Públicas, irrumpe
en el mundo académico, al menos desde finales de los 60s
hasta la actualidad, no sólo como parte de un tema
teórico sino, con mayor fuerza, como parte de la defensa
de una ideología del mercado que resucita, entre otras
razones, por las señales de una nueva etapa de la crisis
estructural del Sistema[1]
Por ello, entre los principales postulados propuestos
desde la generalidad de los autores de la Ciencia Política
euroestadounidense, se encuentran argumentos que tienden a
globalizar soluciones y alejarse de objetivos concretos de las
Políticas Públicas, al menos de aquellas que
inciden, con mayor fuerza, en el desarrollo de las
mayorías de las personas para la supuesta
igualación de los beneficios[2]
Sin embargo, y a pesar de las similitudes en el orden
teórico, en el debate teórico acerca del tema
Políticas Públicas se pueden distinguir dos etapas
cardinales: la primera, desde finales de los 60s del pasado siglo
XX hasta inicios de los 70s y la segunda, a partir de mediados de
los 70s hasta la actualidad. Por supuesto, los principales
presupuestos se pueden identificar entre un número de
autores, en especial, desde el campo académico de la
Ciencia Política del Norte[3]
En la primera etapa, los presupuestos
teóricos de mayor grado de generalización se
encuentran:
Políticas Públicas como el conjunto
de acciones que desarrolla un gobierno para con sus
gobernados, con el objetivo central de alcanzar el bien de
los ciudadanos. (Podestá Arzubiaga, 1966)Las Políticas Públicas son aquellas
acciones que los gobiernos eligen hacer o no hacer.
(T. Dye, 1972)Las Políticas Públicas es el conjunto
de acciones que se implementan desde el sector público
hacia aquellos sectores "vulnerables" de la sociedad.
(L. Mead, 1972)
Hasta los años 1973-74 del pasado siglo XX las
políticas públicas, con independencia de criterios
aislados, se consideraban políticas que los gobiernos
tendrían que concretar con mayor nivel de responsabilidad
para con sus gobernados, al menos en teoría estos axiomas
no implicaban significativas complejidades en el debate
académico.
Sin embargo, existe un giro en el estudio de estas
Políticas a partir de, mediados de los 70s e inicios de
los 80s. Dichas propuestas tienden, en lo fundamental a,
minimizar la responsabilidad gubernamental con relación a
las mayorías de los gobernados, desposeídos de
medios de producción y/o servicios fundamentales que
garanticen sus ingresos y alejar, en definitiva, los dilemas
públicos de mayor alcance social de posibles soluciones
que deriven de las acciones, directas o indirectas, desde sus
respectivos gobiernos. Las principales propuestas se pueden
sintetizar en las siguientes
tendencias[4]
Tendencia globalista por definición:
asumir el trazado de Políticas Públicas como
aquellas que se podrían implementar, no sólo
desde los gobiernos, sino, en lo principal, por actores no
gubernamentales, la acción del "mercado" sería
la mano invisible para dar solución a problemas de
mayor demanda social. De esta tendencia derivan otras,
como:Tendencia economicista: el trazado de
Políticas Públicas como aquellas acciones que
generen menores costos gubernamentales y mayores beneficios
empresariales-privados.Tendencia "hacia fuera": priorizar el trazado
de Políticas Públicas "proteccionistas" con
relación a los intereses nacionales de las
transnacionales de capital extranjero.Tendencia a la "no-responsabilidad
gubernamental": desde el trazado hasta la
implementación la responsabilidad estaría
compartida entre actores diversos de ambos sectores,
público y privado y otros ciudadanos denominados,
autónomos y
contribuyentes[5]Tendencia a la privatización de lo
público como método para alcanzar las tres
"E"; economía, eficiencia y eficacia:
reducción abrupta de aquellos bienes y servicios de
carácter público, indispensables para la
reproducción individual de cada persona, en lo
principal, la privatización de los servicios de la
educación; de la salud; de las pensiones y
jubilaciones; así como reducir las ofertas de empleos
protegidos e incrementar aquellos del denominado "sector
informal".
Los argumentos antedicho y otros se visualizan como
parte de los programas para la implementación de las
Políticas Públicas hasta la actualidad. Por ello,
es necesario repensar, no sólo en la
conceptualización sino en todo el proceso de las
Políticas a partir de una inversión
metodológica[6]para su
profundización y concreción, desde dentro de cada
país, distanciadas de fórmulas y esquemas
teóricos, que quizás, para los países
desarrollados sean exitosos, no así para la generalidad de
los países del Área después de más de
tres décadas de
aplicación[7]
Es por ello, entre las razones fundamentales la
propuesta de, reanalizar qué son las Políticas
Públicas, para qué y por qué priorizar a
determinadas políticas de mayor demanda societal, con un
enfoque desde el Sur y para el Sur, aún con mínimo
análisis en la literatura especializada tradicional. De
igual manera, reanalizar y repensar con visión Sur la
ecuación Estado-Gobierno-Sociedad Civil, atendiendo a las
condiciones histórico-concretas y situacionales de cada
nación[8]
Políticas garantes, desde dentro y con mayor
responsabilidad gubernamental las cuales tiendan a "incluir
personas" y beneficiar la reproducción individual,
familiar y colectiva que, en su dinámica coadyuven al
desarrollo humano digno y decoroso de las mayorías de las
personas en países como los nuestros con estructuras
económicas aún deformadas y dependientes,
subdesarrolladas.
En síntesis, la visión Sur se
enfoca en, distinguir y priorizar aquellas Políticas
Públicas con mayor incidencia en la vida material y
espiritual de las personas. Tales Políticas podrán
actuar como fortalezas para alcanzar el desarrollo humano desde
una debilidad común, herencia del Sistema Político
Capitalista Mundial: el subdesarrollo.
Sería otra arista del concepto, el conjunto de
acciones, desde los gobiernos con voluntad política y
máxima responsabilidad ante sus gobernados, para aunar
esfuerzos entre los diferentes actores políticos y las
organizaciones de la sociedad civil para destinar bienes y
servicios indispensables para el desarrollo de la vida humana. A
este conjunto de Políticas Públicas es el que la
autora designa como, Políticas
Socio-humanistas.
Tales políticas tendrán que estar
garantizadas por un sector público sólido y un
sector privado comprometido, no excluido empero subordinado a
intereses de las mayorías, no sólo de la
representatividad de las Organizaciones de las Sociedad Civil,
sino de la totalidad de los miembros de una Sociedad. Ello
incluye, garantías desde los presupuestos estatales con
máxima responsabilidad gubernamental para concretar su
efectividad[9]
Entre esas Políticas destacan: las garantes de
servicios de la salud; de la educación; de la asistencia
social y de los empleos protegidos. A estos sectores
corresponderán dinamizar, aún en condiciones del
subdesarrollo, el desarrollo humano con políticas, no
sólo legisladas sino legitimadas, que ofrezcan las
oportunidades para las mayorías que hoy denominan
"sectores vulnerables de la
población"[10].
De tales razones, la Nueva Ciencia Política,
enfoque Sur, sin pretender fórmulas acabadas ni esquemas
totalizadores y/o universales hace un llamado al análisis
de nuestros dilemas socio-políticos nacionales, desde lo
nacional. El tema Políticas Públicas, ahora con una
propuesta y visión socio-humanista es dar
prioridad, entre los factores del proceso del desarrollo al
factor Humano, de forma sostenible, sustentable y con
derecho a las oportunidades que tendrán que tener las
personas humanas, con independencia de nacer en países
subdesarrollados o, en países desarrollados en condiciones
del subdesarrollo[11]
Ello implica, construir Políticas
Públicas nacionales, atendiendo a las peculiaridades
de cada país, desde dentro y hacia dentro, con
máxima responsabilidad de los gobernantes para con los
gobernados. Podrán intervenir otros actores del sector
privado y de las organizaciones sociales y no gubernamentales,
empero la voluntad política de los gobiernos y sus
representantes serán los que puedan impulsar dichas
políticas, legisladas y controladas hasta su
implementación efectiva, es decir legitimadas por las
mayorías de los miembros de una determinada Sociedad
Civil.
En este proceso y en el curso de acciones para el
trazado de las Políticas Públicas
socio-humanistas tendrá una fortaleza indudable la
participación ciudadana, no sólo en su
diseño y en la legalidad de su proceso, sino, en especial,
para su legitimación desde cada uno de los miembros de las
sociedades civiles. Podrán existir otras vías, sin
embargo, la participación ciudadana como
participación política en la construcción de
Políticas Públicas humanistas merece un
análisis de mayor profundidad si se quiere alcanzar un
Mundo de mayor inclusividad y desarrollo de la
condición humana.
__ La Participación Ciudadana y la
Política en la construcción de las Políticas
Públicas Socio-humanistas. ¿Diferentes o
Complementarias?
La literatura especializada en estos temas presenta una
infinidad de aproximaciones conceptuales acerca de la
Participación Ciudadana y la Política, sus
diferencias y similitudes[12]Sin embargo no es
propósito valorar cada una de ellas ni proponer otras
diferentes sino asumir que, la acción de participar,
con conocimiento del proceso, en el proceso de toma de decisiones
políticas, a través de una diversidad de
métodos y procedimientos, es un paso insoslayable y
necesario para el trazado de Políticas Públicas, al
menos para aquellas con carácter
socio-humanista.
La diversidad de esquemas
teóricos-metodológicos que llegan, como propuestas
para el trazado de Políticas Públicas, estilo
Ciencia Política del Norte presenta mínima
referencia al rol e importancia de la participación
ciudadana en la vida política y en el hacer de
Políticas. Por el contrario, abundan las referencias a la
representatividad de las diversas Organizaciones Sociales de la
Sociedad Civil, con reducido análisis a la
participación directa individual y a través de los
diferentes colectivos de las
personas[13]
Por ello la presente propuesta parte de, la necesidad
insoslayable de una participación mayoritaria, con
conocimiento de las mayorías de las personas,
supuestamente destinatarias de tales Políticas
Públicas las cuales se distinguen como
socio-humanistas. Tal propuesta, aún en los marcos
teóricos, exhorta a repensar las prioridades para
incluir a las personas en el proceso del desarrollo,
entendiéndose este proceso como un desarrollo humano
sostenible y sustentable que tendrá que pasar por una
efectiva participación política para señalar
alternativas de Políticas desde el diseño hasta la
implementación con el control y evaluación eficaz
de tales estrategias[14]
Sin embargo, no es ajena la estructura económica
dependiente de nuestros países del Sur en este
análisis, signado, en su generalidad, por la huella del
subdesarrollo y de Relaciones Políticas Internacionales,
centristas y hostiles. No obstante, la alternativa parte, en
última instancia, de la imperiosa necesidad de la
inclusión de las mayorías de las personas en su
condición de ciudadanos, como actores políticos
para la búsqueda de opciones, aunque lo social no
podrá excluir criterios individuales, por el contrario,
tendrá que ser expresión de las individualidades
desde cada localidad a nivel nacional y
viceversa[15]
Por otra parte, asumo que la, Participación
Política tendrá que ser analizada en las sociedades
en concreto y en momentos históricos
concretos[16]Por supuesto, al distanciarnos de las
propuestas tradicionales de cientistas políticos del Norte
nos distanciamos, asimismo en defender fórmulas
universalistas, cada nación, gobierno y miembros de las
sociedades civiles tendrá que tener presente sus
peculiaridades para diseñar las estrategias y
tácticas de mayor factibilidad y alcanzar una amplia
participación.
No obstante, el estudio de la historia del desarrollo de
la sociedad humana brinda ciertas enseñanzas que
podrían coadyuvar en la profundización de,
cómo alcanzar una mayor participación ciudadana y
política de mayor inclusión social para el trazado
de las Políticas Públicas socio-humanistas. Entre
esos preceptos se pudieran referir[17]
Necesidad de profundizar, como reto para alcanzar el
desarrollo, en un proceso de enseñanza–aprendizaje
creativo, basado en la consolidación de valores
humanos, donde se respeten criterios individuales y se
fortalezcan los sociales como aspiraciones de cada comunidad,
desde lo local a lo nacional.La participación ciudadana-política
tendrá que desbordar los procesos electorales. No
podrá ser coyuntural sino característica
inherente del sistema político para alcanzar su
legitimidad.Tendrá que ser resultado de comportamientos
individuales conscientes los cuales logren alcanzar
consensos, no sólo en los planteos de los problemas
sino en las propuestas de soluciones. Concordar lo
discordante-al decir de Roa-lo cual no implica eliminar
contradicciones sino por el contrario que ellas sirvan para
impulsar soluciones.La denominada consulta participativa
tendrá que ser, flexible, continua y
sistemática. Ello dependerá, en última
instancia, de la participación micro societal, a
niveles de barrio o localidad, de cada vencidad. Las metas
microsocietales tendrán que impulsar lo macrosocietal
traducido en diseños de políticas
públicas no sólo legisladas sino legitimadas a
través de esta participación.En última instancia, la voluntad
política de los gobernantes propiciará,
según peculiaridades nacionales, el ascenso consciente
de la participación ciudadana como
participación política e impulsará una
participación de mayor inclusión social que
garantice alternativas viables y factibles para el trazado de
Políticas Públicas socio-humanistas.
Sin ánimos de conclusiones, la presente propuesta
plantea:
A) Para trazar Políticas públicas, al
menos aquellas que designan Socio-humanistas, depende, en
última instancia, de la voluntad política de los
gobiernos para impulsar métodos de mayor nivel de
inclusión ciudadana.
B) De la participación política ciudadana
eficaz de la totalidad de los miembros de la Sociedad Civil que
se encuentren en condiciones, según edad y, sin
ningún otro criterio discriminatorio, de sexo, etnia o
razas para ejercerla como derecho.
C) De la educación y cultura alcanzada por cada
sociedad, no sólo en sí sino para sí, que
implica conocimientos de sus principales dilemas
socio-políticos-económicos y por ende pensar en sus
alternativas y posibles soluciones, desde lo micro a lo macro.
Desde el Sur político que requiere salidas
autóctonas a problemas autóctonos.
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Autor:
Alicia Morffi García.
[1] El concepto Políticas
Públicas se disemina por un conjunto de autores
occidentales que alcanzan cierto consenso en definirla como
aquellas políticas que, “por naturaleza es
función de los estados y los gobiernos al hacerse cargo
de la igualación ciudadana y sus beneficios, de dicha
condición derivan las buenas democracias y los virtuosos
gobiernos” traducido al español en el libro,
Enfoques de Políticas Públicas, Barcelona,
España, 1969, Págs.13-15, sin entrar en su
verificación, al menos en teoría esta
explicación del concepto Políticas
Públicas alcanza cierto consenso a partir del desarrollo
de los sectores público y privado en la gestación
de los estados modernos. Sin embargo, desde finales de los 60s,
los principales resultados propuestos, en especial, los
“del proceso y las etapas en el proceso”, tienen la
tendencia a priorizar, criterios de costes/beneficios. Con
relación a ello existen tantas propuestas como autores,
no obstante se visualizan aspectos teóricos similares
que se mantienen hasta la actualidad. Ello significó un
giro en el estudio de las políticas públicas si
lo comparamos con las primeras consideraciones en la
génesis del término. De igual manera, desde
finales de los 60s se comienzan a visualizar las señales
de una nueva etapa de la Crisis Estructural del Sistema
Capitalista Mundial y, aunque no estalla hasta los años
1973-74 con la Crisis Energética convertida en poco
tiempo en Crisis General, desde esos años hay una
preparación de los países del Norte para
enfrentar la nueva etapa lo cual influye y condiciona, en
última instancia el diseño de las
políticas públicas. En especial, las imposiciones
desde los Estados Unidos de Norteamérica relacionado con
la “política” hacia la mayoría de los
países de la Región inciden en la abrupta
reducción de los gastos públicos y sociales como
requerimientos condicionantes para los acuerdos
económicos-comerciales y políticos, todo ello
tiende a la minimización del sector público y las
políticas públicas. (Véase Documento de H.
Kissinger, “Seguridad Nacional, perspectivas
latinoamericanas”, 1969 así como “El Informe
sobre América” presentado por D. Rockefeller en
ese mismo año, ambos se pueden leer en el libro de J. D
Cockroft, págs. 92-99 referenciado en la
bibliografía de este trabajo)
[2] La discusión teórica del
Tema Políticas Públicas a partir de los
postulados teóricos que proponen autores estadounidense,
europeos y otros desde la Ciencia Política tradicional
no estaría en validar dichas propuestas, sino, en su
validación efectiva para contextos diferentes. La
generalidad de esquemas para diseñar tales
Políticas más que estudios desde dentro de cada
país, tienden a defender las fantasías que se
podrían alcanzar y se caracterizan en lo fundamental,
por los vacíos contextuales de tales
fórmulas.
[3] Ciencia Política del Norte,
occidental y/o tradicional es la forma de designar, para su
distinción y distanciamiento, a los estudios e
investigaciones realizadas en este campo académico por
autores del primer mundo y/o mundo desarrollado con
relación al tema Políticas Públicas, en
especial autores europeos y estadounidense por su amplia
diseminación en la literatura especializada.
También otros, en línea con estas definiciones,
desde países de América Latina que los asumen,
minimizando o anulando la significación de las
peculiaridades nacionales con diferentes niveles de desarrollo.
Entre los autores con mayor nivel de diseminación de
teoremas acerca de qué entender por Políticas
Públicas, desde el Norte, en específico desde los
Estados Unidos de Norteamérica se pueden citar, por
ejemplo, Charles Merriam (1951); Harold Laswell, (1951-70);
Yakehezel Dror, (1972-84); Lindblom, (1979-86); Nelson,
(2001-2005), entre otros que, al menos en la literatura
especializada, alcanzaron difundir sus consideraciones y
encontraron seguidores de sus esquemas teóricos
metodológicos. En América Latina, seguidores de
estos estudios y en línea con estas fórmulas se
pueden citar, entre otros, a: Aguilar Villanueva, (1992-96);
Facio Lima, (2001-02); Federico Barragán, (2003-05);
Uvalle Berrones, (2004); Pirez, (2004); Lahera, (2006). No
obstante, es preciso subrayar que no es objeto de este trabajo
analizar planteos teóricos que proceden de estos autores
sólo se realiza una síntesis de postulados
principales que sirven de punto de referencia como estudios
precedentes, y distinguir el enfoque, desde el Sur y para el
Sur del tema Políticas Públicas propuesto por la
autora.
[4] Existen documentos desclasificados donde
se pueden develar que tales tendencias, aunque no son las
únicas para trazar Políticas Públicas
eficientistas, llegan desde las propuestas estadounidenses,
como alternativas hacia la mayoría de los Países
de la Región para entrar a la Modernidad los cuales se
desarrollan desde finales de los 60s y se comienzan a aplicar a
finales de los 70s e inicios de los 80s, con mayor agresividad
en los 90s y hasta la actualidad. Desde el denominado Consenso
de Washington y sus plataformas (1977-2007), hasta las
investigaciones generadas por instituciones estadounidenses,
como por ejemplo Internacional Transparency, Freedom House, la
Universidad de Chicago, y la Fundación Kaplan, entre
otras, que imponían la drástica reducción
de gastos públicos, del volumen del sector
público y por ende el reajuste de las Políticas
Públicas, como fórmulas priorizadas para entrar
en la Era de la Globalización. este estudio
histórico se puede ampliar en D. J. Cockroft,
“Historia y política de los Estados Unidos hacia
América Latina, país a país”, Ed.
Uniones, Bogotá, Colombia, 2006.
[5] Esta terminología,
“ciudadanos autónomos y contribuyentes”
tiende a generalizarse entre autores de diferentes campos
académicos de América Latina en línea con
fórmulas hacia la modernidad, estilo Norte, entre ellos
destacan, Aguilar Villanueva, Pedro Pírez, Eugenio
Lahera, con mínima claridad, al menos teórica de,
quiénes serían esos ciudadanos capaces de trazar
e implementar tales políticas independientes de los
gobiernos y estados.
[6] En línea con Thalía M. Fung
Riverón autora fundacional y pionera en la alternativa
de construir una Nueva Ciencia Política, enfoque Sur,
los estudios en este campo académico requieren una
inversión metodológica en las investigaciones, lo
cual no sólo nos distancie de esquemas y axiomas estilo
Norte, sino que nos acerque a nuestras realidades nacionales.
Es el planteo de llegar a las “esencias”, develar
las relaciones causales a los problemas socio-políticos
que tienen nuestros países del Sur, no sólo para
comprender al mundo sino para transformarlo, enseñanza
que nos legó Marx y explicitó en su 11na tesis a
Feurbach. Por ello, las investigaciones en el campo
académico de la Ciencia Política tendrán
que tener como punto de partida los referentes nacionales,
desde dentro de cada país, en nuestro caso, desde el
Sur, para el Sur y del Sur.
[7] No es objeto de este trabajo valorar el
triunfo o no de estos esquemas y modelos en el trazado de
políticas públicas “eficientistas” en
países del denominado primer mundo o mundo desarrollado.
El presente trabajo tiene como punto de partida el deterioro
del sector público y la reducción de
políticas públicas con mayor demanda societal en
la gran mayoría de los países de América
Latina las cuales han tenido como base teórica estas
fórmulas “importadas” desde la Ciencia
Política estilo Norte. Por supuesto se exceptúan
países como Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina,
entre los países que mayor dinamismo presentan, en los
últimos diez años, en políticas
públicas de mayor alcance societal, las cuales llegan a
beneficiar a sectores de la población con menores
niveles de ingreso. (Fuente CEPAL, Informe Regional, 2011)
[8] En el caso de la conceptualización
de Sociedad Civil se comparte argumentos de Thalía Fung
cuando explica que, (…) sería un error reducir
este concepto a “esquemas organizativos, la
dinámica tan cambiante de la sociedad civil obliga a
repensarla histórica y situacionalmente”(Fung,
1997, p.32) es por ello, entre otros que, las fórmulas
universalistas no serían las mejores alternativas para
pensar la sociedad civil, no obstante comparto, asimismo que en
el análisis de la sociedad civil se tendrá que
distinguir su “movilidad cualitativamente superior al
quietismo estatal”(Fung, 2009, p.86)
[9] Por razones de espacio en el presente
trabajo no se podrá explicar la propuesta de la
utilización eficaz de los presupuestos fiscales,
aún en países como los nuestros con una
economía deformada y subestructurada. No obstante, desde
cada poder gubernamental, si existe la voluntad política
de gobernar con sentido público para mayores beneficios
de los gobernados se pudieran estructurar diversas
alternativas, donde la participación ciudadana y
política sería un hecho insoslayable. Este tema
lo retomaremos más adelante.
[10] Aún hoy, en los diferentes
Informes Mundiales de la CEPAL y el PNUD designan con esta
denominación a los “excluidos” del proceso
de desarrollo impuesto por la transnacionalización del
capital y del poder político en la época de la
denominada Globalización Neoliberal. Lo que no se
esclarece del todo en estos Informes es que, dichos sectores
son hoy mayorías de personas, quizás no incluidas
ni en el concepto de sociedad civil, al menos para la
generalidad de los países latinoamericanos (Informe
Mundial, PNUD, Bogotá, Colombia, 2011)
[11] Nacer en países designados como
“Desarrollados” no excluye que existan personas que
viven en condiciones, no sólo de subdesarrollo sino en
condiciones infrahumanas lo cual implica a personas
individuales y familias sin accesos a bienes y servicios
indispensables para la reproducción de la vida humana,
personas sin acceso a agua potable, a viviendas higienizadas, a
ser alfabetizadas, entre otros, lo cual se puede confirmar
según datos que ofrecen los Informes Mundiales del PNUD,
la UNICEF, la FAO, registrados en nuestra
bibliografía.
[12] Se podrían citar una serie de
autores y títulos que definen tanto la
Participación Política como la Ciudadana, sin
embargo, no es objetivo referenciar dichas conceptualizaciones,
sino distinguir, que, para el trazado de Políticas
Públicas Socio-humanista, entre los factores
indispensables, el factor de la participación ciudadana
como participación política efectiva es decisivo.
Ello implica, además que estos ciudadanos comporten como
actores políticos.
[13] Conceptos como representación y
representatividad se leen con mayor frecuencia en la literatura
occidental no así la de participación
política directa de los individuos que conforman la
totalidad de una Sociedad. Es conocido que existen
Constituciones en determinados países de la
Región que no amparan, desde este documento magno de la
legalidad de un país, a todos los nacionales como
ciudadanos, empero este sería otro tema a analizar. A
los efectos de este trabajo se considera que todos los
nacionales tendrán que tener la condición de
ciudadanos, con derechos y deberes para con su país y
por ello el derecho a participar de forma activa en la toma de
decisiones políticas, así como el deber de estar
comprometido con ello. Por ello, nos distanciamos de la
definición de representatividad estilo occidental la
cual excluye la participación de las
mayorías.
[14] Las Estrategias y Tácticas
constituyen herramientas de la Nueva Ciencia Política
enfoque Sur, para trazar las alternativas, no sólo en el
plano de la teoría sino en la praxis, en la
búsqueda de salidas hacia el desarrollo como proceso
inclusivo, sostenible y sustentable atendiendo a nuestros
referentes reales nacionales.
[15] Es consideración de la autora
que, lo individual, lo local y lo nacional a nivel de
país tendrá que conjugarse y conformarse como
juicios de valor de las mayorías que coadyuven a la
solución de problemáticas diversas. Otra de las
herramientas teóricas que nos brinda la Nueva Ciencia
Política con enfoque Sur, al decir de Thalía
Fung, “…la política se ocupa de las
relaciones de poder ejercidas por el gobierno y el estado y el
curso efectivo de dichas acciones en los sujetos a los que se
les impone. Son relaciones comportamentales, luego subjetivas;
pero no son unidireccionales, implican interacción
constante entre sujetos colectivos y también
singulares…”, (Fung, 1997, p.8). De
explicación tal derivo que la interacción entre
gobernantes, gobernados, desde cada individuo tendrá que
ser un requisito indispensable para alcanzar una
Participación Política eficaz, ciudadana y de
mayor carácter social.
[16] Asumo, al igual que otras
dinámicas sociales, que la participación
política tendrá que repensarse en cada
país a partir de sus peculiaridades. Un país con
varias etnias y costumbres diferentes unas de otras no
será factible proponer formas homogéneas de
participación en el proceso de toma de decisiones
políticas. Por ejemplo, en la República
Bolivariana de Venezuela se respetan las formas que
tradicionalmente mantienen las comunidades aborígenes
para realizar su participación en la vida
política del país lo cual, constituye, en mi
consideración, un digno ejemplo de la diversidad para la
unidad y la consolidación de las vías de
desarrollo en ese país.
[17] Fuentes bibliográficas diversas
repasadas para el presente trabajo brindan enseñanzas
aplicables en el análisis de la participación
política y su ascenso cada vez más social. Entre
ellos; Raúl Roa, 2001; Fung, 1997; Meza Aguilar, 2005;
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